Luz Guía (Libre)

por **Silmeria Von Greys** Lun Jul 16, 2018 4:04 pm

Estando en completa tranquilidad, Silmeria huía de los ruidos nocturnos que se festejaban en la ciudad de París. Esa noche en cambio, en donde se localizaba el faro, parecía estar completamente en calma. Solo se podía escuchar el sonido de las olas chocar contra las rocas del arrecife, la noche en cambio estaba en su completa tranquilidad. Las luces de la ciudad adornaban el paisaje nocturno, la noche ocultaba con espesas nubes negras los reflejos de la luna plateada, Silmeria nunca se había sentido tan en paz.De su paseo nocturno, se quitó los zapatos y descalza se dispuso a tocar la arena que había en la pequeña cala cerca del faro. Su cuerpo se posó sentado sobre una ancha roca y sin poderlo evitar, ella estaba completamente relajada. No se sentía nada, ni ningún agobio, todos sus malos pensamientos estaban disipándose en el horizonte, sus manos las apoyó a ambos lados y enseguida, una brisa fresca comenzó a acariciar su vestido al mismo tiempo que sus largos cabellos dorados.

Le pidió a su prometido que la dejara sola ya que desde lo que paso con los gitanos no la deja ni un minuto sola, pero ella, al insistir tanto su prometido por fin accedió a cumplir sus deseos. Ella volvería pronto, sabía que su prometido la había seguido desde atrás, a distancia, pero que la estaba siguiendo y que ahora esperaba un poco lejos de ella. Silmeria pudo escuchar el crujir de una rama, miro hacia atrás y no vio a nadie o eso le pareció hasta que se fijó bien entre los arbustos de algo que se estaba moviendo. Se limpió los pies, se calzó y fue poco a poco hasta donde encontró o escuchó el crujir de la rama. Fue cuando el torpe de su prometido salió y se descubrió en el camino de por dónde estaban los caballos quietos y tranquilos.

Silmeria con los brazos en jarra comenzó a reírse de lo que estaba viendo. Ayudo a su prometido a que este se levantara de la tierra que estaría manchándole los pantalones, Silmeria le intento convencer de nuevo de que le dejara sola estar cerca del faro, pero este se negó y cuando la tomó de la mano izquierda la llevó hasta el faro para que viera algo mucho más bonito. Silmeria extrañada de la actitud de su prometido, fue llevada hasta la parte superior del faro y le mostro una mejor vista de París, allí al fondo con todas las luces centelleando.

- Qué bonito.

Silmeria se quedó mirando el paisaje por otro segundo más. No quería que acabara ese momento pero un ruido los alertó y cuando salieron del interior del faro, cada uno se montó en su caballo correspondiente, pero Silmeria no puso a andar el caballo. Es más. Había escuchado un sonido entre los matorrales.

por **Zera Di Sienna** Dom Ago 26, 2018 11:19 am

Zera, había vuelto a escaparse de la estricta vigilancia de su madre, quien había tenido que asistir una reunión de sociedad, a la que ella también estaba invitada, pero poniendo la escusa de estar un poco descompuesta, pudo declinar la insistente invitación, que no era otra cosa que un tipo de juicio inquisitorial, para dar su opinión, sobre el porque de el abandono de su prometido, dejándola por una joven de clase mas baja, y con un prontuario en la inquisición. por supuesto que era una sentencia social para el joven, y una mucho mas leve para ella, pero no por eso, menos escandalosa. Intentando pasar desapercibida, por el tiempo que pudiera, Zera declinaba casi todas las invitaciones, a excepción de las que tenían que ver con la caridad.

