AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Brothers and Countess [Cinder Grimm]
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Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Recuerdo del primer mensaje :
A últimas fechas las citas con Cinder son para resolver negocios, la terquedad y la mentalidad del inglés impiden a diestra y siniestra que ella pueda acercarse de otra manera que no sea la comercial, la laboral subordinada. Cada que intenta algo con el León de Devonshire, se aleja o bien, cambia la conversación. En cada encuentro, el inglés tiene ese aroma a esa mujer, mismo que cada vez se vuelve más continuo en la ropas del Moncrieff sin que parezca que se ubique en lugares más íntimos. Se nota que está yendo a verla ¿Sería por eso que la mantiene tan alejada de sí? Si bien su boca tiene cierto olor a ésta, no es suficiente para que ella pueda pensar que tiene una relación romántica con la otra. Quizá algún beso de saludo sea el causante de ese olor.
Ese día, un mensajero le trae una carta de Cinder, la toma teniendo la prudencia de leerla antes que nada. Al saber su contenido, se dirige al escritorio para anotar la respuesta que es enviada con el mismo hombre. Sigue sus ocupaciones pensativo por lo que dicha misiva le informó. Hay pistas de uno de sus hermanos. Si fuera por él, se habría ido en ese mismo momento, más su sentido de la responsabilidad es mayor. Termina sus ocupaciones sin siquiera almorzar para acortar tiempos. En cuanto está disponible, utiliza a su percherón favorito "Lucky", para acortar la distancia con esos tremendos pasos y la celeridad propia del corcel que está acostumbrado a devorar el piso con las enormes zancadas que da.
Verlo, es todo un espectáculo. Bestia y hombre se combinan para hacer de la equitación un deporte de estilo y elegancia. Ambos se funden haciendo un solo ser hasta que la mansión Moncrieff aparece a sus ojos. Ni siquiera bajan la velocidad cuando enfilan hacia las caballerizas, el potente relincho puede oírse en varias de las habitaciones anunciando la llegada de tan brioso animal que apenas entra a la zona exclusiva de los caballos, mira con condescendencia a todos aquéllos que se acercan a admirarle dando coces de impaciencia. Charles lo desmonta, le da golpes en el lomo y sonríe - vamos, te llevaré a donde puedas estirar las patas - le conduce hacia el terreno cuyas vallas evitarán que escape, le suelta quitando todo artilugio que le aprese para palmear las ancas. Eso es suficiente para que el percherón se levante en sus cuartos traseros para avanzar a toda velocidad hacia el fondo del lugar y dar una vuelta para seguir corriendo feliz y excitado.
Tanto como su dueño quien le observa durante unos instantes para enfilar a la mansión, entrando por la puerta trasera buscando a Cinder. Al encontrarla, le deposita un beso sobre el dorso de la mano - listo, perdonarás la tardanza, hice todo lo que pude para quitarme de encima los asuntos y tener tiempo para ti. Dime, ¿Qué pasó? - se acerca a la mesa para tomar la botella de vino y servir una copa bebiendo un buen trago por el mismo trayecto y también, por el nerviosismo que le embarga. Espera paciente, al menos eso aparenta, porque la levita está tensa en varios lugares donde su musculatura pareciera a punto de romper las costuras.
A últimas fechas las citas con Cinder son para resolver negocios, la terquedad y la mentalidad del inglés impiden a diestra y siniestra que ella pueda acercarse de otra manera que no sea la comercial, la laboral subordinada. Cada que intenta algo con el León de Devonshire, se aleja o bien, cambia la conversación. En cada encuentro, el inglés tiene ese aroma a esa mujer, mismo que cada vez se vuelve más continuo en la ropas del Moncrieff sin que parezca que se ubique en lugares más íntimos. Se nota que está yendo a verla ¿Sería por eso que la mantiene tan alejada de sí? Si bien su boca tiene cierto olor a ésta, no es suficiente para que ella pueda pensar que tiene una relación romántica con la otra. Quizá algún beso de saludo sea el causante de ese olor.
Ese día, un mensajero le trae una carta de Cinder, la toma teniendo la prudencia de leerla antes que nada. Al saber su contenido, se dirige al escritorio para anotar la respuesta que es enviada con el mismo hombre. Sigue sus ocupaciones pensativo por lo que dicha misiva le informó. Hay pistas de uno de sus hermanos. Si fuera por él, se habría ido en ese mismo momento, más su sentido de la responsabilidad es mayor. Termina sus ocupaciones sin siquiera almorzar para acortar tiempos. En cuanto está disponible, utiliza a su percherón favorito "Lucky", para acortar la distancia con esos tremendos pasos y la celeridad propia del corcel que está acostumbrado a devorar el piso con las enormes zancadas que da.
Verlo, es todo un espectáculo. Bestia y hombre se combinan para hacer de la equitación un deporte de estilo y elegancia. Ambos se funden haciendo un solo ser hasta que la mansión Moncrieff aparece a sus ojos. Ni siquiera bajan la velocidad cuando enfilan hacia las caballerizas, el potente relincho puede oírse en varias de las habitaciones anunciando la llegada de tan brioso animal que apenas entra a la zona exclusiva de los caballos, mira con condescendencia a todos aquéllos que se acercan a admirarle dando coces de impaciencia. Charles lo desmonta, le da golpes en el lomo y sonríe - vamos, te llevaré a donde puedas estirar las patas - le conduce hacia el terreno cuyas vallas evitarán que escape, le suelta quitando todo artilugio que le aprese para palmear las ancas. Eso es suficiente para que el percherón se levante en sus cuartos traseros para avanzar a toda velocidad hacia el fondo del lugar y dar una vuelta para seguir corriendo feliz y excitado.
Tanto como su dueño quien le observa durante unos instantes para enfilar a la mansión, entrando por la puerta trasera buscando a Cinder. Al encontrarla, le deposita un beso sobre el dorso de la mano - listo, perdonarás la tardanza, hice todo lo que pude para quitarme de encima los asuntos y tener tiempo para ti. Dime, ¿Qué pasó? - se acerca a la mesa para tomar la botella de vino y servir una copa bebiendo un buen trago por el mismo trayecto y también, por el nerviosismo que le embarga. Espera paciente, al menos eso aparenta, porque la levita está tensa en varios lugares donde su musculatura pareciera a punto de romper las costuras.
Última edición por Charles Moncrieff el Miér Jul 04, 2018 11:23 am, editado 1 vez
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Sentado con comodidad, sabiendo que la mayor parte de la situación la tiene bajo control, saca un habano de la caja dejando la misma en medio de la mesa para que el licántropo entienda que está ofreciendo por si gusta alguno. Da una primera calada esperando que le sirvan la copa de vino en tanto los demás se van retirando. No le pasa desapercibido que los betas se alejan cuando el padre de Cinder les hace una indicación. A gusto en el sitio, habiendo obtenido lo que buscaba que prácticamente era deshacerse de oídos indiscretos, se queda esperando a que el otro abra la conversación. La presentación es seguida por un asentimiento de cabeza del Duque - He escuchado de usted, Conde Krum y está en lo correcto, sé su nombre y algunas actividades propias de sus pasos por la nobleza - lleva el habano a la boca para darle una larga calada cuidando que el humo se desvíe de sus dos compañeros de conversación.
La sorna es para Charles una invitación a abrir la boca, así que con toda la franqueza y la soberbia de la que es capaz, susurra - la diferencia es que yo sí cuido mi reputación - le suelta como yunque sobre la cabeza en tanto da otra calada para callar su boca dejando que él pueda digerir las palabras. La charla se vuelca en reproches y palabras ocultas para referirse a diversas situaciones que entre el padre y la hija debieron solucionarse en el pasado y que ahora revientan en sus caras como fuegos artificiales dejando a la mente del Moncrieff las perfectas luces de lo que sucedió y cuál es el estado lastimero de su relación. El Duque toma su copa dando un trago esperando a que ambos decidan cuándo es prudente dejar de lanzarse pullas para continuar con la conversación. Y quiere el destino que sea el Conde quien decide poner puntos sobre las íes para saber cuáles son sus intenciones hacia con su hija pretendiendo proteger a la que por sí misma, es muy capaz de hacerlo sin necesidad de que alguien venga a decirle nada.
La tensión de Cinder es apreciada por el León de Moncrieff quien encara a un lobo acostumbrado al frío invierno por lo que es más que letal, sus preguntas son las de cualquier padre, sin embargo, llega tarde a lo que debiera ser la vida de su pequeña hija. Acostumbrado a hacer su santa voluntad, Charles le observa callado con la copa en su mano jugueteando con ella, observando el carmesí contenido como si fuera lo más interesante del mundo. - Me parece que se equivoca en algo, Conde. Aquí no estamos para que esté investigando sobre mí, siendo que debió hacerlo en el pasado antes de llegar a este lugar como yo hice en su oportunidad. Esta reunión es para que su hija tenga la certeza de que usted le dará su herencia al completo y como tal, pueda ostentar el título que por nacimiento y derecho le corresponde - lo pone en su lugar. Haciendo ver que si desea algo de él, no será gratis. Si de enigmas se trata, el Moncrieff es capaz de no soltar absolutamente nada con tal de que las personas entiendan que con él, no se juega. Que él lleva la batuta la mayor parte del tiempo y si alguien la utiliza, es porque él la cede.
De tal manera, deja la copa en la mesa para acomodarse en la silla con tal muestra de desenfado y relajación que sería imposible que pudiera creerse que él sabe la condición licántropa del Conde - para satisfacer su curiosidad y su falta de preocupación por los derroteros de su hija, le comentaré que lo sé casi todo de ustedes. Desde su particular fascinación por las noches de luna llena, hasta su distanciamiento. ¿Eso le hace sentir mejor? Puedo apreciar que sus dos guardias también han de ser de su propia condición, que muchos de los que están aquí también siguen sus costumbres, algo que no me preocupa en lo más mínimo, ni me interesa compartir, por si pensaba que mis intenciones para con su hija eran ser mordido, le comentaré que también se equivoca. No deseo su don, estoy bien siendo un humano - al menos hasta ahora porque su búsqueda es diferente. Decirlo en voz alta, hará que el padre de Cinder pierda los estribos y es lo que menos desea en este primer encuentro.
- Y por supuesto que me interesa que ella tenga lo que le pertenece, a diferencia de muchos, mi fortuna es más basta y me permite darme demasiados lujos como para que pueda codiciar la suya. Su hija y yo, somos socios. De tal forma, me molesta que siga siendo alguien que no es y que su título que por derecho le pertenece, le sea negado. ¿Algo más que necesite o con ésto es suficiente para que se concentre en lo importante, que es Cinder y no mi persona? - aplasta las siguientes preguntas porque de ser así, no obtendrá lo que busca. A ojos del Conde, seguro que ha quedado claro que Charles no se mueve por el interés monetario y que al contrario, está defendiendo y poniendo en su lugar a la fémina mientras que él intenta menospreciarla. - Por cierto, my lady, me parece que usted mejor que nadie querría hablar con su padre. Así que comprenderá que toda dama, por más que se considere que no tiene voz, debería dialogar con su padre sobre sus inquietudes - así, le suelta el bozal a la licántropa al tiempo que disfrutará el siguiente enfrentamiento que será demasiado placentero de observar.
La sorna es para Charles una invitación a abrir la boca, así que con toda la franqueza y la soberbia de la que es capaz, susurra - la diferencia es que yo sí cuido mi reputación - le suelta como yunque sobre la cabeza en tanto da otra calada para callar su boca dejando que él pueda digerir las palabras. La charla se vuelca en reproches y palabras ocultas para referirse a diversas situaciones que entre el padre y la hija debieron solucionarse en el pasado y que ahora revientan en sus caras como fuegos artificiales dejando a la mente del Moncrieff las perfectas luces de lo que sucedió y cuál es el estado lastimero de su relación. El Duque toma su copa dando un trago esperando a que ambos decidan cuándo es prudente dejar de lanzarse pullas para continuar con la conversación. Y quiere el destino que sea el Conde quien decide poner puntos sobre las íes para saber cuáles son sus intenciones hacia con su hija pretendiendo proteger a la que por sí misma, es muy capaz de hacerlo sin necesidad de que alguien venga a decirle nada.
La tensión de Cinder es apreciada por el León de Moncrieff quien encara a un lobo acostumbrado al frío invierno por lo que es más que letal, sus preguntas son las de cualquier padre, sin embargo, llega tarde a lo que debiera ser la vida de su pequeña hija. Acostumbrado a hacer su santa voluntad, Charles le observa callado con la copa en su mano jugueteando con ella, observando el carmesí contenido como si fuera lo más interesante del mundo. - Me parece que se equivoca en algo, Conde. Aquí no estamos para que esté investigando sobre mí, siendo que debió hacerlo en el pasado antes de llegar a este lugar como yo hice en su oportunidad. Esta reunión es para que su hija tenga la certeza de que usted le dará su herencia al completo y como tal, pueda ostentar el título que por nacimiento y derecho le corresponde - lo pone en su lugar. Haciendo ver que si desea algo de él, no será gratis. Si de enigmas se trata, el Moncrieff es capaz de no soltar absolutamente nada con tal de que las personas entiendan que con él, no se juega. Que él lleva la batuta la mayor parte del tiempo y si alguien la utiliza, es porque él la cede.
De tal manera, deja la copa en la mesa para acomodarse en la silla con tal muestra de desenfado y relajación que sería imposible que pudiera creerse que él sabe la condición licántropa del Conde - para satisfacer su curiosidad y su falta de preocupación por los derroteros de su hija, le comentaré que lo sé casi todo de ustedes. Desde su particular fascinación por las noches de luna llena, hasta su distanciamiento. ¿Eso le hace sentir mejor? Puedo apreciar que sus dos guardias también han de ser de su propia condición, que muchos de los que están aquí también siguen sus costumbres, algo que no me preocupa en lo más mínimo, ni me interesa compartir, por si pensaba que mis intenciones para con su hija eran ser mordido, le comentaré que también se equivoca. No deseo su don, estoy bien siendo un humano - al menos hasta ahora porque su búsqueda es diferente. Decirlo en voz alta, hará que el padre de Cinder pierda los estribos y es lo que menos desea en este primer encuentro.
