AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Solo una tarde más (Tayend)
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Solo una tarde más (Tayend)
París. Aquella hermosa ciudad, iluminada ahora por la tenue luz del crepúsculo era la que ahora me dedicaba a recorrer. Sus grandes calles por las cuales transitaban miles de personas al día y otras tantas por la noche y, para qué negarlo, yo era más bien del segundo grupo. Aún, por suerte, quedaba luz para algo más de una hora, lo suficiente para mi paseo el cual terminaría en el burdel para empezar a trabajar. En mi paso lento se denotaba el poco apetito que tenía de llegar pues, como era lógico, prefería mil veces admirar las vistas con mi observadora forma de ser sin perder detalles. El frío era algo que no ayudaba a que fuese agradable pero, envuelta en mi capa se estaba mucho mejor.
Por suerte, en aquellos lares alejados del burdel, no tenía que soportar las malas miradas de la gente ya que nadie me conocía ni sabía quien era al igual que no podrían mirar a través de mi vestido para ver si utilizaba lencería de cortesana o de puritana. A veces, los prejuicios de la gente lograban exasperar a una. Lo primero que había que aprender en París era a mostrar indeferencia ante todo por mucho que no la sintieras. Con mis padres había sido todo tan fácil y diferente. Para empezar gracias a ellos podría no haber estado vendiéndome.
Agité la cabeza borrando cualquier pensamiento de mi pasado. Ahora era una chica completamente distinta la cual no podía desmoronarse. Levanté la mirada de las baldosas de la acera y me encontré con una tienda de dulces, una croisantería. Me paré frente a esta, mirando con devoción los dulces pero no, no debía usar el dinero en tonterías ya que ahorrar para mi viaje a Ámsterdam era lo más importante. Comencé a andar de nuevo, renaudando mi paso con parsimonia pero, por culpa de ir observando la tienda, choqué contra alguien.
-Lo siento- dije dando varios pasos hacia atrás para no perder el equilibrio sobre aquellos tacones.
Por suerte, en aquellos lares alejados del burdel, no tenía que soportar las malas miradas de la gente ya que nadie me conocía ni sabía quien era al igual que no podrían mirar a través de mi vestido para ver si utilizaba lencería de cortesana o de puritana. A veces, los prejuicios de la gente lograban exasperar a una. Lo primero que había que aprender en París era a mostrar indeferencia ante todo por mucho que no la sintieras. Con mis padres había sido todo tan fácil y diferente. Para empezar gracias a ellos podría no haber estado vendiéndome.
Agité la cabeza borrando cualquier pensamiento de mi pasado. Ahora era una chica completamente distinta la cual no podía desmoronarse. Levanté la mirada de las baldosas de la acera y me encontré con una tienda de dulces, una croisantería. Me paré frente a esta, mirando con devoción los dulces pero no, no debía usar el dinero en tonterías ya que ahorrar para mi viaje a Ámsterdam era lo más importante. Comencé a andar de nuevo, renaudando mi paso con parsimonia pero, por culpa de ir observando la tienda, choqué contra alguien.
-Lo siento- dije dando varios pasos hacia atrás para no perder el equilibrio sobre aquellos tacones.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
Tamborileaba nervioso el paquete de sus manos mientras andaba con paso rápido por las calles de París. Necesitaba esconder el libro antes de que alguien se diera cuenta de que lo conservaba. Sus pisadas se perdían entre el tumulto de la gente, estaba anocheciendo y aunque no hubiera tanta gente como a primera hora de la mañana, si había la suficiente para pasar inadvertido.
Llevaba una gabardina con el cuello levantado, un sombrero negro a juego con su traje de seda. Había tenido que desayunar con su padre en casa de unos importantes compradores suyos, la reunión se había alargado hasta bien entrada la tarde y fue entonces cuando descubrió el paquete que le habían dejado las sirvientas encima de su mesa. La novela "Organt" descansaba entre un envoltorio marrón que ahora sostenía.
No sabia quien se la podía haber mandado pero aquello no era buena señal. Aunque no estuviera prohibido leer obras jacobinas desde luego no estaba bien visto -en parte debido a la matanza que hicieron y que Tayend estaba dispuesto a aceptar- así que creyó que lo conveniente era esconder el libro, Dios sabe donde, pero lejos de su casa.
Ya no quedaba gente con la que aliarse, y los que quedaban tenían demasiado miedo como para asomar la cabeza. El Directorio había caído y habían sido nombrados tres cónsules, con Napoleón al frente, sus mayores opositores era la realeza, ya no pintaba nada ahí. Un fuerte nudo se afianzo en su estómago, no tenia ningún camino que seguir, todo había cambiado tan rápido en tan pocos años....ahora empezaba a comprender cosas que entonces tan solo intuía, ¡maldita sea, era un crío!
Iba tan absorto en sus pensamientos que apenas se dio cuenta cuando choco con alguien, su paquete cayo al suelo y su envoltorio salio volando con una ráfaga de viento helado. Cogió instintivamente a la joven con la que se había chocado del antebrazo para evitar que tropezara y se dio cuenta de que era una mujer hermosa, de su edad o un poco mas joven que el quizás. Se quedo mirando sus ojos claros unos segundos en silencio antes de soltarle el antebrazo.
-Pardon, mademoiselle-dijo a la vez que hacia un pequeño gesto con su sombrero a modo de disculpa -espero sinceramente no haberla lastimado con mi torpeza
Aunque lo que en realidad esperaba es que la muchacha no hubiera alcanzado a leer el titulo del libro, o al menos ignorase de que trataba.
Llevaba una gabardina con el cuello levantado, un sombrero negro a juego con su traje de seda. Había tenido que desayunar con su padre en casa de unos importantes compradores suyos, la reunión se había alargado hasta bien entrada la tarde y fue entonces cuando descubrió el paquete que le habían dejado las sirvientas encima de su mesa. La novela "Organt" descansaba entre un envoltorio marrón que ahora sostenía.
No sabia quien se la podía haber mandado pero aquello no era buena señal. Aunque no estuviera prohibido leer obras jacobinas desde luego no estaba bien visto -en parte debido a la matanza que hicieron y que Tayend estaba dispuesto a aceptar- así que creyó que lo conveniente era esconder el libro, Dios sabe donde, pero lejos de su casa.
Ya no quedaba gente con la que aliarse, y los que quedaban tenían demasiado miedo como para asomar la cabeza. El Directorio había caído y habían sido nombrados tres cónsules, con Napoleón al frente, sus mayores opositores era la realeza, ya no pintaba nada ahí. Un fuerte nudo se afianzo en su estómago, no tenia ningún camino que seguir, todo había cambiado tan rápido en tan pocos años....ahora empezaba a comprender cosas que entonces tan solo intuía, ¡maldita sea, era un crío!
Iba tan absorto en sus pensamientos que apenas se dio cuenta cuando choco con alguien, su paquete cayo al suelo y su envoltorio salio volando con una ráfaga de viento helado. Cogió instintivamente a la joven con la que se había chocado del antebrazo para evitar que tropezara y se dio cuenta de que era una mujer hermosa, de su edad o un poco mas joven que el quizás. Se quedo mirando sus ojos claros unos segundos en silencio antes de soltarle el antebrazo.
