Un Lienzo y una sandía (Anuar & Soren + 18)

Recuerdo del primer mensaje :

Y de repente se encontraba frente a la puerta de la galería de Anuar Dutuescu.

¿Como demonios había llegado a ese lugar? parecía como si todo lo anterior hubiera pasado en sueños, pues no era realmente consciente de que sus pies le habían traido a ese lugar, pero allí estaba, de pie, sin atreverse a tocar la añeja puerta de madera. El agrio sabor de la decepción aún se podía sentir en su boca, desde la última vez en que se habían visto en el circo. Recordaba que luego de alejarse del lugar había vagado por ahí sin rumbo fijo y de alguna manera había vuelto a su vida rutinaria normal, como si aquel momento compartido con Anuar no hubiese pasado nunca ¿Pero a quien quería engañar?, no había dejado de pensar en eso todo el maldito fin de semana, por más que intentaba distraerse en otras cosas, de alguna manera el mundo se encargaba de recordarle las últimas palabras del joven pintor.

¿Porque las cosas malas pesaban más que las cosas buenas? se encontró reflexionando, ¿porque era el desasociego y la desilución del final de la velada lo que había quedado fuertemente impresionado en su corazón como las láminas litográficas grabadas con solución de ácido nítrico y goma arábiga? No tenía la más remota idea por que una vez más no tenía una experiencia con la cual comparar aquello. Entonces ese hombre de apariencia humilde y pronunciado bigote, había llegado a la tienda con un cuadro debajo del brazo.

- Mi esposa se lo compró a un pintor Parisino - Había dicho el hombre, enseñándole el cuadro - Seguramente se conmovió por el jodido chico, pero estos son lujos que sólo los ricos pueden darse... ¿Cuanto cree que puede darme por él? - Antes de responderle, Soren parpadeó aturdido al notar la firma en el cuadro: Anuar Dutuescu.

Le había dado cien de los grandes al señor y este casi le había besado de la felicidad, ya no recordaba cuantas veces el hombre le había bendecido y todos los santos y virgenes que le había asegurado, le cuidarían el resto de sus días por su desmesurada generosidad. Lo único que Soren sabía era que, ese era el primer cuadro de Anuar que veía y no había forma de pagar por un pedazo de su corazón.

El cuadro en cuestión tenía a una solitaria figura recorriendo una calle, matices grises, marrones y negros predominaban en el fondo, mezclados entre pinceladas disparejas, con una clara influencia impresionista, acentuando así la sensación de vacio y melancolía. El hombre por el contrario, se veía más nitido, Soren acercó el cuadro a su cara hasta que su nariz casi tocó el lienzo y aspiró el olor de la pintura. Justo como pensaba, oleo en el fondo y una inusual conbinación de tinta litográfica para la figura, dandole así un contraste de textura gracias a los diferentes compuestos de ambas técnicas.

Y entonces pasaron otras dos noches en las que, se la pasó pensando en si sería buena idea ir o no a visitarle (ya que muy amablemente el hombre le había revelado la dirección de la galería) por un lado la curiosidad de ver más de esas creaciones lo impulsaban como crítico, como profesor y como artista amateur... pero por otro lado... Quería verlo.
Quería decirle... ¿Que le diría? No tenía idea. Lo único que sabía era que ahora se encontraba de pie frente a la puerta de la galería, tras 30 largos minutos, completamente paralizado y sin poder mover su mano para golpearla.

Maldita sea ¿Que demonios hacía allí de pie sin moverse con una enorme sandía verde debajo del brazo?.

Sintió la lengua de Anuar recorriendo el interior de su boca y la adrenalina que movía su cuerpo se hizo aún más intensa, porque era correspondido. En su impulso inconsciente no se había detenido a pensar en si Anuar correspondería o no y ahora que se detenía a pensarlo, quizás había sido la revelación de Anuar de que, había querido verlo de nuevo, lo que lo impulsó a saltar sobre él como si fuera una presa.

¿Y es que acaso no lo es Soren? ¿No estás cazando lentamente a Anuar?

No. No quería verlo así, aunque no sabía de que otra forma verlo pues durante toda su existencia los humanos se habían divido en dos, las presas y los intocables. Anuar no era ninguno de los dos, aunque tenía algo de ambos, le deseaba como a una presa, deseaba su sangre y la textura de su cuerpo, al mismo tiempo lo sentía intocable, porque... sentía que un invisible lazo afectivo ya le ataba a él y por lo mismo no debería afianzar el contacto, no debería volver a probar su sangre. Era un pecado imperdonable...

Pero ahí estaba Anuar, permitiéndole besarle amplia y profundamente, tentándole con su pierna, como la serpiente había tentado a Eva en el paraiso. Separó los labios rompiendo el beso y mordisqueó su labio inferior, luego su mentón, rozandolo apenas con sus colmillos, haciéndole cosquillas, más bien parecía un gato curioso que descubría un nuevo territorio. Dios, cuanto deseaba poder seducirlo de verdad, sentir que tenía la capacidad para que Anuar se entregara por completo a él y le deseara... porque quería sentirse deseado. Porque quería creer, que alguien como él podía ser el objeto de deseo de otra persona.

- Te extrañé... - Murmura al fin entre los mordiscos.

Apreto los parpados al sentir como mordisqueaba su labio, su rostro no era precisamente como Soren debía recordarlo y estaba también mas sensible, y seguramente de pasar sus colmillos por las heridas terminaría abriéndolas nuevamente auncreia que habia tenido suerte de salir tan bien parado de aquella, suerte y la ayuda de la bruja que habia salvado.