- Y por supuesto que me interesa que ella tenga lo que le pertenece, a diferencia de muchos, mi fortuna es más basta y me permite darme demasiados lujos como para que pueda codiciar la suya. Su hija y yo, somos socios. De tal forma, me molesta que siga siendo alguien que no es y que su título que por derecho le pertenece, le sea negado. ¿Algo más que necesite o con ésto es suficiente para que se concentre en lo importante, que es Cinder y no mi persona? - aplasta las siguientes preguntas porque de ser así, no obtendrá lo que busca. A ojos del Conde, seguro que ha quedado claro que Charles no se mueve por el interés monetario y que al contrario, está defendiendo y poniendo en su lugar a la fémina mientras que él intenta menospreciarla. - Por cierto, my lady, me parece que usted mejor que nadie querría hablar con su padre. Así que comprenderá que toda dama, por más que se considere que no tiene voz, debería dialogar con su padre sobre sus inquietudes - así, le suelta el bozal a la licántropa al tiempo que disfrutará el siguiente enfrentamiento que será demasiado placentero de observar.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Los ojos del conde estaban abiertos como platos, elevando una ceja ligeramente, Charles era tajante aplatante, más el licántropo se mantuvo callado, tomando él también un puro, seguramente para calmar el ansia oral y no gruñir antes de tiempo, sus ojo oscuros clavados en los de Charles, mientras de vez en cuando Cinder y él cruzaban palabras, la licántropa entrelazaba los dedos elegantemente en su asiento mientra miraba de reojo a ambos, pues era habitual que en estos acontecimientos fueran los hombres quien hablasen primero, ademas, Charles había especificado expresamente que ella no saliese a la defensa, o su padre le tomaría como debil, más la loba pudo adivinar como en verdad las preguntas de su padre era una forma minuciosa de medir a Charles, quería saber cuan fuerte era animicamente, eso lo podía adivinar la loba que era la verdadera intención del viejo lobo, que miraba a Charles aun con expresión de sorpresa, sin duda el inglés sabía bien que su posición era más elevado que el del Rumano, y no solo eso, si no que en caso de disputa Francia apoyaría a Inglaterra y no a Rumania. Cinder apretó sus labios durante unos segundos antes de mirar a Charles con atención.
El inglés irradiaba un aura dominante, que calmaba los animos de la licántropa, más el del licántropo empezaba a irradiar un aura más feroz, lo que hizo que Cinder clavara su mirada en el comportamiento corporal del viejo lobo intentando adivinar las señales de lo que podría acontecer, pues por su cara no sabía bien si estaba agresivo o euforico.
Cuando Charles añadió que tenía que haberle investigado en su momento, el conde dió una pequeña carcajada apartandose el habano de la boca. -Tu reputación es cuidada e intachable, eso me da que pensar, me da que quiere una reputación impoluta por que tiene secretos demasiado oscuros...demasiado peligrosos...- Añadió con inquina mientras daba una calada al habano.- A mi esos detalles no se me escapan, cuanto más imagen impecable tengan...más hay detras de la fachada.- Asegura sin temor a que el duque replique. Más Cinder entrecerró los ojos mirando a su padre, este la devolvió la mirada sonriendole de medio lado y guiñandola un ojo, mientras que Cinder retiraba la mirada de manera sumamente incomoda. Más cuando Charles disipó las supuestas dudas de las intenciones de Charles para con su hija.
El duque remarcaba que sus intenciones de que ella tuviera su titulo no son robarle las riquezas ni mucho menos, aunque la verdad es que el conde sabía ya eso desde el momento que le vió, lo que le despertaba autentica curiosidad era por qué el duque con esos aires que se gastaban se había fijado en alguien que aparentemente no tenía nada. Ladeó la cabeza volviendo a morder el habano, mientras escuchaba a Charles, más empezó a tocar tema pantanoso como era la licántropia. Y el hecho de que fueran socios también le sorprendió de sobre manera al conde, que miraba a su hija y al hombre que tenía al lado con cierta sorpresa.
-Asi que no estas interesado en el don, no quieres ser la gloria hecha bestia.- Sin duda ahí se mostró de quien había sacado Cinder su adoración por la licántropia, le gustaba ser un lobo, como le gustaba a Cinder, eso estaba claro y la licana se vió reflejada en él en ese momento, haciendo que entreabriera los labios de leve forma durante un segundo antes de recuperar la compostura. -No todos son capaces de ver ni de ser parte de lo salvaje. Pero bueno, eso es cosa vuestra...- Eso iba con notables segundas, pues desaprovaba aquello, aunque la mención de ser socios hizo que enarcara una ceja. -Supongo con esto pues, que tu interes por mi hija y su titulo es puramente por negocio, para sacar más renombre ¿quizá? no es que me parezca mala idea...pero mi olfato es muy fino Duque Moncrieff.- Añadió también con segundas.
Las palabras de Charles dando rienda suelta a la conversación de Cinder con su padre fuera producida y mentiría si ella dijera que no tenía ganas ya. -No finjas que ahora te preocupas por mis estados Conde, soy tu hija, aunque me dejara a mi suerte con un don que al principio no entendía...Quiero lo que es mio, y me da igual lo que tu olfato capte, es algo que a tí no te importa lo más minimo.- Dijo ella mordaz, escupiendo lo que tenía dentro, el viejo lobo la observó entrecerrando los ojos durante unos segundos mientras expulsaba el humo. -Fue tu madre la que te dejó fuera del alcance ¿cuanto tardó en contartelo?.- Dice el licántropo con aire tranquilo jugando con el habano. -¿Por qué no vinistes? yo sé por qué...tenías el cerebro deslizado un metro hacia abajo, lo cual todo te daba lo mismo, envuelto en tu alta clase...¿quien se daría cuenta de una campesina?- Atacó la loba, más el licántropo parecía mantenerse impasible. -Es igual, esto es un reencuentro, ocupo mi lugar, merezco ocuparlo, merezco tenerlo...- Asegura ella con orgullo.
El lobo da otra calada. -Te lo voy a dar...pero esto no es gratis querida Cin...Yo te reconozco y tengo titulo y a cambio...empezamos a comportarnos como una familia, me llamaras padre y por supuesto seras la representación de Rumania aquí en Francia e iras Rumanía cuando yo lo necesite de tu presencia.- Demandó el Conde y sonrió, Cinder abrió la boca con sorpresa. -Espera las demandas se negocian entre los tres y espera...¿que? ¿que te llame padre...? cuando has sido tu padre...-Reclamó dejandose arrastrar por el lado emocional antes de tratar las demas demandas, fue entonces cuando el Conde gruñó y en un sobrenatural movimieto y estaba practicamente avalanzado sobre Cinder, con los ojos cambiados de color café a color ambar radioactivo, con los colmillos crecidos, Cinder se sorprendió y encendió también de amarillo sus ojos empezando a gruñir de manera sobrenatural, sin levantarse, pero claramente nerviosa ante el viejo lobo que tan cerca y amenzante estaba. -Primero...por que soy tu padre, y segundo por que yo te mordí....eres mi linaje y parte de mí manada ¿entendido?- Los gruñidos de ambos eran notables, y en ese momento estaban buscando la dominancia, finalmente Cinder retiró la mirada dando a entender que no quería pelear y el viejo lobo retrocedió unos pasos volviendo a dejar espacio personal.
El inglés irradiaba un aura dominante, que calmaba los animos de la licántropa, más el del licántropo empezaba a irradiar un aura más feroz, lo que hizo que Cinder clavara su mirada en el comportamiento corporal del viejo lobo intentando adivinar las señales de lo que podría acontecer, pues por su cara no sabía bien si estaba agresivo o euforico.
Cuando Charles añadió que tenía que haberle investigado en su momento, el conde dió una pequeña carcajada apartandose el habano de la boca. -Tu reputación es cuidada e intachable, eso me da que pensar, me da que quiere una reputación impoluta por que tiene secretos demasiado oscuros...demasiado peligrosos...- Añadió con inquina mientras daba una calada al habano.- A mi esos detalles no se me escapan, cuanto más imagen impecable tengan...más hay detras de la fachada.- Asegura sin temor a que el duque replique. Más Cinder entrecerró los ojos mirando a su padre, este la devolvió la mirada sonriendole de medio lado y guiñandola un ojo, mientras que Cinder retiraba la mirada de manera sumamente incomoda. Más cuando Charles disipó las supuestas dudas de las intenciones de Charles para con su hija.
El duque remarcaba que sus intenciones de que ella tuviera su titulo no son robarle las riquezas ni mucho menos, aunque la verdad es que el conde sabía ya eso desde el momento que le vió, lo que le despertaba autentica curiosidad era por qué el duque con esos aires que se gastaban se había fijado en alguien que aparentemente no tenía nada. Ladeó la cabeza volviendo a morder el habano, mientras escuchaba a Charles, más empezó a tocar tema pantanoso como era la licántropia. Y el hecho de que fueran socios también le sorprendió de sobre manera al conde, que miraba a su hija y al hombre que tenía al lado con cierta sorpresa.
-Asi que no estas interesado en el don, no quieres ser la gloria hecha bestia.- Sin duda ahí se mostró de quien había sacado Cinder su adoración por la licántropia, le gustaba ser un lobo, como le gustaba a Cinder, eso estaba claro y la licana se vió reflejada en él en ese momento, haciendo que entreabriera los labios de leve forma durante un segundo antes de recuperar la compostura. -No todos son capaces de ver ni de ser parte de lo salvaje. Pero bueno, eso es cosa vuestra...- Eso iba con notables segundas, pues desaprovaba aquello, aunque la mención de ser socios hizo que enarcara una ceja. -Supongo con esto pues, que tu interes por mi hija y su titulo es puramente por negocio, para sacar más renombre ¿quizá? no es que me parezca mala idea...pero mi olfato es muy fino Duque Moncrieff.- Añadió también con segundas.
Las palabras de Charles dando rienda suelta a la conversación de Cinder con su padre fuera producida y mentiría si ella dijera que no tenía ganas ya. -No finjas que ahora te preocupas por mis estados Conde, soy tu hija, aunque me dejara a mi suerte con un don que al principio no entendía...Quiero lo que es mio, y me da igual lo que tu olfato capte, es algo que a tí no te importa lo más minimo.- Dijo ella mordaz, escupiendo lo que tenía dentro, el viejo lobo la observó entrecerrando los ojos durante unos segundos mientras expulsaba el humo. -Fue tu madre la que te dejó fuera del alcance ¿cuanto tardó en contartelo?.- Dice el licántropo con aire tranquilo jugando con el habano. -¿Por qué no vinistes? yo sé por qué...tenías el cerebro deslizado un metro hacia abajo, lo cual todo te daba lo mismo, envuelto en tu alta clase...¿quien se daría cuenta de una campesina?- Atacó la loba, más el licántropo parecía mantenerse impasible. -Es igual, esto es un reencuentro, ocupo mi lugar, merezco ocuparlo, merezco tenerlo...- Asegura ella con orgullo.
El lobo da otra calada. -Te lo voy a dar...pero esto no es gratis querida Cin...Yo te reconozco y tengo titulo y a cambio...empezamos a comportarnos como una familia, me llamaras padre y por supuesto seras la representación de Rumania aquí en Francia e iras Rumanía cuando yo lo necesite de tu presencia.- Demandó el Conde y sonrió, Cinder abrió la boca con sorpresa. -Espera las demandas se negocian entre los tres y espera...¿que? ¿que te llame padre...? cuando has sido tu padre...-Reclamó dejandose arrastrar por el lado emocional antes de tratar las demas demandas, fue entonces cuando el Conde gruñó y en un sobrenatural movimieto y estaba practicamente avalanzado sobre Cinder, con los ojos cambiados de color café a color ambar radioactivo, con los colmillos crecidos, Cinder se sorprendió y encendió también de amarillo sus ojos empezando a gruñir de manera sobrenatural, sin levantarse, pero claramente nerviosa ante el viejo lobo que tan cerca y amenzante estaba. -Primero...por que soy tu padre, y segundo por que yo te mordí....eres mi linaje y parte de mí manada ¿entendido?- Los gruñidos de ambos eran notables, y en ese momento estaban buscando la dominancia, finalmente Cinder retiró la mirada dando a entender que no quería pelear y el viejo lobo retrocedió unos pasos volviendo a dejar espacio personal.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Si Eros pensó que podría amedrentar a Charles con su título, su despliegue de aliados y tener la sartén por el mango, se está dando cuenta de la clase de socio que su hija se granjeó. Podría pensar que es porque entrega su cuerpo o por algo más, lo que lleva a la conclusión de que Cinder, al paso del tiempo, se convirtió en alguien mucho más interesante de lo que imaginara. Si su hija tenía la habilidad de conseguir aliados tan poderosos ¿Qué más podría lograr? El Duque tenía una fama digna de un rey, bien sólida y como él dijera, tenía demasiado qué ocultar, algo que por ahora tenía controlado. - La diferencia no recae en todo lo que tengo que ocultar, caballero. Si no, en qué quiero que los demás conozcan de mí para que puedan ir tan campantes por la vida sin ver las garras que les caerán cuando me traicionen - su mirada se vuelve más peligrosa, su propia aura grita que su carácter es más complicado de lo que parece a simple vista y que tras toda esa oscuridad, acecha algo que puede darle batalla al licántropo.
