Marie Parthenopaeus

Edad
21 Años [Neófita]
Especie
Vampiresa
Tipo y Nivel Social
Princesa de los Paises Bajos
Lugar de Origen
Holanda
Fecha de Muerte
1 de Enero del 1800
Habilidad/Poder
Agilidad y reflejos sobrehumanos
Sentidos aumentados
Persuasión



Marie es una chica de mediana estatura y de complexión delgada. Sus ojos antes completamente verdes pasaron a tener un tono cristalino luego de su transformación aunque este no se nota demasiado debido a su reciente edad como vampiresa. Su piel fue poco a poco perdiendo su tonalidad rosada para pasar a ser tan pálida como la de la misma muerte. Aunque no les da él sol sus cabellos poseen el color de este mismo a la luz de las antorchas que iluminan el castillo.



Si nos ponemos a pensar Marie esta lejos de ser una chica típica de la clase alta ya que poco le han importado las apariencias y los riesgos durante su corta vida. Es aventurera, le gustan los peligros y hay pocas cosas a las cuales puede llegar a temer. Probablemente sea esto último lo que la llevo a una muerte prematura.
No se toma mucho el tiempo para pensar las cosas, ella piensa que si uno quiere hacer algo con todo su corazón simplemente debe hacerlo y luego pensar en las consecuencias por mas absurdo que esto pueda sonar.
Con los extraños siempre ha tenido una conducta reservada, nadie que no fuera absolutamente de su confianza podía saber mas que su nombre.


Desde el día en el que Marie llego a este mundo su destino había sido marcado sin siquiera ella tener una mínima noción de las cosas. Su vida iba a ser una perfecta agonía disfrazada entre la magnificencia del oro y las riquezas. ¿Quién podía ser feliz si la vida le daba tantas ataduras? Nadie. Su matrimonio había sido arreglado desde que su madre tuvo noción de que estaba embarazada y nada mas importaba, su hija debía casarse con alguien de la misma clase social o mejor que en la que ellos se encontraban.
Marie fue educada para tener los mas finos y delicados modales dentro de la sociedad, para ser una dama con todas las letras y para no dejar que una sola cosa se le escapara de las manos. ¿Acaso eso importaba si lo que la vida le deparaba era un simple y desastroso calvario por el resto de su vida?
Los años pasaron con gran velocidad y la niña pronto se convirtió en una hermosa mujer la cual deseaba que el tiempo se detuviera antes de que llegara su cumpleaños numero veintiuno. Ella sabía que días después de esa fecha se concretaría el acuerdo que su madre y su futura suegra habían pactado para que ella se casara. ¿Y el amor? ¿Y lo que ella pensaba? La persona con quien iban a casarla era un completo tonto al que solo le importaba el mismo. Un machista que seguro la tendría esclavizada el resto de su vida.
Parecía que nada iba a cambiar su aburrido destino hasta que unos días antes de la tan temida fecha surgió la oportunidad de escapar, de huir lejos de aquellas cuatro paredes que la tenían condenada a una vida que ella no deseaba. Sin pensarlo dos veces no desaprovecho la oportunidad de salir de aquel lugar.
Un poco del dinero de su familia bastó para huir hacía Francia llevándose consigo su caballo mas preciado. Su familia no era gran conocedora de ese país, estaba segura de que ese era un lugar donde nadie la buscaría.
Tantos días tardo su larga travesía que el dinero pronto comenzó a escasear y ella comenzó a enfermar horriblemente. Estaba completamente desesperada tratando de convencer a su cabeza de que era mejor pasar hambre y sed que estar encerrada en el hogar en donde había nacido, que no noto que en su afán de liberarse había logrado consumirse hasta el centro de su alma. Ya no tenía recursos para sobrevivir en el día a día, ya no tenía la compañía de su caballo. Tonta había sido ella al pensar que el corcel aguantaría mas vivo de lo que ella ahora podría.
Una helada noche Marie presintió que su final se acercaba. No tenía nada y hacía varios días que no probaba un solo bocado de pan. Sus pasos eran débiles y su aliento estaba mas que entre cortado por los recurrentes escalofríos que hacían temblar todo su cuerpo.
Esos últimos minutos de mortalidad los recordará siempre en su memoria. El frió arremetiendo con cada parte descubierta de su piel, la garganta escociendo y la fiebre que no la dejaba pensar con claridad. Sus piernas le fallaron tan solo un momento en el cual ella no pudo hacer mas que tirar su espalda contra la pared y deslizarse hacía el frío pavimento del oscuro callejón en el cual se encontraba. Esperaba que no maltrataran su cuerpo una vez que esta quedara inerte en el suelo.
Unos pasos hicieron eco en el aquel lugar mientras que una oscura figura se acercaba a ella con demasiada tranquilidad. ¿Qué iba a hacerle? Una única palabra escapo de su boca antes de que la figura se cerniera sobre ella y todo se volviera realmente confuso y particularmente doloroso.
"Ayuda"



Le encanta cabalgar
Siempre ha soñado con vivir una gran aventura