AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
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Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
Había salido temprano en la mañana para comprar unos cuantos víveres. No eran para él, ni tampoco para el Café, estaba comprando porque iría de visita a un lugar especial y jamás llegaría allí con las manos vacías. Luego de sus compras visitaría el orfanato, solo quedaban unos días para Navidad y quería darle un regalo a los pequeños.
Examinaba bien las frutas que ahí vendían, llevaría las mejores y mas sabrosas. Si él había sido un niño huérfano y por fortuna del destino tuvo una buena vida, debía otorgar lo mismo que se le había dado a él. Compró una bolsa grande con manzanas y su acompañante las tomó y las llevó hasta el coche que les esperaba mas allá, el cual iba cargando de a poco con cosas y sus dos corceles esperaban tranquilamente comiendo un pasto que crecía solitario entre unas piedras en el camino.
-Vaya! esas manzanas si que estaban hermosas ¿Qué otra buena fruta puede ofrecer para mi? -Preguntó a la mujer que le estaba vendiendo, la cual empezó a buscar mas allá en su mercadería mientras él depositaba, que cargaba en sus manos unas pequeñas bolsas con patatas, las dejaba en el suelo para tomar lo que la mujer le ofrecía y examinarlo bien. Se sentía confiado pues andaba con compañía pero en su emoción no había tomado en cuenta que su acompañante aún no volvía.
Examinaba bien las frutas que ahí vendían, llevaría las mejores y mas sabrosas. Si él había sido un niño huérfano y por fortuna del destino tuvo una buena vida, debía otorgar lo mismo que se le había dado a él. Compró una bolsa grande con manzanas y su acompañante las tomó y las llevó hasta el coche que les esperaba mas allá, el cual iba cargando de a poco con cosas y sus dos corceles esperaban tranquilamente comiendo un pasto que crecía solitario entre unas piedras en el camino.
-Vaya! esas manzanas si que estaban hermosas ¿Qué otra buena fruta puede ofrecer para mi? -Preguntó a la mujer que le estaba vendiendo, la cual empezó a buscar mas allá en su mercadería mientras él depositaba, que cargaba en sus manos unas pequeñas bolsas con patatas, las dejaba en el suelo para tomar lo que la mujer le ofrecía y examinarlo bien. Se sentía confiado pues andaba con compañía pero en su emoción no había tomado en cuenta que su acompañante aún no volvía.
Rèmi Leblanc- Humano Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/12/2010
Re: Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
Era una fría mañana de invierno y el frío no hacía más que empeorar su humor. No importaba cuanto había intentado vender el cetro que había conseguido hace tiempo, nadie se lo quería comprar. Los pequeños robos de la pandilla apenas alcanzaban para mantenerles, así que ni hablar de poder arrendar algún local.
El frío se hacía cada vez más penetrante y esa misma mañana había escuchado a József estornudar lo cual le indicaba que ya no quedaba tiempo. Debía hacer algo AHORA, o se verían en el horrible escenario de hace dos años cuando uno de sus compañeros murió de una gripe sin que ninguno pudiese evitarlo.
No, mientras él pudiese moverse, no permitiría que algo así sucediese de nuevo.
Así que, cediendo tácitamente su parte del desayuno, Luther se puso una chaqueta que uno de los chicos había robado y salió a las calles. Por suerte no había nevado aún, pero se veía que no faltaba mucho para que lo hiciese, así que la situación exigía movimientos drásticos.
Tendría que robar todo lo que pudiese.
Con sus objetivos claros recorrió las calles parisianas, lamentablemente por la hora no se veían muchas potenciales víctimas, al menos hasta que llegó al Mercado Ambulante. En esa zona la multitud nunca faltaba. La gente se pasaba a llevar al pasar, los gritos se escuchaban por doquier y, en general, era un paraíso para alguien como él.
