Un Lienzo y una sandía (Anuar & Soren + 18)

Y de repente se encontraba frente a la puerta de la galería de Anuar Dutuescu.

¿Como demonios había llegado a ese lugar? parecía como si todo lo anterior hubiera pasado en sueños, pues no era realmente consciente de que sus pies le habían traido a ese lugar, pero allí estaba, de pie, sin atreverse a tocar la añeja puerta de madera. El agrio sabor de la decepción aún se podía sentir en su boca, desde la última vez en que se habían visto en el circo. Recordaba que luego de alejarse del lugar había vagado por ahí sin rumbo fijo y de alguna manera había vuelto a su vida rutinaria normal, como si aquel momento compartido con Anuar no hubiese pasado nunca ¿Pero a quien quería engañar?, no había dejado de pensar en eso todo el maldito fin de semana, por más que intentaba distraerse en otras cosas, de alguna manera el mundo se encargaba de recordarle las últimas palabras del joven pintor.

¿Porque las cosas malas pesaban más que las cosas buenas? se encontró reflexionando, ¿porque era el desasociego y la desilución del final de la velada lo que había quedado fuertemente impresionado en su corazón como las láminas litográficas grabadas con solución de ácido nítrico y goma arábiga? No tenía la más remota idea por que una vez más no tenía una experiencia con la cual comparar aquello. Entonces ese hombre de apariencia humilde y pronunciado bigote, había llegado a la tienda con un cuadro debajo del brazo.

- Mi esposa se lo compró a un pintor Parisino - Había dicho el hombre, enseñándole el cuadro - Seguramente se conmovió por el jodido chico, pero estos son lujos que sólo los ricos pueden darse... ¿Cuanto cree que puede darme por él? - Antes de responderle, Soren parpadeó aturdido al notar la firma en el cuadro: Anuar Dutuescu.

Le había dado cien de los grandes al señor y este casi le había besado de la felicidad, ya no recordaba cuantas veces el hombre le había bendecido y todos los santos y virgenes que le había asegurado, le cuidarían el resto de sus días por su desmesurada generosidad. Lo único que Soren sabía era que, ese era el primer cuadro de Anuar que veía y no había forma de pagar por un pedazo de su corazón.

El cuadro en cuestión tenía a una solitaria figura recorriendo una calle, matices grises, marrones y negros predominaban en el fondo, mezclados entre pinceladas disparejas, con una clara influencia impresionista, acentuando así la sensación de vacio y melancolía. El hombre por el contrario, se veía más nitido, Soren acercó el cuadro a su cara hasta que su nariz casi tocó el lienzo y aspiró el olor de la pintura. Justo como pensaba, oleo en el fondo y una inusual conbinación de tinta litográfica para la figura, dandole así un contraste de textura gracias a los diferentes compuestos de ambas técnicas.

Y entonces pasaron otras dos noches en las que, se la pasó pensando en si sería buena idea ir o no a visitarle (ya que muy amablemente el hombre le había revelado la dirección de la galería) por un lado la curiosidad de ver más de esas creaciones lo impulsaban como crítico, como profesor y como artista amateur... pero por otro lado... Quería verlo.
Quería decirle... ¿Que le diría? No tenía idea. Lo único que sabía era que ahora se encontraba de pie frente a la puerta de la galería, tras 30 largos minutos, completamente paralizado y sin poder mover su mano para golpearla.

Maldita sea ¿Que demonios hacía allí de pie sin moverse con una enorme sandía verde debajo del brazo?.

La noche se habría paso nuevamente, matizando el cielo en escala de azules, era como un lienzo creía ei, el amanecer y la puesta de sol eran los dos momentos en que todo lucia tan magnifico, tan calmo y lleno de vida, colores que surcaban los cielos dándole un respiro para un cambio, un nuevo dia, el azul comenzó a volverse negro mientras observaba, salió al balcón mirando de soslayo la galería que ahora era rezagada de ojos ajenos por una puerta que el no habia colocado, después del incidente ocurrido en la primera planta habían decidido que no debía estar de aquella manera desprotegido , por lo que muy a su pesar le habían colocado la puerta por su “seguridad”, nadie habia ido a ayudarlos y ahora pretendían volverse buenos samaritanos, que hipócrita le parecían las personas. Bajo la mirada observando la calle a sus pies, las pocas personas que pasaban, ajena a todo lo demás, embalsamadas en sus propios pensamientos, como si fuesen lo mas importante, se llevo una mano a la mejilla, un moretón crecia sobre esta hinchándola levemente, una línea cruzaba el arco de su nariz de hito en hito, su labio tenia dos finas líneas marcas visibles de un daño anterior, su mentón lucia una diminuta costra que cubrían los raspones, podría haber quedado peor, se repitió la noche entera observándose, bajo la camisa algunos hematomas eran visibles un alivio habia sido no salir con ninguna costilla rota.

Aspiro la brisa calida de la noche adentrándose nuevamente en la galería, cerrando la puerta de cristal a su espalda con un diminuto pestillo que por el tiempo comenzaba a ceder , la luz platinada de la luna que se colaba como virutas resplandecientes por aquella traslucida superficie era lo único que alumbraba el lugar, su mirada se desvio hacia un espacio vacio en la pared en el que antes habia estado colgado un cuadro de su creación, como todo lo demás en aquel lugar, una señora habia ido habia observando algun tiempo regalándole quizá por vez primera en mucho tiempo palabras de aliento y consuelo a las cuales el se limito a asentir y sonreir, le habia dado si bien una no muy alta cantidad de dinero lo suficiente para mantenerse los próximos días, mantenía el dinero en una caja metálica debajo de la cama, desgastada y adornada con algunas cinceladas que difuminaban la carcomida estructura del objeto, estaba mas llena de lo habitual lo cual de alguna extraña forma le reconfortaba enormemente quizá porque entonces cuando viese a Soren podría invitarlo a algun lado ¿lo veria?¿realmente lo volveria a ver?

