AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El amanecer de una nueva era - FB- Privado
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El amanecer de una nueva era - FB- Privado
Amanecer
Residencia ShinGijang-gun
Describir como escandalizada a Ha-Young mientras aporreaba la puerta de la habitación de Bang era una forma suave de decir que estaba echa una furia. Apenas era capad de controlar su cambio y ninguno de los criados se atrevía a acercarse.
Bang suspiró cuando se despertó con el escandalo pero antes de levantarse para abrir se aseguro de que Hae Soo siguiera durmiendo. Por suerte el suero de amapola que la dulce anciana le había puesto en la leche había surtido el efecto deseado.
Bang tapo a la pequeña arropándola con dulzura y depositando una caricia en su pelo antes de levantarse a abrir la puerta a su madre. Abrió y la obligo a apartarse caminando frente a ella.
Ha-Young se quedo muda en el acto. Nunca antes su hijo se había enfrentado a ella, jamás le había replicado y por supuesto ni una sola vez la había desobedecido.
No desde que el pequeño comprendió, o así le hizo entender su madre, que solo ella podía ayudarle para controlar sus cambios.
Bang estaba tranquilo como nunca lo había estado cuando debía enfrentar a su madre.
-Madre, solo lo diré una vez. Ella, noona y yo nos iremos a Gijang-gun unos meses para que se calmen las aguas. Ella -señaló hacia el interior de la habitación -volverá siendo una prima lejana y servirá como dama de noona.
Ha-Young iba a replicar pero Bang levanto la mano y cerró los ojos -Si quieres que yo siga formando parte de esta familia, tendrás que acallar a tus fieles criados y, aceptar esto, madre. Nunca te he pedido nada pero ahora, estoy frente a tí esperando que aceptes un pequeño deseo de tu amado hijo por el bien de esta familia.Abrió los ojos mirándola directamente con fría determinación.
El niño que se asustaba cuando su madre apretaba los dientes había crecido y le sacaba media cabeza estando erguido frente a ella.
Ha-Young era inteligente y muy astuta y además conocía bien a su hijo. Sabía que en ese preciso instante una palabra incorrecta podría hacer que lo perdiese para siempre. A él, a todo su mundo. Al orgullo de toda su vida. Su dulce y amado cachorro.
Ha-Young simplemente suspiró. Asintió y se retiró dando ordenes para que preparasen el carruaje y el equipaje de su hija.
La tormenta había pasado pero, sin duda, habría más. Muchas más puesto que un huracán no se aplaca con dulces palabras.
Bang Woo había llevado a Hae Soo en brazos desde la habitación y ahora estaba tumbada y arropada en el asiento frente a Gyeong-Hui y Bang Won. Hae Soo se despertó cuando ya habían partido, probablemente debido al traqueteo del carruaje.
-Buenos días, aún quedan un par de horas para que paremos a comer, pero tenemos galletas de miel. Deberías comer algunas y té de cerezo era la dulce Gyeong-Hui quien hablaba -Bang Won a dicho que nos los explicará todo cuando paremos a comer -Gyeong se inclino hacia adelante, como si así Bang no fuese a escucharla -a veces es un poco misterioso y reservado pero, con paciencia siempre acaba contándome las cosas.
Volvió a apoyarse en el respaldo mientras Bang Won la miraba serio -Contigo hará lo mismo. Aunque no quiera que se sepa es muy dulce con su familia y por lo que sé, tú eres de la familia. termino sonriendo a Hae Soo mientras ignoraba la mirada de su hermano y la negación con la cabeza.
Bang suspiró cuando se despertó con el escandalo pero antes de levantarse para abrir se aseguro de que Hae Soo siguiera durmiendo. Por suerte el suero de amapola que la dulce anciana le había puesto en la leche había surtido el efecto deseado.
Bang tapo a la pequeña arropándola con dulzura y depositando una caricia en su pelo antes de levantarse a abrir la puerta a su madre. Abrió y la obligo a apartarse caminando frente a ella.
Ha-Young se quedo muda en el acto. Nunca antes su hijo se había enfrentado a ella, jamás le había replicado y por supuesto ni una sola vez la había desobedecido.
No desde que el pequeño comprendió, o así le hizo entender su madre, que solo ella podía ayudarle para controlar sus cambios.
Bang estaba tranquilo como nunca lo había estado cuando debía enfrentar a su madre.
-Madre, solo lo diré una vez. Ella, noona y yo nos iremos a Gijang-gun unos meses para que se calmen las aguas. Ella -señaló hacia el interior de la habitación -volverá siendo una prima lejana y servirá como dama de noona.
Ha-Young iba a replicar pero Bang levanto la mano y cerró los ojos -Si quieres que yo siga formando parte de esta familia, tendrás que acallar a tus fieles criados y, aceptar esto, madre. Nunca te he pedido nada pero ahora, estoy frente a tí esperando que aceptes un pequeño deseo de tu amado hijo por el bien de esta familia.Abrió los ojos mirándola directamente con fría determinación.
El niño que se asustaba cuando su madre apretaba los dientes había crecido y le sacaba media cabeza estando erguido frente a ella.
Ha-Young era inteligente y muy astuta y además conocía bien a su hijo. Sabía que en ese preciso instante una palabra incorrecta podría hacer que lo perdiese para siempre. A él, a todo su mundo. Al orgullo de toda su vida. Su dulce y amado cachorro.
Ha-Young simplemente suspiró. Asintió y se retiró dando ordenes para que preparasen el carruaje y el equipaje de su hija.
La tormenta había pasado pero, sin duda, habría más. Muchas más puesto que un huracán no se aplaca con dulces palabras.
Bang Woo había llevado a Hae Soo en brazos desde la habitación y ahora estaba tumbada y arropada en el asiento frente a Gyeong-Hui y Bang Won. Hae Soo se despertó cuando ya habían partido, probablemente debido al traqueteo del carruaje.
-Buenos días, aún quedan un par de horas para que paremos a comer, pero tenemos galletas de miel. Deberías comer algunas y té de cerezo era la dulce Gyeong-Hui quien hablaba -Bang Won a dicho que nos los explicará todo cuando paremos a comer -Gyeong se inclino hacia adelante, como si así Bang no fuese a escucharla -a veces es un poco misterioso y reservado pero, con paciencia siempre acaba contándome las cosas.
Volvió a apoyarse en el respaldo mientras Bang Won la miraba serio -Contigo hará lo mismo. Aunque no quiera que se sepa es muy dulce con su familia y por lo que sé, tú eres de la familia. termino sonriendo a Hae Soo mientras ignoraba la mirada de su hermano y la negación con la cabeza.
Jiah Woo
Vestida con ropas sencillas
Bang Won
Vestido con armadura ligera
Bang Won Shin- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/07/2023
Localización : Paris
Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
La suave luz del día, se tamizaba por la ventana entreabierta de la habitación de Bang Won. Toda la noche Hae Soo, había dormido profundamente, pero no de manera tranquila. Puesto, aunque no se había movido. Las pesadilla lograron atormentarla. En varias ocasiones, sus ojos se inundaron de lagrimas, y aunque en el sueño estaba gritando, en su rostro y en su cuerpo, parecía que era una estatua. Cuando el día había llegado, ella no escuchó nada de aquello que pasaba fuera de sus sueños. En varios de ellos, la voz de su padre se presentó, diciéndole que debía seguir viviendo, pasara lo que pasara y que debía cuidarse de los enemigos de la familia. ¿Pero una niña de tan solo doce años, que podía saber, de enemigos, de maldad o de rencores? Así pasaron las horas, cayendo en distintos sueños, a veces dulces, otros tristes, pero la mayoría aterradores, que tenían su correlación con lo vivido aquella noche.
