Salvando mi alma [Libre]

por Invitado Miér Jun 09, 2010 4:27 pm

Llegué en mi carruaje hasta la catedral, acompañada de una de mis sirvientas. Entré con aire majestuoso a templo, pero con expresión de recogimiento, me persigné con cuidado. Llevaba un rosario colgando de mi mano, caminé con lentitud hasta la primera fila de bancas, no me senté en las bancas, me limité a arrodillarme frente a ellas, mirando en dirección al altar, mientras mi ama de llaves, me esperaba varias filas más atrás.

Miré al altar en silencio unos segundos, antes de comenzar a rezar -Notre Père qui es aux cieux, que ton Nom soit sanctifié, que ton règne vienne... - dije en voz baja y suave, que parecía un cálido arrullo. Oí unos pasos caminando por el corredor, pero seguí en lo mio. -que ta volonté soit faite sur la terre comme au ciel. Donne-nous aujourd'hui notre pain de ce jour. Pardonne-nous nos offenses...- seguí mi oración, sin hacer caso alos pasos que se acercaban.

-comme nous pardonnons aussi à ceux qui nous ont offensés. Et ne nous soumets pas à la tentation, mais délivre nous du Mal. Amen- Acabé mi oración aun con la cabeza gacha, que solo levanté cuando vi que alguien se sentaba en la misma banca ala que yo le daba la espalda.

por Invitado Jue Jun 10, 2010 4:24 pm

Michel corría por las calles de París. Sus pasos se escuchaban casi sobrepasando el alboroto de la gente que paseaba tranquilamente. A esas horas se podían observar varior comerciantes, unos cuantos niños jugando, algunas doncellas cuirioseando en tiendas y algún que otro pregonero. La ciudad estaba en pleno movimiento.

Para Michel no había tiempo para entretenerse con los goces de la ciudad, tenía que llegar a tiempo a su confesión semanal. En realidad, siempre se confesaba de lo mismo, pero no podía evitarlo, era una espina de culpabilidad que nunca se desvanecería. Supuso, que si iba a rezarle todos los dias a su madre, quizás algún día, desde los cielos, pudiera perdonarle.

La catedral estaba completamente desierta, a escepción de una dama con su sirvienta. La dama vestía lujosos atuendos, con lo que pudo deducir que no se trataba de cualquier muchacha de pueblo. Además pocas personas , aunque fueran de clase alta poseían un sirviente para ir a la iglesia.

Michel avanzó con pasos decididos y se situó detrás de la joven.

por Invitado Jue Jun 10, 2010 6:16 pm

Ignoré a la figura tras de mi, ni siquiera me voltee a ver quien era quien osaba interrumpirme, tenía que rezar primero. Mientras seguía en lo mio. Con la cabeza agachada y de rodillas, puse entre mis manos el rosario que llevaba colgado siempre de mi muñeca. -Je Vous Salue Marie Je vous salue, Marie, pleine de grâce. Le Seigneur est avec vous. Vous êtes bénie entre toutes les femmes, et Jésus, le fruit de vos entrailles, est béni.- Murmuré nuevamente con voz suave y encantadora, sin alzar la vista, con profunda actitud de respeto y recogimiento.

Escuchaba tras de mi la respiración de la persona que se había sentado en la banca -Sainte Marie, Mère de Dieu, Priez pour nous, pauvres pécheurs, maintenant et à l'heure de notre mort. Amen- apenas iba en mi primer ave maría, cuando la curiosidad me ganó y me di vuelta para ver quien era tan valiente como para acercarse a interferir en los rezos de una piadosa señorita como yo, me sorprendí al ver que se trataba de un hombre y eso se notó en mi rostro, pues desvié la mirada con la mejillas sonrosadas.

-¿Que desea?- Le pregunté amablemente, aunque tartamudeando, no acostumbraba a tratar con hombres -Yo rezaba acá, pero si le molesta... Puedo ir a la banca de al frente- dije sin mirarle a los ojos, con actitud recatada que me caracterizaba.

por Invitado Vie Jun 11, 2010 5:16 pm

Me sorprendió ver como la joven se giraba, reclamando una respuesta
sobre porqué Michel se había puesto justo detrás de ella. La verdad, es
que no lo habia hecho por nada en concreto, solo que la curiosidad le
pudo y dicidió sentarse lo más cerca posible de la mujer para poder
observala con más detenimiento.