En menos de diez minutos Luther había podido conseguir una gargantilla y una pulsera, aunque algo le decía que no alcanzarían ni para media pared de un lugar cerrado. No necesitaba un palacio, solo un techo con cuatro paredes sin agujeros, pero estaban en París, y la pocilga más pequeña y sucia costaba lo que una mansión en cualquier otra ciudad del país.
Y fue entonces cuando lo vio. Lo que primero le llamó la atención fue como su perfil. Extranjero definitivamente, pero con modales y actitudes tan francesas que le confundió por un momento. Por un corto momento, al menos, hasta que retomó sus prioridades.
Le vio volver solo del carro dejando a su acompañante detrás y el cuero de su bolsillo trasero le indicó que era allí donde guardaba el dinero. El rubio se mordió los labios y no tardó en dirigirse hacia allá disimuladamente.
Pasó por su lado y en un movimiento ágil de alguien entrenado como él consiguió hacerse con el monedero sin que el joven lo notase, siguiendo su camino a un paso normal para intentar pasar desapercibido, sin embargo algo le falló.
Definitivamente algo falló.
Si no, ¿qué otra explicación había para esa mano que fuertemente le agarraba del brazo?
- ¡Demonios! - maldijo mentalmente mientras apretaba los dientes y se giraba.
El frío se hacía cada vez más penetrante y esa misma mañana había escuchado a József estornudar lo cual le indicaba que ya no quedaba tiempo. Debía hacer algo AHORA, o se verían en el horrible escenario de hace dos años cuando uno de sus compañeros murió de una gripe sin que ninguno pudiese evitarlo.
No, mientras él pudiese moverse, no permitiría que algo así sucediese de nuevo.
Así que, cediendo tácitamente su parte del desayuno, Luther se puso una chaqueta que uno de los chicos había robado y salió a las calles. Por suerte no había nevado aún, pero se veía que no faltaba mucho para que lo hiciese, así que la situación exigía movimientos drásticos.
Tendría que robar todo lo que pudiese.
Con sus objetivos claros recorrió las calles parisianas, lamentablemente por la hora no se veían muchas potenciales víctimas, al menos hasta que llegó al Mercado Ambulante. En esa zona la multitud nunca faltaba. La gente se pasaba a llevar al pasar, los gritos se escuchaban por doquier y, en general, era un paraíso para alguien como él.
En menos de diez minutos Luther había podido conseguir una gargantilla y una pulsera, aunque algo le decía que no alcanzarían ni para media pared de un lugar cerrado. No necesitaba un palacio, solo un techo con cuatro paredes sin agujeros, pero estaban en París, y la pocilga más pequeña y sucia costaba lo que una mansión en cualquier otra ciudad del país.
Y fue entonces cuando lo vio. Lo que primero le llamó la atención fue como su perfil. Extranjero definitivamente, pero con modales y actitudes tan francesas que le confundió por un momento. Por un corto momento, al menos, hasta que retomó sus prioridades.
Le vio volver solo del carro dejando a su acompañante detrás y el cuero de su bolsillo trasero le indicó que era allí donde guardaba el dinero. El rubio se mordió los labios y no tardó en dirigirse hacia allá disimuladamente.
Pasó por su lado y en un movimiento ágil de alguien entrenado como él consiguió hacerse con el monedero sin que el joven lo notase, siguiendo su camino a un paso normal para intentar pasar desapercibido, sin embargo algo le falló.
Definitivamente algo falló.
Si no, ¿qué otra explicación había para esa mano que fuertemente le agarraba del brazo?
- ¡Demonios! - maldijo mentalmente mientras apretaba los dientes y se giraba.
Luther Bauer- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 13/10/2010
Re: Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
Estaba realmente ansioso mirando la mercadería que le era mostrada. Pensaba cuanto comprar y si el dinero que traía le sería suficiente. Y solo se quedó pensando, pidiendo luego lo que compraría. Metió su mano en el bolsillo trasero de su pantalón y fue cuando notó que algo faltaba.