Fue despertando lentamente, porque los rayos del sol, comenzaban a acariciar su rostro. Abrió los ojos y no supo en donde se encontraba, mas la voz de Bang, la hizo poder ubicarse en tiempo y lugar. - Bang... ¿Dónde está? -, él le había prometido que siempre estaría cerca de ella, y en ese momento necesitaba escuchar aquel latido, que la noche anterior, había sido un calmante para su dolor y angustia. Suspiró, mientras se arrebujaba entre las sabanas. No quería levantarse, pero sabía que tarde o temprano debería levantarse y enfrentar la vida. A pesar de querer despertarse del todo, el sueño la vencía nuevamente, por lo que se dejó vencer nuevamente por aquella necesidad de dormir, indefinidamente. Al fin y al cabo, así, podría olvidarse de lo vivido y si soñaba con ellos, aún estarían allí con ella, mientras que despierta, jamás podría abrazarlos nuevamente.
Entre sueños, pudo sentir que la cargaban en brazos y la llevaban de allí. no podía moverse, tampoco lo quería, y a que apenas rosar su oreja el pecho de quien la cargaba, supo que se trataba de su salvador, aquel amigo de su hermano, al que había admirado toda su corta existencia y al que no podría terminar de agradecer, cada cosa que hacía por ella. cuando volvió a recuperar la conciencia, se pudo dar cuenta, que donde se encontraba, era un carruaje y éste se mecía de un lado al otro. Abrió los ojos, un poco asustada, no supo cuanto tiempo había pasado, tal vez, varias horas, pero lo primero que pudo contemplar, fueron los rostros conocidos de los hermanos Shin. allí delante de ella, se encontraba Gyeong-Hui, su amiga desde que tenía memoria. A su lado, el joven Bang Won, quien la contemplaba con serenidad, pero siempre atento a como ella se sentía. Sonrió con timidez, cuando la joven Shin, le preguntó si tenía hambre, antes de poder decir algo, su estomago gruño, dispuesto a suplicar por comida, ya que apenas había probado el té que la anciana nana de los Shin le diera a beber. Iba a contestarle, pero un hueco en el camino hizo que todos dieran un salto y ella cayó sobre el regazo de Bang, por suerte no se golpeó, pero aquello le dio mucha pena, mas cuando su estomago gruño nuevamente, exigiendo las galletas de miel y el té de cerezos.
Fue despertando lentamente, porque los rayos del sol, comenzaban a acariciar su rostro. Abrió los ojos y no supo en donde se encontraba, mas la voz de Bang, la hizo poder ubicarse en tiempo y lugar. - Bang... ¿Dónde está? -, él le había prometido que siempre estaría cerca de ella, y en ese momento necesitaba escuchar aquel latido, que la noche anterior, había sido un calmante para su dolor y angustia. Suspiró, mientras se arrebujaba entre las sabanas. No quería levantarse, pero sabía que tarde o temprano debería levantarse y enfrentar la vida. A pesar de querer despertarse del todo, el sueño la vencía nuevamente, por lo que se dejó vencer nuevamente por aquella necesidad de dormir, indefinidamente. Al fin y al cabo, así, podría olvidarse de lo vivido y si soñaba con ellos, aún estarían allí con ella, mientras que despierta, jamás podría abrazarlos nuevamente.
Entre sueños, pudo sentir que la cargaban en brazos y la llevaban de allí. no podía moverse, tampoco lo quería, y a que apenas rosar su oreja el pecho de quien la cargaba, supo que se trataba de su salvador, aquel amigo de su hermano, al que había admirado toda su corta existencia y al que no podría terminar de agradecer, cada cosa que hacía por ella. cuando volvió a recuperar la conciencia, se pudo dar cuenta, que donde se encontraba, era un carruaje y éste se mecía de un lado al otro. Abrió los ojos, un poco asustada, no supo cuanto tiempo había pasado, tal vez, varias horas, pero lo primero que pudo contemplar, fueron los rostros conocidos de los hermanos Shin. allí delante de ella, se encontraba Gyeong-Hui, su amiga desde que tenía memoria. A su lado, el joven Bang Won, quien la contemplaba con serenidad, pero siempre atento a como ella se sentía. Sonrió con timidez, cuando la joven Shin, le preguntó si tenía hambre, antes de poder decir algo, su estomago gruño, dispuesto a suplicar por comida, ya que apenas había probado el té que la anciana nana de los Shin le diera a beber. Iba a contestarle, pero un hueco en el camino hizo que todos dieran un salto y ella cayó sobre el regazo de Bang, por suerte no se golpeó, pero aquello le dio mucha pena, mas cuando su estomago gruño nuevamente, exigiendo las galletas de miel y el té de cerezos.
Mi Young Wang- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/04/2017
Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
Amanecer
Residencia ShinGijang-gun
Mientras miraba por la ventana, pudo notar el salto que el carruaje dio. Pero su sorpresa no fue el salto en si, si no el hecho de que Hae Soo terminase encima de él.
No pudo evitar reír un poco cuando el estomago de la pequeña rugió -Noooooona, creo que deberías darle una galleta antes de que me muerda a mi.
Gyeong-Hui rio divertida por la situación mientras yo ayudaba a Hae Soo a volver a su sitio. Con una sonrisa recoloque la manta en su regazo y sin pensar en lo que hacia me senté a su lado.
Para mi no fue nada a tener en cuenta pero por la mirada de mi hermana fue un detalle que a ella no le paso desapercibido.
Simplemente se encogió de hombros y miró por la ventana mientras comenzaba a cantar una alegre melodía.
Fue pasando el tiempo entre charlas, más bien de Gyeong tratando de animar el viaje. Alguna canción más o comentarios sobre algún lugar que pasábamos en el que habíamos estado.
Park Chi Do apretó el paso de su caballo para aparecer al lado de una de las ventanas del carruaje, simplemente dijo que iba a adelantarse para avisar en la posada de que llegábamos.
Se podía ver un edificio en el margen del camino, al lado de un prado con la hierba bastante alta y no muy alejado de un bosque. Sin duda era el lugar al que Park Chi Do se refería.
-Después de comer daremos un paseo para que los caballos descansen.
No quería pensar en tener que volver a recordarle el tema a Hae Soo pero, era algo que debía hacer.
El carruaje paro cerca de la puerta y Park ayudo a bajar a Gyeong y Bang hizo lo mismo con Hae Soo. Tenía preparado un reservado para los cuatro, los dos criados que los acompañaban comerían en el salón común.
Bang espero a que los platos estuvieran casi vacíos antes de disponerse a hablar. Pidió a su hermana que no lo interrumpiese, ni a él ni a Park hasta que terminasen puesto que era bastante duro revivirlo, en especial para Hae Soo.
Solamente contó, sin entrar en detalles de lo que había visto, que habían asesinado a la familia Hae. Que estaba todo arreglado para que cuando los cuatro volviesen Hae Soo pasase por una prima lejana que había ido a servir a Gyeong como doncella y que estarían unos meses en la casa familiar.
Park puntualizó algunas cosas, en especial de lo que ya estaba preparado en la casa familiar y añadió que esto solo lo sabría la familia, él mismo y que no debían contarlo nunca a nadie para no poner sus vidas en peligro ni la de las otras personas.
Bang volvió a tomar la palabra mientras le cogía las manos a Hae Soo -Hae Soo, espero que estés de acuerdo con esto. Es para que estés a salvo, tú y todos los que ahora somos tu familia. Pero además -tuvo que guardar un momento de silencio porque, sabía que lo que iba a pedirle no era nada fácil. De hecho, probablemente fuese lo más difícil -hemos mandado a alguien de confianza para que confirme que Nam Yoo esta bien y te lo haremos saber pero, no debes volver a verle. No puede saber que estas viva. Al menos no en un tiempo. Hasta que sepamos que él esta a salvo. Se que es mucho lo que te pido -hinco la rodilla en el suelo, enfrente de Hae Soo mirándola directamente a los ojos -pero he jurado protegerte. Pero tambien debo protegerle a él y a mi familia. Nuestra familia -Puso especial enfásis en la la palabra "nuestra" para hacerle ver que ella ahora era parte de la familia Shin -Se que es duro pero ¿Lo entiendes? ¿Podrás hacerlo? nosotros tres estaremos contigo. Voy a cumplir mi promesa, no voy a dejarte nunca Hae Soo.