Aquella noche habia llegado y muy a pesar de el no habia logrado conciliar el suelo mientras observaba el techo y revoloteaba sobre su cama pensando en tantas cosas y a la vez en nada, cuestionándose a si mismo como solia aveces cuestionar a las personas cuando estas levantaban en el aquella nata curiosidad ¿Por qué le hacia sentirse culpable sino habia hecho nada malo? Inevitablemente habia llegado a la conclusión de que la curiosidad que en un principio habia sentido por el no era lo único que cernía su corazón ¿pero de que se trataba? Por un segundo pensó que podría ser como el cariño que sentía por Angelique, pero a Angelique nunca le habia visto de aquella manera lasciva, jamás habia deseado colarse bajo su piel, no, era algo diferente y algo que no lograba asi comprender y no comprender, le sacaba de quicio.

Suspiro ampliamente andando pesadamente por la galería, colocando los cuadros que estaban chuecos en su lugar, cerrando la puerta de su habitación para andar hacia la entra y salida, aquella en habia estado antes abierta, que encerrado se sentía ahora, ansiaba la libertad y por ende necesitaba salir un rato, avanzando arrastrando los pies tomando la manija de la pesada puerta y tirando de ella en su dirección para abrirla. Alzo la mirada encontrándose con una conocida y como primera reacción pensó en cerrarle la puerta en la cara, esconder todos los cuadros y cubrirse el rostro con una bolsa de papel ¿era enverdad aquello? Se sentía como un niño nervioso como si hubiese hecho algo indebido y esperase ahora una buena tunda, apretó con fuerza la manija teniendo como segundo impulso abalanzarse sobre el y decirle que lo lamentaba, sentir nuevamente aquellos labios y liberarse de toda atadura, mas no fue ninguna de aquellas acciones la que realizo acabo –Soren…- murmuro observando la sandia que llevaba bajo el brazo, miro por encima de su hombro el interior de la galería, desvió la mirada ocultando su rostro con la sombra del flequillo aquel maltrecho rostro que haría exhibía –como has llegado- le cuestiono en voz baja apretando los parpados con fiereza, la educación iba siempre por delante, se hizo a un lado para dejarle pasar, salir podría ahora esperar…

La puerta se abrió arrancándole el aliento. De tanto darle vueltas al asunto había pasado por alto la posibilidad de que fuera Anuar quien abriera la puerta. Abrió la boca para dejar escapar una exclamación muda y lo primero que notó fue las pantosas marcas de golpes, aruñones y quien sabe que más en el rostro del pintor. Si ya tenía mil preguntas en la cabeza, con la apariencia de Anuar llegaron otras mil y de repente una rabia que hacía mucho tiempo no sentía se apoderó de él de una manera casi grotesca.

Frunció el entrecejo, en una clara expresión preocupada, sus ojos destelleaban fieros, sus labios temblaron y por poco suelta la sandía.

- Mataré al desgraciado que te hizo eso - Fue lo que salió de sus labios, con una voz que no era verdaderamente la suya, porque Soren nunca hubiera dicho algo así, Soren no se habría preocupado tanto por un tercero y Soren no asesinaba sin una verdadera razón. Aunque fuera vampiro, dios sabía muy bien cuanto respetaba la vida. Pero no había podido evitarlo, él sólo imaginar que alguien hubiera golpeado a Anuar adrede, que esa persona estuviera ahora mismo andando por Paris ¡maldita sea!. - ¡Madre de Dios!...¡Erkki hijo de puta! -

Giró su rostro de un lado a otro ignorando la pregunta del chico, el maldito de Erkki debía haber sido el culpable, ¡había intentado morder a Anuar! ¿Y si seguía con esa idea de matarlo?. Tenía que hacer algo, ¡todo era su culpa!.

- ¡Mierda!- Exclamó, su rabia pasando a convertirse en preocupación. La angustia manifestandose en su cuerpo como una araña peluda que le subía caminando por la espalda.- ¿Estás bien? -

Sus ojos se abrieron desmesuradamente volteándole a ver al instante -¿Qué?- le cuestiono en voz baja como no queriendo comprender lo que acababa de escuchar –no- exclamo al instante sujetándolo por un brazo y tirando de el para meterlo en la galería, no creía que fuese correcto hablar de esas cosas donde cualquier otra persona del edificio pudiese escucharlo porque las escaleras parecían ser viejas y parlantes, arrastraban por sus peldaños las voces llevándolas a oídos ajenos como un eco sin distorsión alguna.

Cerro la puerta detrás de el pensando en como explicarle aquello –no ha sido Erkki- le dijo tranquilamente escuchando el como se refería a el, supuso que habia pensado aquello por la manera en que le habia tratado en su consultorio y lo cerca que habia estado de hacerle algo parecido e inclusive posiblemente peor que lo que ahora exponía en su cuerpo, hijo de puta…aquello habia sido a su parecer un insulto bastante grave-Soren ha sido mi culpa- murmuro no queriendo que se inmiscuyese en cosas en las que no tenia porque verse implicado, si habia sido su completa culpa, por llamarle donde nadie le pedia ayuda aunque y debía admitir habia veces que uno no necesitaba escuchar las palabras para comprender, habia cosas mas fuertes que eso, sentimientos arraigados, una humanidad un latente que le impedía dejar pasar la historia dos veces.

-shhh- murmuro al escuchar lo que gritaba a los cuatro vientos, no puedo evitar sonreir de medio lado por la actitud tomada…se preocupaba por el realmente le importaba –termine mejor que ellos- aseguro encogiéndose de hombros y no sabia como siendo que le ganaban en numero, habia sacado fuerzas de donde no habia con tal de salvar a aquella joven de pelirrojos cabellos y mirada inocente , intento restarle importancia al asunto –como…¿Cómo conseguiste dar aquí?- le cuestiono curioso por lo que pudiese revelarle desviando su mirada de su rostro a la sandia que sujetaba, ya no intentando esconder su rostro que si bien no lucia bien le era indiferente.

