¿Cómo escapar de un destino inevitable? { Dorian Windsor }

por **Autumn M. Cunningham** Sáb Dic 25, 2010 3:05 pm

La neblina imaginaria, producida por su jugueteante mente, le nublaba la vista, ocasionándole pequeños mareos.
Los copos de nieve, caían lentamente, avecinando una fuerte tormenta que podría causar un gran caos en las calles.
¡Desafortunada! Autumn era la única en las calles o tal vez, eso imaginó. Ya no podía distinguir la realidad de la fantasía que caminaba a su lado.
Se detuvo en seco, para tallarse los ojos con ambas manos, para, al menos, difuminar un poco su vista o poder saber, en concreto, donde se encontraba.

No pudo más y cayó al suelo, esperó a golpearse con el concreto, pero no fue lo que esperaba. No sitió golpear contra su cuerpo algo duro y frío.
Sino, algo húmedo y escasamente suave, todo a su alrededor se tornó verdoso con unos matices café y algunas otras manchas del mismo color.
Poco a poco, su vista comenzó a aclararse, hasta darse cuenta, que todo había sido una ilusión, un tonto truco que jugado por su subconsciente.
Cerró los ojos con fuerza, sintiéndose desorientada, como nunca antes se había sentido. Abrió los ojos después de varios minutos que a su parecer… fueron horas, incluso días.

Un Bosque. ¿Cómo había llegado hasta ahí? No recordaba haber caminado por el sendero marcado por unas piedras, o el haber rasgado su ropa al pasar entre los árboles que ferozmente rechazaban su entrada.
Se recargó buscando apoyo, en el tronco de un árbol.
Comenzó a estabilizarse, todo lo veía más claro. Ahora, ese ya no era un problema con el cual lidiar.
¿Cómo iba a salir de aquel sitio? Si se había encaminado inconscientemente, menos podría salir ella sola.

Por un momento, pensó que alguien, pasaría y la ayudaría, pero eso era soñar demasiado. El cielo le indicaba lo tarde que era, el sol estaba a minutos de ocultarse en el horizonte, para muchos, aquello era hermoso y un espectáculo digno de presenciar.
Pero en la situación en la que se topaba Autumn, significaba, fin y… algunas otras cosas que comenzarían a ocurrir conforme las horas pasasen.
Cerró los ojos de nuevo, con fuerza, para que las cosas pasaran como se supone que debían ser, sin forzar nada.

por Invitado Miér Dic 29, 2010 10:22 pm

El inverno, las calles eran decoradas con motivos navideños, luces en especial. Las fiestas eran lo más común, las cenas, las invitaciones y yo todo lo que quería ahora era pasar de ello. Mis obligaciones me llevarían de regreso a Londres en unos días, tenía que pasar las fiestas de fin de año en mi tierra, hacer fiestas para mis súbditos, tratar a los nobles y como siempre guardar las apariencias de lo que en realidad era, un vampiro. Faltaban aún días para que partiera pero aun así los compromisos en Londres no se dejaban esperar, decidí excusarme tomando el carruaje hasta cierto punto de las afueras de la ciudad, podía arreglármelas para volver solo a casa más tarde, conocía bien esos territorios y la noche solo era beneficiosa para seres como yo.

El manto nocturno caía, una por una las estrellas fueron apareciendo a medida que yo me sumergía en esa zona boscosa donde los murmullos eran ajenos, donde la música era el silencio y donde las nieve caía de las copas de los arboles amontonándose en el suelo. Agradecía que en mi condición ya no pudiera sentir el frio, podría estar desnudo caminando sobre esa nieve y no sentiría nada. Camine alrededor de una hora pensando en prácticamente nada importante, escuchaba el crujir de las ramas que ya no soportaban el peso de la nieve, algún roedor que se aventuraba a buscar comida, nada más de lo que en realidad deseaba.

Tome un sendero, seguro hecho por los gitanos o las brujas, ellos que solían tener una vida aparte de la gran ciudad, esperaba no encontrarme con alguna bruja, mi ánimo no estaba para ello y a una lengua afilada prefería enterrarla de ángel de nieve antes de escucharlas. Unos minutos más de caminata, mi mirada perdida en el blanco que pisaba y de pronto…el olor a la sangre. La sentía cerca, era inevitable, lo primero que captaban mis sentidos a menudo era ese olor, el de los humanos. Me pregunte que humano estaría en ese lugar de noche y con esas condiciones, tal vez un cazador perdido. Me fui acercando a donde creí que encontraría la fuente y voilà, una chica. Casi tendida apoyaba débilmente su cuerpo frágil sobre el tronco de un árbol, estaba casi tan pálida como yo y obviamente…no estaba en el lugar ni en el momento donde debería estar.

