AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Confidencias al amanecer. [Privado]
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Confidencias al amanecer. [Privado]
Me quedé parado sin saber que decir o hacer respecto a su comportamiento tan bipolar que demostraba a veces.. Era algo que me cansaba en parte y no sabía si deseaba que fuese así por mucho tiempo. Evitaba mis preguntas proponiendo otras mas difíciles de contestar aún. Ella también tendría que saber la historia que todos saben sobre la niña, ni nada mas, ni nada menos.
Observé un brazalete que había en el suelo, la luminosidad se podía percibir en el ambiente y en el reflejo de la joya, quizá se le hubiese caido al desaparecer de aquella forma. Ya sabía yo que la idea de nombrar a la benjamina no le haría gracia alguna, asi que entré en casa siguiendo su camino, con paso lento, dandole tiempo a hacer y deshacer cuanto quisiese antes de verla desaparecer de nuevo. Al menos tenía una escusa para pasar un dia entro a su lado, sin salir de la casa, donde pudiese estar a salvo del sol.
- Veo que te gusta el buen vino. - Apreté los labios intentando esbozar una sonrisa, pero a la vez aliviado de saber que no saldría de nuevo corriendo. - Sírvete cuanto quieras.
Mi mayordomo hizo su gloriosa aparición, parecía algo alarmado como de costumbre.
- Ocurre algo?
- La niña, monsieur. Lleva toda la mañana sentada en las escaleras con una sonrisa un tanto... inquietante!! Hoy tampoco comió, ni me dirigió una palabra. De todas formas no la entendería.
"Quisiera saber qué demonios le pasa a la niña.. qué podría hacer¿!?"
- Déjamelo a mi, tómate el dia de descanso - di una palmada en su espalda, no se me caerán los anillos, reí y lo abracé empujándole para que se fuese mas rápidamente de la casa.
- Katrina? - Alcé la voz para que le llegase, y así al menos supiese que estaba de regreso.
Observé un brazalete que había en el suelo, la luminosidad se podía percibir en el ambiente y en el reflejo de la joya, quizá se le hubiese caido al desaparecer de aquella forma. Ya sabía yo que la idea de nombrar a la benjamina no le haría gracia alguna, asi que entré en casa siguiendo su camino, con paso lento, dandole tiempo a hacer y deshacer cuanto quisiese antes de verla desaparecer de nuevo. Al menos tenía una escusa para pasar un dia entro a su lado, sin salir de la casa, donde pudiese estar a salvo del sol.
- Veo que te gusta el buen vino. - Apreté los labios intentando esbozar una sonrisa, pero a la vez aliviado de saber que no saldría de nuevo corriendo. - Sírvete cuanto quieras.
Mi mayordomo hizo su gloriosa aparición, parecía algo alarmado como de costumbre.
- Ocurre algo?
- La niña, monsieur. Lleva toda la mañana sentada en las escaleras con una sonrisa un tanto... inquietante!! Hoy tampoco comió, ni me dirigió una palabra. De todas formas no la entendería.
"Quisiera saber qué demonios le pasa a la niña.. qué podría hacer¿!?"
- Déjamelo a mi, tómate el dia de descanso - di una palmada en su espalda, no se me caerán los anillos, reí y lo abracé empujándole para que se fuese mas rápidamente de la casa.
- Katrina? - Alcé la voz para que le llegase, y así al menos supiese que estaba de regreso.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Estaba esperando ansiosa en las escaleras. Hacía poco tiempo que había visto a la mujer de mis sueños en un lago, y al poco tiempo había soñado con que vendría a casa! Quizás era amiga de papá o quizás había venido a verme para conocerme mejor y jugar conmigo a las muñecas y lo mejor... era que podía hablar con ella!!
Estaba contenta, muy contenta hasta que oí la voz de papá retumbar en las paredes. Quería que bajase las escaleras, o eso intuí gracias a su tono de voz.
Cuando bajé vi a la mujer que había visto la otra noche y corrí a abrazarla.
- Volviste!! - La apachurré apretando los ojos sin soltar el abrazo a su pierna, sabía que volvería pero no sabía lo que iba a ocurrir en ese instante.
Estaba contenta, muy contenta hasta que oí la voz de papá retumbar en las paredes. Quería que bajase las escaleras, o eso intuí gracias a su tono de voz.
Cuando bajé vi a la mujer que había visto la otra noche y corrí a abrazarla.
- Volviste!! - La apachurré apretando los ojos sin soltar el abrazo a su pierna, sabía que volvería pero no sabía lo que iba a ocurrir en ese instante.
Triana- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 02/01/2011
Edad : 34
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Cuando el sol comenzó a entrar por todas las ventanas, tuve que apresurarme con amargura a cerrar las pesadas cortinas. No sabía por qué demonios se me había ocurrido seguir el olor de Vincenzo y aparecer en su casa. Me convencí a mi misma de que no me habría dado tiempo a llegar a mi propia casa, a las afueras de París. Durante el rato que estuve en la casa, pasé totalmente desapercibida. Era sigilosa, y de haber estado en mi mejor forma, incluso podría haber desvalijado la casa entera sin complicaciones. Pero el día y la sangre que faltaba en mi sistema se hacían notar. Me apoyé en una pared cualquiera, al fondo de la habitación y cerré los ojos, agotada. Cuando llegó Vincenzo, me bebí la copa de un trago. Desde luego, emborracharme sería la salida fácil en aquel momento tan tenso por mi parte.
-Lo siento. Si no tomo algo ahora, me desmayaré aquí mismo - comenté inexpresivamente mientras dejaba la copa en la encimera de la chimenea.
El sirviente de Vincenzo abrió mucho los ojos al verme. No dijo nada visiblemente contrariado. Él no me había visto entrar. Oí la conversación por encima, sin demasiado interés, hasta que la voz de Vincenzo resonó en las paredes de la casa, haciéndome atragantarme con mi propio aire.
-¿Katrina? - pregunté desconcertada-. ¿Katrina es tu...?
No me dio tiempo a finalizar la pregunta. Como una ráfaga la pequeña niña entró en el salón y se lanzó hacia mí. No me lo podía creer. Mi mente se quedó en blanco y miré a Vincenzo, que nos observaba perplejo. Tomé a la niña en brazos para asegurarme de que era ella e intenté no mostrarme fría con ella, como estaba haciendo con el joven.
-Creo recordar que te dije que volvería a verte. Aunque no pensaba que sería en casa de este señor tan feo - dije en árabe guiñándole un ojo a la pequeña, que soltó una pequeña risita.
Alcé la vista cuando me volvió a enroscar los bracitos alrededor del cuello y miré interrogante a Vincenzo mientras fruncía el ceño. Vincenzo tenía familia en África. Seguro que había sido por eso por lo que había accedido a llevarme a Egipto tan alegremente. "Podías haberme dicho que tú solo querías ir a Egipto para ver a la madre de la niña" le envié a la mente recordando que Katrina me había preguntado por ella cuando nos conocimos.
-Lo siento. Si no tomo algo ahora, me desmayaré aquí mismo - comenté inexpresivamente mientras dejaba la copa en la encimera de la chimenea.
El sirviente de Vincenzo abrió mucho los ojos al verme. No dijo nada visiblemente contrariado. Él no me había visto entrar. Oí la conversación por encima, sin demasiado interés, hasta que la voz de Vincenzo resonó en las paredes de la casa, haciéndome atragantarme con mi propio aire.
-¿Katrina? - pregunté desconcertada-. ¿Katrina es tu...?
