¿Escuchando la naturaleza? Mas bien, salvando mi vida (Vincenzo)

por Invitado Sáb Ene 01, 2011 8:57 pm

Me levante del duro suelo del bosque, era la quinta vez que me caia. Mis piernas me ardian, o mejor dicho me ardian las heridas que me habia hecho al caer esas cinco veces. ¿Que porque corria por el bosque? Bien todo habia empezado, hacia por lo menos 20 minutos estaba paseando tranquilamente por Paris. No habia querido que ninguno de mis criados me acompañaran, queria dar un paseo a solas pero si hubiera sabido lo que iba a pasar no lo hubiera hecho nunca. Al poco tiempo de estar paseando, unas voces me pusieron alerta. Detras de mi unos cuatro hombres, de mi misma edad fijaron su vista en mi. Ladrones... y sabia que no solo me iban a robar, si no a algo mucho peor... lo veia en sus ojos. La unica solucion que tenia era huir de alli, aunque no era muy facil. Cuando ellos avanzaron con seguridad hasta mi, deje caer el paraguas que cubria mi palida piel del sol y eche a correr engtre las calles evitando a las personas que al verme de clase alta, se escandalizaban por verme correr pero habia dicho que yo no era como los demas ¿ademas que tenia que hacer? ¿Dejarme robar y violar? ¡Anda ya! Preferia salvar mi vida, ademas aun era virgen y no pensaba perderla con ellos. Al final, corriendo llegue al bosque, estaba cansada y eso se empezaba a notar en mi cuerpo, no sabia como pero uno de ellos parecio delante mio cortandome el paso y los demas aparecieron detras de mi, no pensaba rendirme tan pronto pero ahi empezaron mis heridas cuando intente escaparme uno de ellos cogio mi sombrero tirando de el para quitarmelo, lo cual me hizo gritar de dolor ya que estaba cogido a mi cabello por alfileres y tambien rasgaron mi vestido al tirar de él. Pero consegui salir corriendo aun con lagrimas en los ojos pero consegui perderles entre los arboles pero aun asi segui corriendo.

De ahi venian mis heridas, me habia caido tantas veces que mi vestido estaba rasgado, aun mas rasgado por las caidas y ademas por lo de aquellos chicos, mis piernas estaban llenas de heridas asi como las palmas de mis manos pero al dar unos poco pasos cai al suelo de nuevo, mis piernas no me podian aguantar ya. No podia caminar, me apoye contra un arbol apretando con fuerza entre mis manos, las cuales empezaban a sangrar, el dije con la foto de mi abuela. Mis mejillas, mis palidas mejillas sonrosadas estaban llenas de lagrimas que caian de mis azules ojos. Nunca me habia pasado algo asi y aunque era una chica que se sbaia defender, aquella vez no habia podido. Cerre los ojos sin poder dejar de llorar y sin dejar de apretar el dije entre mis manos.

por **Vincenzo Danislăv** Dom Ene 02, 2011 11:54 am

Lo unico que pretendía cuando cogí a Aureo, mi caballo árabe de color negro como el ónice, era recorrer caminos para ir acostumbrándome a los largos paseos que solía hacer en otros lugares, conocer, eso me gustaba mas que nada en el mundo y mas aun si se trataba de un paseo a caballo.

Andaba mirando uno de los barrancos que se sumergían a uno de los lados del camino, cuando sin saber por que, mi caballo se espantó. Tiré con fuerza de la guía para que se calmase.

- Ya está amigo... ¿Qué te ocurre ahora?

Cuando alcancé a ver por el otro lado al que no había mirado me fijé en una pequeña silueta bajo un árbol, parecía como si rezase, pero sus manos estaban ensangrentadas y cuando me vine a dar cuenta de que le sucedía algo salté del caballo inmediatamente.

- ¿Qué le ha ocurrido señorita?

Diablos! Tenía restos de matorrales en su pelo y vestido, pero a Jusgar por la intensidad de la sangre eso no solo era torpeza proveniente de la dama. Gracias a mis conocimientos podría ayudarla a curarse pero primero tendría que averiguar que le hubo ocurrido, algun salvaje sin duda.