Probablemente, esa era la comida más amarga que Hae Soo hubiese tenido jamás.
Debía abandonar su vida anterior si quería seguir viviendo sin peligro y también implicaba a la familia Shin.
¿Sería capad de hacerlo?
Jiah Woo
Vestida con ropas sencillas
Bang Won
Vestido con armadura ligera
Bang Won Shin- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/07/2023
Localización : Paris
Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
Nunca fue de su agrado viajar, el carruaje siempre le asustaba, tal vez porque desde su niñez, y porque su madre había sido una princesa, los carruajes iban a gran velocidad y rodeados de caballos de guerra o sirvientes que se apresuraban a ir al ritmo del vehículo. Tantos recuerdos la mareaban. Además, le recordaban aquellos que jamás volverían a su lado. Mas cuando la tristeza comenzaba a a inundar su alma, él se acomodó a su lado. Aunque solo tenía doce años, no podía imaginar a un hombre que no fuera elegante, de buen ver, como lo era su padre o su hermano, pero allí, a su lado estaba el que fuera su salvador, y al que amaría como parte de su familia, hasta el día en que los cielos así lo impusieran. Sonrió con un dejo de tristeza, con su mirada, intentaba decirle mil cosas, pero en especial, el simple "gracias", por salvarla, por protegerla de su madre, aquella señora que le daba temor. Nunca se lo había parecido, hasta esa mañana, pero e verdad que la madre de su amiga, imponía miedo. Tragó saliva, nerviosa al recordar aquel momento, en que oculta entre las sabanas había escuchado los gritos de aquella mujer, tratándola de una molestia, de poner en peligro a la familia Shin - ¿Y si lo que dice su madre es verdad? - caviló, mientras estrujaba nerviosa su sencilla falda.
La voz de Gyeong, era tan dulce, y sus sentimientos estaban a flor de piel, que en mas de una ocasión, debió esconder el rostro, girándolo a la ventanilla, con tal de que ninguno de los dos hermanos Shin, fueran testigos de sus lagrimas, de su dolor, por la familia que había perdido, ellos eran extremadamente buenos, pero ella solo deseaba abrasar a su hermano y que le dijera que todo estaría bien. Por suerte, el amigo de Bang Won, se acercó, distrayendo a todos y diciendo que mas adelante había un lugar para descansar. Hae Soo lo agradeció, necesitaba estirar las piernas y tratar de no pensar.
Unos cuantos minutos después, pudieron bajar, el lugar era agradable, el día con un sol tibio, parecía querer ayudar ala joven a desterrar la frialdad de la muerte. Se sentó en el lugar que le indicaron y escuchó lo que el joven Shin, tenía que decir. Las cálidas manos de Bang, tomaron las suyas, eran tan diminutas las suyas al ser tomadas por las varoniles manos del joven, que ella se quedó por un instante, mirando la fisonomía de éstas, mas la voz del joven, la trajeron al presente y sus palabras, le fueron desgarrando lentamente el alma. Comprendía lo que él le explicaba, y sabía que lo que le pedía era lo mas coherente para resolver el problema. ¿Pero le estaba pidiendo que abandonara a su hermano? llevó su mirada devastada de los orbes masculinos a los de su amiga, y en ambos vio la misma verdad, mezclada con dolor. Bajó su cabeza derrotada. ¡como podía negarse? ¿Acaso Bang no había hecho un gran sacrificio al ir a rescatarla, pudiendo ser una victima mas de los asesinos de sus padres, de su familia? La niña que alguna vez había sido, murió en ese instante, cortando los lazos que la unía con la única familia que le quedaba. Las lagrimas surcaron sus mejillas, pero no podía hacer nada mas. Las lagrimas silenciosas, seguía corriendo rumbo a su barbilla, pero ella elevó la mirada hasta encontrar la ajena. - He de hacer lo que me digas... si debo cortar los lazos que me unían con Nam Yoo, lo haré, no pondré en peligro a nadie mas... solo... solo... dile que no sufrí... que siempre lo querré -, volvió a bajar la mirada.
Pidió estar sola, caminó sin rumbo, adentrándose entre el boque de pinos blancos, por un instante pensó, si lo mas seguro, para ambas familias hubiera sido que ella estuviera muerta, - ¿ y si me pierdo en éste bosque? - caviló, observando a la distancia el coche detenido.
La voz de Gyeong, era tan dulce, y sus sentimientos estaban a flor de piel, que en mas de una ocasión, debió esconder el rostro, girándolo a la ventanilla, con tal de que ninguno de los dos hermanos Shin, fueran testigos de sus lagrimas, de su dolor, por la familia que había perdido, ellos eran extremadamente buenos, pero ella solo deseaba abrasar a su hermano y que le dijera que todo estaría bien. Por suerte, el amigo de Bang Won, se acercó, distrayendo a todos y diciendo que mas adelante había un lugar para descansar. Hae Soo lo agradeció, necesitaba estirar las piernas y tratar de no pensar.
Unos cuantos minutos después, pudieron bajar, el lugar era agradable, el día con un sol tibio, parecía querer ayudar ala joven a desterrar la frialdad de la muerte. Se sentó en el lugar que le indicaron y escuchó lo que el joven Shin, tenía que decir. Las cálidas manos de Bang, tomaron las suyas, eran tan diminutas las suyas al ser tomadas por las varoniles manos del joven, que ella se quedó por un instante, mirando la fisonomía de éstas, mas la voz del joven, la trajeron al presente y sus palabras, le fueron desgarrando lentamente el alma. Comprendía lo que él le explicaba, y sabía que lo que le pedía era lo mas coherente para resolver el problema. ¿Pero le estaba pidiendo que abandonara a su hermano? llevó su mirada devastada de los orbes masculinos a los de su amiga, y en ambos vio la misma verdad, mezclada con dolor. Bajó su cabeza derrotada. ¡como podía negarse? ¿Acaso Bang no había hecho un gran sacrificio al ir a rescatarla, pudiendo ser una victima mas de los asesinos de sus padres, de su familia? La niña que alguna vez había sido, murió en ese instante, cortando los lazos que la unía con la única familia que le quedaba. Las lagrimas surcaron sus mejillas, pero no podía hacer nada mas. Las lagrimas silenciosas, seguía corriendo rumbo a su barbilla, pero ella elevó la mirada hasta encontrar la ajena. - He de hacer lo que me digas... si debo cortar los lazos que me unían con Nam Yoo, lo haré, no pondré en peligro a nadie mas... solo... solo... dile que no sufrí... que siempre lo querré -, volvió a bajar la mirada.
Pidió estar sola, caminó sin rumbo, adentrándose entre el boque de pinos blancos, por un instante pensó, si lo mas seguro, para ambas familias hubiera sido que ella estuviera muerta, - ¿ y si me pierdo en éste bosque? - caviló, observando a la distancia el coche detenido.
Mi Young Wang- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/04/2017
Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
Amanecer
Residencia ShinGijang-gun
Estuve a punto de levantarme para abrazarla cuando escuché como obedecía a la petición de abandonar a su hermano. Incluso me levante ligeramente antes de recuperar la compostura delante de mi hermana.
-No. No debes hacerlo porque yo te lo pida, jamás te obligaré a hacer nada que no quieras. Sé que es duro pero es para que todos estemos a salvo. Si encuentro alguna manera de que os volváis a encontrar, créeme que lo haré.
Simplemente asentí cuando pidió estar a solas pero, estaba demasiado preocupado así que la seguí de lejos. Me adentré en el bosque y tome una de mis formas para poder acompañarla. Más que por miedo a que le pasase algo, por miedo a las ideas que podrían cruzarse por su mente en esos momentos.
