[Alemania - 2010] Dämon oder Engel? (Anuar - Soren)

Luchaba contra el nudo de una corbata roja oscuro, cuando podría estar luchando contra un hombre lobo, anudaba los cordones blancos de sus zapatillas deportivas cuando podría estar anudando una cadena de plata en el cuello de una bruja, definitivamente en el departamento de investigación Forense de la SISF (Supernatural Investigation Special forces) del eliceo vampirico de Múnich Alemania, no lo consideraban lo suficientemente bueno como para ser enviado a una misión de verdad. Lo que significaba tener que usar ese ridículo uniforme que los adolescentes de esa época usaban para asistir a uno de los más respetados claustros estudiantiles Alemanes.

Una importante misión había dicho Morris su compañero en la oficina, si como no, su cara estaba roja como un globo mientras contenía una risotada. Soren no había tenido otra opción que tomar el trabajo, había fallado en su última misión y había sido una simple, ¡pero no había sido su culpa! ¿Porque demonios había mantequilla de maní dentro de su revolver? Se suponía que los del departamento de municiones debían tener todo listo para cuando los vampiros de asalto lo necesitaran ¿no?. Aparentemente no y no había sido tampoco su noche de suerte.

Así que como resultado teníamos a Soren Kaarkarogf con casi 4 centurias de edad, experto en el manejo de armas blancas (especialmente espadas y dagas), vestido como colegial, pretendiendo ser el estudiante transferido becado desde Kiel.

Caminó acompañado de uno de los profesores, era toda una ventaja que las clases fueran nocturnas y que el director del claustro Estudiantil tuviera contactos directos con el eliseo Vampirico y hubiese accedido a tenerle como agente encubierto, así tendría que ahorrarse un buen par de explicaciones por sus faltas diurnas. Se acomodó las gafas de marco negro y se echó el cabello hacía adelante para ocultar un poco su rostro, a simple vista era un chico común como cualquier otro.

Se enfrentó ante la mirada expectante de los alumnos en el salón mientras se paraba frente al tablero, tragó saliva sintiéndose de repente como la carnada de un juego de pesca. El maestro le hizo una pequeña introducción y luego le indicó con un gesto que hablara, Soren no había preparado ningún discurso ni nada brillante, pero sabía muy bien la identidad falsa que se le había preparado para aquella ocación.

- Hallo, guten Abend, mein Name ist Björn Klein (Hola, buenas noches mi nombre es ) – Dijo al fin en un perfecto Aleman aunque con cierto acento extranjero – Tengo 18 años y he sido transferido desde la preparatoria nacional de Kiel – Ante el silencio de los allí presentes, comenzó a sentirse nervioso y agregó – Espero... llevarme bien con todos -

((Como he tenido que buscar en google sobre Alemania para este post dios Dx sólo sabía de la existencia de Berlin D: así que puse Munich y Kiel como para variar y que no fuera siempre en el mismo lado haha, si no te gusta algo o le quieres cambiar algo, sólo dime. El titulo no sabía que poner así que puse ese Dx pero lo podemos cambiar... and my german sucks!))

Con pantaloncillos semi ajustados y una blusa tipo polo verdosa ceñida al cuerpo con una sudadera negra mal cerrada se encontraba el ilustre estudiante Dutuescu, la ultima silla de la ultima fila, sus rebeldes y rojizos cabellos caian grácilmente sobre su frente y orejas, escondiendo en estas aquellos diminutos audífonos que llevaba enganchados al ipod, una forma fácil, rápida y eficaz de alejarse de aquel aula donde pretendían lavarle el cerebro o por lo menos eso creía el, con falsas historias de héroes jamás nacidos y traidores llevados a la muerte por injusticias habia llegado a pensar que las autoridades habían planeado aquello en antaño, aprendían solo lo que aquellos altos mandatarios accedían a que aprendiesen.

Sus converse negros yacían en el respaldo de la silla delantera en la cual ningun estudiante podia apreciarse, quizas por el mal humor señalado al joven, quizas por ser un mal lugar para prestar atención y cual fuese el caso era ocupado solo por los pies del jovenzuelo. Su mano se movia como en un sordo baile sobre el mesabanco, un lápiz le bastaba para destrozar aquella estancia, el gesto del hombre parecía molesto, con los labios fruncidos y una estrafalaria marca surcándole el rostro entero, parecía, de aquellos mafiosos sacado de las mas novedosas películas de Hollywood.

Los bancos bien ordenados dejaban ver un salón moderadamente pequeño, con estudiantes de ambos géneros mezclados por doquier , aun lado del pelirojo se encontraba una rubia, de verdosos iris y pestañas enchinadas y remarcadas con rímel, el contorno de sus ojos estaba remarcado con delineador blanco y el cabello sujeto en un rodete y una flor negra, a un lado de ella y enfrente se encontraban dos rubias mas, con un estilo parecido y sin embargo diferente al primero e iguales entre si, de un lado a otro las personas se hablaban y lanzaban objetos, los estudiosos bajaban las cabezas al ver volar los proyectiles intentando prestar atención al frente.

Anuar rio, con el sonido amortiguado de la voz del recién llegado gracias a los audífonos, bajo los pies del asiento delantero al percatarse que era el único vacio y el que el nuevo debería ocupar –hier{aquí}- le indico observando el asiento, su mirada se fijo por unos instantes en aquellos orbes escondidos tras las gafas de marco negro, mas con la indiferencia con que habia hablado su mirada regreso a su banquillo para proseguir con su inusual obra de arte.

El grupo de jóvenes a su izquierda giro el rostro al instante, pocas veces se habían podido deleitar con aquellas voz exceptuando aquellas ocasiones en que los profesores obligaban al pelirojo al dar una opinión, difícil era hacerlo hablar, mas aun hacer que lo que de sus labios manase fuera mínimamente agradable, con una sincera brutalidad sus compañeros habían aprendido a no pedir su opinión muy a menudo “¿te a gustado mi nuevo corte?...los ojo se te ven mas grandes, la nariz chata y los labios deformes, me recuerdas a mi perro…” si, definitivamente habían aprendido la lección.