Me acerque lentamente a ella y me pare a un metro de donde estaba –Déjame adivinar, ibas a la casa de tu abuela y te asustó el lobo…- no era hora para mi sarcasmo pero solo quería comprobar que por lo menos estaba consciente de donde estaba, por lo menos por como la veía sabía que no era una bruja. Me acerque aun más sujetándola de los brazos con delicadeza, mirándola fijamente al rostro -¿Puedes caminar?- pregunte antes que cualquier otra cosa, de estar bien no podía dar el visto bueno, ya la había evaluado en ese sentido, se veía débil, de saber si sabia donde estaba no me serviría de nada, yo ya sabía dónde estábamos pero obviamente no podía dejarla allí, empezaba a nevar aun mas, corría el riesgo de congelarse.

por **Autumn M. Cunningham** Miér Ene 05, 2011 7:05 pm

[Flashback]

Su mirada voló hasta la hoja de papel que reposaba en la mesa y la pluma de ganso con un depósito de tinta inerte a su lado.
Suspiró rodando los ojos. Finalmente, se acercó para escribir, hacía años que no escribía en su "diario", ¿Porqué? ¿Falta de tiempo? ¡No! Temor, esa era la única palabra que decía todo.

La vela comenzaba a hacerce cada vez más diminuta, al ver bailar la llama de fuego, soltó otro canceroso suspiro.
Se acercó para escrbir de una vez por todas.

10 de Febrero de 1798. París, Francia

Héeme aquí, años más tarde, luchando por contener todo este dolor y sufrimiento que me persigue. Soledad. Una sola palabra, no muy corta ni muy larga, pero entre sus letras, conlleva un gran significado, que con cautela se debe entender.

Anoche he tenido un sueño, uno del cual jamás me olvidaré. Por el rostro que pude imaginarme, aun permanezco con la oscura duda que si todo ello, fue por obra de mi subconciente o un deja vù. No, descartaré la segunda, nunca pudo ser un deja vù si nunca, jamás, lo he vivido. ¿Profecía? ¡Jah! ¿Vidente, yo? ¡Jamás!.

Dejó a un lado la pluma, dejando inconclusos sus escritos, soltándo un bufido de molestia e inconformidad evidente en su rostro y acciones.
Se levantó de la silla de madera de roble, caminó en dirección a la cama, bordeada por cuatro "hastas" de madera, una en cada esquina, cruzó las cortinas que caían en cascada alrededor de esta, se tumbó en la cama suspirando y tratando de caer en brazos de Morfeo.

[Fin del Flashback]

Una tenue voz se escuchó, como si fuese un sueño, un oscuro sueño, del cual no podía despertar, solo si...
Rompió el hilo de sus neblinosos pensamientos de golpe, como si un libro hubiese caído de un estante al suelo de madera estrepitosamente.
Esa voz... en algún lugar, sabía que ya la había escuchado, no era como si esa persona le estuviese hablando por primera vez.
Decidió no abrir los ojos, seguro estaba dormida. ¡Despierta! ¡Reacciona! Le gritó su subconciente, retumbando en sus oídos.
Sus pestañas aletearon, como aquel durmiente que tiene una pesadilla y desea despertarse de ella, pero no puede.

Su respiración se agitó mientras su corazón bombeaba sin piedad, abrió los ojos, con rapidez y de golpe, nerviosa por donde pudiera estar. En el bosque. Eso ya lo había notado desde antes, unos escalofríos le recorrieron el cuerpo tornándose en espasmos dolorosos.
Hizo una mueca, en respuesta al dolor que sentía, le costaba un poco moverse, necesitaba entrar en calor pero lo veía lejano esa opción.
Alguien se hallaba frente a ella ¿Quién más inconciente, más que ella, estaría en un lugar tan frío como el bosque tomando en cuenta el invierno? ¡Jah!
"Deja de imaginar cosas" se dijo a si misma Autumn. "Espera" se dijo de nuevo, por su mente pasaron varios pensamientos, hasta detenerse en uno... esto ya lo había soñado, una emoción la invadió, un deja vù.
Respiró frenéticamente, jalándo el aire a sus pulmones por medio de su boca.

Él... su rostro le era familiar, la frialdad de su piel también, ladeó la cabeza de un lado a otro para regresar ala realidad, se levantó con la ayuda del desconocido algo conocido para ella.
Sus pies le dolían y palpitaban con fuerza, esperó que no le hubiese dado hipotermia o se vería implicada en serios problemas frente a su abuelo.
- S-s-si -tartamudeó.
Trató de controlar el sonido que sus dientes producían al entrechocar unos con otros a causa del frío, apretó la boca con fuerza y miró hacia abajo, aun inestable por la sorpresa que le había ocasionado el hombre.

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