A lo lejos, agazapado entre matorrales, suplicaba a los cielos que la hicieran feliz. Que le dieran un motivo para vivir, que la protegiesen, que la cuidaran, que jamás volviese a sufrir.
Así pasaron un par de horas. Debíamos continuar el viaje y llegar a una posada para pasar la noche. Era una ruta de sobra conocida para nosotros, puesto que era nuestra casa familiar y, sabía que si no apretábamos el paso no podríamos dormir bajo techo esa noche.
Me escondí entre los árboles y recuperé mi forma homínida para poder llamarla.
-Hae Soo -dije alzando la voz para que ella me escuchase -debemos volver. Tenemos que continuar el camino para llegar a la posada donde pasaremos la noche.
Le tendí la mano para que me acompañase -Chi Do y yo iremos a caballo para adelantarnos y reservar habitaciones, así podremos ganar una hora. Estarás con Hui y podréis hablar sin tapujos de cosas de damas traté de sonreír ante mi propio comentario para tratar de animarla.
Así lo hicimos. Chi Do y yo llegamos una hora antes que el carruaje. Agradecí poder cabalgar al galope para soltar algo de tensión. La verdad es que anhelaba poder transformarme y correr libre durante horas, tal vez un día entero pero, ahora no. Aún no. No podía dejarla sola tanto tiempo. No podía dejar de preocuparme por ella por que no podía ni imaginar lo que estaba sufriendo.
Vi a aparecer el carro al doblar una curva y me levanté para esperarlas y ayudarlas a bajar cuando llegasen.
Chi Do y yo ya nos habíamos aseado y cambiado la armadura ligera por ropas comunes. Al menos hasta reanudar el viaje ya que estábamos seguros de que no nos seguía nadie.
-He pedido que preparen para asearos antes de la cena. Tienen venado noona. Si mal no recuerdo el de aquí te encanta, con esa salsa de grosellas que halmonie trata de replicar desde hace dos veranos.
Mientras hablaba de algo tan común como una cena, me coloqué al lado de Hae Soo dejándola caminar entre medias de Gyeong-Hui y mío para acompañarlas hasta su habitación.
-Espero que te parezca bien compartir habitación con mi hermana esta noche. Chi Do y yo estaremos justo enfrente
Mi hermana asintió a mi mirada porque había comprendido perfectamente que era para no dejarla sola.
¿Estaba siendo sobreprotector? tal vez. Pero ¿Quién podría reprochármelo después de lo que la pequeña había pasado?
-No. No debes hacerlo porque yo te lo pida, jamás te obligaré a hacer nada que no quieras. Sé que es duro pero es para que todos estemos a salvo. Si encuentro alguna manera de que os volváis a encontrar, créeme que lo haré.
Simplemente asentí cuando pidió estar a solas pero, estaba demasiado preocupado así que la seguí de lejos. Me adentré en el bosque y tome una de mis formas para poder acompañarla. Más que por miedo a que le pasase algo, por miedo a las ideas que podrían cruzarse por su mente en esos momentos.
A lo lejos, agazapado entre matorrales, suplicaba a los cielos que la hicieran feliz. Que le dieran un motivo para vivir, que la protegiesen, que la cuidaran, que jamás volviese a sufrir.
Así pasaron un par de horas. Debíamos continuar el viaje y llegar a una posada para pasar la noche. Era una ruta de sobra conocida para nosotros, puesto que era nuestra casa familiar y, sabía que si no apretábamos el paso no podríamos dormir bajo techo esa noche.
Me escondí entre los árboles y recuperé mi forma homínida para poder llamarla.
-Hae Soo -dije alzando la voz para que ella me escuchase -debemos volver. Tenemos que continuar el camino para llegar a la posada donde pasaremos la noche.
Le tendí la mano para que me acompañase -Chi Do y yo iremos a caballo para adelantarnos y reservar habitaciones, así podremos ganar una hora. Estarás con Hui y podréis hablar sin tapujos de cosas de damas traté de sonreír ante mi propio comentario para tratar de animarla.
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Así lo hicimos. Chi Do y yo llegamos una hora antes que el carruaje. Agradecí poder cabalgar al galope para soltar algo de tensión. La verdad es que anhelaba poder transformarme y correr libre durante horas, tal vez un día entero pero, ahora no. Aún no. No podía dejarla sola tanto tiempo. No podía dejar de preocuparme por ella por que no podía ni imaginar lo que estaba sufriendo.
Vi a aparecer el carro al doblar una curva y me levanté para esperarlas y ayudarlas a bajar cuando llegasen.
Chi Do y yo ya nos habíamos aseado y cambiado la armadura ligera por ropas comunes. Al menos hasta reanudar el viaje ya que estábamos seguros de que no nos seguía nadie.
-He pedido que preparen para asearos antes de la cena. Tienen venado noona. Si mal no recuerdo el de aquí te encanta, con esa salsa de grosellas que halmonie trata de replicar desde hace dos veranos.
Mientras hablaba de algo tan común como una cena, me coloqué al lado de Hae Soo dejándola caminar entre medias de Gyeong-Hui y mío para acompañarlas hasta su habitación.
-Espero que te parezca bien compartir habitación con mi hermana esta noche. Chi Do y yo estaremos justo enfrente
Mi hermana asintió a mi mirada porque había comprendido perfectamente que era para no dejarla sola.
¿Estaba siendo sobreprotector? tal vez. Pero ¿Quién podría reprochármelo después de lo que la pequeña había pasado?
Jiah Woo
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Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
Caminar por aquel sendero del bosque, escuchando el susurro del viento entre las copas de los arboles, le fue calmando. Suspiró, mientras en susurros, se desahogaba en un interminable soliloquio, - El joven Bang Won, tiene razón, si mi hermano, se entera de mi paradero, además de todo lo ocurrido esa noche, en la casa de nuestros padres, de seguro haría alguna locura y podría su vida en peligro-. Solo pensar en ello, había logrado que la pequeña Hae Soo, temblara como si el frio invierno cerniera su helado animo, sobre ella. Sus manos cruzaron su pecho, apretando sus propios brazos, en un intento inútil de no sufrir el miedo que poco a poco, helaba su alma. No quería dejar a su hermano, pero ¿Qué podría hacer? el sollozo de un alma herida, se escuchó en mitad del bosque, la menor de los Hae, se desahogaba de aquella orfandad a la que era empujada por las siniestras circunstancias. Cuando sintió que no tendría ni una sola lagrima mas para dejar seco su corazón, limpió su rostro con el pañuelo que su madre le bordara para su cumpleaños numero once. Sonrió con tristeza, contemplando el perfecto bordado de sus iniciales en él. Aquel trozo de tela, era lo único que le había quedado de ella y lo atesoraría de por vida.
La voz de Bang Won, la hizo esconder presurosa su reliquia. Temía que le exigiera destruirlo, por lo que escondió el pañuelo entre sus ropas. Se giró buscando el origen de la voz, y en ese momento, le vio surgir desde detrás de un árbol, en donde el camino hacía un giro. Sus miradas se encontraron y ella le sonrió con serenidad y resignación. Asintió a todo lo que él le explicaba y tomó su mano, cuando éste se la extendió. Su mirada se quedó fija en esa mano, grande y fuerte, la que hacía unas noches, le salvaran la vida. Inspiró, tan profundo, como cuando al nadar en uno de los lagos del palacio, se quedaba lo mas profundo que podía, para luego salir a la superficie, deseosa de esa bocanada de aire que parecía tan preciada, como el último sorbo de agua en un día de verano. - Gracias... y perdón... - le dijo, llevando su mirada al rostro del muchacho que hoy parecía haber cambiando y verse mas mayor y adusto como su padre.