Mil historias se formulaban entorno al pelirojo, se decía que le habían transferido después de haber incendiado su escuela anterior, que habia matado a un policía y su padre al ser un importante mandatario le haba sacado de la cárcel con aquella condición, suponían que se trataba de un narcotraficante que habia salido huyendo de la policía, de un huérfano que asesino a sus padres e inclusive historias mas dulces, como que dirigía una casa hogar y daba de comer a los pobres bajo su mismo techo, se reia cuando escuchaba a la gente hablar a sus espaldas, porque su vida era mucho menos divertida que todo aquello, que nadie se hubiese molestado en cuestionarle era lo realmente irónico.

No era la primera vez que Soren se encontraba entre humanos de esa época, pero como su trabajo hasta el momento había sido más de asalto, más del tipo que uno esperaría de un 'soltado', no había tenido que interactuar mucho con personas. Tenía vagas ideas de lo que hacían los jovenes de ese siglo, pero por experiencia sabía que los jóvenes eran volubles sin importar la fecha o el país, así que era mejor ir con cuidado y no cometer errores tontos.

Lo primero que debía hacer era armar una posible alianza e identificarse en una 'grupo', porque era bien sabido que los jóvenes preferían ir en grupitos para sentirse identificados entre sí y de esta manera no sentirse tan solos. Así que debía conseguir amigos lo más pronto posible, el problema era que, Soren no era un experto en esas materias, nunca lo había sido aún cuando lo había intentado sinceramente, mucho menos ahora que tenía que 'fingir'.

La voz de uno de los chicos hizo que levantara el rostro, trayéndolo a la realidad y dispersando sus divagaciones, se tomó unos segundos antes de caminar hasta el pupitre vacío en frente al chico, observándole con disimulo, tratando de descubrir algo más en su rostro e intenciones. Hubiera sido muy bueno verle los ojos, pero el flequillo no se lo permitió, así que sólo se detuvo al lado del asiento y dijo – Danke (gracias) -

Recuerda Soren, muestra algo de simpatía, pero no mucha, a estos chicos les gusta hacerse los difíciles y la apariencia es lo más importante.

- Cool tus tennis – Fue lo único que atinó a decir y se sentó sintiendo el rostro colorado, esperando que lo que quedaba de la clase terminara pronto.

(( me gustó mucho tu post *-* ))

Escucho el halago hacia sus tennis sin girar el rostro al instante, su mirada seguía fija en la extraña obra de arte que comenzaba a cobrar vida en su pupitre, el hombre poseía ahora un orbe blanco, como si alguna esfera metálica se hubiese apoderado de aquella cavidad en su rostro, al finalizar la clase la rubia que a un lado de el se sentaba solia estirar la cabeza para observar sus dibujos, cada dia uno nuevo decoraba aquel lugar y aunque los rectores habían hablado ya con el indicándole que no podia ensuciarlos diariamente cuando los intendentes intentaban mantenerlos limpios y cada noche, al finalizar las clases, acudían con trapos y alcohol a limpiar su desastre de modo que cada dia el dibujo era diferente.

La rubia a un lado del pelirrojo apoyo sus brazos en la paleta inclinándose hacia el recién llegado, con un escote pronunciado y una bufanda de vivos colores cubriendo su pecho era fácil deducir el tipo de mujer que se trataba –Björn…- llamo con aquella gutural y melodiosa voz, no por nada la joven era parte del coro y mas aun de las voces principales, sus dos y res alcanzaban puntos insospechables –ich heisse Brunhilde und er heisse ist Anuar {Mi nombre es Brunhilde y su nombre es Anuar} - le indico regalándole una mirada acusatoria al pelirojo.

Y fue entonces que la mirada del joven se levanto hacia su compañera, sonriendo de medio lado en un tangible gesto de sorna –vielen danke Bru aber ich bin nicht stumme{ muchas gracias Bru, pero yo no soy mudo}- Bru le observo con aquella mirada acusatoria aguardando unos segundos en lo que su orgullo bajaba por su garganta y le regalaba una sonrisa amigable en la medida de ser posible, extraño era que aun con los rechazos del pelirrojo no hubiese tomado ya la decisión de desistir -entschuldigung {perdón}- murmuro regresando su vista al frente, donde se exhibían las paginas que debían leer del libro para un examen oral.

Anuar se inclinó hacia enfrente para no tener que hablar demasiado fuerte –cool tu corbata- rio sobre su nuca –como te lo han dicho ya, me llamo Anuar…Björn es un nombre raro ¿no?, como sea un placer- le indico reclinándose sobre su silla para seguir dibujando, pasando por alto aunque sus ojos lo leyeron, las indicaciones escritas en el pizarrón porque de forma inusual y aunque jamás prestaba atención solia salir con las mas altas calificaciones, exceptuando solo aquellos que pasando el fin de semanas estudiando para las pruebas se aprendían cada hoja de pies a cabeza.

“Projekt” escribió el profesor en el pizarrón al tiempo que decenas de ahhs y reclamos eran audibles a los largo y ancho del salón de clases, inmune a tales reclamos el hombre siguió escribiendo las indicaciones con patas de araña –en parejas y va sobre una tercera parte de su calificación- exclamo comenzando a escribir los pares en su libreta porque indudablemente serian los mismos que en los proyectos anteriores.

{gracias, tengo ideas Ü}

Soren nunca había tenido mucho éxito con las mujeres, las vampiresas tenían el problema de ser o muy frías o muy...candentes. Ninguno de los dos extremos era bueno, como decía el dicho popular humano, 'bueno es culantro pero no tanto', en otras palabras todos los extremos eran malos. ¿Porque eran las mujeres vampiras así? No tenía ni idea, pero corrían rúmores entre los vampiros de que era debido a los cambios hormonales en el momento de su transformación.

De cualquier manera, Soren no había tenido buenas experiencias al respecto, en el siglo 18 había salido con una mujer que era tan fría que el mismísimo invierno Sueco era un paseo veraniego comparado con sus labios y su mirada. Pero volviendo al siglo 21, la adolescente rubia que se de repente se encontraba frente a su escritorio no parecía en lo absoluto ser fría como un témpano... si no todo lo contrario.

-Eh...- Carraspeó observando a la encantadora chica, sus ojos se desviaron inevitablemente al escote que ostentaba casi en su propia cara. - Hola Brunhilde...- Logró decir.

Mujeres candentes. Esas eran más difíciles de controlar que las frías.

La voz del chico atrás suyo, rompió el íntimo momento con la rubia y Soren aprovechó la distracción para poder girarse y no tener la tentación de mirar partes comprometedoras de su anatomía. Hablar con un chico era mucho más sencillo, después de todo, no tendría que 'fingir' demasiado.