-Pardon, mademoiselle-dijo a la vez que hacia un pequeño gesto con su sombrero a modo de disculpa -espero sinceramente no haberla lastimado con mi torpeza
Aunque lo que en realidad esperaba es que la muchacha no hubiera alcanzado a leer el titulo del libro, o al menos ignorase de que trataba.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/01/2011
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Al parecer, prefirió sostenerme a mí en lugar de al paquete que trajo entre sus manos lo cual decía mucho de él. Tenía aspecto de ser un chico de alta cuna por su traje caro pero, nunca me habían impresionado ese tipo de cosas, lo que sí lo logró fue la forma en la que se me quedó mirando, aquella fijeza que me impedía apartar a mí también la mirada. Me sentía agradecida de que me hubiera cogido antes de caer pero el alivio fue mayor cuando me soltó. Me había acostumbrado tanto al trato hostil que ya no recordaba lo que podía lograr la cortesía en mí como por ejemplo aquella repentina timidez.
-No se preocupe- dije bajando mi vista al suelo por puro recato.
Cuando mis ojos se fijaron en el pedregoso suelo, lo primero que llamó la atenció fue el libro. En su portada, destacaba el título en letras negras. Sí, él había tenido la desgracia de que yo adorase y supiese leer pero también la suerte de no encontrarse con una chica que se escandalizara fácilmente. Sonreí de lado, carraspeando por saber de que trataba el libro, uno que me apresuré a recoger y entregárselo. Lo último que quería era que mi distracción le causase problemas mayores. Que hablen de ti cuando no puedes quedar peor, no importa pero descender en las clases sociales, es un golpe duro que no le deseaba a nadie porque yo si había tenido que vivirlo.
-Creo que esto es suyo, monsieur- dije carraspeando levemente para borrar aquella expresión de mi rostro.
Saint-just era sin duda uno de los autores de la revolución peor vistos a pesar de haber fallecido ya pues su crítica contra los nobles no era más que lo que pensábamos todos expuesto sobre papel y de forma ingeniosa. Claro, la forma con la que escribía el poema era también escandalosa por hacer referencia a los placeres y teniendo en cuenta que yo era cortesana... Ironías de la vida.
-No debería ir con ese ejemplar por las calles -le recomendé volviendo a levantar la vista hacia sus ojos. Ahora lo veía de otra forma y no como un niño mimado tal y como había pensado al principio por encima de lo atractivo que pudiese ser.
-No se preocupe- dije bajando mi vista al suelo por puro recato.
Cuando mis ojos se fijaron en el pedregoso suelo, lo primero que llamó la atenció fue el libro. En su portada, destacaba el título en letras negras. Sí, él había tenido la desgracia de que yo adorase y supiese leer pero también la suerte de no encontrarse con una chica que se escandalizara fácilmente. Sonreí de lado, carraspeando por saber de que trataba el libro, uno que me apresuré a recoger y entregárselo. Lo último que quería era que mi distracción le causase problemas mayores. Que hablen de ti cuando no puedes quedar peor, no importa pero descender en las clases sociales, es un golpe duro que no le deseaba a nadie porque yo si había tenido que vivirlo.
-Creo que esto es suyo, monsieur- dije carraspeando levemente para borrar aquella expresión de mi rostro.
Saint-just era sin duda uno de los autores de la revolución peor vistos a pesar de haber fallecido ya pues su crítica contra los nobles no era más que lo que pensábamos todos expuesto sobre papel y de forma ingeniosa. Claro, la forma con la que escribía el poema era también escandalosa por hacer referencia a los placeres y teniendo en cuenta que yo era cortesana... Ironías de la vida.
-No debería ir con ese ejemplar por las calles -le recomendé volviendo a levantar la vista hacia sus ojos. Ahora lo veía de otra forma y no como un niño mimado tal y como había pensado al principio por encima de lo atractivo que pudiese ser.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
Su mandíbula se tensó al instante cuando la joven se agacho parara coger el libro. Había sido una imprudencia haberlo sacado de casa y haberlo llevado por una calle tan transitada de Paris, pero no había tenido otra opción, tenia que sacarlo cuanto antes de la vista de sus padres y sirvientas para que no ocurriera lo que acababa de pasar. Aunque quizás con un poco de suerte no reconocería el libro...
Pronto termino el suspense y el nudo que tenia en el estomago subió vertiginosamente a la garganta. Era difícil encontrar a una muchacha joven, que además de leer, conociera una de las primeras obras revolucionarias de su querido Louis. Aunque quizás con suerte solo lo intuiría, de todo modos, ambas opciones eran nefastas para Tayend.
-Tiene toda la razón mademoiselle, ha sido una insensatez haber salido con este tomo a la calle.
Respondió rápidamente intentando sonar despreocupado, aunque ni el nudo de la garganta ni la tensión en su mandíbula se relajaron. Si aquella mujer hablaba estaba perdido, Su padre perdería sus socios y sus apoyos en la realeza además de su posición privilegiada y Tayend no quería ni imaginarse que seria capaz de hacerle si ocurría aquello.
-Déjeme recompensarla, por favor.
Sentencio mientras miraba alrededor. Ahora lo que tenia que hacer era solucionarlo, lo hecho está hecho. Justo a su lado había una croisantería con unas pequeñas mesas al fondo. Quizás ahí podía conseguir una bolsa para guardar su libro e intentar solucionar aquella situación.
-¿Le apetece tomar algo? no estoy dispuesto a aceptar un no por respuesta.-añadió con una sonrisa.
Pronto termino el suspense y el nudo que tenia en el estomago subió vertiginosamente a la garganta. Era difícil encontrar a una muchacha joven, que además de leer, conociera una de las primeras obras revolucionarias de su querido Louis. Aunque quizás con suerte solo lo intuiría, de todo modos, ambas opciones eran nefastas para Tayend.
-Tiene toda la razón mademoiselle, ha sido una insensatez haber salido con este tomo a la calle.
Respondió rápidamente intentando sonar despreocupado, aunque ni el nudo de la garganta ni la tensión en su mandíbula se relajaron. Si aquella mujer hablaba estaba perdido, Su padre perdería sus socios y sus apoyos en la realeza además de su posición privilegiada y Tayend no quería ni imaginarse que seria capaz de hacerle si ocurría aquello.
-Déjeme recompensarla, por favor.
Sentencio mientras miraba alrededor. Ahora lo que tenia que hacer era solucionarlo, lo hecho está hecho. Justo a su lado había una croisantería con unas pequeñas mesas al fondo. Quizás ahí podía conseguir una bolsa para guardar su libro e intentar solucionar aquella situación.
-¿Le apetece tomar algo? no estoy dispuesto a aceptar un no por respuesta.-añadió con una sonrisa.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/01/2011
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Al menos era un hombre sensato. Me dio la razón sin pensarlo pues los dos conocíamos que realmente era una estupidez. Ese libro había estado prohibido años aunque ahora no lo estuviera, podría dictar su fin. No hablaría de ello, no tenía por qué sobornarme para que callase ya que el libro era suyo pero yo también lo había leído, éramos los dos igual de culpables ¿o no?. A pesar de todo, sus últimas palabras me hicieron sonreír mientras aprisionaba mi labio inferior entre los dientes. Era tan difícil resistirse a los dulces... Luché por no caer el la tentación pero era demasiado poderosa. ¿Para qué los hombres si existía el azúcar?
-No necesita comprar mi silencio pero si insiste, será un placer aceptar su invitación- respondí de forma educada.