Se había sentido bastante idiota en muchos momentos de la fallida cita de la semana pasada, pero ese era definitivamente el momento en que más idiota se habia sentido recientemente. Se quedó en silencio escuchando al chico explicar que no había sido Erkki y que había sido culpa de el y que... ¿había luchado contra varios sujetos?. Era difícil de imaginar a Anuar peleando con otras personas, Anuar se veía como una persona tranquila que no le haría daño a una mosca....

¿Pero era ese el único lado de Anuar?. Le conocía desde hacía poco menos de dos semanas, no podía estar seguro de como era en su totalidad, es más, sabía muy poco y eso le producía sentimientos encontrados, le desesperaba y le intrigaba al mismo tiempo. Quería descubrirlo y a la vez tenía miedo de encontrar algo que pudiera hacerle daño.

- Oh... disculpa... sólo creí... - Exclamó entrando en el lugar con un par de pasos tímidos, sin mirar a su alrededor, sintiéndose incómodo por su anterior enojo sin sentido y las malas palabras que había usado y que excasamente salían de sus labios.

Y entonces ahí en medio de la galería sintió el poderoso deseo de abrazarlo, de decirle que lo había extrañado y que estaba preocupado por él, pero sólo atinó abrazar la sandía, que por cierto era bastante grande, de hecho había buscando la más grande en el mercado una hora atrás.

- Bueno... un hombre vino a mi tienda a subastar un cuadro tuyo... su esposa lo había comprado sin su permiso y era un hombre con bastantes necesidades... no podía darse el lujo de pagar tu cuadro aunque a su mujer le encantaba, me dijo donde se encontraba la galería del autor, así que... lo compré sin dudarlo - Explicó acariciando la sandía distraidamente recordando que en un impulso inconciente le había dado 100 francos al hombre y que eso era mucho más de lo que ganaba por un mes dando clases.

- Quería... tener algo tuyo - Continua y conforme hablaba las mejillas se le iban poniendo coloradas -Entonces...no se como... pero aquí estoy... se que no querías que viniera, lo supuse por lo que me dijiste la última vez...¡Tengo una buena excusa!-Se apresuróa decir - quería traerte esto - Soren le ofreció la Sandía - Leí por ahí que el melon de agua o sandía, es una fruta tropical muy buena para refrescarte cuando hace mucho calor por su 90% de contenido en agua... ha estado haciendo mucho calor últimamente... así que... yo bueno...umm te la traje -

-no te preocupes- se apresuro a decir con aquella voz apacible mientras el vampiro se disculpaba aveces tantas palabras asi de sumisas y apenadas le azoraban la cabeza haciéndole creer que estaba corrompiendo algo ¿en verdad? Si, porque pese a que soren era el vampiro no lo veía como un depredador y por el contrario, aveces sentía que Soren temia algo de el, que le intimidaba…que no era bueno.

Arrugo suavemente el entrecejo al recordar aquel cuadro ¿ahora Soren lo tenia? No pudo evitar sentirse desprotegido ante su mirad aporque cada cuadro era una anécdota y cada anécdota un recuerdo de su vida, una vida que aveces se esmeraba tanto en olvidar que terminaba por volverse mas tangible y abrumante –podrias haberme pedido uno- aseguro por lo bajo un tanto desconcertado por aquella repentina confesión, no todos sus cuadros representaban buenas experiencias, realmente no asi lo hacían.

-ya tienes algo mio- cerro al instante los parpados como si aquello que sus labios acababan de pronunciar no fuese algo debido, era algo que no debía pronunciar el voz alta sino callarlo por la eternidad, suspiro imperceptiblemente restándole importancia a sus palabras, como si no las hubiese pronunciado nunca, como si hubiesen sino inaudibles para Soren, observo la sandia unos instantes y comprendió entonces lo absurdo del asunto, habia buscado una escusa para ir a la galería, para verle.

Tomo la fruta entre sus manos sonriendo de medio lado, -gracias- se limito a decir apoyándola con suavidad sobre su abdomen puesto que no quería lucir malherido frente a Soren, el vampiro veía las heridas de su rostro pero aquellas que se escondían bajo la ropa no, con los pies lacerados y las rodillas y codos rasponeadas los moretones eran solo un gaje mas. Acerco su rostro al colorado del vampiro besando suavemente su comisura –es un gran gesto- aseguro mirando en derredor, percatándose de los cuadros que colgantes de las paredes se exhibían a curiosidad de los ajenos, relamió su labio inferior –puedo pedirte algo- le cuestiono en voz baja observándole con fijeza, con aquellos iris de miel y oro y sin esperar respuesta prosiguió –no mires los cuadros…temo que descubras demasiado atraves de ellos, quizá en un futuro próximo o lejano decida contarte o callar…- le era tan difícil hablar de ello que debía dejar palabras al aire y no asegurar ni negar nada.

-aun asi siéntete como en tu…- lo dudo el no podia llamar a aquel lugar hogar porque hogar era a donde uno pertenecía y dudaba poder llegar a llamar de aquella manera algun sitio –tu casa- puntualizo acurrucando la sandia entre sus manos.

¿Perdirle uno? Nunca se le ocurrió pedirle uno. Quizás porque si Anuar le pedía un cuadro a él, no podría dárselo y sería injusto que se negara a hacerlo. Recibió la sandia y se acercó para depositar un simple y corto beso en sus labios. Una vez más Soren sintió que las mejillas se le calentaban terriblemente, pero se estaba acostumbrando ya a esa sensación nerviosa y de desasociego cada que estaba junto a Anuar. Comenzaba a gustarle sentirse así con el estómago revuelto.

