El olor del poder (Henry)

por **Sahara Mohsen** Vie Ene 07, 2011 3:54 pm

Por Alá... si asi olía tan solo a la entrada de aquellos inmundo e infectos pantanos ¿Como olería cuando me adentrara mas profundamente en ellos? Pero todo por el poder, el poder que tenía yo... Miraque olía mal este poder, tal vez sería mas productivo ir a buscarlos a otro lugar.

Pero no, me obligué a mi misma a seguir hacia delante , hacia donde se encontraba aquello que quería. O al menos aquello que quería encontrar. Mientras tanto iba pensando en el disgusto que había dado a Sadiq el día anterior, con lo de la pelea y eso... Pero es que no soy capaz de dejarme tratar como si en lugar de una persona con sentimientos fuera un trozo de carne.

Era irritante el ver como las mujeres se sometían a los hombres, ya siendo, reinas, princesas o simples campesina o prostitutas. Daba exactamente igual. Agaché la cabeza algo cansada. El hundirme en barro hasta las rodillas no era ni mucho menos una de las cosas que mas deseara hacer en este mundo, sin embargo sabía que todo ese esfuerzo daría sus frutos.

Llegué a una zona medianamente seca, con agua delante de mi de color verdoso y que parecía ser la causante de ese olor nauseabundo que inundaba el ambiente. Y alli, como un pequeño milagro personal se encontraba lo que había andado buscando desde que me encontraba en Francia, una colonia o como quisiera que eso se llamara de gusano de seda, los cuales podría utilizar para producir nuestra propia seda para vender.

Que suerte tená, si señor. Me acerqué a ellos y como si fuera un imán que les atrayera comenzarona subirme por la palma de mi mano. Hacían cosquillas lo cual provocó que me riera, mas esa risa quedó ahogada al escuchar pasos detrás de mi. Todo mi cuerpo se puso en tensión, igual que antes de comenzar una pelea, y respiraba lo mas quedamente posible. A ver que me pasa ahora...

por Invitado Vie Ene 07, 2011 4:34 pm

Definitivamente, era la última vez que se metía en aquel lugar. Al menos no mientras aquel olor permaneciese por ahí. Si aquel maldito zorro no le hubiera robado la lija… ¿Para qué quería un zorro una lija? Se detuvo y suspiró profundamente.

Miró a su alrededor. Todo era hermoso, pero el olor era el problema. Y más para él que tenía un olfato mucho más desarrollado. Dio la lija por perdida. Pero le gustaba tallar a las afueras de la ciudad, contemplando la naturaleza. Aunque la próxima vez tendría más cuidado con sus acompañantes.

Se dispuso a dar la vuelta, y fue a paso lento, tratando de no meterse en ningún charco. De pronto, escuchó una zambullida. ¿O era una burbuja de putrefacción? Quiso seguir caminando. El olor era insoportable, y se tuvo que tapar la nariz para poder seguir andando. Ya estaba cerca de la salida, y lo agradeció. Sin embargo, recorrió el lugar con la mirada por última vez al venirle un olor nuevo, uno a humano. ¿Quién habría por allí?

por **Sahara Mohsen** Sáb Ene 08, 2011 5:01 am

Pero los pasos se alejaban lo cual me dejó mas tranquila. No me pasaría nada y menos teniendo en un saquito a dos de mis arañas y atado a la pierna un cuchillo el cual no dudaría en utilizar. Aun me dolía el corte del brazo, es mas, parecía que a cada momento que pasaba alli el dolor crecía.

Pero ahora que tenía los gusanos de seda para poder pedirle perdón a Sadiq como Alá manda no me importaba lo que hubiera sido o dejado de ser aquel ruido. Incluso podría ser que fueran tan solo imaginaciones mias. Los gusanos y sus larvas estaban posicionados en un lugar un tanto extraño, justo sobre un enorme charco de fango.

Bueno, pues vayamos al grano. Comencé a trabajar metódicamente, con cuidado para no hacerle daño a ninguno de los pequeños insectos que tenía ahora entre mis manos y que iban a parara directamente a una caja de madera que tenía preparada para cuando ellos aparecieron, con hojas para que comiesen lo que quisieran y todo.