Agradecí que nadie pudiera juzgarme de cortesana lo cual también lo haría quedar mal, casi como aquel libro. Me giré para entrar al local pero, justo cuando lo había hecho, volví a mi posición inicial, de hecho, algo más cerca de él. No sabía cual sería su reacción pero si tenía claro que le sorprendería bastante, mucho más si acababa enterándose de mi profesión, cosa que dudaba decirle ya que no creía volver a cruzarme con él después de esa noche y no tenía la apariencia de uno de esos hombres que necesitan ir al burdel para sentir el amor. Tendría a muchas chicas a sus pies cuando quisiera.
-Y, si le interesan los libros así, le recomiendo a Montesquieu -dije en tono de confidencia pues lo último que hacía falta era que algún curioso nos escuchara.
Tras decir aquello y con una sonrisa de satisfacción en el rostro, caminé hacia la puerta de la croisantería. Sí, era otro sentenciado pensador pero realmente su obra "Lettres Persanes" era bastante mejor a mi gusto quizás porque por mucho que me vendiera, no podía dejar de lado mi anterior vida.
-¿Viene, señor...?- alargué la frase con la intención de dejarle claro que no conocía su nombre aunque eso no fuera a importar demasiado y, tal vez, no me dijera ni el verdadero para que no lo acusara.
Intentando no pensar mal sobre su persona, abrí la puerta y me adentré en el lugar el cual despedía un delicioso aroma a bollería y café. Esto último me recordó a Holanda y mis padres pero preferí no pensar en ello. Admiré con paciencia el local, esperando que el apuesto joven entrase tras de mí. Sí, iba a llegar tarde al burdel pero no me importaba pues había encontrado algo más interesante; Poder tener una conversación inteligente y sustanciosa con un hombre, algo que había creído imposible desde... siempre.
-No necesita comprar mi silencio pero si insiste, será un placer aceptar su invitación- respondí de forma educada.
Agradecí que nadie pudiera juzgarme de cortesana lo cual también lo haría quedar mal, casi como aquel libro. Me giré para entrar al local pero, justo cuando lo había hecho, volví a mi posición inicial, de hecho, algo más cerca de él. No sabía cual sería su reacción pero si tenía claro que le sorprendería bastante, mucho más si acababa enterándose de mi profesión, cosa que dudaba decirle ya que no creía volver a cruzarme con él después de esa noche y no tenía la apariencia de uno de esos hombres que necesitan ir al burdel para sentir el amor. Tendría a muchas chicas a sus pies cuando quisiera.
-Y, si le interesan los libros así, le recomiendo a Montesquieu -dije en tono de confidencia pues lo último que hacía falta era que algún curioso nos escuchara.
Tras decir aquello y con una sonrisa de satisfacción en el rostro, caminé hacia la puerta de la croisantería. Sí, era otro sentenciado pensador pero realmente su obra "Lettres Persanes" era bastante mejor a mi gusto quizás porque por mucho que me vendiera, no podía dejar de lado mi anterior vida.
-¿Viene, señor...?- alargué la frase con la intención de dejarle claro que no conocía su nombre aunque eso no fuera a importar demasiado y, tal vez, no me dijera ni el verdadero para que no lo acusara.
Intentando no pensar mal sobre su persona, abrí la puerta y me adentré en el lugar el cual despedía un delicioso aroma a bollería y café. Esto último me recordó a Holanda y mis padres pero preferí no pensar en ello. Admiré con paciencia el local, esperando que el apuesto joven entrase tras de mí. Sí, iba a llegar tarde al burdel pero no me importaba pues había encontrado algo más interesante; Poder tener una conversación inteligente y sustanciosa con un hombre, algo que había creído imposible desde... siempre.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
Le sorprendió que fuera tan franca y mas con un tema así. Sabía que estaba en un apuro y no había tenido reparos en hacérselo saber, aunque también era bueno saber que no hacia falta sobornarla para que callase. De todas formas aquel pequeño tentempié le vendría bien para relajarse.
Levanto una ceja extrañado por el acercamiento de la joven, pudo incluso oler su perfume y su primer impulso fue el de acariciarle el cabello. Ciertamente era una de las cosas que mas admiraba de las mujeres, pero detuvo su impulso primario. Rió por lo bajo al escuchar que le recomendaba Montesquieu, parece que se había topado con una persona mas culta de lo que a simple vista podía parecer.
Sopesó en silencio si decirle su nombre verdadero, le podía denunciar fácilmente si sabia su nombre. Por otro lado, la revelación de que sabia de que trataba ese libro, y que además le recomendara a Monstesquie era muestra clara de que ella también estaba implicada en cierto modo.
-Tayend de Grey, un placer conocerla, ¿y cual es vuestro nombre mademoiselle?
Respondió antes de seguirla y entrar en la tienda. Era un local acogedor con un delicioso aroma dulzon. Se dirigió la final de la sala en una mesa que daba a una cristalera donde se veía pasar a los transeuntes, que como él hacia unos minutos, caminaban deprisa para llegar a tiempo a sus destinos sin reparar en ellos.
Una mujer entrada en años con una deslumbrante sonrisa se acerco para tomarles nota, esperó a que su acompañante pidiera para después pedirse un café. Apoyo los codos en la mesa y entrelazó las manos mirando a la mujer. Aun estaba demasiado conmocionado por lo que acababa de pasar como para pensar bien lo que tenia que decir sobre el libro, pero como siguiera callado mirándola acabaría por incomodarla. Carraspeó.
-No he leído mucho sobre Montesquieu, si he podido estudiar "El espíritu de las leyes"..-dijo con prudencia, al ver que no había ninguna reacción de escándalo en su rostro continuo-..y creo que es un punto interesante de vista, aunque, bueno, no creo que sea del todo suficiente, ¿no cree?-
No sabia si había sido correcto hacerle aquella revelación, o se había pasado de hablar, pero ya estaba dicho. La señora les trajo sus pedidos y dio un pequeño sorbo de café, dándole tiempo a su acompañante a que hablara. Solo con el tiempo vería si había hecho bien en confiarle su nombre a aquella bella dama.
Levanto una ceja extrañado por el acercamiento de la joven, pudo incluso oler su perfume y su primer impulso fue el de acariciarle el cabello. Ciertamente era una de las cosas que mas admiraba de las mujeres, pero detuvo su impulso primario. Rió por lo bajo al escuchar que le recomendaba Montesquieu, parece que se había topado con una persona mas culta de lo que a simple vista podía parecer.
Sopesó en silencio si decirle su nombre verdadero, le podía denunciar fácilmente si sabia su nombre. Por otro lado, la revelación de que sabia de que trataba ese libro, y que además le recomendara a Monstesquie era muestra clara de que ella también estaba implicada en cierto modo.
-Tayend de Grey, un placer conocerla, ¿y cual es vuestro nombre mademoiselle?
Respondió antes de seguirla y entrar en la tienda. Era un local acogedor con un delicioso aroma dulzon. Se dirigió la final de la sala en una mesa que daba a una cristalera donde se veía pasar a los transeuntes, que como él hacia unos minutos, caminaban deprisa para llegar a tiempo a sus destinos sin reparar en ellos.
Una mujer entrada en años con una deslumbrante sonrisa se acerco para tomarles nota, esperó a que su acompañante pidiera para después pedirse un café. Apoyo los codos en la mesa y entrelazó las manos mirando a la mujer. Aun estaba demasiado conmocionado por lo que acababa de pasar como para pensar bien lo que tenia que decir sobre el libro, pero como siguiera callado mirándola acabaría por incomodarla. Carraspeó.