“estas idiota Anuar” pensaba repetidas veces mientras estremecía por el tactos de los marfilados colmillos del vampiro contra su tersa y calida piel, moviendo débilmente sus manos bajo las del peso de Soren ¿Por qué no le permitía acariciar su cuerpo? Eso solo le hacia perder mas la cordura y cordura le comenzaba a faltar con todo aquello “para ahora que sabes que puedes, después sera tarde, para ahora que el no sabe” intentaba acallarse a si mismo porque aquella voz no era un segundo sino el mismo intentando no herirse.

-no sabes cuanto- murmuro observando de soslayo el cuello abierto de su camisa, su pierna se doblo apoyando la suela sobre la cama, quedando como una v y rozando con su muslo la pierna ajena sentía la proximidad de una manera en que no se hubiese imaginado antes una escena en la cual aun no podia plantearse, por ser aun demasiado irreal, quizá demasiado fantaseosa, era un soñador y nada podia hacer al respecto.

Bajo su cuerpo con algunos torpes movimientos para rebuscar con sus labios el cuello ajeno, besándolo con sutileza –podrias soltarme- le pregunto con cierta inocencia no intencional, como muchas otras cosas solo sucedían. Sus labios acariciaban su fría piel haciendo un camino de su omoplato a su comisura como marcando…¿marcando? Apoyo su mejilla contra la de Soren intentando controlarse nada era suyo ni nada lo seria “dejalo ya eres también pesimista, piensa lo peor” no queriendo asi rebusco nuevamente sus labios con ansias no quería dejarle ir no quería ni lo haría "¿y si el se aleja? es te dolera mas Anuar ¿doler? no planeo vivir pensando en el que hubiese sido ¿no?" demasiadas cuestiones le turbaban el pensamiento de modo que, prefirio dejar solo la esencial ¿queria?.

En medio de su impulso inconsciente, Soren no se había detenido a pensar en las heridas de Anuar. Estas habían dejado de tener importancia una vez el chico había dicho que quería verle, todo lo demás había pasado a un segundo plano de hecho, pero al besarle y mordisquearle, había notado la textura diferente de una piel lacerada por un golpe anterior y en proceso de cicatrización. Sintió la pierna de Anuar presionandole en un lugar íntimo, desconcertandolo por segundos, haciéndole pensar en si aquello era intencional o sólo circustancial.

Le soltó casi inmediatamente cuando el chico se lo había pedido. Porque ese era el Soren de verdad, si hubiera estado sediento habría sonreído sádicamente y sus manos se habrían cerrado aún más fuertemente en los brazos de Anuar impidiéndole moverse y lo habría dominado por completo, sin darle ninguna oportunidad de oponerse. Pero siendo el mismo, no tenía el valor para imponerse y dominarle.

- Lo... siento - Murmuró pensando que quizás Anuar se habría molestado por su impulso. - No...te molestes yo...mmm no pensé - Intentó explicar pero sin quitarsele de encima, había algo hipnótico en esos ojos que le mantenía allí aún en cuatro sobre él, esta vez, apoyando las palmas de sus manos contra el colchón. Entonces escuchó el siceo de la sopa al ebuyir tanto que se estaba regando por los bordes de la olla y estaba cayendo en el fuego del horno, evaporandose en el calor.

Sin decir más nada, Soren saltó hacía atrás con esa habilidad característica de los suyos y en un segundo estuvo al frente de la olla, el fuego del fogón se había avivado más de la cuenta y la sopa se estaba regando inevitablemente. Entonces pasó algo extraño, el vampiro se quedó petrificado observando las llamas que subían perezosas por los bordes de la olla, observando ese amarillo intenso emanando un calor que tenía el poder de destruirlo. Así era, allí estaba de frente a las pocas cosas que podían realmente acabar con él; el fuego.

Un inesperado miedo lo embargó. Se quedó quieto sin poder tomar la olla, aterrorizado y avergonzado al mismo tiempo.

- A...nuar... - Logró decir - ... ¿Podrías... apagarlo? La sopa... se...está regando...-

-no tienes porque disculparte- aseguro en voz baja sonriendo de medio lado no veía ciertamente porque se disculpaba por algo de lo que uno debía sentirse apenado, algo indebido y cuando minimo a el aquellas acciones no le parecían ni unas ni otras, por el contrario las apreciaba, le alegraban y entusiasmaban en un modo que callaba celosamente porque nadie podia saber aquello y seria algo que solo el decidiría cuando decir aunque con Soren las palabras parecían solo salir fructuosas de sus labios –no hace falta pensar…porfavor no lo hagas- murmuro casi suplicantemente en un susurro acallado, tarde habia sido Soren se habia hecho hacia atrás con rapidez, no le importaba que no le besara ni que sus manos se mantuviese sobre las suyas impidiéndole acariciarlo no quería ser aquel abismal espacio que les separaba.

Se apoyo sobre los codos en la cama enderezando la espalda y observando la ebullante olla, el agua salía despedida hacia arriba burbujeante y aun asi de calida caia sobre las lenguas de fuego evaporándose en cuestión de segundos nisiquiera era una escena visible, observo…¿Qué tantas cosas tenían esa capacidad de destrucción? No muchas y sin embargo las mas esenciales.

Escucho su nombre y se levanto al instante enarcando una ceja ¿era acaso?...no el no era quien para juzgar sus miedos, se acerco con tranquilidad sujetando la mano de Soren para tirar de el hacia atrás y colocarse frente al vampiro, entre el y la olla, observo unos instantes la olla chorreante frente a el, algunas cálidas gotas le salpicaron los brazos aunque le resto importancia, apago el fuego virando el rostro cuando el agua salpico por ultima vez de forma mas pronunciada quedándose seguidamente estática y calma en la olla.