-El dinero...- Pensó mientras miraba hacia atrás- Estoy seguro de haberlo guardado acá...se lo habrá llevado el mayordomo? -Volteó a ver hacia su carruaje y fue cuando vio como un policía tenía detenido a un jovencito, y en la mano de éste iba su dinero.- ¿Me robó?...¡Me robó! - Frunció algo el ceño, pero al verlo mejor recordó el motivo por el cual muchos robaban. Necesidad.
-Disculpe, pero no llevaré eso, debo atender otro asunto, con su permiso -Dijo a la vendedora y caminó hacia aquellos dos, olvidando las bolsas que había dejado, bueno, el mayordomo las iría a buscar, él de verdad debía atener algo importante.
Estaba seguro que al reclamar su dinero el policía se llevaría detenido al otro joven. ¿Y si estaba robando para mantener a sus padres? ¿ Un hermano? Y si solo tenía hambre! Él no era quien para juzgarle, y si la policía lo hacía podrían tratarle mal solo por no tener la fortuna que tuvo él.- Debo ayudar -Pensó.
Se paró al lado del rubio y posó su mano enguantada sobre el hombro de éste sonriéndose- Philliph ¿Faltó dinero? -Preguntó al joven haciendo como que le conocía- Para la próxima avísame, me diste un gran susto. Oficial, éste joven es mi empleado, me acompaña con las compras, así que pido que le suelte, por favor.
El policía parecía no creerle mucho pero decidió no insistir y se retiro, mirándoles desde lo lejos. Por su parte, Rèmi le quito su dinero al rubio y se le enganchó al brazo- ¿Por qué me robaste? ¿Necesitas mucho el dinero? -Preguntó amablemente- ¿Sabes que lo que hice por ti es un favor que me debes pagar? Necesito ayuda para ir a hacer una visita y dejar algunas cosas, así que tendrás que ayudarme con el resto de las compras y luego ir a dejarlas...te ganarás el que yo no te acuse con el oficial y además te pagaré. -Claro, él era caritativo pero con hombres que podían usar sus manos solo daba oportunidades, el dinero debían ganárselo.
-El dinero...- Pensó mientras miraba hacia atrás- Estoy seguro de haberlo guardado acá...se lo habrá llevado el mayordomo? -Volteó a ver hacia su carruaje y fue cuando vio como un policía tenía detenido a un jovencito, y en la mano de éste iba su dinero.- ¿Me robó?...¡Me robó! - Frunció algo el ceño, pero al verlo mejor recordó el motivo por el cual muchos robaban. Necesidad.
-Disculpe, pero no llevaré eso, debo atender otro asunto, con su permiso -Dijo a la vendedora y caminó hacia aquellos dos, olvidando las bolsas que había dejado, bueno, el mayordomo las iría a buscar, él de verdad debía atener algo importante.
Estaba seguro que al reclamar su dinero el policía se llevaría detenido al otro joven. ¿Y si estaba robando para mantener a sus padres? ¿ Un hermano? Y si solo tenía hambre! Él no era quien para juzgarle, y si la policía lo hacía podrían tratarle mal solo por no tener la fortuna que tuvo él.- Debo ayudar -Pensó.
Se paró al lado del rubio y posó su mano enguantada sobre el hombro de éste sonriéndose- Philliph ¿Faltó dinero? -Preguntó al joven haciendo como que le conocía- Para la próxima avísame, me diste un gran susto. Oficial, éste joven es mi empleado, me acompaña con las compras, así que pido que le suelte, por favor.
El policía parecía no creerle mucho pero decidió no insistir y se retiro, mirándoles desde lo lejos. Por su parte, Rèmi le quito su dinero al rubio y se le enganchó al brazo- ¿Por qué me robaste? ¿Necesitas mucho el dinero? -Preguntó amablemente- ¿Sabes que lo que hice por ti es un favor que me debes pagar? Necesito ayuda para ir a hacer una visita y dejar algunas cosas, así que tendrás que ayudarme con el resto de las compras y luego ir a dejarlas...te ganarás el que yo no te acuse con el oficial y además te pagaré. -Claro, él era caritativo pero con hombres que podían usar sus manos solo daba oportunidades, el dinero debían ganárselo.