- Míreme, por favor.. -Le levanté el menton con apenas un par de dedos.- Mi nombre es Vincenzo, no le voy a hacer daño.. pero dígame que le ocurrió.

por Invitado Dom Ene 02, 2011 1:13 pm

Me quede alli agazapada apretando el dije entre mis manos ensagrentadas ya completamente, la sangre empezaba a caer sobre mi vestido color crema pero no tenia fuerzas para nada, mis piernas no me sostenian. De pronto, escuche unas pisadas eran de un animal no pude ver de donde provenian pero me agazape mas, ahora en ese momento yo estaba en desventaja de condiciones. Me quede de aquella manera, no podia hacer nada. Pero de pronto una voz me saco de mi extasis, tenia miedo de que alguien me hiciera daño de nuevo pero esa voz sonaba tan amistosa que dudaba que me hiciera daño. Pero antes de que tuviera tiempo de nada, me levanto la cabeza con dos dedos haciendo que algo de sangre subiera a mis mejillas haciendome sonrojar. No sabia si tendria la fuerza de responderle pero mis palidas manos soltaron el dije dejandolo caer encima de mi pecho.

-Yu... Yunuete. Me... me siguieron unos ladrones... los... los consegui despistar... pero me hirieron y... yo misma... me cai...

La voz me temblaba asi como los labios, mis ojos amenazabn con derramar mas lagrimas los labios me temblaban a su vez, mi cuerpo aun estaba inundiado por todo lo que habia sentido segundos antes. El miedo a no poder defenderme, el miedo a que me encontraran...

por **Vincenzo Danislăv** Dom Ene 02, 2011 5:59 pm

Las palabras entrecortadas de aquella pequeña mujer, además de sus lágrimas me rompían el corazón.
La ayudé a incorporarse, no me importaba en lo absoluto que manchase mi ropa, solamente quería que estuviese bien.

- Quien la hizo Daño? Les reconocería si los viese?

Dije pausadamente. No quería asustarla ni mucho menos, solo quería saber quien le había hecho aquello a alguien de su clase. Portaba un precioso vestido beige que me hacía decir que una mujer de poca clase no podría permitirse el lujo de llevar un vestido de esa clase. La ayudé a subir a mi caballo, que se mostraba sumiso gracias a mis caricias en su cuello, y luego tras subirme yo, el caballo retomó el trote de camino a mi hogar.

- No se preocupe, la curaré en seguida, agarrese fuerte por favor.

Recordé que en casa tenía un surtido bastante grande de todo tipo de hierbas, jarabes y ungüentos preparados por mi. Que en casos como estos, podría serme de mucha ayuda, tanto para mi, como para ahora aquella muchacha de nombre Yunuete. Cuando acabásemos, podría llevarla hacia una comisaría para que pusiese una denuncia, u obtener de ese modo algun guardia que la custodie por esta noche.

por Invitado Dom Ene 02, 2011 6:59 pm

De pronto, note como Vincenzo me ayudaba a levantarme parecia no importarle que le manchase la ropa pero a mi me sabia mal. Asi que intentaba no apoyar mis manos ensangrentadas. Escuche lo que me decia, aun no sabia si seria capaz pero quizas si los viera si que podria decir quien era. Asi que respondi con sinceridad ademas no tenia ninguna razon por la cual mentirle.

-Supongo que si los viera si.

Dije con voz suave ahora mas calmada pero todo mi cuerpo temblaba, deje que me subiera a su caballo y senti como se subia él. Al escucharle me calme aun mas, confiaba en el aunque no lo conociera. Mi cuerpo parecia querer descansar sabia que no aguantaria mucho mas. Y asi fue, sin darme cuenta mi mente no aguanto mas y me llevo al mundo de los sueños, cai desamayada pero por suerte mi cuerpo no se movio mucho solo mi cabeza quedo apoyada en su pecho. Mi cuerpo no se movia mientras mi cabeza tampoco.

por **Vincenzo Danislăv** Dom Ene 02, 2011 7:24 pm

Sentí como la muchacha apoyaba su peso en mi pecho, parecía estar exhausta asi que apreté mis brazos alrededor suya mientras tomaba las riendas rumbo a casa.
El camino era largo, pero tranquilo, no quería que se sobresaltase, necesitaba descansar aunque no tuve mas remedio que despertarla al bajar del caballo.
Toqué el lomo de Aureo y éste supo muy bien donde ir en esos instantes, al establo de la parte trasera de la finca.

- Despierte, debo curarla lo antes posible y tiene que estar despierta para ello.