Sonrio de medio lado observando el contenido –cres que alla quedado bien- le cuestiono con tranquilidad buscando con la mirada algun tazon, debía tener uno en algun lugar olvidado de los estantes y gavetas perdidos –como sabes cocinar…has dicho que vivías en un castillo y tenias sirvientes…- le cuestiono tomando el tazon y colocándolo a un lado de la olla, suponía que si Soren estaba haciendo aquello era porque quería verle comer…o quizá se trataba de otra cosa cual fuese el caso no tenia motivo para negarse.

No sabía que le había pasado. Podía ser el vampiro más cobarde del mundo, pero no solía petrificarse contra ollas calientes vertiendo sopa. ¡Había enfrentado hombres lobo por el amor a dios! y muchas otras creaturas también. Pero el fuego... el fuego le aterraba como ninguna otra cosa, siempre que observaba una llama medianamente grande, la visión de esa mujer quemada en la hogera frente a los ojos morbosos de todos en Estocolmo, hacía 150 años, llegaba a su mente inevitablemente. Además las quemaduras se demoraban más en sanar y dolían mucho más.

Observó a Anuar buscar el cuenco y cuando encontró uno, Soren usó un trapo viejo para tomar la olla por el borde y vertió el contenido en el cuenco. Ciertamente olía delicioso, pero no estaba seguro del sabor, su sentido del gusto se había ido marchitando con los años casi hasta el punto en el que casi todo sabía a desabridas cenizas. Se sentó en la mesita de madera y quitó la enorme sandía de allí para remplazarla por el cuenco con la sopa. Dejó la sandía en el suelo y esperó a que el humano se sentara también.

- Me siento nervioso - Comentó mirando a Anuar con una medio sonrisita - Es la primera vez que cocino para alguien en más de 200 años - Hizo una pausa a la expectativa de que Anuar probara la sopa e hiciera una mueca desagradable o algo, había aplicado la receta al pie de la letra, pero no la había probado - Es verdad, teniamos sirvientes que nos hacían todo, inclusive no tenía que vestirme por mi mismo - Le explica apoyando un codo en la mesa y posteriormente la palma de la mano en la mejilla - Pero como te dije antes, tenía una buena relación con Izaak, sentía curiosidad por él y sus gentes, así que cuando iba a las tiendas donde dormían los esclavos, la madre de Izaak, solía ofrecernos sopa de verduras cuando nos quedabamos demasiado tiempo enfrascados en la lectura - Dejó escapar un largo suspiro y su vista se perdió en algún lugar - Un día le pedí que me enseñara a prepararla, porque era deliciosa, inclusive más que la comida del castillo, en realidad...en el castillo se comía muy bien, pero esa simple sopa... estaba preparada con amor y me creas o no, sabía mucho mejor que cualquier otra cosa. Y... ¿bien? Quiero saber si he honrrado la memoria de la madre Izaak con esta imitación amateur... ¿Sabe bien?¿Por lo menos puedes beberla?- Preguntó dejando escapar una risita.

Tomo el tazón entre sus manos soplando el contenido dentro de este escuchando las palabras de Soren tranquilamente, viendo como el liquido con aquel contenido humeaba dejándole un agradable olor embriagarle los sentidos, creía que hacia mucho no comia algo asi el hacia cosas simples, carne hecha a las brazas, trozos de pan recién hecho y algunas veces no tanto, piezas de frutas que podia comer asi sin mas cuando tenia abre pero algo tal laborioso como aquello, llego a sentirse como un niño en aquellos instantes le parecía que solo habia comido una sopa parecida cuando enfermaba, su padre le hacia una de pollo con cariño claro estaba porque aunque callase todo el sabia que en el fondo era la única que por el se habia preocupado y no le juzgaba por no haberse logrado oponer ante su padre, no no la juzgaba el mismo no lo habia podido haber hecho.

-debe ser una cultura e ideas interesante- asevero acercando sus magullados labios al borde del tazon dándole un suave sorbo para arrugar el puente de la nariz suavemente, no por un mal sabor sino por que estaba un demasiado caliente y las heridas apenas y cerradas no hacían de aquella una mejor experiencia. Degusto el sabor dentro de su boca sonriendo de medio lado –doscientos años…si claro- bromeo ¿bromeo? Quizá porque no sabia bien como hacer aquello pero habia sonado casi como una alegría –te ha quedado bastante bien- aseguro soplando nuevamente para dejar subir las columnas de tenue humo chochar contra su rostro acalorándolo, con las mejillas en un rojo vivo y algunas gotas finas de sudor recorrer sus sienes, limpio su rostro con el hombro humedeciendo la camisa, era demasiado calor acorralado y como antes habían estado no ayudaba en lo absoluto.

-debieron haber sido unas noches de provecho…por lo que dices le querías silenciosamente- siguió degustando aquel delicioso plato empinando el tazon sobre sus labios ya sin importarle el calor que sofocante bajaba por su garganta irritándole el estomago, dándole un toque hogareño a todo aquello aquel lugar al que jamás podría llamar hogar asi como ningun otro sitio, le observo unos instantes -¿no es agobiante…pasar la eternidad en soledad?- le cuestiono asi sin mas, era una cuestión que se habia hecho bastante tiempo atrás, era una cuestión que saciaría al monstruo que por curiosidad se hacia llamar momentáneamente.

¡A Anuar le había gustado la sopa! ¡Le gustaba! ¡Le gustaba! pensaba emocionado sin dejar de mirarlo mientras bebía y hablaba. Era increible como ese detalle tan tonto podía llenarlo de alegría. El chico estaba muy delgado, quería verlo comer y que estuviera saludable, odiaba esas heridas en sus labios y rostro, ¿Cuantas más se ocultarian bajo su ropa? Seguro que le dolía todo el cuerpo y conociendo a Anuar no se atrevería aceptarlo. No lo había hecho cuando estuvieron juntos en el bosque y el hombre lobo los había atacado.