Rèmi Leblanc- Humano Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/12/2010
Re: Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
Cuando se giró vio al policía y sintió que la sangre se le iba a los pies. ¿Por qué tenía que pasarle eso justo cuando había conseguido un botín al menos considerable? Ni siquiera podía soltarse por el fuerte apretón que no dudaba que acabaría dejándole morada la piel.
Se quedó callado ante las violentas preguntas del hombre y ya iba a tirarle en la cara el monedero para huir cuando sintió como una mano se apoyaba en su hombro girándose con sorpresa al descubrir al joven a quien le había hurtado el monedero, pero no pudo elevar las cejas más al escucharle 'ayudarle' con sus palabras, pero recomponiéndose rápidamente, mirando al policía firmemente - Me está haciendo daño, señor policía - con la barbilla alta, sin ni un rastro de duda ni en su voz ni en su mirada.
Cuando el viejo se fue, Luther no tardó en observar al otro joven, dejando que cogiese el monedero y sorprendiéndose un poco con que enganchase su brazo, pero dejándole también, mientras su mente se llenaba de dudas - ¿Por qué no me entregaste? ¿Por qué me ayudaste? - preguntó por su parte con el ceño fruncido sin responder sus preguntas, para luego gruñir un poco y suspirar - Si, si, todo tiene su precio, ahórratelo. ¿Qué quieres que haga? Y no pienses en ponerme una correa o mantenerme siempre sujeto, no me escaparé. Aunque sea un ladrón yo también tengo palabra. Y no es necesario que me pagues... con lo de antes es suficiente... - a pesar de que el dinero le sería muy útil, él no recibía limosnas de gente que le ayudaba.
Que va, él no recibía limosnas de ningún tipo. Nunca.
Se quedó callado ante las violentas preguntas del hombre y ya iba a tirarle en la cara el monedero para huir cuando sintió como una mano se apoyaba en su hombro girándose con sorpresa al descubrir al joven a quien le había hurtado el monedero, pero no pudo elevar las cejas más al escucharle 'ayudarle' con sus palabras, pero recomponiéndose rápidamente, mirando al policía firmemente - Me está haciendo daño, señor policía - con la barbilla alta, sin ni un rastro de duda ni en su voz ni en su mirada.
Cuando el viejo se fue, Luther no tardó en observar al otro joven, dejando que cogiese el monedero y sorprendiéndose un poco con que enganchase su brazo, pero dejándole también, mientras su mente se llenaba de dudas - ¿Por qué no me entregaste? ¿Por qué me ayudaste? - preguntó por su parte con el ceño fruncido sin responder sus preguntas, para luego gruñir un poco y suspirar - Si, si, todo tiene su precio, ahórratelo. ¿Qué quieres que haga? Y no pienses en ponerme una correa o mantenerme siempre sujeto, no me escaparé. Aunque sea un ladrón yo también tengo palabra. Y no es necesario que me pagues... con lo de antes es suficiente... - a pesar de que el dinero le sería muy útil, él no recibía limosnas de gente que le ayudaba.
Que va, él no recibía limosnas de ningún tipo. Nunca.
