AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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[Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
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[Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
A Zayrim le encantaba la noche. Era cuando un número considerable de clientes acudía a su taberna, pocos sin saber lo que realmente se cocía detrás de la barra, y otros muchos temiendo haberse equivocado de haber elegido entrar en la boca del lobo para tomar unas copas. Lo que más le divertía a ella, sin duda, era cuando alguien que desconocía la existencia de “Mist” se iba dando cuenta poco a poco en dónde se había metido. No era usual que se propiciase dicha situación, ya que poca gente de los suburbios, que era el público habitual de la taberna, desconocía ese nombre, pero de vez en cuando ocurría y pasaban auténticas maravillas.
Por lo general, la mujer no solía salir demasiado de su oficina, que se ubicaba detrás de una de las puertas que había en un pasillo tras la barra. De todas maneras, siempre se daban excepciones, y hoy era una de ellas.
Zay se encontraba en su habitáculo fumando y bebiendo con un hombre y una mujer de mediana edad, descansando unos instantes después de haberse acostado juntos, cuando escuchó gritos y aplausos de apoyo dentro de su antro. Eso llamó la atención de la joven, que enseguida se levantó del sillón en el que estaba sentada y obligó a sus acompañantes a salir de la habitación para excepcionalmente presenciar lo que estaba ocurriendo fuera.
Sin importarle demasiado el cómo iba vestida, dejó el vaso de alcohol y su pipa en una mesa, cogió una bata fina, y se la puso por encima. Ésta tapaba sus brazos y los laterales de sus piernas, pero a su vez dejaba que se viese su sujetador ceñido y sus medias tupidas de color negro unidas por unos ligeros con sus braguitas de encaje del mismo tono. De esa manera emprendió el paso, descalza, hasta la barra.
Obviamente, lo que se imaginaba y deseaba estaba ocurriendo: Había una pelea en medio del garito. Por lo que podía escuchar, y por la información que iba recogiendo al preguntarle a sus súbditos acerca de lo que se había perdido, un cliente del bar se había envalentonado con otro, y por culpa de ello se había iniciado una serie de peleas en las que el ganador se enfrentaba al siguiente que se animase a luchar, y así sucesivamente. Incluso se había comenzado a mover bastante dinero en forma de apuestas. Al parecer, había alguien que iba ya por su quinta ronda, y no parecía que fuese a perder por el momento.
Mientras se desarrollaba uno de los combates, la cazadora se fue haciendo hueco sin pasar desapercibida entre los que estaban contemplando la lucha, hasta llegar a donde estaban los actuales rivales. Allí se cruzó de brazos, y esbozó una sonrisa de lado al escuchar los quejidos de dolor y el sonido de los golpes. No podía ver lo que estaba ocurriendo, pero nunca le había hecho falta ese sentido para disfrutar.
Nadie excepto Jeremy, su mano derecha, sabía que era ciega, ni permitiría que nadie más lo supiese, ya que podría ser un gran peligro y algo que los demás podrían llegar a utilizar en su contra. Disimulaba perfectamente su condición y sabía que nadie descubriría su secreto. Por ello, no dudó ni un segundo en levantar una mano en medio de la pelea para centrar así la atención de todo el mundo en ella por unos instantes.
-Como muchos sabréis, soy la dueña de esta taberna. En esta ocasión, visto el éxito que está teniendo esta serie de combates, invitaré al ganador o ganadora a todo lo que le plazca durante la noche de hoy, así que ya sabéis, demostrad lo que valéis.- Inmediatamente después bajó el brazo, y la lucha continuó. Esperaba que con ese incentivo los participantes se esforzasen más, y así pudiese deleitarse con los quejidos de los malheridos y el olor a sangre fresca. ¿Ganaría esa persona que actualmente había salido victoriosa de varias rondas, o por el contrario, llegaría alguien que le daría la vuelta a todo? Fuese lo que fuese, ahí estaría para contemplarlo.
Por lo general, la mujer no solía salir demasiado de su oficina, que se ubicaba detrás de una de las puertas que había en un pasillo tras la barra. De todas maneras, siempre se daban excepciones, y hoy era una de ellas.
Zay se encontraba en su habitáculo fumando y bebiendo con un hombre y una mujer de mediana edad, descansando unos instantes después de haberse acostado juntos, cuando escuchó gritos y aplausos de apoyo dentro de su antro. Eso llamó la atención de la joven, que enseguida se levantó del sillón en el que estaba sentada y obligó a sus acompañantes a salir de la habitación para excepcionalmente presenciar lo que estaba ocurriendo fuera.
Sin importarle demasiado el cómo iba vestida, dejó el vaso de alcohol y su pipa en una mesa, cogió una bata fina, y se la puso por encima. Ésta tapaba sus brazos y los laterales de sus piernas, pero a su vez dejaba que se viese su sujetador ceñido y sus medias tupidas de color negro unidas por unos ligeros con sus braguitas de encaje del mismo tono. De esa manera emprendió el paso, descalza, hasta la barra.
Obviamente, lo que se imaginaba y deseaba estaba ocurriendo: Había una pelea en medio del garito. Por lo que podía escuchar, y por la información que iba recogiendo al preguntarle a sus súbditos acerca de lo que se había perdido, un cliente del bar se había envalentonado con otro, y por culpa de ello se había iniciado una serie de peleas en las que el ganador se enfrentaba al siguiente que se animase a luchar, y así sucesivamente. Incluso se había comenzado a mover bastante dinero en forma de apuestas. Al parecer, había alguien que iba ya por su quinta ronda, y no parecía que fuese a perder por el momento.
Mientras se desarrollaba uno de los combates, la cazadora se fue haciendo hueco sin pasar desapercibida entre los que estaban contemplando la lucha, hasta llegar a donde estaban los actuales rivales. Allí se cruzó de brazos, y esbozó una sonrisa de lado al escuchar los quejidos de dolor y el sonido de los golpes. No podía ver lo que estaba ocurriendo, pero nunca le había hecho falta ese sentido para disfrutar.
Nadie excepto Jeremy, su mano derecha, sabía que era ciega, ni permitiría que nadie más lo supiese, ya que podría ser un gran peligro y algo que los demás podrían llegar a utilizar en su contra. Disimulaba perfectamente su condición y sabía que nadie descubriría su secreto. Por ello, no dudó ni un segundo en levantar una mano en medio de la pelea para centrar así la atención de todo el mundo en ella por unos instantes.
-Como muchos sabréis, soy la dueña de esta taberna. En esta ocasión, visto el éxito que está teniendo esta serie de combates, invitaré al ganador o ganadora a todo lo que le plazca durante la noche de hoy, así que ya sabéis, demostrad lo que valéis.- Inmediatamente después bajó el brazo, y la lucha continuó. Esperaba que con ese incentivo los participantes se esforzasen más, y así pudiese deleitarse con los quejidos de los malheridos y el olor a sangre fresca. ¿Ganaría esa persona que actualmente había salido victoriosa de varias rondas, o por el contrario, llegaría alguien que le daría la vuelta a todo? Fuese lo que fuese, ahí estaría para contemplarlo.
Última edición por Zayrim Fleury el Jue Sep 13, 2018 1:40 pm, editado 1 vez
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Las noches parisinas no habían sido hasta ese momento…interesante. Las mismas caras y expresiones, para el vampiro todos los mortales eran iguales y ninguno se diferencia de otro, los más divertidos… esos llamados cazadores ¿cómo unos simples humanos creían poder eliminar a los vampiros? Valor y coraje, eso no podía arrebatárselo pero unos ilusos, con más de uno se había enfrentado y la sangre era su premio.
Una buena copa mezclada con la vitae de alguna mujer sería el remate perfecto, no solía frecuentar ese tipo de sitios pero el jaleo y la animación del interior de uno de los locales le llamó la atención, un pasatiempo del que no podía dejar pasar. Se hizo paso entre el barullo, sigiloso y casi invisible bajo su sombrero, una pelea común, el liderazgo llevaba a realizar ese tipo de actos en los que poco se pensaba en las consecuencias, en algunos casos…la muerte.
Todo comenzó en un enfrentamiento, ninguno de los participantes sabe cómo acabará y si vivirá para contar la anécdota. Un recuerdo fugaz cruzó su mente, un rostro que no olvidaría jamás…aquel por el que arriesgó la vida y el renacer del propio Dante, olvidar la vida y refugiarse en ésta entre las sombras, vivo pero muerto.
La voz femenina le despertó del letargo, bajo el sombrero, buscó con la mirada la dueña de quién desafiaba a todos y cada uno de los asistentes a la reyerta, unos brindaban , otros apostaban y otros…se encontraban demasiado ocupados en perderse en las piernas de alguna mujer o cabalgar a un hombre. Rió por lo bajo, el silencio reinó como si esa mujer acabase de bajar el mismo cielo o ascender del mismo infierno. Fue curioso ¿invitaba al ganador? El barullo no tardó en retomarse pero él ni se inmutó, seguía mirándole a unos metros.
-Animar a la muchedumbre por un par de copas y deleitaros con ese espectáculo…¿no participáis? El olfato no engaña - se acercó dejando que las yemas de los dedos se deslizasen por el borde de la barra -Tabaco, sexo y alcohol pero no huelo la acción ni la pasión, como si nada más alejados de la realidad eso os bastase para dar sentido a vuestra vida -le indicó con la cabeza hacia una botella de whisky y señaló la barra, no tomó asiento -¿No lucháis? Sólo servís copas ¿no participáis en el combate? Porque si lo que el ganador desease fuese un cara a cara con vos ¿qué ocurriría? No hay rival entre esos borrachos, ni ante vuestros ojos ¿cierto? -algo parecía diferente en esa mujer pero no dijo nada al respecto, simplemente esperaba su copa.
Una buena copa mezclada con la vitae de alguna mujer sería el remate perfecto, no solía frecuentar ese tipo de sitios pero el jaleo y la animación del interior de uno de los locales le llamó la atención, un pasatiempo del que no podía dejar pasar. Se hizo paso entre el barullo, sigiloso y casi invisible bajo su sombrero, una pelea común, el liderazgo llevaba a realizar ese tipo de actos en los que poco se pensaba en las consecuencias, en algunos casos…la muerte.
Todo comenzó en un enfrentamiento, ninguno de los participantes sabe cómo acabará y si vivirá para contar la anécdota. Un recuerdo fugaz cruzó su mente, un rostro que no olvidaría jamás…aquel por el que arriesgó la vida y el renacer del propio Dante, olvidar la vida y refugiarse en ésta entre las sombras, vivo pero muerto.
La voz femenina le despertó del letargo, bajo el sombrero, buscó con la mirada la dueña de quién desafiaba a todos y cada uno de los asistentes a la reyerta, unos brindaban , otros apostaban y otros…se encontraban demasiado ocupados en perderse en las piernas de alguna mujer o cabalgar a un hombre. Rió por lo bajo, el silencio reinó como si esa mujer acabase de bajar el mismo cielo o ascender del mismo infierno. Fue curioso ¿invitaba al ganador? El barullo no tardó en retomarse pero él ni se inmutó, seguía mirándole a unos metros.
-Animar a la muchedumbre por un par de copas y deleitaros con ese espectáculo…¿no participáis? El olfato no engaña - se acercó dejando que las yemas de los dedos se deslizasen por el borde de la barra -Tabaco, sexo y alcohol pero no huelo la acción ni la pasión, como si nada más alejados de la realidad eso os bastase para dar sentido a vuestra vida -le indicó con la cabeza hacia una botella de whisky y señaló la barra, no tomó asiento -¿No lucháis? Sólo servís copas ¿no participáis en el combate? Porque si lo que el ganador desease fuese un cara a cara con vos ¿qué ocurriría? No hay rival entre esos borrachos, ni ante vuestros ojos ¿cierto? -algo parecía diferente en esa mujer pero no dijo nada al respecto, simplemente esperaba su copa.
Dante- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 27/06/2018
Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Cada vez que comenzaba un nuevo enfrentamiento se intensificaba el olor a sangre. Era halagador, e incluso excitante. El hecho de que se estuviesen peleando todavía más gracias al incentivo que les había dado a sus clientes, provocaba que se sintiese orgullosa de la figura dominante y altiva que representaba día a día.
Le apetecía acompañar el momento con una buena copa de alcohol, así que se acercó a la barra y pidió a uno de sus camareros que le sirviese un vaso de ron. Mientras esperaba a que su súbdito hiciese lo que le había ordenado, escuchó la voz de un hombre que se acercaba hacia la barra, y por lo tanto, también hacia ella. Podía notar cada uno de sus movimientos, incluso el de su cabeza señalando hacia donde se situaba el whisky en los estantes ubicados en la pared de dentro de la barra. ¿De verdad creía que era una simple empleada, y más después de lo que acababa de ver? Si él supiese…
-El tabaco, el sexo y el alcohol son algunos de mis mayores vicios, ¿por qué no me habrían de bastar? Créeme, sólo el hecho de existir y de ser como soy me llena lo suficiente. Aunque claro, por lo que puedo intuir por tus palabras y tus exigencias, pensarás que soy alguien corriente, otra empleada más.- Al recordar de nuevo las frases del varón, no pudo evitar reírse, mientras acercaba su boca al oído del contrario. -Quiero que sepas que si crees eso, te equivocas, querido...- Dijo lentamente, deleitándose al pronunciar esas palabras en un susurro sobre la oreja derecha de él, y acto seguido se apartó para apoyar sus brazos sobre la barra y ordenar otro pedido al joven que trabajaba para ella. -¡Sirve también un whisky para el caballero!-
Poco después, ahí estaban, las dos bebidas encima del mostrador. Cogió la suya, y se sentó en uno de los taburetes de madera que había frente a donde estaban. Dio un trago, y a continuación añadió. -Por cierto… ¿Quién te ha dicho que no voy a luchar? He dicho que el ganador de la pelea será invitado a lo que desee en este bar, pero… ¿Y si no hubiese opción a ganar? Piénsalo, sólo quiero diversión, y sé que no hay rival para mí en esta sala, así que sea quien sea el que gane se enfrentará conmigo, porque yo participaré contra la persona que consiga desbancar al resto, y saldré victoriosa. En ningún momento dije que la ganadora no podía ser yo.- Adoraba alimentar su ego, y en cuanto veía oportunidad para ello, no dudaba en hacerlo.
