Arsène Gustave Isaïe LaChapelle Du Toit

Intrépido y audaz, calmado y recto. Ardiendo de pasión en el interior, sereno en el exterior. Arsène se volvió sombrío y estricto tras el suicidio de su padre, siguiendo todas las reglas y el desprecio a cualquiera que desobedeciera los principios de un Inquisidor. Siente haber perdido a todos los que estaban cerca de él, causando cierta renuencia a permitir que otros se acerquen. Se lleva mejor con su mujer, a pesar de que está en buenas relaciones con casi todos sus camaradas, sin llegar a una amistad.

Arsène tiene una actitud más bien solitaria, tranquila y reacia.  A pesar de su reputación cada vez más creciente y valor como un soldado, él no ha mostrado signos de arrogancia, y es más bien modesto sobre sus habilidades, como se ve cuando elogia a otros por sus capacidades de combate y declara en más de una ocasión que algún aprendiz lo superó en el poder y en la pasión. Su actitud tranquila, naturalmente, la utiliza a su ventaja en la batalla, ya que hace más fácil para él mantener la compostura para mantenerse enfocado en la situación actual, y en última instancia cuenta todo a su alrededor. Como resultado, se puede ajustar rápidamente a la mayoría de las situaciones para tomar decisiones, dejando las pasiones fuera, lo que le permite mantenerse pasos por delante de sus oponentes. Sin embargo, cuando se trata de algo que lo perturbe del todo, Arsène no muestra piedad y no duda en desatar su furia por algo que él considere imperdonable.

Arsène nació en Saint-Léger-de-Foucheret (actual Saint-Léger-Vauban), en el departamento de Yonne, en Borgoña, Francia, en una familia de la nobleza menor. El padre de Arsène fue un inquisidor muy venerado por sus camaradas, pero este, en una misión crucial para la Iglesia, ordenó la retirada en batalla a fin de salvar a sus compañeros de una masacre, lo que causó que los ciudadanos, y hasta sus propios hombres, lo deshonraran y por tal decidió suicidarse. Deseando evitar la misma deshonra de su padre, Arsène adoptó la filosofía de que los fines de la Inquisición deben ser asegurados a toda costa. A los diez años se quedó huérfano y en muy penosas circunstancias, por lo que pasó su niñez entre el campesinado de su localidad. Por fortuna fue apadrinado por un inquisidor de la zona, el cual le llevó a estar bajo el cuidado de los soldados. Ellos asumieron su educación a cambio de lealtad; así, aprendió latín, inglés, italiano y español que serían inestimables para su venidera ocupación.

A los doce años se alistó para servir, destacando por su capacidad de trabajo e insobornabilidad. Durante su adolescencia lo destinaron a Italia, donde participó en varios combates, siendo herido en dos. Luego de eso, fue transferido a España para entrenar a los jóvenes aspirantes. Si no podían dispararle a su compañero apenas él lo ordenase, entonces no estaban listos.

A los veintisiete años fue llamado de vuelta a Francia por sus superiores. ¿La razón? Contraer matrimonio y formar una familia que continuase con su legado. Siguiendo las sugerencias de la Inquisición, desposó a Marie-Ange du Barry, sobrina del Arzobispo de París. No se vieron las caras sino hasta el día del enlace. Sin esperas, sin amor, pero con marcada responsabilidad. Veían el matrimonio como una institución para elevar su alma por mandato de Dios, no para la satisfacción de sus caprichos personales.

Tuvieron cuatro hijos sanos y fuertes. Pensaron que venía el quinto cuando Marie-Ange comenzó a mostrar síntomas, pero una revisión del médico bastó para diagnosticar una grave enfermedad: cáncer al útero.No tuvieron que esperar mucho para que quedara postrada en cama. Cada día aumentan los dolores y disminuyen los colores en su rostro. “Es cosa de tiempo” y “disfrútenla lo más que puedan” es lo que dicen los doctores.

La enfermedad de su mujer gatilló algo en Arsène. Comenzó a buscar misiones cada vez más riesgosas, como buscando el riesgo, hasta que se dio cuenta de que lo que buscaba era morir, pero quería hacerlo de una manera espectacular, que lo recordaban como un soldado que cumplió con su deber hasta el punto de inmolarse. Un mártir para la historia. Un nombre que limpiaría el apellido de su familia y que dejaría el camino libre para sus hijos, para que ellos escribiesen sus propias historias sin cargar con el peso de la vergüenza.

Es así como llegó a la historia de las vampiresas Boudica y Amancay, demonios amantes, alimento de pesadillas, encarnaciones del pecado. Ha oído sobre ellas, meretrices de Satán. Quiere ser él quien las devuelva al infierno, donde pertenecen. Arsène ha perdido el miedo a la muerte; la desea.

● Familia: Gustave LaChapelle (Padre) †
Casimire du Toit (Madre) †
Marie-Ange du Barry (Cónyuge)
Mathéo LaChapelle (Hijo)
Roseline LaChapelle (Hija)
Godeleine LaChapelle (Hija)
Abel LaChapelle (Hijo)
● Datos Curiosos:
- Fue prisionero de unos vampiros a los quince años, pero logró escapar.
- Además de ejercitarse a diario, lee mucho.
- Tiene una concepción romántica sobre la muerte.
- Adicto al trabajo.
- Duerme entre cuatro y cinco horas al día.
- Para él, ser padre es ser proveedor. Con eso basta. Apenas toca a sus hijos.