Luther Bauer- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 13/10/2010
Re: Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
Le tenía del brazo casi con delicadeza, no le sostenía con la misma brusquedad que el policía e incluso sonreía (Como era su costumbre) al hablarle y mirarle.- ¿Por qué te ayude? ¿Por qué no hacerlo? No es como si esto me pasara a menudo, y sé que los oficiales no te tratarían bien, vi como te sujetaba el brazo...-
La forma en como le hablaba le era lógica más no dejaba de asombrarlo y poco a poco fue soltándole el brazo, junto con ello su sonrisa se borraba quedando serio su rostro. ¿Creería que le daba una limosna? Bueno, si lo pensaba bien prácticamente era eso.- No pensaba ponerte una correa como dices...solo pondré mi confianza en ti...-Guardó el monedero en el pantalón delantero del bolsillo ésta vez y se quedó pensativo un momento. -Pero si sacaste mi monedero es porque necesitas el dinero ¿No? - Preguntó mirándole de reojo- Yo no quiero regalar mi dinero, para eso solo te dejaba ir con el monedero, solo ofrezco que trabajes para mi y así ganarás el dinero que necesitabas -Sonrió nuevamente.- Aunque claro no te voy a obligar a aceptarlo.
De pronto recordó que no se había presentado, por lo que hizo una pequeña reverencia y estiró su mano quitándose el guante.- No me presenté, mi nombre es Rèmi Leblanc y estaba en el mercado haciendo compras para luego ir a visitar el orfanato, es a donde quiero que me acompañes.-Finalizó.
La forma en como le hablaba le era lógica más no dejaba de asombrarlo y poco a poco fue soltándole el brazo, junto con ello su sonrisa se borraba quedando serio su rostro. ¿Creería que le daba una limosna? Bueno, si lo pensaba bien prácticamente era eso.- No pensaba ponerte una correa como dices...solo pondré mi confianza en ti...-Guardó el monedero en el pantalón delantero del bolsillo ésta vez y se quedó pensativo un momento. -Pero si sacaste mi monedero es porque necesitas el dinero ¿No? - Preguntó mirándole de reojo- Yo no quiero regalar mi dinero, para eso solo te dejaba ir con el monedero, solo ofrezco que trabajes para mi y así ganarás el dinero que necesitabas -Sonrió nuevamente.- Aunque claro no te voy a obligar a aceptarlo.
De pronto recordó que no se había presentado, por lo que hizo una pequeña reverencia y estiró su mano quitándose el guante.- No me presenté, mi nombre es Rèmi Leblanc y estaba en el mercado haciendo compras para luego ir a visitar el orfanato, es a donde quiero que me acompañes.-Finalizó.
Rèmi Leblanc- Humano Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/12/2010
Re: Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
Los ojos del rubio no podían dejar de observar a aquel joven, pensando en las razones que podían haberle motivado a hacer aquello, ayudarle de aquella forma desinteresada, cuando él no solo le había hurtado sino que había sido detenido por un policía. Si la mentira hubiese sido descubierta no solo él se hubiese visto en problemas, sino que también el joven.
No lo entendía en verdad. Sin embargo los ojos del joven se veían sinceros, no quería nada. ¿Cómo era eso posible? - ¿Por qué no hacerlo, pregunta? Pues por la misma razón que nadie ayuda a nadie en el mundo, porque no es su problema. Cada uno tiene sus propios problemas y se supone que si da tan solo un segundo de su tiempo para ver por los problemas de otros, morirán o algo así - claramente él no compartía ese pensamiento, o sino la Pandilla no existiría, sin embargo bien sabía como se manejaba el mundo, sobre todo el del dinero y la clase alta, y ese joven, a pesar de parecer extranjero, se notaba que tenía las dos cosas.
Poner su confianza en él. En otra circunstancia le diría que no era una buena idea, que él era conocido por ser muy traidor con aquellos que no eran de su círculo, sin embargo se sentía en deuda, no solo por lo que había hecho por él, sino que en deuda por que el joven de verdad creía en su buena voluntad.
- Si saque tu monedero claramente lo necesitaba, ¿no cres? - le miró con el ceño fruncido - No soy de esos ricos estúpidos que roban por la 'emoción' - gruñó algo molesto, pero sus palabras le silenciaron, encontrándolo realmente cuerdo y considerado de su parte, acabando por bufar un poco.
