Un Lienzo y una sandía (Anuar & Soren + 18)

Recuerdo del primer mensaje :

Y de repente se encontraba frente a la puerta de la galería de Anuar Dutuescu.

¿Como demonios había llegado a ese lugar? parecía como si todo lo anterior hubiera pasado en sueños, pues no era realmente consciente de que sus pies le habían traido a ese lugar, pero allí estaba, de pie, sin atreverse a tocar la añeja puerta de madera. El agrio sabor de la decepción aún se podía sentir en su boca, desde la última vez en que se habían visto en el circo. Recordaba que luego de alejarse del lugar había vagado por ahí sin rumbo fijo y de alguna manera había vuelto a su vida rutinaria normal, como si aquel momento compartido con Anuar no hubiese pasado nunca ¿Pero a quien quería engañar?, no había dejado de pensar en eso todo el maldito fin de semana, por más que intentaba distraerse en otras cosas, de alguna manera el mundo se encargaba de recordarle las últimas palabras del joven pintor.

¿Porque las cosas malas pesaban más que las cosas buenas? se encontró reflexionando, ¿porque era el desasociego y la desilución del final de la velada lo que había quedado fuertemente impresionado en su corazón como las láminas litográficas grabadas con solución de ácido nítrico y goma arábiga? No tenía la más remota idea por que una vez más no tenía una experiencia con la cual comparar aquello. Entonces ese hombre de apariencia humilde y pronunciado bigote, había llegado a la tienda con un cuadro debajo del brazo.

- Mi esposa se lo compró a un pintor Parisino - Había dicho el hombre, enseñándole el cuadro - Seguramente se conmovió por el jodido chico, pero estos son lujos que sólo los ricos pueden darse... ¿Cuanto cree que puede darme por él? - Antes de responderle, Soren parpadeó aturdido al notar la firma en el cuadro: Anuar Dutuescu.

Le había dado cien de los grandes al señor y este casi le había besado de la felicidad, ya no recordaba cuantas veces el hombre le había bendecido y todos los santos y virgenes que le había asegurado, le cuidarían el resto de sus días por su desmesurada generosidad. Lo único que Soren sabía era que, ese era el primer cuadro de Anuar que veía y no había forma de pagar por un pedazo de su corazón.

El cuadro en cuestión tenía a una solitaria figura recorriendo una calle, matices grises, marrones y negros predominaban en el fondo, mezclados entre pinceladas disparejas, con una clara influencia impresionista, acentuando así la sensación de vacio y melancolía. El hombre por el contrario, se veía más nitido, Soren acercó el cuadro a su cara hasta que su nariz casi tocó el lienzo y aspiró el olor de la pintura. Justo como pensaba, oleo en el fondo y una inusual conbinación de tinta litográfica para la figura, dandole así un contraste de textura gracias a los diferentes compuestos de ambas técnicas.

Y entonces pasaron otras dos noches en las que, se la pasó pensando en si sería buena idea ir o no a visitarle (ya que muy amablemente el hombre le había revelado la dirección de la galería) por un lado la curiosidad de ver más de esas creaciones lo impulsaban como crítico, como profesor y como artista amateur... pero por otro lado... Quería verlo.
Quería decirle... ¿Que le diría? No tenía idea. Lo único que sabía era que ahora se encontraba de pie frente a la puerta de la galería, tras 30 largos minutos, completamente paralizado y sin poder mover su mano para golpearla.

Maldita sea ¿Que demonios hacía allí de pie sin moverse con una enorme sandía verde debajo del brazo?.

Ahora era el momento preciso para salir huyedo de ahí. Anuar estaba agotado y con suerte no le daría importancia.

Vamos, corre ¿Que esperas idiota?

Pero se quedó recostado, buscando fuerzas quien sabe en donde, para sobreponerse a las ganas que sentía de desahogarse y también pensando en una excusa que fuera lo suficientemente astuta para no herir a Anuar y poder salir de la situación. Anuar parecía por otro lado, algo inquieto, continuaba en silencio acomodándose los pantalones y entoces fue cuando finalmente habló. Su voz trémula e insegura y sus mejillas tan coloradas como el interior de la sandía que yacía aún sin ser terminada junto a la sopa fría en la mesa.

Tragó saliva y se sonrojó también, había entendido perfectamente a que se refería, pero no sabía como responder sin sonar estupido o raro. Se tomó unos segundos para pensar y se acomodó el pantalón también como intentando disimular algo que era demasiado obvio.

- Lo... importante es que tu te sentiste bien - Dijo finalmente, se sentó a su lado con una sonrisa nerviosa - No te preocupes por mi... necesitas descanzar, es... muy tarde - Tomó el mentón del chico entre el dedo indice y el pulgar y le besó suavemente, sin meter la lengua, no quería correr el riesgo de probar su sangre de nuevo.

Era tarde si ¿pero desde cuando aquello importaba? Las noches serian el único tiempo del dia en el cual podrían verse, aquellas limitadas horas en que el astro rey no pudiese arrebatarlo de su lado, se separo con suavidad observándole con tranquilidad tenia sueño si pero también quería compartir con el ademas tenia mucho tiempo para descansar no esque sus días fuesen una agenda apretada.