Tomé su pequeña cintura con una mano, para que sus pies no la dejasen arriada de nuevo en el suelo, ayudándola a caminar despacio. Una vez dentro de casa, la dejé en el salón, mientras me metía en la cocina contigua, y preparaba un caldero con agua caliente. Tomé de un cofre de marfil y madera tallados unas pocas hierbas. Observé que hubiese leña suficiente, pero en cambio tenía que coger un poco mas de la puerta que daba al jardin trasero. Volví en menos de lo que creía, y el agua aun estaba templada, tiré los troncos y tomé un almirez de cobre con el que solía hacer mis unguentos.

- Se le ofrece agua?

por Invitado Dom Ene 02, 2011 7:59 pm

Cuando lleguemos a su casa tuvo que levantarme abri los ojos acostumbrandome a la luz que habia y deje que me bajara del caballo el cual se fue solo hasta detras de la finca. Agradeci que me tomara de la cintura para ayudarme a andar, cuando senti debajo de mi cuerpo el mullido sillon, estuve a punto de volver a cerrar los ojos pero por suerte no lo hice. Mire mis manos con la sangre ya seca cogi el dije y observe la foto de aquella preciosa mujer, que habia sido mi abuela. Habia estado tan absorta con el dije que no me habia dado cuenta que Vincenzo habia vuelto. Deje caer el dije en mi pecho y le mire. Pude ver como era bastante apuesto, y eso me hizo sonrojarme levemente.

-Lo agradeceria.

Dije con una pequeña sonrisa, la verdad es que mi garganta estaba realmente seca y aun me dolia de los gritos que tuve que dar cuando me arrancaron el sombrero y cuando me rasgaron el vestido. Aleje aquellas imagenes de mi cabeza no queria recorsarle, me ponia mal cuando lo recordaba, Pero ahora solo queria recuperarme y segun lo que habia dicho, él me podia curar.

por **Vincenzo Danislăv** Dom Ene 02, 2011 8:45 pm

Le llevé un vaso de agua, mientras el caldero tomaba ya su temperatura. Cuando volví, tomé el almirez, un cuenco y las diversas hierbas para sanar a la muchacha, colocandolas poco a poco en la mesa que había entre nosotros dos.

Me senté en el sillón contiguo al de Yunuete, la miré a sus preciosos ojos azules que contrastaban con el solor rojizo de sus mejillas, al igual que su tez de colore suaves, como su vestido ahora ensangrentado. No pude evitar alzar mi mano para acariciar su mejilla y frente, apartando el pelo de su cara para ver si tenía fiebre. Pero era falsa alarma, aunque su rubor dijese lo contrario. A través de los altos ventanales se podía vislumbrar como un rayo irrumpía en el silencio de la ya, noche. Empezó a llover a cántaros, motivo de mas para que la muchacha se pudiese quedar mas tiempo en mi casa si lo viese correcto.

Mezclé las hierbas, sin mirar practicamente, pues conocía cada olor, cada fragancia misma de la madre naturaleza, ella me había brindado con un sentido del olfato extraordinario.

- Debería quedarse esta noche.

Dije simplemente, no quería incomodarla. Podría mandar a mis mayordomos o a la dama de llaves para que buscase ropa adecuada para aquella dama. sentí como fijaba sus ojos en mis manos, mientras preparaba el jarabe, una simple tila que la ayudaba como antiinflamatorio, y unas compresas de agua caliente en cuyo interior rezaba el resto de las hierbas que preparé despues para su luego limpiado de heridas, que si eran lo bastante profundas, debería darselas, pues me negaba a ver el cuerpo desnudo de aquella mujer malherida, si no fuese necesario.

Sonreí ante mi pensamiento, y le expliqué para que era cada una de las cosas que le tendí.

- Solo queda una ultima cosa en la cocina, pero hasta mañana por la mañana temprano no estará listo, espero que me disculpes.

Dije pidiendo disculpas, por no poderla curar aprisa, solamente unas horas para reposar el ungüento que yacía aun en el caldero.

- Tiene todo a su disposición, arriba le dirá mi dama de llaves donde encontrar todo, además de una habitación para usted sola, agua caliente y ropa limpia.

en ese mismo instante me levanté y un crujido de mi espalda irrumpió entre nosotros, a lo que sonreí quitandole importancia, ya me sentía viejo.