- Si, 200 años, es en serio - Responde con una sonrisa, sin mostrar sus dientes, solo con los labios - Necesitas comer, estás tan... delgado y... necesitas fuerzas para recuperarte y... - Y no quería que enfermara y muriera. No quería perderlo, no quería... dios, ¿Por que le preocupaba tanto la vida de ese chico?.

Porque le haz salvado una vez y no valdría la pena si va y se muere estupidamente de cualquier cosa

¡No! ¡Claro que no! es eso imbécil. Se dijo así mismo. Pero tampoco se atrevía a poner en palabras la razón por la cual quería protegerlo, porque aceptar ese sentimiento le daba mucho más miedo. Entonces la última pregunta lo tomó desprevenido, aquello era cierto, la soledad era aterradora, pero a él extrañamente le gustaba estar solo y para ser sincero nunca había deseado la compañía de alguien, le gustaba su relación con Erkki porque, se veían de vez en cuando y la pasaban bien juntos por un tiempo, pero no dependían el uno del otro ni tenían una relación sexual o sentimental. Era como un hermano o algo asi.

- Anuar... ¿Quieres beber mi sangre? - Dijo entonces sin pensar.

Alejo el tazon de sus labios sin separarlo de la cercanía con su rostro, sintiendo aquel aroma y calor acariciándole sutilmente el magullado rostro casi como si aquello pudiese hacerle sanar milagrosamente o cuando minimo pudiese traerle buena suerte…habia estado teniendo buena suerte, habia salido vivo de dos enfrentamientos con licántropos, habia “salvado” a un bruja de la muerte y otra de algo mucho peor, habia conocido a Soren… -no necesitas preocuparte tanto- asevero con tranquilidad aunque una inusual sonrisa aflorando de sus labios ahora cubiertos por el traste –me recuperare Soren…las heridas solo necesitan tiempo, ser delgad son gajes de…- murmuro mirando entorno suyo –ser esto- sus palabras habían sonado casi escupidas de sus labios, como si le quemasen por dentro bien sabia que de haber estado con su padre no habia pasado carencias pero prefería no tener ataduras, ser libre de hacer su arte y pensar como quisiese, en una sociedad decadente no habia de que avergonzarse.

Daba un buen sobro cuando Soren pronuncio aquellas palabras, se alejo con rapidez el tazon de los labios comenzando a toser, la respuesta le habia causado un atraganto, dejo al traste sobre la mesilla que parecía caer ante cualquier peso ajeno y se cubrió el rojizo rostro apretando con sus manos de la parte media a la baja -¿q-que?- le pregunto quizá por primera vez mostrando unos nervios tangibles “beber de el?” debía estarle jugando una broma no negaba que la vida eterna le seducía, una oferta de ese calibre seria rechazada por cualquier otro vampiro que no conociese pero Soren era…negó para sus adentro ¿acaso se imaginaba en una vida eterna con el? Recordó entonces la relación que tenia con Erkki –que yo quiera no es lo mismo que tu quieras ni tampoco significa que lo haras y que quiera no significa que podamos, quiero decir- se levanto con rapidez mesándose los cabellos confundido y ofuscado -¿tu quieres?- le cuestiono de espaldas a el palpando con sus manos el borde de un estante bajo.

Hechó el rostro para atrás más por reflejo que por esquivar las gotas de sopa salpicadas cuando el chico se había atragantado. Por primera vez estaba viendo emociones en su rostro, parpadeó confundido con lo que decía Anuar.

–que yo quiera no es lo mismo que tu quieras ni tampoco significa que lo haras y que quiera no significa que podamos, quiero decir-

El joven siempre parecía estar un paso delante de él y diciendo cosas medio en acertijos y muchas veces no lograba entender a que se refería pero esta vez si lo había dejado desconcertado. Entonces pareció caer en cuenta de que había sido demasiado estúpido por preguntar una cosa así de repente sin explicarse. Era natural que Anuar lo estuviera interpretando erróneamente. Soy un imbécil., hizo una mueca como la de un niño que acaba de quemar la alfombra de la casa y es descubierto por su padre.

- Eh... espera... no me refiero a...um - Se llevó una mano a la cabeza y se la rascó sintiendo el sonrojo regresar a sus mejillas, menuda verguenza - Quiero decir, déjame explicarte - Aclaró carraspeando - Nuestra sangre es muy poderosa, si bebes tan sólo un poco, tus heridas se curarán mucho más rapido y no sentirás dolor - Explica jugando con los dedos nerviosamente - Se que la idea de beber la sangre de un...muerto... no debe ser muy atractiva y a lo mejor te parece asqueroso... pero si bebes mi sangre... no sólo podrás curarte... también habrán otros efectos colaterales... nosotros... estaremos más unidos... habrá una conexión más fuerte, porque yo ya he bebido de ti -

(( Ahaha Soren y sus excasas habilidades sociales, en otras palabras, es un pendejo que no sabe como decir las cosas importantes , vuelvo y lo repito, Anuar es una cosita adorable. ))

Sintio la necesidad de golpear su cabeza fuertemente contra la pared hasta perder el conocimiento y no saber mas aquella noche porque que bien se le daba comprender lo que quería, que fácil le resultaba revolver las palabras ajenas en su cabeza para darles un bueno significado y que mal se sentía cuando descubria que no estaba en lo correcto, quizo abrir la puerta y bajar las escaleras a zancadas para andar por la calle sin pensar en nada, alejarse simplemente de algon rubor que inundaba sus mejillas de aquella vergüenza que le tensaba la quijada.

