El médico para mí (libre)

por **Deimos Deligiannis** Dom Sep 02, 2018 8:20 pm

Cuando las sombras aparecían era cuando a Deimos no le gustaba estar. Estando en su residencia tranquilamente, estaba en la sala de estar leyendo una de sus novelas, esta vez había escogido una de suspense, un género que se estaba poniendo muy de moda al igual que las de detectives. Las doncellas estaban limpiando las sábanas y los sirvientes estaban preparándole la cena. En el exterior estaba lloviendo con fuerza, el aire golpeaba los árboles de su residencia con bastante fuerza, algunas veces, Deimos levantaba la vista por los pequeños sustos que este se llevaba. Cuando cerró su libro para levantarse, se dirigió hacia la cocina para ver cómo iba la cosa de la cena y por lo que vio, estaban atareados.

Cuando se dirigió hacia su cuarto para cambiarse y ponerse el pijama se dio cuenta de que su mayordomo era un tiquis miquis, por lo que acabó por bajar de nuevo las escaleras que iban hacia su cuarto y se dirigió hacia el salón principal. Cuando a él le gustaba cenar en pijama su mayordomo se ponía estérico y viceversa, pero siempre se llevaban bien, demasiado bien. Era como un segundo padre para él y por eso lo hacía. Cuando llegó la cena a la sala en donde él estaba, la cenó de manera plausiva, tranquila, disfrutando de cada pedazo de carne y esperando el momento en ver a su hermano.

Siempre pensaba en él y cuando lo hacía, este se encendía por dentro como si se tratara de una hoguera en pleno fogueo. En fin. Estaba a punto de encontrar el trozo final del plato cuando de repente llamaron a la puerta. Se levantó molesto porque le habían interrumpido la cena, pero con buena voluntad cuando abrió no pareció haber alguien en la puerta. Fue entonces cuando una doncella le vino a decir que nadie había llamado sino que habían tenido un accidente en la cocina. Deimos preocupado, fue a la cocina directamente y vio que el mayordomo se había tropezado y estaba con una toalla fría sobre la cabeza o más bien un chuletón crudo.

Se preguntaba qué habría pasado pero pensó mejor que era mejor llamar a un médico por lo que al final decidió ir él mismo en busca de uno. El cochero le llevó hasta el hospital en donde pudo convencer a un médico de venir a su residencia a pesar del temporal que estaba haciendo. Estaban de camino cuando de repente se pararon en mitad de la calle. Deimos y el médico se preguntaron qué estaba pasando y era evidente que algo no estaba bien.