- Quédese donde está si lo desea, si es que le incomodo ya me moveré yo. - Se levantó poco a poco dando una leve inclunación con su cabeza , pero mientras subia la mirada de nuevo, se topo con un rostro que le recordaba a alguién, no sabría decir a quién, pero le resultaba familiar. Quizás solo fuese una de los rostros conocidos de la ciudad, nada más.

Seguidamente se retiró de su asiento y se fue a uno más lejano, sin dejar de observarla. Intentó concentrarse en su oración, pidiéndole constantemente perdón a su madre, y esperando que finalmente ese fuera el día que él también se pudiera perdonar a si mismo, cosa que veía bastante improvable.

Sus oraciones fueron interrumpidas por los susurros de la joven que también oraba en la catedral. Al volver a fijarse en ella, Michel descubrió que la había visto en alguna fotografía de su padre, pero con unos cuantos años menos. Pero para comprobar si realmente era quien pensaba, se acerco a ella de nuevo y con un tono respetuoso le preguntó.

-¿ Me podría decir su nombre por favor?

por Invitado Vie Jun 11, 2010 5:39 pm

Analicé a aquel hombre con detenimiento por sus vestimentas pude saber que era de clase alta, en su rostro pude ver algo familiar, como si lo hubiese visto alguna vez en algún lado, pero deseché esa idea de mi cabeza, seguramente lo estaba imaginando.

Lo miré de reojo y miré alrededor -Por que se sentó tras mio si tiene todo el resto de la catedral??- me pregunté sorprendida, mis mejillas seguían sonrojadas. -Si, por favor, se lo agradecería- Le respondí notando como me miraba, con expresión de parecerle conocida, di vuelta el rostro en dirección al altar, oyendo aliviada como esos pasos se alejaban y retumbaban en la catedral.

-Disculpame Dios mio por distraerme de mis oraciones- pensé antes de bajar la cabeza y seguir rezando, un ave maría, dos ave maría, tres... Y no dejaba de sentirme observada, era como si supiera que si me volteaba hacia atrás aquel hombre seguiría con sus ojos fijos en mi, pero no voltee, seguí rezando, sentía que me hacía falta. Cuatro ave maría, cinco ave maría, pero aquel no llegué a completarlo, sentí aquellos pasos acercándose de nuevo y detuve mis murmullos.

Oí sorprendida esa pregunta, más no alcé el rostro y seguí rezando en voz baja, al ver que él no se iba decidí responderle -Renée Marie de Valois, duquesa de Anjou- Respondí con voz suave sin mirarlo, solo viendo sus zapatos. -Por qué desea saberlo??- pregunté yo esta vez, quería saber que era lo que le había hecho volver a preguntarme mi nombre.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 3:08 pm

Al oir su nombre se le despejaron todas las dudas, sin duda era aquella la joven, la mujer con la que algún día debería casarse. Sus padres acordaron en algo así como un contrato la unión de sus hijos y así obtener algunos beneficios.

Michel aún recuerda el día en que mientras hablaba con él en su sillón, el chico, cuando apenas tenía poco más de 15 años, le hizo un comentario sobre una niña que había visto en algún lugar. Su malhumorado padre le miró severamente repitiendo su famosa frase: "las mujeres nublan la vista de los hombres chico, suerte que me libré de tu madre...". No obtante comentó algo sobre los intereses de su família y sacó una fotografía de una niña algo más joveen que él, con un floreado vestido, que miraba a la cámara con ojos asustados. A Michel nunca se le olvidaría ese rostro, ya que justo cuando lo vió, sientió como toda su adolescencia se esfumaría en un difuso vapor. Su vida ya había sido diseñada y estructurada por otros, él no podría hacer otra cosa que dejarse llebar.

Sintió un escalofrio al recordar ese episodio con su estrico padre, quizás por eso al hablar, la voz no le sonó tan decida como solía hacerlo siempre.

- Soy Michel Leroux.