-¿Y tú? Veo algo diferente en ti, ¿cómo es que no te unes a la pelea? ¿Muy fácil para ti, o es que no te atreves?- Preguntó desafiante, mirándolo a los ojos, intuyendo la altura de estos, como estaba acostumbrada a hacer. El dominio que tenía sobre su cuerpo era espectacular, y por ello sólo una persona había descubierto su condición hasta el momento.
Sabía que el hombre que tenía frente a ella no era alguien corriente. No había seguido los impulsos de la multitud, y se había quedado mirando, igual que ella. Anteriormente, cuando se había acercado a su oreja, descubrió en él un leve olor a sangre seca, y eso le daba pistas. No iba a precipitarse en su diagnóstico, tenía tiempo suficiente para descubrir parte de su identidad durante todo lo que quedaba de noche, pero por lo que se imaginaba, tenía pinta de que iba a ser un final de día prometedor.
Le apetecía acompañar el momento con una buena copa de alcohol, así que se acercó a la barra y pidió a uno de sus camareros que le sirviese un vaso de ron. Mientras esperaba a que su súbdito hiciese lo que le había ordenado, escuchó la voz de un hombre que se acercaba hacia la barra, y por lo tanto, también hacia ella. Podía notar cada uno de sus movimientos, incluso el de su cabeza señalando hacia donde se situaba el whisky en los estantes ubicados en la pared de dentro de la barra. ¿De verdad creía que era una simple empleada, y más después de lo que acababa de ver? Si él supiese…
-El tabaco, el sexo y el alcohol son algunos de mis mayores vicios, ¿por qué no me habrían de bastar? Créeme, sólo el hecho de existir y de ser como soy me llena lo suficiente. Aunque claro, por lo que puedo intuir por tus palabras y tus exigencias, pensarás que soy alguien corriente, otra empleada más.- Al recordar de nuevo las frases del varón, no pudo evitar reírse, mientras acercaba su boca al oído del contrario. -Quiero que sepas que si crees eso, te equivocas, querido...- Dijo lentamente, deleitándose al pronunciar esas palabras en un susurro sobre la oreja derecha de él, y acto seguido se apartó para apoyar sus brazos sobre la barra y ordenar otro pedido al joven que trabajaba para ella. -¡Sirve también un whisky para el caballero!-
Poco después, ahí estaban, las dos bebidas encima del mostrador. Cogió la suya, y se sentó en uno de los taburetes de madera que había frente a donde estaban. Dio un trago, y a continuación añadió. -Por cierto… ¿Quién te ha dicho que no voy a luchar? He dicho que el ganador de la pelea será invitado a lo que desee en este bar, pero… ¿Y si no hubiese opción a ganar? Piénsalo, sólo quiero diversión, y sé que no hay rival para mí en esta sala, así que sea quien sea el que gane se enfrentará conmigo, porque yo participaré contra la persona que consiga desbancar al resto, y saldré victoriosa. En ningún momento dije que la ganadora no podía ser yo.- Adoraba alimentar su ego, y en cuanto veía oportunidad para ello, no dudaba en hacerlo.
-¿Y tú? Veo algo diferente en ti, ¿cómo es que no te unes a la pelea? ¿Muy fácil para ti, o es que no te atreves?- Preguntó desafiante, mirándolo a los ojos, intuyendo la altura de estos, como estaba acostumbrada a hacer. El dominio que tenía sobre su cuerpo era espectacular, y por ello sólo una persona había descubierto su condición hasta el momento.
Sabía que el hombre que tenía frente a ella no era alguien corriente. No había seguido los impulsos de la multitud, y se había quedado mirando, igual que ella. Anteriormente, cuando se había acercado a su oreja, descubrió en él un leve olor a sangre seca, y eso le daba pistas. No iba a precipitarse en su diagnóstico, tenía tiempo suficiente para descubrir parte de su identidad durante todo lo que quedaba de noche, pero por lo que se imaginaba, tenía pinta de que iba a ser un final de día prometedor.
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
El hecho de pensar que la había etiquetado como una persona corriente, le hizo sonreír de medio lado. Alguien que daba las cosas por hechas, anteponiéndose a las palabras de cualquiera, dejándole claro que daba igual lo que pensasen los demás, ella seguiría en su sitio sin importale más que sus propios pensamientos, unos que no tardaría en descifrar utilizando sus poderes como ser de la noche pero….. desistió en esa idea.
-Lo que yo crea o no le importa más bien poco y me gusta como piensa, un whisky estará bien para empezar -arrastró las palabras, poniendo énfasis en la palabra “empezar”, si entró en aquel lugar fue por su manera de divertirse, recordándole a un pasaje de su vida muy, muy lejano. Centró la mirada en su copa, como si sólo estuviesen ellos dos en la barra, arqueó ambas cejas, en algún momento de la conversación se había perdido, solía ocurrirle cuando se encerraba en sí mismo. -Ni una cosa ni la otra ¿para qué pelear cuándo acabo de conseguir el premio? -sonrió con ese aura de misterio, tomando la copa entre sus finos y níveos dedos, degustándolo con suma tranquilidad, no tenía nada qué hacer.
-Solía tener ese pasatiempo, con mis hermanos. Nos apostábamos el postre, el ganador se quedaban con los otros seis, valía la pena. ¿Aquí no dais nada a cambio? Un suculento…postre -saboreó los restos de whisky , volviendo la mirada hacia la joven, no era una simple luchadora, en París lo llamaban “cazadores” , si estaba ante una el juego se acababa de tornar aún más divertido -¿O es mi premio? La copa -se despeinó el cabello, un gesto que no había desaparecido. - O buscais un encuentro diferente de sexo, alcohol y desenfreno…un digno rival que sabeis que aquí no lo hallareis. Y lo sabes. Si no, no estaríais hablando conmigo -
Rió contra el borde de la copa tras acabar su contenido y dejó el cristal vacío sobre la barra, dando por sentado que si no le ataba nada allí, buscaría su “lucha” en otro lugar.
-¿Qué veis diferente aquí? En mí. No voy a partir labios, ni desencajar mandíbulas, ni busco cortesanas…¿para qué? No tengo que pagar para pasar un buen rato, si algo tenemos en común es que cuando deseo algo lo tomo sin más y… nunca es suficiente ¿no es así? Y acaban de matarse entre ambos…una digna victoria de dos guerreros -¿se refería a los que peleaban o a ellos mismos? Los dos cuerpos que combatían cayeron inconscientes entre ovaciones y aplausos, el alcohol corría, la sonrisa de Dante se ensanchó al comprobar que… ella pensaba del mismo modo.
-Lo que yo crea o no le importa más bien poco y me gusta como piensa, un whisky estará bien para empezar -arrastró las palabras, poniendo énfasis en la palabra “empezar”, si entró en aquel lugar fue por su manera de divertirse, recordándole a un pasaje de su vida muy, muy lejano. Centró la mirada en su copa, como si sólo estuviesen ellos dos en la barra, arqueó ambas cejas, en algún momento de la conversación se había perdido, solía ocurrirle cuando se encerraba en sí mismo. -Ni una cosa ni la otra ¿para qué pelear cuándo acabo de conseguir el premio? -sonrió con ese aura de misterio, tomando la copa entre sus finos y níveos dedos, degustándolo con suma tranquilidad, no tenía nada qué hacer.
-Solía tener ese pasatiempo, con mis hermanos. Nos apostábamos el postre, el ganador se quedaban con los otros seis, valía la pena. ¿Aquí no dais nada a cambio? Un suculento…postre -saboreó los restos de whisky , volviendo la mirada hacia la joven, no era una simple luchadora, en París lo llamaban “cazadores” , si estaba ante una el juego se acababa de tornar aún más divertido -¿O es mi premio? La copa -se despeinó el cabello, un gesto que no había desaparecido. - O buscais un encuentro diferente de sexo, alcohol y desenfreno…un digno rival que sabeis que aquí no lo hallareis. Y lo sabes. Si no, no estaríais hablando conmigo -
Rió contra el borde de la copa tras acabar su contenido y dejó el cristal vacío sobre la barra, dando por sentado que si no le ataba nada allí, buscaría su “lucha” en otro lugar.
-¿Qué veis diferente aquí? En mí. No voy a partir labios, ni desencajar mandíbulas, ni busco cortesanas…¿para qué? No tengo que pagar para pasar un buen rato, si algo tenemos en común es que cuando deseo algo lo tomo sin más y… nunca es suficiente ¿no es así? Y acaban de matarse entre ambos…una digna victoria de dos guerreros -¿se refería a los que peleaban o a ellos mismos? Los dos cuerpos que combatían cayeron inconscientes entre ovaciones y aplausos, el alcohol corría, la sonrisa de Dante se ensanchó al comprobar que… ella pensaba del mismo modo.
Dante- Vampiro Clase Media
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Zayrim no pudo evitar reírse cuando escuchó las palabras del contrario. Se tomó unos segundos para pensar su respuesta, y después de dar un gran trago a su copa de ron, terminando su contenido con ese único sorbo, respondió. -¿Dar algo a cambio? ¿Un postre? Todavía no has hecho nada para merecerlo, ¿por qué debería de premiarte por nada?- Qué ingenuo. ¿De verdad creía que iba a conseguir lo que quería tan fácilmente, y más estando en sus dominios? Dejó el vaso vacío sobre la barra, y mientras pedía que les sirviesen más alcohol a los dos, añadió. -No. Aquí no hallaré un digno rival para mí, claro que lo sé, pero me divierte ese hecho. Sé que venga quien venga, si de alguna manera se enfrenta conmigo, no saldrá vivo de aquí. ¿No te parece maravilloso? Juego con la muerte, no me importa derramar sangre. Que se pudran los débiles, son escoria.- Estaba segura de que él pensaba lo mismo. Sino, ya se habría metido en la pelea hace bastante tiempo.
El camarero dejó sobre la barra dos copas, esta vez de vodka. La mujer cogió una de ellas, y relamió sus labios. -Huele que alimenta. Salud.- Dijo, para a continuación tomar un pequeño sorbo. -Dime… ¿De verdad crees que eres rival para mí? Dudo que ni aquí dentro ni fuera haya alguien que pueda decir que salió impune de entre mis garras. ¿Acaso vas a ser tú esa persona? Permíteme que lo dude.- Una risilla apenas audible salió de su boca. La cosa se ponía cada vez más interesante.
De repente, cuando ya estaba casi al 100% segura de lo que anteriormente sospechaba, en un movimiento extremadamente rápido dejó el alcohol sobre la barra con una de sus manos, y con la otra agarró y apretó el cuello del hombre, alzando su mandíbula. -¿Que qué veo diferente en ti? Creo que con esto lo he dejado claro. ¿Dónde va tu pulso? ¿Por qué estás helado? No sé, quizás es algo normal que estés muerto.- Susurró esta última palabra, con un tono burlón. -Creo que te has metido en la boca del lobo, colmillitos.- Dejó de hacer presión sobre su piel, y apartó la mano de él, para coger el vaso de vodka, alzarlo, y desde ahí esparcir sobre ella el líquido que todavía quedaba dentro de este a la vez que no podía parar de reír. Luego, con un gesto de cabeza señaló el lugar donde se encontraban los dos cuerpos inconscientes de los anteriores rivales de la lucha que estaba ocurriendo hasta entonces. -¿Te apuntas?- Comenzó a caminar hacia el sitio, mientras se desprendía de la bata fina que llevaba por encima de su ropa interior, ya que ésta sólo le iba a incordiar. Era consciente de que todo lo que había bebido iba a perjudicarla, pero ni con esas encontraría a alguien que fuese digno para ganar en una pelea contra ella.
El camarero dejó sobre la barra dos copas, esta vez de vodka. La mujer cogió una de ellas, y relamió sus labios. -Huele que alimenta. Salud.- Dijo, para a continuación tomar un pequeño sorbo. -Dime… ¿De verdad crees que eres rival para mí? Dudo que ni aquí dentro ni fuera haya alguien que pueda decir que salió impune de entre mis garras. ¿Acaso vas a ser tú esa persona? Permíteme que lo dude.- Una risilla apenas audible salió de su boca. La cosa se ponía cada vez más interesante.