Se sonríe de lado antes de recargarse como dueño de la vida contra el respaldo de la silla - así que como ve, mi reputación no tiene que ver con lo que oculto ante los ojos de los que me investigan, si no ante aquéllos que se piensan que por ser un Duque recién nombrado, pueden mangonearme a su antojo - y por supuesto, entre todos ellos, está este Conde. Eso es algo que no dirá en voz alta, sólo deja la frase en los oídos del mayor para que comprenda que con él, poco se puede jugar. - Y si de peligroso se trata, sólo deberá ver lo que dicen de mí todos aquéllos que intentaron poner uno de sus dedos encima de mi hombro - destrozados. Como ahora sigue con ese sujeto que está tras sus pasos, el que le mencionara Cinder. De eso, no emitirá palabra alguna, ya la araña está tejiendo para enredar a la mosca con el más apetitoso de los bocados. Atraerá a la presa y cuando más confiado esté, dará el golpe de gracia. Esa es la forma del León de Devonshire de moverse en la sociedad. Quien deba ser apreciado, tendrá su apoyo como la fémina a su lado sentada. Quien no, será aplastado con la garra de la que se ufana.
Va bien, cuando el licántropo desestima su poco interés por lo que ellos llaman "Don", Charles sabe que tiene algo a su favor. No presionará en ese aspecto, lo que hace más fácil la relación entre ambos. Hasta que se transforme en vampiro, por supuesto, que será cuando el inglés tendrá que cuidarse mucho más del rumano. - Ni tan fino puede ser su olfato que sigue usted divagando en mis intenciones, Conde. Antes de que se sienta insultado, le dejaré claras las cosas: Cinder es mi socia y como tal, le respaldo como exijo lo mismo de ella - así finiquita de momento, todo. Para que ellos sigan su charla de padre a hija. Las exigencias, los dimes y diretes entre ambos no se dejan esperar tras ésto. Para Charles, sólo es una aburrida discusión de padre e hija que debieron finiquitar hace años. Es un simple espectador que se aprecia de ello. Una exige, el otro pareciera conceder, como lobo de malas costumbres, tiene sus cartas bien ocultas a los ojos de una licántropa que, en lugar de ser más precavida, se lanza directa a la yugular y el resultado no se deja esperar.
El carácter lupino descontrolado es el punto por el cual el inglés se niega a ser transformado. Se pierden los estribos muy fácilmente y la dominación animal no es algo que necesite aumentar en su carácter. La tiene de regalo. La forma en que el padre se abalanza sobre la hija, es tan rápida que Cinder no tiene oportunidad de mover uno solo de sus dedos para evitar que él esté encima suyo. Le da un punto al Conde. A pesar de su vejez, puede apreciar la experiencia que tiene en cada uno de sus movimientos. Y sin duda, sería un enemigo formidable. La fémina recapitula, reorganiza sus ideas con una actitud sumisa que a Charles le molesta. Debió saber que su actitud y palabras tendrían una respuesta de este calibre. El habano vuelve a su boca succionando con intensidad encendiendo la punta con un rojo vibrante como el mal genio que los dos ajenos a él, se gastan. Parte de su manada, algo lejano comparado a dónde se encuentra su territorio.
Golpea el cilindro para que la ceniza caiga en el objeto creado para ello antes de decir en voz alta - y es ahí donde te equivocas, Cinder. No voy a apoyar una propuesta que te saque de balance, más lo que pide tu padre - remarca la palabra - es justo por lo que te encuentras aquí. La representación de Rumanía en París es perfecta para que tengas una excusa de mantenerte acá y fuera del radar de la Corona. En cambio, el tratamiento de padre, es en automático tu sentencia. ¿Acaso creíste que vendrías a tomar un cargo por tu lindo rostro? No, es consecuencia de tu estirpe que te darán el título. Si no puedes llamarlo padre, ¿Le llamarás esposo entonces? Simple, letal, fría y maldita lógica, Krum - y cuando dice su apellido, se refiere a ella, la mira fijo e intenso para que sus palabras le entren en esa coraza que se niega a ver las cosas como son. La realidad sin tapujos ni medias tintas.
Alcanza la copa para ofrecérsela a la mujer - ¿Por qué crees que jamás permití que me cambiaran el apellido y que todos supieran que yo era Charles Moncrieff en todo momento y en todo lugar? Porque de ahí proviene mi herencia. Mi rango de Duque, mi riqueza. Negarte a decirle padre es equiparable a que le hiciste venir el balde y que estamos aquí jugueteando a la casita de forma infantil. Y es cierto, si él te manda llamar por asuntos de Estado, tendrás que mover el culo, subirte al carruaje, tomar el tren y llegar puntual. Nada de tonterías o de berrinches. Todo título contrae responsabilidades. ¿Acaso te olvidas por qué estás metida de cabeza en los negocios en tanto yo juego a las cartas y a las bienvenidas o despedidas en el hotel? Porque tengo que hacerlo, es lo que la Corona espera de mí, que le organice, que le defienda, que le acuse. Estupideces y más estupideces que tengo que hacer porque eso es lo que contrae mi cargo - su voz suena más firme y contundente conforme va terminando. Un poco hastiada por las interminables tareas que debe desarrollar.
Mueve el habano entre sus dedos antes de llevarlo a la boca - y sí, le tendrás que decir "padre" y comportarte como una hija que lo aprecia. Ésto es la nobleza, es donde te juegas el pellejo en cada entrevista con alguien ajeno, cada día y noche. Con uno solo que descubra tu teatro, verás cómo el Rey empieza a cortar cabezas esperando encontrar las respuestas que busca. Aquí no hay sinceridad, hay mentiras una tras otra y mientras más ligadas estén, mejor. Este es tu destino, el mío es muy fácil porque no tengo qué mentir. Mis padres murieron, mi hermano está desaparecido e incluso ni la Corona lo encuentra, así que me corresponde ser Duque por ser el segundo nacido en mi estirpe. Tú, estás jodida, porque tendrás que ir sí o sí a la corte y presentarte como la hija de Eros Krum, con el nombre de Cinder Krum para que nadie sospeche nada. Que puedan decirle al rey que tienen rumores fundados de que no eres hija de Eros, ya nos mete en problemas - gruñe pensando en todo lo que hay que hacer.
Lanza la bocanada de humo con fuerza y cierta exasperación - yo estoy dispuesto a desempeñar mi papel de que te tuve conmigo para protegerte de los enemigos de tu padre y así tener un argumento sólido para presentar al rey de Rumanía, pero si no estás dispuesta a hacer todo lo que te dije, Cinder, sigue siendo una Grimm, porque no tienes madera para ser una aristócrata - casi escupe con el incordio en el pecho. A eso habían ido, a reclamar un título y a poner todo en su lugar. Si la fémina no accede a todo lo que conlleva, entonces mejor no continuar con ésto porque arriesgan el pellejo - no pienso permitir que mi cabeza sea objeto de curiosas miradas cuando sea guillotinada, Cinder. Así que decide, estás con él o contra él. Si es lo segundo, seguirás siendo una mujer, sólo que no serás de la nobleza y por supuesto, nuestro plan de contraer nupcias, tendrá que ser aplazado hasta que encuentre otra manera para que la Corona inglesa acepte a una plebeya entre sus nobles - parece soltarlo de sopetón.
La diferencia es que Charles, no suelta nada por impulso. Absolutamente nada.
Se sonríe de lado antes de recargarse como dueño de la vida contra el respaldo de la silla - así que como ve, mi reputación no tiene que ver con lo que oculto ante los ojos de los que me investigan, si no ante aquéllos que se piensan que por ser un Duque recién nombrado, pueden mangonearme a su antojo - y por supuesto, entre todos ellos, está este Conde. Eso es algo que no dirá en voz alta, sólo deja la frase en los oídos del mayor para que comprenda que con él, poco se puede jugar. - Y si de peligroso se trata, sólo deberá ver lo que dicen de mí todos aquéllos que intentaron poner uno de sus dedos encima de mi hombro - destrozados. Como ahora sigue con ese sujeto que está tras sus pasos, el que le mencionara Cinder. De eso, no emitirá palabra alguna, ya la araña está tejiendo para enredar a la mosca con el más apetitoso de los bocados. Atraerá a la presa y cuando más confiado esté, dará el golpe de gracia. Esa es la forma del León de Devonshire de moverse en la sociedad. Quien deba ser apreciado, tendrá su apoyo como la fémina a su lado sentada. Quien no, será aplastado con la garra de la que se ufana.
Va bien, cuando el licántropo desestima su poco interés por lo que ellos llaman "Don", Charles sabe que tiene algo a su favor. No presionará en ese aspecto, lo que hace más fácil la relación entre ambos. Hasta que se transforme en vampiro, por supuesto, que será cuando el inglés tendrá que cuidarse mucho más del rumano. - Ni tan fino puede ser su olfato que sigue usted divagando en mis intenciones, Conde. Antes de que se sienta insultado, le dejaré claras las cosas: Cinder es mi socia y como tal, le respaldo como exijo lo mismo de ella - así finiquita de momento, todo. Para que ellos sigan su charla de padre a hija. Las exigencias, los dimes y diretes entre ambos no se dejan esperar tras ésto. Para Charles, sólo es una aburrida discusión de padre e hija que debieron finiquitar hace años. Es un simple espectador que se aprecia de ello. Una exige, el otro pareciera conceder, como lobo de malas costumbres, tiene sus cartas bien ocultas a los ojos de una licántropa que, en lugar de ser más precavida, se lanza directa a la yugular y el resultado no se deja esperar.
El carácter lupino descontrolado es el punto por el cual el inglés se niega a ser transformado. Se pierden los estribos muy fácilmente y la dominación animal no es algo que necesite aumentar en su carácter. La tiene de regalo. La forma en que el padre se abalanza sobre la hija, es tan rápida que Cinder no tiene oportunidad de mover uno solo de sus dedos para evitar que él esté encima suyo. Le da un punto al Conde. A pesar de su vejez, puede apreciar la experiencia que tiene en cada uno de sus movimientos. Y sin duda, sería un enemigo formidable. La fémina recapitula, reorganiza sus ideas con una actitud sumisa que a Charles le molesta. Debió saber que su actitud y palabras tendrían una respuesta de este calibre. El habano vuelve a su boca succionando con intensidad encendiendo la punta con un rojo vibrante como el mal genio que los dos ajenos a él, se gastan. Parte de su manada, algo lejano comparado a dónde se encuentra su territorio.
Golpea el cilindro para que la ceniza caiga en el objeto creado para ello antes de decir en voz alta - y es ahí donde te equivocas, Cinder. No voy a apoyar una propuesta que te saque de balance, más lo que pide tu padre - remarca la palabra - es justo por lo que te encuentras aquí. La representación de Rumanía en París es perfecta para que tengas una excusa de mantenerte acá y fuera del radar de la Corona. En cambio, el tratamiento de padre, es en automático tu sentencia. ¿Acaso creíste que vendrías a tomar un cargo por tu lindo rostro? No, es consecuencia de tu estirpe que te darán el título. Si no puedes llamarlo padre, ¿Le llamarás esposo entonces? Simple, letal, fría y maldita lógica, Krum - y cuando dice su apellido, se refiere a ella, la mira fijo e intenso para que sus palabras le entren en esa coraza que se niega a ver las cosas como son. La realidad sin tapujos ni medias tintas.
Alcanza la copa para ofrecérsela a la mujer - ¿Por qué crees que jamás permití que me cambiaran el apellido y que todos supieran que yo era Charles Moncrieff en todo momento y en todo lugar? Porque de ahí proviene mi herencia. Mi rango de Duque, mi riqueza. Negarte a decirle padre es equiparable a que le hiciste venir el balde y que estamos aquí jugueteando a la casita de forma infantil. Y es cierto, si él te manda llamar por asuntos de Estado, tendrás que mover el culo, subirte al carruaje, tomar el tren y llegar puntual. Nada de tonterías o de berrinches. Todo título contrae responsabilidades. ¿Acaso te olvidas por qué estás metida de cabeza en los negocios en tanto yo juego a las cartas y a las bienvenidas o despedidas en el hotel? Porque tengo que hacerlo, es lo que la Corona espera de mí, que le organice, que le defienda, que le acuse. Estupideces y más estupideces que tengo que hacer porque eso es lo que contrae mi cargo - su voz suena más firme y contundente conforme va terminando. Un poco hastiada por las interminables tareas que debe desarrollar.
Mueve el habano entre sus dedos antes de llevarlo a la boca - y sí, le tendrás que decir "padre" y comportarte como una hija que lo aprecia. Ésto es la nobleza, es donde te juegas el pellejo en cada entrevista con alguien ajeno, cada día y noche. Con uno solo que descubra tu teatro, verás cómo el Rey empieza a cortar cabezas esperando encontrar las respuestas que busca. Aquí no hay sinceridad, hay mentiras una tras otra y mientras más ligadas estén, mejor. Este es tu destino, el mío es muy fácil porque no tengo qué mentir. Mis padres murieron, mi hermano está desaparecido e incluso ni la Corona lo encuentra, así que me corresponde ser Duque por ser el segundo nacido en mi estirpe. Tú, estás jodida, porque tendrás que ir sí o sí a la corte y presentarte como la hija de Eros Krum, con el nombre de Cinder Krum para que nadie sospeche nada. Que puedan decirle al rey que tienen rumores fundados de que no eres hija de Eros, ya nos mete en problemas - gruñe pensando en todo lo que hay que hacer.
Lanza la bocanada de humo con fuerza y cierta exasperación - yo estoy dispuesto a desempeñar mi papel de que te tuve conmigo para protegerte de los enemigos de tu padre y así tener un argumento sólido para presentar al rey de Rumanía, pero si no estás dispuesta a hacer todo lo que te dije, Cinder, sigue siendo una Grimm, porque no tienes madera para ser una aristócrata - casi escupe con el incordio en el pecho. A eso habían ido, a reclamar un título y a poner todo en su lugar. Si la fémina no accede a todo lo que conlleva, entonces mejor no continuar con ésto porque arriesgan el pellejo - no pienso permitir que mi cabeza sea objeto de curiosas miradas cuando sea guillotinada, Cinder. Así que decide, estás con él o contra él. Si es lo segundo, seguirás siendo una mujer, sólo que no serás de la nobleza y por supuesto, nuestro plan de contraer nupcias, tendrá que ser aplazado hasta que encuentre otra manera para que la Corona inglesa acepte a una plebeya entre sus nobles - parece soltarlo de sopetón.
