Kyle Nolan | ID

Edad real

32 años

Edad de transformación

20 años

Edad aparente

26 años

Especie

Licántropo

Clase social

Baja

Orientación sexual

Heterosexual

Lugar de Origen

Dublín, Irlanda

* Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.

* Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.

* Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el licántropo está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.

* Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento; si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

* Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.

* Memoria fotográfica: Capacidad de recordar cosas oídas y vistas con un nivel de detalle perfecto. Las personas con esta habilidad no olvidan nunca escritos, sonidos, imágenes y los recuerdan mucho tiempo después como si lo hubieran escuchado/visto apenas unos días antes.

* Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.

* Bloqueo mental: Es la habilidad para bloquear su mente y nadie (ni siquiera los vampiros que leen mentes) pueden saber lo que piensa.

Si bien tiene vocación de médico, es tan bohemio como puede serlo cualquier gitano. Despreocupado, sencillo y vive la vida un día a la vez. Se siente completamente ajeno a las directrices de comportamiento, etiqueta, estética y obsesión material de la sociedad tradicional de carácter patriarcal y burguesa.

Lo que más le gusta de la vida nómada es el viajar por distintos lugares, conocer nuevas culturas, aprender idiomas, disfrutar de la música y las festividades. Uno de sus mayores placeres es sentarse bajo la sombra de algún árbol, sentir la brisa fresca en la piel, y tocar su guitarra hasta el anochecer.

Aunque es consciente de que con sus conocimientos en medicina o con sus habilidades como cazador podría hacer gran fortuna y llegar rápidamente a tener una posición acomodada, tener una gran casa y disfrutar de muchos lujos, esas cosas son superficiales para él y representarían una barrera para su libertad.

En su forma humana, tiene un carácter tranquilo y relajado, no busca ni se mete en problema alguno, y si llegan a querer provocarlo ignorará por completo las provocaciones. La única forma en que se podría conseguir enojarlo, sería el hacer algún tipo de daño a alguien que él considere importante en su vida, es entonces cuando su temperamento explosivo sale a flote y defenderá a los suyos a muerte.

Nací en el seno de un clan de cazadores bastante particular. En sus inicios, el clan no era más que uno de tantos numerosos grupos de gitanos, quienes se vieron forzados a aprender a defenderse y luchar contra los seres sobrenaturales, tales como vampiros y licántropos, que atacaban con bastante frecuencia al ver a un grupo numeroso de humanos indefensos. Así pues, 200 años más tarde, el clan se convirtió en lo que es actualmente, un grupo de cazadores que viajan como gitanos para atraer a los depredadores y así eliminarlos cuando se creen con ventaja.

Si bien todos y cada uno de los miembros del clan deben estar entrenados para la lucha, entre todos los miembros nos repartíamos las responsabilidades por grupos:

*El primer grupo son los cazadores, quienes salen de excursión por las noches en busca de vampiros y licántropos para eliminar, entre ellos están los más rápidos, ágiles y con mejores reflejos. Se encargan de enseñar a los jóvenes entre 14 y 16 el manejo de armas de fuego y lucha con armas blancas.

*El segundo grupo son los defensores, los más fuertes, quienes se quedan de guardia en el campamento para proteger al resto mientras los cazadores están fuera. Tienen por tarea el enseñar a los niños entre 12 y 14 años a defenderse y a pelear cuerpo a cuerpo.

*El tercer grupo son los curanderos, los más inteligentes y con más conocimientos respecto a medicina que el resto de los grupos, se encargan de curar a los heridos, también enseñan a los niños de cualquier edad las cosas básicas de medicina que todos en el clan deben saber, y luego a los seleccionados para estar en este grupo los entrenan con los conocimientos más avanzados.

*El cuarto grupo eran los cocineros, caer en este grupo es una deshonra, pues significa que eres débil y tienes poco coeficiente como para siquiera llegar a curandero; además de preparar la comida para todo el clan, se encargan de empacar y desempacar todo a la hora de moverse o llegar a un nuevo lugar.

*Por último, pero no menos importante, los ancianos, quienes se encargan de cuidar y educar a los niños más pequeños, hasta que son lo suficientemente grandes para comenzar con su entrenamiento. Enseñan cosas básicas como lectura, además de modales y la historia del clan.  

Siendo el hijo mayor del jefe del clan, y dado que los últimos 5 jefes han sido mis antepasados directos, se suponía que debía sobresalir entre los de mi generación para tomar el lugar de mi padre, si lo merecía, llegado el momento de la sucesión. Y así lo hice. Fui entrenado como todos los demás, pero obligado a practicar más que ningún otro para cumplir con las altas expectativas de mis padres. Hacía lo que de mí se esperaba, pero lo que quería distaba tanto de aquello como se podía. No quería matar, quería curar y salvar vidas. Fue por ello que, aunque cumplía con todas mis obligaciones, desde muy pequeño me hice pupilo en secreto de uno de uno de los mejores doctores que habíamos tenido jamás en el clan y que era ahora uno de los hombres más ancianos.