No contestó a su prengunta simplemente esperó ver la reacción de ella. No sabía si ella tenía la misma información que el, quizás no le reconociese si solo se habían visto en fotografias, pero sin duda su nombre causaría algún efecto en ella.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 4:12 pm

Me puse de pie con cuidado viendo como el seguía ahí mirándome, mi sirvienta se acercó poco a poco para ver que ocurría. Oí aquel nombre y di unos pasos hacia atrás, con mi rostro porcelanado repentinamente mucho más pálido. Estaba sorprendida y algo mareada, abrumada. Levanté el rostro para verlo claramente, y me dejé caer en la banca ubicada tras de mi. -Usted...- Susurré a penas, con expresión de profunda sorpresa.

Recordaba claramente la primera vez que había oído su nombre y había visto un retrato suyo, había sido hacía varios años, cuando aun era una niña, que mi padre me había abierto los ojos a la cruel verdad, nunca podría tener un romance como el de los cuentos, como aquel que soñaba, mi destino estaba trazados desde aun antes de nacer, y debería casarme con Michel Leorux. Pero aun así, a pesar del conocimiento prematuro de aquella verdad, el momento de llegar a conocerlo que me parecía tan lejano había llegado de golpe.

Al salir de mis recuerdo descubrí que seguía mirándolo, pro lo que desvié rápidamente mi mirada y miré al suelo con timidez -No esperaba conocerlo así, monsieur Leroux- reconocí con voz queda, aun estaba demasiado asombrada. Miré al altar sin volver a verlo a los ojos -¿Y que debería hacer ahora que he conocido a mi prometido, Dios Mio?- me pregunté, y no tenía idea de la respuesta.

por Invitado Mar Jun 15, 2010 4:22 pm

La reacción de ella no lo tomó por sorpresa. Sin duda alguna, quien iba a esperarse encontrar a la persona con la que había de casarse, que nunca antes la había visto, en medio de una catedral, sin previo aviso.
Michel dió dos pasos hacia adelante, en dirección al lugar donde la joven había decidido sentarse, algo alejada de él.

- Yo tampoco lo esperaba la verdad. - Se quedó pensando y observó el rosario que caía sobre las manos de ella, sin duda una mujer de buena sociedad debía tener una gran deboción a Dios, y promulgar su fe abiertamente. Por lo que Michel podía observar, Reneé era una buena cristiana. - Supono que esperaba conocerme en la fiesta que seguramente nuestros padres celebrarían para anunciar nuestro compromiso, y por tanto la unión de las familias.

Michel, observó a la sirvienta de la joven, que parecía algo ajena a la conversación, pero que sin embargo no perdía dato de todo lo que él decía. Seguramente, a parte de sirvienta , le serviría de confesora a Reneé.

por Invitado Miér Jun 16, 2010 9:45 am

Mi tranquila ida a la catedral a rezar ,como solía hacer, se había transformado en el momento que tanto había temido, aquel que esperaba que nunca llegara. Una pregunta siempre rondaba en mi cabeza -¿Como podré casarme con un hombre que no conozco, ni mucho menos amo?- aquella pregunta parecía llegar a mi mente en cualquier momento e inundarla de dudas. Después de la muerte de mis padres había pensado que quizás aquel compromiso solo pasaría a ser un mal recuerdo, pero por lo visto no sería así.

Pestañeé varias veces mientras lo miraba de reojo, como si esperase que fuese una aparición que pronto se desvanecería. Asentí a sus palabras -Si, seguramente si. Algo más común- susurré con voz suave. Tenía una expresión algo triste en el rostro -Pero aquella fiesta deberán acordarla con mi hermano, mis padres... han fallecido hace un tiempo- alcé los ojos al altar y baje la cabeza persignandome al hablar de mis padres.