-no necesitas de escusa si no quieres hacerlo comprenderé Soren- aseguro besándole de igual forma atrapando sus labios con los propios y soltándolo con rapidez sino deseaba no era quien para obligarlo a hacer nada y aunque no lograse admitirlo le hacia sentir débil porque el habia accedido con una facilidad abrumante ahora que la pensaba y Soren…aun teniendo mas experiencia que el decidia que no quería.

Se levanto nuevamente tumbándose a un lado de la cama mientras sacaba cajas -¿te vas a quedar?- le cuestiono en voz baja no le estaba corriendo ni mucho menos pero el cuando minimo si seguía acostado terminaría durmiéndose y si Soren planeaba quedarse dormir no era una opción de modo que si se bañaba seguramente el suelo le dejaría un tiempo.

“¿Por qué no lo besas y ya? Sabes que no se resistirá Anuar que torpe eres ¿y porque te resistes? ¿Por qué no le obligas? Porque dejarías de ser tu…¿y quien eres tu?” la conversación que se llevaba acabo en su mente comenzó a dejarle un mar de preguntas ¿Qué era lo que Soren veía de el?¿que le agradaba y que no? Porque y pese a todo no seria capaz de cambiar por nadie aunque podia evitar hacer ciertas cosas, apoyo su mentón sobre la cama aun sentado sobre el suelo, observando al rubio como un niño curioso con sus iris ahora color de miel y sus mejillas apenas y ruborizadas -¿podre visitarte?- le cuestiono deseando saber donde vivia.

Se sintió sumamente incómodo con el tema, sonaba extraño inclusive en su propia cabeza, si no tenia lógica para él, mucho menos iba a poder explicarselo al pelirrojo. Y definitivamente no quería que pensara algo erróneo y terminara enojándose por su culpa. Vio al chico levantarse y buscar algo por ahí, luego preguntárle sobre quedarse o no. Soren lo pensó por unos instantes antes de responder. Él nunca había pasado el día en casa de otra persona ¿Podría confiar en Anuar lo suficiente como para pasar el día en su apartamento?.

- No se si tengas un lugar apropiado completamente fuera de la luz para mi aquí... - Comentó, imanginandose donde podría dormir, las ventanas no estaban reforsadas con madera y la luz entraría por las rendijas. - Pero si quieres puedo quedarme contigo hasta antes del amanecer - Finalizó y comenzó a jugar con los dedos, revelarle su refugio a Anuar era otra cosa casi inverosimil.

La primer cosa que Erkki le había enseñado una vez le había creado, había sido a nunca jamás revelar a otros el paradero de su refugio, humano, vampiro o lo que fuera, el refugio era como un santuario sagrado, un lugar en el que, de ser descubierto de día, sería completamente vulnerable y asesinarle sería un juego de niños. ¿Podía confiar en ese joven pintor hasta ese punto? Eso es lo que hacen las parejas normales ¿no?.

Si, pero esta no es una pareja normal. Nunca será normal y lo sabes.

Sin mirar a Anuar al rostro y manteniéndose con los ojos fijos en sus propias manos, decidió que si quería confianza, tenía que empezar a confiar también.

- La verdad... es que me da verguenza - Logró decir con voz trémula - Nunca... he estado con otro hombre antes y... nunca con una persona que... me guste tanto y me importe... - Finaliza sintiendo de nuevo el revoltijo en el estomago y todo ese montón de cosas que lo hacían sentir tan nervioso cerca de él.

Penso en realidad a su habitación no entraba demasiada luz principalmente porque le gustaba pintar con las velas como únicos testigos y en la galería lo que daba paso a la luz del sol era la puerta de vidrio que daba al balcón el baño estaba abierto por una diminuta ventana en lo alto aveces le era difícil abrirla dado la altura y el oxido que comenzaba a encajar el pestillo junto con el resto de la estructura corroída por la humedad y los años.

-puedes hacer lo que quieras- objeto observándole con seriedad mas no asi molestia porque no quería que actuase pensando en el debía actuar porque quería y asi lo deseaba no por el contrario por lo que sus caprichosos labios pudiesen decirle o dejar de decir porque muchas veces se conocía a las personas por lo que callaban y no lo que decidían contar entender los silencios era mucho mas complejo.

Observo como jugueteaba con sus manos perdiéndose en aquellos movimientos, con el mentón aun sobre el colchón, la tela que recubría la cama no estaba tendida como anteriormente, aquel punto en el que sus manos se habían aferrado se encontraba hecho una bola y levantando, habia sido vergonzoso su comportamiento mas no se arrepentía y quería pensar no llegaría a hacerlo.

¿a que se refería con aquello? ¿a porque no podia visitarlo?¿al hecho de que quisiese quedarse con el deseo para si mismo? No comprendía mas al parecer se esforzaba por decir aquello e incitarlo y cuestionarlo para hablar mas no llegaba a ser una opción del todo agradable –no tienes que agobiarte por eso- aseguro con tranquilidad sonriendo de medio lado mientras se levantaba y dejaba la ropa limpia sobre la cama –cada cual avanza a su ritmo ¿no? No te voy a obligar a correr si tu deseas caminar- murmuro frunciendo el entrecejo ¿Cuántas veces le habia repetido ya que ambos eran hombres y que nunca antes habia estado con uno? Le parecía de demasiadas y comenzaba a cuestionarse si aquello le perturbaba tanto si era asi de inusual o inmoral.