Suspiro de forma pronunciada sintiendo que el calor comenzaba a apretar su pecho impidiéndole respirar naturalmente, abrió los labios jalando aire, un calido aire que se escocia en el interior palpitándole en las sienes ¿Por qué estaba asi de nervioso? –lo lamento- murmuro finalmente regresando a aquella compostura usual en el, aquella indiferente y serena aunque de sus mejillas no bajaba el rubor –que t…claro que no te referías a eso- aseguro sentándose nuevamente mas no asi atreviéndose a verle de frente porque descubrirá la…”no Anuar no puedes sentirse asi” desilusión que su cuerpo y palabras pretendían ocultar y que su mirada se encargaría de demostrar .

-no tienes que hacerlo…Soren me salvaste en el bosque no tienes deudas conmigo- aseguro revolviéndose los rojizos cabellos que mas parecían letárgicas lenguas de un cancino fuego ¿mas unidos? No sabia como interpretar aquello pero prefería no volver a abrir la boca para decir alguna tontería que nuevamente le podría dejar mal parado –no creo…en verdad no pienso que se necesite de la sangre para estar mas unido con alguien…- finalizo observando sus zapatos con extraña fijeza.

Estaba consciente de que, beber la sangre de otra persona no era algo que pudiera resultar 'atractivo' para un humano, pero una negativa era definitivamente algo que no esperaba escuchar. ¿Porqué de todas las personas en su casi 300 años de existencia vampirica, la primera a la que le ofrecía su sangre se negaba?. De nuevo sentía aquello, de nuevo su pecho parecía contener una rara ambrienta que lo devoraba todo internamente, una vez más se sintió como en el circo, parado allí, abriéndose para Anuar y este simplemente...

Rechazándolo. Bien Soren, por lo menos ya puedes ponerlo en palabras. Te está rechazando...

Se levantó de la mesa y acortó la distancia que había entre los dos, el joven humano aún seguía dándole la espalda, quizo abrazarlo de nuevo, volver a tirarle contra la cama, pero ¿Y si era rechazado de nuevo? Dios, ¿Que debía hacer? Si continuaba viéndole, tratándole, ese sentimiento seguiría afianzándose en su interior ¿Y entonces que?.

- Entiendo que... sea difícil confiar en una persona que conoces hace tan solo...umm 2 o 3 semanas atrás - Comienza con una voz demasiado débil - Y quiero aclarar que esto no es por pagar una deuda, no lo hago porque me sienta en la obligación o porque sienta lástima o alguna tontería así -

Sus manos entonces se movieron solas y bordearon al humano por los costados, quería abrazarle, tenía que sentirle. Lentamente acercó su cuerpo al de Anuar y finalmente lo abrazó por la espalda. El aroma de su cabello, de su piel, de su sangre, lo embriagó de la misma manera que siempre, estar cerca a él tenía casi un poder hipónitco, algo contra lo cual no podía luchar.

- Maldita sea Anuar... nunca le he ofrecido mi sangre a nadie más - Dice finalmente estrechándolo un poco más, pero conteniéndose, siempre conteniéndose - No me gusta verte herido... -

-no me es dificil- aseguro con aquella tranquilidad tan propia de el y que inclusive a el llegaba a hartarle ¿Por qué siempre debía ser asi de indiferente? Pero era lo que era y nadie ni nada podrían cambiar aquello ¿cierto? Entrecerró los parpados suspirando ampliamente, pensando en lo mucho que le habia contado a aquel “joven” vampiro porque quizá para el fuese poco, quizá para el fuese nulo lo que de sus labios afloraban como melodías incoherentes, como frases poco elocuentes pero le estaba contado su vida, la razón de su dia a dia y aquello, era algo que nunca antes le habia contado a nadie y no esperaba que volviese a ocurrir.

Sintio sus manos frias en contraste con sus altas temperaturas causas de tantas cosas en un momento como aquel, estrecho su cuerpo contra el ajeno colocando sus manos sobre las de el, gimiendo por lo bajo mas no aquella vez de gozo sino de dolor, le dolia no solo las heridas físicas sino todo lo que estaba ocurriendo ¿Por qué debía ser de aquella manera?¿porque no podia simplemente decirle lo que sentía?¿porque debía ser asi de difícil?.

-y lo aprecio realmente…pero- murmuro virando su rostro para rozar con la mejilla sana el rostro del vampiro ¿Qué creía?¿que pensaba? Aveces ni el mismo se comprendía intentaba hacerlo, razonar todo por el conocimiento era su aliado la mayor parte del tiempo mas no entonces, no en aquellos instantes –pero Soren…yo- trastabillo apretando con suavidad los brazos del vampiro sintiendo como su espalda se estrechaba contra su pecho, cerro los parpados despejando su mente solo unos instantes –me temo…temo…- murmuro tragando en seco.

Se quito las manos de Soren del cuerpo girando sobre sus talones para verle de frente -¿Qué es lo que pretendes? Soren…¿Qué es todo esto?- le cuestiono con la mirada cansina, estaba cansado de tanto pensar y darle vueltas al asunto, quería escuchar que le decía el, quería saber si debía o no revelarse porque y pese a desconocer sus sentimientos y los propios sabia que los de el iban mas alla de una simple amistad o un deseo carnal, quizá un aprecio inusual, quizá quizá, bufo –te iusbec- murmuro bajando la mirada.

Pero... pero ¿PERO? ¡Que joder! Pensaba frenéticamente mientras le escuchaba. Sintió las manos de Anuar sobre las suyas y eso le tranquilizó un poco, le calmó, se sintió correspondido aunque fuera por esos instantes efímeros, puesto que, acto sefuido el chico se había alejado de él. Entonces comenzó a preguntarle por sus intenciones. Soren comenzó a darse cuenta del grave error que había cometido, en primer lugar no debió haberle dicho nada. Debió pensarlo mejor antes de ofrecerle su sangre, debió quizás esperar y conocerlo más o...

