AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
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Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
Mucho se hablaba acerca de los vampiros, su insaciable sed de sangre, su inmoralidad y como todos se volvían ricos y poderosos, pero siempre en las sombras. Se hablaba de lo malo y de lo bueno, como todos se volvían asesinos, pero también como cumplían el humano sueño de la inmortalidad. Pero... ¿acaso alguna vez se había parado a pensar en el tedio que significaba el no poder morir? El ver pasar los días, los meses, las estaciones y los años sintiendo que tu alma se va haciendo cada vez más vieja, pero tu cuerpo sigue igual? Bueno, ni siquiera, por ellos no tenían alma.
Kellen lo sentía. A pesar de que su cuerpo conservaba la juventud y la belleza de sus diezciseis, podía sentir en sus huesos los años que pasaban. Podía sentir en sus rubios cabellos los inviernos vividos y podía sentir en su mente los cientos de meses y días que habían pasado sin dejar su marca física en él.
Las cosas que otrora le parecieron divertidas hoy no le causaban más que aburrimiento y cansancio mental. A pesar de que sus piernas nunca se agotaban, su mente lo único que quería era desconectarse del mundo. Sin embargo la muerte le daba aún más aburrimiento que la misma vida. Nadie podía explicarle que había después del sol sobre su piel, luego de clavarse la mortal estaca en el pecho, de prenderse en llamas o de perder la cabeza.
Oh, si, había investigado una y cada forma de morir que tenían los que compartían su naturaleza. Doscientos años era mucho tiempo y muchos traidores a los cuales hacer pagar habían servido muy bien para probar mito vs realidad en cuanto a formas de hacer desaparecer de este mundo a un vampiro, pero lamentablemente ninguno regresó para contarle nada.
Aún no nevaba pero la noche estaba muy helada. El vampiro de rubios cabellos estaba sentado sobre la barandilla de un puente que cruzaba el Sena mientras tiraba pedazos de quien fue hasta no hace mucho una prostituta indeseable, pero única presa a la que había podido alcanzar esa noche. Cuando tiró lo último no pudo más limpiarse la mano manchada de rojo sobre la piedra, sintiendo asco por haber tenido que beber de la mujer.
- Que noche más opaca - suspiró el de celestes ojos mientras abrazaba una de sus piernas a su pecho dejando colgar la otra por la barandilla mientras miraba hacia el cielo nublado.
[Libre]
Kellen lo sentía. A pesar de que su cuerpo conservaba la juventud y la belleza de sus diezciseis, podía sentir en sus huesos los años que pasaban. Podía sentir en sus rubios cabellos los inviernos vividos y podía sentir en su mente los cientos de meses y días que habían pasado sin dejar su marca física en él.
Las cosas que otrora le parecieron divertidas hoy no le causaban más que aburrimiento y cansancio mental. A pesar de que sus piernas nunca se agotaban, su mente lo único que quería era desconectarse del mundo. Sin embargo la muerte le daba aún más aburrimiento que la misma vida. Nadie podía explicarle que había después del sol sobre su piel, luego de clavarse la mortal estaca en el pecho, de prenderse en llamas o de perder la cabeza.
Oh, si, había investigado una y cada forma de morir que tenían los que compartían su naturaleza. Doscientos años era mucho tiempo y muchos traidores a los cuales hacer pagar habían servido muy bien para probar mito vs realidad en cuanto a formas de hacer desaparecer de este mundo a un vampiro, pero lamentablemente ninguno regresó para contarle nada.
Aún no nevaba pero la noche estaba muy helada. El vampiro de rubios cabellos estaba sentado sobre la barandilla de un puente que cruzaba el Sena mientras tiraba pedazos de quien fue hasta no hace mucho una prostituta indeseable, pero única presa a la que había podido alcanzar esa noche. Cuando tiró lo último no pudo más limpiarse la mano manchada de rojo sobre la piedra, sintiendo asco por haber tenido que beber de la mujer.
- Que noche más opaca - suspiró el de celestes ojos mientras abrazaba una de sus piernas a su pecho dejando colgar la otra por la barandilla mientras miraba hacia el cielo nublado.