Apoyo sus manos sobre sus rodillas inclinándose hacia el acariciándole con lentos movimientos de los pulgares –se bien que la confianza se gana pero…puedes confiar en mi Soren, prometo darte lo mejor de mi- murmuro besando su frente.

{no deberías dormir ya?=)}

Después de escuchar sus palabras, todo deseo de irse desapareció tan subitamente que tuvo la impresión de que nunca lo había tan siquiera pensado. Él siempre había sido una persona lenta para las cosas, era lento cuando estaba vivo y siguió siéndolo aún después de muerto, se tardaba más que la mayoría en entender lo que las persons querían decir, sus sentimientos y esas cosas de sentido común que para muchos eran obvias y fáciles.

Y si en el pasado había evitado el contacto con la gente y había preferido vivir en soledad, sólo con el arte y la literatura como acompañantes, era porque no le gustaba ser presionado, odiaba cuando las personas querían obligarle a hablar, por poner un ejemplo, porque entre más nervioso se ponía por la presión, más estupideces terminaba diciendo y siempre terminaba con un problema peor al final. Pero Anuar parecía haberle leído la mente o algo así, para adivinar que eso era justo lo que quería.

Si no podía confíar en una persona como él ¿Entonces en quien? Aunque existieran aún muchas cosas de él que no le había revelado al pelirrojo, este sabía mucho más de él que la mayoría de la gente que lo conocía, se atrevía a pensar inclusive que sólo Erkki le conocía más (por razones obvias) y eso era mucho considerando que se habían conocido apenas unas semanas atrás.

- Gracias... - Murmuró cerrándo los ojos al sentir el beso en su frente y lo envolvió con sus manos por la cintura y en un movimiéndo rápido lo tiró a la cama quedándo abrazado a él - Además de verguenza... también tengo miedo a otra cosa - Comenta estrechándo al chico contra su cuerpo, sintiéndo el agradable calor de su cuerpo - Tengo miedo a... perder el control... me aterra la idea de que... no pueda controlarme y pueda hacerte daño - Explica undiéndo su rostro entre el cabello de él - Te deseo... demasiado... y por esa misma razón... tengo miedo -

(( ¿Me estás hechando? *Golpea a Anuar con una sarten* No tengo trabajo esta semana así que... ))

Era increíble la facilidad con que Soren podría moverlo no solo por su fuerza que era considerablemente mayor que la de el, sino también porque por mucha fuerza que poseyese con cualquier otro vampiro Anuar forcejearía por zafarse de sus brazos, de aquel abrazo al cual habia accedido sin siquiera pensárselo era increíble la facilidad con que Soren le hacia hacer cosas que no se hubiese imaginado llegar a hacer inclusive algunas semanas atrás porque y pese a no haber relevado los sentimientos por inservibles encontrar a alguien que le quisiese por lo que era se habia convertido en un sueño inalcanzable habia llegado a pensar que debía aprender a separar la realidad de la fantasía aunque tampoco le agobiaba aquel hecho no era lo único por lo que uno vivía.

Se acomodo sobre el de nueva cuenta manteniendo los ojos abiertos porque no quería dormirse de ser asi cuando despertase muy posiblemente el vampiro no estuviese ya ¿y como saber cuando le volveria a ver? Arrugo suavemente el entrecejo hundiendo sus cejas en un gesto grácil aunque no era por gracia sino por el dolor de la cercanía escondió su rostro para que Soren no se percatase de aquello no quería que lo apartase por miedo de herirlo era absurdo aveces uno debía tomar riesgos y era egoísta porque de ser alreves Anuar no se atrevería a ser nada que pudiese significarle algun problema a Soren o un daño en cualquier sentido.

-pero…has demostrado ya poder contenerte- aseguro pensando aquella vez en el consultorio de Erkki le habia mordido y tenían menos tiempo de conocerse la atracción que en aquel momento habia sentido por el no era como la que en esos momentos le embriagaba –no lo harás Soren…¿Por qué no confias en ello?- le cuestiono pasando sus brazos por debajo de Soren y sujetándose por sus hombros, apoyando su rostro en su pecho en donde su corazón debía estar y pese a no latir lograba sentir tanto como el suyo –si es necesario te demostrare que puedes controlarte porque no eres ningun animal Soren y yo confio en ti- aseguro besando su cuello.

{xD habia entendido que eran el próximo lunes}

Aquello era cierto. Había podido contenerse antes, de hecho llevaba muchisimos años conteniéndose, siempre que cazaba era exageradamente cuidadoso. Conocía muy bien los alcanzes del mosntruo que vivía en su interior y las cosas que podía hacer si perdía el control. No quería que Anuar presenciara ninguna de ellas, porque, de ser así, Anuar no lo aceptaría y se marcharía de su vida. Si se mostraba completamente para él, si Anuar descubría todo de él, esa atracción que debía sentir se extinguiría, estaba seguro. Soren nunca podía ser el mismo con nadie, porque era rechazado, debía seguir lo socialmente establecido si quería convivir con las personas.

Anuar había besado su cuello y esa sóla acción logró encenderlo de nuevo, reavivo todas las sensaciones que había estado conteniendo en su cuerpo, porque para él, el cuello era como una especie de tabu. Los vampiros mordían el cuello de los humanos, era una parte que les seducía sobremanera, pero tener a un humano besándote el cuello, era deliciosamente extraño, por la ironía y el tabu mismo de la situación, no quería imaginarse de como se sentiría si Anuar lo mordiera a él.