De aquel hombre aprendí muchísimo. Incluso después de mi iniciación entre los cazadores, durante el día recurría a él para seguir obteniendo todas las enseñanzas posibles. Para mí era refrescante poder hacer lo que realmente quería, aunque fuese por breves horas, y para él sentirse joven nuevamente, odiaba tener que lidiar con los niños más pequeños y le reconfortaba la presencia de un adulto joven con ansias de conocimiento. Si bien su fallecimiento fue una tragedia para todo el clan, para mí fue como perder a mi verdadero padre, creo que esa fue la primera y única vez que lloré por algo. Ni siquiera los estrictos y numerosos castigos de mi padre cuando me equivocaba en algo habían conseguido sacarme lágrimas.

A los 18, como a todos los demás varones del clan llegada esta edad, se me asignó una novia que correspondiera con mis habilidades. La mejor de las cazadoras femeninas, y una de mis mayores rivales. Fuera de los entrenamientos se podía decir que nos llevábamos bien, pero mientras luchábamos éramos como verdaderos enemigos. De entrenar con armas de verdad ya alguno de los dos habría salido herido gravemente. Era divertido pelear con ella, pero honestamente no me gustaba, no la quería como suponía debía quererse a una esposa, y agradecía que los matrimonios no se llevaran a cabo hasta cumplidos los 21 años del varón. Tendría tiempo al menos de compartir con ella intentando enamorarme, o en su defecto buscar la manera de zafarme del compromiso.

Fui transformado con 20 años, durante una misión que se suponía iba a ser sencilla. Se trataba de cazar a dos licántropos jóvenes, no más que unos meses de que habían sido mordidos, completamente solos y sin dominio completo de sus poderes. Fuimos asignados a la misión los 4 líderes de la nueva generación, “Más que suficiente” había dicho el jefe, mi padre. Pero todo resultó ser una trampa, y la misión falló. Era toda una manada de licántropos la que nos esperaba, dimos pelea tanto como pudimos, matamos a tantos como fue posible, y aun así de los 4 que fuimos, dos murieron. Los otros dos éramos mi prometida y yo. Le pedí que se fuera, ella no me habría dejado de no haberle pedido buscar refuerzos, que soportaría tanto como pudiera. Pero no lo logré.

Por alguna razón que desconozco, no llegaron a matarme. Fui mordido y dejado atrás, siendo encontrado algunas horas después por mi padre y algunos otros del clan, para ser llevado con los curanderos. Las circunstancias en que fui encontrado se llevaron de la manera más discreta posible, no permitiendo que todo el clan se enterara que fui mordido por un licántropo, simplemente informando que había sido gravemente herido. Intentaron todo cuanto pudieron, pero la transformación no pudo ser evitada y mucho menos revertida. El proceso fue agónico, fueron casi dos días de sentir un dolor intenso y permanente que llegaba incluso hasta las uñas. La fiebre subió a más de 40°C, y no pude dormir nada durante todo lo que duró la transformación. Sin embargo, una vez terminó, me sentí más sano y fuerte que nunca.

Apenas pude mantenerme en pie, el jefe pidió privacidad para poder hablar conmigo. – Será mejor que te vayas del clan. Si los demás se enteran en lo que te has convertido, no dudarán en matarte. Me encargaré de que todos crean que moriste, así no te buscarán, pero vete lejos, Kyle. Yo mantendré al clan aquí mientras lloro tu muerte. – Por duro que fuera para mí la perspectiva de dejar mi clan, mi familia, mi vida, no pude evitar apreciar el gesto que tenía mi padre para conmigo. Nunca fue un padre amoroso, aunque sabía cuándo le hacía orgulloso por la mirada, nunca fue capaz de darme siquiera unas palabras amables. Hasta ese día. Si bien me estaba pidiendo que me marchara, lo hacía con buena intención, y es algo que nunca podré olvidar.

Esa misma noche tomé algunas pocas pertenencias y, mientras ponían “mi cadáver” al fuego, dejé el clan, dejé Irlanda. Mi prometida, mis hermanos y hermanas, incluso mi madre, todos creerían que había muerto. Mantuve mi nombre, dado a mí en honor al primer jefe del clan que fue mi ancestro, pero cambié mi apellido para poder pasar desapercibido, y tomé el primer barco desde Dublín a Liverpool. Pasé los siguientes 2 años como un aventurero solitario. Seguí aprendiendo de medicina, ya que por fin podía hacer lo que realmente quería, pero me dediqué principalmente a controlar mi fuerza y las nuevas habilidades adquiridas. Las noches de luna nueva me alejaba lo más posible de cualquier civilización, esperando que mi lado animal no se descarrilara lo bastante como para lastimar, o incluso matar, a alguien.

Cuando me sentí lo bastante seguro de poder controlarme, me aventuré a bajar hasta Londres donde me encontré con un nuevo grupo de gitanos, uno que no eran cazadores, y decidí unirme a ellos. Así pues, llevo actualmente diez años viviendo con ellos, que son a la vez tan distintos y tan parecidos a las personas del clan en el que nací, por lo que me siento como en casa. Con ellos viajé por Bélgica, Alemania e Italia, quedándonos poco más de 3 años en cada país, para finalmente llegar a Francia, específicamente París. En todo este tiempo he ocultado tanto como he podido mi naturaleza y aunque no ha sido sencillo he logrado hacerlo. A pesar de ello, sé que no podré permanecer mucho tiempo más con ellos, pronto comenzarán a notar que mi envejecimiento es más lento de lo que debería y descubrirán que ya no soy humano, nuevamente viéndome obligado a dejar atrás a la que ahora considero una familia.