[Libre]
Kellen Groger- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 03/11/2010
Re: Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
(( No suelo responder temas libres a menos que lo hable primero con el roleador, pero por primera vez me atreveré porque me ha gustado tu tema :3 ))
Hacía poco que Ethan había llegado a Paris. Llegar a un lugar completamente nuevo siempre traía diferentes consecuencias, en el caso del joven Americano, los sentimientos encontrados lo agobiaban a cada minuto. Cuando había dejado el país de la libertad para embarcarse al nuevo mundo, había montado un castillo de ilusiones y deseos, pero vivir en París estaba resultando espantosamente difícil. Apenas llevaba una semana en aquella ciudad y ya había sido acusado de robo dos veces, había escapado de la primera gracias a un extraño chico que decía poder hablar con los animales y la segunda había terminado en el calabozo con un precioso gato gris.
Ahora vagaba por las calles en aquella fría noche, intentando olvidar el hambre que amenazaba con hacerlo desmayar de un momento a otro. Si no comía algo pronto, seguro que terminaría por allí en una esquina como muchos otros que había visto en las empobrecidas callejuelas de la corte de los milagros.
¿Así era como iba a terminar su vida? ¿Un muerto más en Paris?. Como mínimo si no lo mataba el hambre, lo mataba el frío que amenazaba con calárle los huesos. Y fue entonces cuando en la distancia la vio. La mujer más hermosa que había visto hasta el momento en esa desagradecida ciudad. Era rubia y sus ojos eran tan azules que el mar estaría envidioso de ellos, la chica se encontraba sentada en un puente sobre el río Sena y arrojaba algo que parecía...
Un cuerpo humano.
Debo estar soñando. Eso es, deliro y estoy viendo el ángel de la muerte que viene por mi vida.
Ethan caminó vacilante hacía ella y se quedó de pie a pocos metros de distancia mudo de la impresión.
Hacía poco que Ethan había llegado a Paris. Llegar a un lugar completamente nuevo siempre traía diferentes consecuencias, en el caso del joven Americano, los sentimientos encontrados lo agobiaban a cada minuto. Cuando había dejado el país de la libertad para embarcarse al nuevo mundo, había montado un castillo de ilusiones y deseos, pero vivir en París estaba resultando espantosamente difícil. Apenas llevaba una semana en aquella ciudad y ya había sido acusado de robo dos veces, había escapado de la primera gracias a un extraño chico que decía poder hablar con los animales y la segunda había terminado en el calabozo con un precioso gato gris.
Ahora vagaba por las calles en aquella fría noche, intentando olvidar el hambre que amenazaba con hacerlo desmayar de un momento a otro. Si no comía algo pronto, seguro que terminaría por allí en una esquina como muchos otros que había visto en las empobrecidas callejuelas de la corte de los milagros.
¿Así era como iba a terminar su vida? ¿Un muerto más en Paris?. Como mínimo si no lo mataba el hambre, lo mataba el frío que amenazaba con calárle los huesos. Y fue entonces cuando en la distancia la vio. La mujer más hermosa que había visto hasta el momento en esa desagradecida ciudad. Era rubia y sus ojos eran tan azules que el mar estaría envidioso de ellos, la chica se encontraba sentada en un puente sobre el río Sena y arrojaba algo que parecía...
Un cuerpo humano.
Debo estar soñando. Eso es, deliro y estoy viendo el ángel de la muerte que viene por mi vida.
Ethan caminó vacilante hacía ella y se quedó de pie a pocos metros de distancia mudo de la impresión.
Ethan Butler- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 27/10/2010
Localización : En las calles de Paris
Re: Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
La noche estaba densa. No estaba fría, pero si densa, como el aire estuviese estático desde hace mucho tiempo. Kellen no necesitaba oxígeno, pero podía sentir el aire en su piel y no era la sensación de frescor que uno siente sobre los Alpes cuando una ráfaga de viento fresco te impulsaba hasta casi elevarte del suelo. Bueno, al menos eso le pasaba a él, ya que por su condición no podía subir de peso y casi pesaba menos que una muñeca de porcelana.
La caza de ese día le había dejado con un mal sabor en la boca, no había sido divertido y a pesar de que su hambre había sido saciada, aún sentía sus instintos algo alborotados, como deseando algo más. Sentía que su salida había sido inútil, y no había nada que Kellen odiase más que el perder el tiempo, a pesar de que sabía que tenía uno infinito.