El resto del viaje en el carruaje, fue distendido, aunque lleno de cariño. Gyeong-Hui, habló sobre cosas superfluas, sobre recuerdos de una infancia que en ese instante para Hae Soo, parecían ser parte de una vida distante, o tal ves de una anterior vida. Hasta que su hermana del alma, le recordó a su querido Nam Yoo. Entonces, el corazón seco, volvió a recibir el diluvio de una perdida a la que le llevaría muchas noches aceptar. Rompió n llanto y se hizo un pequeño bollo de ropas, cabellos revueltos, lagrimas y mocos. La joven Shin, tuvo que poner mucha paciencia y con palabras dulces, con todo el amor que poseía por aquella niña y en especial, por el hermano de ésta, se sentó a su lado, logrando deshacer aquella bola de faldas y trenzas. Cuando menos lo pensó, su rostro había sido secado por Gyeong-Hui, y le deshacía el sencillo peinado, para rehacérselo, de otra manera, un poco mas elegante. la trató, como si fuera su muñeca, y ella, simplemente, se dejó hacer. Sonrió con tristeza, pero agradecida. El carruaje llegó a la posada, y parado frente a la entrada de ésta, un joven alto, bien parecido y vestido con un hermoso traje color azul - celeste, miraba el carruaje. Gyeong-Hui, sonrió divertida, - Vaya, ahora si parece el hijo de mi padre y no un forajido - , a lo que la reacción de Hae Soo fue abrir sus ojos cuajados de sorpresa, - En verdad que parece un príncipe -, caviló, mientras el carruaje por fin se detenía.
Al bajar, escuchó atenta lo que el joven maestro Shin decía y les acompañó hasta el interior de la posada. No pudo disimular el gruñido de su estomago al escuchar que la cena casi estaba lista. Su deseo de comer, debería esperar hasta que las dos, la señorita Shin y ella, se pudieran adecentar. Suspiró agradecida, que no pasaría la noche sola en una habitación extraña, pues no soportaba la idea de que los fantasmas y arrepentimientos de su alma, la asaltaran toda la noche. - Gracias - susurró, sonrojándose levemente, cuando su mirada nuevamente se cruzó con la de Bang Won.
La voz de Bang Won, la hizo esconder presurosa su reliquia. Temía que le exigiera destruirlo, por lo que escondió el pañuelo entre sus ropas. Se giró buscando el origen de la voz, y en ese momento, le vio surgir desde detrás de un árbol, en donde el camino hacía un giro. Sus miradas se encontraron y ella le sonrió con serenidad y resignación. Asintió a todo lo que él le explicaba y tomó su mano, cuando éste se la extendió. Su mirada se quedó fija en esa mano, grande y fuerte, la que hacía unas noches, le salvaran la vida. Inspiró, tan profundo, como cuando al nadar en uno de los lagos del palacio, se quedaba lo mas profundo que podía, para luego salir a la superficie, deseosa de esa bocanada de aire que parecía tan preciada, como el último sorbo de agua en un día de verano. - Gracias... y perdón... - le dijo, llevando su mirada al rostro del muchacho que hoy parecía haber cambiando y verse mas mayor y adusto como su padre.
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El resto del viaje en el carruaje, fue distendido, aunque lleno de cariño. Gyeong-Hui, habló sobre cosas superfluas, sobre recuerdos de una infancia que en ese instante para Hae Soo, parecían ser parte de una vida distante, o tal ves de una anterior vida. Hasta que su hermana del alma, le recordó a su querido Nam Yoo. Entonces, el corazón seco, volvió a recibir el diluvio de una perdida a la que le llevaría muchas noches aceptar. Rompió n llanto y se hizo un pequeño bollo de ropas, cabellos revueltos, lagrimas y mocos. La joven Shin, tuvo que poner mucha paciencia y con palabras dulces, con todo el amor que poseía por aquella niña y en especial, por el hermano de ésta, se sentó a su lado, logrando deshacer aquella bola de faldas y trenzas. Cuando menos lo pensó, su rostro había sido secado por Gyeong-Hui, y le deshacía el sencillo peinado, para rehacérselo, de otra manera, un poco mas elegante. la trató, como si fuera su muñeca, y ella, simplemente, se dejó hacer. Sonrió con tristeza, pero agradecida. El carruaje llegó a la posada, y parado frente a la entrada de ésta, un joven alto, bien parecido y vestido con un hermoso traje color azul - celeste, miraba el carruaje. Gyeong-Hui, sonrió divertida, - Vaya, ahora si parece el hijo de mi padre y no un forajido - , a lo que la reacción de Hae Soo fue abrir sus ojos cuajados de sorpresa, - En verdad que parece un príncipe -, caviló, mientras el carruaje por fin se detenía.
Al bajar, escuchó atenta lo que el joven maestro Shin decía y les acompañó hasta el interior de la posada. No pudo disimular el gruñido de su estomago al escuchar que la cena casi estaba lista. Su deseo de comer, debería esperar hasta que las dos, la señorita Shin y ella, se pudieran adecentar. Suspiró agradecida, que no pasaría la noche sola en una habitación extraña, pues no soportaba la idea de que los fantasmas y arrepentimientos de su alma, la asaltaran toda la noche. - Gracias - susurró, sonrojándose levemente, cuando su mirada nuevamente se cruzó con la de Bang Won.
Mi Young Wang- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/04/2017
Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
Me costaba contrólame para no saltar detrás de los arbustos donde me escondía y poder consolarla pero, ¿Qué habría pensado si un felino salvaje salía para abrazarla?.
Sin duda hubiera sido un trastorno más grande del que ya sufría la pequeña Hae. Verla allí, pensando que estaba sola a pesar de que yo jamás la dejaría me partió el corazón e hizo que reforzase mi convicción de protegerla y cuidarla por el resto de mi vida.
Aunque ella no lo sabía y quizás nunca lo supiera había tomado la determinación de no abandonarla jamás.
-Jamás me pidas perdón Hae Soo. Tú no. Eres parte de mi -si, era exactamente eso lo que quería decir por muy extremo que sonase. Al igual que mi amada noona lo era, ella había pasado a formar parte de mi.
Me tome la libertar de tomar su mano y llevarla a mi pecho, encima de donde latía mi felino corazón -Esto es tuyo y jamás debes pedirme perdón por nada. No creas que estas solas Hae Soo. Cumpliré mi promesa y no voy a dejarte jamás. -sin ni siquiera pensarlo mi mano se poso en su mejilla con suma dulzura y le sonreí con toda la dulzura que mi corazón albergaba por ella esperando reconfortarla pero pensando que jamás sería suficiente.
Sin saberlo, desde el momento en que le tendía la mano en aquella fatídica habitación de su destrozado hogar, ella se había convertido en lo más importante de mi vida.
Aún sin yo saberlo quería demostrarle que era lo más importante para alguien. Que era lo más importante para mi.
Gyeong-Hui y Chi Do comprendieron en se mismo instante que para Bang Won, Hae Soo era lo más importante del mundo y en ese mismo instante, por el amor inconmensurable que sentían hacia él, ellos pasaron a sentir lo mismo por la pequeña.
Llegaron a la puerta de las habiaciones y Bang espero a que su noona estuviera al lado de Hae, sin soltarl a Hae Soo miro a su hermana mayor -Noona, ella es nuestra hermana -miro a Chi Do -desde ahora los cuatro somos uno. Un cada uno un cuarto de un ser. Un cuarto del mismo corazón que late al unisón. Jamás estaremos solos. Jamás nos abandonaremos.
Gyeong-Hui cogió la mano de Chi Do, después la de Hae Soo y después la de Bang Won y uniendolas todas repitó -Somos uno. Un mismo corazón.
Chi do repitió las mismas palabras y después miro a Hae Soo siendo consciente de que Bang Won aún no la había soltado y jamás lo haría.
-Bajaremos a cenar. Tomaros el tiempo que necesitéis mis señoras. En esas palabras Chi Do profesaba su devoción tanto a Gyeong-Hui como a Hae Soo.