Debería ser como el infierno mismo.

Cerró los ojos perdiéndose en la sensación que esos labios le otorgaban a su piel e instintivamente buscó más contacto, frotándo sus caderas descaradamente con las del chico, sus manos viajando por la espalda de este una vez más, cobrando vida propia.

- Demuéstramelo - Susurró en un termino medio entre orden y ruego.

(( Nop. Es está semana, así que tendré mucho tiempo libre para este par muaha ))

Se estrecho aun mas contra el besando su cuello con esmero, atrapando con sus labios y succionando, lamiéndolo y marcándolo porque ahora era suyo, suyo y de mas nadie se apoyo con las manos en el colchon alzando su rostro mientras sus labios se movían sobre su piel, besando su cuello y mentón llegando asi hasta su comisura, le observo unos instantes abalanzando sus labios contra los ajenos conociendo la herida en su labio y cual fuese el resultado de tan imprudente y razonando acto lo aceptaría a sabiendas que todo aquello giraba entono a una sola cuestión que necesitaba plantearle a Soren y que necesitaba que este contestaste.

Porque el confiaba en el vampiro y llegaba a creer que confiaba mas de lo que el mismo lo hacia, separo sus labios mordiéndose el labio inferior con suavidad aunque la finura de la herida habia dejado brotar nuevamente aquella escarlatina sangre rozo su labio inferior con los del vampiro esperando su reacción, dejando sus labios entre abiertos frente a los de el, quería demostrarse y demostrarle que no llegaría a herirle ¿cierto? Porque eso era lo que el quería pensar y que muy a su pesar creía ya haber presenciado aun asi, no dejaban de ser sus instintos.

-puedes beber lo que de mis labios corre…pero no me vayas a morder- murmuro porque si lograba contener encajar sus colmillos aun en contacto de la sangre no veía que podia suponer una mayor fuerza de voluntad que aquello. Sentia el roce que incitaba el mismo ante sus cuerpos ¿debia?¿debia satisfacerlo aun al contrario de lo que le habia dicho? Divergió observándolo analizando sus gestos, le aprecia quizá mas de lo que debería y no haría anda que Soren no desease aunque su cuerpo se lo pedia a gritos aguardaría.

Los besos del chico parecían envolverlo como una fuerza invisible que le impedía pensar o razonar. Sus labios viajando por su cuello hasta su mentón sólo lograban que la excitación aumentara en su cuerpo como una especie de enorme olla a presión, la temperatura la haría explotar, Anuar le haría explotar con todas esas sensaciones que lo envolvían. Quería confiar en Anuar, porque el chico había demostrado que confiaba en él aún sabiendo que era un vampiro, un asesino en potencia que podría acabar con su vida fácilmente si así lo quisiera. Quizás era el momento de dejárse llevar y entregarse completamente.

Acaricio la espalda del chico suavemente, siempre conteniéndose, aunque realmente deseaba tocarle con pasión y entonces fue cuando creyó que estaba controlando la sitación que el pelirrojo lo dejó de piedra con lo que hizo. Se mordió sus propios labios y se los ofreció permitiéndole beber. El liquido rojiso bañaba sus labios dándoles el aspecto que los labios de una damicela debería tener, lo dudó por unos instantes... ¿Podría contenerse? ¿Podría no mordelo? Dios, como deseaba morder esos labios y enterrár los colmillos en su cuello...

Con manos temblorosas, agarró a Anuar por los hombros y lo atrajo contra si mismo, quedando Soren recostado en el colchón y el humano sobre él, pasó una mano por la nuca del joven pintor para acercar su cabeza y entonces le besó finalmente los labios. El dulce sabor de la sangre se filtró en sus sentidos furiosamente, llenándolo todo, anulando todo pensamiento que tuviese en el momento, chupó ese labio delicioso con dedicación, disfrutando del liquido espeso que bajaba por su gargánta haciendo que todo su cuerpo se tensionara, sus manos se aferraron a la cadera de Anuar, como en un vano intento de tener más contacto con su piel.

Logró separarse apenas un par de milímetros, con la respiración agitada lo cual era bastante inusual, teniendo en cuenta que él no se 'agitaba' del mismo modo que un ser vivo lo haría, pero su pecho subía y bajaba como si respirara agitadamente, quizás gracias al poder de la sangre.

- Muérdeme - Le rogó con una voz que no parecía la suya, era la voz de una persona que se había rendido al deseo.

Le permitió mover su rostro a su antojo percatando de cómo observaba su labio como una presa moribunda a la cual estaba apunto de atacar, indeciso en cuando seria el momento de dar el ultimo aliento, no cerro los parpados cuando sujeto su labio con arraigo, sentía que de un segundo a otro decidiría arrancárselo y encajando sus colmillos lo haría tajos destrozándolo porque bien sabia que podia hacer eso y mucho mas si se lo propia, mantenía los labios entreabiertos dejándole ser con su labio, permitiéndole beber sin asi llegar siquiera a pensar en brindarle su cuello porque y sin mentir la experiencia habia sido placentera pero no era un simple contenedor de sangre y odiaría que le viese como uno asi que no haría nada para que pensase de esa manera.