Y fue entonces que le sentió. No estaba lejos, y mejor aún, se acercaba a él. Un joven y atractivo corazón latiente. Hambriento, y con el cuerpo frío, pero no por eso menos hermoso. El vampiro había saciado su sed, pero de pronto sintió su otra sed despierta. Aquella que ansiaba el ponerse detrás del joven de un salto y sujetarle. Hacerle suyo... quizás morder su cuello solo por diversión, por sentir esa sangre, pero no comerlo. Al menos no esa noche, sería un desperdicio.
Esperó hasta que estuvo apenas a unos metros para girar el rostro hacia él, con los azules ojos brillando por la luz de la luna creciente, con una ligera sonrisa - Muy buenas noches - le saludó suavemente sin moverse de su lugar - Es una noche un poco helada para andar tan desabrigado, ¿no cree, Monsieur? - le llamó con la mano aún sentado sobre la barandilla del puente, mientras se quitaba el abrigo púrpura que usaba esa noche y se giraba por completo, bajando y caminando con un elegante taconeo hasta el joven, cubriéndole sin importarle quedar tan solo con una camisa, después de todo, los vampiros no sentían frío.
Le sonrió cuando le vio con el abrigo por sobre los hombros - Mucho mejor así - le dio una palmadita en la mejilla con su helada mano y se giró un poco para volver a la barandilla, esta vez sentándose hacia él, no hacia el río - ¿Qué le trae a París, Monsieur? Lo siento, pero se nota que es usted extranjero, pero si me deja ser sincero, es un halago, los franceses no son de mi gusto - negó suavemente pasando delicadamente uno de sus dedos por sus labios, recordando el desagradable sabor de esa prostituta.
La caza de ese día le había dejado con un mal sabor en la boca, no había sido divertido y a pesar de que su hambre había sido saciada, aún sentía sus instintos algo alborotados, como deseando algo más. Sentía que su salida había sido inútil, y no había nada que Kellen odiase más que el perder el tiempo, a pesar de que sabía que tenía uno infinito.
Y fue entonces que le sentió. No estaba lejos, y mejor aún, se acercaba a él. Un joven y atractivo corazón latiente. Hambriento, y con el cuerpo frío, pero no por eso menos hermoso. El vampiro había saciado su sed, pero de pronto sintió su otra sed despierta. Aquella que ansiaba el ponerse detrás del joven de un salto y sujetarle. Hacerle suyo... quizás morder su cuello solo por diversión, por sentir esa sangre, pero no comerlo. Al menos no esa noche, sería un desperdicio.
Esperó hasta que estuvo apenas a unos metros para girar el rostro hacia él, con los azules ojos brillando por la luz de la luna creciente, con una ligera sonrisa - Muy buenas noches - le saludó suavemente sin moverse de su lugar - Es una noche un poco helada para andar tan desabrigado, ¿no cree, Monsieur? - le llamó con la mano aún sentado sobre la barandilla del puente, mientras se quitaba el abrigo púrpura que usaba esa noche y se giraba por completo, bajando y caminando con un elegante taconeo hasta el joven, cubriéndole sin importarle quedar tan solo con una camisa, después de todo, los vampiros no sentían frío.
Le sonrió cuando le vio con el abrigo por sobre los hombros - Mucho mejor así - le dio una palmadita en la mejilla con su helada mano y se giró un poco para volver a la barandilla, esta vez sentándose hacia él, no hacia el río - ¿Qué le trae a París, Monsieur? Lo siento, pero se nota que es usted extranjero, pero si me deja ser sincero, es un halago, los franceses no son de mi gusto - negó suavemente pasando delicadamente uno de sus dedos por sus labios, recordando el desagradable sabor de esa prostituta.
Kellen Groger- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/11/2010
Re: Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
El ángel había comenzado a hablar. ¿Los ángeles hablaban en Francés? Le miró entre sorprendido y atontado, sin poder determinar si aquello era real o sólo una ilusión, pero entonces el toque del abrigo al rededor de sus hombros le hizo reaccionar.
-¿Los ángeles hablan en Frances? - Preguntó con inocencia, mirándole a los ojos, aquella mujer apenas si le llegaba al hombro, seguramente era una niña, si realmente había bajado del cielo para llevarle al otro mundo, había aparecido en una forma apropiada, como una especie de princesita, como su hermana Caroline.
Sus preguntas le trajeron de regreso al mundo real, la conversación se volvía de repente muy casual y entonces fue consciente de que había hecho una pregunta muy estúpida, se sonrojó inmediatamente, aunque en su morena piel, no se hizo tan evidente, era como si su cuerpo no tuviera ni siquiera fuerzas para eso.
