Encuentro en el Museo - Privado

por **Melodie Aissaguer** Mar Sep 25, 2018 8:42 pm

¿Porque había decidido encontrarse con aquella señorita en el museo? pues era en verdad porque necesitaba que su pedido fuera realizado lo antes posible y que nadie sospechara de lo que estaba por hacer. Necesitaba conseguir el dinero que su "amigo" necesitaba, y lo haría costara lo que costara, aunque tuviera que endeudarse y pasar a ser una mujer de clase baja. Al fin de cuentas, había sido una mujer acomodada toda su vida, y no había podido encontrar la felicidad, tal vez, si lo perdía todo, con tal de salvar la vida de otro ser, de otra alma herida, encontraría la verdadera felicidad. Pensando en ello, se había preparado, dejando en su residencia Demetrio, quien seguía convaleciente, mientras ella buscaba la manera de obtener el dinero suficiente para que él abandonara el reino y también debía conseguirle pasaportes falsos, para que pudiera viajar sin problema alguno.

Había pensado en ir al mismo hombre que le creara su nueva identidad, pero éste, al haber ayudado a tantos nobles que habían abandonado París, en época de la revolución, había terminado con sus huesos en la cárcel, en donde murió de tuberculosis. Por lo que no tuvo otra opción de buscar un nuevo encargado, de tan peligrosa misión. Lo encontró en las manos prodigiosas de una jovencita, ¿quien podría sospechar de la misma? eso le dio un poco mas de animo, pues podía confiar que tanto ella, como la contrabandista, deseaban mantener todo en el mayor de los secretos, pues ambas se jugaban el pellejo.

Cuando llegó al museo, se pasó un rato recorriendo la exposición, algunas de las muestras le causaban verdadero espanto, y se lamentaba no haber decidido hacer la reunión o en el museo de arte, o en el Hotel Des Arenes, pero la joven contrabandista, había preferido ese lugar a otro mas concurrido, por lo que no tuvo mas remedio que inspirar profundamente y buscar un asiento en el jardín vidriado, en el que se exponían los esqueletos de animales casi fantásticos. allí, esperó paciente, observando varias veces el reloj que colgaba de su pechera, solo esperaba que Demetrio no la echara en falta, y que no hubiera hecho uno de sus berrinches, con el servicio de su hogar.