Sus palabras llegaron a sus oídos como ordenes de un alto mando, unas que no podia ni quería desacatar, acerco sus labios a su cuello besándole primeramente humedeciendo con la lengua la zona que alaria con sus dientes, sujeto con delicadeza parte de aquella fina piel y tiro cuidando no dañarle con su débil dentadura humana, dejando unas casi imperceptibles líneas rojas sobre su blanca piel, besándole nuevamente como pretendiendo sanar cualquier herida que le hubiese podido producir aunque sabia bien que era imposible por la poca fuerza que habia utilizado.

Le mordió nuevamente de forma juguetona, sonriendo contra su piel y alzando el rostro para observarle -¿asi?- le cuestiono haciéndose hacia atrás, quedando sentado sobre su abdomen, le observaba con curiosidad, bajando y subiendo su cálido tacto, rozando sus costados y acariciando sus pezones, observándole de soslayo, deteniéndose, porque no quería que se entregase a el bajo los efectos de la sangre no quería que aquel fuese el incentivo para hacerle hacer cosas que de otra forma no se atrevería.

-lo ves- le cuestiono limpiándose la poca sangre que yacía sobre sus labios con el dedo índice –lograste contenerte- aseguro con calma pasando su dedo por los labios de Soren para impregnarle de aquel liquido escarlatino.

Anuar le había mordido. Sus labios delicados y frágiles se habían cerrado sobre su cuello y sus dientes de marfil se habían enterrado en su piel. Que pecado tan delicioso era ese, un humano mordiéndole a él, al vampiro, cerró los ojos con fuerza reprimiendo una exclamación de placer con todas sus fuerzas, porque aquello le avergonzaba, que se excitara tan desmesuradamente sólo por un mordisco en el cuello era algo inusual y vergonzoso.

Pero aunque hubiere reprimido ese grito, gemido o lo que fuera, su cuerpo se estaba encargando de mostrar las señales obvias de su excitación, temblaba ligéramente, estaba duro como el infierno y la expresión de su rostro, era como si, no hubiese un mañana, como si esa noche fuera a morir y esa fuera su última voluntad antes de irse al abizmo para siempre.

- Sí... así - Logró murmurar abriéndo los ojos, para observar como el chico le acariciaba el pecho, mordiéndose el labio inferior y tragando saliva cuando esos dedos delicados se ceñían a sus tetillas. Anuar parecía muy confiado, tanto que, le había hecho probar su sangre de nuevo usando su dedo para esparcirla en sus labios.

Dios, el chico no tenía ni idea cuan erótico ese gesto había sido. Él allí sentado sobre él, teniéndo el control, dominándole con su sola presencia y con ese liquido maravilloso que podía doblegar su voluntad en segundos. Hasta ese momento, Soren no había sido consciente de cuanto deseaba ser dominado...

Maldito pervertido... eso es lo que eres

Se relamió los labios dejando que la sangre entrara en su boca y su sabor le llenara por completo una vez más, luego con una voz entrecortada, le rogó - Poséeme -

Le observo unos instantes sonriendo y negando –no quiero- le dijo tranquilamente porque si se lo hubiese dicho antes hubiese dudado quizá pero podría haberle seducido e incitarlo a hacerlo ahora, a sabiendas de lo que su sangre y muy posiblemente la de cualquier otro hacia con la persona del vampiro, no le parecía ni de lejos una buena idea, porque eran impulsos causados por aquel otro Soren que aparecia en contacto con el liquido vital.

-no quiero que sea solo porque la sangre te incita a hacer y decir cosas…- le explico suspirando ampliamente apenado por dejarle de aquella manera y no verse capacitado para proseguir ¿poseerle? Debía ser una broma minutos atrás le habia sacado una escusa cualquiera, que el debía descansar y ahora asi sin mas después de haberle brindado su sangre se lo pedia, le rogaba que lo hiciera debía admitir le costaba negarse pero sabia bien sus principios si es que aun poseía alguno.

-te quiero y lamento dejarte asi Soren…pero antes no has querido –le dijo con tranquilidad observando su pecho, apoyando sus manos sobre este e inclinando su cuerpo hacia enfrente -¿Por qué has decidido cambiar de opinión?- le cuestiono relamiendo sus labios para borrar todo rastro de sangre de ellos Anuar era una persona que no solo actuaba por creencias y pensamientos sino también en base de las acciones ajenas, podia aun hacerle cambiar de opinión o podia alejarlo hasta el grado en que decidiese levantarse.

Sus dedos rozaban su piel ya no fría sino templada en un calor inusual, le acariciaba con la llema de sus dedos aquellos delicados y dedicados en la tarea encomendada, delineo el contorno de sus costillas esperando una respuesta con el resto del cuerpo estático, agradecía haber tenido la idea de ponerse los pantalones de aquella manera el contacto directo no le causaba mayor inconveniente porque ahora Soren no le sometia sino que se encontraba encima de el rogándole que le hiciese suyo y asi de torpe era el para no acatar una orden que añoraba.

–no quiero-

Las palabras lo golpearon como si alguien le hubiera disparado directamente en la cabeza. Abrió los ojos de par en par como volviéndo de un sueño y la cruda realidad apareció frente a sus ojos. Él chico no quería y así era como estaban las cosas. Ese chico podía manipularlo de esa forma y él estaba completamente indefenso ante ese poder.