Entonces lo que vino después definitivamente si que le desconcertó y al mismo tiempo le llenó de un alivio tan extraño que no pudo encontrarle una explicación razonable. Anuar le pedía no mirar los cuadros y aunque el chico vagamente intentó explicar el porque, Soren sabía de antemano la razón sin que él dijera nada. Porque era la misma razón por la que él no mostraba los suyos...

Ninguno de los dos quería abrir el corazón.

Asintió rápidamente con la cabeza sin poder evitar una sonrisa de oreja a oreja pero sin mostrar los dientes. Generalmente la gente se sentiría curiosa o molesta por una petición así, pero Soren estaba demasiado feliz de saber que existía otra persona que posiblemente pudiera sentir o pensar como él en algunos aspectos. Luego vino la invitación. ¿Podría quedarse un poco más? De nuevo otro revoltijo de cosas en su estómago y la tristeza que había sentido la semana anterior se disolvió tan rápido que inclusive sintió como si nunca hubiera pasado.

- Lo juro - Dijo al fin, entonces pareció tener una idea - Oh... espera un minuto... ¡olvidé algo!- Y acto seguido salió corriendo por la puerta a toda velocidad, prácticamente voló escaleras abajo y salió a la ciudad, se escondió en un callejón oscuro y saltó al techo, para así recorrerlos y ganar más tiempo. En minutos se encontró en la plaza de mercado que ya comenzaba a cerrar sus tiendas debido a que pasaban las 7 de la noche.

Sin perder mucho tiempo en decidirse, compró lo que quería rápidamente haciéndole algunas preguntas a los vendedores de vez en cuando. Luego con la bolza entre los brazos, repitió la operación, regresando rápidamente por los techos y volando escaleras arriba hasta el piso de Anuar. Apareció en el umbral sin jadear, como si no hubiera atravezado media ciudad corriendo.

- ¿Tienes cocina? -

Habia visto aquella amplia sonrisa en su rostro y no pudo evitar sentir un algo revolverse en su interior, como un ser ajeno a el excaltandose y sintiéndose como un niño entusiasmado pero era algo que preferia acallar mientras le fuese posible y eso podria ser toda una eternidad, toda una vida en su caso a diferencia de en el de Soren que la vida le seria distante, hasta el dia en que por azares del destino el sol quemase su blanca piel o de algun modo alguna persona lograse darle muerte, sintio un escalofrío recorrerle desde la nuca hasta la parte baja de la espalda erizandole el bello de la nuca y brazos, no ¿porque se sentia asi al pensar en no verle mas? no tenia lógica no tenia mas que algunas semanas de conocerlo y sentia que le estimaba mas a gente que conocía...no, el jamas guardaba amistades eran contadas y todas por buenas razones, esas personas eran especiales, inusuales tal como el lo eran quizá algunas un poco mas social que el mismo pero había aprendido a base de caídas y raspones.

Le miro irse y dio un paso hacia enfrente intentando detenerlo, suspiro ampliamente cuando se le perdió de vista y bufo aplastando la sandía contra si mismo, el tiempo noo le habia dado espacio para reaccionar cuando Soren se coloco nuevamente frente a el y le pregunto aquello, desvió levemente la mirada negando a fin de cuentas no tenia muchas cosas y no se avergonzaba de eso, era pobre sin mendigar, y lo era por hacer lo que creía correcto y seguir sus ideales, valía la pena tener carencia si era por ese motivo, por lo menos a como el lo veia.

Sujeto la sandía con una mano sujetando con otra la manga del vampiro para tirar de el con suavidad en dirección a una de las tres puertas del lugar, la única que no era la salida ni el balcón, le solto abriendo la puerta y entrando, un espacio reducido y lucia ordenado pese a que el suelo parecía mas un lienzo de prueba, con manchones de colores por todos lados, la cama en un extremo, la puerta del baño, algunas pinturas brochas y demás cosas acomodadas aqui y alla, la esquina contraria era lo que aparentaba ser la cocina, una improvisada por el mismo, un joven de basto conocimiento y no asi practica -lamento no tener nada mas- se disculpo dejando la sandía sobre una mesa que crujió bajo su peso como rogándole quitarle aquel peso de encima -que tienes planeado- le cuestiono sonriendo de medio lado mientras le observaba de soslayo prendiendo algunas velas.

Cuando negó la cabeza la única palabra que llegó a su mente fue ¡Mierda! ¿Y entonces que iba a hacer con lo que había comprado?, pero entonces el chico lo condujo a otro lugar, era... ¡su habitación!. Se detuvo en el marco de la puerta sin entrar por unos segundos observando todo con ojos curiosos, como un gato muy grande que descubre un nuevo lugar en el bosque.

Entrar en la habitación de alguien, era como... entrar dentro de la persona misma. Soren siempre había creído que no había nada más personal que tu propia habitación. Todas las cosas en ella hablaban de tu personalidad, tus gustos, tu vida, era un lugar mágico lleno de información. Caminó observando todo a su alrededor, siguiendo a Anuar, grabando en su mente todas y cada una de las manchas de pintura desperdigadas por doquier, un detalle que le afianzó el hecho de que Anuar realmente amaba pintar, se preguntó inclusive si en vez de sangre no sería más bien pintura lo que recorría por sus venas.

Rió suavemente imaginandoselo, estaba pensando en tonterías. Anuar puso la sandía sobre la mesa y Soren se acercó a la improvisada cocina, buscó dentro de los escasos utencilios y encontró una olla mediana un tanto vieja. La puso sobre el pequeño fogon y la llenó con agua. Puso la bolsa a un lado y comenzó a sacar las cosas que habian allí, habían tres huevos de gallina, dos tomates, unas 4 papas, 1 zanaoria y un apio verde.