No me dio tiempo a finalizar la pregunta. Como una ráfaga la pequeña niña entró en el salón y se lanzó hacia mí. No me lo podía creer. Mi mente se quedó en blanco y miré a Vincenzo, que nos observaba perplejo. Tomé a la niña en brazos para asegurarme de que era ella e intenté no mostrarme fría con ella, como estaba haciendo con el joven.
-Creo recordar que te dije que volvería a verte. Aunque no pensaba que sería en casa de este señor tan feo - dije en árabe guiñándole un ojo a la pequeña, que soltó una pequeña risita.
Alcé la vista cuando me volvió a enroscar los bracitos alrededor del cuello y miré interrogante a Vincenzo mientras fruncía el ceño. Vincenzo tenía familia en África. Seguro que había sido por eso por lo que había accedido a llevarme a Egipto tan alegremente. "Podías haberme dicho que tú solo querías ir a Egipto para ver a la madre de la niña" le envié a la mente recordando que Katrina me había preguntado por ella cuando nos conocimos.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Si hubiese habído algun artefacto capaz de captar mi rostro para que todos lo viesen me, sería el hazmereir de la ciudad. Mi rostro, contrariado parecía escrutar a las féminas allí abrazadas como si de un monstruo hubiese aparecido.
Me llevé la mano a la cabeza sintiendo sus palabras en ella, pero no la había visto mover los labios.
- No me gusta que hagas eso. Y ya te dije que te concedería un deseo, lo cierto es que no quiero ver a la madre de la niña, e..ella al parecer murió. - Miré a Katrina que me miraba con sus grandes ojos color plata, sin entender ni pizca de lo que hablaba. Mejor sería así.
Katrina, corrió tras Sheira, no entendí el por qué salvo que las dos estaban compartiendo confidencias en otro idioma, quizá natal de Katrina el que no lograba entender nunca. Mi cabeza daba vueltas.. ¿Sería Sheira la madre de Katrina? ¡Joder! por dios! Ella era una vampiresa y hasta donde mi mente me dejaba llegar, no podían concebir.
Suspiré algo mas relajado y crucé los brazos frente a mi torso aun desnudo. Tomé una de las camisas que estaban listas para guardar y me la puse sin cerrar los botones aún.
- Me pueden decir que ocurre aquí?
Algo se me escapaba, Sheira parecía una mujer distinta con la niña en brazos, e incluso por el tono en el que hablaban pude percibir que no había dicho precisamente algo bueno de mi. Alcé una ceja, quizás ella fuese el alivio de la niña, mi escalera hacia ella, cosa que me impedía al no hablar el mismo idioma.
- De que se conocen?
Me llevé la mano a la cabeza sintiendo sus palabras en ella, pero no la había visto mover los labios.
- No me gusta que hagas eso. Y ya te dije que te concedería un deseo, lo cierto es que no quiero ver a la madre de la niña, e..ella al parecer murió. - Miré a Katrina que me miraba con sus grandes ojos color plata, sin entender ni pizca de lo que hablaba. Mejor sería así.
Katrina, corrió tras Sheira, no entendí el por qué salvo que las dos estaban compartiendo confidencias en otro idioma, quizá natal de Katrina el que no lograba entender nunca. Mi cabeza daba vueltas.. ¿Sería Sheira la madre de Katrina? ¡Joder! por dios! Ella era una vampiresa y hasta donde mi mente me dejaba llegar, no podían concebir.
Suspiré algo mas relajado y crucé los brazos frente a mi torso aun desnudo. Tomé una de las camisas que estaban listas para guardar y me la puse sin cerrar los botones aún.
- Me pueden decir que ocurre aquí?
Algo se me escapaba, Sheira parecía una mujer distinta con la niña en brazos, e incluso por el tono en el que hablaban pude percibir que no había dicho precisamente algo bueno de mi. Alcé una ceja, quizás ella fuese el alivio de la niña, mi escalera hacia ella, cosa que me impedía al no hablar el mismo idioma.
- De que se conocen?
Última edición por Vincenzo Domani el Lun Mayo 02, 2011 7:12 am, editado 1 vez
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Estaba contenta de que Sheira hubiese vuelto a verme, pero lo que no sabía era el porqué mi papá había puesto aquella cara tan rara. Le di un beso en la mejilla a Sheira y bajé de un saltito al suelo, colocandome pegadita a su vestido. Realmente olía mal a lo que me tapé la naríz con un par de dedos.
- Eres amiga de Vin..v..vinchenssso? Él no me entiende, ni yo a él, habla tu por mi, porfis.
Dije mirándola y voilviendo mi vista hacia papá. Se veía realmente mal. Tomé mi tripita entre mis manos cuando un rugido salió de ella.
- Eres amiga de Vin..v..vinchenssso? Él no me entiende, ni yo a él, habla tu por mi, porfis.
Dije mirándola y voilviendo mi vista hacia papá. Se veía realmente mal. Tomé mi tripita entre mis manos cuando un rugido salió de ella.
Triana- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 02/01/2011
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
-La pregunta es, ¿qué hace aquí esta niña si ha debido nacer al otro extremo del mediterráneo? ¿Cómo la has traido? ¿En tu barco?- dije mirando a los ojos a Katrina que me plantó un beso en la mejilla y se escabulló de mis brazos-. El que yo la conozca es casualidad. Hace unos días la encontré frente a un lago cercano... Era tarde y ella debió de escaparse de aquí. Podía haberla pasado cualquier cosa...
Entorné los ojos cuando la niña hizo una mueca. Supuse que el bajo de mi vestido, aunque estaba tapado por la pesada capa negra de terciopelo, desprendía olor a sangre, tierra húmeda y agua salada. Agradecí que la niña no tuviera que ver cómo estaba realmente la prenda, porque según se veía, Sheira había peleado o asesinado a alguien.
-¿Crees que puedes prestarme algo para cambiarme?- dije de mala gana. No me gustaba mendigar. Vi la cara de Vincenzo, y estreché los ojos en dos rendijas para añadir un "por favor" entre dientes.
Vincenzo se colocó la camisa, dejándola abierta. Aparté los ojos de su torso y los volví a posar en la pequeña. Cada vez que la miraba, deseaba con más fuerzas haber podido criar a una niña como ella. Eran tantas cosas las que me habían arrebatado simplemente por la envidia... pero nadie podría adivinar jamás lo que dolían aquellos recuerdos. Nadie que me viera podría sospechar que llevara siglos cargando con esa tristeza... y no permitiría que alguien pudiera aprovecharse de esas pequeñas debilidades que me hacían imperfecta y a veces, inestable a la hora de reaccionar.
-Katrina quiere saber si somos amigos- traduje a Vincenzo-. Tú no la entiendes... ¿verdad? Asique supongo que no tiene tu misma sangre al fin y al cabo...
Volví a observar a Katrina, que había posado sus manos sobre su tripa. No pude evitar esbozar una sonrisa, pero la borré de inmediato cuando vi que Vincenzo estaba ahí parado, observándome.
-¿Quieres que le pida algo a Vincenzo para que comas? - pregunté a la niña.
Entorné los ojos cuando la niña hizo una mueca. Supuse que el bajo de mi vestido, aunque estaba tapado por la pesada capa negra de terciopelo, desprendía olor a sangre, tierra húmeda y agua salada. Agradecí que la niña no tuviera que ver cómo estaba realmente la prenda, porque según se veía, Sheira había peleado o asesinado a alguien.
-¿Crees que puedes prestarme algo para cambiarme?- dije de mala gana. No me gustaba mendigar. Vi la cara de Vincenzo, y estreché los ojos en dos rendijas para añadir un "por favor" entre dientes.