De repente, cuando ya estaba casi al 100% segura de lo que anteriormente sospechaba, en un movimiento extremadamente rápido dejó el alcohol sobre la barra con una de sus manos, y con la otra agarró y apretó el cuello del hombre, alzando su mandíbula. -¿Que qué veo diferente en ti? Creo que con esto lo he dejado claro. ¿Dónde va tu pulso? ¿Por qué estás helado? No sé, quizás es algo normal que estés muerto.- Susurró esta última palabra, con un tono burlón. -Creo que te has metido en la boca del lobo, colmillitos.- Dejó de hacer presión sobre su piel, y apartó la mano de él, para coger el vaso de vodka, alzarlo, y desde ahí esparcir sobre ella el líquido que todavía quedaba dentro de este a la vez que no podía parar de reír. Luego, con un gesto de cabeza señaló el lugar donde se encontraban los dos cuerpos inconscientes de los anteriores rivales de la lucha que estaba ocurriendo hasta entonces. -¿Te apuntas?- Comenzó a caminar hacia el sitio, mientras se desprendía de la bata fina que llevaba por encima de su ropa interior, ya que ésta sólo le iba a incordiar. Era consciente de que todo lo que había bebido iba a perjudicarla, pero ni con esas encontraría a alguien que fuese digno para ganar en una pelea contra ella.
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Exacto, aún no había hecho nada para merecerlo y si algo se le antojó esa noche fue tomar sólo el postre , saborearlo durante horas y deshacerse de éste cuando ya no lo necesitase. En ningún momento dejó de mirarla fijamente, desde que entró en aquel lugar todo careció de sentido, ella captó toda su absoluta atención. Había más, no una simple pelea en una taberna donde los borrachos se apostaban su sucio dinero a cambio de diversión, olvidar sus patéticas vidas fuera.
-Juegas con la muerte ¿al escondite? ¿no es maravilloso? Sabes esconderte bien pero quizás a la señora de la guadaña como algunos la mencionan, venga disfrazada con otro rostro, puede ser cualquiera…esos dos que acaban de caer, a los que te has fornicado no hace mucho, aún pudo sentir sus olores en tu piel… y una lástima, estoy seguro de que hueles mejor de lo que lo seguro sabes -rió por lo bajo, tomándose el vaso de golpe, dejando escapar una carcajada, la creyó cuando dijo que jugaba con la muerte… lo estaba provocando y eso pretendía, sacar a la luz su naturaleza. ¿Cuántos como ella lo habían intentado? Muchos cayeron en el intento, le estaba consintiendo demasiado.
-Estás muy segura de que me he metido en la boca del lobo pero ¿estás segura de ello? Te creo cuando alardeas que juegas con la muerte ¿molerte a palos con desconocidos? Luchar hasta que la otra parte caiga y sentirte realizada… ¿realmente quieres eso? Si sabes que me parezco más a la muerte que a uno de tus contrincantes… es mejor que la dejes dormitar, me he prometido no montar ninguna escandalera -sonrió divertido, con un simple agarre creía iba a asustarle estaba tan equivocada, ilusa y joven flor en todo su esplendor.
Con un chasquido de dedos podía hacerla arder de dolor pero esperó, caminando hacia ella como si con él no fuese el asunto, algunos lo observaban expectantes, él trajeado e impoluto, parecía haberse perdido y encontrado ese lugar de pura casualidad.
-Vas a coger frío , deberías ponerte eso y ya te dije que aquí, no -con las manos en los bolsillos, esperó el ataque, sus palabras la envalentonarían. Si quería ponerle a prueba, bien -La soberbia te precede…-dejó caer la chaqueta al suelo, botón por botón se fue desabotonando la camisa hasta quedar frente a frente a ella -Veamos lo que sabes hacer. Se supone ya conoces mi secreto y aún así me desafías… -esquivó el primer movimiento sin ningún problema, tomándola de la muñeca y hacerla retroceder hasta una de las paredes, más ocultas a la luz , en aquella taberna la claridad era nula -Prefería las copas que partir cada uno de tus delicados huesos, eres demasiado bonita para romperte… -se mordió el labio inferior y la soltó, allí, no iba a luchar.
-Es tu terreno, no el mío. ¿Por qué no en uno ajeno a todo? Quieres intentarlo y no tengo nada que hacer esta noche. Será divertido -una reverencia, una invitación silenciosa.
-Juegas con la muerte ¿al escondite? ¿no es maravilloso? Sabes esconderte bien pero quizás a la señora de la guadaña como algunos la mencionan, venga disfrazada con otro rostro, puede ser cualquiera…esos dos que acaban de caer, a los que te has fornicado no hace mucho, aún pudo sentir sus olores en tu piel… y una lástima, estoy seguro de que hueles mejor de lo que lo seguro sabes -rió por lo bajo, tomándose el vaso de golpe, dejando escapar una carcajada, la creyó cuando dijo que jugaba con la muerte… lo estaba provocando y eso pretendía, sacar a la luz su naturaleza. ¿Cuántos como ella lo habían intentado? Muchos cayeron en el intento, le estaba consintiendo demasiado.
-Estás muy segura de que me he metido en la boca del lobo pero ¿estás segura de ello? Te creo cuando alardeas que juegas con la muerte ¿molerte a palos con desconocidos? Luchar hasta que la otra parte caiga y sentirte realizada… ¿realmente quieres eso? Si sabes que me parezco más a la muerte que a uno de tus contrincantes… es mejor que la dejes dormitar, me he prometido no montar ninguna escandalera -sonrió divertido, con un simple agarre creía iba a asustarle estaba tan equivocada, ilusa y joven flor en todo su esplendor.
Con un chasquido de dedos podía hacerla arder de dolor pero esperó, caminando hacia ella como si con él no fuese el asunto, algunos lo observaban expectantes, él trajeado e impoluto, parecía haberse perdido y encontrado ese lugar de pura casualidad.
-Vas a coger frío , deberías ponerte eso y ya te dije que aquí, no -con las manos en los bolsillos, esperó el ataque, sus palabras la envalentonarían. Si quería ponerle a prueba, bien -La soberbia te precede…-dejó caer la chaqueta al suelo, botón por botón se fue desabotonando la camisa hasta quedar frente a frente a ella -Veamos lo que sabes hacer. Se supone ya conoces mi secreto y aún así me desafías… -esquivó el primer movimiento sin ningún problema, tomándola de la muñeca y hacerla retroceder hasta una de las paredes, más ocultas a la luz , en aquella taberna la claridad era nula -Prefería las copas que partir cada uno de tus delicados huesos, eres demasiado bonita para romperte… -se mordió el labio inferior y la soltó, allí, no iba a luchar.
-Es tu terreno, no el mío. ¿Por qué no en uno ajeno a todo? Quieres intentarlo y no tengo nada que hacer esta noche. Será divertido -una reverencia, una invitación silenciosa.
Dante- Vampiro Clase Media
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Intentaba burlarse de ella. ¿Que seguro que olía mejor de lo que sabía? ¡Venga ya! Tenía una cola de gente esperando descubrir todos los misterios que encerraba su cuerpo. No se iba a creer menos porque un mísero chupasangres hiciese ese errado comentario. De hecho, ignoró la frase. ¿Para qué gastar su saliva en responder a algo que él mismo sabía que era mentira? Ya le gustaría a él tener tal cantidad de personas suplicando por compartir momentos tan íntimos juntos.
En cuanto se puso a caminar hacia el centro de la taberna, el hombre comenzó a seguirla, aunque como suponía, no para luchar. No al menos allí. Escuchó cómo se iba descamisando poco a poco, y ella se dio la vuelta, quedando frente a él. ¿Quería provocar su ira? ¿Intentaba jugar con ella? No lo iba a conseguir.
Asestó un golpe fallido con su puño derecho, que en principio iba directo hacia la cara del contrario. Apretó los dientes, reprochándose a sí misma el no haber acertado el puñetazo, aunque no dejando que este gesto se notase desde fuera, ya que sino se le vería débil. Gracias a que tenía agarrada su muñeca, la llevó hacia un lugar apartado de su local, y le dijo lo que ya se esperaba. Quería luchar fuera de allí. -¿Preferías las copas? ¿De verdad? Qué soso me eres, ¿no? Romper huesos suele ser mejor, no digas lo contrario. O al menos, es más difícil de encontrar una oportunidad que pueda ser divertida. Y claro que acepto encantada tu invitación. Decide tú el lugar para que sea ajeno a los dos, a mí me la trae sin cuidado.- No era verdad. No le daba igual, hacía bastante que no salía de su taberna. Si había cambiado cualquier cosa en la ciudad, o si la llevaba a un sitio que no conocía, al final se habría metido en la boca del lobo ella solita. Se conocía cada rincón de París, pero probablemente había ciertos recovecos que se le escapaban. Tenía una capacidad de adaptación muy rápida, a pesar de no ver podía intuir el entorno, pero estaba claro que si desconocía el lugar, al menos al principio jugaría con desventaja. Además, sus súbditos no estarían ahí para protegerla si pasase algo. Podría intentar llevarlos, hacerles una señal para que la siguiesen, pero era tontería, el vampiro se daría cuenta. Iría sola.
Fue de nuevo hacia donde hasta entonces se estaban realizando las peleas, y recogió su bata del suelo para ponérsela por encima. Ordenó a uno de sus empleados que trajese sus tacones de aguja negros, y en menos de nada estaban ahí para ella. Le podían ser útiles. Se los puso, y retomó el caminar, aunque esta vez hacia la puerta. -¿Vamos? Lo estoy deseando.-
En cuanto se puso a caminar hacia el centro de la taberna, el hombre comenzó a seguirla, aunque como suponía, no para luchar. No al menos allí. Escuchó cómo se iba descamisando poco a poco, y ella se dio la vuelta, quedando frente a él. ¿Quería provocar su ira? ¿Intentaba jugar con ella? No lo iba a conseguir.
Asestó un golpe fallido con su puño derecho, que en principio iba directo hacia la cara del contrario. Apretó los dientes, reprochándose a sí misma el no haber acertado el puñetazo, aunque no dejando que este gesto se notase desde fuera, ya que sino se le vería débil. Gracias a que tenía agarrada su muñeca, la llevó hacia un lugar apartado de su local, y le dijo lo que ya se esperaba. Quería luchar fuera de allí. -¿Preferías las copas? ¿De verdad? Qué soso me eres, ¿no? Romper huesos suele ser mejor, no digas lo contrario. O al menos, es más difícil de encontrar una oportunidad que pueda ser divertida. Y claro que acepto encantada tu invitación. Decide tú el lugar para que sea ajeno a los dos, a mí me la trae sin cuidado.- No era verdad. No le daba igual, hacía bastante que no salía de su taberna. Si había cambiado cualquier cosa en la ciudad, o si la llevaba a un sitio que no conocía, al final se habría metido en la boca del lobo ella solita. Se conocía cada rincón de París, pero probablemente había ciertos recovecos que se le escapaban. Tenía una capacidad de adaptación muy rápida, a pesar de no ver podía intuir el entorno, pero estaba claro que si desconocía el lugar, al menos al principio jugaría con desventaja. Además, sus súbditos no estarían ahí para protegerla si pasase algo. Podría intentar llevarlos, hacerles una señal para que la siguiesen, pero era tontería, el vampiro se daría cuenta. Iría sola.
Fue de nuevo hacia donde hasta entonces se estaban realizando las peleas, y recogió su bata del suelo para ponérsela por encima. Ordenó a uno de sus empleados que trajese sus tacones de aguja negros, y en menos de nada estaban ahí para ella. Le podían ser útiles. Se los puso, y retomó el caminar, aunque esta vez hacia la puerta. -¿Vamos? Lo estoy deseando.-
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
En ningún instante perdió la templanza que le caracterizaba, tranquilo y ausente, centrado en sí mismo hasta que algo insólito captaba su atención. No, no era con la primera dama que deseaba matarle, es más dudaba que fuese sólo un recipiente bonito que exponer en la vitrina y poder pagar por él para tocarlo durante un rato. Los demás presentes, seguían en su habitual círculo de cada noche en donde molerse a golpes era el pasatiempo más codiciado, las risas, el alcohol y el sexo tallaban las normas de aquel lugar del que seguro siendo un simple humano, acabase batiéndose con cualquier infeliz borracho con tal de pasar las horas de la madrugada.
El recuerdo de sí mismo, se iba borrando poco a poco, aunque recordaba la vida en Pompeya, los recuerdos y acontecimientos se iban aparcando en un lugar de su mente, todas las personas le parecían iguales pero con diferentes rostros, vitae que necesitaba para su existencia y poco le parecía el precio a pagar por la oportunidad de ser inmortal, aún así, perder y tenerlo todo al mismo tiempo, causó confusión a un neófito perdido entre la masacre en donde él era el único poder capaz de empezar de nuevo.
-Deberías controlar tus palabras, la soberbia y la rabia no casan, podías ser un recuerdo ahora mismo y lo sabes, un chasquido y saciar mi sed de sangre aparte de romper cada uno de tus huesos, sería un gran pasatiempo para mí -dio un par de pasos hacia atrás, dirigiéndose a la puerta, una vez fuera, volvió a colocarse el sombrero y la chaqueta sobre los hombros. -Deseas morir esta noche, qué divertido -bromeó entre risas, le hacía gracia su particular forma de expresarse.
El lugar elegido sería las afueras, sus pasos tras él le aseguraban de que lo seguía y si tan deseosa estaba de morir no iba a hacerla esperar. Sonrió al llegar a un claro, la ciudad quedó lejos del puente que atravesaron, Dante se giró despacio, buscando su mirada, volvió a tener esa sensación, como si estuviese viva pero ausente ¿por qué? Abrió los brazos, invitándola en silencio, ya llegaron a su destino.