Parpadeó y arrugó el puente de la nariz al escuchar sus palabras, hablaba de eso con una tranquilidad tal como si él pudiese entender como demonios la sangre funcionaba para los vampiros, como esta les hacía sentir. Sintió una extraña cosa que le carcomía por dentro, era como una mezcla de rabia y decepción. Anuar no era nadie para juzgarle de esa manera...

Claro que es alguien, ahora son pareja ¿No lo recuerdas? déja que te refresque la memoria pequeño idiota, fuiste tu quien se lo pidió, así que ahora no vengas a quejarte, actuando como un bastardo egoísta, cuando tu mismo decidiste que serían dos...

¡Mierda!. Giró su rostro hacía un lado aún mudo sin poder responder a la pregunta de Anuar. ¿Porqué había cambiado de opinión? No sabía si estaba seguro para aceptar aquello, no era sólo por la sangre, aunque no podía negar que eso le había impulsado, sin embargo había algo más, estaba empezando a confiar y 291 años sin confiar en nadie, sin abrirle su corazón a nadie tenían mucho peso, era dificil acostumbrarse en un par de semanas. Pero ahí estaba, dejándose llevar, porque a veces cuando dejaba de pensar y razonar las cosas era cuando, podía actuar con libertad, porque cuando pensaba, terminaba haciéndo las cosas que eran lo 'correcto' y no lo que realmente quería.

Detenerse abrutamente para hacerle pensar y cuestionarse en cosas que había finalmente logrado alejar de su mente para abrirse hacía él, le dejó un mal sabor en la boca. Las cuestiones volvían a su cabeza y la razón comenzaba a dominarle y cuando eso pasaba...

- No es sólo por la sangre - Murmura avergonzado de su comportamiento, sentía como si entregarse de esa manera hubiera estado mal - Y creo que tienes razón... será mejor dejar las cosas así por ahora -

Se mordió el labio inferior observándole aquel gesto que habia tomado en el circo aquel mismo que descubría ahora a que se trataba, le tomaria tiempo percatarse de su lenguaje corporal y no el verbal puesto que con ese no podia descubrir que era lo que prefería no decirle, sintió el impulso de abrazarlo y pedirle perdón de explicarle todo aquello pero no era ya tiempo no habia motivos para aquellos ¿excusarse? Si habia hecho algo debía atenerse a las consecuencias y no intentar evadirlas.

Arrugo el entrecejo sin atreverse a mirarle –lo lamento Soren…en verdad- murmuro inclinándose para besarle en la frente al final se quedo estático a varios centímetros lejos de el, seguramente estaba decepcionado y todo por no lograr confiar que no era simple libido de vampiros lo que le habia incitado a aquello, Soren le habia satisfecho sin quejica y el se habia comportado como un verdadero…”maricon” la palabra le recordó a aquel hombre y le era ya visible su rostro pronunciando aquel adjetivo.

Se levanto con lentitud observando el suelo y sin mas entro en el baño sin tomar antes la ropa, no podia verle de aquella manera a sabiendas de que habia sido su culpa aquello, pego su espalda a la pared dejándose caer hasta que sus sentaderas golpearon el suelo suspirando ampliamente y observando el cielo raso –eres un torpe- murmuro sabiendo que nada de lo que dijese o hiciese haría que lo pasado se olvidase, no podia recompensarlo no por lo menos en aquellos instantes porque seguramente Soren no quería verle y el…el no tenia el coraje de verle de frente por eso se habia ido a esconder al baño tal cual sucedia en su infancia después de una discusión era su forma, de evitar sentir la mirada recriminatorio y se pregunto entonces si cuando saliera Soren seguiría ahí.

No tenia porque en verdad que no pero deseaba que fuese asi, aguardo unos instantes acomodando sus pensamientos, el quien jamás se habia preocupado en los sentimientos de otros ante sus acciones y palabras se encontraba ahora formulando la mejor disculpa, sabia bien que aveces la palabra no valían tanto como las acciones, acciones eso debía hacer tomar cartas en el asunto ¿disculparse? Lo habia hecho ya demasiado un perdón era una novedad salir de sus labios, dos eran un milargo, de modo que las acciones era lo que le quedaban. ¿Cómo pedir perdón por lo que era? Porque le importaba demasiado como para serle indiferente como con el resto de las personas “estas cayendo Anuar” abrió la puerta del baño saliendo por segunda vez de ella en lo que iba de noche, avanzo con la mirada gacha hasta una pared, sobre la cual se recargo sin mirarle.

Le molestaría que todo se fuese por la borda por algo como aquello -¿sigues aquí?- le cuestiono al aire virando hacia uno de los estantes, comenzó a mover unas cajas y platos con objetos dentro hasta que saco un diminuto dije de plata en el cual se exhibía un trébol de la buena suerte y una paloma encima de el, no era muy creyente de la religión o Dios pero lo mantenía consigo como algo de la buena suerte algo que le habia pertenecido a Angeliqueé, lo enrollo escondiéndolo sobre la palma de su mano.

Anuar se había disculpado y le había besado en la frente, a pesar de todo Soren aún sentía el deseo de volver a besarle, que sus manos tibias recorrieran su cuerpo y volver a caer en ese estado placentero de seminconsciencia, pero el chico estaba decidido a otra cosa, se había levantado y se había metido en lo que creía era el baño. No sabía si estaba huyendo o si simplemente necesitaba ir. Se quedó recostado mirándo al vacío con una sensación de desasociego que nunca jamás había sentido.