Vincenzo se colocó la camisa, dejándola abierta. Aparté los ojos de su torso y los volví a posar en la pequeña. Cada vez que la miraba, deseaba con más fuerzas haber podido criar a una niña como ella. Eran tantas cosas las que me habían arrebatado simplemente por la envidia... pero nadie podría adivinar jamás lo que dolían aquellos recuerdos. Nadie que me viera podría sospechar que llevara siglos cargando con esa tristeza... y no permitiría que alguien pudiera aprovecharse de esas pequeñas debilidades que me hacían imperfecta y a veces, inestable a la hora de reaccionar.
-Katrina quiere saber si somos amigos- traduje a Vincenzo-. Tú no la entiendes... ¿verdad? Asique supongo que no tiene tu misma sangre al fin y al cabo...
Volví a observar a Katrina, que había posado sus manos sobre su tripa. No pude evitar esbozar una sonrisa, pero la borré de inmediato cuando vi que Vincenzo estaba ahí parado, observándome.
-¿Quieres que le pida algo a Vincenzo para que comas? - pregunté a la niña.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Sonreí al ver como pedía ropa. Lo cierto era que no tenía ropa de mujer y era muy tarde como para que la ama de llaves llegase a casa, estaba constipada al parecer.
- Solo tengo ropa de hombre.. si no te importa llevarla te muestro donde está.
Me acerqué a la chimenea apagada y apagué una vela que se mantenía encendida desde la noche. Odiaba no entender aquel dichoso idioma, parecía que me ocultasen algo pero el rugido de tripas de la niña no necesitaba traducción alguna.
- Tiene hambre verdad? Pero nunca come, ordeno hacer los mejores filetes, la mejor carne de la ciudad! Ostras, cangrejo! pero no come de nada.
Mis palabras se acallaron con una risa que provenía de Sheira, acaso estaba haciendo algo mal? La alimentaba, pese a que se negaba a comer de lo que le llevaba de comer.
- Quizás pudieses hacerme el favor, de enseñarle algunas palabras, no se el modo de entenderme con ella. - Dije con pausa, acercándome a Sheira, con el candil apagado en la mano. La niña interrumpió de nuevo, con aquella voz que llevaba mucho sin oir.
- Solo tengo ropa de hombre.. si no te importa llevarla te muestro donde está.
Me acerqué a la chimenea apagada y apagué una vela que se mantenía encendida desde la noche. Odiaba no entender aquel dichoso idioma, parecía que me ocultasen algo pero el rugido de tripas de la niña no necesitaba traducción alguna.
- Tiene hambre verdad? Pero nunca come, ordeno hacer los mejores filetes, la mejor carne de la ciudad! Ostras, cangrejo! pero no come de nada.
Mis palabras se acallaron con una risa que provenía de Sheira, acaso estaba haciendo algo mal? La alimentaba, pese a que se negaba a comer de lo que le llevaba de comer.
- Quizás pudieses hacerme el favor, de enseñarle algunas palabras, no se el modo de entenderme con ella. - Dije con pausa, acercándome a Sheira, con el candil apagado en la mano. La niña interrumpió de nuevo, con aquella voz que llevaba mucho sin oir.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Me froté los ojos mientras tanto, quité las bolitas que se habían formado en mis lagrimales después de dormir, manteniéndome junto a Sheira pese a que olía muy mal. Yo no era maleducada, o eso decía la señora fondona que venía a casa de vez en cuando.
- Tengo hambre, pero no me gusta lo que me dá, huele feo..
Apreté los labios, de que hablaban? Creía que si Sheira estaba aqui, al menos podría entender de lo que hablaba pero... no entendía nada. Me aburría verlos hablar así que como ví que papá había apagado la vela como acostumbraba por las mañanas, abrí una de las cortinas enormes a tirones, con tan mala suerte de que se me cayó encima, dejándome completamente a ciegas.
- Tengo hambre, pero no me gusta lo que me dá, huele feo..
Apreté los labios, de que hablaban? Creía que si Sheira estaba aqui, al menos podría entender de lo que hablaba pero... no entendía nada. Me aburría verlos hablar así que como ví que papá había apagado la vela como acostumbraba por las mañanas, abrí una de las cortinas enormes a tirones, con tan mala suerte de que se me cayó encima, dejándome completamente a ciegas.
Triana- Humano Clase Media
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
-Me da igual lo que me des. Solamente quiero evitar que la niña vea un montón de sangre en mis ropas...- musité haciendo un gesto con la cabeza hacia ella. Sonreí cuando la oí hablar de nuevo-. Creo que Katrina espera que le des algo más apetitoso para comer. Los niños no son tan complicados como piensas. Estoy segura de que con un par de galletas se conformaría.
Volví la mirada a Vincenzo, y me bastaron escasos segundos para traducir su gesto en alarma. Miré a Katrina. La niña se había puesto de puntillas para abrir las cortinas. Obviamente, yo era la única de los tres que veía en la oscuridad de la sala. No me dio tiempo a detenerla, a pesar de exclamar su nombre. Mi sentido común me dijo que me apartara de la luz del sol, pero las pesadas cortinas calleron sobre la pequeña y como por inercia, con increible velocidad, llegué al lado de su cuerpo tapado por la tela para interceptar la pesada barra donde éstas estaban colgadas.
Conseguí empujarla hacia otro lado, haciendo que se estrellara contra el suelo de mármol en vez de sobre el cuerpo de la pequeña... y lo sentí. El dolor lacerante en las manos, la única parte de mi cuerpo que no estaba cubierta por tela. Solté un gemido, pero me mordí la lengua soportando en silencio el dolor e intenté refugiarme en algún lugar, pero allí no había ni un solo rincón que pudiera ocultarme, asique escondí las manos bajo la tela lo mejor que pude, dándole la espalda a la luz. "¡Haz algo! ¡Ella no debe saberlo!" grité en la cabeza de Vincenzo. Supe que me había oido porque detecté su movimiento a mi lado, llevándose la mano a la frente. Hundí la cara en las manos para intentar no gritar, pero la luz me estaba dejando agotada. Me acurruqué al otro lado de la habitación cuando mis piernas cedieron, y cerré los ojos apretando los dientes. ¿Por qué tenían que pasar tantas cosas cuando estaba cerca de él? Era como una maldición...
Volví la mirada a Vincenzo, y me bastaron escasos segundos para traducir su gesto en alarma. Miré a Katrina. La niña se había puesto de puntillas para abrir las cortinas. Obviamente, yo era la única de los tres que veía en la oscuridad de la sala. No me dio tiempo a detenerla, a pesar de exclamar su nombre. Mi sentido común me dijo que me apartara de la luz del sol, pero las pesadas cortinas calleron sobre la pequeña y como por inercia, con increible velocidad, llegué al lado de su cuerpo tapado por la tela para interceptar la pesada barra donde éstas estaban colgadas.
Conseguí empujarla hacia otro lado, haciendo que se estrellara contra el suelo de mármol en vez de sobre el cuerpo de la pequeña... y lo sentí. El dolor lacerante en las manos, la única parte de mi cuerpo que no estaba cubierta por tela. Solté un gemido, pero me mordí la lengua soportando en silencio el dolor e intenté refugiarme en algún lugar, pero allí no había ni un solo rincón que pudiera ocultarme, asique escondí las manos bajo la tela lo mejor que pude, dándole la espalda a la luz. "¡Haz algo! ¡Ella no debe saberlo!" grité en la cabeza de Vincenzo. Supe que me había oido porque detecté su movimiento a mi lado, llevándose la mano a la frente. Hundí la cara en las manos para intentar no gritar, pero la luz me estaba dejando agotada. Me acurruqué al otro lado de la habitación cuando mis piernas cedieron, y cerré los ojos apretando los dientes. ¿Por qué tenían que pasar tantas cosas cuando estaba cerca de él? Era como una maldición...