-Aire limpio y todo el espacio que desees para acabar conmigo, intentarlo. Te consideras mejor que los demás, en vez de quedarte estás aquí ¿qué quieres conseguir? Aparte de intentar matarme con una triste estaca de madera. No soy ningún neófito, ya te lo estoy avisando y aún así quieres más ¿acaso es por otros menesteres? -acercándose a ella, la miró a los ojos, quería apreciar odio y desprecio por su raza, sería otra mosca a la que aplastar -No creo que seas una vulgar mesera, tu aura te precede…¿cómo puedes llegar a sorprenderme, pequeña?
El recuerdo de sí mismo, se iba borrando poco a poco, aunque recordaba la vida en Pompeya, los recuerdos y acontecimientos se iban aparcando en un lugar de su mente, todas las personas le parecían iguales pero con diferentes rostros, vitae que necesitaba para su existencia y poco le parecía el precio a pagar por la oportunidad de ser inmortal, aún así, perder y tenerlo todo al mismo tiempo, causó confusión a un neófito perdido entre la masacre en donde él era el único poder capaz de empezar de nuevo.
-Deberías controlar tus palabras, la soberbia y la rabia no casan, podías ser un recuerdo ahora mismo y lo sabes, un chasquido y saciar mi sed de sangre aparte de romper cada uno de tus huesos, sería un gran pasatiempo para mí -dio un par de pasos hacia atrás, dirigiéndose a la puerta, una vez fuera, volvió a colocarse el sombrero y la chaqueta sobre los hombros. -Deseas morir esta noche, qué divertido -bromeó entre risas, le hacía gracia su particular forma de expresarse.
El lugar elegido sería las afueras, sus pasos tras él le aseguraban de que lo seguía y si tan deseosa estaba de morir no iba a hacerla esperar. Sonrió al llegar a un claro, la ciudad quedó lejos del puente que atravesaron, Dante se giró despacio, buscando su mirada, volvió a tener esa sensación, como si estuviese viva pero ausente ¿por qué? Abrió los brazos, invitándola en silencio, ya llegaron a su destino.
-Aire limpio y todo el espacio que desees para acabar conmigo, intentarlo. Te consideras mejor que los demás, en vez de quedarte estás aquí ¿qué quieres conseguir? Aparte de intentar matarme con una triste estaca de madera. No soy ningún neófito, ya te lo estoy avisando y aún así quieres más ¿acaso es por otros menesteres? -acercándose a ella, la miró a los ojos, quería apreciar odio y desprecio por su raza, sería otra mosca a la que aplastar -No creo que seas una vulgar mesera, tu aura te precede…¿cómo puedes llegar a sorprenderme, pequeña?
Dante- Vampiro Clase Media
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Mientras caminaba un par de pasos por detrás de él, siguiéndolo así hacia la zona que había elegido para el enfrentamiento, escuchó sus palabras, interrumpiendo estas con su risa. -¿Podría ser un recuerdo? Creo que no sabes dónde te has metido. Puedes matarme, pero, ¿qué ganarías? En el momento tendrías la satisfacción de robarle el alma a alguien, pero poco más adelante acabarían contigo. ¿Eso te compensa?- Y eso sí que no lo decía en vano. Tenía tantos seguidores que en menos de nada se enterarían de la noticia, y le arrebatarían la vida al vampiro. Estaban acostumbrados a ello, al fin y al cabo, sus súbditos por lo general eran quienes hacían ese tipo de trabajos de caza para ella.
Cada vez notaba que se alejaban más del centro de la ciudad, y efectivamente, como imaginaba cuando pararon por fin en un lugar, éste era desconocido para ella. Tendría que adaptarse rápido al entorno. Comenzó a analizarlo como mejor pudo, sin que se notase. El aire soplaba con ligereza, y no se escuchaba el movimiento de las hojas de los árboles ni de animales, por lo que debían de estar en un sitio llano, sin demasiada vegetación alrededor. El suelo estaba húmedo, y sus tacones se hundían, cosa que indicaba que había llovido hace poco, y que se encontraban en una especie de campo. La voz del hombre no rebotaba en ningún sitio, y eso significaba que estaban en un lugar bastante amplio. Se hizo a la idea rápidamente de estos datos dentro de su cabeza, y en ese momento fijó la mirada en el chupasangres. Con el paso del tiempo iría reuniendo más datos que le podían ayudar en la ansiada pelea. Al principio jugaría con una clara desventaja, pero luego se veía capaz de remontar perfectamente. Por ahora, no podía descubrir nada más.
-Que sepas que de entre todas las criaturas, los vampiros sois los que mejor me caéis. Despiadados, sanguinarios, individualistas, egocéntricos. Sois perfectos, no como los lobos. Esos sí que son escoria. Una pena que se te vayan a quitar las ganas de haberme conocido después del daño que te haré.- Muy en el fondo de ella, todavía le quedaba parte de pena y culpa por no haber podido salvar a su prometido de las garras de ese licántropo que le había arrebatado todo. Quería exterminarlos a todos por ello, sin piedad. Incluso también al resto de seres sobrenaturales. Intentaba no recordarlo nunca, ya que había dejado esa parte de su pasado atrás y el rememorar esas cosas la volvía sensible, algo que actualmente no creía que fuese para nada, pero muy de vez en cuando sus sentimientos salían a flote, y la rabia le invadía. Ahora sólo le interesaba derramar sangre, cazar por cazar.
De repente, notó cómo el contrario se acercaba bastante a ella. En ese momento, calculando su altura y su posición, lo miró a los ojos, y sonrió de lado. -¿Cómo voy a sorprenderte? No creo que te sorprendas de nada ya a estas alturas de tu vida, pero bueno… Mi juego puede ser interesante.- Comenzó a dar vueltas en círculos alrededor del varón, despacio, y en un momento se paró, quedándose detrás de él. -¿Cuál crees que va a ser mi movimiento ahora mismo? Desde aquí se pueden hacer muchas cosas...- Pasó sus manos desde los hombros del hombre hasta el pecho, y las posó ahí, apoyando su cabeza sobre la espalda del mismo. -Venga, anticípate a mí, ¿qué voy a hacer…?- Susurró, y dejó escapar una ligera risilla tonta, provocada por la cantidad de alcohol que había tomado hasta entonces. Definitivamente, se estaba divirtiendo.
Cada vez notaba que se alejaban más del centro de la ciudad, y efectivamente, como imaginaba cuando pararon por fin en un lugar, éste era desconocido para ella. Tendría que adaptarse rápido al entorno. Comenzó a analizarlo como mejor pudo, sin que se notase. El aire soplaba con ligereza, y no se escuchaba el movimiento de las hojas de los árboles ni de animales, por lo que debían de estar en un sitio llano, sin demasiada vegetación alrededor. El suelo estaba húmedo, y sus tacones se hundían, cosa que indicaba que había llovido hace poco, y que se encontraban en una especie de campo. La voz del hombre no rebotaba en ningún sitio, y eso significaba que estaban en un lugar bastante amplio. Se hizo a la idea rápidamente de estos datos dentro de su cabeza, y en ese momento fijó la mirada en el chupasangres. Con el paso del tiempo iría reuniendo más datos que le podían ayudar en la ansiada pelea. Al principio jugaría con una clara desventaja, pero luego se veía capaz de remontar perfectamente. Por ahora, no podía descubrir nada más.
-Que sepas que de entre todas las criaturas, los vampiros sois los que mejor me caéis. Despiadados, sanguinarios, individualistas, egocéntricos. Sois perfectos, no como los lobos. Esos sí que son escoria. Una pena que se te vayan a quitar las ganas de haberme conocido después del daño que te haré.- Muy en el fondo de ella, todavía le quedaba parte de pena y culpa por no haber podido salvar a su prometido de las garras de ese licántropo que le había arrebatado todo. Quería exterminarlos a todos por ello, sin piedad. Incluso también al resto de seres sobrenaturales. Intentaba no recordarlo nunca, ya que había dejado esa parte de su pasado atrás y el rememorar esas cosas la volvía sensible, algo que actualmente no creía que fuese para nada, pero muy de vez en cuando sus sentimientos salían a flote, y la rabia le invadía. Ahora sólo le interesaba derramar sangre, cazar por cazar.
De repente, notó cómo el contrario se acercaba bastante a ella. En ese momento, calculando su altura y su posición, lo miró a los ojos, y sonrió de lado. -¿Cómo voy a sorprenderte? No creo que te sorprendas de nada ya a estas alturas de tu vida, pero bueno… Mi juego puede ser interesante.- Comenzó a dar vueltas en círculos alrededor del varón, despacio, y en un momento se paró, quedándose detrás de él. -¿Cuál crees que va a ser mi movimiento ahora mismo? Desde aquí se pueden hacer muchas cosas...- Pasó sus manos desde los hombros del hombre hasta el pecho, y las posó ahí, apoyando su cabeza sobre la espalda del mismo. -Venga, anticípate a mí, ¿qué voy a hacer…?- Susurró, y dejó escapar una ligera risilla tonta, provocada por la cantidad de alcohol que había tomado hasta entonces. Definitivamente, se estaba divirtiendo.
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Una simple humana desafiándole, como si fuese un neófito que no aún no controla su naturaleza, cierto era que no sabía nada de esa mujer, menos quién eran sus secuaces pero de lo que sí estaba realmente seguro era que ella poseía algo que seguía siendo un misterio para el vampiro. ¿Si le compensaba? Daba por hecho que deseaba matarla, lenta y tortuosamente…y sí, podría hacerlo pero si conocía la naturaleza de los seres de la noche, sabría que si hubiese querido ya se encontraría sin vida y viceversa. Pretendía infundirle miedo con ese “apoyo” que poseía, él ni se inmutó, inmerso en descubrir más, no llegaron hasta allí para echarse a los lobos entre ellos.
-Me harás daño, claro -sonrió, de lo más divertido, el aura indicaba que era una simple humana pero a saber qué as tenía bajo la manga, seguía sin ver nada, algo le hacía brillar por sí misma y ese mismo haz de luz le llevó a desear saber más al respecto sobre la joven. -Piensas que estamos aquí porque me has desafiado a un duelo, no me voy a quitar el guante y darte en cualquier parte de tu cuerpo como suelen hacer esos tipos a los que el aburrimiento le puede y se baten en un duelo que saben no ganarán…mi duelo es diferente -con las manos en los bolsillos de su traje, la observaba con detenimiento, su estructura física era formidable, una mujer fuerte y seguro poderosa, controlar ciertos hilos de unos títeres poderosos para ganar un escudo.
-Mi no vida, querrás decir. ¿Jugar? Estamos aquí para jugar entonces, ¿cuándo viene la caballería? Ardo en deseos de saludarles, aunque tu presencia me basta y me sobra para que muestres eso tan especial que posees ¿no decías un cuerpo a cuerpo? A no ser….-se encogió de hombros, sin mirarla, el cielo oscuro sin una nube que estropease la increíble vista de todas las estrellas que brillaban en el firmamento, parecía tranquilo…más de lo que habituaba -Das vueltas alrededor de tu presa ¿quién es quién? Quieres comerme después de arrancarme la cabeza o clavarme una estaca en el corazón -no esperó lo medio abrazase, las intenciones podía leerlas con tan sólo usar la telepatía y sin embargo, allí estaban los dos como si nada ocurriese y todo al mismo tiempo.
-No te ha bastado jugar en la cama que ahora buscas otro tipo de diversión ¿es eso? Intentas distraerme con tu acercamiento y puede que lo hayas conseguido, si te digo que no sé lo que harás te mentiría así que seamos claros , estoy saciado y no me apetece hincarte el diente ¿decepción? Creo que no, buscas leer mis movimientos con tus manos ¿por qué? -con una sola mano, atrapó las de la joven, sin aflojar el agarre, mirándola de reojo y buscar su mirada, no iba a atacarle, no aún…quería saber qué deseaba de él aparte de “hacerle daño” -¿Tengo que quitarme toda la ropa? Para estar en igualdad de condiciones ¿qué buscas realmente, mujer? -frunció ligeramente el ceño, contrariado, el alcohol hacía mella en ella y él estaba dispuesto a lo que fuese, preparado.
-Me harás daño, claro -sonrió, de lo más divertido, el aura indicaba que era una simple humana pero a saber qué as tenía bajo la manga, seguía sin ver nada, algo le hacía brillar por sí misma y ese mismo haz de luz le llevó a desear saber más al respecto sobre la joven. -Piensas que estamos aquí porque me has desafiado a un duelo, no me voy a quitar el guante y darte en cualquier parte de tu cuerpo como suelen hacer esos tipos a los que el aburrimiento le puede y se baten en un duelo que saben no ganarán…mi duelo es diferente -con las manos en los bolsillos de su traje, la observaba con detenimiento, su estructura física era formidable, una mujer fuerte y seguro poderosa, controlar ciertos hilos de unos títeres poderosos para ganar un escudo.
-Mi no vida, querrás decir. ¿Jugar? Estamos aquí para jugar entonces, ¿cuándo viene la caballería? Ardo en deseos de saludarles, aunque tu presencia me basta y me sobra para que muestres eso tan especial que posees ¿no decías un cuerpo a cuerpo? A no ser….-se encogió de hombros, sin mirarla, el cielo oscuro sin una nube que estropease la increíble vista de todas las estrellas que brillaban en el firmamento, parecía tranquilo…más de lo que habituaba -Das vueltas alrededor de tu presa ¿quién es quién? Quieres comerme después de arrancarme la cabeza o clavarme una estaca en el corazón -no esperó lo medio abrazase, las intenciones podía leerlas con tan sólo usar la telepatía y sin embargo, allí estaban los dos como si nada ocurriese y todo al mismo tiempo.