-No he leído mucho sobre Montesquieu, si he podido estudiar "El espíritu de las leyes"..-dijo con prudencia, al ver que no había ninguna reacción de escándalo en su rostro continuo-..y creo que es un punto interesante de vista, aunque, bueno, no creo que sea del todo suficiente, ¿no cree?-
No sabia si había sido correcto hacerle aquella revelación, o se había pasado de hablar, pero ya estaba dicho. La señora les trajo sus pedidos y dio un pequeño sorbo de café, dándole tiempo a su acompañante a que hablara. Solo con el tiempo vería si había hecho bien en confiarle su nombre a aquella bella dama.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Cuando me acompañó al interior, le sonreí y sin dudar un momento le dije mi nombre pues, no tenía yo tampoco nada que esconder. Era bueno saber que, al menos sin anonimato de ninguna de las dos partes, la seguridad de ambos y la confianza se iba a ver favorecida almenos de forma retórica ya que si yo lo delataba a él, tendría su juicio con pruebas, si él me delataba a mí, me condenaban seguro pero eso ya era otro tema que en aquellos momentos no quise pensar si quiera.
-Dael Groen, encantada -me presenté mientras me dejaba guiar por sus pasos hasta la mesa que eligiera.
Una vez sentados, sonreí con amabilidad a la que iba a ser nuestra camarera. Pensé en pedirme ese croissant que tanto me había llamado la atenció pero no quería ser descortés por lo que opté por pedir una simple taza de café, otra de mis preferencias. Una vez tomó nota, nos dejó solos, en silencio, uno que si no hubiera sido por su forma de mirarme, habría sido cómodo. No entendía si le sorprendía que supiera leer, que leyese o que leyese complejas obras. Esperé que no fuese su extrañeza por el hecho de que fuera una mujer porque en ese caso...¿Cómo reaccionaría al saber que era de los bajos fondos?
Por fin habló, quebrando aquella tensión que flotaba amenazante sobre sus cabezas. Era interesante que conociera ese libro en particular pero no era el que más me agradaba. De hecho, no entendía como se consideraba un libro suyo en el que únicamente plagió el gobierno inglés. Claramente estaba tratado por su pensamiento y sería algo increíble tener esa clase de gobierno en francia.
Esperé a que la señora nos volviese a dejar solos, dándole las gracias de forma cortés antes de probar mi café. Pensé en cómo explicarme sin que al joven le diera un paro cardiaco, idea ante la que sonreí divertida mientras lo miraba. Un pequeño detalle, cada vez me parecían más hermosos sus ojos.
-Mi opinión es que mientras el pueblo no tenga la mayor parte de la voz, no se llegará a una sociedad justa- dije mirando a la mesa para que no se me escapara ninguna idea -Quiero decir que quien tiene poder, tiende a abusar de él por lo que en cuanto lleguen a lo alto, quedarán corrompidos mirando así solo por ellos mismos y no por el pueblo.
Una vez que acabé, exalé un suspiro para alzar mi mirada a su rostro de nuevo, buscando alguna reacción. Esperaba no haber metido la pata con mi discurso liberal al igual que esperaba no haberme emocionado alzando la voz.
-Prefiero el argumento de "Cartas Persas", es más de su estilo y lo más importante, de cosecha propia- añadí intentando disfrazar la vergüenza que sentía por si acaso había hablado de más con aquel desconocido. ¿Y si solo llevaba ese libro para cazar revolucionarios? Deseaba con todas mis fuerzas que no, sería una pena ser su enemiga. Me reproché a mí misma pensar en él como un hombre y me limité tener la mente en blanco por momentos.
-Dael Groen, encantada -me presenté mientras me dejaba guiar por sus pasos hasta la mesa que eligiera.
Una vez sentados, sonreí con amabilidad a la que iba a ser nuestra camarera. Pensé en pedirme ese croissant que tanto me había llamado la atenció pero no quería ser descortés por lo que opté por pedir una simple taza de café, otra de mis preferencias. Una vez tomó nota, nos dejó solos, en silencio, uno que si no hubiera sido por su forma de mirarme, habría sido cómodo. No entendía si le sorprendía que supiera leer, que leyese o que leyese complejas obras. Esperé que no fuese su extrañeza por el hecho de que fuera una mujer porque en ese caso...¿Cómo reaccionaría al saber que era de los bajos fondos?
Por fin habló, quebrando aquella tensión que flotaba amenazante sobre sus cabezas. Era interesante que conociera ese libro en particular pero no era el que más me agradaba. De hecho, no entendía como se consideraba un libro suyo en el que únicamente plagió el gobierno inglés. Claramente estaba tratado por su pensamiento y sería algo increíble tener esa clase de gobierno en francia.
Esperé a que la señora nos volviese a dejar solos, dándole las gracias de forma cortés antes de probar mi café. Pensé en cómo explicarme sin que al joven le diera un paro cardiaco, idea ante la que sonreí divertida mientras lo miraba. Un pequeño detalle, cada vez me parecían más hermosos sus ojos.
-Mi opinión es que mientras el pueblo no tenga la mayor parte de la voz, no se llegará a una sociedad justa- dije mirando a la mesa para que no se me escapara ninguna idea -Quiero decir que quien tiene poder, tiende a abusar de él por lo que en cuanto lleguen a lo alto, quedarán corrompidos mirando así solo por ellos mismos y no por el pueblo.
Una vez que acabé, exalé un suspiro para alzar mi mirada a su rostro de nuevo, buscando alguna reacción. Esperaba no haber metido la pata con mi discurso liberal al igual que esperaba no haberme emocionado alzando la voz.
-Prefiero el argumento de "Cartas Persas", es más de su estilo y lo más importante, de cosecha propia- añadí intentando disfrazar la vergüenza que sentía por si acaso había hablado de más con aquel desconocido. ¿Y si solo llevaba ese libro para cazar revolucionarios? Deseaba con todas mis fuerzas que no, sería una pena ser su enemiga. Me reproché a mí misma pensar en él como un hombre y me limité tener la mente en blanco por momentos.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
Se quito su gabardina y el sombrero para ponerlo en la silla de al lado, cubriendo así el libro que había dejado enseñando su contraportada blanca. Ya se encargaría de el mas tarde, ahora pensaba disfrutar de una plácida conversación acompañado de una interesante y, para que negarlo, hermosa mujer.
Esperó en silencio su respuesta, reflexionando sobre lo que decía. Había esperado tanto tiempo poder tener una charla como aquella, en concreto 6 años. El se había unido al partido jacobino siendo aun un crío, mas que por los ideales por tener una visión distinta del mundo. Ahí estaba con su querido Louis. Detestaba todas las masacres ocurridas, e incluso el formó parte de una contra los hebertistas, gente que compartía muchas de sus ideas y que fueron brutalmente asesinados. Pero a él solo le importaba que por primera vez se sentía en una familia de verdad, cuando todo se desmorono sintió sus perdidas, pero fueron en los siguientes años cuando pudo reflexionar de todo lo que sus compañeros habían hecho, y en cierto modo él también pues había ayudado a ello. Las pesadillas que cada noche tenia eran pruebas suficientes de que así era.
Apartó esos pensamientos de la cabeza cuando Dael siguió hablando. Se notaba que lo decía de corazón, sonrió, no había muchas mujeres revolucionarias pero las que había eran dignas de admiración. El papel de Olimpia de Gouges, que irónicamente había sido condenada y asesinada durante el periodo de gobierno del partido jacobino, era una prueba de su férrea convicción aunque desgraciadamente no sirvió de mucho.