- Tengo planeado hacer sopa de verduras - Explica buscando un cuchillo en algún lado del desorden - Las verduras son buenas para la piel, tienen vitaminas y... un montón de cosas buenas... ¿Sorprendido porque se cocinar? - Exclamó divertido - la verdad es que soy pésimo, así que no te preocupes en disimular y pretender que sabe delicioso hehe - Finalmente encontró un cuchillo y comenzó a pelar las papas.

Observo lo que de la bolsa iba sacando sin decir demasiado al respecto suponia que habia pensado que si no podian a un restaurante cenarían ahi mismo, en dado caso el cenaria pues Soren seguramente se limitaria a observar y ver con ojos espectantes cada mueca que su rostro hiciera, cada gesto que de este aflorase, a el le gustaba observar a las personas pero no le gustaba que le observasen, no sabiendo lo desprotegido que estaba ante su mirada de agua.

-sorprendido porque te preocupes tanto- ¿y si en verdad solo era producto de su imaginaicon y Soren Decia aquello por sabiondo? bufo por lo bajo regresando unos pasos hacia atras, chocando con un mueble a su espalda, en el cual la vela yacia sobre el plato de porcelana robado años atras de casa de sus padres una de las pocas pertenencias que aun poseia dado que muchas otras las habia tenido que vender.

-nunca he hecho sopa de verduras- confeso puesto que jamas le habia importado como era que su madre la preparaba y cada que el intentaba quedaba una sopa espesa y de muy mal sabor con trozos picados de verdura recocida y un acepto nada agradable habia decidido dejar intentar cocinarla -pero si puedo ayudarte en algo- le indico, no queria quedar relegado y sentirse como un completo inutil aun en su propia casa si es que podia darsele aquel titulo a ese lugar deprimente.

Guardo algunos objetos bajo la cama para tener mas espacio en el suelo, no tener que pasarles por encima o rodearlos casi de manera imposible porque el estaba acostumbrado, sabia donde poner el pie y donde no iba pero darle problemas a Soren, no. Relamio su labio inferior sintiendo la herida que le surcaba ¿era tiempo de contarle? "no no seas tonto...aun no...aun no" se acerco a el observando lo que hacia y esperando ser de ayuda.

Aquello era verdad. ¿Porque se preocupaba tanto? Si Anuar no lo mencionaba, no hubiera caído en cuenta. ¿En serio porque lo hacía? Se quedó con la mirada perdida pensando en ello y el agua comenzó a ebullir y las burbujas explotaron con un leve siceo sobre la superficie ardiente convirtiéndose rápidamente en vapor. Soren hechó las papas en trocitos que ya había logrado pelar dentro de la olla.

- La verdad... es que no se porqué... - Logró decir sacando otra papa para pelarla, escuchó el ofrecimiento del chico y se hizo a un lado para dejarle espacio en la pequeña cocina - Ah, si claro, puedes ayudarme a pelar y cortar la zanaoria y los tomates - Volvió a hechar un vistazo buscando otro cuchillo y luego de unos segundos de busqueda, lo fue a encontrar por debajo de la mesa en una caja con algunos trastos viejos, lo lavó rápidamente y se lo entregó.

- Ten cuidado, no vallas a cortarte - Le advirtió como una madre advertiría a su hijo de un peligro doméstico y aunque aquello pudiera parecer una tontería, y aunque el chico de gafas pudiera parecer un samaritano de buen corazón, seguía siendo un vampiro y no quería tener la tentación de la sangre de Anuar otra vez cerca de él, no había podido controlarse la primera vez y no estaba seguro de que pudiera controlarse una segunda y si eso pasaba habría una tercera y...

Y...¿No sería eso genial? Poder beber de él cada que quieras y poseerlo hacerlo tuyo, convertirlo en TU humano.

Concentrado en esos pensamientos, no fue consciente de que, acababa de cortarse el mismo con el cuchillo, su dedo indice ahora exibía un corte de un centímetro y sangraba delicadamente, goteando la papa que intentaba pelar.

- ¡Ahg! - Exclamó cuando lo notó.

¿No lo sabia? Al igual que el desconocía otras tantas cosas, como el hecho por el cual pensar en no verle mas le perturbada demasiado, al punto de querer no dejar de estar en su presencia, como si temiese de la llegada del nuevo dia como si con aquel nuevo dia Soren no regresara y era verdad su vida talvez no pendía de un hilo tan delgado como la propia pero el astro rey podia arrebatársela en cualquier momento.
Se ubico en la cocineta improvisada por el mismo y comenzó a pelar y cortas las zanahorias y los tomates pensando en el cuidado que debía poner para no terminar cortándose a decir verdad seria inusual dada la precisión de sus manos y los sutiles movimiento que hacia con ellas, iba dejando todo a un lado al alcance del vampiro, que el hiciera lo que quisiera con ellas a fin de cuentas el era “quien sabia cocinar”.

Escucho si quejido y como la sangre corria con lentitud de su dedo, se apresuro a sacar un trapo de alguna gaveta a la altura de sus rodillas, rodeando el dedo de Soren con rapidez y haciendo algo de presión, últimamente habia estado teniendo tantos problemas que afectaban su integridad física que habia terminado por conseguir algunos libros referentes al tema, donde se hablaba del cuerpo, las heridas y como sanarlas, algo como un medico aunque el lo tomaba mas ortodoxo, sin palabras tan rebuscadas ni términos tan impropios.

-y me decias a mi que tuviera cuidado- sonrio de medio lado quietando el trapo con suavidad, aplanado ahora la herida con el propio, colocando el pulgar sobre la incisión e intentando frenar el sangrado aunque suponía que era una herida que sanaría antes que pudiese darse cuenta por lo que brindar su sangre nuevamente le parecía que venia sobrando –eres torpe- murmuro riendo por lo bajo mientras destapaba la herida observando con detenimiento, quito la papa con la mano libre y la dejo a un lado para que no se siguiera manchando –te duele- le cuestiono por lo bajo tirando de el con suavidad hacia la gaveta a un lado de la cama, debía tener ahí trozos de tela.