-Björn... ¿De verdad? Valla... yo creí que... - Respondió, recordando lo mucho que había buscado un nombre que sonara lo más 'Aleman' posible, seguramente era uno muy viejo y anticuado – Anuar es.. cool – Agregó, forzando una sonrisa mientras escuchaba a lo lejos las indicaciones del profesor.

Que pasa Soren, haz dicho 'cool' dos veces en menos de 5 minutos. Necesitamos hacer algo con esa jerga moderna tuya.

- ¿Un trabajo en parejas? - Exclamó regresando su rostro con horror, ¡no estaba seguro de estar preparado para tener un encuentro tan cercano aún!

Enarco una ceja al escucharle decir nuevamente aquella palabra, bajando el rostro para cubrir sus amielados orbes con el flequillo que jamás se desprendía de su frente -¿de que siglo vienes?- cuestiono en voz baja, como una pregunta retorica y no ciertamente porque le interesara saber la respuesta. La música que escuchaba en su ipod salía como un distorsionado eco por el audífono que colgaba encima de su pecho, una mezcla de sonidos fuertes y melodías voces en lo que aparentaba ser un canto poco celestial, con guitarras estruendosas y baterías resonantes, golpeaba la goma del lápiz contra el mesa banco al son de la melodía -Dutuescu…hemos hablado ya de su estruendosa música ¿nos haría el favor de bajarle al volumen?- cuestiono el profesor sin siquiera voltear a ver al joven pues sabia que este tampoco lo haría.

Mordió su labio inferior rodando su pulgar por la ruedilla táctil que poseía el aparato, el sonido desapareció al instante siendo audible única y exclusivamente por el. No se molesto en conseguir una pareja para aquel proyecto, Brunhilde se esmeraba por algun motivo en hacer los proyectos con el, se reunían una o dos veces por semana donde la rubia y con las ideas del pelirojo y el colorido nato de la rubia solian ser de los mejores proyectos del salón mas aquella vez fue diferente, Bru no se inclinó hacia el para pedirle ser su compañero, aquella vez solo logro ver la espalda de la jovenzuela.

-Björn…¿te gustaría ir en equipo conmigo?- le cuestiono observándole con insistencia, una sonrisa apacible deformo los labios de Anuar al escuchar tal proposición, era un alivio saber que su atención se habia disipado después de tantas negativas, lo que ocurriese con el nuevo dejaba de ser su asunto sabia bien que la que gente de su edad era mas susceptible a dejarse llevar por bonitos rostros y sinuosas palabras.

Los equipos solían ser exactos, ningún estudiante quedaba solo -¿en que equipo se ha incluido al compañero Björn?- cuestiono al aire el profesor regresando a su escritorio una vez estuvieron los términos del proyecto escritos en el pizarrón, algunos escribían las notas en su cuaderno otros sacaban los celulares a escondidas tomándole fotos, se ahorraban asi la molestia de gastar sus manos escribiendo.

-en el nuestro- exclamo el pelirojo sin mirar a nadie, no deseaba tener que hacer un proyecto el solo ademas era consciente de que Bru no se negaría a aquello, quizas ahora con el nuevo en el equipo podría pensar tranquilamente y lanzar ideas al aire mientras ellos hacían todo lo demás si se lo imaginaba ya, el tumbado escuchando música y ellos dos haciendo lo que más se les antojase hacer –oh…genial- chillo la rubia sonriendo internamente –nos veremos entonces en la biblioteca…o en alguna habitación si lo prefieren- indico observando al joven de gafas negras, ver a Anuar cuando le hablaba era casi como ver a una pared, con cortas respuestas e inexistente contacto visual se le antojaba acorralarlo en una pared y obligare a verla a los ojos, mas aquellas eran fantasías que como aquello se quedaban, sueños.

-hoy no puedo…podrían juntarse ustedes y avanzarle, seguramente llegare tarde- indico el pelirrojo porque cierto era que habia cosas de mayor importancia que sacar buenas notas en la escuela.

-¿de que siglo vienes?-

La voz del chico le hizo temblar todo el cuerpo, aunque fue imperceptible para los demás presentes. Los nervios llegaron a él tan rápidamente que sintió una extraña sensación en la boca del estomago ¿Lo había descubierto?.

- Que te pasa... - Respondió nervioso – Pues de este...'osea' – Agregó, había escuchado ese 'osea' en la forma de hablar de los jovenes y esta vez esperaba no equivocarse.

Luego escuchó como el profesor regañaba al tal Anuar y este muy tranquilo ni se inmutaba, sólo apagando la música, al parecer el chico era de esos rebeldes que por ley debían existir en todos los claustros estudiantiles, quizás era mejor irse con cuidado. Cuando el profesor habló de los grupos, no le sorprendió mucho que la preciosa Alemana hubiese querido estar con él, por la manera en como se le había presentado era claro que la chica tenía otras intenciones consigo.

No era la primera humana que se le insinuaba al vampiro. Pero tenía que reconocer que las jovencitas de esa década eran mucho más lanzadas y desvergonzadas que las mujeres de siglos pasados y a veces los mismos hombres quedaban atrapados en sus hechizos sin notarlo siquiera.

-Ah... yo – No había tan siquiera respondido un SI o un No a la mujer cuando el chico de los zapatos cools lo había incluido en el grupo. Bien, si el chico sospechaba algo, era mejor tenerlo cerca, quizás aquello no era una casualidad y era mejor comenzar la investigación con él.

- ¿No puedes? ¿a... a que horas podrías? - Preguntó al fin, girándose para mirar al chico, ignorando a la rubia por unos instantes que definitivamente parecía no ser una amenaza para su misión – Podría quedarme hasta tarde también... no hay problema – Demasiado educado Soren, los chicos de hoy en día, no piden permiso ni son formales – Osea... 'Bro', no problem – Finalizó con una medio sonrisa.

No se habia inmutado por el nuevo sino hasta que le cuestiono respecto a la hora que podría asistir a la elaboración del proyecto dado que aquellos eran temas que solo a el debían incumbirle -…tarde- se limito a contestar sin querer dar mayores informes respecto a lo que solia hacer los jueves por la noche, solo el y la estudiante con mayor prestigio y popularidad de la institución debían saber aquello, porque a ninguno de los dos les convenía que los demás supieran lo que hacían aquellos días, demasiadas cuestiones y miradas inquisitorias además ninguno deseaba que la gente dejase de verlos con la etiqueta que les había puesto ya y verse en mutua compañía haría correr un chisme por los salones, haría que esas etiquetas que a ambos les parecía bien cambiaran de palabras y la gente comenzaría a verles diferente.