- Debe descansar mucho...

por Invitado Dom Ene 02, 2011 10:27 pm

Cogi el vaso de agua con delicadeza, bebiendolo con ganas, notando como mi garganta agradecia aquel liquido que bajaba raudo por ella y aliviaba aquella sequedad. Mientras lo hacia pude ver como el colocaba entre nosotros encima de una mesa hierbas tenia curiosidad pero no dije nada solo mire lo que hacia.

Cuando se sento en el sillon le mire y mi rubor se noto un poco mas cuando note el roce de sus manos por mi piel, para mi era algo nuevo. Le mire a los ojos en todo momento pero aquel rayo me hizo volver la cabeza para mirar como empezaba a llover, no me gustaban para nada las tormentas, tenia ese miedo desde pequeña algo que se habia quedado conmigo mientras fui creciendo. Pero esperaba no tener que irme. Asi que en cierto modo me alegre cuando escuche sus palabras.

-Es muy amable, se lo agradeceria. No me gusta nada esta tormenta.

Dije con una sonrisa, mientras intentaba pensar en algo que no fuese la tormenta. Pense en el y en lo que hacia, funciono en cierto modo porque aunque miraba todos sus movimientos lo que en realidad pensaba era que nunca habia sentido esa sensacion que tenia estando alli con nadie mas ademas que habia conocido a poca gente en toda mi vida. Me explico que era todo lo que me ponia en las heridas y solo podia sonreir y asentir.

-No pasa nada, esta haciendo mucho por mi curandome y dejandome quedar en su hogar esta noche de tormenta. Si no es mucha molestia me gustaria darme una ducha de agua caliente.

Dije con una sonrisa cuando me dijo que arriba tendria un cuarto, ropa limpia y demas. Pero se me olvido todo eso cuando al levantarse escuche un crujido proveniente de su espalda. Sin darme cuenta me puse rapidamente de pie y aunque mis piernas flojearon consegui acercarme a él.

-¿Esta bien? Ese crujido no me ha gustado nada.

Dije poniendo una mano en su rostro preocupada, mi rubor seguia en mis mejillas pero ahora no me importaba nada mas que no fuese el. Me sentia tan bien a su lado...

por **Vincenzo Danislăv** Lun Ene 03, 2011 12:56 pm

Alcé la mano quitandole importancia al asunto. Me giré hacia la chimenea apagada y di una pequeña patada a uno de los cascotes de la noche anterior.

- No es nada preocupante. - Recordé las palabras acerca de su baño, había observado algunas heridas en su cabeza, por lo que simplemente alcancé un frasco que tenía sobre la repisa, de un liquido gelatinoso con olor a rosas. - Este quizás sea el mas efectivo de mis tratados.. cuando se de el baño, lave su pelo con ésto, suavemente, y las heridas no tardarán en cerrarse.

Dejé el frasco en sus manos, y en escasos segundos ya llegaba mi mayordomo, el cual entregó a la dama de llaves ropa cómoda y un vestido nuevo para la muchacha.

- Marquette, acompáñela. Giré mi mirada hacia la señorita Yunuete, si le hiciese falta algo mas, no dude en pedirnoslo. Yo me encontraré aqui seguramente, en el salón. Disfrute del baño.

Una vez solo en aquella oscura habitación, tomé una lámpara de aceite y con su ayuda encendí la chimenea, troncos nuevos, y un poco humedos con lo cual me hizo costar un poco el encenderla. Mi camisa quedó empapada, y el frescor de la noche invernal de parís me dejó muy arrecido. Me quité la camisa, y las botas que aun llevaba tras ir a por leña al cobertizo, pero poco a poco entraba en calor gracias al fuego de la chimenea.

- Voy a preparar la cena, señor.

- Adelante Sebastian. Mientras los ricos olores provenientes de la cocina inundaban parte de la casa, tomé el dije que siempre guardaba en el bolsillo de mi camisa, el de aquella mujer de ojos verdes tan enigmática como antigua, era preciosa para la época en que vivió, sin duda.

por Invitado Lun Ene 03, 2011 11:29 pm

Me decia que no me preocupara pero no podia evitar hacerlo, pero rapidamente desvio mi atencion hacia un frasco que me dio para las heridas de mi cabeza. Recordaba como me habia hecho cada una, o mejor dicho como me las habian dicho. Cogi el frasco de sus manos y pude notar el roce sus manos con las mias, lo cual me supo a glorias en ese momento llegaron su mayordomo y la ama de llaves. Le mire mientras me hablaba.

-Gracias, pero todo es maravillos. Me reunire con usted cuando acabe mi baño.