Tenía que aceptar, sería estúpido si no lo hiciera, sin embargo el otro se le adelantó presentándose, obligándole a hacerlo también. Estrechó su suave mano y le miró a los ojos, sintiendo algo incómodo el presentarse en medio del Mercado, pero qué se le iba a hacer - Soy Luther. Bauer. ¿Y vas al orfanato? ¿Eres huérfano? - preguntó algo desconcertado, pero luego negó con la cabeza - No, da igual... no importa.... acepto tu oferta, después de todo, tengo que pagarte de alguna forma tu amabilidad... - o estupidez, depende de como lo vieses.
- ¿Qué quieres que haga? - preguntó, mirándole con atención.
No lo entendía en verdad. Sin embargo los ojos del joven se veían sinceros, no quería nada. ¿Cómo era eso posible? - ¿Por qué no hacerlo, pregunta? Pues por la misma razón que nadie ayuda a nadie en el mundo, porque no es su problema. Cada uno tiene sus propios problemas y se supone que si da tan solo un segundo de su tiempo para ver por los problemas de otros, morirán o algo así - claramente él no compartía ese pensamiento, o sino la Pandilla no existiría, sin embargo bien sabía como se manejaba el mundo, sobre todo el del dinero y la clase alta, y ese joven, a pesar de parecer extranjero, se notaba que tenía las dos cosas.
Poner su confianza en él. En otra circunstancia le diría que no era una buena idea, que él era conocido por ser muy traidor con aquellos que no eran de su círculo, sin embargo se sentía en deuda, no solo por lo que había hecho por él, sino que en deuda por que el joven de verdad creía en su buena voluntad.
- Si saque tu monedero claramente lo necesitaba, ¿no cres? - le miró con el ceño fruncido - No soy de esos ricos estúpidos que roban por la 'emoción' - gruñó algo molesto, pero sus palabras le silenciaron, encontrándolo realmente cuerdo y considerado de su parte, acabando por bufar un poco.
Tenía que aceptar, sería estúpido si no lo hiciera, sin embargo el otro se le adelantó presentándose, obligándole a hacerlo también. Estrechó su suave mano y le miró a los ojos, sintiendo algo incómodo el presentarse en medio del Mercado, pero qué se le iba a hacer - Soy Luther. Bauer. ¿Y vas al orfanato? ¿Eres huérfano? - preguntó algo desconcertado, pero luego negó con la cabeza - No, da igual... no importa.... acepto tu oferta, después de todo, tengo que pagarte de alguna forma tu amabilidad... - o estupidez, depende de como lo vieses.
- ¿Qué quieres que haga? - preguntó, mirándole con atención.
Luther Bauer- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 13/10/2010
Re: Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
Estrechó la mano del rubio que se sentía un tanto áspera, además de fría debido al clima y al poco abrigo que traía encima, y le soltó solo cuando el otro lo hizo. -Luther, es un gusto...puedes llamarme Rèmi sin problema - Dijo con una sonrisa aunque se borró ante la pregunta, la cual no contestó y solo le dejó hablar.- Esta bien entonces, aceptas la oferta...-Murmuró y le miró de reojo en silencio.
Solo agitó su mano haciendo un gesto para que le siguiera. En es momento llegó su mayordomo y tomó las bolsas que aún no se habían llevado.- James, él es el joven Luther Bauer y hará el favor de acompañarnos. -El mayordomo asintió, mirándole no con muy buena cara al rubio y caminó delante de ellos guiándolos hacia el coche. Estando ahí les abrió la puerta. Rèmi dejó pasar primero a Luther y luego subió él. James cerró la puerta y subió adelante al lado del cochero. Así el coche comenzó su camino.
Rèmi miraba distraídamente por la pequeña ventanilla, aún con ese aire nostálgico. No quería ir con un rostro triste con los niños, por lo que sacaría aquello que la pregunta del otro le había traído a la memoria- Si...-Le dijo y le miró a los ojos- ...fui huérfano, como lo has notado no soy de París, mis padres venían de Corea, pero fallecieron al llegar acá ya que se enfermaron en el barco donde venían.