Pero no quería esperar. Quería curarlo, quería que esas heridas mezquinas desaparecieran de su piel, quería verlo comer, quería verlo saludable. Eso era lo que pasaba. No pensaba en el futuro o en cualquier otra implicación, en ese momento sólo pensaba en el presente de Anuar, en que quería... ¿cuidarlo? eso era, protegerlo quizás. Pero el chico no estaba pensando en su salud, sino en el lazo que pudiera crearse entre ambos y quizás era eso lo que no quería.

No quería comprometerse a nada y a lo mejor creía que, no valdría la pena. Soren no entendía de esas cosas, sólo tenía algo claro, quería ver a Anuar saludable y bien. La voz del chico en un idioma que desconocía le llamó la atención, aunque no supo que decía, tenía la vaga sospecha de que era algo que no le iba a gustar, porque tenía el estomago revuelto.

- Si no quieres hacerlo está bien... - Exclamó observando su expresión cansina como si estuviera cansado de todo - Yo sólo quiero... que estés bien - También quería muchas otras cosas, pero sabía que si las decía, Anuar saldría corriéndo de allí y quizás no volviera a verle - Eres un buen chico, eres más valiente que yo... - Agregó desviando la mirada al suelo - Y... me gustas - Finaliza. Oh por todos los dioeses, cuanto alivio y cuanto miedo sentía al decir esas palabras.

Cerro los parpados al escuchar su alta voz retumbarle en los oídos, no deseaba hacerlo no porque no quería que las cosas fuesen por aquel lado, no se sentiría mejor de beber de el quizá físicamente pero no en el alma y habia aprendido antaño que lo importante no era el cuerpo, no esas banalidades del gozo y placer no todo debía girar entorno a ello que aberrante era siquiera pensar eso para su frágil mente.

-eh ahí el problema- murmuro alejándose de el, porque tenia el incontrolable impulso de lanzarse sobre el y decirle que no importaba como le veía ni el presente ni el futuro nisiquiera el pasado, que..¿que que? No sabia pero algo sucedia y comenzaba a dudar si era algo bueno o malo –estare bien aun si no me cuidas tanto Soren…no soy asi de inútil- aseguro sonriendo de medio lado sintiendo con su espalda la pared -¿Cómo sabes que soy un buen chico? Nisiquiera sabes a que se deben estos golpes…¿y si hubiese sido porque intente asesinar a alguien?¿y si se tratasen de heridas por blasfemo y poca moral? – el sabia que no era asi pero no soportaba que le diese por sentado, se acerco nuevamente rebuscando su mirada que parecía rehuir –ese es el dilema- murmuro nuevamente alzando la mirada al cielo raso.

-vemos las cosas de diferentes formas Soren y ambas son igual de validas puesto que ambas están respaldadas pero eso no implica que logre entender todos tus comportamiento o que tu te sientas satisfecho con los mios…pero las amistades crecen de aprender a apreciar lo bueno y lo malo ¿no?- le cuestiono queriéndose darse de golpes contra la olla ¿amistades? Le estaba diciendo que le gustaba y el le hablaba de ser amigos porque quisiera o no sus palabras no eran lo que le hubiese gustado escuchar…”estúpido soñador”.

Bufo acomodando sus ideas –tu también me gustas…pero no estoy seguro…de lo que tu buscas- murmuro mesándose los cabellos –si conocerías mas de mi comprenderías pero no es asi y no sucede porque no te lo e permitido…porque el tiempo no a apremiado…yo te dije que podría o no contarte pero y pese a todo es algo que el tiempo dira ¿no?- le cuestiono porque prefería si debía aguardar mas tiempo antes de recibir una negativa y una despedida –yo se bien donde estoy parado y mis limites y miedos no me impiden seguir …¿te lo impiden a ti?- le cuestiono recordando cuando le dijo aquello de con quien se iba a fugar en su vida humana, el mismo tenia miedos, grandes pesadillas que le atormentaban y era eso lo que no deseaba, le gustaba si ¿le quería? Eso era diferente, porque aquellos besos y caricias por un simple me gustas no le eran motivo suficientes y era débil, era débil ante Soren y no deseaba serlo, se odiaría si llegaba a convertirse en lo que tanto aberraba mas aquello era algo que el vampiro no sabia y algo que no tenia porque saber aun.

“se sincero” pensó porque si el no lo era ¿como lo seria Soren? –no solo me gustas Soren- solto rápidamente aterrándose de repente viendo en su cabeza la fija imagen del vampiro atravesar la galería y marcharse “no pensaras ya…en el que hubiese sucedido” el alivio era solo comparable con los nervios y las ansias.

Inutil. No lo hacía porque creyera que lo fuera. ¿Anuar una mala persona? Y... ¿Y que era él entonces? Lo bueno y lo malo no eran lo más importante, si aquello se limitara a eso, Soren había asesinado, Soren había blasfemado y ofendido a Dios con su mera existencia. Él era un demonio, un cancer para el mundo, pero quería creer que a pesar del estereotipo, podía tomar sus propias desiciones y ser dueño de su vida.

Así mismo Anuar, aunque hiciera algo malo, no iba a dejar de ser ese Anuar que conocía (o creía conocer). El chico se alejó y con cada instante que pasaba, el vampiro sentía que lo perdía. Lo más irónico era que... ¿Cómo podía perder algo que nunca había sido suyo?.