La diferencia es que Charles, no suelta nada por impulso. Absolutamente nada.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2018
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
El lobo observaba a Charles cuando este respondió a sus cuestiones, en realidad, si que sentía sumamente curiosidad por el duque, pero este no se iba a descuidar ni un momento en sus palabras, y realmente que lo estaba demostrando, más el licántropo no se mostró alterado en ningún, sabía como jugar sus cartas, de un modo u otro buscaba observar con más atención en el inglés, que se había fijado en su hija. -Me gustan los castigos salvajes para los traidores...-Aseguró el licántropo ante una de las afirmaciones del inglés. Más el negocio que pudieran traer si que le daba notable curiosidad, más no estimó ser momento para preguntar por estos, dados que el tema que les atañe era otro y que no había la suficiente relación como para mostrar curiosidad sobre que se traian los dos entre manos, más si se dió cuenta que él fue quien incitó a Cinder a ladrarle soltando lo que pensaba, aunque está sin duda tenía emociones que no ocultó y que él se vió incitado a marcar terreno para contener a su linaje y relajarlo a base de dominación animal.
La licántropa buscaba desfogar su ira, soltarle lo que tenía ganas de decirle, caer en sus emociones de manera temperamental como su condición admitía, más en lugar de encontrar apoyo en Charles este vió logica las peticiones del viejo licántropo que se había retirado unos pasos cuando ella había reculado su mal genio. Cinder fue golpeada con las severas palabras de Charles que respaldaron al lobo, sobre llamarle padre, Cinder solo observaba a Charles de manera inexpresiva. En cambio el licántropo parecía estar sumamente satisfecho por las palabras concienzudas del inglés, dibujandole una maliciosa sonrisa en su rostro. -sabía que esto no iba a ser gratis.- Responde Cinder con el tono más calmo con Charles, cosa que detectó el otro licántropo que olfateaba y observaba divertido el aura de su hija.
Cinder sintió un escalofrío que le atravesó completamente la columna vertebral cuando Charles la llamó por el apellido de su padre, Krum, pero no dijo nada, solo sintió una sensación de vertigo en el estomago, casi tenía que haber temido más a Charles que el encuentro con su padre, ya que Charles no dejó que la loba pudiera huir de la realidad, se la ponía delante de las narices quisiera ella o no quisiera.
Más tomó la copa fingiendo estar tranquila, pero eso solo servía con el inglés y a medias que parecía empezar a conocer todo de ella, más el lobo si que estaba disfrutando de lo lindo con la situación, Cinder tenía la copa en la mano y humedeció los labios dando un muy pequeño sorbo a la copa. La reprimenda de que ella parece jugar a las casitas, mientras el licántropo sonreía. -Tu socio tiene razón.- Apoyó este viendo como el compañero de su hija le apoyaba por completo en sus peticiones, mientras este enumraba las odiosa tarea que tenía que hacer debido al titulo. La licántropa ni abría la boca ante la palabras del inglés simplemente la escuchaba y masticaba sin poner peros ni pegas, bebiendo de vez en cuando para librar tensión siendo incapaz de apagar sus ojos que brillaban, aunque la mirada de ella no era agresiva, solo indicaba que ahora mismo sus emociones dominaba o estaban muy presentes. Charles señaló que tenía que presentarse como Cinder Krum, hija de Eros Krum apartir de ahora, parecer una linda hija de papi, y llamarlo padre como él había pedido.
Charles ofrecío que usaría de cuartada de cara a la alta sociedad, pero cuando llegó a la parte donde más duro se puso, escupiendo esas palabras crudas a la licántropa, esta bajo la vista, sintiendose totalmente desprotegida ante los dos hombres que tenía ante ella, confirmandose un temor en ella, más aqui fue donde el licano jugó la baza despues de las duras palabras de Charles, el licántropo se acercó a ella nuevamente de manera demasiado confiada, fue entonces cuando empezó a restregar la mejilla propia con la ajena de Cinder, un movimiento habitual entre licántropos de la misma manada. -Tranquila...tú amigo tiene razón, es un hombre muy listo, sabes bien con quien juntarte de socio...me agrada- Rie malicioso acariciando a su hija de manera protectora ahora que estaba tan baja de defensas psiquicas. La olfatea mientras sigue ese ritual cariñoso hacia ella que parece entre aturdida y sorprendida por las acciones del rumano.
Más la licántropa resiste la tentación de apartarlo bruscamente, dejandose hacer por las palabras de Charles, dar la imagen de hija cariñosa y llamarle padre. De cara a la galeria sería perfecto como bien dijo Charles, más la cosa no terminó ahi. -Si padre..- Se rindió finalmente la licántropa comiendose su rencor. Iba a seguir hasta el final con esto, asi lo tenía decidido, aunque hubiera preferido no llegar a eso, ahora tenía al viejo lobo demasiado cercano siendo él quien consolaba su ansiedad y las palabras tan concisas de Charles.
Más la situación la era incomoda o al menos aturdidora de que fuera su padre quien se mostrara protector y no Charles, incluso miró a este como si le pidiera ayuda ante una sensación de desconcierto que no entendía. Más ahí llego la bomba, Cinder puso una notable cara de sorpresa cuando Charles desveló la intención de contraer nupcias. El lobo practicamente rugió mirando de golpe a Charles soltando a su hija y acercandose a él. -Casarte...¿casarte con mi hija? ¿casarte con tu socia? .- Bramó el licántropo absolutamente absorto, fue entonces cuando Cinder sonrió de medio lado maliciosa.
-¿Acaso no es perfecto padre? ¿no es un buen partido? La condesa de Rumania prometida con el Duque de Inglaterra? a nivel politico es perfecto...enlazar inglaterra tambien con rumania...dos buenos cargos unidos, una buena forma de crear puentes entre nosotros y afianzar una alianza...¿acaso no es perfecto?.- Replicó Cinder siendo ahora más fria en sus pensamientos.
-Pero no es un licántropo...ni quiere serlo...¿No le vas a morder? convertirle en parte de nosotros, él no es como tú Cinder...no te comportes como una adolescente a la que le da igual todo por su "amor" deberías morderle...deberias convertirlo si se va a casar contigo.- Bramó enfadado el rumano. Miró a su hija. -Eso es asunto nuestro padre...madre no era loba.- Reclamó con un golpe bajo que hizo gruñir al licántropo.
Más respiro hondo y volvió a observar a Charles. -¿Acaso no vas a pedir su mano oficialmente como se suele hacer? ¿En que situación me poneis Duque?- Reclamó pidiendo explicaciones por la sorpresa que había atropellado al licántropo.
La licántropa buscaba desfogar su ira, soltarle lo que tenía ganas de decirle, caer en sus emociones de manera temperamental como su condición admitía, más en lugar de encontrar apoyo en Charles este vió logica las peticiones del viejo licántropo que se había retirado unos pasos cuando ella había reculado su mal genio. Cinder fue golpeada con las severas palabras de Charles que respaldaron al lobo, sobre llamarle padre, Cinder solo observaba a Charles de manera inexpresiva. En cambio el licántropo parecía estar sumamente satisfecho por las palabras concienzudas del inglés, dibujandole una maliciosa sonrisa en su rostro. -sabía que esto no iba a ser gratis.- Responde Cinder con el tono más calmo con Charles, cosa que detectó el otro licántropo que olfateaba y observaba divertido el aura de su hija.
Cinder sintió un escalofrío que le atravesó completamente la columna vertebral cuando Charles la llamó por el apellido de su padre, Krum, pero no dijo nada, solo sintió una sensación de vertigo en el estomago, casi tenía que haber temido más a Charles que el encuentro con su padre, ya que Charles no dejó que la loba pudiera huir de la realidad, se la ponía delante de las narices quisiera ella o no quisiera.
Más tomó la copa fingiendo estar tranquila, pero eso solo servía con el inglés y a medias que parecía empezar a conocer todo de ella, más el lobo si que estaba disfrutando de lo lindo con la situación, Cinder tenía la copa en la mano y humedeció los labios dando un muy pequeño sorbo a la copa. La reprimenda de que ella parece jugar a las casitas, mientras el licántropo sonreía. -Tu socio tiene razón.- Apoyó este viendo como el compañero de su hija le apoyaba por completo en sus peticiones, mientras este enumraba las odiosa tarea que tenía que hacer debido al titulo. La licántropa ni abría la boca ante la palabras del inglés simplemente la escuchaba y masticaba sin poner peros ni pegas, bebiendo de vez en cuando para librar tensión siendo incapaz de apagar sus ojos que brillaban, aunque la mirada de ella no era agresiva, solo indicaba que ahora mismo sus emociones dominaba o estaban muy presentes. Charles señaló que tenía que presentarse como Cinder Krum, hija de Eros Krum apartir de ahora, parecer una linda hija de papi, y llamarlo padre como él había pedido.
Charles ofrecío que usaría de cuartada de cara a la alta sociedad, pero cuando llegó a la parte donde más duro se puso, escupiendo esas palabras crudas a la licántropa, esta bajo la vista, sintiendose totalmente desprotegida ante los dos hombres que tenía ante ella, confirmandose un temor en ella, más aqui fue donde el licano jugó la baza despues de las duras palabras de Charles, el licántropo se acercó a ella nuevamente de manera demasiado confiada, fue entonces cuando empezó a restregar la mejilla propia con la ajena de Cinder, un movimiento habitual entre licántropos de la misma manada. -Tranquila...tú amigo tiene razón, es un hombre muy listo, sabes bien con quien juntarte de socio...me agrada- Rie malicioso acariciando a su hija de manera protectora ahora que estaba tan baja de defensas psiquicas. La olfatea mientras sigue ese ritual cariñoso hacia ella que parece entre aturdida y sorprendida por las acciones del rumano.
Más la licántropa resiste la tentación de apartarlo bruscamente, dejandose hacer por las palabras de Charles, dar la imagen de hija cariñosa y llamarle padre. De cara a la galeria sería perfecto como bien dijo Charles, más la cosa no terminó ahi. -Si padre..- Se rindió finalmente la licántropa comiendose su rencor. Iba a seguir hasta el final con esto, asi lo tenía decidido, aunque hubiera preferido no llegar a eso, ahora tenía al viejo lobo demasiado cercano siendo él quien consolaba su ansiedad y las palabras tan concisas de Charles.
Más la situación la era incomoda o al menos aturdidora de que fuera su padre quien se mostrara protector y no Charles, incluso miró a este como si le pidiera ayuda ante una sensación de desconcierto que no entendía. Más ahí llego la bomba, Cinder puso una notable cara de sorpresa cuando Charles desveló la intención de contraer nupcias. El lobo practicamente rugió mirando de golpe a Charles soltando a su hija y acercandose a él. -Casarte...¿casarte con mi hija? ¿casarte con tu socia? .- Bramó el licántropo absolutamente absorto, fue entonces cuando Cinder sonrió de medio lado maliciosa.
-¿Acaso no es perfecto padre? ¿no es un buen partido? La condesa de Rumania prometida con el Duque de Inglaterra? a nivel politico es perfecto...enlazar inglaterra tambien con rumania...dos buenos cargos unidos, una buena forma de crear puentes entre nosotros y afianzar una alianza...¿acaso no es perfecto?.- Replicó Cinder siendo ahora más fria en sus pensamientos.
-Pero no es un licántropo...ni quiere serlo...¿No le vas a morder? convertirle en parte de nosotros, él no es como tú Cinder...no te comportes como una adolescente a la que le da igual todo por su "amor" deberías morderle...deberias convertirlo si se va a casar contigo.- Bramó enfadado el rumano. Miró a su hija. -Eso es asunto nuestro padre...madre no era loba.- Reclamó con un golpe bajo que hizo gruñir al licántropo.
Más respiro hondo y volvió a observar a Charles. -¿Acaso no vas a pedir su mano oficialmente como se suele hacer? ¿En que situación me poneis Duque?- Reclamó pidiendo explicaciones por la sorpresa que había atropellado al licántropo.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Si le preguntaran, por supuesto que contestaría que si dijo lo del compromiso matrimonial era para descolocar al Conde y darle a Cinder armas para que atacara. Una vez que todo quedó comprendido por la licántropa, Charles es incapaz de dejarla sola a sentir cómo la desgarran. Si no habló antes con ella al respecto de lo que implicaba el cargo, es para darle al padre una falsa ilusión de ser aliados. Que se confiara para después, hincarle el puñal cuando menos lo esperara para obtener la reacción que ahora mismo observa complacido. Esa satisfacción de saberse con la razón, se ha esfumado de pronto y sólo queda la humillación de saber, él que es como Cinder, tan orgulloso de su naturaleza licántropa, que no desea ser mordido, es el punto álgido de su ataque.
Todo ésto con la finalidad de que entienda qué clase de hombre es el Duque de Devonshire, que si bien tiene todo orquestado, nada se escapa a sus instintos y a sus ansias por ser mejor que los demás. Ni siquiera un Conde licántropo, más viejo que él, podría siquiera compararse a sus constantes movimientos estratégicos. Que pierda el control, después de haber reconocido que le agrada el inglés, es justo lo que busca para que comprenda que Cinder ha encontrado a alguien que le va a respaldar, al tiempo que hace lo que quiere. Ningún movimiento es al azar, están premeditados, prestos para dejar caer uno a uno los golpes que buscan hacer ver al otro cuán poco sabe de él y por qué es perfecto para ser su yerno. Que le permite esos actos de contención a la licántropa en tanto él está buscando un hoyo en su armadura para clavar la enorme lanza que tiene en las manos. Y lo peor, es que ésta tiene una punta de plata porque le arde como el infierno. Se nota en la manera en que lo observa, en que está perdiendo el control e hiperventila inclusive.