De nuevo lo embargaba la verguenza. Definitivamente estaba destinado a hacer el ridiculo una y otra vez por el resto de la eternidad. Anuar le curó el dedo rápidamente, deteniendo la hemorragia, sabiendo que hacer, en donde presionar. Valla, valla ¿El chico sabía algo de medicina?, lo observó curioso, habían tantas cosas que no sabía de él. ¿Quien lo había golpeado? y más importante ¿Porqué?. Observó las feas marcas en su rostro producto de ese enfrentamiento que según él había sido contra varios.

¿Sería acaso Anuar una especie de mercenario a sueldo? A lo mejor y tenía una identidad secreta que él desconocía, podía ser un cazador de vampiros y hombres lobo disfrazado de civil, podía ser un agente especial al servicio del vaticano que fingía ser un pintor sin un sólo peso en el bolsillo, un disfraz perfecto del cual nadie sospecharía. Todo el mundo sabía que los artistas eran buenas personas, eran cultos y estaban llenos de pasión. Un asesino no podría ser un artista jamás, a no ser de que su arte fuera asesinar...

Observó a Anuar de reojo y un escalofrío lo recorrió mientras este terminaba de hacer la curación. Se llevó el dedo a la boca y se lo chupó.

- Si... soy torpe con las manos - Acepta hablando con el dedo entre los labios haciendo que su voz sonara un poco distorcionada - Se me caen las cosas con facilidad o las destruyo sin darme cuenta... soy bastante torpe con el pincel también... mis pinturas son un desastre - Aún con el dedo indice en sus labios, lavó la papa que se había manchado de sangre - No sabía que supieras algo de medicina - Continua tanteando el terreno - ¿Aprendiste en algún sitio? Me parece bastante útil... especialmente si vives sólo... y la verdad es que si me duele un poquito, más bien me arde -

Pasó su propia lengua por la herida del dedo dentro de su boca, presionandola inconscientemente para que saliera más sangre, para que doliera más.

- Pero... es un dolor rico - Finaliza sin pensar, sin ser consciente de lo raro que podía sonar eso.

-no creo- aseguro con tranquilidad soltando su dedo cuando lo llevo hacia sus labios, giro sobre sus talones abriendo la gaveta y revolviendo algunas cosas en su interior, dentro habia una caja de cerillas, algunas velas de mechas a medio consumir con las puntas negras y de cera que mientras se habia intentado escurrir habia terminado endureciéndose en dirección al borde contrario, tomo un trozo de tela blanco de ahí, habia aprendido de costura en esos años de soledad, muchas veces el dinero no le alcanzaba para prendas sino telas e hilos y aquel era un trozo de tela que le habia sobrado de una camisa de lino, extendió su mano hacia el con la blanca tela sobre la palma de su mano.

-seguramente tus pinturas reflejan mucho…¿por eso no quieres que las vea?- le cuestiono tranquilo porque ese era el motivo por el que el mismo no quería y se lo habia dicho ya de frente, no tenia por que ocultarle nada…no demasiado por lo menos no algo que alguien mas supiese no, porque sospechaba que Soren comenzaba a descubrir cosas de el que mas nadie sabia y que posiblemente nadie mas llegaría saber.

-aprendí después del incidente con el lupino- apretó los labios ¿Por qué le era tan difícil regular sus palabras con Soren? Un dia de aquellos terminaría soltando algo que no debía pero y si quería sinceridad del vampiro debía también el brindarla eran de esas cosas que debían ser reciprocas -¿recuerdas el incidente en el cementerio?- le cuestiono acercándose a la cocineta nuevamente, divergiendo con sus manos sobre las verduras –salve a una sirvienta de un hombrelobo…quien lo hubiese dicho- le cuestiono volteándolo a ver con una sonrisa de medio lado, restándole importancia al asunto –la ultima vez me habías salvado tu a mi…supongo que me tocaba regresar el favor- se encogió de hombros terminando de picar las zanahorias.

Enarco una ceja virando el rostro para verle mejor –rico- repitió por lo bajo dudoso, el no recordaba haber sentido alguno agradable cuando le habían hecho las heridas –eso es inusual…- aseguro por lo bajo recapacitando –la única vez que una herida me pareció agradable fue cuando me mordí…ste- apretó los parpados con fiereza ¿Qué demonios sucedia? “cállate Anuar, toda tu vida lo has hecho, cállate” pensó azorado por no lograr contener las palabras dentro de sus labios y solo en su cabeza, cosas que solo el debia saber.

- Porqué... umm no lo se, nunca nadie las ha visto... no pinto para exibir mis cuadros en galerías y venderlos - Comienza a explicar, respondiendo a la pregunta - Eso por un lado y por el otro... siento que no son lo suficientemente buenos, creo que no le hacen justicia al arte mismo y... me sentiría demasiado desnudo si alguien los viera... e interpretara - Suspiró y siguió chupándose el dedo, aunque se suponía que debía cubrirlo con esa tela para que sanara más rápido, la hizo a un lado. En realidad no la necesitaba, se curaría sola.

Entonces le escuchó hablar sobre el incidente en el cementerio. Y de repente todas sus sopechas parecieron tener sentido. ¿Como podía un humano normal luchar contra un hombre lobo y salir vivo? Porque Anuar no era normal. No, aquello simplemente no podía ser, no tenía sentido. ¿Eran ciertas las sospechas de Erkki?. Se quedó mirándo el agua hirviendo con cocinandose con las patatas y el Apio que previamente había cortado. Cerró los ojos frunciendo ligéramente el ceño y cuando los abrio todo estaba a escala de grises, los colores de los objetos habían muerto y sólo Anuar brillaba. El Aura de Anuar era azul clara: Estaba calmado, pero entonces comenzó a fluctuar hacía un color más lavanda: Conservador. Sin importar el estado de ánimo lo importante era que sin lugar a dudas, Anuar era un humano. Cerró los ojos de nuevo para desactivar la técnica y el cuchillo se le resbaló de las manos y fue a caer al suelo. Se agachó a recogerlo mientras su visión volvía a la normalidad. ¿Había matado Anuar al hombre lobo? ¿Como había logrado escapar? ¿Cómo?.