- Eh... gracias por el abrigo – Atinó a decir – Pero puede coger un resfriado, así que úselo usted por favor – Agregó tomándo el abrigo, lamentando que sus manos estuvieran sucias y manchadas de hollín y no protegidas con blancos guantes como los de la clase alta, ese abrigo debía de costar más que toda la cosecha de maíz de su finca en Atlanta. - Vengo de Norte America, my lady, si me permite la indiscrección ¿De donde proviene usted? – Agregó con cierta sumisión, la misma sumición de los de las clases más bajas.
-¿Los ángeles hablan en Frances? - Preguntó con inocencia, mirándole a los ojos, aquella mujer apenas si le llegaba al hombro, seguramente era una niña, si realmente había bajado del cielo para llevarle al otro mundo, había aparecido en una forma apropiada, como una especie de princesita, como su hermana Caroline.
Sus preguntas le trajeron de regreso al mundo real, la conversación se volvía de repente muy casual y entonces fue consciente de que había hecho una pregunta muy estúpida, se sonrojó inmediatamente, aunque en su morena piel, no se hizo tan evidente, era como si su cuerpo no tuviera ni siquiera fuerzas para eso.
- Eh... gracias por el abrigo – Atinó a decir – Pero puede coger un resfriado, así que úselo usted por favor – Agregó tomándo el abrigo, lamentando que sus manos estuvieran sucias y manchadas de hollín y no protegidas con blancos guantes como los de la clase alta, ese abrigo debía de costar más que toda la cosecha de maíz de su finca en Atlanta. - Vengo de Norte America, my lady, si me permite la indiscrección ¿De donde proviene usted? – Agregó con cierta sumisión, la misma sumición de los de las clases más bajas.
Ethan Butler- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 27/10/2010
Localización : En las calles de Paris
Re: Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
(Ay, que es lindo *A*)
Sus ojos azules se perdieron sin dudarlo en aquellas atractivas facciones, analizando cada uno de sus gestos, cada una de sus actitudes, y cuando le escuchó hablar no pudo aguantar una expresión de abierta sorpresa.
¿Un ángel? ¿Hablaba de él? Una sonrisa más amplia se posó en sus labios sintiéndose tan halagado como en mucho tiempo. Aquel joven era sincero con sus palabras. De verdad le creía un ángel. ¿Hace cuanto que nadie le decía lo hermoso que era en verdad, sin dobles intenciones, sin pensar en su dinero o en su poder?
Siglos habían pasado ya, desde que su padre había hablado de su belleza, aquella belleza mortal de un niño que aún creía que su padre sería solo suyo para siempre. Estaba equivocado, pero ese hombre no se equivocaba con llamar mortal a su belleza. Muchos habían caído por ella.
Sin embargo Kellen podía sentir algo puro en aquel joven y no quiso hacerle caer, quiso escucharle una vez más hablar de lo bonito que era.
Le vio intentar devolver el abrigo y sintió que nuevamente se enternecía, como le solía pasar con Engil y sus actuaciones dulces. ¿Cuál era la diferencia entre ese joven, Engil y el resto del mundo? La sinceridad y la inocencia de sus miradas. Kellen casi había olvidado que podían existir hasta que se topó con el joven lobito.
- No se preocupe por mi, monsieur - negó suavemente, volviendo a empujar el abrigo hacia él - Vengo de heladas tierras y en esto momento casi siento calor... me preocupan más vuestros labios, casi tan morados como mi abrigo - su dedo índice tocó los labios del joven, para luego sacar un pañuelo de su bolsillo y limpiar su mejilla mientras le escuchaba sin mucha atención.
Era un joven tan guapo. Vestido con un traje, una buena camisa y unos zapatos elegantes sería irresistible. Las mujeres de clase alta se pelearían por hacerle su amante, y los hombres de clase alta querrían tenerlo como su mano derecha solo para conseguir más mujeres cerca suyo. Vestido correctamente sería todo un caballero, él ya podía verlo.
- Nací en Prusia, Monsieur, sin embargo he viajado durante toda mi vida, así que podría decir que vengo de toda Europa. Aunque nunca he conocido vuestra tierra - esperen un momento, ¿le había dicho 'My Lady'?. La sonrisa de diversión no abandonó más sus labios, decidido a no ponerse en evidencia, por lo que sonrió aún más dulce, y decidió endulzar aún más sus modales - ¿Qué es lo que le trae por París? Me parece que la ciudad no ha sido muy atento con usted... Lamento mucho eso... - poniendo una expresión como de tristeza.