-No te ha bastado jugar en la cama que ahora buscas otro tipo de diversión ¿es eso? Intentas distraerme con tu acercamiento y puede que lo hayas conseguido, si te digo que no sé lo que harás te mentiría así que seamos claros , estoy saciado y no me apetece hincarte el diente ¿decepción? Creo que no, buscas leer mis movimientos con tus manos ¿por qué? -con una sola mano, atrapó las de la joven, sin aflojar el agarre, mirándola de reojo y buscar su mirada, no iba a atacarle, no aún…quería saber qué deseaba de él aparte de “hacerle daño” -¿Tengo que quitarme toda la ropa? Para estar en igualdad de condiciones ¿qué buscas realmente, mujer? -frunció ligeramente el ceño, contrariado, el alcohol hacía mella en ella y él estaba dispuesto a lo que fuese, preparado.
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Tenía que tener más cuidado o por lo que había dicho, no iba mal desencaminado para poder descubrirla. Era cierto, estaba tocando su cuerpo para conocerlo mejor y no dejarse nada al azar, pero le resultaba extraño que él hubiese pensado de primeras en que sus movimientos eran de reconocimiento. Era bastante agudo en sus deducciones, así que tendría que parar su ronda de investigación cuanto antes pudiese para no facilitarle la tarea de saber acerca de su ceguera.
Todavía teniendo las manos agarradas por la criatura, después de haber escuchado sus palabras, frunció el ceño y añadió. -Oh… ¿No te apetece tomar mi sangre? Vaya, serás el único. Todos queréis hacer lo mismo al fin y al cabo, pero tú eres diferente. Ya sabía que había escogido bien.- Dejó que de su boca saliese una pequeña risa, y apretó sus largas uñas contra la piel de la palma de la mano del hombre, rasgando así ésta, y provocando que comenzase a sangrar ligeramente. A continuación, soltándose las muñecas de las garras del otro, se llevó sus dedos manchados de ese líquido rojo hacia su boca, y lo degustó. -Yo no soy una vampiresa, pero he de decir que el sabor de la sangre tiene algo… Especial.- Relamió sus labios, y se puso frente a él de nuevo. -No es necesario que te quites la ropa, aunque si te molesta tampoco voy a ser yo quien te lo impida.- Introdujo las manos dentro de los bolsillos de su bata, haciendo que se notase en ella un aire tranquilo.
-Te diré que sí, llevo una estaca, aunque espero no verme en la necesidad de usarla. Sería muy feo quitarle la vida a alguien que lleva tantos años pisando este mundo, ¿no crees? Me va más el sufrimiento, las peleas, el dolor. Cuando tu vida, o en tu caso tu ya no vida prende de un hilo, se hace todo más divertido e intenso.- Volvió a pegarse a él, aunque esta vez frente a frente, y levantando la barbilla, lo miró a los ojos. -¿Qué impresión te doy? ¿Por qué has aceptado venir conmigo a aquí? ¿Simplemente es cuestión de curiosidad, de pasártelo bien…? Dime.- Se cruzó de brazos, e impaciente, pocos segundos de haber planteado estas preguntas, añadió. -¿Qué? ¿Harás el primer movimiento o serás el mítico tío que dice ese dicho asqueroso de “las damas primero”?- Sonrió de lado al terminar de pronunciar la cuestión. Quería provocar algo en él, le daba igual si rabia, ira, felicidad, tristeza, diversión… Cualquier emoción le valía con tal de no dejarlo indiferente. Al fin y al cabo, si estaban en aquel lugar en ese momento, era por algo. Si ella no le hubiese llamado la atención por la razón que fuese, la noche hubiese seguido su rumbo habitual. De hecho, gracias a él, había salido de la rutina. Tenía que devolverle el favor de alguna manera, y pensaba hacerlo, aunque quizás no como a él le gustaría. Tenía tiempo, todavía quedaba mucha noche por delante para decidirlo.
Todavía teniendo las manos agarradas por la criatura, después de haber escuchado sus palabras, frunció el ceño y añadió. -Oh… ¿No te apetece tomar mi sangre? Vaya, serás el único. Todos queréis hacer lo mismo al fin y al cabo, pero tú eres diferente. Ya sabía que había escogido bien.- Dejó que de su boca saliese una pequeña risa, y apretó sus largas uñas contra la piel de la palma de la mano del hombre, rasgando así ésta, y provocando que comenzase a sangrar ligeramente. A continuación, soltándose las muñecas de las garras del otro, se llevó sus dedos manchados de ese líquido rojo hacia su boca, y lo degustó. -Yo no soy una vampiresa, pero he de decir que el sabor de la sangre tiene algo… Especial.- Relamió sus labios, y se puso frente a él de nuevo. -No es necesario que te quites la ropa, aunque si te molesta tampoco voy a ser yo quien te lo impida.- Introdujo las manos dentro de los bolsillos de su bata, haciendo que se notase en ella un aire tranquilo.
-Te diré que sí, llevo una estaca, aunque espero no verme en la necesidad de usarla. Sería muy feo quitarle la vida a alguien que lleva tantos años pisando este mundo, ¿no crees? Me va más el sufrimiento, las peleas, el dolor. Cuando tu vida, o en tu caso tu ya no vida prende de un hilo, se hace todo más divertido e intenso.- Volvió a pegarse a él, aunque esta vez frente a frente, y levantando la barbilla, lo miró a los ojos. -¿Qué impresión te doy? ¿Por qué has aceptado venir conmigo a aquí? ¿Simplemente es cuestión de curiosidad, de pasártelo bien…? Dime.- Se cruzó de brazos, e impaciente, pocos segundos de haber planteado estas preguntas, añadió. -¿Qué? ¿Harás el primer movimiento o serás el mítico tío que dice ese dicho asqueroso de “las damas primero”?- Sonrió de lado al terminar de pronunciar la cuestión. Quería provocar algo en él, le daba igual si rabia, ira, felicidad, tristeza, diversión… Cualquier emoción le valía con tal de no dejarlo indiferente. Al fin y al cabo, si estaban en aquel lugar en ese momento, era por algo. Si ella no le hubiese llamado la atención por la razón que fuese, la noche hubiese seguido su rumbo habitual. De hecho, gracias a él, había salido de la rutina. Tenía que devolverle el favor de alguna manera, y pensaba hacerlo, aunque quizás no como a él le gustaría. Tenía tiempo, todavía quedaba mucha noche por delante para decidirlo.
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Las casualidades no existían, o al menos, eso pensaba el vampiro. Todo ocurría por una razón y el hecho de permanecer frente a ella, totalmente impasible, decía mucho del ser de la noche. Bien podría haberla atacado, desmembrado con un simple chasquido de dedos y aunque no dudaba que fuese fuerte y valiente, capaz de atravesar su muerto corazón sin ningún remordimiento y verlo caer victoriosa a sus pies. Hermosa y letal como el veneno, peligrosa y desafiante como un sinfín de cazadores que pasaron por su vida, todos terminaron siendo un recuerdo que algún familiar o conocido lloraría en su tumba hasta el fin de sus días.
Esa noche, no entendía aún porqué, permanecía inmóvil frente a ella, dejándose manejar al antojo de la mujer, permitiéndole mucho más de lo que ninguno esperaba del otro. La mirada oscura del pompeyano, no se apartaban de su acompañante, no la definía como presa pues antes de entrar en aquel local ya se había más que saciado y fueron esas dos señoritas tan amables de indicarle el camino quiénes probaron el dulce mordisco letal, ambas permanecieron con la sonrisa congelada hasta que fue suficiente.
Sonrió ante sus palabras, ya no le quedaba duda de que esa joven tenaz e inteligente, esperaba un movimiento por parte del vampiro y éste, la desconcertaba al igual. La observó con sumo detenimiento al probar su sangre, lo estaba poniendo a prueba provocándolo, el hilo de sangre manchaba las yemas níveas del ser de la noche, su propio dedo índice, se lo llevó a los labios limpiando la osadía de la cazadora y no inmutarse, por el momento…el juego seguía.
-Si me quisieras hecho cenizas, sería polvo y aquí seguimos, y si te quisiera muerta…lo mismo pero sí, causas en mí… ¿cómo se dice? Curiosidad de qué tipo no lo sé pero crees tenerlo bajo control pero no es así, si no estás tan cerca… no puedes ni saber dónde me encuentro ¿por qué? -insistió, leerle la mente sería muy fácil, prefería adivinarlo de otro modo -No soy diferente, simplemente no me apetece probarte… no al menos si tú no lo deseas, te concedo ese placer. Me gusta hacer las cosas bien, por las buenas…por las malas…será mejor que no, será cuando no sea divertido o quizás más -hizo una pausa, apenas la herida comenzó a cerrarse, despacio pero más deprisa que cualquier humano.
-¿De verdad quieres pelear? -acortó las distancias, con paso decidido, hasta quedar frente contra frente, sus labios bordearon su barbilla y la punta de su lengua buscó dibujar sus labios, riendo contra éstos -¿Qué deseas? ¿Qué te mate? ¿me claves la estaca en el corazón? O…tener una noche diferente, supongo has probado la sangre de vampiro y disfrutado de sus ventajas…-el pulgar lo deslizó por el borde de su camisón, entre sus pechos, buscando querer encontrar el motivo del porqué ya no estaba muerta.
Esa noche, no entendía aún porqué, permanecía inmóvil frente a ella, dejándose manejar al antojo de la mujer, permitiéndole mucho más de lo que ninguno esperaba del otro. La mirada oscura del pompeyano, no se apartaban de su acompañante, no la definía como presa pues antes de entrar en aquel local ya se había más que saciado y fueron esas dos señoritas tan amables de indicarle el camino quiénes probaron el dulce mordisco letal, ambas permanecieron con la sonrisa congelada hasta que fue suficiente.
Sonrió ante sus palabras, ya no le quedaba duda de que esa joven tenaz e inteligente, esperaba un movimiento por parte del vampiro y éste, la desconcertaba al igual. La observó con sumo detenimiento al probar su sangre, lo estaba poniendo a prueba provocándolo, el hilo de sangre manchaba las yemas níveas del ser de la noche, su propio dedo índice, se lo llevó a los labios limpiando la osadía de la cazadora y no inmutarse, por el momento…el juego seguía.
-Si me quisieras hecho cenizas, sería polvo y aquí seguimos, y si te quisiera muerta…lo mismo pero sí, causas en mí… ¿cómo se dice? Curiosidad de qué tipo no lo sé pero crees tenerlo bajo control pero no es así, si no estás tan cerca… no puedes ni saber dónde me encuentro ¿por qué? -insistió, leerle la mente sería muy fácil, prefería adivinarlo de otro modo -No soy diferente, simplemente no me apetece probarte… no al menos si tú no lo deseas, te concedo ese placer. Me gusta hacer las cosas bien, por las buenas…por las malas…será mejor que no, será cuando no sea divertido o quizás más -hizo una pausa, apenas la herida comenzó a cerrarse, despacio pero más deprisa que cualquier humano.
-¿De verdad quieres pelear? -acortó las distancias, con paso decidido, hasta quedar frente contra frente, sus labios bordearon su barbilla y la punta de su lengua buscó dibujar sus labios, riendo contra éstos -¿Qué deseas? ¿Qué te mate? ¿me claves la estaca en el corazón? O…tener una noche diferente, supongo has probado la sangre de vampiro y disfrutado de sus ventajas…-el pulgar lo deslizó por el borde de su camisón, entre sus pechos, buscando querer encontrar el motivo del porqué ya no estaba muerta.
Dante- Vampiro Clase Media
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
En cuanto el vampiro se llevó el dedo índice a su boca, limpiándolo así de su propia sangre, Zayrim relamió sus labios. Pudo descubrir que había hecho este gesto gracias a haber escuchado la lengua de él pasar por la yema de su dedo, y a continuación la saliva bajar por su garganta. Tenía un oído increíble, y daba gracias por ello. Sino las cosas a menudo se le pondrían muy difíciles.
-Con que es eso, te provoco curiosidad… Bueno, todos tenemos nuestros secretos, y yo obviamente no soy la excepción. Aunque he de decir que mis cosas no se las cuento a nadie. Sólo yo soy dueña de ellas. De esa manera sé que lo tengo todo bajo control, no como tú dices. Quieres creer que no tengo el poder pero sabes que no es verdad, sólo intentas convencerte a ti mismo de ello para parecer superior.- Realmente estaba en problemas. Había sido cuidadosa en todo momento para no mostrar ningún tipo de gesto que pudiese parecer extraño a ojos del contrario, pero por las palabras del hombre, había hecho algo que la estaba delatando. Él todavía no se había dado cuenta de su ceguera, pero… ¿Y si lo hiciese? Nunca antes le había ocurrido, excepto con Jeremy, ese humano que tuvo la fortuna o la desgracia de descubrirlo.
-¿No puedo saber dónde te encuentras? ¿Me lo dices en serio? ¿Tanto me ha afectado el alcohol? Porque yo me noto perfectamente.- Una carcajada salió de entre sus labios, intentando buscar una excusa para el motivo de ese comportamiento que él había visto raro en ella.
A continuación, tras las preguntas del varón, acarició su barbilla con una de sus manos, pensativa, y sonrió. Notó el pulgar de él recorriendo el borde de la poca ropa que llevaba, y alzó las cejas mientras cogía el dedo del contrario para separarlo de su torso y acercárselo a la boca. -¿Es que acaso buscas algo en concreto de mí? Ya he pasado una noche bastante alocada hoy, y si te soy sincera, pelear… Bueno, sí, me apetece, pero… Si no te importa… No siempre se tienen oportunidades como esta… - Puso la yema del vampiro entre sus dientes, y alzó la mirada, buscando su aprobación, conectando con sus ojos.