-solo díganme donde van a estar y yo llego cuando pueda- asevero alzando la mirada a la pared que quedaba frente a el del otro lado del salón –claro…- murmuro al escuchar la contestación de Björn observándole con cierta curiosidad dada su inusual forma de hablar, una risita involuntaria afloro de labios de la rubia –en la biblioteca- contesto Bru justo antes de que el timbre resonara en cada salón y pasillo y como si de las sillas salieran pinchos de repente todos los estudiante se levantaron de golpe guardando sus cosas y desalojando la estancia en lo que pareció un parpadeo –los alcanzo alla en cuanto pueda- les indico desapareciendo entre la masa de estudiantes que se dispersaban por los salones en todas direcciones, sus rojizos cabellos y mochila negra se extinguieron entre bolsos y cabelleras multicolores.

Brunhilde le observo marcharse y antes de que el nuevo se fuera también se ubico a un lado de el tomando su camisa por el codo -¿tienes alguna clase ahora? Puedo enseñarte los edificios y quizas adelantar el proyecto…Anuar es bueno con ideas pero dudo que vaya a mover un dedo para ayudarnos ¿no te parece curioso? Escuche que vende drogas…creo que es por eso que no puede ir temprano, sus padres son pobres y de esa forma se mantiene el mismo- le indico negando, sonrio al instante comenzando a tirar de la camisa del vampiro –quizas deberíamos ir a comprarle y asi lo ayudaríamos ¿no crees?- le cuestiono volteándole a ver con aquellos inmensos ojos pardos.

La negativa de Anuar le generó cierta curiosidad. Aunque no debía ponerse demasiado neurótico, a lo mejor era simplemente que se vería con su novia a escondidas o que simplemente no le agradaba mucho trabajar en grupo y prefería jugar videojuegos en su habitación. De cualquier modo no había porque alarmarse por algo tan pequeño. Intentó tranquilisarse así mismo, pensando que estaría en esa investigación por bastante tiempo , pero la perspectiva de estar encerrado en un claustro estudiantil con niñitos por tiempo indefinido no era algo que precisamente lo tranquilizara.

¡Él era un vampiro de asalto! ¡Había nacido para eso! Quería adrenalina en sus venas, peligro, quería sentir que su existencia podría esfumarse de un momento a otro en el campo de batalla, porque de lo contrario ¿Que gracia tenía llevar una larga y espantosamente aburrida vida inmortal?

- Biblioteca... bien, me gustan los libros – Dijo sin pensar cuando se acordó el sitio. Leer siempre había sido una de sus grandes pasiones y mucho más ahora que se podían conseguir todos esos comics y novelas gráficas llenas de mutantes, zombies y gente dispuesta a arrancar cabezas por doquier. No prestó mucha atención cuando sonó la campana, de hecho no sabía que era el aviso de un cambio de clases o un descanso, para ser sincero era su primera vez en una escuela.

Y estaba pensando en lo que pasaría en el nuevo comic de SpiderMan cuando la mención de la palabra 'drogas' le hizo salir de su ensoñación y prestarle atención a la sensual rubia. ¿Que Anuar vendía drogas?. Parpadeó repetidas veces en silencio sin poderselo creer. ¿Y la chica se lo comentaba de una manera tan casual y encima le pedía que le compraran para ayudarle?. Soren se tragó el poderoso impulso de decirle un buen discurso sobre lo perjudicial que era la droga para la salud, pero eso sólo lo delataría.

- ¿Que tipo de drogas? - Prefirió decir – Es que... algunas no me saben tan bien – Agregó sintiéndose realmente estúpido con su actuación - ¿Sabes en donde las vende? no me siento con muchas ganas de consumir nada hoy... quizás otro día, ahora quisiera regresar a mi habitación -

Ya investigaría a ese condenado chico por su propia cuenta.

La rubia rio negando mientras estrechaba su cuerpo contra el brazo del nuevo –no las consumes porque sepan bien sino por lo que te hacen sentir- asevero encogiéndose de hombros con una tranquilidad al hablar del tema que obvio era pensar y saber que la jovenzuela habia consumido ya aquella clase de sustancias y de mil formas diferentes –quizás por la parte trasera de los patios, seria tonto que todos supieran podrían descubrirlo- asevero riendo al tiempo que soltaba su brazo sin asi decidir alejarse de el mas de algunos cortos y nulos pasos.

-¿quieres que te acompañe? Podríamos adelantar el trabajo desde ahora- asevero encogiéndose de hombros con fingido desentendimiento sobre la proposición que acababa de hacerle y la poca importancia que parecía tener el asunto, seguramente habia acompañado ya a muchos otros a sus habitaciones.

Mientras tanto Anuar llegaba a la parte trasera de los patios deteniéndose frente a la puerta de la cafetería aquella por la cual solo las cargas podían llegar y de la cual se le habia otorgado una de las tres copias que habia en la escuela. Miro en derredor metiendo la llave en el pestillo mas sin tiempo de girarla la puerta se abrió desde el interior dejando ver una figura diminuta y estilizada, con pantaloncillos ceñidos al cuerpo y una blusa floja rosa por encima con el cabello sujeto en una trenza perfecta. Con su piel de canela y ojos de avellana la joven reclamo –llegas tarde- murmuro haciéndole pasar sin darle tiempo de dar escusas.

La brasilera que de intercambio habia llegado meses atrás le recibió con un beso en la mejilla y un tirón de la blusa hasta la parte mas profunda de la cafetería, donde yacían los recipientes y comida sobrante de aquel dia –te dije temprano…tengo cosas que hacer Dutuescu y tu parecer no comprender- reprocho con cierto gesto familiar en su tono de voz –lo lamento Nadia…y lamento mas no poder acompañarte- asevero con parsimonia adelantándose a ella hasta los recipientes que debían sacar y subir en la camioneta, porque todo estaba coordinado para salir en diez minutos.