Mientras relataba la historia cruzó sus piernas y tomó una pausa, aunque no dejaba de mirar por la ventanilla- Aunque no creas, viví mucho tiempo en las calles, solo...intentando encontrar algo para comer, algún lugar donde dormir y robando para sobrevivir. -Le miró a los ojos fijamente, con su rostro serio, aquel que no era del todo común ver pues Rèmi siempre vivía con una sonrisa y una canción en sus labios- Tu decías que nadie ayuda a nadie en el mundo, pero no es verdad, puede que sea poca la gente, pero la hay y mi madre lo fue. Ella me adoptó y me sacó de las calles, todo lo que ves ahora es gracias a ella...por eso visito el orfanato, para darles alguna ayuda a esos niños...-Sonrió de medio lado, pero con ternura.
Solo agitó su mano haciendo un gesto para que le siguiera. En es momento llegó su mayordomo y tomó las bolsas que aún no se habían llevado.- James, él es el joven Luther Bauer y hará el favor de acompañarnos. -El mayordomo asintió, mirándole no con muy buena cara al rubio y caminó delante de ellos guiándolos hacia el coche. Estando ahí les abrió la puerta. Rèmi dejó pasar primero a Luther y luego subió él. James cerró la puerta y subió adelante al lado del cochero. Así el coche comenzó su camino.
Rèmi miraba distraídamente por la pequeña ventanilla, aún con ese aire nostálgico. No quería ir con un rostro triste con los niños, por lo que sacaría aquello que la pregunta del otro le había traído a la memoria- Si...-Le dijo y le miró a los ojos- ...fui huérfano, como lo has notado no soy de París, mis padres venían de Corea, pero fallecieron al llegar acá ya que se enfermaron en el barco donde venían.
Mientras relataba la historia cruzó sus piernas y tomó una pausa, aunque no dejaba de mirar por la ventanilla- Aunque no creas, viví mucho tiempo en las calles, solo...intentando encontrar algo para comer, algún lugar donde dormir y robando para sobrevivir. -Le miró a los ojos fijamente, con su rostro serio, aquel que no era del todo común ver pues Rèmi siempre vivía con una sonrisa y una canción en sus labios- Tu decías que nadie ayuda a nadie en el mundo, pero no es verdad, puede que sea poca la gente, pero la hay y mi madre lo fue. Ella me adoptó y me sacó de las calles, todo lo que ves ahora es gracias a ella...por eso visito el orfanato, para darles alguna ayuda a esos niños...-Sonrió de medio lado, pero con ternura.
Rèmi Leblanc- Humano Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/12/2010
Re: Compras con sorpresas inesperadas [Luther]
Rèmi era un lindo nombre, pero Luther sentía que había en alguna parte del mundo un nombre que le quedaba mucho mejor, sin embargo pronto se quitó esa idea de la cabeza, dudaba enterarse de cual era.
Sentía que no estaba pagando correctamente la amabilidad ajena y Luther Bauer podía ser muchas cosas, pero no un malagradecido, así que bufando un poco se revolvió los cabellos y le siguió, intentando amainar su malhumor. Después de todo, aquel joven solo le estaba ayudando.
La mirada en los ojos del mayordomo no le sorprendió y solo se la devolvió con la barbilla en alto. Si tenía algún problema que se lo hiciera saber a su amo, él solo estaba cumpliendo su 'deber'. Se subió al coche en silencio y se sentó, mirando a su benefactor que ya no posaba en él sus lindos ojos - No, sus ojos - corrigió sus pensamientos, comenzando a escucharle.
Era verdad que el cuerpo del joven, sus razgos indicaban claramente que no era Francés, sin embargo sus modales y su forma de hablar lo cuestionaban. Era tan francés como el que más en lo que a él contaba. Como él ya no era prusiano del todo - Lo lamento - le dio su apagado pésame por la pérdida de sus padres, esperando tranquilo a que continuase, sin comprender del todo como podía revelarse su historia a alguien tan insignificante como él.