-Tiene toda la razón, pero en este país parece imposible llegar a ello, hemos dejado la monarquía gracias a Dios pero ya tenemos ocupadas las Tullerias, acaban de nombrar tres cónsules y ya destaca uno sobre otro. En este país solo se puede cambiar gobiernos por golpes de Estado, ¿como se supone que podemos avanzar así?
Siempre había buenas intenciones antes de subir al poder, quizás era hipócrita decir eso cuando apenas 8 años atrás había formado parte de uno de esos gobiernos que ahora criticaba, pero no se piensa igual con 16 años que con 24. Intentó relajar el tono pues la mujer que les servia echó una mirada desconfiada, había hecho tantas reflexiones en silencio que ansiaba poder compartirlas con alguien.
-No conozco esa obra mas que de oídas mademoiselle, pero la leeré con sumo gusto si la recomienda -contestó volviendo al tono formal del principio. Sabia que el barón de Montesquieu proponía la separación de poderes, y había escuchado sobre la fabula de los trogloditas, pero no quería hablar sin antes documentarse bien.
Se paso una mano por la barbilla, aún le dolía el puñetazo de aquel borracho en la taberna del otro día. Sus nervios se habían disipado, para bien o para mal, ya había confesado todo así que no tenia porque tener miedo a hacerle algunas preguntas mas, siempre y cuando no la incomodara.
-Siento curiosidad sobre como empezó su gusto por la política. Es un mundo duro para las mujeres que desgraciadamente suelen salir malparadas…
Preguntó dejando la frase en el aire para que ella pudiera contestar. Solo había conocido a una mujer revolucionaria, Théroigne de Méricourt había frecuentado el partido cuando el se acababa de unir, la Belle Liégeois que antaño había sido una de las mujeres mas bellas de Francia, había sido brutalmente humillada y ahora rozaba la locura.
Esperó en silencio su respuesta, reflexionando sobre lo que decía. Había esperado tanto tiempo poder tener una charla como aquella, en concreto 6 años. El se había unido al partido jacobino siendo aun un crío, mas que por los ideales por tener una visión distinta del mundo. Ahí estaba con su querido Louis. Detestaba todas las masacres ocurridas, e incluso el formó parte de una contra los hebertistas, gente que compartía muchas de sus ideas y que fueron brutalmente asesinados. Pero a él solo le importaba que por primera vez se sentía en una familia de verdad, cuando todo se desmorono sintió sus perdidas, pero fueron en los siguientes años cuando pudo reflexionar de todo lo que sus compañeros habían hecho, y en cierto modo él también pues había ayudado a ello. Las pesadillas que cada noche tenia eran pruebas suficientes de que así era.
Apartó esos pensamientos de la cabeza cuando Dael siguió hablando. Se notaba que lo decía de corazón, sonrió, no había muchas mujeres revolucionarias pero las que había eran dignas de admiración. El papel de Olimpia de Gouges, que irónicamente había sido condenada y asesinada durante el periodo de gobierno del partido jacobino, era una prueba de su férrea convicción aunque desgraciadamente no sirvió de mucho.
-Tiene toda la razón, pero en este país parece imposible llegar a ello, hemos dejado la monarquía gracias a Dios pero ya tenemos ocupadas las Tullerias, acaban de nombrar tres cónsules y ya destaca uno sobre otro. En este país solo se puede cambiar gobiernos por golpes de Estado, ¿como se supone que podemos avanzar así?
Siempre había buenas intenciones antes de subir al poder, quizás era hipócrita decir eso cuando apenas 8 años atrás había formado parte de uno de esos gobiernos que ahora criticaba, pero no se piensa igual con 16 años que con 24. Intentó relajar el tono pues la mujer que les servia echó una mirada desconfiada, había hecho tantas reflexiones en silencio que ansiaba poder compartirlas con alguien.
-No conozco esa obra mas que de oídas mademoiselle, pero la leeré con sumo gusto si la recomienda -contestó volviendo al tono formal del principio. Sabia que el barón de Montesquieu proponía la separación de poderes, y había escuchado sobre la fabula de los trogloditas, pero no quería hablar sin antes documentarse bien.
Se paso una mano por la barbilla, aún le dolía el puñetazo de aquel borracho en la taberna del otro día. Sus nervios se habían disipado, para bien o para mal, ya había confesado todo así que no tenia porque tener miedo a hacerle algunas preguntas mas, siempre y cuando no la incomodara.
-Siento curiosidad sobre como empezó su gusto por la política. Es un mundo duro para las mujeres que desgraciadamente suelen salir malparadas…
Preguntó dejando la frase en el aire para que ella pudiera contestar. Solo había conocido a una mujer revolucionaria, Théroigne de Méricourt había frecuentado el partido cuando el se acababa de unir, la Belle Liégeois que antaño había sido una de las mujeres mas bellas de Francia, había sido brutalmente humillada y ahora rozaba la locura.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Que pareciese estar de acuerdo con mis opiniones, logró hacer que toda la tensión que se habóa acumulado en mi estómago se deshiciera por completo. Sabía que en las mujeres no estaba bien visto pensar ni tener ideas propias pero mejor vivir como nos place que ser floreros. La verdad es que. quizás la más sorprendida con todo aquello era yo. Tal vez Francia no estuviera perdida si había más hombres y mujeres que pensasen como nosotros. Al final los que íbamos a tener el mundo en nuestras manos éramos las nuevas generaciones.
Estaba de acuerdo con su opinión pues, los golpes de estado no eran más que otra opresión al pueblo. Sí, nos librábamos de un gobierno pero quién nos aseguraba que el que regentase entonces el mando no iba a ser peor. Asentí mostrándole que estaba de acuerdo con su comentario pero en lugar de hablar, me distraje dando otro sorbo a mi café, esperando sus próximas palabras casi con impaciencia. Como extrañaba esa situación de compartir opiniones, desde lo de mi madre no había tenido ocasión.
No pude contener la sonrisa al oírlo decir que leería el libro más esta se disipó al preguntarme por mi interés sobre ese tema tan poco femenino. No es que me incomodase, es que me traía recuerdos tan dulces como amargos lo cual me obligaba a adoptar esa actitud pero sería un placer responderle.
-Verá, mi madre era muy...liberalista se podría decir y eso que era Holandesa, un país en el que bueno, hay menos restricciones en algunas cosas. El caso es que ella me pasó sus ideales a mí así como la libertad de pensar por mí misma -dije con una sonrisa de añoranza por aquellos tiempos pasados -Cuando vinimos a Francia, ella conoció a su ídolo, Etta Palm. Recuerdo que hablaban de igualdad para la mujer, libertad para todos y poco a poco, esas ideas se me fueron adentrando.
Sí, hablaba en pasado porque mi madre había muerto cuatro años atras y la señora Etta traía rumores de que también lo había hecho, apresada en Holanda pero nunca sabes que es cierto y qué no. De todas formas, ahora no importaba el pasado si no el presente y ahora mismo mi presente era aquel señorito del cual me interesaba conocer su origen por la política y la división de poderes. ¿Sabía que su clase iba a acabar perdiendo poder si lográbamos eso?
-¿Y cómo empezó todo para usted?-pregunté con real interés pero pretendiendo no haberlo ofendido con mi media sonrisa y mi ceja alzada -Lo digo porque es alguien de la alta sociedad y es...extraño.
Estaba de acuerdo con su opinión pues, los golpes de estado no eran más que otra opresión al pueblo. Sí, nos librábamos de un gobierno pero quién nos aseguraba que el que regentase entonces el mando no iba a ser peor. Asentí mostrándole que estaba de acuerdo con su comentario pero en lugar de hablar, me distraje dando otro sorbo a mi café, esperando sus próximas palabras casi con impaciencia. Como extrañaba esa situación de compartir opiniones, desde lo de mi madre no había tenido ocasión.