Deposité un beso en la frente de Hae Soo y mire a mi amada noona con una dulce sonrisa -Os esperamos para cenar
Tanto Chi Do como Bang Won no dejaron de mirar las escaleras hasta que vieron aparecer los pies de la primera apareciendo por las escaleras para bajar a cenar.
Una cena relativamente frugal y con una conversación trivial fue todo lo que hubo cuando los cuatro se juntaron alrededor de la pequeña mesa.
La mañana siguiente llego antes de lo que pensaron apesar de que Chi Do y Bang Won apenas pudieron dormir preocupados por las dos damas que estaban a un pequeño pasillo de distancia.
Cuando ellas bajaron a desayunar ellos ya estaban dispuestos para montar en sus caballos.
Ellas recorrerían el trayecto que restaba en el carruaje, ellos dos en los caballos hasta llegar al pueblo familiar.
La gran casa familiar asomaban al final del camino cuando los dos hombres aminoraron el paso de sus caballos para adecuarlo al carruaje.
Era una vista impresioante a su llegada.
Todos los sirvientes formando en la entrada, dispuestos y felices de atender a unos señor a los que, por los saludos que profesaron, se notaba sin duda alguna que veneraban.
Los Shin correspondieron con algún detalles, regalos para sus siervos. que llevaban preparados sin saber de donde los habían sacado.
Nadie pregunto por la invitada. Todos la saludaron como el joven Shin anuncio. Una prima lejana de la familia. Nadie lo puso en duda en ningún momento. Solo hubo cálidas bienvenidas y regocijo en ellos.
-Mi señora su habitación y la del maestro están listas. La del señor Chi Do como siempre esta dispuesta y la de la joven dama... uno de los sirvientes era el que tomo la palabra hasta que Bang Won respondió.
-Nuestra prima estará en la habitación contigua a la mia. Es un miembro de la familia y debeis tratarla como tal.
Nadie dudo ni por un segundo. Dos jovenes sirvientas salieron a saludar a la pequeña Hae Soo y la condujeron a una bonita habitación.
La tendieron como si fueran una reina. Le prepararon un baño y ropas nuevas mientras le indicaban que el joven maestro y la señora, refieriendose a Gyeong-Hui la esperarían para comer.
La ayudaron en todo y no la dejaron en ningún momento sin atender hasta que la guiaron al comedor de la casa familiar donde los sirvieron con sumo cariño y atención a los cuatro.
Cuando llevaron a Hae Soon hasta el comedor, Bang Won hablaba con uno de los ancianos acerca de sus hijos y sus nietos como si fueran iguales y no de siervo a señor.
Chi Do, aunque evidentemente era un sirviente más, estaba sentado enfrente a Bang Won y al lado de Gyeong-Hui quedando libre el sito de al lado de Bang Won para Hae Soo.
-Espero que tengas hambre. Nos han preparado demasiada comida Bang Won extendió la mano hacia Hae Soo cuando las sirvientas abrieron la puerta del comedor ante ella. Era evidente que ella se sentaría su lado.
Bang Won jamás la dejaría.
Nunca la abandonaría y eso lo reafirmaba aún más, si era posible.
Sin duda hubiera sido un trastorno más grande del que ya sufría la pequeña Hae. Verla allí, pensando que estaba sola a pesar de que yo jamás la dejaría me partió el corazón e hizo que reforzase mi convicción de protegerla y cuidarla por el resto de mi vida.
Aunque ella no lo sabía y quizás nunca lo supiera había tomado la determinación de no abandonarla jamás.
-Jamás me pidas perdón Hae Soo. Tú no. Eres parte de mi -si, era exactamente eso lo que quería decir por muy extremo que sonase. Al igual que mi amada noona lo era, ella había pasado a formar parte de mi.
Me tome la libertar de tomar su mano y llevarla a mi pecho, encima de donde latía mi felino corazón -Esto es tuyo y jamás debes pedirme perdón por nada. No creas que estas solas Hae Soo. Cumpliré mi promesa y no voy a dejarte jamás. -sin ni siquiera pensarlo mi mano se poso en su mejilla con suma dulzura y le sonreí con toda la dulzura que mi corazón albergaba por ella esperando reconfortarla pero pensando que jamás sería suficiente.
Sin saberlo, desde el momento en que le tendía la mano en aquella fatídica habitación de su destrozado hogar, ella se había convertido en lo más importante de mi vida.
Aún sin yo saberlo quería demostrarle que era lo más importante para alguien. Que era lo más importante para mi.
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-¿Qué le has dicho? Bang Won ama a su hermana como a jamás había amado a nadie nunca pero, cuando vio a Hae Soo bajar del carruaje abatida y con cara de haber llorado el odio que se reflejo en su mirada hacia su noona mientras pasaba los brazos al rededor de los hombros de la pequeña Hae provocó que hasta Chi Do diese un par de pasos hacía atrás.Gyeong-Hui y Chi Do comprendieron en se mismo instante que para Bang Won, Hae Soo era lo más importante del mundo y en ese mismo instante, por el amor inconmensurable que sentían hacia él, ellos pasaron a sentir lo mismo por la pequeña.
Llegaron a la puerta de las habiaciones y Bang espero a que su noona estuviera al lado de Hae, sin soltarl a Hae Soo miro a su hermana mayor -Noona, ella es nuestra hermana -miro a Chi Do -desde ahora los cuatro somos uno. Un cada uno un cuarto de un ser. Un cuarto del mismo corazón que late al unisón. Jamás estaremos solos. Jamás nos abandonaremos.
Gyeong-Hui cogió la mano de Chi Do, después la de Hae Soo y después la de Bang Won y uniendolas todas repitó -Somos uno. Un mismo corazón.
Chi do repitió las mismas palabras y después miro a Hae Soo siendo consciente de que Bang Won aún no la había soltado y jamás lo haría.
-Bajaremos a cenar. Tomaros el tiempo que necesitéis mis señoras. En esas palabras Chi Do profesaba su devoción tanto a Gyeong-Hui como a Hae Soo.
Deposité un beso en la frente de Hae Soo y mire a mi amada noona con una dulce sonrisa -Os esperamos para cenar
Tanto Chi Do como Bang Won no dejaron de mirar las escaleras hasta que vieron aparecer los pies de la primera apareciendo por las escaleras para bajar a cenar.
Una cena relativamente frugal y con una conversación trivial fue todo lo que hubo cuando los cuatro se juntaron alrededor de la pequeña mesa.
La mañana siguiente llego antes de lo que pensaron apesar de que Chi Do y Bang Won apenas pudieron dormir preocupados por las dos damas que estaban a un pequeño pasillo de distancia.
Cuando ellas bajaron a desayunar ellos ya estaban dispuestos para montar en sus caballos.
Ellas recorrerían el trayecto que restaba en el carruaje, ellos dos en los caballos hasta llegar al pueblo familiar.
La gran casa familiar asomaban al final del camino cuando los dos hombres aminoraron el paso de sus caballos para adecuarlo al carruaje.
Era una vista impresioante a su llegada.
Todos los sirvientes formando en la entrada, dispuestos y felices de atender a unos señor a los que, por los saludos que profesaron, se notaba sin duda alguna que veneraban.
Los Shin correspondieron con algún detalles, regalos para sus siervos. que llevaban preparados sin saber de donde los habían sacado.
Nadie pregunto por la invitada. Todos la saludaron como el joven Shin anuncio. Una prima lejana de la familia. Nadie lo puso en duda en ningún momento. Solo hubo cálidas bienvenidas y regocijo en ellos.
-Mi señora su habitación y la del maestro están listas. La del señor Chi Do como siempre esta dispuesta y la de la joven dama... uno de los sirvientes era el que tomo la palabra hasta que Bang Won respondió.
-Nuestra prima estará en la habitación contigua a la mia. Es un miembro de la familia y debeis tratarla como tal.
Nadie dudo ni por un segundo. Dos jovenes sirvientas salieron a saludar a la pequeña Hae Soo y la condujeron a una bonita habitación.