-¿de que estas hablando?...llegas tarde pero nunca habías faltado- farfullo la morena tomando algunos envases y saliendo del despacho con ellos, regreso con las manos vacias y a un ritmo en el cual parecía mas querer trotar –me a salido un compromiso…pero seguramente tu sola puedes- asevero el pelirrojo colocando cacerolas, unas encima de otras, y sujetándolas por las azas de la que en el fondo se encontraba.

-espero que sea buena tu escusa…y que no vuelva a ocurrir si te comprometiste espero que no los decepciones sabes lo mucho que nos aprecian- sonrio la brasilera besando su mejilla, tomo los trastes sin mas saliendo del lugar no sin antes gritarle que cerrara bien el sitio. Podria llegar a tiempo a la reunión aunque cierto era que poco le importaba el proyecto.

-Si... claro que sí – Asintió avergonzado por su estupidez. Fingir ser un adolescente en esos tiempos, era más complicado de lo que parecía, habían muchas cosas que desconocía de la época, especialmente de las nuevas tendencias y aunque tuviera centurias a su espalda, esa muchachita de escasos 17 parecía saber mucho más del mundo que él.

-¿Quieres decir, venir... a mi habitación? - Exclamó azorado y alarmado. ¿Una dama en la habitación de un caballero? Aquellas cosas no ocurrían en sus tiempos y hasta hace relativamente poco tampoco ocurrían, en los años 50 las cosas eran muy distintas, pero con la televisión y la internet, el mundo se había vuelto un caos de libertinaje incomprensible para una anticuada mente como la de él.

Por eso debiste haberte quedado en el trabajo que se te daba mejor. ¿Quien te dijo que podías convertirte en un héroe de acción? Soren tonto, ganabas bien como escritor en los años treinta. ¡Pudimos ganar un Nobel si hubieras tenido paciencia!

-Esta... bien – Murmuró levantándose del puesto, carraspeando mientras tomaba sus cosas y salía del salón. Recordaba muy bien el camino de regreso a la habitación, de hecho le habían mandado un plano digital en PDF a su Iphone de todo el colegio unas horas antes, debía checar los puntos ciegos y estratégicos para la vigilancia esa misma noche si era posible o su trabajo allí se retrasaría aún más.

Caminó con ella por los pasillos rodeados de chicos y chicas que correteaban por allí, algunos frente a sus casilleros y otros sentados en el suelo comiendo snacks, a simple vista, Soren parecía como un chico que se hubiera tragado una varilla de metal, caminando rectamente como un militar. Pronto arribaron al edificio donde correspondían las habitaciones de los caballeros. No estaba muy seguro si era apropiado tan siquiera que la Alemana pusiera un pie en ese edificio.

-¿A dónde mas iríamos?...-murmuro reprimiendo su “eres algo lento” porque aquello seguramente no le ayudaría a hacer “puntos” con el nuevo, necesitaba el bien de la actitud, si le agradaba su forma de ser, porque en su cuerpo confiaba ciegamente, quizas lograría aquella misma noche algo interesante con el rubio de gafas graciosas Le siguió a un paso extrañamente apresurado aunque si cuestionaba lo atribuiría al hecho de que les habían dejado poco tiempo para el proyecto lo cual no era del todo mentira, las veces anteriores se habia juntado con Anuar una o dos veces por semanas algunos minutos, solo para aprobar las ideas del pelirrojo y comenzar a hacerlo todo ella, como bien se habia percatado no era un hombre de muchas palabras.

Se detuvo con un gesto inconforme en el rostro -¿Cuál es tu habitación?...espero que de las ultimas tienen camas mucho mas cómodas- asevero sin pudor alguno comenzando a andar frente a el, contoneando las caderas y observando los números de las puertas, conocía de memoria los nombres que tras aquel numero se escondían, Vladimir, Adler, Edwin, Burke y entre otros –vamos dime cual es- le incito mirándole por encima de su hombro con una radiante y crédula sonrisa.


Anuar por otro lado habia llegado a la biblioteca con la mochila colgando de su espalda y los audífonos del ipod por fuera de su pantalón, rebusco en cada estante y pasillo por su llegada y aguardo lo que le pareció casi una eternidad -¿busca algo?- cuestiono el bibliotecario que rondaba ya los 40 años y llevaba la mitad de una decena de libros en las manos –nada que valga la pena- farfullo el pelirojo saliendo del lugar sin mas porque aquello era el colmo, habia cancelado su salida con la brasilera para asistir a una reunión inexistente y justo estaba por salir del sitio cuando una fugaz idea atravesó sus pensamientos –disculpa…¿tienes acceso a los dormitorios?- le cuestiono al encargado, debía suponer que asi era, a fin de cuentas si un alumno llevaba consigo un libro su deber y obligación venia siendo saber donde deparaba dicho objeto para ir en su búsqueda en caso de una entrega tardia.

Y después de dialogar un rato consiguió el favor del bibliotecario de buscar la habitación en la cual suponía debían estar porque si conocía a Bru como suponía la conocía aquel seria el primer sitio que le cruzaría por la cabeza para algo mas de “privacidad” recordaba aun como habia fingido tantas veces la caída de una pluma, un calor insoportable y demás artilugios de conquista para una mirada que jamás le fue concebida.

Cuando llegaron al edificio y caminaron por los corredores, Soren sintió como una cosa que le picaba por el cuello y se le subía a las mejillas. ¿Era eso vergüenza?. ¡Rayos! Hacía tanto que no sentía esa misma sensación, por lo menos no por causa de una mujer, desde que había dejado su trabajo como escritor 80 años atrás y se había dedicado a trabajar con la policía vampirica, había dejado de lado su vida social.

En realidad no tenía mucha vida social cuando era escritor. Pero antes de eso había tenido una larga e interesante relación con una vampiresa. Habían durado 56 años juntos y todo había terminado por culpa de Soren, según ella porque, por más que se esforzaba, no lograba comprender lo que ella realmente deseaba de él, el tipo de hombre que ella esperaba que fuera. Soren se había pasado la década siguiente bebiendo (alcohol) como un idiota, deambulando de aquí para ya sin poderlo superar, hasta que escribiendo poemas fatalistas había encontrado algo en que entretenerse y desahogar mejor sus penas y así era como se había convertido en escritor.

Ahora había una adolescente bastante atractiva frente a él, con obvias intenciones y Soren se sintió como si nunca antes hubiese estado con una mujer. Nervioso y torpe.

-Eh... mi habitación... si – Murmuró intentando recordar el número - ¡15! - Exclamó luego de unos segundos de dudas.