En el pasado, se había sentido frustrado sexualmente en muchas ocaciones, pero se había acostumbrado, porque creía que, ninguna persona podría interesarse en él y que él mismo no sería capaz de conquistar a nadie, de ser el objeto de deseo de alguien. En el pasado nunca había soñado con enamorarse y tener una relación con alguien porque simplemente el amor estaba fuera de sus posibilidades. Él era un no-muerto ahora, un condenado y aunque intentara por todos los medios convivir en sociedad como el resto, no podía olvidar el hecho de que no era humano, así que sentimientos como el amor, estaban fuera de su alcance. Había sobrevivido mucho tiempo sin fijarse en nadie, sin apegarse a nada, viendo morir a las personas que conocía y aceptándolo como algo natural, porque para un ser sobrenatural como él, esa era la realidad.

Ahora de repente un chico humano aparecía de la nada en su vida y un par de semanas después se encontraba comprometido con él en lo que la gran mayoría del mundo añoraba; una relación. Y era extraño no 'añorar' eso también, pero al convertirse en vampiro había dejado de desear muchas cosas que de humano deseaba. Que irónico, quien iba a pensar que lo conseguiría aún después de tanto tiempo. Buscó la camiza y se la colocó tomándose se tiempo, luego se agachó y recogió del suelo el chaleco y el pañuelo rojo, anudándoselo al cuello, aún sentía su cuerpo caliente, pero en un rato volvería a estar tan frío como siempre.

La voz de Anuar lo tomó desprevenido y se giró para observarle recostado contra la puerta. - Eh... sigo aquí... si - Comentó incómodo con la pregunta, porque había sonado como si quisiera que se fuera. Agh... iba a enloquecer pensando y suponiendo cosas por lo que decía o como actuaba Anuar, de seguir así se volvería paranoico y terminaría como Erkki. Se asomó por la ventana y por la posición de la luna, dedujo que le quedaban aún dos horas antes de que el sol despuntara por las montañas. Se sentó en la cama de Anuar de nuevo, no encontrando nada más productivo que hacer.

Suspiro ampliamente mirándole de soslayo ya con toda la ropa puerta y el seguía con el pantalón y el torso al descubierto, avanzo hasta el sentándose con algo de esfuerzo a su lado no porque algo le doliese sino muy posiblemente porque aun sentía aquella incertidumbre en su interior ¿estaria molesto con el? No sabia si quería o no saber no estaba seguro de llegar a aceptar alguna palabra recriminatorio.

Extendio su mano dejando perder el dije de la cadena sujeta con su mano, le observo unos instantes en silencio –quiero que lo tengas- se limito a decirle ensimismado en aquello mejor seria pensar en otras cosas antes de darla tantas dudas a sus pensamientos que terminaría por agobiarle enormemente, terminaría no queriendo –es algo asi como mi medalla de la buena suerte- le indico tomando su mano, dejo el dije sobre este cerrándola y soltándola sin verle, porque sus ojos no reflejaban el hastió de siempre sino una vergüenza y decepción para consigo mismo.

-lo tengo desde que huy de casa cuando niño lo traia siempre mi hermana…- le indico en voz baja pensando que le habia dado suerte toda su infancia, ella no habia tenido problemas, ella jamás se lastimaba a ella le cumplían sus caprichos y anhelos, tenia inclusive un hermano que mas que familia parecía su lazarillo, le seguía a donde iba sin reproches ni malas caras, jugaba con ella aun cuando deseaba descansar, le hartaba también y terminaba gritando pero siempre habia después consecuencias que debía aceptar si o si pero y sin previo aviso la suerte le habia abandonado dejándole por nodriza el cruel destino acogiéndola en su cuna de infortunio, la habia abandonado un dia y no habia logrado saber mas de ella.

-no es necesario que lo uses…solo que lo tengas- se encogió de hombros virándose indeciso, beso su mejilla con rapidez como un niño acongojado apoyo su mejilla sobre su hombro rodeándole con ambos brazos por la cintura aguantando nuevamente el sueño, aquel maldito que no le dejaba en paz.

Se sorprendió bastante con el regalo. ¿Porque de repente?, se quedó mirándo el dije en la palma de su mano, un bonito trebol y una paloma. Había leído alguna vez que en no se país, se consideraba el trebol como amuleto de buena suerte y la paloma, tenía la obvia connotación cristiana de mensajera de Dios, la pureza y la paz. Algo tan bonito y puro en manos de una creatura de ultratumba, de un ser de la noche olvidado por Dios. La molestia que sentía momentos antes desapareció para ser remplazada por la felicidad que ese pequeño objeto le estaba otorgando.

Porque no era cualquier dije comprado por ahí en la calle, era una reliquia familiar que había usado su hermana durante la infancia de él y Soren ya se hacía una idea de cuan importante era para Anuar el recuerdo de su hermana. A lo mejor de eso se trataba, de esa manera era como se construía una relación, paso a paso, permitiéndo que el otro entrara lentamente y afrontando las experiencias.

- La usaré - Dijo esbozando una sonrisa, algunos rastros de sangre seca aún visibles en la comisura de sus labios - Gracias - Agregó recibiéndo gustoso el beso en la mejilla y el abrazo. Cerró los ojos por unos instantes y se repitió una y otra vez, que si quería avanzar, tenía que dejar de retroceder con cada paso.