Mejor para él. Débil e indefenso. La víctima perfecta. Lástima que ya había comido, pero quien sabía, quizás conseguía un nuevo y guapo mayordomo.
Sus ojos azules se perdieron sin dudarlo en aquellas atractivas facciones, analizando cada uno de sus gestos, cada una de sus actitudes, y cuando le escuchó hablar no pudo aguantar una expresión de abierta sorpresa.
¿Un ángel? ¿Hablaba de él? Una sonrisa más amplia se posó en sus labios sintiéndose tan halagado como en mucho tiempo. Aquel joven era sincero con sus palabras. De verdad le creía un ángel. ¿Hace cuanto que nadie le decía lo hermoso que era en verdad, sin dobles intenciones, sin pensar en su dinero o en su poder?
Siglos habían pasado ya, desde que su padre había hablado de su belleza, aquella belleza mortal de un niño que aún creía que su padre sería solo suyo para siempre. Estaba equivocado, pero ese hombre no se equivocaba con llamar mortal a su belleza. Muchos habían caído por ella.
Sin embargo Kellen podía sentir algo puro en aquel joven y no quiso hacerle caer, quiso escucharle una vez más hablar de lo bonito que era.
Le vio intentar devolver el abrigo y sintió que nuevamente se enternecía, como le solía pasar con Engil y sus actuaciones dulces. ¿Cuál era la diferencia entre ese joven, Engil y el resto del mundo? La sinceridad y la inocencia de sus miradas. Kellen casi había olvidado que podían existir hasta que se topó con el joven lobito.
- No se preocupe por mi, monsieur - negó suavemente, volviendo a empujar el abrigo hacia él - Vengo de heladas tierras y en esto momento casi siento calor... me preocupan más vuestros labios, casi tan morados como mi abrigo - su dedo índice tocó los labios del joven, para luego sacar un pañuelo de su bolsillo y limpiar su mejilla mientras le escuchaba sin mucha atención.
Era un joven tan guapo. Vestido con un traje, una buena camisa y unos zapatos elegantes sería irresistible. Las mujeres de clase alta se pelearían por hacerle su amante, y los hombres de clase alta querrían tenerlo como su mano derecha solo para conseguir más mujeres cerca suyo. Vestido correctamente sería todo un caballero, él ya podía verlo.
- Nací en Prusia, Monsieur, sin embargo he viajado durante toda mi vida, así que podría decir que vengo de toda Europa. Aunque nunca he conocido vuestra tierra - esperen un momento, ¿le había dicho 'My Lady'?. La sonrisa de diversión no abandonó más sus labios, decidido a no ponerse en evidencia, por lo que sonrió aún más dulce, y decidió endulzar aún más sus modales - ¿Qué es lo que le trae por París? Me parece que la ciudad no ha sido muy atento con usted... Lamento mucho eso... - poniendo una expresión como de tristeza.
Mejor para él. Débil e indefenso. La víctima perfecta. Lástima que ya había comido, pero quien sabía, quizás conseguía un nuevo y guapo mayordomo.
Kellen Groger- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/11/2010
Re: Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
Aquello era sin duda extraño. Pero el poco tiempo vivido en Francia le había enseñado que se país era sin duda extraño en si mismo. La gente no era tan amable como en Atlanta, la gente no te saludaba en las calles cuando pasaba, Ethan recordaba que en el pueblo, todo el mundo (o su mayoría) le conocía, cuando iba a la plaza escuchaba siempre los gritos "Hey Butler! Nice harvest, how's your Dad?" Y el respondía con una sonrisa "This is the best tomatos I have ever grow! He is strong as a Lion!".
Pero no en Paris. En Paris no eras nadie si no tenias dinero. En Paris morías de hambre en las calles, porque nadie te regalaría una menzana o te dejaría tomar los frutos de una ladera por caridad. Nadie te daría trabajo a menos que, te humillaras a sus pies.
Parpadeó confuso sin saber que hacer frente al gesto de la niña. El pañuelo que había usado para limpiar su mejilla olía como a lavanda o quizás a un perfume flores aún desconocidas para él. Sonrió tontamente, medio consciente, medio en el mundo de los sueños, porque la falta de comida y agua potable afectaban sus 5 sentidos.