¿Que haces Soren? Sabes que está terminantemente prohibido involucrarse con sujetos de investigación, especialmente si son humanos. ¿Quieres otra bronca con tus superiores? Porque si sigues como vas, te vas a ganar una bien buena.

¡Oh... pero mira la hora que es! - Exclamó intentando ser casual mientras miraba su movil – Dejaré mi maletín en el cuarto y sólo traeré un cuaderno y algo con que anotar, para que vallamos a la biblioteca, esperame aquí... - Explicó sin darle tiempo a responder, abriendo la puerta rápidamente con sus llaves. La habitación era pequeña, como la de los demás alumnos, le habían dicho que tendría un compañero de cuarto, pero aún no lo conocía, esperaba que cuanto más tarde lo conociera, mejor, no quería tener la tentación de un delicioso corazoncito humano palpitando cerca de él todas las noches.

Pretendió organizar un par de cosas en uno de los estantes y tiró el maletin sobre la cama descuidadamente, luego tomó un cuaderno cualquiera y un lapicero azul del escritorio, se giró con la firme intención de salir cuanto antes de ahí y no quedar encerrado con esa chica en un espacio tan pequeño.

(( muahah amo este tema ))

La rubia sonrió cuando la puerta se abrió entrando detrás de el sin permiso ni cuidado y cerrando tras suyo, comenzó a andar por el lugar aquella habitación era módicamente mas diminuta que la propia con dos camas y varias cosas mas aunque el lugar donde el nuevo habia dejado sus cosas lucia descuidado y sin decoración, del otro lado habia un montón de cosas regadas, un cuaderno forrado con líneas negras y verdes en el buro, una bebida con sabor a moras azules alado de la misma, en la pared se encontraba un solo afiche de alguna banda que desconocía completamente.

Siguió avanzando hasta llegar a los muebles donde los estudiantes solian guardar sus ropas, al pie de la misma se encontraban unos zapatos amplios de un rojo intenso y por un segundo le parecieron conocidos, tomo mas manijas de los cajones y abrió el primero topándose con varias y tantas camisetas y playeras que le resulto atrayente abrir el siguiente cajón -¿sabes quien es tu compañero?- le cuestiono en voz alta revolviendo un tanto las camisas, seguramente le quedarían solo un poco grandes pues lucían de talle chico, cerro el primer cajón después de haber desacomodado las camisas y abrió la siguiente rebuscando en los pantalones, habia jeans, bermudas y algunos pants colados hasta el fondo supuso entonces que la ropa interior se encontraba en el ultimo cajón.

Y una amplia sonrisa crispo sus labios ante tales pensamientos, cada habitación constaba con dos buros, el director no vivía en la utopía de que dos adolescentes quisieran compartir su espacio de ropa con algún otro porque sabía bien la época en la que vivía y aun los hombres tendían a arreglarse más que cuando el había sido adolescente. Se acunclillo abriendo el ultimo cajón, bóxers, el cajón estaba repleto de ellos, de aquellos de licra que se adherían al cuerpo y unos tantos mas holgados, negros, grises y blancos, con elástico rojo y blanco, a cuadros, moteados y lisos, había también calcetas en medio de aquel lio de ropa interior, encontró además dos trajes de baño hechos bola y arrumbados en la esquina trasera del cajón. No quedaba duda de quién era aquel cajón.

Cerro levantándose del suelo dispuesta a pronunciar su descubrimiento porque nunca antes había pisado aquella habitación y ahora se encontraba dentro por azares del destino –tu compañero de cuarto es…-mas su voz se vio interrumpida por el click metálico de una llave en el pomo de la puerta, la perilla se viro y la puerta se abrió al tiempo que aquella alta figura entraba en el lugar, con una cara de pocos amigos que dudaba el mismo aguantar.

-¿no iban a estar en la biblioteca?- les cuestiono dejando caer su mochila en la cama mas lejana a la puerta, se percato de la cercanía de Bru a sus cajones y por un segundo se cuestiono si la curiosidad la había llevado ya a ver lo que dentro acomodado se encontraba. Se sentó sobre su cama observando a uno y otro –Anuar- sonrió la rubia –nunca antes habia estado en tu habitación…seguro eras el único que tenia uno para si solo…que suerte…tenias- murmuro observando al nuevo –en todo caso será mejor adelantar el proyecto- asevero la rubia acomodando su cabello tras su oído, se quito la bufanda dejando en evidencia el escote. Anuar por su parte no presto mayor atención a sus acciones cuando certeza tenia al quitarse aquella prenda en la estancia el calor sofocaba con tanta ropa encima, se quito la chaqueta negra que llevaba dejándola sobre la cama y trepando las piernas a la misma -¿alguien tomo nota?- cuestiono finalmente sin siquiera intercambiar palabra con quien de ahora en mas seria su compañero, porque no quería hacerlo frente a la rubia.

((que inesperado o_o ))

No supo como, pero la mujer ya estaba adentro, se giró azorado viendo como ella exploraba a sus anchas sin pedir permiso. ¿Es que ya no existía decencia en esa generación? Ni siquiera la había invitado a pasar. Frunció el ceño molesto con la intromisión. Odiaba cuando otras personas se tomaban confianzas que él no había otorgado, porque Soren era una persona que siempre procuraba respetar los espacios, creando líneas invisibles en su mente, distancias calculadas a las cuales se ceñía, especialmente con extraños.

Y esa jovencita era una completa extraña. ¿Que derecho tenía de meterse en lo que sería SU refugio?. Reprimió el intenso impulso de enseñarle los colmillos amenazadoramente. Tonta gacela, entrando en el territorio del tigre descaradamente.

¡Pero la cosa no acabó ahí! Soren creyó que no podría empeorar, cuando la vio checando los cajones donde se guardaba la ropa ¿Como se atrevía?, cerró los puños hasta que los nudillos se le volvieron blancos. Era un alivio que aún no hubiese desempacado su ropa o la rubia estaría husmeando entre sus cosas personales también. Si así es como aquello iba a ser, se negaba a participar.

La puerta se abrió en ese instante. ¡Genial otro intruso! Pensó molesto, girándose con el ceño fruncido y una clara expresión de desaprobación en su rostro para notar que el que aparecía era el chico de las drogas. Parecía molesto también. Se quedó callado escuchándolos hablar hasta que se dio cuenta de que su compañero de cuarto era precisamente Anuar.