Todo para la satisfacción del humano que entiende que en el campo del intelecto y los planes, ni siquiera un Conde licántropo puede igualarlo. Como si degustara el mejor de los vinos, ahora que tiene ese agradable sabor en la boca, bebe de su copa con deleite. - Sí, casarnos. ¿Acaso no dijo que le gustaba como persona? ¿Qué mejor que yo, para ser su yerno? O quizá ¿Es porque no considera a su hija digna de mí? - ahí están las preguntas que entiende, descolocarán peor al hombre maduro que ahora no parece creer lo que sus oídos le han confirmado. Si bien, había llegado con una impresión correcta, con el paso de la entrevista, Charles le hizo trizas sus apreciaciones para dejar un campo minado. Ahora, que el lobo empezaba a disfrutar del terreno, creyéndolo propio, estaba haciendo explotar todo poco a poco para que al final, sólo queden restos de piel, carne y huesos. Eso es algo en lo que Charles es perfecto y si bien, Cinder lo conoce, puede apreciar en estos instantes la clase de hombre que se consiguió como pareja.
Y si como humano es así, ¿Cómo será siendo un inmortal diez años después? Sólo una década, donde pueda regodearse en un poder sobrenatural, creando alrededor de las vidas a su alcance, una telaraña para atraparlos y comérselos después en caso necesario o bien, dejando que solos se ahorquen o mueran por inanición. Sus reclamos por la no transformación de Charles le son hilarantes. Oculta la sonrisa succionando del tubo de tabaco para contener las ganas de soltar la risa a carcajadas hasta que el ambiente caldeado vuelve a tenerlo como objetivo. Esos ojos que pierden la coloración humana exigen algo que el inglés, por supuesto, ha pensado con antelación. - Sí y no. Sí, porque haré el pedimento de mano cuando corresponda, lo que significa que tendrá que preparar la dote, la Corona inglesa exige esta vieja costumbre cuando son mujeres ajenas a su reino, espero recuerde. Y no, puesto que aún la petición hacia su hija no la he hecho formal y queremos esperar al menos unos seis meses más, hasta estar seguros de que somos lo que el otro quiere para contraer nupcias. Le informaremos por carta nuestra determinación, Conde. Espero esté complacido. En cuanto a no ser licántropo, no veo en qué puede afectarlo, sigo teniendo la facultad de procrear y a finales de cuentas, como me harte de mi condición y de estar envejeciendo, puede que solicite a mi flamante socia una mordida - es una posibilidad que le deja para que él esté tranquilo.
De más está que Cinder debe saber su negativa y las razones del por qué. Si está diciendo ésto, es para apaciguar el mal carácter licántropo y, también, para obtener la venia. - De tal forma, lo único que me resta es informarle que estoy cortejando a su hija para ver si con el tiempo, decidimos hacer más formal esta relación con fines matrimoniales. Lamento recordar que le informo, no le solicito porque ella ya aceptó el cortejo. Y en ésto, como en las manadas de los lobos, ni siquiera los alfas tienen que intervenir cuando los instintos y las hormonas demandan - su mirada se queda clavada en la suya, sabiendo que a pesar de todo, tiene de nuevo las riendas de esta entrevista. El lobo llegó triunfante, tarde que temprano se irá tan apaleado que no entenderá qué lo golpeó o bien, no creerá que un simple humano, tenga tal habilidad de utilizar el tablero a su conveniencia haciéndolo sólo un peón de su juego de ajedrez.
Todo ésto con la finalidad de que entienda qué clase de hombre es el Duque de Devonshire, que si bien tiene todo orquestado, nada se escapa a sus instintos y a sus ansias por ser mejor que los demás. Ni siquiera un Conde licántropo, más viejo que él, podría siquiera compararse a sus constantes movimientos estratégicos. Que pierda el control, después de haber reconocido que le agrada el inglés, es justo lo que busca para que comprenda que Cinder ha encontrado a alguien que le va a respaldar, al tiempo que hace lo que quiere. Ningún movimiento es al azar, están premeditados, prestos para dejar caer uno a uno los golpes que buscan hacer ver al otro cuán poco sabe de él y por qué es perfecto para ser su yerno. Que le permite esos actos de contención a la licántropa en tanto él está buscando un hoyo en su armadura para clavar la enorme lanza que tiene en las manos. Y lo peor, es que ésta tiene una punta de plata porque le arde como el infierno. Se nota en la manera en que lo observa, en que está perdiendo el control e hiperventila inclusive.
Todo para la satisfacción del humano que entiende que en el campo del intelecto y los planes, ni siquiera un Conde licántropo puede igualarlo. Como si degustara el mejor de los vinos, ahora que tiene ese agradable sabor en la boca, bebe de su copa con deleite. - Sí, casarnos. ¿Acaso no dijo que le gustaba como persona? ¿Qué mejor que yo, para ser su yerno? O quizá ¿Es porque no considera a su hija digna de mí? - ahí están las preguntas que entiende, descolocarán peor al hombre maduro que ahora no parece creer lo que sus oídos le han confirmado. Si bien, había llegado con una impresión correcta, con el paso de la entrevista, Charles le hizo trizas sus apreciaciones para dejar un campo minado. Ahora, que el lobo empezaba a disfrutar del terreno, creyéndolo propio, estaba haciendo explotar todo poco a poco para que al final, sólo queden restos de piel, carne y huesos. Eso es algo en lo que Charles es perfecto y si bien, Cinder lo conoce, puede apreciar en estos instantes la clase de hombre que se consiguió como pareja.
Y si como humano es así, ¿Cómo será siendo un inmortal diez años después? Sólo una década, donde pueda regodearse en un poder sobrenatural, creando alrededor de las vidas a su alcance, una telaraña para atraparlos y comérselos después en caso necesario o bien, dejando que solos se ahorquen o mueran por inanición. Sus reclamos por la no transformación de Charles le son hilarantes. Oculta la sonrisa succionando del tubo de tabaco para contener las ganas de soltar la risa a carcajadas hasta que el ambiente caldeado vuelve a tenerlo como objetivo. Esos ojos que pierden la coloración humana exigen algo que el inglés, por supuesto, ha pensado con antelación. - Sí y no. Sí, porque haré el pedimento de mano cuando corresponda, lo que significa que tendrá que preparar la dote, la Corona inglesa exige esta vieja costumbre cuando son mujeres ajenas a su reino, espero recuerde. Y no, puesto que aún la petición hacia su hija no la he hecho formal y queremos esperar al menos unos seis meses más, hasta estar seguros de que somos lo que el otro quiere para contraer nupcias. Le informaremos por carta nuestra determinación, Conde. Espero esté complacido. En cuanto a no ser licántropo, no veo en qué puede afectarlo, sigo teniendo la facultad de procrear y a finales de cuentas, como me harte de mi condición y de estar envejeciendo, puede que solicite a mi flamante socia una mordida - es una posibilidad que le deja para que él esté tranquilo.
De más está que Cinder debe saber su negativa y las razones del por qué. Si está diciendo ésto, es para apaciguar el mal carácter licántropo y, también, para obtener la venia. - De tal forma, lo único que me resta es informarle que estoy cortejando a su hija para ver si con el tiempo, decidimos hacer más formal esta relación con fines matrimoniales. Lamento recordar que le informo, no le solicito porque ella ya aceptó el cortejo. Y en ésto, como en las manadas de los lobos, ni siquiera los alfas tienen que intervenir cuando los instintos y las hormonas demandan - su mirada se queda clavada en la suya, sabiendo que a pesar de todo, tiene de nuevo las riendas de esta entrevista. El lobo llegó triunfante, tarde que temprano se irá tan apaleado que no entenderá qué lo golpeó o bien, no creerá que un simple humano, tenga tal habilidad de utilizar el tablero a su conveniencia haciéndolo sólo un peón de su juego de ajedrez.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
La licántropa había sido reprendida por inglés sí, ero fue cuando su padre empezó a mostrarse protector de un modo ironico, mostrando que él sería más suave con ella, aunque apollaba y admitia su gusto por el duque, este no se esperó sin duda el golpe bajo que Charles le propinó en el centro del ego, que hizo que Cinder enarcara una ceja y arrugara la nariz de manera juguetona para ampliar una maliciosa sonrisa, comprendiendo el juego que se había traido entre manos el duque, que hizo que Cinder ladeara la cabeza cuando su padre no miraba y se mordiera discretamente el labio sin que este se percatase, se había confiado, Eros pensó que Charles sería un buen guia para lanzar a su hija a sus brazos y que tuviera un papel dominante, pero siempre de la vista que daban los negocios, el contraer nupcias para él fue con un jarro de agua fria, o mejor dicho como un puñetazo directo al rostro, él estaba enfurecido y Cinder disfrutaba de ello como disfrutaría de un pedazo de sangre cruda.
Eros miraba a Charles de tal manera que pareciese que de un momento a otro fuera a cambiar su forma y a lanzarse sobre él para devorarle, pero el viejo lobo tenía el autocontrol suficiente para saber como de mal hirian las cosas si eso hiciera, aparte de que Cinder no lo permitiría aunque eso rompiera el deseo de Charles de no destrozar su vestido.
Eros resopla de manera agresiva, observando a Charles, buscando el punto de calma, mientras que el inglés se le vé satisfecho de sobremanera, haciendo que Cinder alargue la mano de sutil forma para toparla con la mano del inglés la cual acaricia de suave forma con la punta de los dedos, como haría una delicada doncella mientras da un sorbo a su copa mirando a su padre con ese gesto juguetón pintado en el rostro. Eros frunce el ceño observandoles mientras las afiladas palabras de Charles vuelven a ir de paseo restregando que hacía pocos segundos había admitido que este le agradaba. -No pongas palabras en mi boca que no he dicho jovencito. Tu pedantería puede ser peligrosa en estos momentos.- Gruñó el licántropo mientras seguía ahi de pie mirandoles, se pellizcó el puente de la nariz antes de sentarse. -No es que no la considere digna de tí...humano.- Esa frase iba consegundas lo que hizo que Cinder gruñera mirandole.
-Este "humano" te prometo que tiene la fiereza de un alfa, y la fuerza de un licántropo, padre.- Salió a la defensa la loba, aunque Charles era perfectamente capaz de rebatir esas palabras que pronunció Eros, pero la impulsividad de Cinder aun a veces se le escapaban, pero tampoco pensó que pudiera perjudicarle, ya que sin duda lo posible era que Cinder hubiera inflado el ego de Charles, de hecho fue su total intención. Más cuando Charles continuo con sus palabras y Eros le fulminaba con la marada mientras volvía a sentarse entrelazando sus dedos mientras los miraba a ambos.
-Hay que hacer las cosas bien querido padre, yo seré una dulce y atenta hija que adorará a su papá mucho y como consevuencia mi padre deberá quererme y preparar una buena dote por su preciada hijita.- Cinder se regodeó en meter el dedo en la herida y retorcerlo, y eso estaba haciendo que el Conde apenas pudiera ocultar sus rasgos lupinos mirando a ambos, sin duda llevado por los demonios como se podría decir. Más no se movía simplemente les observaba escuchandoles, sobre todo la parte que más podría interesar al viejo lobo. Cuando este comentaba lo de no ser mordido.
Buscando la calma el licántropo volvía sus rasgos a la normalidad y sonrió de medio lado. -Y dime jovencito...¿sabes tratar con licántropos? no me refiero a mantener conversaciones...nosotros no enfermamos, somos fuertes, rapidos, con los sentidos desarrollados...aunque supongo que eso ya lo sabes..- Comentaba. -Pero cuando la luna está resplandeciente y en su maxima ¿que haceis?- Dijo con la esperanza de averiguar más sobre los dos que tenía enfrente.
Sin duda las palabras de Charles confirmaban que algo sabía de lobos, pues no dijo ninguna mentira, Cinder sonrió con picardía cuando este aseguró que había aceptado el cortejo que el duque la daba, pero Eros no fue especialmente feliz. -Es parte de nuestra naturaleza, buscamos al macho más prometedor...por eso tenemos buen olfato.- Cinder se mostraba burlona mientras daba un sorbito a su copa y sus dedos seguían acariciando intermitentemente de manera suave la mano de Charles, en una forma de animarle, y respaldarle. Mientras que Eros entrecerraba los ojos. -Espero que te sepas manejar duque, sería una pena que la cosa se fuese de manos, hay que ser muy bueno para manejar bestias.- Seguía con segundas mientras finalmente arrugaba la nariz e hizo llamar a sus hombres, que traían los papeles para hacer oficial el titulo de Cinder, que esta miraba a Charles con cierta euforia en sus ojos pero manteniendose sentada.
Eros miraba a Charles de tal manera que pareciese que de un momento a otro fuera a cambiar su forma y a lanzarse sobre él para devorarle, pero el viejo lobo tenía el autocontrol suficiente para saber como de mal hirian las cosas si eso hiciera, aparte de que Cinder no lo permitiría aunque eso rompiera el deseo de Charles de no destrozar su vestido.
Eros resopla de manera agresiva, observando a Charles, buscando el punto de calma, mientras que el inglés se le vé satisfecho de sobremanera, haciendo que Cinder alargue la mano de sutil forma para toparla con la mano del inglés la cual acaricia de suave forma con la punta de los dedos, como haría una delicada doncella mientras da un sorbo a su copa mirando a su padre con ese gesto juguetón pintado en el rostro. Eros frunce el ceño observandoles mientras las afiladas palabras de Charles vuelven a ir de paseo restregando que hacía pocos segundos había admitido que este le agradaba. -No pongas palabras en mi boca que no he dicho jovencito. Tu pedantería puede ser peligrosa en estos momentos.- Gruñó el licántropo mientras seguía ahi de pie mirandoles, se pellizcó el puente de la nariz antes de sentarse. -No es que no la considere digna de tí...humano.- Esa frase iba consegundas lo que hizo que Cinder gruñera mirandole.