- Prusia... - Murmuró agarrándose de la baranda del puente, pues su cuerpo perdía fuerzas a cada instante - No conozco tan reino ¿Es usted una princesa allí? - Agregó, aunque resultaba ilógico pensar que alguien de tan alto rando se dignara tan siquiera a hablarle - He venido a Paris...a trabajar honestamente como Padre y Madre habrían querido y para...-
Entonces sus piernas flaquearon y tuvo que agarrarse con más fuerza a la baranda para no caer.
- My lady... de casualidad ¿no tendrá algo que pueda comer? - Murmuró o más bien suplicó.
Genial, sobre todas las cosas que hubiera podido llegar a ser, se estaba conviertiendo en un mendigo.
Pero no en Paris. En Paris no eras nadie si no tenias dinero. En Paris morías de hambre en las calles, porque nadie te regalaría una menzana o te dejaría tomar los frutos de una ladera por caridad. Nadie te daría trabajo a menos que, te humillaras a sus pies.
Parpadeó confuso sin saber que hacer frente al gesto de la niña. El pañuelo que había usado para limpiar su mejilla olía como a lavanda o quizás a un perfume flores aún desconocidas para él. Sonrió tontamente, medio consciente, medio en el mundo de los sueños, porque la falta de comida y agua potable afectaban sus 5 sentidos.
- Prusia... - Murmuró agarrándose de la baranda del puente, pues su cuerpo perdía fuerzas a cada instante - No conozco tan reino ¿Es usted una princesa allí? - Agregó, aunque resultaba ilógico pensar que alguien de tan alto rando se dignara tan siquiera a hablarle - He venido a Paris...a trabajar honestamente como Padre y Madre habrían querido y para...-
Entonces sus piernas flaquearon y tuvo que agarrarse con más fuerza a la baranda para no caer.
- My lady... de casualidad ¿no tendrá algo que pueda comer? - Murmuró o más bien suplicó.
Genial, sobre todas las cosas que hubiera podido llegar a ser, se estaba conviertiendo en un mendigo.
Ethan Butler- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 27/10/2010
Localización : En las calles de Paris
Re: Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
El vampiro no sabía por donde comenzar a admirar al joven frente a él. Si por la belleza de su rostro, la inocencia de sus ojos, o por la dulzura de su sonrisa. Podía sentirlo débil como un lobo huele el miedo en un conejo, sin embargo él no quería comer. Sentía la necesidad de proteger aquel hermoso joven, al menos por un momento, al joven que le había llamado 'ángel' y que ahora le creía una princesa.
Una risa suave abandonó su garganta y se acercó a él, sujetándole del brazo con algo más de la fuerza que debería tener alguien de su complexión, mirándole a los ojos - Prusia no está muy lejos, pero no soy una princesa, Monsieur... vuestra debilidad me parte el corazón y me gustaría poder ayudarle, sin embargo en este momento no cuento con alimento alguno - le dijo elevando una mano y acariciando su rostro.
A veces él no entendía a los humanos. No entendia como es que podían matarse entre si sin razón alguna, como podían vivir algunos tan solos o como podían abandonar a sus hijos por sus sentimientos individualistas. Él una vez fue humano, sin embargo fue un vampiro el que más humanidad le mostró. Hoy él mataba para comer, y quizás a los traidores que se lo merecían, pero los humanos no necesitaban matarse entre ellos para vivir. Era solo sus ansias de grandeza. Y mientras algunos iban haciéndose más y más poderosos, otros iban quedando atrás, simplemente por haber nacido en familias distintas. ¿Cuántos de sus vampiros otrora fueron humanos que suplicaron por su sangre, por su inmortalidad, y aún ahora le acompañaban en esa vida eterna? Al igual que los humanos que eran acogidos en su casa, protegidos y amados. Quizás Ethan pudiese convertirse en uno de esos, pero solo si él lo deseaba: nadie se quedaba obligado en la mansión Groger.
- Ven conmigo - susurró contra su oído, tirando de él para que se soltase de la baranda, abrazándole mientras le sujetaba sin dificultad alguna, sintiendo aquel cuerpo cálido - Yo voy a cuidarte, voy a alimentarte y no tendrás nada que temer. Tendrás una cama tibia y cuando mejores puedes irte si quieres... o puedes quedarte para siempre... ven conmigo - de cualquier forma, tener a tan bello joven tan solo unos minutos en su mansión valdría la pena.