Dije para seguir a la ama de llaves con una sonrisa, me dejo en una habitacion con una cama mullida, un vestido nuevo y limpio y un baño. Me quite la ropa y la deje en el suelo, me mire al espejo desnuda, me mire todas las heridas y como habia quedado mi pelo. Unas lagrimas salieron de mis hijos inconientemente, me las seque con la mano y entre en el baño. Llene la bañera de agua caliente y me submergi en ella. Necesitaba tranquilidad y pensar un poco en todo lo que me estaba pasando era todo increible, nunca me habia pasado aquello cerre los ojos y me vino a la cabeza la imagen del hombre que me esperaba abajo. El dije aun colgaba de mi cuello no me separaba nunca de él. Era una manera de estar cerca de mi abuela, lo aprete entre mis manos.

Despues de un rato estando alli me duche con suavidad teniendo cuidado con mis heridas y limpiandome de todo lo que pudiera haber en mi piel. Luego procedi con la cabeza me puse lo que Vincenzo me habia dado, sali de la ducha con una toalla envolviendome en una toalla. Y sali a la habitacion, me se que el pelo y cuando iba a ponerme el vestido un rayo y un trueno me asustaron y la tormenta empezo a loloover mas fuerte no me gustaban nada las tormentas. Ya veriamos como pasaria la noche. Me vesti, el vestido se amoldaba perfectamente a mi cuerpo y resaltaba mi cuerpo. Estaba acotumbrada a ellos, cuando llegue a las escaleras cogi la falda para no caerme y cuando llegue abajo, me fui al salon y le mire cuando entre.

-Ya estoy aqui...

Dije levantando mi vista hacia él y mirandole a los ojos sonrojada con mi dije por encima del vestido. Esperaba que me dijera algo.

por **Vincenzo Danislăv** Mar Ene 18, 2011 3:45 pm

Al verla tras un rato de desahogo para ella y para que limpiase y cuidase las heridas de su cuerpo, en mi garganta se formó un nudo que me hizo toser desenfrenadamente, me disculpé y volví de nuevo la mirada hacia ella, justo antes de tocar el último escalón sentí como temblaba su ser el oir de nuevo aquel estruendo en los cielos.

Tomé su mano con delicadeza, ayudandola a bajar del todo.

- Sebastian, esta noche cenaremos aqui. - Giré mi cabeza hacia la señorita, pese a su clase social, no le convendría ahora una cena distante, y de "etiqueta". Simplemente cenariamos cómodamente en el suelo enmoquetado, entre los cojines del salón. - Espero que no la incomode.

Nos sirvió la comida en una mesa muy baja que se encontraba rodeada de cojines, tomé de nuevo las manos de la muchacha y la ayudé a sentarse.

- Veo que le sentó muy bien el baño, cierto? - Sonreí al tiempo que me sentaba en algunos cojines, acomodándome para la cena, la ama de llaves me tendió una camisa nueva, al juzgar por la cálidez, recien planchada, y me la puse con facilidad.

por Invitado Mar Ene 18, 2011 6:43 pm

Me sorprendi cuando vi que tosia desnfrenadamente pero vi que se giraba cuando otro trueno irrumpio en el silencio y mi cuerpo temblaba inconcientemente, no me gustaban para nada las tormentas me daban un miedo atroz. Recordaba que de pequeña me acurrucaba en mi hermano cuando habia tormentas. Me cogi a su mano dulcemente bajando los ultimos escalones con su ayuda. Casi le di gracias al cielo de que me dijera de una cena normal y comoda.

-No me molesta, al contrario es lo que quiero en estos momentos.

Dije con una timida sonrisa mirandole a los ojos, me sente en los cojines acomodandome se estaba muy comodo y me gustaba estar en compañia de Vincenzo. Me sonroje al ver su torso desnudo pero no dije nada, solo mire la comida y espere hasta que el estuviera preparado para comer y que todo tenia una pinta estupenda.

-Si, la verdad es que despues de lo que me ha ocurrido ha sido una suerte encontrarme con usted.

Dije sin dejar de sonreir la verdad es que, me gustaba mucho estar con él en todos los sentidos que se podia decir esa palabra, sabia que para una chica de mi clase social no era etico pensar de esa manera de un hombre pero como habia dicho otras veces me daba igual lo que pensara la otra gente yo era como era. Espere que estuviera preparado y para comenzar a comer los dos.

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