- Todos somos diferentes de algún modo... todos pensamos distinto - Murmuró aturdido por las palabras del humano - ¿Yo te gusto? ¿En serio? - Soren sintió de repente una explosión de felicidad en su interior. Esbozó una sonrisa inconscientemente, esas palabras le habían quitado momentaneamente la importancia al resto de cosas. - Nunca nadie me había dicho que yo... le gusto - Comenta con sinceridad, moriendose el labio inferior comenzando a acercarse de nuevo hacía el chico, con cautela, por si veía algún signo de rechazo y poder disimular antes de tener que afrontarlo directamente. Escuchó su pregunta sobre los miedos y límites.

- Hay una gran diferencia entre nosotros - Comenzó Soren llevándose una mano al chaleco para desabrochar otro par de botones, hacía demasiado calor - Tu eres una persona segura de si misma, estás consciente de las cosas... yo... no estoy seguro de nada, todo esto es nuevo para mi y cada vez que doy un paso, siento la necesidad de retroceder 5...lo se, soy un... cobarde... soy patético - Aceptó y por primera vez se encontró verbalizando eso que tantas veces se había gritado en su cabeza.

¿No sólo le gustaba? ¿A que se refería con eso? Parpadeó confuso, sin entender más nada, hacía donde iba la conversación y su finalidad, sólo estaba seguro de que todo había comenzado por su culpa.

- Siento mucho haberte ofrecido mi sangre - Dijo al fin volviendo su vista hacía la sopa que yacía a medio consumir en el cuenco, probablemente fría, olvidada.

-gustar es relativo Soren…- suspiro y esque precisamente a aquello se refería cuando le decía que no solo le gustaba porque para el gustar, querer y amar eran cosas que tenían un tramo por delante y detrás, observo como comenzaba a acercarse a el titubeando entre si quedarse de pie aguardando o romper con aquella distancia también el, se limpio la frente con el antebrazo observándole, si tan solo no creyese que el mostrar sus heridas fuese una mala idea se hubiese ya cambiado aquella camisa por algo mas ligero y menos caluroso, sentía como el calor le apretaba el pecho hirviéndole la sangre.

-es nuevo para ambos te lo he dicho ya y no se llama cobardia…-no encontró alguna otra manera de llamarle pero estaba seguro que patético y cobarde no eran las palabras que en la punta de su lengua se encontraban sin poder ser pronunciadas, avanzo algunos pasos vacilante aunque seguro de lo que hacia o quería pensar que asi era de lo contrario seria tantas cosas que no controlaba y razonaba que terminaría perdiendo el valor de todo.

-no tienes por que disculparte se que ha sido con la mejor intención es solo…no pienso que sea el momento…-murmuro sonriendo de medio lado desviando la mirada hacia donde la de Soren se perdia, encontrándose con el tazon a medio comer, la sopa que en su interior yacia seguramente no tan cálida como en un principio le habia traido tan gratos recuerdos que por un segundo pensó en pedirle los ingredientes aunque y sin lugar para la duda no tenia el dinero para comprarlos todos.

Intento cambiar el tema necesitaba hacerlo pues pese a tener la curiosidad carcomiéndole las entrañas no podia seguir si creía aun que podia recibir una negativa, una de aquellas miradas confusas y nada mas que un rubor en las mejillas ajenas, mejor era callar por el momento ¿cierto? ¿o debía dejar ya todo claro?, avanzo mas hacia el sujetando su rostro entre sus manos, besándole aunque era una simple presión de sus labios no quería ser uno mas, no no lo deseaba –lamento si te causo conflictos- murmuro bajando sus manos por sus mejillas en un camino hacia su cuello que termino en sus hombros, sobre los cuales suspiro y solto.

-no tienes por que disculparte se que ha sido con la mejor intención es solo…no pienso que sea el momento…-

Finalmente Soren lo entendía y el alivio que poder entender un poco a Anuar con su negativa, fue indescriptible. Estoy avanzando muy rápido, eso es todo. Se obligó a pensar, ver las cosas de esa manera lo tranquilizaba, porque así sentía que no era enteramente su por su culpa, que el chico podría en un futuro considerarlo y aceptarle. Esa idea le gustaba más.

Recibió el beso más que complacido, la angustia y todo lo que había sentido momentos atrás se disolvían para dejarle en un estado de deseo delicioso en el que sólo podía sentir las mariposas aquellas que revoloteaban en su estomago cada que el chico se acercaba. Aunque el beso de Anuar había sido corto e inocente, Soren lo estrechó entre sus brazos. No podía evitarlo era como un acto reflejo, su cuerpo necesitaba, tocarlo de alguna manera.

Muchos humanos darían lo que fuera por beber la sangre vampiricia, por obtener todos los beneficios que esta acarreaba, en el pasado muchas personas se habían interesado por él, por su condición sobrenatural, porque los vampiros eran seductores innatos, porque todos poseían un no-se-que que hacía que cualquier humano cayera rendido a sus pies, si en realidad lo quisiera, Soren podría acostarse con la mujer que quisiera de la clase social que fuera, inclusive la realeza, porque podría manipular sus sentidos y hacerles sentir cosas, estaba en su naturaleza.

Pero no, ahí estaba él, besando a un joven al que apenas conocía, que no tenía en donde caerse muerto y que, había rechazado de lleno la invitación a beber su poderosa sangre. No se dió cuenta de como pero, habia terminado acorralando a Anuar contra una mesa llena de pinceles y frascos con pintura vieja. La mesa traqueó contra la cintura de Anuar y Soren sólo atinó a profundisar el beso intentando controlar ese deseo que lo carcomía a cada segundo.

- Causame todo los conflictos que quieras... mientras sigas besándome así - Murmuró, perdiendose en una voragine de fuego y sensaciones.