No pude contener la sonrisa al oírlo decir que leería el libro más esta se disipó al preguntarme por mi interés sobre ese tema tan poco femenino. No es que me incomodase, es que me traía recuerdos tan dulces como amargos lo cual me obligaba a adoptar esa actitud pero sería un placer responderle.
-Verá, mi madre era muy...liberalista se podría decir y eso que era Holandesa, un país en el que bueno, hay menos restricciones en algunas cosas. El caso es que ella me pasó sus ideales a mí así como la libertad de pensar por mí misma -dije con una sonrisa de añoranza por aquellos tiempos pasados -Cuando vinimos a Francia, ella conoció a su ídolo, Etta Palm. Recuerdo que hablaban de igualdad para la mujer, libertad para todos y poco a poco, esas ideas se me fueron adentrando.
Sí, hablaba en pasado porque mi madre había muerto cuatro años atras y la señora Etta traía rumores de que también lo había hecho, apresada en Holanda pero nunca sabes que es cierto y qué no. De todas formas, ahora no importaba el pasado si no el presente y ahora mismo mi presente era aquel señorito del cual me interesaba conocer su origen por la política y la división de poderes. ¿Sabía que su clase iba a acabar perdiendo poder si lográbamos eso?
-¿Y cómo empezó todo para usted?-pregunté con real interés pero pretendiendo no haberlo ofendido con mi media sonrisa y mi ceja alzada -Lo digo porque es alguien de la alta sociedad y es...extraño.
Dael Groen- Mensajes : 101
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Parecía que aquello iba a ser una charla de política en toda regla. Era algo de sumo agrado para el joven francés, sin embargo comenzó a inquietarse. Estaba claro que ella era una revolucionaria, defensora de las clases bajas y bueno, desaprobaba la violencia. En aquellos momentos los jacobinos estaban muy mal visto, y más Sant-Just por ser uno de los mas crueles, no quería imaginarse la reacción de su acompañante si se enteraba de que había sido uno de los amigos mas cercanos de aquel hombre.
Así que su madre era la que le había inculcado esos valores, era curioso ver lo distinto que eran sus historias y sin embargo ahí estaban, compartiéndo animosamente sus ideologías sin tirarse los trastos a la cabeza ni nada parecido.
Se tomó un tiempo para reflexionar sobre la pregunta que le habían hecho. Era difícil de explicar sin contarle sus actividades políticas posteriores pero ella había confiado en él y no iba a ser tan desconsiderado como para negarle parte de su historia.
-Empezé muy joven, quizás demasiado para entender ciertas cosas.-hizo una pausa para buscar las palabras correctas-mis lazos familiares se asemejaban mas a ataduras y me permití tomar un breve descanso de aquella flemática vida para conocer otra mas estimulante. Pero lamentablemente todas las personas que me unían a aquella vida desaparecieron con el golp..
Calló al ver que su lengua le volvía a traicionar y sonrió a modo de disculpa a la joven. Siempre había temido que le juzgasen por su pasado, que bajaran del divino pedestal a Louis, que le acusaran de las muertes que el mismo provocó. Nunca lo había contado a nadie, y no estaba preparado aún para hacerlo ni asumirlo tampoco.
-No desperdiciaré su precioso tiempo en aburrirle con mis pérdidas personales, es algo pasado que no merece la pena mencionar en esta ocasión. Espero no haberla entretenido demasiado con esta charla, no seria justo que le privara de sus quehaceres por atenderme a mi
No sabia hacia donde se dirigía Dael antes de chocarse con el, ni tampoco si tenia algo pendiente. Si no era así estaría gustoso de poder compartir otra taza humeante de café.
Así que su madre era la que le había inculcado esos valores, era curioso ver lo distinto que eran sus historias y sin embargo ahí estaban, compartiéndo animosamente sus ideologías sin tirarse los trastos a la cabeza ni nada parecido.
Se tomó un tiempo para reflexionar sobre la pregunta que le habían hecho. Era difícil de explicar sin contarle sus actividades políticas posteriores pero ella había confiado en él y no iba a ser tan desconsiderado como para negarle parte de su historia.
-Empezé muy joven, quizás demasiado para entender ciertas cosas.-hizo una pausa para buscar las palabras correctas-mis lazos familiares se asemejaban mas a ataduras y me permití tomar un breve descanso de aquella flemática vida para conocer otra mas estimulante. Pero lamentablemente todas las personas que me unían a aquella vida desaparecieron con el golp..
Calló al ver que su lengua le volvía a traicionar y sonrió a modo de disculpa a la joven. Siempre había temido que le juzgasen por su pasado, que bajaran del divino pedestal a Louis, que le acusaran de las muertes que el mismo provocó. Nunca lo había contado a nadie, y no estaba preparado aún para hacerlo ni asumirlo tampoco.
-No desperdiciaré su precioso tiempo en aburrirle con mis pérdidas personales, es algo pasado que no merece la pena mencionar en esta ocasión. Espero no haberla entretenido demasiado con esta charla, no seria justo que le privara de sus quehaceres por atenderme a mi
No sabia hacia donde se dirigía Dael antes de chocarse con el, ni tampoco si tenia algo pendiente. Si no era así estaría gustoso de poder compartir otra taza humeante de café.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Se pensó bien qué decir y cómo decirlo antes de abrir la boca pero aun así, me di cuenta de cuan sincero estaba siendo, sobretodo al verlo callarse de pronto. Al parecer no era la única que se sentía turbada por el pasado aunque quizás lo suyo fuese arrepentimiento pero, todos teníamos nuestros errores y nuestro lado oscuro por lo que no le incité a hablar más sobre ese tema de lo que él había decidido contarme. Lo dos coincidíamos en algo, habíamos empezado con aquello desde jóvenes.
Le devolví la sonrisa con la intención de quitarle importancia al asunto ya que, que hubiera compartido parte de su vida con una desconocida era mucho pedir. Estábamos en paz podría decirse pues yo también le había contado los orígenes de mi afán liberal. Las palabras que siguieron, solo eran eso, palabras pues, adoraba escuchar a la gente, conocer miles de historias y demás pero cada uno tenía su máximo y él ya lo había tocado por hoy. Con respecto a mis labores...
Carraspeé sin saber bien como explicarle que tenía que hacer aunque, no iba a negar que no me apetecía en absoluto llegar aún a aquel lugar de sueños rotos y promesas vanas. Cada día era más odioso pero ahora era mi vida y...¿cómo le explicas a un señorito que está compartiendo mesa con una burda cortesana? Ni tan si quiera adornando un poco las palabras iba a sonar bien y mentir no era una opción ¿y omitir detalles?
-No se preocupes, yo solo iba a trabajar pero puedo retrasarme- dije con sencillez esbozando una sonrisa.
Sería demasiado pesar que me negase su palabra por juzgarme mal. Conocía la mejor parte de mí pero ¿quién me aseguraba que esa fuera la parte que más le importaba? Jugué con la falda de mi vestido bajo la mesa, intentando ocultar el nerviosismo que me producía que los demás pudieran clasificarme de fácil y descarada cuando no era así. No quería morirme de hambre cuando había tanto por lo que luchar, era simple.
