Mala suerte. [Libre]

por Invitado Jue Ene 06, 2011 1:23 pm

Caminó con paso seguro, mientras sus ojos analizaban sus alrededores. Estaba buscando a alguien en particular, y no es como si fuera a dejar que huyese. Necesitaba información, e iba a conseguirla como fuese. Amenazas verbales, físicas, cualquier cosa que le llevara un paso más cerca de su futura venganza. Tenía que tener extremo cuidado, o si no todo se echaría a perder, y estaba claro que a esas alturas no podía darse ese lujo. Muchos se habían burlado de que una mujer les amenazara, pero ella había sido lo bastante astuta como para hacerles dudar, después de todo, de eso dependía la mayoría de las cosas que había obtenido hasta el momento. Se apretujó contra su abrigo, tratando de mantener el calor, mientras sentía que los contornos de sus bien escondidos cuchillos se apretaban contra su cuerpo. Quien la viera con eso, se reiría. Quien la viera utilizar eso… no lo haría tanto. Apretó el paso, manteniéndose cerca de la barandilla, bajando la cabeza ante las risas lejanas de los trabajadores. Ahora la idea de salir de noche no le parecía tan buena. Sí, tenía sus planes de escape, pero entonces, les veía menos atractivos. Intentó sacudirse esos pensamientos turbulentos, intentando buscar algo en su mente que le hiciera concentrarse. No tenía que pensar mucho. Era una clase de cadena. Primero se preguntaba por qué estaba haciendo esto. Eso la llevaba hasta los dulces recuerdos de su tutor, y de ahí, a los sentimientos de venganza.

“Recuerda lo que sentiste cuando leíste esa carta. Ese trozo maldito de papel”, pensó con ironía.

Sí. Podía recordarlo. En ese momento, había pensado que la tinta y el papel eran los inventos más crueles del mundo, después del hombre. Había bajado la cabeza y había sentido como una lágrima silenciosa se deslizaba por su rostro de muñeca. Sí, ella había conocido el dolor. Ella incluso hubiese preferido que la golpearan hasta el cansancio antes que tener que haber sufrido de esa manera. Su tutor se había ganado un lugar en el cielo desde que la había encontrado aquella noche de lluvia, para tomarla bajo su protección, sin pedirle nunca nada a cambio.
Fue arrancada torpemente de sus pensamientos al oír los gritos y risas de un grupo de jóvenes que parecían cargar con la borrachera del siglo. Sus pasos atropellados se hicieron oír a medida que se acercaban más y más. Caliban tuvo un miedo irracional, y el instinto animal de salir corriendo… o tal vez volando. Se recordó a si misma que debía guardar la calma. Todo estaría bien… o eso pensó, hasta que cayó al otro lado de la barandilla.
No tuvo tiempo de gritar siquiera, antes de que uno de los descuidados jóvenes la empujara brutalmente, sin notarlo, lanzándola al agua helada de invierno. En cuánto estuvo sumergida, tuvo la sensación de que el agua se transformaba en miles de agujas que le aguijonearon la piel sin piedad alguna, entonces, maldijo a los descontrolados y borrachos jóvenes. Intentó salir a la superficie, pero estaba tan alarmada y desconcertada por el hecho de que no tenía una pálida idea de cómo nadar, que no tomaba cuenta de que entre más intentaba salir, más se hundía. En los pocos segundos que pudo tomar aire, logró gritar por ayuda. No supo si en su idioma natal o en francés. No es como si hubiera estado lo demasiado consiente como para elegir. Tampoco sabía qué era peor: si morir de hipotermia, o ahogada. No importaba, amabas muertes eran terribles. Morir, era terrible de por sí. Pero ella no podía… no, no podía morir.

Tenía una venganza qué cumplir.

por **Lionel D'Maine** Vie Ene 14, 2011 1:40 pm

-Se despertó esa mañana con el rostro empapado, era normal después de que toda la noche anterior hubiera estado lloviendo, no deseaba moverse aquel día se habia incluso emocionado de pensar que sería como en los viejos tiempos como cuando un pequeño no deseaba moverse de la cama y pretendía que no le notasen...él no habia ido al colegio o a algo parecido pero si le acostumbraban a levantarse cuando el sol se ponía para según como decia su padre que no fuera un autentico gandúl como muchos hombres sin hacer distinciones entre gitanos y el resto de la población, en aquellos momentos sabía una hora antes que debía de moverse pero el caso era que ¡no quería! asi que apretaba mucho mucho sus ojos esperando que a la hora siguiente su padre se olvidase de él cosa que no surgía porque al final acababa levantándole de una manera u otra.