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
La niña miraba desde el suelo todo confundida. Por una vez alguien me daba consejos, sabiendo que hacer con los niños o al menos una clara idea de lo que podía comer.
Me acerqué hacia sheira ayudándola a soportar la cortina.
- Katrina! Trae agua para sheira, se hizo daño.
Intenté elegir rápidamente las palabras adecuadas, fáciles para que la niña pudiese entenderme lo suficiente para que me hiciese caso. Una vez se fué a la cocina, abrí muchos los ojos, realmente no creí que pudiese entenderme pero así lo hizo. Oculté una mueca de horror observando a Sheira tan dolorida por el escaso sol que entraba por la ventana.
- Lo siento mucho, no debía de haberla perdido de vista.
La ayudé a apartarse del sol ascendiendo por las escaleras. Señalé mi habitación.
- Ahí encontrarás ropa, si.. si necesitas algo para curarte... - "Bobadas, ella se cura sola idiota!" pensé para mis adentros. - olvídalo, avísame cuando acabes, puedes tomar todo lo que necesites. Estaré abajo con la niña
Me acerqué hacia sheira ayudándola a soportar la cortina.
- Katrina! Trae agua para sheira, se hizo daño.
Intenté elegir rápidamente las palabras adecuadas, fáciles para que la niña pudiese entenderme lo suficiente para que me hiciese caso. Una vez se fué a la cocina, abrí muchos los ojos, realmente no creí que pudiese entenderme pero así lo hizo. Oculté una mueca de horror observando a Sheira tan dolorida por el escaso sol que entraba por la ventana.
- Lo siento mucho, no debía de haberla perdido de vista.
La ayudé a apartarse del sol ascendiendo por las escaleras. Señalé mi habitación.
- Ahí encontrarás ropa, si.. si necesitas algo para curarte... - "Bobadas, ella se cura sola idiota!" pensé para mis adentros. - olvídalo, avísame cuando acabes, puedes tomar todo lo que necesites. Estaré abajo con la niña
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
- No ha sido tu culpa- mascullé con cierta molestia mientras subía aturdida los escalones hacia la parte de arriba de la casa.
Entré en la habitación que Vincenzo me había señalado y cerré la puerta a mis espaldas, dejándome caer al suelo. Estaba agotada, completamente perdida y dolorida. Quería sumirme en un sueño infinito o algo parecido para acabar con todo, pero no era tan fácil, y esa era información que había adquirido sobretodo en los primeros meses como vampira hacía ya mucho tiempo. Me permití el lujo de cerrar los ojos unos instantes, y minutos más tarde me encontraba en el baño con una camisa del joven en el brazo.
Me quité con parsimonia la capa y el vestido, y observé en un espejo el resto de mis ropas. El corsé que llevaba únicamente por completar mi teatro estaba agujereado allí donde el puñal del hermano de Vincenzo había atravesado. La sangre lo había manchado casi por completo. Me lo quité y observé mi vientre. Solo quedaba una finísima linea que delataba la herida. Me quedé con las medias y una especie de pantalones abombados que daban volumen a los vestidos. No tenía intención alguna de robarle también pantalones a Vincenzo, asique me coloqué la camisa oscura y la abroché casi hasta el cuello. Aunque en otra ocasión hubiera preferido provocar al muchacho, se había portado bien conmigo, y que mi actitud fuera a ser agria, no quería decir que tuviera que torturarle de esa manera. Observé mi rostro más de cerca, y sin pensármelo dos veces, empapé mi pelo en el agua de la pila. Cuando terminé de lavarme mi olor había regresado, pero las palmas de las manos me ardían, ya que ellas se habían llevado la peor parte de las quemaduras y su curación volvía a ser lenta. Me volví hacia el vestido, y rasgué dos tiras de tela allí conde se veía más blanca. Las empapé en agua y me envolví ambas manos con cada una de ellas.
Tomé el vestido y el corsé, dejando la capa sobre la cama de Vincenzo y los zapatos a los pies, y bajé de nuevo las escaleras. Me dejé guiar por mi instinto y llegué a la cocina, donde deposité en el quemador todas las ropas, que desaparecieron al instante. Después acudí con la mirada perdida al salón, y oculté las manos bajo las mangas bastante grandes de la camisa. Vincenzo ya estaba allí, pero no quería que se preocupara de más. Me dejé caer en el sofá. Los mechones húmedos y ondulados gotearon sobre la camisa, pero eso me aliviaba de cierta manera, haciéndome soltar un suspiro que más bien pareció un bufido. Katrina no estaba en el salón, pero había un vaso de agua sobre la mesa. Ahora que me detenía a ver el mobiliario, me daba cuenta de que Vincenzo tenía mucho más dinero que el de un simple mortal o brujo, pero no quise hacer preguntas.
-Espero que no te incomode lo que te he cogido- dije volviéndo la vista hacia la ventana, que ya tenía de nuevo la cortina en su sitio.
Entré en la habitación que Vincenzo me había señalado y cerré la puerta a mis espaldas, dejándome caer al suelo. Estaba agotada, completamente perdida y dolorida. Quería sumirme en un sueño infinito o algo parecido para acabar con todo, pero no era tan fácil, y esa era información que había adquirido sobretodo en los primeros meses como vampira hacía ya mucho tiempo. Me permití el lujo de cerrar los ojos unos instantes, y minutos más tarde me encontraba en el baño con una camisa del joven en el brazo.
Me quité con parsimonia la capa y el vestido, y observé en un espejo el resto de mis ropas. El corsé que llevaba únicamente por completar mi teatro estaba agujereado allí donde el puñal del hermano de Vincenzo había atravesado. La sangre lo había manchado casi por completo. Me lo quité y observé mi vientre. Solo quedaba una finísima linea que delataba la herida. Me quedé con las medias y una especie de pantalones abombados que daban volumen a los vestidos. No tenía intención alguna de robarle también pantalones a Vincenzo, asique me coloqué la camisa oscura y la abroché casi hasta el cuello. Aunque en otra ocasión hubiera preferido provocar al muchacho, se había portado bien conmigo, y que mi actitud fuera a ser agria, no quería decir que tuviera que torturarle de esa manera. Observé mi rostro más de cerca, y sin pensármelo dos veces, empapé mi pelo en el agua de la pila. Cuando terminé de lavarme mi olor había regresado, pero las palmas de las manos me ardían, ya que ellas se habían llevado la peor parte de las quemaduras y su curación volvía a ser lenta. Me volví hacia el vestido, y rasgué dos tiras de tela allí conde se veía más blanca. Las empapé en agua y me envolví ambas manos con cada una de ellas.
Tomé el vestido y el corsé, dejando la capa sobre la cama de Vincenzo y los zapatos a los pies, y bajé de nuevo las escaleras. Me dejé guiar por mi instinto y llegué a la cocina, donde deposité en el quemador todas las ropas, que desaparecieron al instante. Después acudí con la mirada perdida al salón, y oculté las manos bajo las mangas bastante grandes de la camisa. Vincenzo ya estaba allí, pero no quería que se preocupara de más. Me dejé caer en el sofá. Los mechones húmedos y ondulados gotearon sobre la camisa, pero eso me aliviaba de cierta manera, haciéndome soltar un suspiro que más bien pareció un bufido. Katrina no estaba en el salón, pero había un vaso de agua sobre la mesa. Ahora que me detenía a ver el mobiliario, me daba cuenta de que Vincenzo tenía mucho más dinero que el de un simple mortal o brujo, pero no quise hacer preguntas.