Entonces el abruto cambio de tema lo hizo girar hacía el chico y observarle el rostro. Comenzaba a creer que Anuar no había sentido absolutamente nada, comenzaba a creer que aunque fuera humano, tenía la capacidad de controlar sus sentimientos a voluntad. Y quien sabe, que otras cosas más escondería tras esa expresión inocente.

- Pense... que no habías sentido nada en particular - Comentó finalmente, terminando de hechar todas las verduras picadas a la sopa - Parecías... mmm... indiferente - Tomó los huevos y los quebró en el borde de la mesa, luego hechó el contenido de ellos en la sopa - Creí que... el único que había sentido cosas era yo -

-la verdad esque la gente puede saber mucho de uno por su arte, por ejemplo si alguien se pasease por mi galería con ojos expectantes y escuchando lo que los cuadros dicen…- murmuro pensando en que ocurriría entonces, esa persona podría sentir que le conocía de toda la vida y en efecto aunque no hubiesen intercalado una sola palabra le conocería mejor que nadie, pero las personas no solian hacer eso de modo que, nadie habia interpretado sus obras, no todas ellas -…aabria mas de lo que me gustaría- puntualizo sin demasiado afán de nada, comenzaba a sentir un calor abrazador seguramente por estar tan cerca del fogón y como ese gradualmente aumentaba la temperatura de la habitación, por que eso pretendía ser a fin de cuentas, un dormitorio.

Se percato de aquellos ojos como mares fijarse en el y sentirse desprotegido –mi indiferencia no es siempre lo que aparenta ser…hay sentimientos que son mejor no demostrar a los demás- le explico encogiéndose de hombros, la mayoría…porque solo a el le importaba que sentía y asi habia sido por veintiun años , no suponia que de pronto alguien pretendiera sentir aprecio por el, preocuparse por lo que sentía o dejaba de sentir, intentar inmiscuirse en su vida cotidiana.

Le observo por el rabillo del ojo con detenimiento ¿pero el se habia preocupado no? Cuando le habia visto el rostro asi de desecho se habia molestado, habia dicho aunque no creyese asi que fuese verdad que mataria a quien lo hubiese hecho ¿su preocupación era también solo palabrerías? Se apoyo de la mesita intentando acomodar sus pensamientos que encerrados en su frágil mente no encontraban como explayarse y ser elocuentes el raciocinio era aveces su aliado o en otros casos su enemigo, le hacia dudar demasiado, cuestionar tantas cosas que aveces terminaba con mas dudas que respuestas, y mas curiosidad que conocimiento.

Soren era el caso, entre mas sabia mas ansiaba conocer, entre mas resolvía mas preguntas se formulaban –como te ha tratado a ti el destino estos últimos días- le cuestiono con naturalidad observando lo que dentro de la olla yacia, porque sabria tanto de el como el vampiro se lo permitiese.

No podía creer que estuviera dudando de Anuar, se recriminó mientras lo escuchaba hablar sobre los cuadros. Sólo un artista verdadero diría esas cosas, sentiría esas cosas y entendería lo que significa pintar un cuadro. Además si Anuar fuera un cazador o un agente encubierto, habría tenido muchas oportunidades de matarlo o hacerle daño si así lo hubiese querido, como por ejemplo en el hospital, cuando había estado tan herido, hubiera sido la cuartada perfecta y nadie habría sospechado. Revolvió distraidamente la sopa que comenzaba a espesarse, hechándole hojitas de cilandro, pimienta y algunas especias compradas también en el mercado.

- Es verdad...- Asintió al escucharle hablar sobre los sentimientos - Yo también creo que es mejor esconder muchas cosas... cuando muestras demasiado de ti mismo corres muchos riesgos, cualquiera puede aprovecharse de eso para usarlos en contra tuya y entonces... eres completamente vulnerable - Sintió el calor en la habitación, no era muy propenso a sentir calor en su cuerpo debido a su temperatura, pero el fuego del horno estaba creando casi como un efecto invernadero en esa habitación cerrada. Se pasó una mano por la frente más por reflejo que por el hecho de que hubiera sudor.

Se desabrochó la camiza de algodón que solía llevar, dejando así al descubierto parte de su cuello y clavicula, también se subió las mangas hasta los codos, continuó revolviendo y se giró para observar a Anuar con su carita llena de magulladuras cuando le habló.

- Bastante bien... como siempre, la tienda no vende mucho a decir verdad pero eso es lo de menos, he vuelto a dictar clases, había pedido una licencia por lo ocurrido en el bosque, pero me aburro demasiado en casa y ya me he leído por lo menos tres veces los libros que tengo en mi biblioteca, así que... he decidido volver a la Universidad, como es nuevo semestre, hay nuevos alumnos, así que tengo un nuevo grupo - Le explica, se quedó sosteniendo la cuchara de madera en el aire mientras miraba a Anuar, deseando poder decirle también que había pensado en él de una manera muy inusual, que se había sentido mal cuando se habían despedido al terminar la cita la otra noche y que, había añorado abrazarle y besarle.

- ¿Y tu? Aparte de luchar contra hombres lobos, salvar damicelas y traer la paz mundial ¿Como te ha trarado el destino? - Tonteó, sonriéndo con expresión jugetona.