-¿Y a dónde se dirigía cuando nos hemos tropezado? Si puedo saberlo, claro
Deseé que no se hubiera notado demasiado el brusco cambio de tema, de todas formas si me preguntaba, no dudaría en responder sin rodeos, arriesgándome a todo desprecio. Aunque él fuera demasiado buen hombre, culto, nada machista y no quisiera perder la oportunidad de conocerlo más, la verdad en mi mundo estaba por encima de cualquier cosa, incluso de mí y mis deseos.
Le devolví la sonrisa con la intención de quitarle importancia al asunto ya que, que hubiera compartido parte de su vida con una desconocida era mucho pedir. Estábamos en paz podría decirse pues yo también le había contado los orígenes de mi afán liberal. Las palabras que siguieron, solo eran eso, palabras pues, adoraba escuchar a la gente, conocer miles de historias y demás pero cada uno tenía su máximo y él ya lo había tocado por hoy. Con respecto a mis labores...
Carraspeé sin saber bien como explicarle que tenía que hacer aunque, no iba a negar que no me apetecía en absoluto llegar aún a aquel lugar de sueños rotos y promesas vanas. Cada día era más odioso pero ahora era mi vida y...¿cómo le explicas a un señorito que está compartiendo mesa con una burda cortesana? Ni tan si quiera adornando un poco las palabras iba a sonar bien y mentir no era una opción ¿y omitir detalles?
-No se preocupes, yo solo iba a trabajar pero puedo retrasarme- dije con sencillez esbozando una sonrisa.
Sería demasiado pesar que me negase su palabra por juzgarme mal. Conocía la mejor parte de mí pero ¿quién me aseguraba que esa fuera la parte que más le importaba? Jugué con la falda de mi vestido bajo la mesa, intentando ocultar el nerviosismo que me producía que los demás pudieran clasificarme de fácil y descarada cuando no era así. No quería morirme de hambre cuando había tanto por lo que luchar, era simple.
-¿Y a dónde se dirigía cuando nos hemos tropezado? Si puedo saberlo, claro
Deseé que no se hubiera notado demasiado el brusco cambio de tema, de todas formas si me preguntaba, no dudaría en responder sin rodeos, arriesgándome a todo desprecio. Aunque él fuera demasiado buen hombre, culto, nada machista y no quisiera perder la oportunidad de conocerlo más, la verdad en mi mundo estaba por encima de cualquier cosa, incluso de mí y mis deseos.
Dael Groen- Mensajes : 101
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Se alegraba de que no intentara indagar mas sobre su pasado, era algo que le atormentaba y que ansiaba dejar atrás aunque sus pesadillas no hicieran mas que perseguirlo allá donde fuera. Se frotó los ojos intentando dejar atrás todos aquellos recuerdos que le habían venido al charlar con aquella mujer. Hacía mucho que no hablaba de ello en voz alta, que no tenia con quien compartirlo ni juzgase..
¿Se le notaba inquieta con aquella pregunta o solo eran suposiciones suyas?. De todas maneras ella había respetado su silencio y él haría lo mismo, la excesiva curiosidad era un falta de respeto, y Tayend intentaba que nunca sucediera tal cosa.
-Entonces, cuando deseéis mademoiselle, sois libre de marcharos a vuestro trabajo. Aunque debo decir que añoraría vuestra gratificante compañía ademas de vuestra interesante opinión.
El café comenzaba a enfriarse así que apuró de un ultimo trago su taza antes de posarla suavemente en la mesa. Hacia mucho que no disfrutaba de un café como ese, no era una bebida habitual suya aunque en aquellos días de invierno sentaba de maravilla.
-Precisamente me disponía a subsanar mi error. Caminaba sin saber a donde dirigirme para esconder este tomo -dijo señalando con la cabeza hacia la silla cubierta con la gabardina-pero tampoco quiero que caiga en manos equivocadas, ¿me podría sugerir algún lugar donde creyese que estaría seguro y no caería en malas manos? se lo agradecería enormemente.
Y era verdad. Cuanto antes se deshiciera de aquel libro menos posibilidades había de que alguien lo descubriera, o de que su padre supusiera que volvía a las andadas. Llevaba ya muchos meses disimulándolo como para errar en aquel momento.
¿Se le notaba inquieta con aquella pregunta o solo eran suposiciones suyas?. De todas maneras ella había respetado su silencio y él haría lo mismo, la excesiva curiosidad era un falta de respeto, y Tayend intentaba que nunca sucediera tal cosa.
-Entonces, cuando deseéis mademoiselle, sois libre de marcharos a vuestro trabajo. Aunque debo decir que añoraría vuestra gratificante compañía ademas de vuestra interesante opinión.
El café comenzaba a enfriarse así que apuró de un ultimo trago su taza antes de posarla suavemente en la mesa. Hacia mucho que no disfrutaba de un café como ese, no era una bebida habitual suya aunque en aquellos días de invierno sentaba de maravilla.
-Precisamente me disponía a subsanar mi error. Caminaba sin saber a donde dirigirme para esconder este tomo -dijo señalando con la cabeza hacia la silla cubierta con la gabardina-pero tampoco quiero que caiga en manos equivocadas, ¿me podría sugerir algún lugar donde creyese que estaría seguro y no caería en malas manos? se lo agradecería enormemente.
Y era verdad. Cuanto antes se deshiciera de aquel libro menos posibilidades había de que alguien lo descubriera, o de que su padre supusiera que volvía a las andadas. Llevaba ya muchos meses disimulándolo como para errar en aquel momento.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
No pude evitar que una tímida sonrisa se apoderase de mi rostro al oírlo alagar mi compañía. Debía de reconocer que yo también extrañaría la suya pues podía ser quien realmente era sin ocultar mis ideales por miedo a una condena segura que a nadie le importaría. Tenía la suerte de no querer llegar a mi trabajo, de no necesitar el dinero de esa noche pues así podía quedarme un poco más con él o almenos si le pedía que me acompañase hasta la calle del burdel, podíamos charlar por el camino.
Era lo que me había imaginado. Debía ocultar aquel libro pero sería una lástima que tal ejemplar se echase a perder. Pensé en alguna forma de ayudarlo y entonces, al encontrarla, sonreí animada. Yo podía guardar el libro porque, nadie iba a imaginar tal cosa de una joven como yo y, por mis ideas revolucionarias, el podía confiar en mi silencio. Delatarlo no era una opción ni quemar el libro tampoco. Lo conservaría hasta que él lo quisiese de vuelta o tuviera un lugar mejor para guardarlo. Incluso podía ser una buena excusa para volvernos a ver.
-Creo que sé quién puede guardárselo- dije esperando que captase mi idea pero ahora lo que necesitaba era algo en lo que esconderlo. Quizás en el local pudieran cedernos una bolsa de papel.
Miré a la señora la cual nos observaba con curiosidad y de forma inquietante pero no parecía haberse enterado de nada, el escándalo no estaba impreso en su rostro. Le hice un gesto con la mano para que se acercase, de paso podía pedir la cuenta y marcharnos. Solo quedaba un pequeño detalle, que el señorito de Grey aceptara.
-¿Le importaría acompañarme? Así podríamos seguir hablando -le pregunté antes de que la mujer se acercase a nosotros pero, pese a no haber obtenido aún la contestación de él, le pedí una bolsa para guardar el libro.
EL incoveniente ahora era tener que tomar otro camillo para llegar donde no encontrase a nadie conocido y desde el cual el no pudiese divisar mi lugar de trabajo. ¿Sería un hombre de visitarlo? Lo dudé pues no lo había visto por allí en mis dos años de empleo.