Estaba entrando de nuevo en la boca del lobo, ya que si él hacía cualquier gesto que no pudiese percibir mediante ningún sentido, ya fuese de aprobación o de negación, no podría enterarse de su respuesta, y por lo tanto, a continuación podría llevar a cabo una acción contraria a lo que el hombre le habría permitido. Sólo esperaba salir airosa de la situación, como siempre lograba.
-Con que es eso, te provoco curiosidad… Bueno, todos tenemos nuestros secretos, y yo obviamente no soy la excepción. Aunque he de decir que mis cosas no se las cuento a nadie. Sólo yo soy dueña de ellas. De esa manera sé que lo tengo todo bajo control, no como tú dices. Quieres creer que no tengo el poder pero sabes que no es verdad, sólo intentas convencerte a ti mismo de ello para parecer superior.- Realmente estaba en problemas. Había sido cuidadosa en todo momento para no mostrar ningún tipo de gesto que pudiese parecer extraño a ojos del contrario, pero por las palabras del hombre, había hecho algo que la estaba delatando. Él todavía no se había dado cuenta de su ceguera, pero… ¿Y si lo hiciese? Nunca antes le había ocurrido, excepto con Jeremy, ese humano que tuvo la fortuna o la desgracia de descubrirlo.
-¿No puedo saber dónde te encuentras? ¿Me lo dices en serio? ¿Tanto me ha afectado el alcohol? Porque yo me noto perfectamente.- Una carcajada salió de entre sus labios, intentando buscar una excusa para el motivo de ese comportamiento que él había visto raro en ella.
A continuación, tras las preguntas del varón, acarició su barbilla con una de sus manos, pensativa, y sonrió. Notó el pulgar de él recorriendo el borde de la poca ropa que llevaba, y alzó las cejas mientras cogía el dedo del contrario para separarlo de su torso y acercárselo a la boca. -¿Es que acaso buscas algo en concreto de mí? Ya he pasado una noche bastante alocada hoy, y si te soy sincera, pelear… Bueno, sí, me apetece, pero… Si no te importa… No siempre se tienen oportunidades como esta… - Puso la yema del vampiro entre sus dientes, y alzó la mirada, buscando su aprobación, conectando con sus ojos.
Estaba entrando de nuevo en la boca del lobo, ya que si él hacía cualquier gesto que no pudiese percibir mediante ningún sentido, ya fuese de aprobación o de negación, no podría enterarse de su respuesta, y por lo tanto, a continuación podría llevar a cabo una acción contraria a lo que el hombre le habría permitido. Sólo esperaba salir airosa de la situación, como siempre lograba.
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
-Crees que me siento superior a ti cuando te he permitido moverte a tu antojo, hacer y deshacer, acercarte más de lo debido. Puede que sea superior a ti pero no todo se basa en la raza o habilidades… el hombre más miserable puede ser el más sublime, como tú por ejemplo -la sonrisa persistía en el rostro, le divertía la conversación pues aunque sí era cierto que era superior, no la menospreciaba, su entereza y disposición le llamaba la atención, esa seguridad mostrada ante sus ojos acababan de afirmar que en absoluto tenía miedo, podría con él y lo dio por hecho.
Siguió inmóvil, en medio del claro, esperando cualquier palabra más que movimientos por su parte. La mirada del vampiro se centró en ella, delineando cada centímetro de su rostro, muy hermosa y delicada, su esencia salvaje le arrancó una risa provocadora, le gustaba lo diferente…lo natural y ella era un claro ejemplo de ello.
-Estoy ante ti, es obvio pero ¿Acaso quieres comprobar más? no has dejado de tantear el terreno, acercarte y alejarte ¿con qué fin? Así acabamos antes -apenas un susurro, su tono divertido y acariciador, suavizaban el instante en el que los dos se habían acercado más de lo que incluso imaginó. Sonrió de forma breve, dejándose hacer lo justo para tenerla donde justo deseaba, a merced de ella pero en el terreno del vampiro. -¿Qué le apetece? ¿Pelear? Hace una noche maravillosa para estropearla con los gritos y lamentos de una joven desconsolada…a no ser que esos gritos y lamentos sean de otra …índole. -se mordió el labio inferior, causando una pequeña herida, le ofrecía por esa noche una diversión diferente de una noche alocada.
-Podemos pelearnos de otra forma, con palabras o sin ellas-las tornas se volvieron contra ella, él tomó el índice de la joven para pasearlo por su propio labio inferior, impregnar un poco de sangre y volver a dársela a probar con la diferencia de que esta vez él se inclinó hacia ella, entre el dedo de la joven y su boca a escasos centímetros -¿Una oportunidad? Puede… pero no te he dado mi respuesta, así que adelante -le acababa de dar pie, en medio del claro, la mano libre la rodeó por la cintura, de su labio no dejaba de brotar sangre ofrecida, una lucha muy diferente.
-¿A qué esperas? si quisieras estar en otro lugar lo estarías, eres fuerte, no necesitas a nadie pero te pregunto...¿qué necesitas ahora? -
Siguió inmóvil, en medio del claro, esperando cualquier palabra más que movimientos por su parte. La mirada del vampiro se centró en ella, delineando cada centímetro de su rostro, muy hermosa y delicada, su esencia salvaje le arrancó una risa provocadora, le gustaba lo diferente…lo natural y ella era un claro ejemplo de ello.
-Estoy ante ti, es obvio pero ¿Acaso quieres comprobar más? no has dejado de tantear el terreno, acercarte y alejarte ¿con qué fin? Así acabamos antes -apenas un susurro, su tono divertido y acariciador, suavizaban el instante en el que los dos se habían acercado más de lo que incluso imaginó. Sonrió de forma breve, dejándose hacer lo justo para tenerla donde justo deseaba, a merced de ella pero en el terreno del vampiro. -¿Qué le apetece? ¿Pelear? Hace una noche maravillosa para estropearla con los gritos y lamentos de una joven desconsolada…a no ser que esos gritos y lamentos sean de otra …índole. -se mordió el labio inferior, causando una pequeña herida, le ofrecía por esa noche una diversión diferente de una noche alocada.
-Podemos pelearnos de otra forma, con palabras o sin ellas-las tornas se volvieron contra ella, él tomó el índice de la joven para pasearlo por su propio labio inferior, impregnar un poco de sangre y volver a dársela a probar con la diferencia de que esta vez él se inclinó hacia ella, entre el dedo de la joven y su boca a escasos centímetros -¿Una oportunidad? Puede… pero no te he dado mi respuesta, así que adelante -le acababa de dar pie, en medio del claro, la mano libre la rodeó por la cintura, de su labio no dejaba de brotar sangre ofrecida, una lucha muy diferente.
-¿A qué esperas? si quisieras estar en otro lugar lo estarías, eres fuerte, no necesitas a nadie pero te pregunto...¿qué necesitas ahora? -
Dante- Vampiro Clase Media
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Zayrim no pudo evitar sorprenderse gratamente en cuanto el vampiro admitió verbalmente el hecho de que no la subestimaba por ser humana. Chico listo. Él no debía de andar con la guardia baja por la simple razón de tener en frente a una mujer perteneciente a los suburbios, y menos si esa mujer era ella. -Efectivamente, has dado en el clavo. Soy sublime para pertenecer a una raza tan débil como la mía. Me enorgullece que lo reconozcas. Eso significa que elijo bien a mis víctimas.- Comentó, con un aire de superioridad.
Enseguida sucedió lo inevitable. El hombre la incitó a que en ese claro ocurriese algo… Digamos que diferente a lo que habían hablado en un principio. Todavía no sabía con exactitud cuál era el ingrediente que hacía que la gente estuviese a su merced, pero otra vez lo había conseguido, y sin quererlo. Nadie podía escapar de sus garras, ni siquiera las criaturas de la noche.
En cuanto el dedo de ella quedó impregnado de nuevo de la sangre del contrario, lo llevó a su boca, degustando el fluido con calma. -Dime… ¿Qué te hace pensar que querría volver a sentir algo que ya he vivido una y otra vez? Para serte sincera, es algo que me gusta, pero me llega a aburrir… Y más si ya lo he experimentado hoy mismo.- Nada más terminar de pronunciar esta frase, sonrió de lado, y en un movimiento rápido apretó el labio inferior del varón con fuerza, provocando que de éste brotase todavía más sangre, sin parar. No la bebería como él deseaba, no le iba a conceder ese placer. -No me voy con cualquiera, querido… Sólo me interesa lo único que continúa fluyendo en tu interior, eso que conserva parte de tu humanidad escondida. ¿Creías que iba a ser tan fácil?- Dijo, mientras ponía su cabeza debajo de la del adulto, para a continuación dejar que varias gotas del líquido rojo manchasen su cara. Lamió sus labios, despacio, y acto seguido abrió la boca para permitir que la sangre siguiese cayendo, aunque esta vez sobre su lengua.
Pocos segundos después, cerró los labios, degustó con tranquilidad su saliva mezclada con la sangre, y volvió a ponerse a la altura del sobrenatural. Miró fijamente a sus ojos, desafiante, y añadió. -¿Vas a resistirte, o por el contrario me vas a dar lo que quiero exactamente? Porque sino, eres hombre muerto. Me has preguntado qué es lo que necesito, y mi respuesta es "tu sangre". Espero que no seas tan idiota como para rechazar lo que te pido y por lo tanto, enfrentarte a mí. Me da igual que lo hagas por las buenas o por las malas, pero a ti sí que debería de importarte tu integridad.- Retrocedió unos centímetros, provocando que la mano de él dejase de agarrar su cintura, aumentando así la poca distancia que los estaba separando hasta el momento. Quería disfrutar de esa explosión de sabor y de sentidos que le regalaba la sangre de vampiro, pero no se dejaría manejar para conseguirla. Ella era quien mandaba allí.
Enseguida sucedió lo inevitable. El hombre la incitó a que en ese claro ocurriese algo… Digamos que diferente a lo que habían hablado en un principio. Todavía no sabía con exactitud cuál era el ingrediente que hacía que la gente estuviese a su merced, pero otra vez lo había conseguido, y sin quererlo. Nadie podía escapar de sus garras, ni siquiera las criaturas de la noche.
En cuanto el dedo de ella quedó impregnado de nuevo de la sangre del contrario, lo llevó a su boca, degustando el fluido con calma. -Dime… ¿Qué te hace pensar que querría volver a sentir algo que ya he vivido una y otra vez? Para serte sincera, es algo que me gusta, pero me llega a aburrir… Y más si ya lo he experimentado hoy mismo.- Nada más terminar de pronunciar esta frase, sonrió de lado, y en un movimiento rápido apretó el labio inferior del varón con fuerza, provocando que de éste brotase todavía más sangre, sin parar. No la bebería como él deseaba, no le iba a conceder ese placer. -No me voy con cualquiera, querido… Sólo me interesa lo único que continúa fluyendo en tu interior, eso que conserva parte de tu humanidad escondida. ¿Creías que iba a ser tan fácil?- Dijo, mientras ponía su cabeza debajo de la del adulto, para a continuación dejar que varias gotas del líquido rojo manchasen su cara. Lamió sus labios, despacio, y acto seguido abrió la boca para permitir que la sangre siguiese cayendo, aunque esta vez sobre su lengua.
Pocos segundos después, cerró los labios, degustó con tranquilidad su saliva mezclada con la sangre, y volvió a ponerse a la altura del sobrenatural. Miró fijamente a sus ojos, desafiante, y añadió. -¿Vas a resistirte, o por el contrario me vas a dar lo que quiero exactamente? Porque sino, eres hombre muerto. Me has preguntado qué es lo que necesito, y mi respuesta es "tu sangre". Espero que no seas tan idiota como para rechazar lo que te pido y por lo tanto, enfrentarte a mí. Me da igual que lo hagas por las buenas o por las malas, pero a ti sí que debería de importarte tu integridad.- Retrocedió unos centímetros, provocando que la mano de él dejase de agarrar su cintura, aumentando así la poca distancia que los estaba separando hasta el momento. Quería disfrutar de esa explosión de sabor y de sentidos que le regalaba la sangre de vampiro, pero no se dejaría manejar para conseguirla. Ella era quien mandaba allí.
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
La cazadora, seguía conservando esa templanza y tranquilidad que le caracterizaba, una de las muchas virtudes que aún quedaban por destapar. Sonrió de medio lado, las palabras de suficiencia le bastaron para seguir con la batalla verbal, mucho más placentera para el vampiro. No tenía inconveniente en mostrarle quién se hallaba en el interior de aquel traje negro sin una mota de polvo, siempre iba bien vestido a cualquier lugar, la presencia lo era todo y se quería a sí mismo, si no se mimaba él quién lo haría.
-¿Sexo? No he hablado de tal cosa, los humanos se pierden en los vicios del alcohol, de la carne…¿realmente piensas que te he traído aquí para…sexo? -le pareció divertido por lo que se echó a reír sin poder evitarlo, no se reía de ella pero sí de la situación y a la conclusión a la que ella había llegado. -¿Qué te hace pensar tal cosa? Los malos pensamientos dan a malentendidos…-entornó los ojos con ciertos detalles que no eran necesarios, podía oler el sudor y esencia de otras personas en la propia de la joven, no buscaba eso de ella ¿entonces qué?.