Y asi iba yo, tan feliz y contenta con mis gusanos, dirigiendome hacia la salida, mientras canturreaba una vieja canción de cuna que sin saber el motivo había recordado. Me acercaba a la salida cuando vi a un hombre alli parado, como si esperaba que sucediera algo. No le di mayor importancia, pero me quedé alli parada, por si era un asaltador o algo peor incluso...

por Invitado Sáb Ene 08, 2011 11:30 am

Una nube de Dios supo qué apareció por allí, impregnándolo todo de un olor insoportablemente nauseabundo. Henry zanjó su curiosidad por saber quién había allí dentro, y salió corriendo, alejándose todo lo que pudo del lugar. No obstante, la curiosidad permaneció en él, pero fue un simple “¿quién sería?”. Parpadeó unas cuantas veces intentando quitarse el picor de los ojos, y movió la cabeza para sacarse el olor de la cabeza.

Cuando al cabo de unos minutos lo logró, se sentó en el tronco donde aquel animalito le había robado la lija. Por suerte, no se habían llevado las piezas de madera que había hecho hasta entonces - Bueno, las lijaré en casa - susurró para sí, llevándose una mano a la nuca y dejándola allí mientras pensaba un momento en cómo le iba a dar forma esta vez. Henry era un enamorado de aquel instrumento. Lo transportaba a lo feliz de su pasado e infancia, y a cada nota que sonaba se acordaba de Dracy, y de su Erin. Las únicas dos personas, a parte de Decklan, que merecieron la pena conocer en toda su vida.

Cuando se sentó y comenzó a tallar de nuevo, escuchó un fino sonido que de no haber sido por su agudo oído, no hubiera escuchado. Parecían patitas. ¿Patitas?, se repitió interiormente. Como es lógico, dio al menos un par de barridas con la mirada, pero no vio nada… De modo que cogió la navaja, y continuó dándole forma a su nueva reliquia.

por **Sahara Mohsen** Miér Ene 12, 2011 10:57 am

Ya vislumbraba la sonrisa de Sadiq cuando le llevara a quello bichitos. Sin duda serían bienvenidos en nuestra tienda, o casa si ya la había conseguido para resguardarnos del frio congelador de las noches parisinas.

Si que era curioso aquel tipo si, ahora se ponía incluso a hablar él solo. Si no recordaba mal había por alli cerca un sanatorio mental del que a la vista de los recientes acontecimientos parecía haberse escapado aquel tipo. Asi pues decidí no demorar aquel obvio encuentro y me acerqué a él con cuidado para no sobresaltarle ya que podía ponerme la navaja en la yugular en menos que e dice pio y claro, adios Sahara:

-Hola señor... ¿Se ha perdido usted? ¿Se ha escapado de algun lado? Como del sanatorio mental por ejemplo... No insinuo nada pero no es demasiado normal ver a gente hablando sola por ahi... No se si me entiende-le dije con un gesto de preocupación y al mismo tiempo curiosidad por el enorme atractivo que poseía el individuo en cuestión, posible loco.

por Invitado Miér Ene 12, 2011 3:03 pm

Ya conseguía llegar a la profundidad necesaria, cuando una voz llamó su atención. Parecía que, efectivamente, alguien se encontraba también por el lugar. Sin embargo, no le hizo ni pizca de gracia aquel comentario. ¿Quién era ella para andar espiando o escuchando cosas privadas? ¿Qué había de malo en tallar al aire libre? ¿Sanatorio? ¡Santo cielo! - ¿Y se puede saber quién es usted? - dijo molesto, levantándose y girándose para ver a una muchacha con expresión indefinida en el rostro. Se cruzó de brazos, en posición de espera ante una respuesta - ¿Le parece de locos pensar en voz alta o decirse algo a uno mismo? Tal vez la no sea yo el que lo necesite- dijo refiriéndose al sanatorio. Abrió los ojos, sorprendido e incrédulo. La gente, desde luego, se metía demasiado donde no la llamaban…

La miró. La observó. ¿Quien puñetas era? No la había visto en su vida. Parecía extranjera, por su morena piel, pero no se lo aseguró. Alhomejor sencillamente le gustaba tomar el sol. Entonces, se percató de que le dolía el dedo. Se miró, y vio correr un hilo de sangre: se había clavado la navaja al cruzarse de brazos, sin darse cuenta. Lo descubrió al apretar sus manos contra sus brazos. Instintivamente, se llevó el dedo a la boca, lamiéndolo, y lamiéndose después el labio inferior, limpiándose la sangre.