Enarco levemente una ceja negando –no en ese sentido, sino porque…solo a mi me concierne saber que es lo que siento quiero decir…- murmuro pensativo ¿debia o decirle? ¿debia?esa no era la verdad cuestión ¿queria decirle? Si lo añoraba mas que nada –cuando niño mi padre no se detenia a ver que me dolia o me gustaba, le era indiferente, aprendi a no demostrar lo que sentía porque a nadie parecía importarle y por el contrario era recriminado…ahora no veo porque hacerlo si a nadie debo mostrarle, no es porque tanto puedan o no dañarme…por mas que uno se niegue las cosas suceden y ya- aseguro cada uno tenia una manera de ver el mundo diferente y ambas igual de correctas si se conocían sus motivos, los de el, siempre ausentes en su infancia en aquella que logro gozar.

Desvio la mirada al ver sus acciones ¿Por qué se sentía asi de tentado? ¿y esque acaso Soren era inconsciente? Era una persona como cualquier otra, un hombre que se veía tentado por la carne que se contuviese hasta el cansancio era una cosa totalmente diferente y Soren se lo hacia tan difícil, como nunca antes se le habia dificultado.

-me alegro por ti- aseguro tranquilamente con las mejillas ruborizadas por el fuerte calor que cernía su cuerpo, suspiro exhalando un aliento mas calido de lo usual, doblo las mangas de su camisa hasta debajo de sus codos no dejando ver los raspones –debe ser interesante brindar conocimientos a mentes tan frágiles aunque…creo que la mayoría de ellos rondan mi edad no- le cuestiono haciendo memoria ¿le habia dicho en algun momento cuantos años tenia?.

-no me quejo habrá gente con peor suerte que la mia, pero salvar gente es algo que se me estado dando los ultimos dias- se encogio de hombros acercandose a el para besar su mejilla -me alegra que allas decidido venir...pense que quiza despues de lo del circo decidieras no querer verme-

(haha ame tu spoiler xD)

Cuando Anuar había comenzado a hablarle sobre su padre, Soren sintió que de haber tenido un corazón, le habría latido emocionado al descubrir que el pintor le compartía algo más personal, revolvió la sopa consciensudamente escuchando su historia y su explicación sobre los sentimientos. El olor de la sopa se esparcía lentamente por el aire y ciertamente tenía buena pinta, puso un poco más de sal y reflexionó en torno a sus palabras. Ambos escondían sus sentimientos por razones comletamente distintas, Anuar porque no le importaba lo que pensaran los demás y a Soren... precisamente por lo contrario, porque tenía miedo de lo que los demás pudieran pensar si supiesen lo que sentía. Aquello era tan irónico que hasta le daba risa.

Asintió con la cabeza aún dándole la espalda, encantado de tener las manos ocupadas en la sopa, para no tener que pensar que hacer con ellas, enseñar le apasionaba, porque más que dar conocimiento a otros, sentía que aprendía infinitas cosas del modo de pensar de la gente y a él le encantaba eso, poder entender como funcionaba el delicado hilo de la consciencia y el pensamiento, ver la evolución de los alumnos a través de sus clases, generando sus propios criterios y convirtiendose en seres más conscientes de su existencia en el mundo.

Salvar gente, eso sonaba simpático. Soren sólo había salvado a una persona en su vida de un peligro mortal y esa persona estaba justamente ahora diciéndo que se alegraba de que lo hubiera ido a visitar. Algo en su interior se revolvió y no fue precisamente por el hambre, cerró los ojos y sonrió como un tonto. Anuar se alegraba de verlo, lo estaba diciendo, salía de sus propios labios.

Soren se giró y en un impulso inconsciente se lanzó sobre él, no midió su fuerza, porque fue más bien como un reflejo ¿Porqué le sucedían esas cosas de repente? el siempre podía controlarse, siempre. Pero no con Anuar. Empujó con su cuerpo el delgado cuerpo del chico le hizo perder el equilibrio y ambos calleron sobre la cama de Anuar. Quedando Soren sobre este, aprisionando los brazos del humano contra la cama al lado de su cabeza con sus propias manos, Soren le besó larga y produndamente, el beso que había estado deseando toda la maldita semana...

Apreto los parpados con fuerza al sentir aquel cuerpo abalanzarse sobre el propio, lastimándole y fascinándole, queriendo que se quitase y se estrechase mas contra el, todo y nada como usualmente eran las cosas para el, los puntos medios no servían de todo o era si o era no, o era blanco o negro, dia o noche, asi de simple y complejo, como todo variaba según cada cual quisiera verlo.

Sintio como su espalda revotaba contra el viejo colchon que era su reposo, su lugar de descanso profanado ahora por alguien ajeno a el mismo, no intento mover sus brazos, sentía como las manos del vampiro rodeaban sus muñecas a la altura de su cabeza aprisionándolas, casi como aquellas narraciones de los libros indecoros que la sociedad tachaba por pecaminosos ¿pero quienes eran ellos para decir que lo era y que no? El los leia y no por lujuria sino por que en algunos podían apreciarse verdaderas obras de arte, pensamientos tan diversos que gozaba experimentando con ellos.

Cerro los parpados olvidándose de el dolor o queriendo dejarlo de lado, inclinando su cuerpo hacia Soren acariciando el interior de su boca con su lengua, rozando sus labios delicadamente como temiendo que de brindarles demasiado esmero fuesen a desaparecer, apoyo su espalda contra la cama observándolo con aquellos ojos de miel y oro sosegados y con cierto brillo inusual, como dos hogueras alzándose detrás de ellas, dos soles destellantes y cegantes, movio su pierna acariciando con su rodilla la del vampiro, no, no “Anuar debes pensar no dejarte llevar ¿Qué pretendes? El no ve las cosas como tu lo haces terminaras mal…lo haras” por primera vez quizá dejo aquella vocecilla refundirse en lo profundo de su mente.