-Espero que no te incomode lo que te he cogido- dije volviéndo la vista hacia la ventana, que ya tenía de nuevo la cortina en su sitio.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Me pilló de improvisto aquel sonido que solían hacer los cojines del sofá cuando perdían el aire debido a que alguien se sentó sobre ellos. me di la vuelta mirando aun la barra ya fijada de la cortina para prevenir mas riesgos.
Me giré y la vi allí sentada, se la veía incómoda y por mi rostro asomó una leve sonrisa viendola en paños menores. Había desvestido a muchas mujeres y sabía que escondían bajo sus mullidos vestidos de satén, aun así sabía que no tomaría mas de lo necesario de mis ropas.
- Dije que tomases lo que quisieses, no hay problema alguno.
En un par de segundos la ama de llaves asomó su cabeza cotilla por una de las puertas y vi claramente como fruncía el ceño. Seguro que por su abeza pasaba el que yo llevase a una "cortesana" a la casa con la niña dentro. Pero no era así, mi sonrisa tranquila la debió de calmar. Sostuve una copa de vino entre mis dedos. Un flashback volvió a mi cabeza recordandome aquella noche en la que jugamos en el mar, ella y su pelo mojado me recordaban sin duda alguna a aquella noche. Agité la cabeza antes de pasarle una copa de vino. En sus manos vi el dolor que momentos antes había sufrido y mi poca consideración al no preguntarle por ello.
- Espero que lo de tus manos no sea nada.. - me senté a su lado con el torso girado hacia ella. - Deberías de sentirte comoda aquí, no se por que sigues tan tensa, no te ocurrirá nada. - La miré con una estela de dolor en mi mirada, quería que fuese como era, que no volviese a motrarme aquella máscara con la que solía hablar. - Necesito que me ayudes con la niña, sabes.. quiero decir... hablas su mismo idioma, no?
Me giré y la vi allí sentada, se la veía incómoda y por mi rostro asomó una leve sonrisa viendola en paños menores. Había desvestido a muchas mujeres y sabía que escondían bajo sus mullidos vestidos de satén, aun así sabía que no tomaría mas de lo necesario de mis ropas.
- Dije que tomases lo que quisieses, no hay problema alguno.
En un par de segundos la ama de llaves asomó su cabeza cotilla por una de las puertas y vi claramente como fruncía el ceño. Seguro que por su abeza pasaba el que yo llevase a una "cortesana" a la casa con la niña dentro. Pero no era así, mi sonrisa tranquila la debió de calmar. Sostuve una copa de vino entre mis dedos. Un flashback volvió a mi cabeza recordandome aquella noche en la que jugamos en el mar, ella y su pelo mojado me recordaban sin duda alguna a aquella noche. Agité la cabeza antes de pasarle una copa de vino. En sus manos vi el dolor que momentos antes había sufrido y mi poca consideración al no preguntarle por ello.
- Espero que lo de tus manos no sea nada.. - me senté a su lado con el torso girado hacia ella. - Deberías de sentirte comoda aquí, no se por que sigues tan tensa, no te ocurrirá nada. - La miré con una estela de dolor en mi mirada, quería que fuese como era, que no volviese a motrarme aquella máscara con la que solía hablar. - Necesito que me ayudes con la niña, sabes.. quiero decir... hablas su mismo idioma, no?
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
-Gracias, he cogido lo que necesitaba- dije sin mucho sentimiento.
Paseé la vista por todos los muebles que decoraban la habitación hasta que Vincenzo interpuso una copa de vino en mi campo de visión. En principio había decidido no abusar de la confianza con el muchacho (aunque sinceramente, no entendía porque me preocupaba tanto de las formas cuando había pasado de ellas durante años), pero más tarde me di cuenta de que necesitaba algo de alcohol en las venas si no quería aturdirme del todo. Alcé la mano para tomar la copa, y entonces recordé mis heridas, y las vendas. Hice una mueca, no obstante cogí la copa arrugando la nariz y apoyé esta entre las piernas.
-Es grave, y tardará en curarse unas pocas...- entorné los ojos cuando recapacité sobre el tiempo que tardaría en curarme en mi estado- bastantes horas. El sol es nuestro peor enemigo. Imagínate sentir que ardes en llamas, querer huir, y darte cuenta de que tu cuerpo se ha entumecido hasta el punto de querer echarte a dormir en el mismo suelo. Es...
Negué con la cabeza y di un trago al vino, desterrando el dolor de la piel a un segundo plano. A mi mente habían acudido recuerdos pasados que no eran ni mucho menos agradables. Había omitido respuesta alguna a la segunda parte del comentario de Vincenzo, y lo hubiera esquivado por completo de no ser porque él estaba en completo silencio, esperando que hablara. Estaba aprendiendo demasiado rápido, y eso me asustaba al mismo tiempo que me hacía sonreir interiormente. Me giré para mirar a Vincenzo a los ojos, cayendo otra vez en la trampa. Quizás fuera por el alcohol, o simplemente, por la razón que yo ya sabía, pero supuse que la sorprensa de Vincenzo (bien ocultada) había sido mayúscula al escucharme hablar.
-No has entendido como me siento estando aquí, contigo, ahora. Estoy cometiendo un error al compartir tiempo con un mortal, sobretodo si eres tú. Desde que te conozco, cada vez que estás presente y te miro a los ojos, ocurre algo. Me distraigo, me desconcentro y vuelven a sucederse los errores, por no mencionar que he estado a punto de matarte y que probablemente, de darse la misma situación lo haría, pero no. Has preferido dejarme con vida porque te parezco interesante, o algo que aun no termino de comprender...- dije con voz clara sin apartar la mirada.
Evalué el efecto de mis palabras en Vincenzo, el cual no me quitaba la mirada de encima. Me la sostenía como si yo fuera un igual. ¿Cómo podía hacerle comprender que lo que le estaba diciendo era verdad?
-Todo sería mucho más sencillo si únicamente me odiaras. No quiero lazos con la gente, y eso es algo que he mantenido patente hasta ahora... hasta que te conocí -repetí desviando la mirada hacia la copa de vino. Después esbocé una sonrisa irónica al pronunciar mis últimas palabras, y más tarde, oir a Vincenzo casi atragantarse al procesar la información-. Y si. Katrina habla el mismo idioma que yo porque somos de la misma tierra... aunque yo nací exáctamente 22 siglos antes.
Paseé la vista por todos los muebles que decoraban la habitación hasta que Vincenzo interpuso una copa de vino en mi campo de visión. En principio había decidido no abusar de la confianza con el muchacho (aunque sinceramente, no entendía porque me preocupaba tanto de las formas cuando había pasado de ellas durante años), pero más tarde me di cuenta de que necesitaba algo de alcohol en las venas si no quería aturdirme del todo. Alcé la mano para tomar la copa, y entonces recordé mis heridas, y las vendas. Hice una mueca, no obstante cogí la copa arrugando la nariz y apoyé esta entre las piernas.
-Es grave, y tardará en curarse unas pocas...- entorné los ojos cuando recapacité sobre el tiempo que tardaría en curarme en mi estado- bastantes horas. El sol es nuestro peor enemigo. Imagínate sentir que ardes en llamas, querer huir, y darte cuenta de que tu cuerpo se ha entumecido hasta el punto de querer echarte a dormir en el mismo suelo. Es...
Negué con la cabeza y di un trago al vino, desterrando el dolor de la piel a un segundo plano. A mi mente habían acudido recuerdos pasados que no eran ni mucho menos agradables. Había omitido respuesta alguna a la segunda parte del comentario de Vincenzo, y lo hubiera esquivado por completo de no ser porque él estaba en completo silencio, esperando que hablara. Estaba aprendiendo demasiado rápido, y eso me asustaba al mismo tiempo que me hacía sonreir interiormente. Me giré para mirar a Vincenzo a los ojos, cayendo otra vez en la trampa. Quizás fuera por el alcohol, o simplemente, por la razón que yo ya sabía, pero supuse que la sorprensa de Vincenzo (bien ocultada) había sido mayúscula al escucharme hablar.