Gracias a esa táctica, la joven italiana, se encontró con tiempo libre, ideal para disfrutar de un tiempo veraniego como el que estaban viviendo. París era hermoso, pero mucho mas bello, a ojos de Zera, era el mar, con sus colores azules, con su espuma y los pequeños y frágiles barcos, que se podían contemplar en el horizonte. Por lo que tras ver partir a su madre, y obtener la autorización de su padre, se vistió como para dar un pase por el jardín botánico, Cuando estaba por partir, su padre la detuvo, - No te olvides de llegar antes de que vuelva tu madre. te quiero aquí, antes de las diez de la noche -, a lo que ella asintió con una leve sonrisa, pues habían ambos, que no cumpliría con esa orden, y que de seguro, volvería cerca de la media noche.

Tras pasar parte de la tarde, recorriendo los alrededores de la ciudad, se dispuso a tomar uno de los caminos, que la fueron acercando al faro. Cuando por fin llegó, dejó su caballo atado a unas ramas gruesas de un árbol, y bajó hasta la pequeña cala, en donde una arena blanca, era lamida por el mar. Se dejó caer en la arena y contemplar el hermoso paisaje nocturnal. El faro alumbraba por momentos la cala. Su mirada fue dirigida a lo alto del faro, en donde contemplo a una pareja, sonrió, al pensar que estaba predestinada en ser la que observaba a los novios ser felices, y ella siempre quedaba sola. Suspiró, pensando en su suerte. Dejó de contemplar a los enamorados y se dejó arrullar por las olas. Fue un sonido seco, lo que la alertó, se puso rápidamente de pie, y buscó entre sus ropas, la daga que había preparado, por si algo malo se presentaba. - ¿Quien está allí? - dijo con un cierto temor en su voz.

por **Silmeria Von Greys** Dom Sep 16, 2018 6:57 pm

Observando más detenidamente, Silmeria se detuvo entre los arbustos pero luego giro la mirada y vio a una joven que la estaba apuntando con una daga.

- ¡HEY! ¡Cuidado! – Dijo asustándose de repente, observando cómo le apuntaba aquella daga afilada hacia ella – ¿Pero qué te pasa? – Dijo aun sorprendida de lo que todavía estaba haciendo la muchacha aquella noche. Poco después escuchó como su prometido había vuelto a caballo para ir en su búsqueda, este de inmediato se bajó del caballo sacando el mosquete que llevaba en la pernera apuntando a la chica, pero Silmeria, al ver que este rápidamente disparaba, Silmeria se interpuso entre la bala y la joven alcanzándole en uno de sus costados.

El grito desgarrador que soltó Silmeria pudo haberse escuchado desde una buena distancia, el faro podría decirse que había parpadeado tras haber sentido el grito de Silmeria mientras caía al suelo del dolor de la bala. Podría decirse que toda su vida pasaba mientras el dolor todavía estaba haciendo mella en su cuerpo, notaba las manos ajenas, varias en realidad y no podía dejar de pensar en lo que pasaría si llovía o si moría en la edad que era. No quería pensar en nada malo, pero solamente ahora recordaba como su vida pasaba de largo….

“ ¡No! ¡Déjenme! - Decía una Silmeria a la que estaban forzando y ella estaba contra la pared, indefensa, sin poder defenderse ni poder quitarse al que tenía detrás suya embistiéndola fuertemente con su miembro erecto dentro y fuera de su vagina. Mientras ella gritaba de dolor, el gitano la estaba violando con fiereza, hasta que finalmente se vació en ella. Después de nueve meses no estuvo embarazada, gracias a Dios pero esperaba el día en que ella pudiera volver a vengarse o no recuerda haberlo hecho alguna vez…..”

-¡Silmeria! – Escuchó una voz que la devolvió a la realidad y estaba en el interior del faro envuelta por la cintura por unas vendas que habían encontrado en una caja de primeros auxilios que alguien debería de tener ahí. Cuando pudo concentrarse en mirar de lado a lado, observó que su prometido estaba a su lado, a los pies estaba la joven de antes y solamente sonrió a ambos.

- Prometido, déjanos.

- No, me qued..

- ¡VETE! – Espetó Silmeria con la mirada tajante en los ojos de su prometido. Poco después se quedó sola con la muchacha que estaba ahora a su lado o cerca de ella - ¿estás bien?

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