por **Sahara Mohsen** Miér Ene 12, 2011 3:28 pm

Bueno, bueno, bueno... Me ha tocado en gracia al chulito de turno y por desgracia era guapísimo... ¿Será esto lo que me dijo Sadiq que me pasaría al crecer? Debe ser... Es que era guapísimo... pero ¿Era esa forma de tratar a una dama? Si yo solo quería ayudarle... Deberían haberle lavado la boca con jabón cuando era pequeño para ver si asi aprendía algo de educación:

-Disculpe, pero la costumbre es presentarse antes de pedir el nombre de la otra persona... Y tambien con mejores modales. No obstante como soy una muchacha buena... no como otros... me presentaré. Soy Sahara Mohsen, no encantada de conocerle.-le dije con una sonrisa algo forzada a pesar de estar divirtiendome muchisimo con aquel hombre con tan solo cruzar unas pocas palabras. ¿Habría pelea? No parecía probable:

- Antes estaba usted como ido, y luego piensa cosas en voz alta... No se, creo que sería preocupante. No era mi intención ofenderle en serio....-y de pronto reparé en que estaba sangrando por el dedo, producto posiblemente de tallar aquellas figuritas tan cucas. Me acerqué a observarlas mas de cerca, poniéndome de cuchlillas frente a ellas y toqueteándolas con delicadeza, al igual que hacía con los bichos. Me daba la impresión que para él eran igual de importantes como para mi mis arañitas... o los gusanos de seda- Son preciosas... Le preguntaría si las hace usted, pero me ha quedado mas que claro.

por Invitado Miér Ene 12, 2011 4:15 pm

No podía creérselo. ¿Se podía saber de dónde había salido tanta altanería y tanto orgullo? Seguramente fuese una niña de estas caprichosas a las que se lo dan todo, y no está acostumbrada a recibir un NO por respuesta. ¿Se creía la reina del Mambo? - No me he escapado de ningún lugar, aunque veo que eso le ha destrozado la conjetura - se burló, aunque en tono serio. Se sacó el dedo y lo observó mientras ella soltaba su discurso. Al menos Henry tenía las arpas, sus queridas arpas. Sus queridas arpas a las que ahora les-estaba-metiendo-mano-aquella-que-le-llamase-loco-y-luego-se-le-pusiera-chulita. En fin, el mundo estaba lleno de locos, sí… - Déjelas, por favor. Son delicadas, y no están terminadas - dijo agachándose a coger las piezas.

Observó a la muchacha que parecía creerse que el mundo era para ella, y que era ella el centro del universo. No pudo evitar reírse mentalmente. Ya tenía para escribir cuando se comprara un diario: “Capítulo uno, se equivocan y me llaman algo que resulta que no soy yo el que lo es…” - No sé quien es, Sahara, pero yo soy Henry Everill, y ya me marchaba - dijo dándose la vuelta.

Entonces, trajo a su mente aquella canción que tantas veces había escuchado, y que tantas veces lo había emocionado.

Spoiler:

por **Sahara Mohsen** Jue Ene 13, 2011 4:14 am

Pues nada, que no se había escapado de ningún lado. Era un pena pero la verdad es que cara de alunado no tenía. De mala leche si, de loco no. Y todo por mi culpa. Como raras veces sucedía en mi me invadió un sentimiento de culpabilidad y traté de disculparme lo mejor que sabía:

-Señor, en serio, disculpe mi impertinencia no pretendía parecer ni impertinente ni la dueña del universo-porque estaba mas que claro que él creía que yo me creía ser eso. En cuanto me dijo que eran delicadas y que no estaban terminadas las figuritas esas extrañas retiré las manos y me levanté de nuevo, preguntando con curiosidad- ¿Que son?

Pero el chico parecía enfadado de veras... Lo comprendo, yo misma no se que le hubiera hecho a alguien que se me hubiera acercado por la espalda y me hubiese llamado loca en toda mi cara:

-Señor, no se vaya ¿No ve que soy solo una niña?-bueno... mi cuerpo no era exactamente el de una niña, pero aun tenía 17 años... Tampoco era tan mayor. ademas ¿Porqué se iba? ¿Es que no quedaban hombres valientes en el mundo? ¿Tendría miedo de mi o simplemente estaba mosqueado y se iba para no ponerse a gritar?

por Invitado Jue Ene 13, 2011 3:11 pm

Un rayo de sol se posó en el lugar, iluminando cálidamente. Ahora la chica pedía perdón. Esto era increíble… Él también sabía tirar la piedra y esconder la mano… Bueno, al menos no se le había puesto borde del todo, eso era algo a agradecer - Las piezas del arpa - respondió secamente, ignorando la disculpa. A veces le salían de un tirón, pero depende de la forma, debía tallar pieza a pieza y luego unirlas antes de pintarlas y poner las cuerdas.