-No has entendido como me siento estando aquí, contigo, ahora. Estoy cometiendo un error al compartir tiempo con un mortal, sobretodo si eres tú. Desde que te conozco, cada vez que estás presente y te miro a los ojos, ocurre algo. Me distraigo, me desconcentro y vuelven a sucederse los errores, por no mencionar que he estado a punto de matarte y que probablemente, de darse la misma situación lo haría, pero no. Has preferido dejarme con vida porque te parezco interesante, o algo que aun no termino de comprender...- dije con voz clara sin apartar la mirada.
Evalué el efecto de mis palabras en Vincenzo, el cual no me quitaba la mirada de encima. Me la sostenía como si yo fuera un igual. ¿Cómo podía hacerle comprender que lo que le estaba diciendo era verdad?
-Todo sería mucho más sencillo si únicamente me odiaras. No quiero lazos con la gente, y eso es algo que he mantenido patente hasta ahora... hasta que te conocí -repetí desviando la mirada hacia la copa de vino. Después esbocé una sonrisa irónica al pronunciar mis últimas palabras, y más tarde, oir a Vincenzo casi atragantarse al procesar la información-. Y si. Katrina habla el mismo idioma que yo porque somos de la misma tierra... aunque yo nací exáctamente 22 siglos antes.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Quedé perplejo, como si mi lengua se hubiese dormido, esperando una respuesta para saltar a rebatir sus palabras, a veces amargas, pero con un toque... que realmente necesitaba. Me estaba diciendo que por mínimo que fuese.. sentía algo por mi? No, decididamente eso no podría ser cierto.
- Es demasiado tarde. - dije tajante, dispuesto a no perder de nuevo ese lazo que ella se negaba a tener, conmigo, y como ya decía era tarde para remediarlo, seguro que si se intentaba deshacer.. alguien saldría malparado o malherido y yo, era el único humano de los dos, pese a mi naturaleza mágica.
Tomé con fuerza su menton, ese tono en el que se estaban convirtiendo sus palabras no me agradaba, no querñia que tomase el tema como algo que no era. Ignoré por el momento el tema de la niña, ahora quería centrarme en ella a pesar de que mi cabeza andaba en otros lugares planeando el viaje en dos semanas que haría con Sheira, tendría que dejar a la niña con alguien de confianza. Me sostuve las sienes por unos segundos al notar que me alejaba del tema en cuestión, volviendo la mirada hacia ella.
- Piensa que no me mataste, por que? Dije a penas unos centímetros de su rostro, escrutando cada centimetro que tomaba con mis manos de su piel. - Tampoco me odias.. lo puedo ver en tus ojos - me acerqué como un barco a un remolino en el mar. - Dimelo, dime la verdad... por favor. A punto, a punto de besarla, en su mano estaba si quería aquel beso anto como yo lo necesitaba.
- Es demasiado tarde. - dije tajante, dispuesto a no perder de nuevo ese lazo que ella se negaba a tener, conmigo, y como ya decía era tarde para remediarlo, seguro que si se intentaba deshacer.. alguien saldría malparado o malherido y yo, era el único humano de los dos, pese a mi naturaleza mágica.
Tomé con fuerza su menton, ese tono en el que se estaban convirtiendo sus palabras no me agradaba, no querñia que tomase el tema como algo que no era. Ignoré por el momento el tema de la niña, ahora quería centrarme en ella a pesar de que mi cabeza andaba en otros lugares planeando el viaje en dos semanas que haría con Sheira, tendría que dejar a la niña con alguien de confianza. Me sostuve las sienes por unos segundos al notar que me alejaba del tema en cuestión, volviendo la mirada hacia ella.
- Piensa que no me mataste, por que? Dije a penas unos centímetros de su rostro, escrutando cada centimetro que tomaba con mis manos de su piel. - Tampoco me odias.. lo puedo ver en tus ojos - me acerqué como un barco a un remolino en el mar. - Dimelo, dime la verdad... por favor. A punto, a punto de besarla, en su mano estaba si quería aquel beso anto como yo lo necesitaba.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
"¡Para!" quise decirle "deja de preguntarme por aquello para lo que no tengo respuesta", pero Vincenzo no callaba. Le tenía frente a mi, cabezota como era, esperando saber más de mi, encontrar esa parte de mi alma que ya había conseguido desenterrar una vez. Pero él no comprendía que estaba dando en el clavo. Dejé de respirar cuando comprendí que me había calado, que sabía exactamente qué decían mis gestos, aquello que quería ocultar.
Los segundos en los que me mantuve en silencio se hicieron eternos, y yo me debatía entre dejarme llevar o simplemente apartarme. El sonido de la copa de vino ya vacía estrellándose contra el suelo al resbalarse de mis manos no me arrancó ni un movimiento, solo cerré los ojos. Ahí lo tenía. Otro fallo más. La prueba de que estar cerca de él me volvía torpe y humana. Apreté los labios y volví a abrir los ojos, pasando de la boca de él, tentadora, a sus ojos.
-No soy capaz de hacerlo - musité, y ambos sabíamos que no estaba respondiendo a sus preguntas, si no a su provocación-. No puedo arriesgarme de nuevo...estoy... sedienta.
Leí el desconcierto en los ojos del joven. Por un momento no supe qué decir. Empujé suavemente el cuerpo de Vincenzo hacia atrás como había hecho en la playa, y me senté sobre su vientre, observándole por primera vez con atención, sin secretos, sin tratar de ocultar lo que hacía. Pasé las yemas de los dedos por su mejilla dibujando su mandíbula y más tarde descendiéndo por su pecho, que seguía al descubierto entre los bordes de su camisa. Procuré no apoyar en el sofá las palmas, aun vendadas, mientras me sostenía sobre él para mirarle.
-Que no te matara en la playa, fue solo un acontecimiento fortuito- mentí, mientras le apartaba algunos mechones del rostro y me preguntaba qué demonios estaba haciendo-. A veces Sheira desaparece. No siempre soy consciente de lo que hago... y no voy a arriesgarme contigo. Y tú lo sabes.
El brillo que vi en sus ojos, me dio la razón. Él sabía bien qué es lo que estaba dispuesta a hacer por él, y que no, y me alegraba el no tener que descubrir todos mi sentimientos delante suyo. Me aparté los mechones húmedos y rebeldes de la cara y suspiré.
-Dime. ¿Serías capaz de matarme si pusiera tu vida en peligro? - le invité a responder con la mirada. Estaba tan cerca de él que casi sentía su pulso en el pecho-. Dime la verdad.
Los segundos en los que me mantuve en silencio se hicieron eternos, y yo me debatía entre dejarme llevar o simplemente apartarme. El sonido de la copa de vino ya vacía estrellándose contra el suelo al resbalarse de mis manos no me arrancó ni un movimiento, solo cerré los ojos. Ahí lo tenía. Otro fallo más. La prueba de que estar cerca de él me volvía torpe y humana. Apreté los labios y volví a abrir los ojos, pasando de la boca de él, tentadora, a sus ojos.
-No soy capaz de hacerlo - musité, y ambos sabíamos que no estaba respondiendo a sus preguntas, si no a su provocación-. No puedo arriesgarme de nuevo...estoy... sedienta.