El ansia por conseguir de su ponzoña no le importó que tomase toda la que viese oportuno, sólo así estaría en igualdad de condiciones, si le dejaba beber era por una razón, Dante no tenía descuidos y tampoco creía en las casualidades, ella se cruzó en su camino por una razón e iba a averiguar cuál sería. Él mantenía la misma calma que ella, relamiéndose los labios y limpiar los restos de sangre, el sabor férreo de la suya junto con la saliva de la joven se le hizo de lo más tentador…pero no, no todo había acabado ahí.
- “Si no eres hombre muerto” ¡ya lo estoy, querida! Y no, no me importa mi integridad, ¿debería dices? No se ha caído el cielo ni la tierra, dudo que tengas ese poder, ¿ya debería tener miedo? Oh, vamos… -negó con la cabeza, por ese camino era mejor no comenzar a caminar, si quería la sangre ya la tenía ¿qué quería más, derrotarle? -No llegarás a la treintena pero tu cabeza está muy bien amueblada, sabes lo que quieres… ¿trapicheas con sangre de vampiro? Es cotizada, mucho pero mi sangre no se la doy a cualquiera, tienes suerte de haber tomado unas gotas , puedo hacer que las escupas…y no sólo será la mía -
En un parpadeo, se acercó a ella raudo quedando tras su espalda, inmovilizándola de brazos al tomarle las muñecas y juntarlas tras el final de su espalda, la frente se la sujetó con la mano libre, sabía que la lucha cuerpo a cuerpo era la especialidad de los cazadores.
-Tu rencor te ciega, niña. Mostrarte experiencia que aún no has experimentado y no hablo del sexo, vas a tener que relajarte si quieres que peleemos como personas civilizadas…aunque muchos vampiros no lo sean. No quiero matarte, es aburrido, si quieres mi sangre te la daré a cambio de…que me digas para qué la desees, piensa bien la respuesta, pueden ser las últimas palabras de tu vida
-¿Sexo? No he hablado de tal cosa, los humanos se pierden en los vicios del alcohol, de la carne…¿realmente piensas que te he traído aquí para…sexo? -le pareció divertido por lo que se echó a reír sin poder evitarlo, no se reía de ella pero sí de la situación y a la conclusión a la que ella había llegado. -¿Qué te hace pensar tal cosa? Los malos pensamientos dan a malentendidos…-entornó los ojos con ciertos detalles que no eran necesarios, podía oler el sudor y esencia de otras personas en la propia de la joven, no buscaba eso de ella ¿entonces qué?.
El ansia por conseguir de su ponzoña no le importó que tomase toda la que viese oportuno, sólo así estaría en igualdad de condiciones, si le dejaba beber era por una razón, Dante no tenía descuidos y tampoco creía en las casualidades, ella se cruzó en su camino por una razón e iba a averiguar cuál sería. Él mantenía la misma calma que ella, relamiéndose los labios y limpiar los restos de sangre, el sabor férreo de la suya junto con la saliva de la joven se le hizo de lo más tentador…pero no, no todo había acabado ahí.
- “Si no eres hombre muerto” ¡ya lo estoy, querida! Y no, no me importa mi integridad, ¿debería dices? No se ha caído el cielo ni la tierra, dudo que tengas ese poder, ¿ya debería tener miedo? Oh, vamos… -negó con la cabeza, por ese camino era mejor no comenzar a caminar, si quería la sangre ya la tenía ¿qué quería más, derrotarle? -No llegarás a la treintena pero tu cabeza está muy bien amueblada, sabes lo que quieres… ¿trapicheas con sangre de vampiro? Es cotizada, mucho pero mi sangre no se la doy a cualquiera, tienes suerte de haber tomado unas gotas , puedo hacer que las escupas…y no sólo será la mía -
En un parpadeo, se acercó a ella raudo quedando tras su espalda, inmovilizándola de brazos al tomarle las muñecas y juntarlas tras el final de su espalda, la frente se la sujetó con la mano libre, sabía que la lucha cuerpo a cuerpo era la especialidad de los cazadores.
-Tu rencor te ciega, niña. Mostrarte experiencia que aún no has experimentado y no hablo del sexo, vas a tener que relajarte si quieres que peleemos como personas civilizadas…aunque muchos vampiros no lo sean. No quiero matarte, es aburrido, si quieres mi sangre te la daré a cambio de…que me digas para qué la desees, piensa bien la respuesta, pueden ser las últimas palabras de tu vida
Dante- Vampiro Clase Media
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Zayrim no pudo evitar contagiarse de las carcajadas del contrario, echándose a reír ella también. ¿No era su intención tener sexo con ella? Dijera lo que dijese, no se lo terminaría de creer. -¿Soy yo la mal pensada? ¿Estás seguro? Es cierto que tengo mente sucia por naturaleza, pero no miento si digo que todo apuntaba a que buscabas algo más. De todas maneras, me da igual que tu afirmación sea cierta o no, eso no importa ahora.- Dijo, mientras pasaba la mano por sus propios labios, limpiando con ésta el último rastro de saliva que quedaba sobre ellos.
Al poco de terminar de pronunciar esas frases, notó como la sangre de vampiro que había ingerido empezaba a hacer efecto en ella. Sus sentidos se agudizaron todavía más de lo habitual. Esa sensación era la más parecida que tenía a lo que la gente llamaba “ver”, o eso imaginaba ella. Si sólo el tomar unas gotas de ese líquido provocaba ese aumento notable en su percepción de las cosas, ¿cuánto se amplificarían si bebiese una cantidad generosa? Hacía bastante que no se le daba la oportunidad de tomarla y experimentar ese estado de precisión máxima, y no quería esperar más.
En cuanto el hombre comenzó a hablar de manera hostil, la cazadora alzó las cejas, y negó con el dedo índice de su mano derecha. -Pienso que te estás comenzando a creer demasiado. No te subestimo, no soy idiota. Tú tienes algo sobrenatural dentro de ti, yo no. La superioridad que ves en mí sólo viene de que sé que dentro de mi mortalidad, tengo altas capacidades y puedo vencerte.- Hizo una pausa, y añadió. -No, no quiero vender tu sangre. No voy a ensuciarme las manos de esa manera contigo. Y sí que comercio con ella, pero si gastase en mí los productos que ofrezco, sería una mala vendedora, ¿no crees? Perdería muchos tratos y dinero. Por ello prefiero tomar de la tuya en concreto.-
A continuación, el varón le hizo una pregunta algo comprometida. ¿Para qué quería la sangre? Le diría la verdad, pero a medias. Obviamente no le iba a explicar su situación, pero tampoco le iba a mentir, ya que no quería jugársela.
Cuando menos lo esperaba, el sobrenatural logró inmovilizarla de torso para arriba. Decidió que era hora de hablar. -Creo que es una respuesta bastante fácil de comprender. La quiero porque me hace sentir bien. Como bien sabrás, la sangre de vampiro logra agudizar los sentidos de los seres humanos, entre otras cosas. Hace que todo sea más divertido y que el mundo se vea de otra manera, y así es como quiero sentirme esta noche. ¿Te es suficiente mi comentario?- No tenía ni idea de cuál sería la contestación adecuada para él, así que se la jugaba con esa. ¿Serían sus últimas palabras? Podía ser. En ese caso, por lo menos se había divertido un rato saliendo de su escondrijo.
Al poco de terminar de pronunciar esas frases, notó como la sangre de vampiro que había ingerido empezaba a hacer efecto en ella. Sus sentidos se agudizaron todavía más de lo habitual. Esa sensación era la más parecida que tenía a lo que la gente llamaba “ver”, o eso imaginaba ella. Si sólo el tomar unas gotas de ese líquido provocaba ese aumento notable en su percepción de las cosas, ¿cuánto se amplificarían si bebiese una cantidad generosa? Hacía bastante que no se le daba la oportunidad de tomarla y experimentar ese estado de precisión máxima, y no quería esperar más.
En cuanto el hombre comenzó a hablar de manera hostil, la cazadora alzó las cejas, y negó con el dedo índice de su mano derecha. -Pienso que te estás comenzando a creer demasiado. No te subestimo, no soy idiota. Tú tienes algo sobrenatural dentro de ti, yo no. La superioridad que ves en mí sólo viene de que sé que dentro de mi mortalidad, tengo altas capacidades y puedo vencerte.- Hizo una pausa, y añadió. -No, no quiero vender tu sangre. No voy a ensuciarme las manos de esa manera contigo. Y sí que comercio con ella, pero si gastase en mí los productos que ofrezco, sería una mala vendedora, ¿no crees? Perdería muchos tratos y dinero. Por ello prefiero tomar de la tuya en concreto.-
A continuación, el varón le hizo una pregunta algo comprometida. ¿Para qué quería la sangre? Le diría la verdad, pero a medias. Obviamente no le iba a explicar su situación, pero tampoco le iba a mentir, ya que no quería jugársela.
Cuando menos lo esperaba, el sobrenatural logró inmovilizarla de torso para arriba. Decidió que era hora de hablar. -Creo que es una respuesta bastante fácil de comprender. La quiero porque me hace sentir bien. Como bien sabrás, la sangre de vampiro logra agudizar los sentidos de los seres humanos, entre otras cosas. Hace que todo sea más divertido y que el mundo se vea de otra manera, y así es como quiero sentirme esta noche. ¿Te es suficiente mi comentario?- No tenía ni idea de cuál sería la contestación adecuada para él, así que se la jugaba con esa. ¿Serían sus últimas palabras? Podía ser. En ese caso, por lo menos se había divertido un rato saliendo de su escondrijo.
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Los humanos sólo servían para mantenerlo “vivo”, satisfacer las necesidades carnales se le hacía…aburrido. Todas pedían más, él nunca se saciaba, aún no había encontrado esa persona afín que pudiese complementarle en ese sentido, tampoco la buscaba, cuando necesitaba desfogarse lo hacía, mataba, se alimentaba…y asunto zanjado. El amor no lo conoció ni en la vida ni en la muerte, no era necesario, con amarse a sí mismo era suficiente…justo como ella, se quería a sí misma más que cualquier persona pudiese amarla. No era como cualquier cazador, se enfrentó a muchos, ni tampoco un miembro de la inquisición…seguramente si así fuese, ya sería ceniza.
-Puedes vencerme, es cierto. Tus facultades superan más de las que cualquier humano corriente. Tienes algo especial, algo que te hace diferente pero no logro saber qué es...o quizás, me esté confundiendo con que tu desprecio, otras humanas me encuentran interesante -entornó los ojos, él estaba cansado de eso, comprobar que ella no buscaba nada remotamente parecido fue el motivo por el que él seguía ahí.
-La mía en concreto porque es milenaria, es más poderosa. No te cuento nada que no sepas, lo has sentido en cuanto la has olido, ha llegado a tus sentidos…olfato, oído, gusto…y vista-entrecerró los ojos sin perder la sonrisa, esa conversación se iba tornando muy interesante, esa humana quería su sangre por el mismo motivo que los demás pero…algo le decía que había algo más -No doy mi sangre por amor al arte, creo que eso ya debes saberlo -
Fue suficiente, relajó su cuerpo y se encogió de hombros dedicándole una reverencia, la merecía, humanas como esa no se encontraba en su existencia. Su mirada oscura, profundizó en ella, acercándose despacio, sin prisa… encarándola hasta quedar apenas unos centímetros de ella.
-Te daré más a cambio de que me lo cuentes. Es una pregunta fácil o para ti, la más dolorosa…pero quiero saber porqué, porqué cazas seres sobrenaturales, porqué aún no me has matado…te daré más. Toda la que desees…-murmuró por lo bajo, su curiosidad no conocía límite, no necesitaba más que saciarla…las demás necesidades ahora mismo quedaban más que satisfechas.
-Puedes vencerme, es cierto. Tus facultades superan más de las que cualquier humano corriente. Tienes algo especial, algo que te hace diferente pero no logro saber qué es...o quizás, me esté confundiendo con que tu desprecio, otras humanas me encuentran interesante -entornó los ojos, él estaba cansado de eso, comprobar que ella no buscaba nada remotamente parecido fue el motivo por el que él seguía ahí.
-La mía en concreto porque es milenaria, es más poderosa. No te cuento nada que no sepas, lo has sentido en cuanto la has olido, ha llegado a tus sentidos…olfato, oído, gusto…y vista-entrecerró los ojos sin perder la sonrisa, esa conversación se iba tornando muy interesante, esa humana quería su sangre por el mismo motivo que los demás pero…algo le decía que había algo más -No doy mi sangre por amor al arte, creo que eso ya debes saberlo -
Fue suficiente, relajó su cuerpo y se encogió de hombros dedicándole una reverencia, la merecía, humanas como esa no se encontraba en su existencia. Su mirada oscura, profundizó en ella, acercándose despacio, sin prisa… encarándola hasta quedar apenas unos centímetros de ella.
-Te daré más a cambio de que me lo cuentes. Es una pregunta fácil o para ti, la más dolorosa…pero quiero saber porqué, porqué cazas seres sobrenaturales, porqué aún no me has matado…te daré más. Toda la que desees…-murmuró por lo bajo, su curiosidad no conocía límite, no necesitaba más que saciarla…las demás necesidades ahora mismo quedaban más que satisfechas.