La tendieron como si fueran una reina. Le prepararon un baño y ropas nuevas mientras le indicaban que el joven maestro y la señora, refieriendose a Gyeong-Hui la esperarían para comer.
La ayudaron en todo y no la dejaron en ningún momento sin atender hasta que la guiaron al comedor de la casa familiar donde los sirvieron con sumo cariño y atención a los cuatro.
Cuando llevaron a Hae Soon hasta el comedor, Bang Won hablaba con uno de los ancianos acerca de sus hijos y sus nietos como si fueran iguales y no de siervo a señor.
Chi Do, aunque evidentemente era un sirviente más, estaba sentado enfrente a Bang Won y al lado de Gyeong-Hui quedando libre el sito de al lado de Bang Won para Hae Soo.
-Espero que tengas hambre. Nos han preparado demasiada comida Bang Won extendió la mano hacia Hae Soo cuando las sirvientas abrieron la puerta del comedor ante ella. Era evidente que ella se sentaría su lado.
Bang Won jamás la dejaría.
Nunca la abandonaría y eso lo reafirmaba aún más, si era posible.
Bang Won Shin- Cambiante Clase Alta
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Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
La posada a la cual arribaron, era muy espaciosa, no parecía las típicas posadas de viajeros, sino una de aquellas estancias construidas a lo largo de los caminos del reino y que eran usualmente usadas por nobles, altos militares, y la familia real. Por lo que las habitaciones eran cómodas y espaciosas y en cierta manera aquello le hizo pensar en sus felices días perdidos, aquellos que ya jamás podría disfrutar junto a sus padres y hermano. Un nudo en su garganta, mantenía a raya el llanto que pugnaba por salir. No quería que Bang Won, Chi Do o Gyeong-Hui, se sintieran heridos o decepcionados por la tristeza que ella cargaba en su alma. Intentó sonreír, aunque solo quedó en una media sonrisa, mientras las manos de los cuatro viajeros, se unían para jurar una lealtad y fraternidad inquebrantable de por vida. -Gra...gracias- susurró, intentando contener el llanto que se ensañaba con ella.
Luego de pasar un rato con Gyeong-Hui, en una de las habitaciones de la posada, la joven noble, le entregó un hermoso hambok, tan delicado y bello que volvió a llorar en silencio, mientras tras un biombo se lo colocaba. Las jóvenes se demoraron en descender al comedor, ya que como si fueran hermanas, una peinó a la otra, y la consolaba con bellas y sentidas frases de hermandad y cariño.
Cuando por fin bajaron a cenar, la mirada de Ella y Bang, se unieron por un leve instante y la jovencita se ruborizo, ya que el dueño de esa mirada era su Maestro, su Salvador, jamás olvidaría su deuda, le debía su vida y siempre le querría. La noche transcurrió tranquila, al igual que el resto del viaje. Al llegar a la propiedad Shin, la joven Hae, se quedó maravillada ante tan hermosos paisajes, bucólicos y llenos de paz, en donde intentar curar su herido espíritu.
Tras acomodarse cada uno en sus respectivas habitaciones, y luego de un baño y el cambio de ropa, se presentó en la estancia que fungia como comedor, allí, al abrirse las puertas, esperando por ella se encontraba Bang Won, le extendió la mano y ella colocó su delgada y blanca mano, en la ajena. Sintió la calidez del contacto y todo su ser se estremeció, no supo la razón, pero sentía que había llegado a su destino, al refugio en donde esconderse de la terrible tragedia en que se convirtiera su vida.
Luego de pasar un rato con Gyeong-Hui, en una de las habitaciones de la posada, la joven noble, le entregó un hermoso hambok, tan delicado y bello que volvió a llorar en silencio, mientras tras un biombo se lo colocaba. Las jóvenes se demoraron en descender al comedor, ya que como si fueran hermanas, una peinó a la otra, y la consolaba con bellas y sentidas frases de hermandad y cariño.
Cuando por fin bajaron a cenar, la mirada de Ella y Bang, se unieron por un leve instante y la jovencita se ruborizo, ya que el dueño de esa mirada era su Maestro, su Salvador, jamás olvidaría su deuda, le debía su vida y siempre le querría. La noche transcurrió tranquila, al igual que el resto del viaje. Al llegar a la propiedad Shin, la joven Hae, se quedó maravillada ante tan hermosos paisajes, bucólicos y llenos de paz, en donde intentar curar su herido espíritu.
Tras acomodarse cada uno en sus respectivas habitaciones, y luego de un baño y el cambio de ropa, se presentó en la estancia que fungia como comedor, allí, al abrirse las puertas, esperando por ella se encontraba Bang Won, le extendió la mano y ella colocó su delgada y blanca mano, en la ajena. Sintió la calidez del contacto y todo su ser se estremeció, no supo la razón, pero sentía que había llegado a su destino, al refugio en donde esconderse de la terrible tragedia en que se convirtiera su vida.
Mi Young Wang- Hechicero Clase Alta
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Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
Amanecer
Residencia ShinGijang-gun
Cenaron con una distendida conversación en la que hasta los sirvientes participaban a veces. Aunque por algún que otro comentario quedo en claro que no hubiera sido así de estar los padres de Gyeong-Hui y Bang won.
Bang no dejo ni un segundo de mirar a "su prima" y de preocuparse de que comiese. Quizás no tanto como hubiese debido pero lo justo al menos para ese día. Eso se convertiría en una costumbre para él.
Desde esa noche siempre estaría pendiente de que la pequeña comiese. A base de paciencia, esfuerzos y bromas se encargaría de que así fuese hasta que poco a poco recuperase el apetito.
Los días iban transcurriendo, pacíficos y serenos. Como si al pensar en la realidad de porque los cuatro estaban allí solo fuese un mal sueños.
Las noches era lo que más pesaba en la pequeña Hae Soo. Bang Won apenas concilio el sueño en las noches de la primera semana velándola desde la puerta de la habitación y consoladora cada que despertaba con gritos, llanto o ambos.
Para él era la mayor tortura posible. Ver como sufría esa pequeña, la cual sin proponérselo le había robado el corazón.
Él la consideraba como su hermana pequeña, como su protegida, como una parte más de él.
La mañana del octavo día en la casa familiar se levanto despejada y con un luminoso sol.
Después del desayuno Bang Won esperaba en el patio con tres caballos listos. Se acerco a su hermana y a Chi Do entregando las riendas de dos de los caballos -Me gustaría llevaros a un lugar muy especial para mi mientras Chi Do ayudaba a su señora a montar Bang se acerco con el caballo sujeto hasta a Hae Soo -Olvide preguntarte si sabias montar. Debes perdonarme. Hoy montarás conmigo y la próxima vez, si así lo deseas, haré que preparen un caballo para ti. Con permiso
Sin mediar más palabras tomo con ambas manos a Hae Soo por la cintura y la alzo para sentarla en la silla del caballo al estilo amazona. Acto seguido montó detrás de ella y la rodeo con los brazos.
-Seguidme, mantendré un trote calmado hizo que el caballo comenzase la marcha mientras se acercaba al oído de Hae Soo.
-No temas. No dejaré que te caigas. No voy a soltarte. Nunca lo haría.
En el camino hasta el magnifico lago que era su destino, hablaron distendidamente de anécdotas de su niñez procurando entre los tres hacer participe a Hae Soo en todo momento explicándole lo mejor posible todas las vivencias de las que hablaban.
-El verano que viene, tú también tendrás muchas anécdotas que contar -era Gyeong-hui la que se dirigía a Hae Soo con una tierna sonrisa -Aunque si te juntas demasiado con ellos dos, quizás sea anécdotas tan vergonzosas que no quieras compartirlas. Como la vez que decidieron bañarse en el lago en verano y terminaron volviendo desnudos a casa. Ya no eran unos chiquillos
Tanto Bang Won como Chi Do levantaron la voz instándola a que se callase y comenzaron a meterse unos con otros hasta que terminaron con riéndose al unísono.