-Podéis trabajar vosotros dos solos en la biblioteca – Comentó con una voz fría y seca – No quiero estar en el grupo con ella – Agregó sin poderse contener. Segundos después se dio cuenta de lo estúpido que había sido dejarse llevar por la molestia del momento, se suponía que debía estar por encima de todas esas situaciones pues su misión allí era mucho más importante.

Genial, no llevo ni una noche aquí y ya me comporto como un adolescente temperamental.

Anuar y la rubia fruncieron el ceño al mismo instante aunque lo que de los labios coloreados y delineados de la mujer lo que salió fue un sonoro “uh” a diferencia de la larga lista de reproches que el pelirojo tenia por hacer, habia cancelado un importante compromiso por llegar a aquella reunión como para que ahora el nuevo se creyera con las libertades de negarse a hacer aquello, se levanto de su cama observándole a uno y otro con severidad –no me interesa saber porque no quieres trabajar con ella…- aseguro porque no resultaba tan difícil de idear una o dos ideas que fácilmente podrían ser verdad.

¿Le estaba echando a demás de su propia habitación? Que descaro aquel – pero si no quieres participar no lo hagas… nos quedaremos aquí a hacerlo no planeo dar otra vuelta en vano- asevero pateando una caja que bajo su cama se encontraba hasta la vista de la rubia, bajo la tapa transparente se encontraban hojas de colores, plumones, la laptop negra que habia recibido meses atrás, borradores, lápices y otros tanto utensilios para preparar el proyecto.

Brunhilde por su parte tomo la caja depositándola sobre la cama –si decides salirte del equipo te van a reprobar en la materia- asevero la rubia vaciando con cuidado el contenido de la caja sobre la cama, el cuarto olia sin lugar a dudas a Anuar, a aquel olor tan arraigado a su ropa que le obligaba a uno a aspirar con fuerza para poder captarlo en el aire. Anuar por su parte no lucia contento habia soportado a aquella rubia atolondrada la mayor parte del semestre y Björn se habia hartado de ella el primer dia, que poco aguante tenia el nuevo, sonrio.

Aunque la negativa pareció haber sido aceptaba por Bru con facilidad algo en su interior comenzaba a arder y desplomarse como grandes trozos de algo en el suelo, se mordió el labio inferior para no decir nada al respecto –sera mejor juntarnos otro dia- puntualizo tomando su bufanda y saliendo de la habitación azotando la puerta tras de ella con una gran ofensa latente en su pecho la cual no dejaría pasar tan fácilmente.

El pelirojo suspiro enarcando una ceja, sin importarle el batidero que en su cama habia, avanzando hasta sus gabinetes abriendo los cajones con un gesto ofuscado en el rostro –que desvergonzada- murmuro al percatarse de lo revuelto que estaban todas, no era y debía decirse en verdad un hombre que los demás observasen como casto se corria el rumor y en efecto de que habia estado con una bien conocida actriz de películas pornográficas lo cual ilógico llevaba a ser dado que siquiera de nombre la conocía. Porque nadie se tomaba el tiempo de cuestionarle al respecto, era tan ilógico como que dijeran que a los 14 años habia tenido una banda y que la policía los habia amenazado por ser demasiado “anarquistas”. Tocaba la batería cierto era mas era una de aquellas habilidades que todos en la academia desconocían.

Se giro a ver a Björn con cierto reproche en su rostro –si te sales del equipo me saldré yo también, y entonces nos reprobaran a todos- asevero tranquilamente, como si hubiese reprobado ya todas sus materias y nada mas importase.

Todo pareció ocurrir demasiado rápido frente a sus ojos, un segundo tenia todo bajo control y al siguiente había surgido el caos. Aunque Soren debía estar más que acostumbrado, pues con regularidad resultaba metido en problemas por dejarse llevar por los impulsos o simplemente por su falta de sentido común. Ahora el chico estaba enojado, se le notaba claramente en la forma en que habló, Soren arrugó el entrecejo molesto, todo era por su culpa, por su poca habilidad para adaptarse a esa nueva generación.

Lo que menos le preocupaba era reprobar el curso. De hecho el director de la escuela sabía que él no era un alumno verdadero, así que reprobar materias no le traería mayores problemas. Prefería enfocar sus esfuerzos en la investigación que en resolver complejas ecuaciones matemáticas.

De un momento a otro la chica se había ido, obviamente molesta y sólo cuando la escuchó tirar de la puerta decidió hablar.

Lo lamento – Fue lo que salió de sus labios apenas estuvieron solos encogiéndose de hombros – No quiero que reprobéis por mi culpa – Agregó dejándose caer en la otra cama – Es sólo que... odio que invadan mi espacio – Se justificó, no sabía muy bien porque le decía aquello a ese chico, pero sentía que de alguna forma necesitaba dejar escapar su frustración – Se metió al cuarto sin que le diera permiso y luego se puso a hurgar en los cajones... - Se acomodó las gafas con un gesto rápido – Supongo que me precipité al actuar, ahora deberé disculparme -

Una disculpa que realmente no quería ofrecer.

- Podemos trabajar mientras tanto los dos – Continuó, intentando arreglar la situación – Aunque aún estoy bastante perdido... no se muy bien de que va el proyecto, creo que algo anoté por aquí – Agregó buscando dentro de su maleta los apuntes de la clase. - Por cierto ¿Como sabías que esta era mi habitación?-

Sus cejas se curvearon cuando aquellas dos palabras manaron de sus labios ¿Por qué se disculpaba cuando antes le habia hablado de aquella altanera forma? ¿Por qué se preocupaba por pedirle perdón cuando ella no escuchaba ya? Quizás realmente tenia razón y aquel joven de cabellos como el trigo maduro no era sino uno más del rebaño que, aterrado ante sus convicciones y muestra de carácter decidía retroceder y esconderse en aquellas vagas palabras que solo el conocería.

-no deberías disculparte…mas tampoco molestarte ha fin de cuentas fue mi ropa en la que hurgo- le indico con indiferencia avanzando hacia las cosas en su cama para acomodarlas nuevamente en las cajas de plástico con maestría y rapidez, los papeles hasta abajo, las cartulinas enrolladas y aseguradas con bandas elásticas que eran también usadas para mantener los colores y plumones en orden, los pegamentos bien cerrados y la laptop y usb pegada a una de las paredes para evitar algun maltrato a las mismas, solia usar aquellos aparatos cuando era estrictamente necesario, prefería revisar en libros antes que en páginas de internet de modo que se limitaba a usarla para bajar música en su ipod, el único uso útil que le atribuía a aquel aparato de dimensiones más grandes a las usuales.