Se separó de Anuar y se llevó las manos al cuello y por primera vez en esa centena de años, se desabrochó la cadena que tiempo atrás, Anatole había dejado para él, la tomó con sumo cuidado, como si esa cadena valiera más que su propia existencia.

- Siempre he llevado la cadena de Anatole -Comenzó a decir mientras metía el borde de esta por el diminuto aro del dije que le había dado Anuar - Porque... no quería olvidar que alguna vez había existido alguien como él y porque... recordando ese sentimiento, me sentía más humano - Terminó de poner el dije del trebol y este tintineó nítidamente al golpearse contra el dije de media luna, corroído por el tiempo.

Bordeó a Anuar con sus brazos y le besó en la punta de la nariz. Luego le atrajo contra si mismo y lo obligó a acostarse con él en la cama.

- Faltan dos horas para que amanesca -Dijo al fin - ¿Cuando nos volveremos a ver? -

Escucho lo que tenia que decirle observándole con tranquilidad, suponía y por un segundo pensó en siglos después de aquel preciso dia Soren observaría su cadena con aquellos dos dijes colgando de ella aquellos dos objetos que le recordaban dos personas que no se encontraban ya con el ¿Qué no lo hacían?¿porque habia pensado en algo como aquello? Porque quisiese o no el tiempo seguía transcurriendo para el ¿Qué fechas eran? Muy posiblemente estuviese a punto de sumarse un año mas a su humilde colección y Soren, el se mantenía y se mantendría asi tanto cuanto el desease aunque de esas cosas le parecía mejor no hablar en esos instantes sino solo cuando la situación lo ameritase.

-uno es tan humano como pretende serlo- aseguro entrecerrando los parpados al sentir su beso y sus brazos rodeándole el cuerpo y tumbándolo junto a el, se acurruco en el sujetando a su camisa, porque no deseaba que se fuera aunque habia comprendido ya que debía hacerlo –puedes venir cuando quieras aunque supongo que es mi turno de invitarte a algun lado- aseguro pensando los pocos lugares a los cuales podrían ir ¿pocos? Tantos cuantos abriesen por las noches, se lo pensó largos instantes porque no quería que les volviesen a recriminar por algo que si bien era nadie tendría porque juzgar el intentaba no hacerlo en la medida de la posible aunque y como buena persona con raciocinio poseía un criterio que aveces destructivo le hacia creer cosas.

Parpadeo cancinamente –podriamos ir al parque…- murmuro cerrando los parpados sintiendo aquel punto medio entre el letargo y la conciencia y aun de esa forma su mente se formulo cuestiones que no habían sido resultas en todo lo que iba de noche -¿le diras a Erkki?- le cuestiono por lo bajo pensando en su reacción no esque sus sentimientos le importasen demasiado mas si lo que podia llegar a hacer por ellos, le habia intentado matar ¿no? Por haber sido salvado sin asi pedirlo.

No se percato cuando pero en algún momento de sus pensamientos quedo dormido, con su mano afianzada a su camisa y el rostro flojo presa del cansancio de aquel y otros días, con el parpado matizado de violeta en contraste con su pálida piel y obscuras pestañas que como tela exótica se doblaban hacia arriba aun con su falta de extensión, como un niño con una nana se habia quedado dormido.

- ¿El parque? Me parece bien... aunque tenía otro lugar en mente, ¿Sabes que abrieron el Luna park hace poco? Dicen que está genial - Exclamó con entusiasmo, comenzando a acariciar el cabello del chico otra vez, a veces le parecía que su cabello era como las olas de fuego que lamíeron la olla en la estufa mucho más temprano cuando habían cocinado la sopa. - ¿A Erkki? umm, si ¿Porqué no?, se llevará una gran sorpresa, su cara será digna de un retrato -

- Oye... ¿Que te parece en dos días? Mañana tengo clase, así que no puedo, pero tengo el día libre el miercoles, porque hay una reunión de docentes en la facultad, será corta, creo que terminará al rededor de las 8, así que podríamos vernos a las 9 en... ¿Eh? ¿Anuar?... se durmió este tonto...- Suspiró observando el rostro apacible de Anuar, su pecho subiendo y bajando tranquilamente con la acompasada respiración. ¿Quien lo diría? Nunca se hubiera imaginado que velaría el sueño de un humano.

Se quedó algo más de una hora, simplemente allí recostado al lado de él, disfrutando del calor que emanaba su cuerpo, sintiendo que el suyo volvía a la normalidad. La 'frustración' no había sido tan difícil de llevar después de todo. Simplemente había dejado de pensar en ello, porque estaba más contento por lo del dije que por el problema en la cama. Ya tendría tiempo de solucionar eso. Un rato después cuando faltaba sólo media hora para el amanecer, se levantó de la cama y acomodó a Anuar, colocándole una almohada bajo la cabeza y cubriéndolo con una manta, luego se dirigió a la mesita y tomó el cuenco con lo que quedaba de la sopa y lo depositó en la olla y la tapó para que no le fuera a caer ningún bicho, podría bebersela en la mañana cuando despertara.

Cuando creyó que dejaba todo en orden, salió de la casa del chico, corriendo por las escaleras abajo y luego perdiendose en los callejones oscuros de Paris.

(( ¿Terminamos el tema aquí? D:? ))

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