Leí el desconcierto en los ojos del joven. Por un momento no supe qué decir. Empujé suavemente el cuerpo de Vincenzo hacia atrás como había hecho en la playa, y me senté sobre su vientre, observándole por primera vez con atención, sin secretos, sin tratar de ocultar lo que hacía. Pasé las yemas de los dedos por su mejilla dibujando su mandíbula y más tarde descendiéndo por su pecho, que seguía al descubierto entre los bordes de su camisa. Procuré no apoyar en el sofá las palmas, aun vendadas, mientras me sostenía sobre él para mirarle.
-Que no te matara en la playa, fue solo un acontecimiento fortuito- mentí, mientras le apartaba algunos mechones del rostro y me preguntaba qué demonios estaba haciendo-. A veces Sheira desaparece. No siempre soy consciente de lo que hago... y no voy a arriesgarme contigo. Y tú lo sabes.
El brillo que vi en sus ojos, me dio la razón. Él sabía bien qué es lo que estaba dispuesta a hacer por él, y que no, y me alegraba el no tener que descubrir todos mi sentimientos delante suyo. Me aparté los mechones húmedos y rebeldes de la cara y suspiré.
-Dime. ¿Serías capaz de matarme si pusiera tu vida en peligro? - le invité a responder con la mirada. Estaba tan cerca de él que casi sentía su pulso en el pecho-. Dime la verdad.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Negué con la cabeza inconscientemente al oir aquella pregunta tan tonta. Acaso no me conocía aun? Acaso no sentía mi pecho palpitar con fuerza al estar a mi lado? Me negaba a que aun tuviese aquella duda en la cabeza.
- Sabes de sobra que no ocurrirá nada de eso. Y no, no te mataría, si no fuese estrictamente necesario.. – acabé con una sonrisa, sin poder evitar darle un beso en la frente, ya que se negaba a que nos uniésemos en un beso como tantos otros debido a su sed. Su figura esbelta posada sobre mis caderas me hizo temblar, no por su peso, ni siquiera por miedo, o tal vez si, el miedo a que de nuevo cayese el sol y verla desaparecer de nuevo. Deslicé mis manos por sus muslos, arropados por aquellos pantalones tan… graciosos que solían llevar las mujeres bajo sus vestidos, paseando mi mirada por su cuerpo, tan perfecto que solo podía ser obra de dioses, la sorpresa que tendría para ella en dos semanas debía ser elaborada hasta el mas minimo detalle.
Sin poder aguantar mas en esa situación, y pese a que a pocos metros estuviese mi hija, no me preocupaba en absoluto, estaría entretenida a lo que sin mas miramientos, y sin importarme las consecuencias acabé con la distancia que separaban nuestros labios y la tomé en un beso que anhelaba, tanto… que hasta dolía.
- Sabes de sobra que no ocurrirá nada de eso. Y no, no te mataría, si no fuese estrictamente necesario.. – acabé con una sonrisa, sin poder evitar darle un beso en la frente, ya que se negaba a que nos uniésemos en un beso como tantos otros debido a su sed. Su figura esbelta posada sobre mis caderas me hizo temblar, no por su peso, ni siquiera por miedo, o tal vez si, el miedo a que de nuevo cayese el sol y verla desaparecer de nuevo. Deslicé mis manos por sus muslos, arropados por aquellos pantalones tan… graciosos que solían llevar las mujeres bajo sus vestidos, paseando mi mirada por su cuerpo, tan perfecto que solo podía ser obra de dioses, la sorpresa que tendría para ella en dos semanas debía ser elaborada hasta el mas minimo detalle.
Sin poder aguantar mas en esa situación, y pese a que a pocos metros estuviese mi hija, no me preocupaba en absoluto, estaría entretenida a lo que sin mas miramientos, y sin importarme las consecuencias acabé con la distancia que separaban nuestros labios y la tomé en un beso que anhelaba, tanto… que hasta dolía.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
No era la respuesta que esperaba escuchar. Un sí habría sido aceptado satisfactoriamente. ¿Cómo podía entregarme a él si no estaba segura de que minutos más tarde él seguiría con vida? Vincenzo... brujo enamoradizo. Has caido en las redes de una vampira, exponiéndote al peligro sin posibilidad de echarse atrás. Le observé mientras sentía sus manos tanteándome, y me tembló la razón. Si. Le deseaba... pero hasta qué punto podría controlarme era algo que no estaba a mi alcance conocer. Intenté consolarme con aquella puerta abierta que había dejado el joven. "A no ser que fuera totalmente necesario". ¿Cuándo la situación se volvería insostenible? ¿Cuándo? ¿Tendría Vincenzo suficiente coraje como para defenderse y herirme para evitar su muerte si se daba el caso? Necesitaba creer que si.
-Espero que seas capaz de hacerlo - susurré.
Sentí sus labios cálidos acercarse a los mios, y nadie salvo yo sabe cuanto me costo aceptar continuar con aquel beso que tanto significaba para mi. Dejar que alguien me conociera, me entendiera, era lo más dificil que había hecho en mucho tiempo. Fue un beso lento, pausado, contenido. Dejé que mis dedos acariciaran el pelo del muchacho con cuidado, pero cuando las manos de Vincenzo volvieron a acariciar mis ropas, sentí que algo se agitaba dentro de mi, y el beso se hizo más frenético, más voraz. Solté un jadeo cuando él se sentó en el sofá de nuevo, y yo le rodeé con las piernas aferrándome a él para continuar el beso... mientras mis sentidos volvían a nublarse. No recuerdo en qué momento comencé a besarle al son de sus propios latidos, y a acariciar su torso firme, expuesto frente a mi.
-Espero que seas capaz de hacerlo - susurré.
Sentí sus labios cálidos acercarse a los mios, y nadie salvo yo sabe cuanto me costo aceptar continuar con aquel beso que tanto significaba para mi. Dejar que alguien me conociera, me entendiera, era lo más dificil que había hecho en mucho tiempo. Fue un beso lento, pausado, contenido. Dejé que mis dedos acariciaran el pelo del muchacho con cuidado, pero cuando las manos de Vincenzo volvieron a acariciar mis ropas, sentí que algo se agitaba dentro de mi, y el beso se hizo más frenético, más voraz. Solté un jadeo cuando él se sentó en el sofá de nuevo, y yo le rodeé con las piernas aferrándome a él para continuar el beso... mientras mis sentidos volvían a nublarse. No recuerdo en qué momento comencé a besarle al son de sus propios latidos, y a acariciar su torso firme, expuesto frente a mi.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Sentía su beso como la cosa mas hermosa del mundo. Aquello me decía que ella lo necesitaba tal vez tanto como yo. Bebía de sus labios amoldándolos a los suyos, sintiendo la pasión desenfrenada que se estaba desencadenando en aquell habitación. Cuando la puerta de la cocina fué a abrir lancé mi brazo sin pensarlo, cerrando la puerta de un golpe a distancia. No se iban a morir por quedar encerradas en la cocina.. supongo. Mis ojos mis manos mi boca... todo estaba por y para Sheira en estos momentos.
Me di cuenta cuando dió el paso definitivo para darme una oportunidad de quererla, amarla, si, eso sentía, pero era tan rudo y cabezota que a veces solo veía un poco mas allá de mis narices.
La tomé en brazos, invitándola a ponerse de pie y seguirme escaleras arriba a donde ella ya había pasado a conocer... mi habitación. Subí las escaleras con torpeza, no queriendo separar ni un músculo de sus lábios. Su lengua, caliente pese a su cuerpo helado danzaba junto a la mía buscando entre sus labios su verdadero ser. Quería que se mostrase tal y como era, sin miedo alguno. Lo quería, lo comprendería.