-¿quieres empezarlos hoy? Realmente podemos trabajar cualquier dia a fin de cuentas…aquí vivimos los dos- murmuro no muy seguro de que aquello llegase a ser algo bueno, acostumbrado estaba ya a ver la cama consiguiente vacia, a poder dejar en ella algunos de sus cachivaches porque si bien no era un típico adolescente desordenado había cosas que no tenían un lugar asignado y aquella cama lucia perfecta para serlo –esperemos que lo hayas anotado yo no tengo nada en mi cuaderno- asevero, porque era una especie de pacto no dicho que Bru tomase todos los apuntes y que hiciera la mayor parte del proyecto también aunque sin las ideas del pelirrojo no lograría tener tan altas calificaciones, solo superadas por aquellos cerebros del salón quienes procurando hacer todo a la perfección solían dejarse llevar por lo exuberante.

Le volteo a ver encogiéndose de hombros con una sonrisa de medio lado que atribuía a sus dotes de investigador –tarde o temprano me hubiese dado cuenta ¿no? Además ¿cómo sabes que no venia sencillamente a dormir un rato? A fin de cuenta esta es mi cama y estas son mis cosas- asevero extendiendo las manos para dejarse caer sobre la cama que tembló ante su peso estabilizándose al instante, observo el techo con las manos sobre su estomago, porque no planeaba cambiar ningún habito por aquel intruso –pero si quieres adelantar el proyecto no tengo mayor inconveniente- por lo menos si habia faltado a aquella importante reunión algún progreso debía hacer.

Los vampiros en su departamento se habían burlado de él cuando supieron de su nueva misión. Pero podía apostar a que ninguno se había imaginado cuan difícil podría llegar a ser tomar el rol de un joven de esas épocas. En su primer día ya había perdido su temperamento por una insignificante chica humana y estaba atrapado con un chico tan expresivo como un pedazo de queso suizo.

-La verdad me da igual – Comento sentándose en la cama continua, molesto consigo mismo, había comenzado las cosas mal y eso le molestaba, Soren era una persona calmada que tenía todo bajo control, perderlo tan fácilmente realmente le molestaba. Entonces escuchó que el chico sería era su compañero de cuarto. ¡Genial! Pensó. ¿Que debía hacer ahora? No sabía el tipo de procedimiento o ritual que los humanos de esa generación tenían en esos casos.

-Oh... - Exclamó alzando el rostro y levantándose como un resorte de la cama- No lo sabía, no había notado que eran tus cosas - ¿Y como las habría notado? Recién había llegado a ese lugar, aún no conocía su propia habitación porque sus instrucciones eran imprecisas, suponía que los 'de arriba' habían enviado sus cosas a dicha habitación. Y como debía aparentar ser un chico normal sus cosas debían ser cosas de un chico de la época. Así que habrían podido ser suyas o de Anuar y no sabría.

- Ya que seremos compañeros... atenderé tus protocolos y arreglos de intimidad y convivencia – Declaró solemnemente - ¿Tienes alguna petición en especial? - Continuó, casi llevándose una mano al pecho para hacer más válido el juramento – Yo me comprometo a respetar tu espacio y a no tomarte atribuciones que no me correspondan, de igual modo, espero poder cooperar con tus códigos de valores, no me importa si fumas en la habitación o si bebes, pero me molestaré si hurgas en mis cosas -

-no supongo que no- asevero en voz baja, porque la gente de su edad solia tener la misma clase de artilugios, ropa, aparatos eléctricos y algunos afiches y posters aquí y alla, la diferencia radicaba ciertamente en los colores de la prenda y los diseños, en lo ostentosos que eran o no los móviles y ipods, la clase de revistas o libros que leían, porque no le parecía lo mismo leer aquel libro de portada negra y morada con una chica muerta en un ataúd a una bella prosa redactada por Poe, el cuervo era y ademas uno de sus relatos preferidos, y si bien no tocado por aquella demencia encerraba bellamente el destrozo de una mente hábil ante la perdida, nunca más, que poético le resultaba aquello con la facilidad al escribir que el jamás podría poseer porque sus manos no lograban sino danzar sobre el papel plasmando imágenes y formas, colores y sombras, recuerdos y futuros encuentros.

Su rostro se alzo con el ceño fruncido y una ceja arqueada con notoriedad –solo una…intenta no hablar como si fuéramos militares y tuviéramos ochenta años- murmuro sonriendo de medio lado –porque decir cool…no es cool- le explico con parsimonia y falta de indiferencia en el tema, porque por una vez en su vida se dignaba a observar a la persona con quien comenzaba a intercalar mas de algunas silabas por conversación. Cayó en cuenta entonces de aquellos profundos e inmensos orbes ocultos tras las gafas de encuadre negro -¿habias asistido antes a una escuela?...aunque, si vienes de intercambio debes conocer el sistema y dudo que la forma de hablar cambie tan radicalmente…quizas sencillamente te gusta parecerte a mi abuelo- se encogió de hombros, un pensamientos al aire que termino en una péquela broma que no esperaba el nuevo lograse comprender, una sorna apta solo para los de aquella generación, una broma que a los mayores les resultaría pelada y barbárica, insultar a un hombre mayor, vaya cosa.

-y no te preocupes…no tengo necesidad de husmear en tus cosas, no fumo y espero que tu tampoco lo hagas- asevero agitando sus opacos cabellos –y si bebes no me importa, mientras no seas de esos que les gusta abrazar y contar intimidades a otros- recordaba ya alguna ocasión anterior en que uno de sus compañeros habia asistido meciéndose, con botella en mano y un bote en la otra, a contarle sus desgracias amorosas y aquella noche se habia enterado de algunos deslices de la maestra de Sociales, de lo que solian hacer en el gimnasio a altas horas de la noche y el motivo y culpable de la activación de las alarmas semanas atrás, evacuar el edificio por un incendio inexistente no habia sido gracia para el director ni docentes.

-eso si… asi que antes de traer a alguien caminas tu a su habitación- no anhelaba tener intrusos en su espacio pues con uno le era mas que suficiente.