Solo esperaba una aceptación, por pequeña que fuese, y le llevaría con él.
Una risa suave abandonó su garganta y se acercó a él, sujetándole del brazo con algo más de la fuerza que debería tener alguien de su complexión, mirándole a los ojos - Prusia no está muy lejos, pero no soy una princesa, Monsieur... vuestra debilidad me parte el corazón y me gustaría poder ayudarle, sin embargo en este momento no cuento con alimento alguno - le dijo elevando una mano y acariciando su rostro.
A veces él no entendía a los humanos. No entendia como es que podían matarse entre si sin razón alguna, como podían vivir algunos tan solos o como podían abandonar a sus hijos por sus sentimientos individualistas. Él una vez fue humano, sin embargo fue un vampiro el que más humanidad le mostró. Hoy él mataba para comer, y quizás a los traidores que se lo merecían, pero los humanos no necesitaban matarse entre ellos para vivir. Era solo sus ansias de grandeza. Y mientras algunos iban haciéndose más y más poderosos, otros iban quedando atrás, simplemente por haber nacido en familias distintas. ¿Cuántos de sus vampiros otrora fueron humanos que suplicaron por su sangre, por su inmortalidad, y aún ahora le acompañaban en esa vida eterna? Al igual que los humanos que eran acogidos en su casa, protegidos y amados. Quizás Ethan pudiese convertirse en uno de esos, pero solo si él lo deseaba: nadie se quedaba obligado en la mansión Groger.
- Ven conmigo - susurró contra su oído, tirando de él para que se soltase de la baranda, abrazándole mientras le sujetaba sin dificultad alguna, sintiendo aquel cuerpo cálido - Yo voy a cuidarte, voy a alimentarte y no tendrás nada que temer. Tendrás una cama tibia y cuando mejores puedes irte si quieres... o puedes quedarte para siempre... ven conmigo - de cualquier forma, tener a tan bello joven tan solo unos minutos en su mansión valdría la pena.
Solo esperaba una aceptación, por pequeña que fuese, y le llevaría con él.
Kellen Groger- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/11/2010
Re: Noche Oscura sobre el Sena [Libre]
El ángel se acercó y le pareció sentir la caricia sobre su rostro, se sintió desfallecer cuando esa seda que parecía ser su piel le rozó la mejilla. Las palabras ahora le parecían lejanas y confusas, apenas si escuchaba lo que ella decía. Dios no se había olvidado de él y había enviado a un ángel para salvarlo o quizás para conducirlo al paraíso lentamente ¿iba a morir? ¿Habría redención para su alma?.
-Llévame – Murmuró entre sueños, con la voz apenas audible y entonces la consciencia lo abandonó lentamente y su cuerpo se fue desmadejando paulatinamente en brazos de aquella hermosa dama de orbes azules como el cielo y cabellos como sendos campos de trigos bajo el sol.
Todo se volvió oscuro de repente, el puente, la calle y París se disolvió a su alrededor. Quedando sólo oscuridad a su alrededor, ahora flotaba en aquella inmensidad como un alma perdida que busca tocar puerto en alguna tierra. ¿Iría a algún infierno de Dante? No lo sabía, sólo podía sentir la calma y el regocijo de aquella tranquilidad tan apacible que ahora sentía.
Ya no importaba nada. Sus pensamientos habían dejado de ser coherentes.
-Llévame – Murmuró entre sueños, con la voz apenas audible y entonces la consciencia lo abandonó lentamente y su cuerpo se fue desmadejando paulatinamente en brazos de aquella hermosa dama de orbes azules como el cielo y cabellos como sendos campos de trigos bajo el sol.
Todo se volvió oscuro de repente, el puente, la calle y París se disolvió a su alrededor. Quedando sólo oscuridad a su alrededor, ahora flotaba en aquella inmensidad como un alma perdida que busca tocar puerto en alguna tierra. ¿Iría a algún infierno de Dante? No lo sabía, sólo podía sentir la calma y el regocijo de aquella tranquilidad tan apacible que ahora sentía.
Ya no importaba nada. Sus pensamientos habían dejado de ser coherentes.
Ethan Butler- Humano Clase Baja
- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 27/10/2010
Localización : En las calles de Paris
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