Desorientada [Tayend]

por **Etháin** Dom Ene 09, 2011 11:41 am

Era una tarde lloviosa y aburrida en casa, quizás por ello, e ignorando las advertencias de mis sirvientes, decidí abandonar mi pequeña mansión y trasladarme hacia el centro de París, con un mísero paraguas y el mejor de mis vestidos.
Deambulé, permitiendo finalmente que las gotas de agua acariciaran la piel de mi rostro, que empaparan mis cabellos y humedecieran mis ropas.
Poco a poco la escasa luz del día se fue apagando y fue entonces cuando me percaté de la soledad que me rodeaba y lo oscuras que se habían vuelto las calles y callejones parisinas. Me había perdido, y empezaba a sentir el frío de la lluvia en mi cuerpo.

por **Tayend de Grey** Dom Ene 09, 2011 4:50 pm

Había aprovechado aquella tarde para visitar la orilla del Sena, le relajaba sentirse apartado del bullicio de la capital, de sus luces y atracciones. Relation du Voyage à la Recherche de la Pérouse descansaba en su regazo mientras chapoteaba con la pierna en las congeladas aguas grisáceas.

La noche estaba cayendo, por lo que se calzo, recogió su libro y comenzó a adentrarse de nuevo en la ciudad. La lluvia le sorprendió pero no por eso aligero el paso, le refrescaba el contacto frío de las gotas de agua al chocar con él. Cuando entro por unos callejones para acortar el camino de vuelta a su casa diviso a una joven que parecía desorientada. Llevaba como él las ropas mojadas pero miraba las calles con desesperación sin saber a donde dirigirse.

-¿Puedo ayudarla en algo?

Pregunto acercándose a ella con ciudad. No eran horas para caminar sola por aquellas calles.

por **Etháin** Lun Ene 10, 2011 3:44 am

De pronto, una voz varonil se dirigió hacia mí, sacándome de la desesperación en la que me encontraba y viendo en su rostro la salvación a mi desorientación.
Le sonreí con una mezcla de timidez, disculpa y agradecimiento, acercándome a él con mis azulados labios tiritando de frío.

- ¿Sabe de algún lugar en el que pueda pasar la noche?- le pedí casi suplicante.

Por supuesto que tenía casa, pero era de noche y no sabía como llegar a ella, puesto que se encontraba en las afueras de París y era necesario un carruaje o un caballo para llegar hasta ella. Y en aquél momento no disponía ni de lo primero ni de lo segundo, pero sí de suficiente dinero para pagarme una noche de hotel.
Miré al muchacho e intenté buscar en sus ojos un atisbo de esperanza, que sus labios se entreabrieran de nuevo y me indicara alguna posada o un lugar seco que me resguardara de la lluvia.

por **Tayend de Grey** Lun Ene 10, 2011 9:38 am

El viento soplaba haciendo que sus ropas se pegaran a su piel, hacia frío y cuanto antes comenzaran a moverse mejor. No tenia abrigo que prestarle y sus ropas también estaban mojadas, solo sostenía un libro en su mano con el que poco podía hacer para calentarlos

-Conozco una pequeña posada, es humilde pero confortable

Le indico el camino y rápidamente se pusieron a andar. Le froto los brazos intentando infundirle algo de calor y que sus labios dejaran de temblar, perderse en Paris era fácil pero hacerlo en un día como aquellos era peligroso, y mas si no tenias un techo donde cobijarte

-¿Que le ha llevado a salir tan tarde con este tiempo mademoiselle?

Pregunto intrigado mientras avanzaban por las calles, en busca de refugio. No estaba lejos pero cuanto antes llegaran, antes disfrutarían de la acogedora hoguera y de un plato caliente.

por **Etháin** Lun Ene 10, 2011 9:49 am

El muchacho me indicó una posada que me aseguró era confortable. Aliviada, dejé que él me acompañara y me fuera guiando por las calles por las que debíamos caminar hasta llegar al lugar elegido. Aquella noche dejé a un lado mi soberbia y mi orgullo y decidí que ciertamente, necesitaba de su ayuda para mi propia supervivencia.
Su pregunta, curiosa pero razonable, tardé en responderle, dubitativa en todo momento y percatándome de que no existía una razón obvia.

- Me aburría en casa.- comenté encogiéndome de hombros y alzando los ojos hacia el hombre para examinar su rostro ante mi estúpida respuesta. - ¿Y usted, señor...?- pregunté, no pudiendo terminarla al no saber ni su nombre ni su apellido.

Mordí mi labio inferior mientras esperaba que él mismo completara la cuestión.

por **Tayend de Grey** Jue Ene 13, 2011 5:22 pm

Se sabia aquellos caminos de memoria. Los transitaba a menudo cuando iba a relajarse al río en días grises como ese, cuando aquellas calles no estaban alborotadas de gente que corrían de un lado para otro. Los farolillos de luz anaranjada ya se veían al fondo de la calle indicándoles que estaban cerca de un lugar habitable entre tanto callejón.

Su respuesta parecía sincera aunque algo descabellada, por mucho que te aburrieras en casa ese día no invitaba a perderse entre lugares que no conocías sin un paraguas o en su caso una buena chaqueta. Pese a todo le sonrío, su aventura no había acabado del todo mal.

-Me gustan estos días, vengo de dar un paseo pero la lluvia me ha cogido desprevenido

Contesto disculpándose por su aspecto. Por fortuna su libro no se había estropeado y en cuanto dejara a su agradable compañera se iría a casa a darse un buen baño de agua caliente que le calentara los huesos.

-Mi nombre es Tayend de Grey, un gusto poder conocerla - le contesto con una sonrisa - ¿y el vuestro mademoiselle?.

Llegaron a la puerta de una pequeña casa de madera que tenia las luces de dentro encendidas, Tayend se paro y la miro de frente esperando su respuesta. El dueño de aquel hostal era un hombre mayor de confianza y por muy poco la hospedaría en su modesta, aunque cómoda casa. Por la mañana no tendría problema en volver, pues estaban casi en el centro de la ciudad y seria sencillo coger alguna de las grandes avenidas que la llevarían a los distintos sectores de la capital.

por **Etháin** Vie Ene 14, 2011 11:29 am

Escuché las razones que el joven me explicaba sobre el porqué estaba allí, cubierto de agua y sin embargo, con una sonrisa radiante.

- Soy May Cross, señor De Grey.- saludé con una sonrisa angelical a la vez que me paraba frente a una puerta de madera, tal y como segundos antes él había hecho.

Supuse que aquél era el lugar del que me había hablado, y me pregunté qué haría él. ¿Entraría conmigo? ¿Se despediría y se marcharía? Mordí mi labio inferior y bajé mis ojos hacia mis manos.

- ¿Le apetece cenar conmigo?- susurré con un hilo de voz, a lo que unos segundos después, quise añadir:- Como agradecimiento a su ayuda, por supuesto.

Alcé la vista y escruté su mirada, intentando encontrar una respuesta afirmativa a aquél ofrecimiento. Mientras tanto, la lluvia seguía empapando nuestras ropas...

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