Eduardo F. Velázquez

+ le gusta los animales.
+ En su trabajo de informador es amigo de una cazadora.
+ Le gusta dormir en el sofá de su casa.
+ Una vez, se llevó un puñetazo de su padre ya que al estar depresivo, confundió a su madre con una prostituta e...intentó meterla mano.

Eduardo es un ser tierno, amistoso, que aprecia la compañía, emotivo y sensible, de apariencia flemática, que corresponde bastante al temperamento linfático. Para él, la vida es un “largo río tranquilo”, ya que Eduardo, bastante lento, no es ni muy dinámico, ni muy emprendedor, ni muy voluntarioso, y prefiere dejar para mañana lo que puede hacer hoy. Bastante dependiente de su entorno familiar (maternal y femenino, especialmente), Eduardo es sensible a los ambientes y puede pasar de la indolencia, o de la pereza, a una sobreactividad, cuando se siente estimulado por los amigos o sus afectos: tiene un temperamento ciclotímico.

En él, todo depende de la motivación. Por eso, tendrá periodos de vida lentos y otros más agitados, sobrecogido por un brusco impulso que, por otro lado, puede desaparecer enseguida… ¡ya que tiene una nefasta tendencia a vivir más en los sueños que en la realidad! Sus virtudes son su encanto, su gentileza, su bondad y su espíritu de camaradería. Su fineza perspicaz, junto con su intuición, así como su tacto, palian de algún modo su pereza.. Eduardo se desarrollará principalmente realizando sus sueños, lo que le dará una cierta fuerza y lo ayudará a pasar de la inmadurez, de la necesidad de ser atendido, a la toma de responsabilidades propia de la.

Eduardo debe aprender desde pequeño la noción de trabajo, disciplina, orden, deber…ya que estas nociones están poco inscritas en su persona. Como le preocupa hacer bien las cosas y está muy marcado por su familia, tratará de complacerlos. Habría que hacerle tomar cursos de música desde muy pequeño: tiene alma de músico y de artista. Su escolaridad dependerá mucho de su entorno familiar: habrá que estimularlo para que trabaje, pero lo ayudará su excelente memoria. A Eduardo le gusta evadirse, fantasear, viajar. Posee un lado un poco bohemio y, como la cigarra, aprecia la vida fácil y los placeres de este mundo. Los cambios le cuadran totalmente, como así también los viajes, que a menudo lo atraen.

Esto lo resiente de un modo considerable en su vida sentimental e incluso tiene un impacto sobre su vida profesional. Es verdad que tiene muchas cualidades afectivas. Además, es sensual y ávido, sueña con una compañera que lo colme…a menos que se meta en situaciones complejas, incluso aberrantes.

Cuando Eduardo nació nadie lo quiso, ni si quiera su madre, una prostituta que había yacido con un príncipe pero este si tomó a su hermano gemelo y lo abandonó a puertas de un palacio. No obstante, una familia, llamada Velázquez buscaba una solución para su problema de no tener hijos y fue cuando en el hospital le dieron a esta familia al bebé al que llamaron Eduardo. Dicha familia gozaba de buena fortuna y Eduardo vivía gozosamente en Madrid, haciendo amistades y enamorando a jóvenes casaderas ya de muy temprana edad, pero él no quería aún enamorarse o sentirse atado con alguien, él quería seguir soñando un poco hasta que al menos cumpliera la mayoría de edad.

Su vida fue plena y divertida, pero un incendio provocado por uno de los enemigos de Eduardo dejó a la familia completamente arruinada, y fue cuando de repente, a su padre adoptivo le salió un trabajo en París, Francia y en donde podrían volver a empezar de cero. Con lo poco que había sobrevivido se fueron hasta París, y empezando como una familia de clase baja pero rozando la clase media, los Velázquez estaban ahí sobreviviendo como podían.

Cuando cumplió mayoría de edad, se celebró una fiesta por todo lo alto, en el que asistieron mayoría de condes, nobles y todo con sus hijas a ver si Eduardo se interesaba por alguna ya que la familia aun tenia renombre entre los círculos de la alta alcurnia, pero  ¿Por qué no ayudaban a los Velázquez? Simplemente porque el padre adoptivo de Eduardo no quería, pues quería que Eduardo comprendiera lo que costaba empezar de cero y desde abajo. A Eduardo eso le agradaba que su padre fuera tan noble, pero también un poco de poder podría venir bien a la  familia, pero él no dio demasiadas vueltas.

Con el tiempo, Eduardo conoció a una joven lo que comenzó siendo una bella amistad que luego pasaría a algo mucho más serio hasta después de varios años de noviazgo en el que por fin él dio el paso pero para cuando lo dio, se llevó una sorpresa que no se esperaba. La muchacha por la que sentía algo no le quería y había estado jugando con él todo estos años. La muchacha dejó como la piedra a Eduardo, este volvió completamente destrozado a su hogar y entró en una fuerte depresión de la que todavía, con 29 años de edad aún no consigue salir. No tiene ganas de nada, su comportamiento está casi arruinando la reputación de los Velázquez ya que cada vez que vuelve a casa llega con un aroma de perfume diferente, siempre bebido, siempre enfadado. Sus padres estaban al borde de no saber qué hacer y fue cuando su padre se lo llevó consigo a una de sus reuniones secretas y ahí descubrió que su padre era en secreto un experto cazador.

Eduardo aprende la misma profesión secreta y parece que está consiguiendo salir de su depresión cosa que ya a sus padres les está un poco aliviando la vida ya que no podían más con su estúpida actitud.