-No lo tomes en cuenta Hae Soo. Creo que le esta afectando estar en nuestro pueblo familiar.
El lago parecía sacado de un cuento magnifico donde probablemente residiría algún maravilloso espíritu del agua.
Era un sitio de ensueño donde los cuatro comerían apaciblemente y pasarían la tarde.
Bang Won nunca había compartido su lugar con nadie pero, acaba de darse cuenta, que sería capad de hacer cualquier cosa porque la pequeña Hae Soo volviera a sonreir.
Jiah Woo
Vestida con ropas sencillas
Bang Won
Vestido con armadura ligera
Bang Won Shin- Cambiante Clase Alta
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Re: El amanecer de una nueva era - FB- Privado
En toda la cena, se mantuvo sileciosa, en su mente resonaban los consejos de su madre, cuando le explicaba como una dama debería comportarse. Con su espalda recta y sus movimientos delicados, se dedicó a probar los majares que los sirvientes prepararan para la familia Shin. De vez en cuando sus ojos se topaban con los de Bang y un suave calor se marcaba en su palida piel. Sus anfitriones eran muy bondadosos y siempre trataban de mantenerla entretenida, para que a su mente no llegaran los recuerdos de aquella fatidica noche.
Los dias fueron pasando, entre diferentes actividades, que inundaban sus horas vacias. Lo que mas amaba Hae Soo, era despertar temprano, tomar un abrigo y salir al patio, de alli al camino y recorrer los sembrados cercanos. Lo hacia sin que nadie lo supiera, pues no deseaba incomodar a sus protectores. Casi siempre el amaneces la encontraba caminando, Hae Soo, solía usar esos momentos para hablar con su hermano, ese que no existia forma alguna de contactar, pues algo así seria peligroso para Nam Yoo, como para los hermanos Shin. Caminó jugando con una ramita de cerezos que habia cortado, ya estaba medio arrancada, por lo que pensó que no seria mal visto si ella terminaba de separarla del arbol y llevarla con ella, -Podré hacer un bello arreglo floral, como los que creaba mamá- se dijo mientras inspeccionaba cada flor y capullos que daban un color maravilloso a la delgada rama. Sus ojos se quedaron fijos en el cielo que lentamente iba pintando la mañana de celestes y rosas, amarillos y verdes en el follaje de los arboles. -Que precioso paisaje- caviló. Eligió un lugar en la pequeña loma desde donde se podía apreciar un lago a la distancia y la casa de los Shin, en dirección contraria. Suspiro, y decidió volver. Si entraban a la habitación que ocupaba y no la encontraban, seguramente se preocuparían.
Al llegar al patio del la casona, se dirigió a la zona de cocinas y pidió un florero. Se apresuraron a decirles que ellos se ocuparían, pero ella queria hacerlo, por lo que luego de hacer su harreglo floral, lo llevo al escritorio que Bang solia usar y lo colocó en la mesa. Le hizo girar varias veces, hasta que pensó que aquella era la mejor posición para que destacara la belleza de las flores. Se apresuró a dejar el lugar y volver a su habitación.
Tras el desayuno, pasó la mañana con Gyeong-hui, la joven, le hacía sentir como si fueran hermanas, solían reír, cantar y fue la joven Shin, quien terminó de enseñarle sobre costura y bordados, lecciones que su madre dejó inconclusas tras su muerte. Hae Soo, le pidió que le ayudara a crear un bordado para un pañuelo y ella acepto. Un día, se encontraban realizando sus labores, cuando el joven maestro shin, les pidió que salieran de la habitación y los acompañaran.
Fue la primera vez que montó a orcajadas un caballo, pues su madre siempre decía que una dama debía moverse en palanquin. Ese fue el día más emocionante, sentir como el animal se movía con ligereza, pero además, la cercanía del joven Shin, quien la llevaba en su caballo. Volvió a sonrojarse y sólo atinó a decir monosílabos, afirmando a todo lo que él dijera. Cuando llegaron al lugar especial que Bang Won, deseaba mostrarle, Hae Soo quedó fascinanda, era el lago que solo podía divisar desde su refugio. Sonrió al comprender que importante era que Bang Won le mostrase su lugar preferido. Intentaba que lo acepte como un hermano mayor, como ese que ausente, no podía cuidarla, ni protegerla. Se emocionó y tuvo que esconder su rostro, limpiando con sus manos las lágrimas, no eran de tristeza, sino de nostalgia. Sonrió ante las anécdotas que contaban y se sonrojó pensando en el maestro volviendo a casa desnudo.
Los dias fueron pasando, entre diferentes actividades, que inundaban sus horas vacias. Lo que mas amaba Hae Soo, era despertar temprano, tomar un abrigo y salir al patio, de alli al camino y recorrer los sembrados cercanos. Lo hacia sin que nadie lo supiera, pues no deseaba incomodar a sus protectores. Casi siempre el amaneces la encontraba caminando, Hae Soo, solía usar esos momentos para hablar con su hermano, ese que no existia forma alguna de contactar, pues algo así seria peligroso para Nam Yoo, como para los hermanos Shin. Caminó jugando con una ramita de cerezos que habia cortado, ya estaba medio arrancada, por lo que pensó que no seria mal visto si ella terminaba de separarla del arbol y llevarla con ella, -Podré hacer un bello arreglo floral, como los que creaba mamá- se dijo mientras inspeccionaba cada flor y capullos que daban un color maravilloso a la delgada rama. Sus ojos se quedaron fijos en el cielo que lentamente iba pintando la mañana de celestes y rosas, amarillos y verdes en el follaje de los arboles. -Que precioso paisaje- caviló. Eligió un lugar en la pequeña loma desde donde se podía apreciar un lago a la distancia y la casa de los Shin, en dirección contraria. Suspiro, y decidió volver. Si entraban a la habitación que ocupaba y no la encontraban, seguramente se preocuparían.
Al llegar al patio del la casona, se dirigió a la zona de cocinas y pidió un florero. Se apresuraron a decirles que ellos se ocuparían, pero ella queria hacerlo, por lo que luego de hacer su harreglo floral, lo llevo al escritorio que Bang solia usar y lo colocó en la mesa. Le hizo girar varias veces, hasta que pensó que aquella era la mejor posición para que destacara la belleza de las flores. Se apresuró a dejar el lugar y volver a su habitación.
Tras el desayuno, pasó la mañana con Gyeong-hui, la joven, le hacía sentir como si fueran hermanas, solían reír, cantar y fue la joven Shin, quien terminó de enseñarle sobre costura y bordados, lecciones que su madre dejó inconclusas tras su muerte. Hae Soo, le pidió que le ayudara a crear un bordado para un pañuelo y ella acepto. Un día, se encontraban realizando sus labores, cuando el joven maestro shin, les pidió que salieran de la habitación y los acompañaran.
Fue la primera vez que montó a orcajadas un caballo, pues su madre siempre decía que una dama debía moverse en palanquin. Ese fue el día más emocionante, sentir como el animal se movía con ligereza, pero además, la cercanía del joven Shin, quien la llevaba en su caballo. Volvió a sonrojarse y sólo atinó a decir monosílabos, afirmando a todo lo que él dijera. Cuando llegaron al lugar especial que Bang Won, deseaba mostrarle, Hae Soo quedó fascinanda, era el lago que solo podía divisar desde su refugio. Sonrió al comprender que importante era que Bang Won le mostrase su lugar preferido. Intentaba que lo acepte como un hermano mayor, como ese que ausente, no podía cuidarla, ni protegerla. Se emocionó y tuvo que esconder su rostro, limpiando con sus manos las lágrimas, no eran de tristeza, sino de nostalgia. Sonrió ante las anécdotas que contaban y se sonrojó pensando en el maestro volviendo a casa desnudo.
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