¿Y por qué quería que se quedara? Henry tenía cosas que hacer, mon Dieu… - Lo siento, hay cosas que me esperan - volvió a interponer entre la súplica y él. A saber qué estaría pensando de él, pero poco le importó. ¿Algo peor después de llamarle loco sin ton ni son?

por **Sahara Mohsen** Vie Ene 14, 2011 8:11 am

No se para que narices me disculpaba, en serio. Aquel tio no lo merecía o al menos parecía no merecerlo, menudo estúpido. Debía de creerse muy importante para ignorar asi mi disculpa, tal vez fuera un noble o algo asi... Pues yo tambien era hija de alguien importante, bastarda, pero de alguien importante a fin de cuentas. Me crucé de brazos y fruncí el ceño, algo molesta con el individuo llamado Henry Everill.

Seguía observando las piezas de un arpa... Creía que aquello hacía música, pero no estaba segura puesto que no había conocido nunca a nadie que la tocara. Tan ensimismada estaba contemplandolas y pensando como se montarían y que clase de sonido harían que no noté como una de mis armadeiras se escapaba de mi bolsito y comenzaba a subir por mi costado:

-No te retengo... pero me gustaría saber que clase de sonido hace un arpa ¿Se parece al de un laúd?

por Invitado Vie Ene 14, 2011 1:44 pm

La muchacha se había ofendido. Mira tú que lástima… Así aprendería a ser más respetuosa, vaya. Bueno, por lo menos sabía que existía la música. ¿Se pensaría que los instrumentos estaban poseídos? - ¿Laúd? ¿Te parece que lo sea? - preguntó levantando una ceja. Que fuese de cuerda no significaba que sonara igual… - No, claro que no. Un arpa no es un laúd, suena más melódico - concluyó.

Luego pensó en la primera parte de la pregunta. ¿Escuchar el sonido? Vamos a ver… ¿Acaso no veía que no estaba ni terminada? - No sé hacerla sonar sin terminarla, muchacha - dijo sinceramente. No sabía qué más decirle. Quería irse a casa, a terminar el trabajo que aquel maldito zorro le había impedido continuar. Pero no sabía cómo irse ahora con aquella chica. Era pesada, pero tampoco quería irse tan descortésmente. ¿Qué iba a hacer? - Podrías irte a una tienda de instrumentos. Otra cosa no puedo decirte - afirmó abrazando las piezas para que no se le cayeran y comenzando a caminar.

por **Sahara Mohsen** Dom Ene 16, 2011 11:10 am

Ala, vivan las personas bordes... Quien me mandaría a mi ponerme a hablar con un desconocido en medio de un pantano infecto. Y mas cuando el individuo en cuestión era asi de... de... No se ni describirlo, no parecía alguien desagradable, pero si que le había molestado y a pesar de mi disculpa seguía igual.

La araña seguía su inexorable camino hacia arriba, hacia mi pelo, donde parecía querer posicionarse para verlo todo. Sin duda visto desde fuera parecería un espectaculo interesante, si bien al mismo tiempo peligroso, o al menos todo lo peligroso que puede parecer una araña con un tamaño de la mano de una niña de doce años.

- Ah... es que nunca había visto un arpa, ni desmontada ni ya terminada...-que inculta me sentía en aquellos momentos. Me preguntaba como me vería aquel hombre, como una maleducada y estúpida. Y lo peor es que lo era. Y a buen seguro que iría a una tienda de música, tal y como me dijo cuando comenzaba a irse, peor me sabía mal dejarle ir asi, despues de haberle ofendido de aquel modo y mas aun sin conocerle. Por ello decidí compensarle, abriendo el bolsito y sacando de su interior un saquito de especias que se vendían a muy buen precio en el mercado... buen precio para los vendedores obviamente.

-Señor tome... Me da la impresión de que no hemos comenzado con buen pie y para compensarle le ofrezco esto... Son unas especias de Oriente, que si no las quiere puede venderlas para ganar algún dinerillo, aunque no le haga falta-le tendí el saquito con una de mis mejores sonrisa como disculpa, para que se terminara de creer que sentía haberle llamado loco.

por Invitado Dom Ene 16, 2011 3:24 pm

¿Era normal ver arañas trepando por una persona? Henry no lo sabía, pero en vista de que aquella muchacha tenía una considerablemente grande subiéndole por el costado, y que ella olía a humano pero a algo más, lo dio por sabido. Muy en el fondo le sabía mal dejar a la chica con culpa por dentro. Bueno, había sido un malentendido que ya se había terminado, y no iba a ser él el que lo alargase más de la cuenta por orgullo o como fuese que aquello se llamara - No te preocupes, no lo tendré en cuenta - bromeó mirándola.