-Este "humano" te prometo que tiene la fiereza de un alfa, y la fuerza de un licántropo, padre.- Salió a la defensa la loba, aunque Charles era perfectamente capaz de rebatir esas palabras que pronunció Eros, pero la impulsividad de Cinder aun a veces se le escapaban, pero tampoco pensó que pudiera perjudicarle, ya que sin duda lo posible era que Cinder hubiera inflado el ego de Charles, de hecho fue su total intención. Más cuando Charles continuo con sus palabras y Eros le fulminaba con la marada mientras volvía a sentarse entrelazando sus dedos mientras los miraba a ambos.
-Hay que hacer las cosas bien querido padre, yo seré una dulce y atenta hija que adorará a su papá mucho y como consevuencia mi padre deberá quererme y preparar una buena dote por su preciada hijita.- Cinder se regodeó en meter el dedo en la herida y retorcerlo, y eso estaba haciendo que el Conde apenas pudiera ocultar sus rasgos lupinos mirando a ambos, sin duda llevado por los demonios como se podría decir. Más no se movía simplemente les observaba escuchandoles, sobre todo la parte que más podría interesar al viejo lobo. Cuando este comentaba lo de no ser mordido.
Buscando la calma el licántropo volvía sus rasgos a la normalidad y sonrió de medio lado. -Y dime jovencito...¿sabes tratar con licántropos? no me refiero a mantener conversaciones...nosotros no enfermamos, somos fuertes, rapidos, con los sentidos desarrollados...aunque supongo que eso ya lo sabes..- Comentaba. -Pero cuando la luna está resplandeciente y en su maxima ¿que haceis?- Dijo con la esperanza de averiguar más sobre los dos que tenía enfrente.
Sin duda las palabras de Charles confirmaban que algo sabía de lobos, pues no dijo ninguna mentira, Cinder sonrió con picardía cuando este aseguró que había aceptado el cortejo que el duque la daba, pero Eros no fue especialmente feliz. -Es parte de nuestra naturaleza, buscamos al macho más prometedor...por eso tenemos buen olfato.- Cinder se mostraba burlona mientras daba un sorbito a su copa y sus dedos seguían acariciando intermitentemente de manera suave la mano de Charles, en una forma de animarle, y respaldarle. Mientras que Eros entrecerraba los ojos. -Espero que te sepas manejar duque, sería una pena que la cosa se fuese de manos, hay que ser muy bueno para manejar bestias.- Seguía con segundas mientras finalmente arrugaba la nariz e hizo llamar a sus hombres, que traían los papeles para hacer oficial el titulo de Cinder, que esta miraba a Charles con cierta euforia en sus ojos pero manteniendose sentada.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Sin preocuparse que el licántropo esté echando espuma por la boca, al sentir el contacto de la mano de Cinder, la lleva a su boca para depositar un suave beso mirando sus ojos, ella puede leer en su mirada como si fuera un libro abierto que todo fue una estratagema, va dando golpe por golpe, caricia por caricia hasta acorralar al lobo demostrándole que no debía temer en esta entrevista. Saldrá más que bien librada, es Charles quien tiene toda la confianza y por supuesto, lo demuestra en cada movimiento que da, haciendo de Eros una presa muy fácil de atrapar. - Conde, no me llame mentiroso. Usted dijo "sabes bien con quién juntarte como socio... me agrada" si no soy yo el que le agrada, sí es cierto que le complace que su hija me tenga a su lado. ¿Cuál es el problema, Conde? - esconde la sonrisa en la piel de Cinder con otro beso suave y cariñoso. Impropio hacerlo frente al padre, eso al Duque le tiene sin cuidado. - No le estoy insultando, Conde, así que le pido atentamente tampoco me insulte. ¿Pedantería? Sólo es una realidad, si le molesta, no es mi problema que la realidad lo golpeé o piense que lo ofende - le pone en su lugar.
Si piensa que le ofende la palabra "humano" por las implicaciones que tiene como licántropo, se sorprende cuando Charles sonríe. Que lo insulte es significado de que no sabe cómo actuar o decir. El intercambio padre e hija es sólo escuchado por el humano que no tiene intenciones de meter cuchara. Muerde su lengua cuando escucha que Cinder le defiende. Mal hecho, así que tendrá que poner las cosas en orden. Vuelve a darle una calada al habano, dejándolo a la mitad. Lo observa en silencio hasta que le incluyen de nuevo en la conversación. Se queda en silencio mirándolo - si te refieres a cazarlos, Eros. ¿Puedo llamarte así? Vamos a ser familia a finales de cuentas. Si es eso, estoy acostumbrado. Licántropo que se mete en mi camino, licántropo que termina muerto. Si te refieres a contenerlos, tengo una gran jaula de plata pura con la que me divierto. Si te refieres a lo que hago cuando tu hija se transforma las noches de luna llena - le mira a Cinder con diversión - disfruto mirando cómo se transforma, me gruñe, se va a estirar las patas en tanto vigilo que ningún cazador se acerque al coto. Si alguno se entromete, tendré que ser bastante inflexible en que se busque otra presa, porque Cinder, ya es mía - acaricia los nudillos de la mano de la fémina.
Se sonríe de lado - ¿Acaso dudas de mi mano para manejar a las bestias? - sus palabras venían implícitas con la terminación "si te manejé a ti". - Míralo así, Eros... no te conviene que me transforme ahora mismo en licántropo ni durante tu existencia. ¿Por qué? Porque no me gusta estar bajo el yugo de nadie. Soy mi propio alfa, mi propio jefe. Detestaría ser un licántropo y saber que Cinder tiene otro alfa que no sea yo. Eso significaría ir tras cualquiera que se le imponga, así que si siendo humano, hago ésto. Me gano tu respeto. ¿Piensas acaso lo que será si me mordiese tu hija? Mejor así, Eros. Sigue siendo el alfa, así seré sólo el marido de tu hija y no un joven astuto que va tras tu liderazgo - culmina la conversación. Para ésto le estuvo conduciendo todo el tiempo.
Para que el propio Eros esté convencido de que a Charles no debe morderse ni por todo el oro del mundo. Le ha dado a saber que, si es transformado, irá tras sus pasos para obtener su poderío. Así de megalómano y ambicioso es. Eros no lo querría en su camino, siendo humano, puede ser controlable. Siendo licántropo, que todos los dioses y el diablo mismo le protejan, porque seguro que termina muerto. Si ya le demostró que puede desestabilizar sus propósitos en una sola reunión y sólo para obtener su respeto, debería comprender que a la mala, Charles podría ser un rival a considerar muy seriamente.
Si piensa que le ofende la palabra "humano" por las implicaciones que tiene como licántropo, se sorprende cuando Charles sonríe. Que lo insulte es significado de que no sabe cómo actuar o decir. El intercambio padre e hija es sólo escuchado por el humano que no tiene intenciones de meter cuchara. Muerde su lengua cuando escucha que Cinder le defiende. Mal hecho, así que tendrá que poner las cosas en orden. Vuelve a darle una calada al habano, dejándolo a la mitad. Lo observa en silencio hasta que le incluyen de nuevo en la conversación. Se queda en silencio mirándolo - si te refieres a cazarlos, Eros. ¿Puedo llamarte así? Vamos a ser familia a finales de cuentas. Si es eso, estoy acostumbrado. Licántropo que se mete en mi camino, licántropo que termina muerto. Si te refieres a contenerlos, tengo una gran jaula de plata pura con la que me divierto. Si te refieres a lo que hago cuando tu hija se transforma las noches de luna llena - le mira a Cinder con diversión - disfruto mirando cómo se transforma, me gruñe, se va a estirar las patas en tanto vigilo que ningún cazador se acerque al coto. Si alguno se entromete, tendré que ser bastante inflexible en que se busque otra presa, porque Cinder, ya es mía - acaricia los nudillos de la mano de la fémina.
Se sonríe de lado - ¿Acaso dudas de mi mano para manejar a las bestias? - sus palabras venían implícitas con la terminación "si te manejé a ti". - Míralo así, Eros... no te conviene que me transforme ahora mismo en licántropo ni durante tu existencia. ¿Por qué? Porque no me gusta estar bajo el yugo de nadie. Soy mi propio alfa, mi propio jefe. Detestaría ser un licántropo y saber que Cinder tiene otro alfa que no sea yo. Eso significaría ir tras cualquiera que se le imponga, así que si siendo humano, hago ésto. Me gano tu respeto. ¿Piensas acaso lo que será si me mordiese tu hija? Mejor así, Eros. Sigue siendo el alfa, así seré sólo el marido de tu hija y no un joven astuto que va tras tu liderazgo - culmina la conversación. Para ésto le estuvo conduciendo todo el tiempo.
Para que el propio Eros esté convencido de que a Charles no debe morderse ni por todo el oro del mundo. Le ha dado a saber que, si es transformado, irá tras sus pasos para obtener su poderío. Así de megalómano y ambicioso es. Eros no lo querría en su camino, siendo humano, puede ser controlable. Siendo licántropo, que todos los dioses y el diablo mismo le protejan, porque seguro que termina muerto. Si ya le demostró que puede desestabilizar sus propósitos en una sola reunión y sólo para obtener su respeto, debería comprender que a la mala, Charles podría ser un rival a considerar muy seriamente.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Los ataques hacia el viejo lobo eran mordaces, y Cinder mentiría si dijera que no estaba disfrutando de esta caza, donde el cazador se convirtió en presa ante los ojos de la morena licántropa, que ladeaba de una manera maliciosa la sonrisa, mordiendose el labio inferior, esa actitud tenía enloquecida a la loba, él seguía mirandoles sin apenas poder ocultar sus rasgos lobunos, mientras Cinder ladeaba la cabeza, podía percibir como Eros estaba a punto de echar espuma por la boca con cada palabra escupida por Charles. Cinder gruñó cuando en un intento de subir y amedrentar Eros intento hacer de menos al inglés resaltando que era un mero humano, pero Cinder no quisó permitir, aunque no quiso gruñir más de lo necesario pues sabía que Charles era capaz de defenderse él solo. Ella percibé el descontento de este, asi que no se recrea en la defensa que en realidad tiene ganas, aunque sería mentira si dijera que las reales ganas en lanzarse a morder a su padre.
Eros observa de manera fulminante cuando Charles pasa al siguiente nivel y le tutea, cosa que no le hace ni más minima gracia y se nota, pero de momentos no hace ningún comentarío al respecto con eso. Más la palabras que pronunció Charles hizo que hasta Cinder le mirara con sorpresa, sabiendo que su padre podría leer entre lineas una amenaza velada cuando este aseguró que licano que se interponía en su camino era eliminado, lo que hizo es que Eros ladeara la cabeza de manera animal, sus colmillos se agrandaban y Cinder gruñó un poco por lo bajo, más mientras Cinder sonrió de lado.- ¡Ah! si...la jaula..- Dijo por lo bajo recordando la primera noche que Cinder le mostró a Charles su forma licana y la jaula de plata.
Cinder se llevó una mano a los labios para ocultar la risilla, casi se pondría ruborizada ante ese comentario de Charles, provocando que ella bajara la cabeza sonriendo, mientras Charles apretaba su mano, Eros estaba rojo pero de ira, la vena del cuello era perfectamente viible, igual que sus ojos color amarillo radioactivo, le estaba sacando de las casillas con suma maestria. Pero lo siguiente que deslizó Charles en forma de palabras, incluso Cinder abrió los ojos como platos cuando escuchaba como Charles aseguraba que Eros estaba a salvo mientras él fuera humano, que como lobo sería un enemigo a enfrentarse, pues él sería el alfa, Eros le observó emitiendo un enorme gruñido, sin duda Eros fantaseaba con descuartizarle ahí mismo, de echo Cinder le apretó la mano con cierto miedo, pues el aura que emitía Eros parecía que le estaba costando de sobre manera contenerse para no devorar al duque.
Cinder clavaba su amarilla mirada en la ajena alterada, pues Eros resoplo de manera violenta, era un autentico bufido de odio hacia Charles, Eros alzó su labio superior enseñando cuan afilados eran sus dientes. -Jovencito, deberías medir más las palabras, estas demasiado subido en un trono donde te crees intocable, niño, más te voy a contar un secreto, nadie es intocable...ni yo...ni por supuesto tú.- Rugió Eros haciendo un gran esfuerzo por mantenerse en su sitio, Cinder se puso nerviosa, pues lo peor que podría ocurrir es que se enzarzaran, aunque llevaba temiendo que eso no ocurriría y que quizás las palabras asesinas hicieran más efecto que cualquier otra cosa, Cinder apretó lo labios poniendose nerviosa. -Ya basta, ¿podemos centrarnos en el tema que nos atañe, por favor?.- Inquirió rauda Cinder, viendo grandes tormentas aproximare como los dos se pusieran a medirsela, no era necesario. -Vamos padre, por favor...esto son negocios, temas importantes...- Añadió intentando hacer que él licántropo desviara la atención de Charles. Eros bufó y terminó resignandose. -Esta bien querida...- Dijo resignado, más hizo un gesto tipico que hacía ella también cuando no se había quedado convencida con algo, algo que planeaba, ya se lo comentaría a Charles cuando esten lejos de un fino oido.
Este empezó a escribir en unos papeles que le trajeron antes de retirarse raudamente uno de los sirvientes. -Bien como ha dicho tu pretendiente ante la sociedad te debieras presentar por mi apellido y no por el apellido Grimm, ya que ese bastardo ni es tu padre, ni pinta hace tiempo nada.- Comentó con aire cruel, Cinder bufó de manera resignada, poco le faltó para saltar sobre él, pero miró a Charles para buscar asi la calma. -No hay motivo para remover temas que ahora no conciernen padre, tu has ganado, te sales con la tuya finalmente.- Dijo Cinder, frunciendo el ceño, esa noche en que la convirtió hubo victimas, su hermana y su padre a manos del licántropo en pleno frenesí.