Comenzo a retroceder lentamente siento empujado por el cuerpo de Soren, aquello hasta que su espalda golpeo contra una mesa aquella en que se exponían las brochas y pinceles dentro de vasos para que no fuesen a extraviarse, la paleta de colores y los frascos con los mismos, habia también una libreta de hojas blancas, o un montón de hojas sujetas por una costura gruesa, como la que habia perdido el dia que habia conocido a Soren, un carboncillo y demases materiales en aquel sitio.

Sus manos se encontraban flotando a los costados de su cuerpo, abriéndose y cerrando sin encontrar que hacer con ellas, porque ahora que estaba tan expuesto ante el vampiro temia, aquellas palabras causaron una chispa inmediata en su interior una que parecía avanzar y de pronto cebarse, extinguirse tan rápidamente como se habia formado y todo por su torpe razonamiento “deja de pensar Anuar le has dicho que le quieres…aunque no te alla entendido, no te has atado a el eternamente”.

Sus manos se posaron sobre su camisa palpando su chaleco –es la segunda vez que me dices algo parecido- murmuro a su oído sonriendo de medio lado, besando en un errático camino su mejilla, porque en el circo habia dicho algo acerca de los agradecimiento y los besos, agradecimiento cierto era aquello debía buscar la manera de recompensarle todo lo que por el habia hecho, porque no le gustaba sentir que le debía nada a nadie ¿era verdad? No, porque quería demostrarle que también se preocupaba por el.

Sus mejillas estaban completamente ruborizadas al igual que ya gran parte de su rostro, el calor se habia intensificado con los frenéticos besos, termino de desabrocharle el chaleco quitándoselo con lentitud era como quitarse algo el mismo pues el simple hecho de verle con aquello le producía una sensación sofocante en el cuello, se separo tomando aire y soplando hacia arriba para hacer volar su flequillo y refrescar su frente .

Se había dejado llevar por los besos, por primera vez no pensando en nada, porque siempre que estaba con ese chico, miles de cosas pasaban zumbando y dando vueltas en la cabeza. Cada que quería hacer algo lo pensaba y re-pensaba una y otra vez hasta que a la final no terminaba haciéndo nada, pero mientras lo besaba, había dejado su mente en blanco, perdiéndose sólo en la sensación, disfrutando con todos los sentidos aquello.

La voz de Anuar lo volvió a la realidad, porque sus labios se separaron para que el chico pudiera hablar.

- Es verdad... haría cualquier cosa por un beso tuyo - Murmuró sin pensar, en ese estado en que la morfina despedida por la boca de ese chico, le dejaba, un estado en el que no pensaba las cosas, sólo actuaba por instinto. Pero aún estando sumergido en ese estado de semi-inconciencia, el hecho de que el mismisimo Anuar en persona estuviera desabotonandole el chaleco y deshaciendose de él, le sorprendió tanto que tuvo que detener el beso unos instantes como para poderlo procesar en su mente.

Se dejó desvestir, facinado por los movimientos de Anuar, sin poder adivinar sus intenciones, ahora sólo le cubría la camiza de algodón blanca que previamente había desabotonado por el calor y que dejaba entrever su cuello y parte de la clavicula, en donde colgaba el collar de plata que cientos de años atrás le había regalado Anatole.

- En momentos como este es cuando... agradesco no haber aprendido a leer la mente - Exclama mirándole, aún a pesar de la verguenza que se manifestaba en sus mejillas coloradas - No saber que esperar de ti... no saber cual será tu próximo paso... me facina - Agregó depositándole un beso en la punta de la nariz, luego bajó con su rostro y le besó el cuello, esa apetitosa piel pálida que secretamente deseaba más que a nada en el mundo.

Sonrio de medio lado al escuchar aquellas palabras aflorar de sus labios, observo estos unos instantes perdiéndose en lo diminuto, repaso con su mirada el contorno de los mismos pensando en las tantas cosas que quería hacer con ellos pero mas que nada en lo que quería escucharlos decir –lo ironico es…que no tienes que hacer nada- aseguro en voz baja atrapando con sus labios los de Soren de aquella manera pasional y delicada propia en el porque jamás llegaba a parecer un animal en celo, con aquel salvajismo o falta de tacto que algunas personas solian tener, como si solo importase el contacto, de ser asi no se encontraría besando a Soren de aquella manera.

Dejo escapar una diminuta risilla que ahogo bajando levemente la mirada, hasta aquella cadena de plata que se dejaba ver en el cuello del vampiro y mientras comenzaba a hablar la observaba con fijeza absoluta aunque realmente no la veía no por lo menos de forma intencional –me alegra que no sepas ciertamente…no se como reaccionar de saber todo lo que hay aquí dentro- aseguro entrecerrando los parpados por reflejo ante su beso, aquellos labios frios.

Hecho su cabeza de lado rozando con su mejilla la cabeza del vampiro, compungiendo el rostro casi como si fuese doloroso aunque por el contrario lo gozaba enormemente, sus manos se afianzaron de sus entradas comenzando a respirar entrecortadamente por demasiados motivos, no podia mas tenia que confesarle o terminaría sofocándose y posiblemente acabaría sobre el suelo –Soren…- le llamo en voz baja –hace demasiado calor- murmuro casi apenado, no sabia si el vampiro era capaz de sentir aquello como el pero sentía que cada poro de su piel le pedia y clamaba a gritos un poco de aire frio, un buen cubetazo de agua o una camisa diferente.

Queria despojarse de la camisa pero dos motivos se lo impedían, lo que el despojamiento de la ropa significaba y lo grafico que llegaba a ser y el hecho de que su cuerpo estuviese mas magullado bajo la tela que su rostro.