Se fijó en que hacía algo, y que introducía su mano en una bolsa que llevaba mientras seguramente buscaba sacar algo en concreto. En efecto, sacó una bolsita de la que Henry desconocía el interior - ¿Especias? - dijo cogiendo delicadamente la bolsita - ¿Para qué sirven? - preguntó curioso.

No podía decirse que Henry recibiera muchos regalos, pero de vez en cuando le hacían gracia, por aquello de ser para él sin que nadie lo conociera. Sonrió sin saberlo hasta que volvió a posar la mirada en la muchacha, para hacer algo que creyó imposible - Si quieres, puedes pasarte por el teatro. Trabajo allí tocando el arpa - dijo después arrepintiéndose.

Quiso olvidar lo que había preguntando y aludió al tema de la araña - ¿Es tuya? - dijo lo primero que se le pasó por la cabeza, señalándola.

por **Sahara Mohsen** Sáb Ene 22, 2011 5:48 am

Off: Siento no haber podido ontestar antes, estoy hasta arriba de examenes >.<

Y mi plan había resultado efectivo. Ya no parecía enfadado y es mas, tampoco parecía desinteresado del todo. Me sonreí a mi misma, la verdad es que aquella especia la cultivaban en España ademas de en la India, de donde procedía el saquito que le acababa de tender y que cogió con curiosidad.

-Pues esa especia se llama azafrán, y sirve para condimentar alimentos principalmente, aunque también se utiliza como tinte y si no me equivoco mucho también tiene propiedades medicinales... Se la conoce también como oro rojo-le expliqué de forma sencilla, directa y rápida, aquella información era algo que conocía tan bien como la palma de mi mano, principalmente para poder venderlas de forma efectiva.

Me sorprendió el gesto del chico, hizo algo que a mis ojos parecía de todo menos probable, acababa de sonreirme. Y luego me invitó a verle tocar el arpa en el teatro. Me quedé mirandole con la boca ligeramente abierta y con el rostro en con una expresión de sorpresa:

- No hacía falta que me invitases... Pero te tomo la palabra y ademas te prometo que no te molestaré-le dije mientras ponía la mano sobre el corazón- Y quien sabe, tal vez terminemos trabajando juntos, creo que durante una temporada cambiaría el trabajar como mercader para hacerme bailarina-y no era por echarme flores, pero la danza del vientre era algo que se me daba especialmente bien. Estaba pensando en mi vida de estrella cuando el chico me preguntó si era mia...

-¿Que si es mio el qué?-tal vez si que estaba loco y viera visiones. Pero cuando llevé mis manos hacia donde él dirigía la mirada toqué algo peludito y en movimiento, que no eran mis cabellos y lo saqué de alli encima, descubrí que era una mis arañas- Por el profeta Mahoma ¿Que haces tu aquí?-le pregunté al arácnido con fingido enfado, igual que si fuera un buen amigo en lugar de un animal- ¿Quieres cogerla? No te hará nada-le dije extendiendo los brazos para ponerle a mi Armadeira al alcance de su mano.

por Invitado Sáb Ene 29, 2011 5:23 am

Off: no te preocupes, yo tampoco podré hacerlo en un tiempo. En dos semanas tengo 4 exámenes y 2 trabajos DX!!

Mientras ella hablaba, Henry seguía mirando la bolsita. Tenía un bonito color rojizo, y si servía como tinta… Se le acababa de ocurrir una manera de firmar sus obras… Entonces, ella se hizo la desinteresada y Henry alzó una ceja, burlón - No creo que pudieras bailar al son de un arpa - medio sonrió -, más que nada porque el arpa no es para bailar - terminó de sonreír del todo. Sabía que ella se referiría a otra cosa, pero Henry tenía una extraña manera de hacer humor. A veces era algo irritable. En fin…

En cuanto al bichito se refería, a Henry no le desagradaban los animales. Al fin y al cabo, él era uno. Se acercó unos pasos y alargó la mano, aunque manteniendo las distancias - Claro - dijo únicamente, esperando que el animalito no lo odiara por ser más grande y fuerte que él.

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