¿Qué tenía ese joven? ¿Cómo podía ser.... bueno, así? Luther se sentía intrigado en verdad por la naturaleza benevolente de aquel joven. Lo más probable es que fuese por su origen humilde.
Solo parpadeó en silencio ante sus palabras, correspondiéndole la mirada, viendo su rostro serio y fascinándose por él. Era tan sincero y expresivo. Se parecía a József, pero a la vez era muy distinto. Suspiró un poco y solo asintió - Tú tienes razón y si existe gente que ayuda a otra desinteresadamente, pero es tan poca que ni siquiera vale la pena tenerla en cuenta cuando estás generalizando - se encogió de hombros ligeramente, mirándole luego - Tú fuiste un gran afortunado y es bueno que lo sepas y quieras ayudar con lo que puedes... - cerrando sus ojos un momento para luego volver a mirarle - ... eres un buen chico... eso es raro - gruñó un poco, pero sintiéndose fascinado por aquel joven.
- ... yo nunca he ido al orfanato de París... supongo que por lo grande la ciudad debe ser muy grande... - observando por la ventana con la mirada algo perdida. Él ya era bastante grande como para no ser buscado por un orfanato, pero habían algunos de su pandilla que deberían estar allí... pero él estaba seguro de que estában mejor y más seguros a su lado.
Sentía que no estaba pagando correctamente la amabilidad ajena y Luther Bauer podía ser muchas cosas, pero no un malagradecido, así que bufando un poco se revolvió los cabellos y le siguió, intentando amainar su malhumor. Después de todo, aquel joven solo le estaba ayudando.
La mirada en los ojos del mayordomo no le sorprendió y solo se la devolvió con la barbilla en alto. Si tenía algún problema que se lo hiciera saber a su amo, él solo estaba cumpliendo su 'deber'. Se subió al coche en silencio y se sentó, mirando a su benefactor que ya no posaba en él sus lindos ojos - No, sus ojos - corrigió sus pensamientos, comenzando a escucharle.
Era verdad que el cuerpo del joven, sus razgos indicaban claramente que no era Francés, sin embargo sus modales y su forma de hablar lo cuestionaban. Era tan francés como el que más en lo que a él contaba. Como él ya no era prusiano del todo - Lo lamento - le dio su apagado pésame por la pérdida de sus padres, esperando tranquilo a que continuase, sin comprender del todo como podía revelarse su historia a alguien tan insignificante como él.
¿Qué tenía ese joven? ¿Cómo podía ser.... bueno, así? Luther se sentía intrigado en verdad por la naturaleza benevolente de aquel joven. Lo más probable es que fuese por su origen humilde.
Solo parpadeó en silencio ante sus palabras, correspondiéndole la mirada, viendo su rostro serio y fascinándose por él. Era tan sincero y expresivo. Se parecía a József, pero a la vez era muy distinto. Suspiró un poco y solo asintió - Tú tienes razón y si existe gente que ayuda a otra desinteresadamente, pero es tan poca que ni siquiera vale la pena tenerla en cuenta cuando estás generalizando - se encogió de hombros ligeramente, mirándole luego - Tú fuiste un gran afortunado y es bueno que lo sepas y quieras ayudar con lo que puedes... - cerrando sus ojos un momento para luego volver a mirarle - ... eres un buen chico... eso es raro - gruñó un poco, pero sintiéndose fascinado por aquel joven.
- ... yo nunca he ido al orfanato de París... supongo que por lo grande la ciudad debe ser muy grande... - observando por la ventana con la mirada algo perdida. Él ya era bastante grande como para no ser buscado por un orfanato, pero habían algunos de su pandilla que deberían estar allí... pero él estaba seguro de que estában mejor y más seguros a su lado.
Luther Bauer- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 13/10/2010
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