Sheira Lyzbeth

por **Sheira Lyzbeth** Miér Dic 29, 2010 11:24 am

Nombre de personaje: Sheira Lyzbeth Dimeria.

Edad: Nació el 13- Enero- 341 a. C. (Aparenta 22 años)

Raza: Vampira.

Clase: Alta.

Lugar de origen: El Cairo (Egipto)

Fecha de muerte: 17 de Diciembre del año 363 a.C

Habilidad: Con el paso de los años, Sheira aprendió a “domesticar” sus sentidos y a amplificarlos hasta convertirse en una depredadora casi perfecta. Actualmente puede sentir la presencia de cualquier criatura a varios kilómetros de distancia (si se lo propone), y sus sentidos la ponen en sobre aviso a cerca de cualquier cambio a su alrededor. Si se concentra puede detectar el calor corporal de las personas y con ello saber exactamente dónde están, a qué velocidad se acercan, qué portan etc., algo muy útil para cazar, y antaño para la lucha tanto cuerpo a cuerpo como con espadas. Los años también le han concedido la habilidad de poder infligir dolor a las personas cuando mantienen contacto visual… pero este don solo lo utiliza cuando cree que la situación se le está yendo de las manos. Ella prefiere una simple amenaza por telepatía.

Descripción física: La característica más llamativa de Sheira son unos ojos azules que contrastan totalmente con su piel morena propia de Egipto. Es esbelta y su cuerpo no deja nada que desear. El hecho de convertirse en vampira solo ha colaborado a destacar su belleza, y con el paso de los años su rostro, dulce en compañías de antaño, se ha vuelto incluso amenazador, pero ese halo de poder sigue despertando la curiosidad de quienes la rodean, y éste junto a su hermosura nunca abandonan sus facciones. Sus manos han adquirido la fortaleza de una pianista, y su piel tostada sigue despertando un deseo casi erótico para los humanos.

Descripción psicológica: Sheira es muy inteligente, precisa y calculadora. No da nunca un paso en falso, y está acostumbrada a tomar decisiones siempre acertadas. Su don colabora en que nunca nadie pueda pillarla desprevenida. Detesta equivocarse, y ama ser siempre la ganadora y la que domina la situación. Siempre apuesta por la victoria. Desde que vio morir a todas sus gentes juró que permanecería sola el resto de su vida para ahorrarse el sufrimiento de la eternidad, y su personalidad distante y fría sirve para cumplir ese propósito. Su belleza hace de vez en cuando estragos a su paso, lo que tras su conversión en vampiro solo la trae malos recuerdos y lo que la hace ser la mayor parte del tiempo cruel con los hombres, a los que considera superficiales e inútiles y a los que le encanta sacar de quicio, adquiriendo una actitud provocadora y fría a la vez, como un juego de niños. Es orgullosa y altiva, todo para demostrar que realmente, pudo llegar a ser una gran heredera al trono Egipcio. Ama la música. Cuando compró la finca en la que actualmente se aloja, un piano de cola polvoriento la esperaba en el salón. Siempre se preguntó cómo sus dueños lo habían dejado allí, pero eso no impidió que se concentrara en aprender a hacer bellas melodías para llenar aquel silencio de su solitaria existencia. Le encanta rememorar sus días de emperatriz… con aquellos vestidos vaporosos y las extraordinarias comidas que degustaba. Adora intentar sentirse humana durante algunos minutos cada día, como si la sangre de un vampiro nunca hubiera atravesado sus labios. A parte de ser una gran pianista, le encanta ayudar de forma anónima a las personas. Nadie lo diría por su actitud cuando la ven o intentan hablar, pero a pesar de la elección de Sheira respecto a su sociabilidad, un corazón cálido aunque destrozado sigue latiendo en su pecho. El único lugar donde consigue volver a ser ella misma -es en su salón, acariciando las teclas del piano que lleva parte de su nueva vida con ella.

Historia de su vida:

Sheira, nació en El Cairo, en una época de demasiadas rebeliones de su pueblo, que se proponía conquistar los parajes vecinos y así expandirse por todo el continente. El mismo año de su nacimiento, los persas derrotaron a la última dinastía egipcia, y más tarde los griegos y romanos fueron los que se apoderaron de todas sus tierras, casas y tronos, quitándole a ella su legado familiar, el ascenso al trono como esposa del hijo del faraón al que nunca llegó a conocer. Su madre huyó con Sheira junto a un grupo de nobles egipcios, y tras muchas semanas de esconderse, de morirse de sed y de hambre en el desierto, consiguieron llegar hasta las tierras donde 11 años después Alejandro Magno fundaría Alejandría.
Sheira creció siendo tratada como una verdadera emperatriz, a pesar de que el pueblo que la aclamaba era solo una pequeña colonia de lo que había sido su ciudad en Egipto.
Los hombres y soldados que la rodeaban la habían intentado seducir de mil maneras con la esperanza de ser elegidos si se daba la ocasión de proclamar a la joven como reina del nuevo territorio, y sin ni siquiera proponérselo, esto despertó los celos en muchas de las mujeres de la ciudad. Todas deseaban en secreto quitársela de en medio, dejar de oir el nombre de Sheira en labios de sus maridos, y por una casualidad, una de ellas consiguió contactar con su verdugo. Una de las noches en las que Sheira reposaba en su habitación, un aire gélido había invadido la sala. Dos colmillos afilados se clavaron sin piedad en su cuello ignorando su dolor y sus gritos, pero en el último momento algo hizo cambiar de opinión a su asesino, que le cedió su sangre transformándola así en un vampiro. Con 22 años, Sheira no tuvo más remedio que abandonar su hogar, temerosa de no poder ocultar su nueva identidad y de no poder controlar su sed en compañía de su familia. No tardó en asesinar al hombre que había condenado su vida para siempre, a pesar de saber que el vampiro ya había preparado para ella un futuro juntos que nunca se cumpliría.
Después de largos años lamentándose por su destino y por su prometedor futuro arruinado por la envidia, Sheira adquirió una gran finca en el continente Australiano. Allí perfeccionó sus técnicas de lucha para salir adelante en las épocas más sangrientas de la historia, y poco a poco sus sentidos fueron agudizándose hasta el presente, haciéndola un contrincante digno de respetar. Años más tarde, ansiosa por cambiar de horizontes, viajó a París y comenzó con otra vida discreta. La soledad nunca le soltó la mano, y el sabor amargo de no haberse vengado de todas las personas de su pasado junto con el dolor de una inmortalidad a la que es difícil sobrevivir la siguen atenazando el pecho cuando sale a cazar. Se deleita matando a humanos a los que no considera útiles en la sociedad. Gente que se dedica a malgastar su aire para pronunciar palabras necias, mujeres que la recuerdan a las que la condenaron… y este es su único consuelo, que acalla levemente la necesidad de cambiar lo que ocurrió hace tanto tiempo. Se mantiene alejada de sus víctimas haciendo un estudio minucioso de cada persona, observando sus facciones, sus movimientos, su actitud frente a la realidad, hasta que una de todas ellas resulta ser la elegida, la que a su juicio merece morir y sale de caza. Así es la vida de la emperatriz destronada…

Pertenencias:

Nunca se separa de una pulsera de plata en la que se puede leer en egipcio “Bastet” (Diosa de los gatos con los que Sheira siente una gran afinidad).
A parte de su ropa, guarda algunos vestidos de su estirpe y una capa de terciopelo rojiza que lleva a veces en sus cacerías.

por Invitado Miér Dic 29, 2010 11:50 am

FICHA VALIDADA

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