Tiempos de sangre, muerte y desesperación - Flashback

Aquel viaje inesperado, le había traído un quebradero de cabezas. Muchas cosas habían pasado en poco tiempo, situaciones que habían cambiado la vida de muchas personas, arruinado algunas, y borrado de la faz de la tierra a otras.

Aun recordaba la noche en que había concurrido a la embajada de Corea, en donde se había encontrado con su amada y que en pos de ponerla a salvo, había jurado lealtad al embajador, quien terminó siendo un vampiro de temer, que estaba dispuesto a destruir su vida hasta los cimientos, si no se alejaba del contrabando y le ayudaba. ¿pero acaso, ese loco inmortal, tenía conciencia de que no podía ir contra una red tan bien aceitada de corrupción, de negocios espurios que no solo rondaban el tema de la droga, sino también el de la prostitución, asesinos a sueldo y tantos otros entuertos, que lo podían llevar a las puertas del mismo infierno, no solo al embajador, sino también a cualquiera que estuviera de aluna manera unido  él. - por los dioses, que puede desatar una caza de brujas, contra la insipiente comunidad coreana -  caviló, mientras observaba el paisaje nocturno, que pasaba velozmente, por la ventanilla del tren, ese que lo acercaba a los Carpatos, lugar en donde debía encontrarse con uno de los empresarios mas importante del contrabando del opio. Llevó su mano al rostro y con su dedo indice y pulgar, restregó, con suavidad el puente de su nariz, estaba cansado de pensar las consecuencias que aquella decisión traería para tantas personas. por mas que su mente se destruyese pensando una salida mejor, la verdad era que nadie saldría ileso, ni los contrabandistas, ni los que se encontraban del lado contrario, y aún menos, los civiles coreanos, que intentaban llevar una vida tranquila en la capital francesa. El apocalípticos, se les acercaba minuto a minuto y no eran conscientes de ello.

Cuando el tren se detuvo en la estación donde debía bajar, Lee, se apresuró a descender, intentando confundirse entre ls sombras de la noche, que aún dominaba el paisaje. Debía encontrarse con un aliado del embajador, y entregar los mapas que  elaborara, mapas que mostraban la ubicación de los cultivos de amapolas, el origen de la droga. Observó el delicado tallado de la puerta, la que tocó con suavidad, pues no deseaba levantar sospechas, apenas eran las cuatro de la mañana. Un hombre de contextura robusta, musculoso, alto y de ojos verdes, le clavó la mirada apenas abrir sigilosamente la puerta. No dijo nada, solo se hizo a un lado para que el coreano entrara, sacando la cabeza al exterior, para vigilar que nadie hubiera seguido a su invitado. Tras terminar la inspección, cerrar la puerta y conducir al oriental por un pasillo, en el que terminaba en una librería falsa, por la cual descendieron a un sótano, y en el que ya se encontraban reunidas cinco personas, las cuales alguna conocía de la embajada, y otras no había visto en su vida. Saludó con un leve movimiento de cabeza, mientras el dueño del lugar decía sus nombres, Lee memorizo cada uno de esos nombres, - Kim Hyuk, empresaria; Ji Seung Yoon, músico; Hae Sun, Enfermera - Enarcó una ceja al descubrir a la sobrina del embajador, - Señorita Ji Hyun Goryeo, ¿que hace ella aquí? - sus miradas se cruzaron, manteniendo aquel contacto por unos segundos. Era una cuestión relevante, pues si el embajador mandaba a su propia sobrina, quería decir que todos los allí presentes, eran lugartenientes del inmortal. Un poco mas alejado de ella, sentado en una zona en penumbra, el guardaespaldas personal de vampiro, se dejó ver, - Choi Min Park, si estas aquí, la orden debe ser el aniquilamiento de los contrabandistas que se encuentren a tu paso - pensó en su amada, temió por su seguridad, mas recordó la promesa del embajador, - si cumples con lo que te he pedido, ni tu, ni tu mujer y su familia, serán exterminados, pero para eso, debes entregar a tus cómplices -.