Así que algo de nostalgia cruzó su rostro aquella mañana cuando a pesar de las condiciones que estaba con la tienda humedecida deseando un rato de tregua al soleado aviso de la mañana, el hecho de que tendría que envolver la comida además de ganar algo más de dinero le avisaba que no debia de quedarse allí, aun así permaneció con los ojos cerrados un momento descubriendo el sonido que todas las mañanas ignoraba como los ancianos que ya estaban despiertos empezaban a hablar entre ellos sin evitar quejarse del tiempo como hacía la mayoría, tampoco pasaba desapercibido el sonido de la brisa que parecia llamar continuamente la puerta de la tienda de Lionel o como su pecho se movia con pereza dando un aviso a su corazón de que no queria tampoco moverse-

Gitano 1 - Lionel venga despierta

-Asintió cuando un tono de secretismo se coló, sonrió reconociendo que le dieron ganas de gruñir "¿quien ha sido quien ha interrumpido mi sueño?" pero él no era así incluso puede que hubiera sido una señal para no perderse en los recuerdos ni en la holgazaneria, se estiró abriendo la tienda ante la mirada de un joven gitano que con una sonrisa le guiñó el ojo-

Gitano 1 - ¿Te apuntas a una fiesta?

Gitano 2- si si asi conocerás chicas

Gitano 3- chicas francesas...jmm

Gitano 1 - Bueno ¿que me dices?

-Reconoció que la intrusión de los otros dos gitanos hizo que el primero gruñiese, parecia que quería atribuírse a él mismo el mérito de haberle invitado, Lionel sonrió al principio iba a negar ya que en sus pensamientos a pesar de la edad que tenia no estaba el emborracharse y dominar a chicas a base de alcohol o cualquier otro método pero finalmente asintió ¿porque no? un día libre y quizás poder conocer el lado oscuro del mundo, asi que asintió bajo una sonrisa levantándose finalmente bajo la mirada de los jovenes que ahora se marchaban pensando en todo lo que sucederia aquella noche. Las horas pasaron pero no habia sido lo que él habia pedido sino que todo se habia compliado, los jovenes gitanos se habian unido empezando a beber y beber algunos se marcharon con alguna chica mientras que los otros estaban disfrutando por ahora de los beneficios del alcohol así que el gitano terminó por marcharse guardando las distancias con las de una pandilla de jovenes que tambien habian ido a beber, las risas, los comentarios obscenos no deseaba ser partícipe de aquello, pero entonces escuchó un grito que hizo sonar la voz de alarma en todo su cuerpo obligándole a mitigiar aquella distancia corriendo finalmente hacia donde habia escuchado aquella voz-

Oh no

-Aquella mujer estaba intentando nadar, sin conseguirlo...no se lo pensó dos veces y se lanzó al agua tomando de la cintura a la mujer para mantenerla un poco en más en alto, Lionel presumia de ser un buen nadador especialmente bajo aquellas temperaturas debido a su gusto por el frío y las temperaturas bajas por lo que acabó nadando llevando el cuerpo de la joven hacia donde zarpaban los barcos, además aprovechando que el agua estaba mas o menos alta podrían agarrarse a aquello-

¿Puedes subir?

-Hablo atropelladamente, debido a los movimientos traviesos del agua que rozaban su boca llegando finalmente a la "origlla" donde muchos jovenes venian a remojarse los pies, afortunadamente si la elevaba un poco más podría sujetarse para salir del mar, notaba sus cabellos moverse cual enredadera por su cuello y sus hombros cambiando segun el agua les forzara o no, llegados a la madera alzo por la cintura un poco más a la mujer aguantando las caricias del agua que rozaban su mentón y aguantando en ocasiones la respiración por el movimiento del agua-

por Invitado Sáb Ene 15, 2011 12:02 am

Sus esperanzas de que alguien la ayudara, hacían cada vez más difícil el hecho de que ella se mantuviera moviéndose para no hundirse, y que la perspectiva de abandonarse se viera mucho más atractiva. Él siempre le había dicho que tenía que mantener su espíritu de lucha, sin importar qué, porque una vez que habías perdido la fe de salir adelante, nadie más podía salvarte. En parte, fue eso lo que la instó a seguir boqueando como pez fuera del agua, y la otra… puede que el hecho de que alguien la había tomado de la cintura y estaba inconfundiblemente ayudándola a salir de allí. Esto era prácticamente un milagro. Ella había estado considerando que por al menos más de la mitad de la población era lo suficientemente inútil como ella como para no saber nadar. Bueno, agradeció al Señor estar equivocada. No se lo pensó dos veces, y se pegó al conocedor de natación como si se le fuera la vida en ello. O conocedora, según podía percatarse del cabello largo, y negro como la noche.