Mi sirvienta llegó rauda tras ver como me desplamaba sobre la banca, tocó mi rostro pálido y me preguntó como estaba, me limité a hacerle un gesto para que volviese a donde estaba, y que daba a entender que me encontraba bien, peor era imposible que lo estuviese y ella lo sabía. Lo miré con timidez, quería saber de él, pero tímida como era no me atrevía a preguntarle nada, me limité a bajar la mirada. -¿Como se encuentra, monsieur Leroux?- pregunté simplemente para no quedar de mal educada. No sabía como afrontar aquella situación, ni mucho menos como debía comportarme, tras conocer a mi prometido en una situación poco usual.

por Invitado Dom Jun 20, 2010 6:37 am

Michel se quedó perplejo ante lo que la señorita Renée había comentado. La muerte de sus padres quizás cambiaría muchos de los intereses entre la familia Valois y los Leroux. Seguramente en cuanto su padre se enterase de la muerte de ellos intentaría celabrar el casamiento de su hijo con la duquesa de Anjou, así conseguirían muchos de los bienes más rápido de lo que nunca hubiesen imaginado.

Michel miró con algo de compasión a la joven, que parecía observalo tímidamente entre sollozos y lamentos. Sin duda, no sería él quien informase a su padre de la muerte de lo que hubiesen sido sus futuros suegros, sentía algo de lástima por aquella mujer; sus padres morían y debía hacerse cargo ella sola de todos sus bienes y casarse con un desconocido.

- Siento lo de vuestros padres. - dijo mirandola fijamente. - No se preocupe los acuerdos que tenga que hacer mi padre con su hermano no son asunto mío, no pretendo acabar este acuerdo en estos momentos. - verdaderamente , Michel tampoco quería casarse, pero los negocios eran los negocios, aunque le aterraba la idea de vivir hasta el fin de sus días con una persona que conocia desde hacía 10 minutos.

- Yo estoy bien gracias, siempre es bueno pasearse por la catedral, parece que el Señor nos de más fuerza para seguir adelante ¿no cree?

off: perdon por haber tardado tanto, he estado muy liado

por Invitado Dom Jun 20, 2010 6:42 pm

Me mantuve con la cabeza agachada mirando el rosario en mis manos, que había pertenecido a mi madre, seguramente ella tendría las palabras justas para consolarme de algún modo. Pero sin ella pensaba que nada en el mundo podía consolarme respecto a mi futuro, yo solo me limitaba a llorar en silencio.

En tanto viese a mi hermano tendría que hablarle de aquel encuentro, contarle los por menores, más no quería, era un deber que no quería cumplir, quería callarme e intentar hacer como si aquel encuentro no hubiese ocurrido, sentía el corazón oprimido y una angustia que comenzaba a crecer.

No alcé la vista, no me sentía capaz de hacerlo. -Gracias- susurré sobre el tema de mis padres. Lo miré de reojo al oír lo que decía sobre los acuerdos -Por lo visto no soy la única que no desea casarse- pensé silenciosa, intentando saber que sentía aquel hombre al respecto de nuestro compromiso impuesto, pero no lo logré, yo era la única ahí que era como un libro abierto.

-Por eso vengo cada vez que puedo y le pido fuerza para continuar- dije en voz baja y tímida -Sobre todo para continuar con ese compromiso- pensé, pero era obvio que no huiría esa no era un opción para mi, lo afrontaría estoica, aunque eso significase no cumplir mis sueños... No tenía por que luchar.

por Invitado Miér Jun 30, 2010 7:03 am

off: lo siento por la tardanza!! de nuevo

Al sentir su expresión cuando mencionó lo del casamiento, sintió peligrar todo por lo que su padre había estado luchando en sus tratos con la familia de Valois. Cierto es que no quería casarse con una desconocida, no tenía el más mínimo interés en eso, aún quedaba mucho que disfrutar para atarse a una mujer tan pronto. Sin embargo sus intereses y los de toda la familia estaban puestos en ese matrimonio y no tenía alternativa, era un buen trato que sin duda le haría escalar algunas posiciones más en su clase social.

Se fijé en la expresión de su rostro, tampoco parecía estar muy entusiasmada con la vida que llevaba. Pero era el precio que se tenía que pagar por tener un buen estatus, por ser reconocido por la sociedad, por ser alguien en definitiva.

- Yo vengo por mi madre, aunque falleció hace años no creo que esté descansando en paz- se le escapó ese comentario, no debería haberlo dicho, pero ya era muy tarde. Pero era cierto, Michel pensaba que su madre no estaría en paz hasta que se descubriese la verdad de su muerte, por eso venía a rezarle, para que le perdonase por no hacer justicia con ella.

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