Es entonces cuando Eros se levantó estendiendo los papeles donde reconocia a Cinder como su heredera elegitima y por tanto condesa de Rumanía, daba los papeles que lo corroboraban y el sello de su familia, dando autenticidad a todos los documentos, y demás. -Aqui tienes...pero ya sabes el trato corazón, ahora tu firma para con la aceptación del cargo y de volver a ser una familia...que delicia ¿verdad?- Comentó él sonriendo de medio lado, mientras Cinder leía los papeles antes de aventurarse a firmar. Sabía lo que todo eso conllevaría, pero iba a ir hata el final, asi se lo había propuesto y así lo haría.
Eros observa de manera fulminante cuando Charles pasa al siguiente nivel y le tutea, cosa que no le hace ni más minima gracia y se nota, pero de momentos no hace ningún comentarío al respecto con eso. Más la palabras que pronunció Charles hizo que hasta Cinder le mirara con sorpresa, sabiendo que su padre podría leer entre lineas una amenaza velada cuando este aseguró que licano que se interponía en su camino era eliminado, lo que hizo es que Eros ladeara la cabeza de manera animal, sus colmillos se agrandaban y Cinder gruñó un poco por lo bajo, más mientras Cinder sonrió de lado.- ¡Ah! si...la jaula..- Dijo por lo bajo recordando la primera noche que Cinder le mostró a Charles su forma licana y la jaula de plata.
Cinder se llevó una mano a los labios para ocultar la risilla, casi se pondría ruborizada ante ese comentario de Charles, provocando que ella bajara la cabeza sonriendo, mientras Charles apretaba su mano, Eros estaba rojo pero de ira, la vena del cuello era perfectamente viible, igual que sus ojos color amarillo radioactivo, le estaba sacando de las casillas con suma maestria. Pero lo siguiente que deslizó Charles en forma de palabras, incluso Cinder abrió los ojos como platos cuando escuchaba como Charles aseguraba que Eros estaba a salvo mientras él fuera humano, que como lobo sería un enemigo a enfrentarse, pues él sería el alfa, Eros le observó emitiendo un enorme gruñido, sin duda Eros fantaseaba con descuartizarle ahí mismo, de echo Cinder le apretó la mano con cierto miedo, pues el aura que emitía Eros parecía que le estaba costando de sobre manera contenerse para no devorar al duque.
Cinder clavaba su amarilla mirada en la ajena alterada, pues Eros resoplo de manera violenta, era un autentico bufido de odio hacia Charles, Eros alzó su labio superior enseñando cuan afilados eran sus dientes. -Jovencito, deberías medir más las palabras, estas demasiado subido en un trono donde te crees intocable, niño, más te voy a contar un secreto, nadie es intocable...ni yo...ni por supuesto tú.- Rugió Eros haciendo un gran esfuerzo por mantenerse en su sitio, Cinder se puso nerviosa, pues lo peor que podría ocurrir es que se enzarzaran, aunque llevaba temiendo que eso no ocurriría y que quizás las palabras asesinas hicieran más efecto que cualquier otra cosa, Cinder apretó lo labios poniendose nerviosa. -Ya basta, ¿podemos centrarnos en el tema que nos atañe, por favor?.- Inquirió rauda Cinder, viendo grandes tormentas aproximare como los dos se pusieran a medirsela, no era necesario. -Vamos padre, por favor...esto son negocios, temas importantes...- Añadió intentando hacer que él licántropo desviara la atención de Charles. Eros bufó y terminó resignandose. -Esta bien querida...- Dijo resignado, más hizo un gesto tipico que hacía ella también cuando no se había quedado convencida con algo, algo que planeaba, ya se lo comentaría a Charles cuando esten lejos de un fino oido.
Este empezó a escribir en unos papeles que le trajeron antes de retirarse raudamente uno de los sirvientes. -Bien como ha dicho tu pretendiente ante la sociedad te debieras presentar por mi apellido y no por el apellido Grimm, ya que ese bastardo ni es tu padre, ni pinta hace tiempo nada.- Comentó con aire cruel, Cinder bufó de manera resignada, poco le faltó para saltar sobre él, pero miró a Charles para buscar asi la calma. -No hay motivo para remover temas que ahora no conciernen padre, tu has ganado, te sales con la tuya finalmente.- Dijo Cinder, frunciendo el ceño, esa noche en que la convirtió hubo victimas, su hermana y su padre a manos del licántropo en pleno frenesí.
Es entonces cuando Eros se levantó estendiendo los papeles donde reconocia a Cinder como su heredera elegitima y por tanto condesa de Rumanía, daba los papeles que lo corroboraban y el sello de su familia, dando autenticidad a todos los documentos, y demás. -Aqui tienes...pero ya sabes el trato corazón, ahora tu firma para con la aceptación del cargo y de volver a ser una familia...que delicia ¿verdad?- Comentó él sonriendo de medio lado, mientras Cinder leía los papeles antes de aventurarse a firmar. Sabía lo que todo eso conllevaría, pero iba a ir hata el final, asi se lo había propuesto y así lo haría.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Charles no necesita ser un sobrenatural para darse cuenta de que las últimas palabras fueron una cubetada de agua helada para el licántropo que busca por todos los medios contener su rabia para no destrozar al Duque en la primera de cuentas. Entiende que le ha dado tan fuerte y de forma consuetudinaria que necesita un descanso para acomodar las ideas y que entienda lo que es tener al inglés en su familia. También le sirve a Cinder porque entenderá que no podrá pasarse de listo con ella. No esta vez porque está dispuesto a plantar cara por la fémina e inclusive, poner en su lugar a todos aquéllos que se crean capaces de avasallar a la que será su prometida. Ni siquiera es necesario que ella le apriete la mano para controlar la lengua.
Se dedica a beber de la copa de vino dejándola vacía, se sirve hasta la mitad de nueva cuenta haciendo lo propio con la licántropa. De Eros, que se haga cargo él. Conforme el estatus que tiene, es el Conde quien debiera servirle, no al revés. Mantiene la calma en todo momento sin ignorar el hecho de que está asomando los colmillos por la boca, eso le causa una hilarante sensación que oculta contra la copa de cristal para que el otro no se sienta más ofendido. Escucha a Cinder contener los embates de ambos bandos hasta que la seriedad vuelve a esa mesa de negociación y los papeles quedan a la vista de la mujer. Charles se entretiene con el habano, su misión está cumplida: que el conde comprenda lo que logró Cinder. Que la licántropa entienda lo que tiene que arriesgar. Por su parte, está satisfecho. Fue una batalla en desventaja de la que logró salir airoso y ni siquiera el comentario de Eros sobre no ser intocable le parecen suficientes razones para continuar con su camino.
El saber que se apoya en él para que Cinder acepte su apellido, es para Charles un gran triunfo. Eros reconoce de esta forma la supremacía de sus palabras y conductas, porque no puede con su hija él solo. No tiene las razones contundentes para hacer valer su palabra y es la de Charles la que esgrima. Le alegra que Cinder lea los documentos antes de firmarlos, eso significa que trabajó bien con ella y que es prudente en sus actuares. Se reserva un último comentario. Deja que transcurran los sucesos, toma algunos documentos para revisarlos con rapidez, viendo que todo es correcto. Asiente hacia la fémina cuando le observa curiosa. Se siente satisfecho al verlos firmando de uno y otro lado, la transacción es completa. Se intercalan entregas de reconocimientos y con ello, Charles puede contraer nupcias con una noble y no con una plebeya. La Corona inglesa estará satisfecha con ésto.
Una vez terminan los trámites, Charles toma la mano de Cinder y la besa divertido - No fue tan difícil ¿O si? Además, piensa ésto. En cuanto te cases, la Corona inglesa exigirá que tomes mi apellido. Serás una Moncrieff, Duquesa de Devonshire, Inglaterra. Así que ésto, será temporal hasta que contraigamos nupcias - le aprieta la mano mirando a Eros con interés - le pido atentamente vaya preparando la dote, en seis meses le indicaremos nuestra determinación de si nos unimos en matrimonio o bien, seguimos sólo con la condición de socios. ¿Alguna pregunta? - es firme, determinado y contundente. No se puede esperar más de Charles. Por más que a Eros se lo lleve el diablo y le dé un paro cardíaco por todo lo que implica.
Se dedica a beber de la copa de vino dejándola vacía, se sirve hasta la mitad de nueva cuenta haciendo lo propio con la licántropa. De Eros, que se haga cargo él. Conforme el estatus que tiene, es el Conde quien debiera servirle, no al revés. Mantiene la calma en todo momento sin ignorar el hecho de que está asomando los colmillos por la boca, eso le causa una hilarante sensación que oculta contra la copa de cristal para que el otro no se sienta más ofendido. Escucha a Cinder contener los embates de ambos bandos hasta que la seriedad vuelve a esa mesa de negociación y los papeles quedan a la vista de la mujer. Charles se entretiene con el habano, su misión está cumplida: que el conde comprenda lo que logró Cinder. Que la licántropa entienda lo que tiene que arriesgar. Por su parte, está satisfecho. Fue una batalla en desventaja de la que logró salir airoso y ni siquiera el comentario de Eros sobre no ser intocable le parecen suficientes razones para continuar con su camino.
El saber que se apoya en él para que Cinder acepte su apellido, es para Charles un gran triunfo. Eros reconoce de esta forma la supremacía de sus palabras y conductas, porque no puede con su hija él solo. No tiene las razones contundentes para hacer valer su palabra y es la de Charles la que esgrima. Le alegra que Cinder lea los documentos antes de firmarlos, eso significa que trabajó bien con ella y que es prudente en sus actuares. Se reserva un último comentario. Deja que transcurran los sucesos, toma algunos documentos para revisarlos con rapidez, viendo que todo es correcto. Asiente hacia la fémina cuando le observa curiosa. Se siente satisfecho al verlos firmando de uno y otro lado, la transacción es completa. Se intercalan entregas de reconocimientos y con ello, Charles puede contraer nupcias con una noble y no con una plebeya. La Corona inglesa estará satisfecha con ésto.
Una vez terminan los trámites, Charles toma la mano de Cinder y la besa divertido - No fue tan difícil ¿O si? Además, piensa ésto. En cuanto te cases, la Corona inglesa exigirá que tomes mi apellido. Serás una Moncrieff, Duquesa de Devonshire, Inglaterra. Así que ésto, será temporal hasta que contraigamos nupcias - le aprieta la mano mirando a Eros con interés - le pido atentamente vaya preparando la dote, en seis meses le indicaremos nuestra determinación de si nos unimos en matrimonio o bien, seguimos sólo con la condición de socios. ¿Alguna pregunta? - es firme, determinado y contundente. No se puede esperar más de Charles. Por más que a Eros se lo lleve el diablo y le dé un paro cardíaco por todo lo que implica.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2018
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Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Los oscuros ojos de Cinder paseaban leyendo los papeles que Eros le había pasado, estaba siendo especialmente meticulosa, su desconfianza por su padre también la empujaban a cercionarse bien de que no había alguna jugarreta por parte de este, siempre de todas formas por la vida de mercenaria que había llevado Cinder como mercenaria hacía también que desconfiara por si las triquiñuelas, más las enseñanzas de Charles y Alfred la hacían ser mucho más cauta que antes, leía a todo minuciosamente antes de coger la pluma para firmar con una letra elegante y bonita con su nombre aceptando los terminos y por supuesto la posición, así hizo con todos los documentos que el viejo lobo la paso, y aunque a Eros se le notaba tirante respecto a Charles, parecía por su olor y su aura que sentía cierta satisfacción notable en todo aquello que acontecía, casi podría decirse que le había merecido la pena aguantar las afiladas palabras del inglés. Por una parte había recuperado su descendencia, y aunque Cinder sospechaba que quizá tuviera más por ahí, o incluso bajo su techo ella fue la primera y aunque la sociedad imponía al hombre sobre la mujer, los licántropos funcionaban ciertamente distinto, y que su hija, y sin duda la que tenía su linea de sangre de lobo, y siendo mordida por él, en cierto modo le daba el orgullo.
Charles no lo sabría o tal vez sí, pero había manadas de licántropos que daban mucha importancia a morder su descendencia y que quien le mordiera fuera uno de los padres, aunque casi siempre era el macho, aunque no era algo obligatorio ni mucho menos.
Pero desde que Charles confesó sus intenciones a Cinder esta tenía bien claro que no iba a ser como esas manadas, ni siquiera esa relación sobrenatural y humano, iba a ser sobrenatural de un tipo con sobrenatural de otro, y de bandos distintos, pero a Cinder poco le importaba, ella hace tiempo que asumió lealtad hacía él, y eso no cambiaría, a no ser que hubiera una traición directa de él, y Cinder estaba segura que eso no acontecería, sabía cuanto odiaba Charles a los traidores. Todo eso pasaba por la mente de la licántropa mientras rasgaba con la pluma los papeles dejando la firma. Ya estaba hecho, ya era condesa, lo que tardasen en ser enviados los tramites...Cinder respiró hondo cuando Charles le habló, no había pensado en eso, pero ella sonrió de medio lado al percatarse de ello. Era cierto, si se casaba con Charles pasaría a llevar su apellido, y ni el apellido Grimm ni el apellido Krum tendrían importancia, apretó sus labios antes de sonreir. -Es cierto, no fue dificil..- Sonrió al león de Devonshire, Charles recalcó lo de la dote a Eros que recogia los documentos correspondiente. -Lo he entendido, prepararé una dote digna de mi ojito derecho.- Había cierto tono jocoso en ello, sabía que a Cinder no le hacía gracia.
Más Eros a pesar de querer literalmente comerse a Charles se comportó como se esperaba alguien de su posición, sonrió de manera cinica, y no se preocupó de ocultarlo. -Ninguna pregunta Duque, le debo un favor por recuperar a mi preciosa hija. Creo que es hora de dar por finalizada esta reunión, no sé usted pero este viejo lobo es un hombre ocupado, y tengo asuntos que atender.- Aseguró el licántropo, Cinder le miró enarcando una ceja, estaba demasiado simpatico, alguna idea recorría la mente del viejo lobo, eso hizo que Cinder ladeara la cabeza de manera licana, como sin entender que rondaba la cabeza al lobo, este se levantaba y alzaba la mano para estrecharsela al inglés, ante la mirada sospechosa de su hija, ¿por qué tanta prisa por retirarse tán repentinamente?. -Cuando esté todo arreglado os escribiré, no creo que me lleve mucho tiempo, pero ya es oficial, enseña que clase de condesa eres...una digna Krum....portaté como tal.- Comentó Eros besando el dorso de la mano de su hija no sin antes sonreir malicioso.