La tomé en brazos, por las escaleras, una vez dentro de la habitación deshice todo hechizo en la otra puerta, centrándolo todo en la maciza puerta de la habitación, donde descansé la espalda con la camisa ya en el suelo.
- Dame una oportunidad... déjame quererte Sheira.. Susurré sobre sus labios, por los cuales me moría por saborear una vez mas.
Me di cuenta cuando dió el paso definitivo para darme una oportunidad de quererla, amarla, si, eso sentía, pero era tan rudo y cabezota que a veces solo veía un poco mas allá de mis narices.
La tomé en brazos, invitándola a ponerse de pie y seguirme escaleras arriba a donde ella ya había pasado a conocer... mi habitación. Subí las escaleras con torpeza, no queriendo separar ni un músculo de sus lábios. Su lengua, caliente pese a su cuerpo helado danzaba junto a la mía buscando entre sus labios su verdadero ser. Quería que se mostrase tal y como era, sin miedo alguno. Lo quería, lo comprendería.
La tomé en brazos, por las escaleras, una vez dentro de la habitación deshice todo hechizo en la otra puerta, centrándolo todo en la maciza puerta de la habitación, donde descansé la espalda con la camisa ya en el suelo.
- Dame una oportunidad... déjame quererte Sheira.. Susurré sobre sus labios, por los cuales me moría por saborear una vez mas.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
No pude evitar el fijar la vista en los ojos de Vincenzo para constatar si estaba hablando enserio o simplemente me intentaba engañar por un momento de placer. Volví a darle un pequeño beso para ocultar mi sonrisa mientras le acariciaba los brazos y la nuca. Después acerqué mi mejilla a la suya para susurrarle al oido, y tironeé de la hebilla de su cinturón para atraerle hacia la cama. Toda la habitación estaba en penumbra, y suponía que de los dos, yo era la única que podía ver bien su ubicación en la oscuridad.
-Antes de quererme, tienes que enamorarte. Más tarde, te doy la oportunidad de domarme, enamorarme...- hice una pausa en la que mis labios rozaron peligrosamente el cuello de Vincenzo, pero conseguí separarme de nuevo de él-. Y quizás después de eso sientas aun fuerzas para amarme, un riesgo que yo no correría...
Mi voz se extinguió, y durante unos segundos permanecimos en silencio, él espectante, y yo, sintiendo la calidez del cuerpo de Vincenzo muy cerca del mio. Mis piernas daban con el borde de la cama y sentía una gran necesidad de sangre y de tener a Vincenzo entre mis brazos. El hecho de beber sangre siempre había tenido connotaciones eróticas... pero en aquel momento todos mis sentidos estaban duplicados por veinte. No obstante no quería perder la cabeza. Sabía que no me convenía perder el control con Vincenzo frente a mi. Que tendría cuidado fue lo que me juré a mi misma varias veces antes de buscar la boca de Vincenzo de nuevo.
-Antes de quererme, tienes que enamorarte. Más tarde, te doy la oportunidad de domarme, enamorarme...- hice una pausa en la que mis labios rozaron peligrosamente el cuello de Vincenzo, pero conseguí separarme de nuevo de él-. Y quizás después de eso sientas aun fuerzas para amarme, un riesgo que yo no correría...
Mi voz se extinguió, y durante unos segundos permanecimos en silencio, él espectante, y yo, sintiendo la calidez del cuerpo de Vincenzo muy cerca del mio. Mis piernas daban con el borde de la cama y sentía una gran necesidad de sangre y de tener a Vincenzo entre mis brazos. El hecho de beber sangre siempre había tenido connotaciones eróticas... pero en aquel momento todos mis sentidos estaban duplicados por veinte. No obstante no quería perder la cabeza. Sabía que no me convenía perder el control con Vincenzo frente a mi. Que tendría cuidado fue lo que me juré a mi misma varias veces antes de buscar la boca de Vincenzo de nuevo.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Confidencias al amanecer. [Privado]
Anhelaba cada beso, sentía cada caricia en la oscuridad como simplemente objetos de deseos, pero lo cierto era que no era así del todo.
Intenté calmar el rugido que se formaba en mi pecho, no podía creer lo que estaba oyendo.. todo lo que estaba sintiendo mientras mi mente procesaba que la iba a tener entre mis brazos, se iba esfumando, desvaneciendo como el humo de una pipa en el aire.
Sus palabras sonaban lejanas, pese a que su boca parecía formar parte de la mía. Me costó la vida el separarme de ella, pero al fin lo había hecho con un simple empujón suave en el hombro. Mis brazos a su alrededor se aflojaron, sentía esas palabras tan amargas como si simplemente fuesemos a tener sexo, y no.... yo quería algo mas y al parecer ella no entendía nada de lo que yo le había transmitido desde el dia en que nos encontramos por primera vez.
- No sabes de lo que estas hablando..
Miré hacia la infinita oscuridad, mis ojos parecían acostumbrarse a ella, pero estaba muy lejos de poder ver algo en ella. Bufé sutilmente algo dolido por sus palabras que al parecer no pretendían dañarme, pero así lo hizo.
Mi deseo logró desaparecer pero no por completo,, mi mente cabalgaba como siempre unas millas mas lejos, pensando de nuevo en aquel viaje.
- Deja de prever lo que debería hacer son respecto lo que siento. Tu! nadie mas que tu sabe exactamente lo que siento por ti. - Negué la cabeza riendo tristemente por lo que había causado. Aunque suene egocentrico, te diré que jamás te haré el amor a no ser que me lo pidas. Mis palabras parecçian romperse conforme las pronunciaba. Odiaba aquella forma tan estupida de perderla otra vez, pero realmente lo haría. Haría que ella se diese cuenta de que la amaba, y, el dia en que ella hiciese lo mismo de mí implorará a los vientos que la tome, haciendola mia una primera vez de muchas, solo era su decisión, no la de una vampiresa sin corazón.
Intenté calmar el rugido que se formaba en mi pecho, no podía creer lo que estaba oyendo.. todo lo que estaba sintiendo mientras mi mente procesaba que la iba a tener entre mis brazos, se iba esfumando, desvaneciendo como el humo de una pipa en el aire.
Sus palabras sonaban lejanas, pese a que su boca parecía formar parte de la mía. Me costó la vida el separarme de ella, pero al fin lo había hecho con un simple empujón suave en el hombro. Mis brazos a su alrededor se aflojaron, sentía esas palabras tan amargas como si simplemente fuesemos a tener sexo, y no.... yo quería algo mas y al parecer ella no entendía nada de lo que yo le había transmitido desde el dia en que nos encontramos por primera vez.
- No sabes de lo que estas hablando..
Miré hacia la infinita oscuridad, mis ojos parecían acostumbrarse a ella, pero estaba muy lejos de poder ver algo en ella. Bufé sutilmente algo dolido por sus palabras que al parecer no pretendían dañarme, pero así lo hizo.
Mi deseo logró desaparecer pero no por completo,, mi mente cabalgaba como siempre unas millas mas lejos, pensando de nuevo en aquel viaje.
- Deja de prever lo que debería hacer son respecto lo que siento. Tu! nadie mas que tu sabe exactamente lo que siento por ti. - Negué la cabeza riendo tristemente por lo que había causado. Aunque suene egocentrico, te diré que jamás te haré el amor a no ser que me lo pidas. Mis palabras parecçian romperse conforme las pronunciaba. Odiaba aquella forma tan estupida de perderla otra vez, pero realmente lo haría. Haría que ella se diese cuenta de que la amaba, y, el dia en que ella hiciese lo mismo de mí implorará a los vientos que la tome, haciendola mia una primera vez de muchas, solo era su decisión, no la de una vampiresa sin corazón.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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