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Y otra vez, se había vuelto a meter en terreno peligroso, igual que le había ocurrido con Jeremy en su momento. Era verdad que la escena en la cual el chaval había descubierto su condición no se parecía en nada a esta, pero cabía la posibilidad de que terminasen con un final muy parecido. El vampiro no debía de descubrir su secreto, o sino tendría que tomar represalias contra él, y para ser sincera, a pesar de ser una asesina despiadada, en ese instante no le apetecía ni acabar con su no vida, ni dejarlo a punto de volver a morir.
Nadie podía saber nada acerca de su estado, o sino estaría dejando vagar con libertad información muy valiosa, que incluso si cayese en manos equivocadas, podría llevarle a cavar su propia tumba. Dudaba que el sobrenatural vendiese ese dato, o que lo contase a cualquiera, pero no se podía permitir el lujo de dejar ese secreto en manos de alguien que apenas conocía. Sólo confiaba en ella misma, ni siquiera en sus súbditos más cercanos, así que, ¿cómo afrontaba ahora la situación? Dejaría que avanzase sola, sin forzar nada, pero si tenía que actuar en cualquier momento, lo haría sin dudar.
Al rato, notó que la presión que emergía del cuerpo del contrario se reducía poco a poco. Por lo que parecía, le había valido la respuesta a la pregunta de por qué quería su sangre. De hecho, incluso pudo percibir un gesto por su parte… ¿Una reverencia? Eso parecía, y le gustaba. Estar frente a alguien que la alabase, y más viniendo de un ser tan longevo, era para sentirse importante y orgullosa.
A continuación, el varón se acercó a ella notablemente. Podía distinguir su respiración con nitidez. Estaba muy cerca. Y como sospechaba, no podía quedarse más tiempo sin hablar, así que se dispuso a ello. -¿Tengo algo especial, que no logras identificar? Como tú mismo has dicho, eres milenario. Con toda la sabiduría que eso conlleva, si realmente tengo algo distintivo, ¿cómo es que todavía no sabes lo que es?- Podía ser que él ya hubiese caído en la cuenta, podía ser que no… Lo que estaba claro era que no iba a parar hasta descubrir qué era lo que ella ocultaba.
A las otras preguntas sí que podía responder, ya que no tenía nada que esconder. -¿Por qué cazo sobrenaturales? Puede que me veas diferente a muchos otros humanos, pero realmente mis comienzos como cazadora son los más comunes que te puedas imaginar. Una pérdida causada por un ser inmundo, que desembocó en rabia y sed de venganza. ¿Te esperabas una historia más divertida? Pues ya ves que no dista nada de otras. La diferencia la marca lo que vas creando a partir de entonces, y ese ha sido mi sello. Desde ese momento supe remontar y montármelo bien como para ahora ocupar el puesto de poder que tengo, y como para no ser una cazadora normal y corriente.- Hizo una breve pausa, y contestó a la otra cuestión. -¿Por qué todavía no te he matado? Verás, los dos lo sabemos. No eres un vampiro cualquiera. Podría acabar contigo, pero, ¿por qué hacerlo si tienes tanto que se puede aprovechar? Además, por ahora tu existencia me beneficia. Igual que a ti no te conviene asesinarme, a mí tampoco me conviene hacerlo. Me estás dando una noche diferente a las que estoy acostumbrada, así que me daría pena terminarla ya. ¿A ti no? Siempre se puede aprender más de lo que te rodea, y contigo lo estoy haciendo. Y… Un pequeño consejo. La clave está en fijarse en los pequeños detalles, saber interpretarlos, y finalmente utilizarlos a tu favor.- Posó las palmas de las manos sobre la cintura, dejando los brazos en forma de jarra, y miró fijamente a los ojos del hombre, en cuanto supo a ciencia cierta dónde se localizaban. -Por cierto, a estas alturas y con todo lo que dará esta noche de sí, creo que es una desconsideración por mi parte el no presentarme. Soy Mist, un placer.- Comentó, diciendo el nombre por el que todos la conocían, tendiendo su mano derecha al varón. Hacía tiempo que no se encontraba con alguien interesante y que le pudiese aportar algo. Definitivamente, estas horas iban a valer realmente la pena.
Nadie podía saber nada acerca de su estado, o sino estaría dejando vagar con libertad información muy valiosa, que incluso si cayese en manos equivocadas, podría llevarle a cavar su propia tumba. Dudaba que el sobrenatural vendiese ese dato, o que lo contase a cualquiera, pero no se podía permitir el lujo de dejar ese secreto en manos de alguien que apenas conocía. Sólo confiaba en ella misma, ni siquiera en sus súbditos más cercanos, así que, ¿cómo afrontaba ahora la situación? Dejaría que avanzase sola, sin forzar nada, pero si tenía que actuar en cualquier momento, lo haría sin dudar.
Al rato, notó que la presión que emergía del cuerpo del contrario se reducía poco a poco. Por lo que parecía, le había valido la respuesta a la pregunta de por qué quería su sangre. De hecho, incluso pudo percibir un gesto por su parte… ¿Una reverencia? Eso parecía, y le gustaba. Estar frente a alguien que la alabase, y más viniendo de un ser tan longevo, era para sentirse importante y orgullosa.
A continuación, el varón se acercó a ella notablemente. Podía distinguir su respiración con nitidez. Estaba muy cerca. Y como sospechaba, no podía quedarse más tiempo sin hablar, así que se dispuso a ello. -¿Tengo algo especial, que no logras identificar? Como tú mismo has dicho, eres milenario. Con toda la sabiduría que eso conlleva, si realmente tengo algo distintivo, ¿cómo es que todavía no sabes lo que es?- Podía ser que él ya hubiese caído en la cuenta, podía ser que no… Lo que estaba claro era que no iba a parar hasta descubrir qué era lo que ella ocultaba.
A las otras preguntas sí que podía responder, ya que no tenía nada que esconder. -¿Por qué cazo sobrenaturales? Puede que me veas diferente a muchos otros humanos, pero realmente mis comienzos como cazadora son los más comunes que te puedas imaginar. Una pérdida causada por un ser inmundo, que desembocó en rabia y sed de venganza. ¿Te esperabas una historia más divertida? Pues ya ves que no dista nada de otras. La diferencia la marca lo que vas creando a partir de entonces, y ese ha sido mi sello. Desde ese momento supe remontar y montármelo bien como para ahora ocupar el puesto de poder que tengo, y como para no ser una cazadora normal y corriente.- Hizo una breve pausa, y contestó a la otra cuestión. -¿Por qué todavía no te he matado? Verás, los dos lo sabemos. No eres un vampiro cualquiera. Podría acabar contigo, pero, ¿por qué hacerlo si tienes tanto que se puede aprovechar? Además, por ahora tu existencia me beneficia. Igual que a ti no te conviene asesinarme, a mí tampoco me conviene hacerlo. Me estás dando una noche diferente a las que estoy acostumbrada, así que me daría pena terminarla ya. ¿A ti no? Siempre se puede aprender más de lo que te rodea, y contigo lo estoy haciendo. Y… Un pequeño consejo. La clave está en fijarse en los pequeños detalles, saber interpretarlos, y finalmente utilizarlos a tu favor.- Posó las palmas de las manos sobre la cintura, dejando los brazos en forma de jarra, y miró fijamente a los ojos del hombre, en cuanto supo a ciencia cierta dónde se localizaban. -Por cierto, a estas alturas y con todo lo que dará esta noche de sí, creo que es una desconsideración por mi parte el no presentarme. Soy Mist, un placer.- Comentó, diciendo el nombre por el que todos la conocían, tendiendo su mano derecha al varón. Hacía tiempo que no se encontraba con alguien interesante y que le pudiese aportar algo. Definitivamente, estas horas iban a valer realmente la pena.
Última edición por Zayrim Fleury el Jue Ene 03, 2019 1:09 pm, editado 1 vez
Zayrim Fleury- Cazador Clase Baja
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Fecha de inscripción : 24/05/2018
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Re: [Privado] Cuando la diablesa sale de su escondite.
Hay seres excepcionales, diferentes con esa esencia que los hace brillar con luz propia. Y ella uno de esos seres, lo había deslumbrado de tal modo que no podía ver más allá de esa luz, se dejó llevar por su voz, sus movimientos y la reacción que consiguió su sangre, recorriendo sus venas e instalándose en su sistema circulatorio. La luz se hacía más cegadora, como si estuviese ante el sol mas resplandeciente, tuvo que apartar la mirada por el hecho, más letal que cualquier ataque con estacas derechas a su muerto corazón.
-Motivos de cualquier cazador, una pérdida…un amor arrebatado, un familiar, un amigo… una gran parte de uno mismo. -finalizó sin perder la sonrisa, no, no tenía nada de especial sus palabras pero sí su aura, esa joven escondía más de lo que ella pudiese incluso saber -No me sorprende nada a estas alturas, todos tenemos un motivo para ser cómo somos y seguramente, seamos una sombra de lo que fuimos. Tus simples motivos para ti son todo tu mundo, te han forjado a ser así como eres…y eso es digno de admiración. Sí, podría acabar contigo de un chasquido pero sería demasiado fácil, el ansia de poder no es lo primordial en mi caso, pequeña cazadora -mantuvo la sonrisa, acortando la sonrisa, la luz brillaba con tanta fuerza que tuvo que cerrar los ojos de golpe.
“Mist”, un apodo corto que encerraba todo el poder que la cazadora ocultaba tras su supueta fachada de mujer débil, sólo por ser una mujer…cuán equivocados estaban. Estrechó su mano, sin perder un instante su mirada, estrechó con firmeza, en completo silencio …así que en los pequeños detalles, no sería él quién los desvelaría, ella seguía empeñada que era una cosa cuando se estaba equivocando….brillaba , ante sus ojos el aura de la cazadora brillaba con tal fuerza que deshacerse de ella sería un error.
-Dante. Un placer, Mist -como buen caballero, dejó un beso en el dorso de su mano, la esencia de la joven le hizo relamerse, ella lo había probado a él pero él no a ella…sería una mala idea, terminaría desangrada entre sus brazos si su sangre le resultase deliciosa-Y te podría dar más noches como esta. Actúo solo pero...cuatro ojos ven más que dos -enarcó una ceja, lo cierto es que fue una frase hecha, sin pensar en que bien estaba equivocado…-No encontré cazadores tan firmes, fuertes y dispuestos…no tanto como tú. Puedes llamar a la inquisición si quieres…o puede ser libre y llevar la venganza que ansías de tu mano, podría ayudarte…¿por qué? Tú lo has dicho, ni voy a asesinarme ni tú a mí tampoco. ¿El precio? No hay, sólo sé fiel y leal, sé mi sombra y yo seré la tuya. Necesito aliados, los verdaderos monstruos se encuentran en ese grupo de seres que se creen superiores y que pueden cambiar el mundo…sólo quieren destruirlo, ni todos los humanos son iguales ni todos los seres sobrenaturales tampoco ¿cuál es tu historia? Empecemos por ahí -soltó su mano y entrecerró los ojos, dispuesto a escucharla.
-Motivos de cualquier cazador, una pérdida…un amor arrebatado, un familiar, un amigo… una gran parte de uno mismo. -finalizó sin perder la sonrisa, no, no tenía nada de especial sus palabras pero sí su aura, esa joven escondía más de lo que ella pudiese incluso saber -No me sorprende nada a estas alturas, todos tenemos un motivo para ser cómo somos y seguramente, seamos una sombra de lo que fuimos. Tus simples motivos para ti son todo tu mundo, te han forjado a ser así como eres…y eso es digno de admiración. Sí, podría acabar contigo de un chasquido pero sería demasiado fácil, el ansia de poder no es lo primordial en mi caso, pequeña cazadora -mantuvo la sonrisa, acortando la sonrisa, la luz brillaba con tanta fuerza que tuvo que cerrar los ojos de golpe.
“Mist”, un apodo corto que encerraba todo el poder que la cazadora ocultaba tras su supueta fachada de mujer débil, sólo por ser una mujer…cuán equivocados estaban. Estrechó su mano, sin perder un instante su mirada, estrechó con firmeza, en completo silencio …así que en los pequeños detalles, no sería él quién los desvelaría, ella seguía empeñada que era una cosa cuando se estaba equivocando….brillaba , ante sus ojos el aura de la cazadora brillaba con tal fuerza que deshacerse de ella sería un error.
-Dante. Un placer, Mist -como buen caballero, dejó un beso en el dorso de su mano, la esencia de la joven le hizo relamerse, ella lo había probado a él pero él no a ella…sería una mala idea, terminaría desangrada entre sus brazos si su sangre le resultase deliciosa-Y te podría dar más noches como esta. Actúo solo pero...cuatro ojos ven más que dos -enarcó una ceja, lo cierto es que fue una frase hecha, sin pensar en que bien estaba equivocado…-No encontré cazadores tan firmes, fuertes y dispuestos…no tanto como tú. Puedes llamar a la inquisición si quieres…o puede ser libre y llevar la venganza que ansías de tu mano, podría ayudarte…¿por qué? Tú lo has dicho, ni voy a asesinarme ni tú a mí tampoco. ¿El precio? No hay, sólo sé fiel y leal, sé mi sombra y yo seré la tuya. Necesito aliados, los verdaderos monstruos se encuentran en ese grupo de seres que se creen superiores y que pueden cambiar el mundo…sólo quieren destruirlo, ni todos los humanos son iguales ni todos los seres sobrenaturales tampoco ¿cuál es tu historia? Empecemos por ahí -soltó su mano y entrecerró los ojos, dispuesto a escucharla.
Dante- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 27/06/2018
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