Se retiraba mientras sus hombres rapidamente se mostraron protectores, Cinder se mordió el labio y miró a Charles. -Está hecho...soy condesa, ¿Que opina duque?- Sonrió de medio lado, sus ojos se encendieron de ambar mirando a Charles, y miró a su alrededor como queriendo comproboar que no había nadie que viera nada para tomar suavemente el rostro del inglés y devorar sus labios con pasión, aunque no tardó en retirarse. -Eres todo un alfa mi león...- Susurró, sus ojos encendidos eran a causa del deseo que le había estado despertando a Charles durante toda la reunión. -Más se ha mostrado demasiado simpatico de repente, he visto su aura, el milagro es que no haya saltado a devorarte, podía ver por su olor y su aura que le tenías como un perro rabioso, y poco a poco ha empezado a relajarse, ¿Que le debes una? tan contento despues de lo que le has dicho....algo se le pasa por la cabeza.- Aunque sinceramente dudaba que fura algo que peligrara la integridad de Charles, si podía haber despertado el juego de hacerse perrerias continuamente el uno al otro, medir a ver quien la tiene más grande, uno era un viejo lobo cabezota y él otro era un humano si...pero Charles era psicopatamente obsesivo y perfeccionista, cosa que hizo ladear el rostro de Cinder.
-Todo esto ha sido obra tuya.- Reconoció Cinder mientras dejaban de estar solos ya que los sirvientes aparecían ara cubrir cualquier tipo de necesidad que demandasen Charles o Cinder, ella se estiraba elegantemente y sonreia de medio lado con aire eficiente, aun le daba vueltas a las palabras de su padre, "parte de su manada" ¡bah! para lo que Cinder respecta su manda son Charles y ella, nadie más, la negra loba solitaria había aceptado a un macho como alfa, en cierto modo casi pudo decirse que lo aceptó el día que ese torrido encuentro no se quedó en una pasión más de tantas.
Charles no lo sabría o tal vez sí, pero había manadas de licántropos que daban mucha importancia a morder su descendencia y que quien le mordiera fuera uno de los padres, aunque casi siempre era el macho, aunque no era algo obligatorio ni mucho menos.
Pero desde que Charles confesó sus intenciones a Cinder esta tenía bien claro que no iba a ser como esas manadas, ni siquiera esa relación sobrenatural y humano, iba a ser sobrenatural de un tipo con sobrenatural de otro, y de bandos distintos, pero a Cinder poco le importaba, ella hace tiempo que asumió lealtad hacía él, y eso no cambiaría, a no ser que hubiera una traición directa de él, y Cinder estaba segura que eso no acontecería, sabía cuanto odiaba Charles a los traidores. Todo eso pasaba por la mente de la licántropa mientras rasgaba con la pluma los papeles dejando la firma. Ya estaba hecho, ya era condesa, lo que tardasen en ser enviados los tramites...Cinder respiró hondo cuando Charles le habló, no había pensado en eso, pero ella sonrió de medio lado al percatarse de ello. Era cierto, si se casaba con Charles pasaría a llevar su apellido, y ni el apellido Grimm ni el apellido Krum tendrían importancia, apretó sus labios antes de sonreir. -Es cierto, no fue dificil..- Sonrió al león de Devonshire, Charles recalcó lo de la dote a Eros que recogia los documentos correspondiente. -Lo he entendido, prepararé una dote digna de mi ojito derecho.- Había cierto tono jocoso en ello, sabía que a Cinder no le hacía gracia.
Más Eros a pesar de querer literalmente comerse a Charles se comportó como se esperaba alguien de su posición, sonrió de manera cinica, y no se preocupó de ocultarlo. -Ninguna pregunta Duque, le debo un favor por recuperar a mi preciosa hija. Creo que es hora de dar por finalizada esta reunión, no sé usted pero este viejo lobo es un hombre ocupado, y tengo asuntos que atender.- Aseguró el licántropo, Cinder le miró enarcando una ceja, estaba demasiado simpatico, alguna idea recorría la mente del viejo lobo, eso hizo que Cinder ladeara la cabeza de manera licana, como sin entender que rondaba la cabeza al lobo, este se levantaba y alzaba la mano para estrecharsela al inglés, ante la mirada sospechosa de su hija, ¿por qué tanta prisa por retirarse tán repentinamente?. -Cuando esté todo arreglado os escribiré, no creo que me lleve mucho tiempo, pero ya es oficial, enseña que clase de condesa eres...una digna Krum....portaté como tal.- Comentó Eros besando el dorso de la mano de su hija no sin antes sonreir malicioso.
Se retiraba mientras sus hombres rapidamente se mostraron protectores, Cinder se mordió el labio y miró a Charles. -Está hecho...soy condesa, ¿Que opina duque?- Sonrió de medio lado, sus ojos se encendieron de ambar mirando a Charles, y miró a su alrededor como queriendo comproboar que no había nadie que viera nada para tomar suavemente el rostro del inglés y devorar sus labios con pasión, aunque no tardó en retirarse. -Eres todo un alfa mi león...- Susurró, sus ojos encendidos eran a causa del deseo que le había estado despertando a Charles durante toda la reunión. -Más se ha mostrado demasiado simpatico de repente, he visto su aura, el milagro es que no haya saltado a devorarte, podía ver por su olor y su aura que le tenías como un perro rabioso, y poco a poco ha empezado a relajarse, ¿Que le debes una? tan contento despues de lo que le has dicho....algo se le pasa por la cabeza.- Aunque sinceramente dudaba que fura algo que peligrara la integridad de Charles, si podía haber despertado el juego de hacerse perrerias continuamente el uno al otro, medir a ver quien la tiene más grande, uno era un viejo lobo cabezota y él otro era un humano si...pero Charles era psicopatamente obsesivo y perfeccionista, cosa que hizo ladear el rostro de Cinder.
-Todo esto ha sido obra tuya.- Reconoció Cinder mientras dejaban de estar solos ya que los sirvientes aparecían ara cubrir cualquier tipo de necesidad que demandasen Charles o Cinder, ella se estiraba elegantemente y sonreia de medio lado con aire eficiente, aun le daba vueltas a las palabras de su padre, "parte de su manada" ¡bah! para lo que Cinder respecta su manda son Charles y ella, nadie más, la negra loba solitaria había aceptado a un macho como alfa, en cierto modo casi pudo decirse que lo aceptó el día que ese torrido encuentro no se quedó en una pasión más de tantas.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 160
Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Brothers and Countess [Cinder Grimm]
Si bien Cinder fue una mujer que se educó en Rumania, cuando llegó a su mansión el Duque se encargó de que Alfred le enseñara absolutamente todo para brillar en sociedad. Educación inglesa, no cualquier tipo de enseñanza. La razón, es que como su socia, en algunos eventos tendrían que ir juntos. Que dejara mal plantado al inglés sería impensable e insoportable. La licántropa tuvo que aguantar el mal genio de Charles con los vestidos, eligiendo los colores que más la favorecieran, quitando su costumbre por el color negro que sólo es usado en funerales. Todavía recuerda la forma en que le miraba cuando le reprendía por los cubiertos. Ver que todo ésto ha dado sus frutos, le alegra como le enorgullece.
La entrevista fue fructífera, concede Charles al ver que los documentos se firman haciendo así de Cinder, una mujer a la cual la Corona inglesa no pondrá peros y aceptará sin contemplaciones. O al menos, no demasiadas, las cuales podrá paliar con rapidez. Lo que siguió de la reunión fue básicamente completar los protocolos, revisar que todos los documentos estuvieran firmados, que no faltara nada en los requisitos y tras eso, padre e hija lo eran de forma oficial. Eso complació con ganas al Duque que asiente cuando el Conde decide retirarse con una rapidez que le parece extraña, más guarda silencio observando cómo su séquito de licántropos le sigue. Es parte de ser hombre lobo el tener una manada. Más el León de Devonshire está acostumbrado a vagar solo por el mundo y como tal, no necesita a nadie más.
Sus orbes se posan en la flamante Condesa a su lado sentada. Toma su mano para depositar un beso galante sonriendo de lado - lo dices como si te sorprendiera que termináramos así. Ya te dije, Cinder, la mayor parte de las veces, si no todas, tengo un plan elaborado y dudo mucho que puedan ganarme en eso - se guarda que eso de que el Krumm le debe una, sonó como que tenía un secreto sobre eso. Se pregunta qué es lo que va a hacer con ello. Espera que no sea traicionado porque el licántropo sabrá lo que significa ser lastimado donde más le duele y si bien, es su progenie lo que le interesa -ya lo notó cuando ni siquiera rechistó con la dote y halagó a Cinder-, no será por ahí donde le corresponda el golpe. Se acaricia la barba con cierta reticencia.
No puede pensar más, la impetuosa Condesa le toma el rostro para darle un fogoso beso que corresponde con ansias viendo cumplido su capricho. Cierto es que ella accedió, pero fue él quien insistió para tenerla consigo sin que nadie pudiera señalar con el dedo a su pareja. Así, muchos bajarían la cabeza ante la próxima Duquesa de Devonshire y eso le hace sentir orgulloso como ufano. Una vez termina la caricia, se sonríe con diversión - me temo, Condesa, que no es el lugar ni el momento para ésto, podemos cambiar la situación si le acompaño a su hogar y me invita una copa de vino. Por supuesto que soy un alfa, ¿Acaso lo dudaste? - su arrogancia es incontrolable. Desliza la palma de la diestra por la mejilla de la fémina en total silencio escuchando lo que temía.
- No sé, pero algo no me gusta. Ya veremos qué sucede después, vamos mi señora, tenemos una botella de champagne por abrir - por supuesto que se la llevará a su mansión donde tendrán un sexo desenfrenado. De sólo pensarlo, se le hace la boca agua. La toma por la cintura depositando un beso en su sien - además, tenemos cosas por hacer, como determinar en qué lugar tienes que permanecer. Puedes seguir en mi mansión si gustas, pero hay que cambiar los escudos para que nadie sospeche. Al menos, no por ahora hasta que tengamos claro lo que haremos - se refiere a definir si se casan o no. Ofreciendo el brazo a la flamante Condesa, sale del hotel con una sonrisa en los labios. ¡Por supuesto que fue obra suya! Y saber que salieron airosos y con un gran triunfo a pesar de todo, le mantiene la sonrisa en los labios.
La entrevista fue fructífera, concede Charles al ver que los documentos se firman haciendo así de Cinder, una mujer a la cual la Corona inglesa no pondrá peros y aceptará sin contemplaciones. O al menos, no demasiadas, las cuales podrá paliar con rapidez. Lo que siguió de la reunión fue básicamente completar los protocolos, revisar que todos los documentos estuvieran firmados, que no faltara nada en los requisitos y tras eso, padre e hija lo eran de forma oficial. Eso complació con ganas al Duque que asiente cuando el Conde decide retirarse con una rapidez que le parece extraña, más guarda silencio observando cómo su séquito de licántropos le sigue. Es parte de ser hombre lobo el tener una manada. Más el León de Devonshire está acostumbrado a vagar solo por el mundo y como tal, no necesita a nadie más.
Sus orbes se posan en la flamante Condesa a su lado sentada. Toma su mano para depositar un beso galante sonriendo de lado - lo dices como si te sorprendiera que termináramos así. Ya te dije, Cinder, la mayor parte de las veces, si no todas, tengo un plan elaborado y dudo mucho que puedan ganarme en eso - se guarda que eso de que el Krumm le debe una, sonó como que tenía un secreto sobre eso. Se pregunta qué es lo que va a hacer con ello. Espera que no sea traicionado porque el licántropo sabrá lo que significa ser lastimado donde más le duele y si bien, es su progenie lo que le interesa -ya lo notó cuando ni siquiera rechistó con la dote y halagó a Cinder-, no será por ahí donde le corresponda el golpe. Se acaricia la barba con cierta reticencia.
No puede pensar más, la impetuosa Condesa le toma el rostro para darle un fogoso beso que corresponde con ansias viendo cumplido su capricho. Cierto es que ella accedió, pero fue él quien insistió para tenerla consigo sin que nadie pudiera señalar con el dedo a su pareja. Así, muchos bajarían la cabeza ante la próxima Duquesa de Devonshire y eso le hace sentir orgulloso como ufano. Una vez termina la caricia, se sonríe con diversión - me temo, Condesa, que no es el lugar ni el momento para ésto, podemos cambiar la situación si le acompaño a su hogar y me invita una copa de vino. Por supuesto que soy un alfa, ¿Acaso lo dudaste? - su arrogancia es incontrolable. Desliza la palma de la diestra por la mejilla de la fémina en total silencio escuchando lo que temía.
- No sé, pero algo no me gusta. Ya veremos qué sucede después, vamos mi señora, tenemos una botella de champagne por abrir - por supuesto que se la llevará a su mansión donde tendrán un sexo desenfrenado. De sólo pensarlo, se le hace la boca agua. La toma por la cintura depositando un beso en su sien - además, tenemos cosas por hacer, como determinar en qué lugar tienes que permanecer. Puedes seguir en mi mansión si gustas, pero hay que cambiar los escudos para que nadie sospeche. Al menos, no por ahora hasta que tengamos claro lo que haremos - se refiere a definir si se casan o no. Ofreciendo el brazo a la flamante Condesa, sale del hotel con una sonrisa en los labios. ¡Por supuesto que fue obra suya! Y saber que salieron airosos y con un gran triunfo a pesar de todo, le mantiene la sonrisa en los labios.
TEMA FINALIZADO
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
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