Como fuera, comenzaba a temer porque descubriera la carga de armas que traía en el abrigo, y por el momento no podría pensar en nada coherente hasta que sus pies tocaran suelo firme. Por fin podía ver cómo se acercaban a su salvación, cuando sintió como una voz grave irrumpió en sus oídos. ¿Un hombre? Nah. Sus sentidos estaban jugándole una mala pasada, aunque bueno, no podía regañarse con lo que acababa de pasar. Se precipitó hacia adelante ayudada por él o ella. No estaba segura. Sentía que su cuerpo pesaba más kilos de los que debería, mientras se giraba para ayudar a subir a quien la había salvado, tomándolo por los brazos y tirando con fuerza, retirándose cuando sintió que su cuerpo no tocaba el agua. Se mantuvo tosiendo un poco de agua que había ingresado sin permiso, manteniendo sus párpados cerrados, para contener la loca emoción de echarse a llorar como una niña pequeña. Casi había muerto. De todas las formas en las que podría haber perdido la vida, ésta era la más ridícula en la que podía pensar. Tomó una nota mental de aprender a nadar para la próxima. Abrió los ojos, y se esforzó por arrancarse de sus pensamientos, percatándose al fin que estaba helado como los mil demonios. Su respiración agitada dejaba entrever un ligero vapor blanquecino, otra muestra de que en verdad estaba helando.

-Scheisse.-gruñó por lo bajo, sentando cabeza una vez más, para luego volver el rostro hasta la persona que parecía haberle salvado el… ejem, pellejo. Se quedó un poco sorprendida. Por lo visto era un hombre. Sí, con cabello largo, y no pudo evitar pensar que aquél joven tenía el pelo más precioso que había visto. Y eso que había visto muchas mujeres arreglándoselo millones de veces, y ni de cerca se veían como él. Bueno, tal vez el hecho de que estuviera mojado era un punto más o valla a saber uno qué.-[color=lemonchiffon]Gracias.-dijo al fin, casi sin aliento, mientras lo miraba con profundo agradecimiento. Si no fuera porque la había ayudado a escapar de un cruel destino, podría haber apostado lo que quisiera a que el trato con el hombre no hubiera sido el mismo de no haberlo hecho.-Yo… no… eh…-solo alcanzaba a balbucear incoherencias, mientras de alguna forma trataba de poner sus pensamientos en orden.-Me has salvado la vida…-musitó patéticamente retirando su cabello hacia atrás. ¿Qué más sino? Era obvio que había estado a punto de ahogarse. Una mujer que amenazaba de muerte a hombres grandes, presionando cuchillos contra su garganta o bien poniéndose más exigente y clavándoselas en los brazos y piernas. Sí, y había estado a punto de...
Apartó sus pensamientos y se concentró en el joven que la había salvado. Tenía que haber un modo de devolverle el favor. Es decir, él había hecho algo grande. Ella no podía irse con un simple “gracias” como si solo le hubiera indicado el camino correcto hasta la panadería.

-Caliban…-dijo al fin, rehuyendo un poco la mirada. Se sentía incómoda, es decir, el frío, un desconocido, al borde del abismo, y toda empapada… no era el mejor cuadro.-Si de alguna manera puedo pagarle lo que usted ha hecho por mí, solo tiene que decirlo. Lo haré mientras esté en mis manos.-aseguró solemne. En verdad no podía ofrecerle más que eso… ella simplemente… era, bueno, no humana exactamente, pero trataba de vivir como una.

por **Lionel D'Maine** Dom Ene 23, 2011 9:37 am

-El agua era su amiga pero también traicionera como si de pronto hubiera perdido la cabeza y arrastrase todo lo que habia a su alrededor, más algo en sus aguas parecia apaciguarse como si les hubiera dado el suficiente tiempo para poner a salvo su vida, ¿quien se creería sus pensamientos si actuaba de ese modo? sabía que era dificil poder expresar todo aquel cúmulo de pensamientos como si alguien fuera a creerle...algo de agua penetró en su rostro como si de una advertencia fuera utilizando finalmente sus propias fuerzas {ayudado también por la dama} para tirarse sobre la madera del muelle respirando agitado. Le habia salvado en cierto modo venir a ese sitio no muy amenudo a colocar las piernas en el agua para que ésta la meciese, le habia salvado tambien el conocimiento que tenia de aquellas zonas desoladas que eran útiles para los baños de media noche cuando nadie miraba. Cerró los ojos dejando que sus cabellos cual enredadera se nutriesen de la palidez del cuerpo de Lionel mientras su pecho se alzaba respirando ahora con tranquilidad empezando a sonreir.

Sonrió abriendo los ojos admirando el gran cielo cubierto de estrellas, escuchando aquellas palabras de la mujer, parecia que no le habia gustado mucho la idea de ser salvada por Lionel eso mostraba al parecer su rostro, Lionel ladeó su cuerpo sentándose un poco más comodo dandose cuenta que habia actuado de una forma muy poco respetuosa sonriendo como un tonto dejando todo su cuerpo tendido en el muelle con las piernas y brazos abiertos. Pudo admirar finalmente la hermosa dama que tenia en frente de él pero tambien que no estaba lo que se decía demasiado contenta, otra persona habria sonreido habria respirado agitada pero aliviada mientras ella parecia intentar olvidar aquel hecho además de que no le estaba mirando precisamente a los ojos lo cual hizo que Lionel volviera a sonreir-

¿A quien no le gusta un baño a medianoche?

-Tomó el brazo de la mujer para que se pusiera de pie, claro que debia de estar congelada como él ahora también lo estaba, evaluó que no habia muchos vendedores de cosas calientes esa noche...por eso la guió un poco más alejada del muelle, sintiendo que sus piernas estaban algo temblorosas pero no en exceso, estaba acostumbrado a las bajas temperaturas ya que despues de todo él dormía en ocasiones en el bosque sin más ayuda que una manta que no parecia cubrir sus necesidades básicas a la hora de dormir, la llevó en donde muchos hombres solian sentarse a un banco que estaba a la entrada del muelle mientras de reojo miraba el rostro de la mujer, ¿quería devolverle el favor? no debia de hacerlo...quería preguntarle el porqué estaba de ese modo, pero el gitano no deseaba ser alguien que se metía en la vida de las demás personas puesto que no le incumbia precisamente a él. Tragó, sintiendo cuando tragaba unos picores que especialmente le estaban indicando que todo tenia un límite-

¿Quieres un caldo caliente? una bebida como vino o algo no se tambien eso vale

-Se sujetó sus cabellos imitando finalmente lo que habia hecho la mujer para llevarselos atrás, dió entonces la espalda a la mujer mientras se quitaba la camisa y la estrujaba con fuerza sintiendo de nuevo las caricias del agua cuando en sus piernas los golpes del agua suicida contra el suelo parecian clavar sus amenazas contra él. No tenia nada más caliente que darle se habia empapado tambien todas sus ropas y si le colocase alguna sobre el cuerpo seria mojado sobremojado. La volvió a encarar cuando se colocó la camisa volviendo a sonreir. No le habia respondido a aquellas cuestiones de "si puedo hacer algo para compensarte" prefería ignorarlo, el no era un hombre ambicioso que despues de haber salvado a alguien le pidiera un favor aunque ahora lo que deseaba decir es "ver que forma tiene su sonrisa, mademoiselle"-

Caliban, mi nombre es Lionel espero que no te moleste mi insistencia hahaha

-Frotó un poco los hombros de la muchacha antes de que pudiera reaccionar con una sonrisa en los labios, hasta que finalmente se alejo un poco las manos parpadeando, no se debia de tratar asi a las mujeres si algo habia aprendido es que debia de ser un poco mas caballeroso incluso si a veces se le olvidaba aquello. Los gitanos eran muy brutos a la hora de acercarse a una mujer, Lionel habia heredado quizás la timidez como la inconsciencia a la hora de poder acercarse a las mujeres sonriendo debilmente no pasaba nadie pero esperaba ver si alguien podia darle su chaqueta algun conocido o algo ya que se suponia que habia muchos gitanos paseando por alli despues de todo esta era la "gran noche" para muchos jovenes-

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