-Merci, madame- agradecí a la camarera el detalle de traer la bolsa y se la pasé a Tayend para que ocultase el objeto.
Era lo que me había imaginado. Debía ocultar aquel libro pero sería una lástima que tal ejemplar se echase a perder. Pensé en alguna forma de ayudarlo y entonces, al encontrarla, sonreí animada. Yo podía guardar el libro porque, nadie iba a imaginar tal cosa de una joven como yo y, por mis ideas revolucionarias, el podía confiar en mi silencio. Delatarlo no era una opción ni quemar el libro tampoco. Lo conservaría hasta que él lo quisiese de vuelta o tuviera un lugar mejor para guardarlo. Incluso podía ser una buena excusa para volvernos a ver.
-Creo que sé quién puede guardárselo- dije esperando que captase mi idea pero ahora lo que necesitaba era algo en lo que esconderlo. Quizás en el local pudieran cedernos una bolsa de papel.
Miré a la señora la cual nos observaba con curiosidad y de forma inquietante pero no parecía haberse enterado de nada, el escándalo no estaba impreso en su rostro. Le hice un gesto con la mano para que se acercase, de paso podía pedir la cuenta y marcharnos. Solo quedaba un pequeño detalle, que el señorito de Grey aceptara.
-¿Le importaría acompañarme? Así podríamos seguir hablando -le pregunté antes de que la mujer se acercase a nosotros pero, pese a no haber obtenido aún la contestación de él, le pedí una bolsa para guardar el libro.
EL incoveniente ahora era tener que tomar otro camillo para llegar donde no encontrase a nadie conocido y desde el cual el no pudiese divisar mi lugar de trabajo. ¿Sería un hombre de visitarlo? Lo dudé pues no lo había visto por allí en mis dos años de empleo.
-Merci, madame- agradecí a la camarera el detalle de traer la bolsa y se la pasé a Tayend para que ocultase el objeto.
Dael Groen- Mensajes : 101
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Cada vez pasaba menos gente por la cristalera, y es que, el sol había sido reemplazado por una luna que apenas alumbraba las calles. París por la noche se convertía en un lugar peligroso y poca gente honrada se atrevía a surcar sus callejones cuando se escondía el día.
Alzó las cejas sorprendido y a la vez aliviado. Era perfecto si ella conocía algún lugar o alguien donde poder guardar ese libro. Tan solo llevarlo por la calle era un riesgo y mas para un noble.
-Por supuesto que le acompañare donde desee mademoiselle
Contestó de inmediato mientras observaba a la mujer llevarles una bolsa de papel. Se puso la gabardina y metió el libro en la bolsa que Dael le tendía. Parecía que habían tenido la misma idea, cosa que le hizo sonreír. Soltó el dinero de sus cafés sobre la mesa y le ofreció el brazo a su acompañante antes de salir de nuevo al frío invernal.
***
Una ráfaga de viento hizo que la bolsa de papel que tenia en sus manos se agitase vertiginosamente. Era una noche horrible, el frío era casi tan espantoso como el viento. Avanzaron hasta el final de la avenida y Tayend se detuvo al no saber cual de los siguientes desvíos tenia que tomar.
-¿Por donde quiere que la acompañe?
La avenida central seguía alumbrada de anaranjados farolillas, en cambio, en sus paralelas reinaba la oscuridad. Tayend se giro para mirarla con una sonrisa en los labios esperando una respuesta para poder continuar su camino.
Alzó las cejas sorprendido y a la vez aliviado. Era perfecto si ella conocía algún lugar o alguien donde poder guardar ese libro. Tan solo llevarlo por la calle era un riesgo y mas para un noble.
-Por supuesto que le acompañare donde desee mademoiselle
Contestó de inmediato mientras observaba a la mujer llevarles una bolsa de papel. Se puso la gabardina y metió el libro en la bolsa que Dael le tendía. Parecía que habían tenido la misma idea, cosa que le hizo sonreír. Soltó el dinero de sus cafés sobre la mesa y le ofreció el brazo a su acompañante antes de salir de nuevo al frío invernal.
***
Una ráfaga de viento hizo que la bolsa de papel que tenia en sus manos se agitase vertiginosamente. Era una noche horrible, el frío era casi tan espantoso como el viento. Avanzaron hasta el final de la avenida y Tayend se detuvo al no saber cual de los siguientes desvíos tenia que tomar.
-¿Por donde quiere que la acompañe?
La avenida central seguía alumbrada de anaranjados farolillas, en cambio, en sus paralelas reinaba la oscuridad. Tayend se giro para mirarla con una sonrisa en los labios esperando una respuesta para poder continuar su camino.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Salimos del local entrelazados. Yo me aferraba a él buscando de forma involuntaria paliar un poco el frío aunque lo más molesto en aquellos momenos era el aire el cual hacía que mi cabello y mis ropajes me estorbaran más de la cuenta. Dudé incluso si tirar por el camino más corto pero no, eso no era una opción. De reojo, observaba a Tayend, sintiéndome segura pese al incidente de días atrás. Con él no me molestaba tener que ir por una de esas siniestras calles sin luz pues por alguna extraña y estúpida razón, confiaba en él.
Me giré hacia él para mirarlo,esbozando una sonrisa. Por mi cabeza, se barajaban varias ideas como que la calle principal estaría repleta de mis compañeras de trabajo. De todas formas pensaba contarle qué era yo y quería precisamente eso, contárselo en lugar de dejarlo enterarse por otra persona. Podía no importarle porque apenas tenía estima hacia mí pero para mí si que era algo relevante.
-Por aquella-dije señalando una calle nada transitada a esas horas y en completa oscuridad.- Espero que no le de miedo, señor -comenté con un deje de broma y reto pero solo era juego, no buscaba llegar a ofenderlo.
Comencé a caminar, esperando que el suave tirón que di en su brazo fuera motivación necesaria para que él me acompañase el paso. Sin duda París en la noche era peligrosa pero igual de hermosa si no fuera por el frío y porque significaba empleo.
-Si le hago una pregunta, por muy atrevida que le parezca ¿me responderá?- me atreví a interrogarle antes que nada. Vale, quizás se ofuscase más si le preguntaba si iba a burdeles pero si me había confesado algo tan importante en aquellos tiempos como su ideología política ¿por qué no responderme? Además, si la respuesta era positiva podría decir algo como: "qué bien, yo también voy. Soy cortesana. Espero verte algún día entre las sábanas" Vale no, no podía.
Me giré hacia él para mirarlo,esbozando una sonrisa. Por mi cabeza, se barajaban varias ideas como que la calle principal estaría repleta de mis compañeras de trabajo. De todas formas pensaba contarle qué era yo y quería precisamente eso, contárselo en lugar de dejarlo enterarse por otra persona. Podía no importarle porque apenas tenía estima hacia mí pero para mí si que era algo relevante.
-Por aquella-dije señalando una calle nada transitada a esas horas y en completa oscuridad.- Espero que no le de miedo, señor -comenté con un deje de broma y reto pero solo era juego, no buscaba llegar a ofenderlo.
Comencé a caminar, esperando que el suave tirón que di en su brazo fuera motivación necesaria para que él me acompañase el paso. Sin duda París en la noche era peligrosa pero igual de hermosa si no fuera por el frío y porque significaba empleo.
-Si le hago una pregunta, por muy atrevida que le parezca ¿me responderá?- me atreví a interrogarle antes que nada. Vale, quizás se ofuscase más si le preguntaba si iba a burdeles pero si me había confesado algo tan importante en aquellos tiempos como su ideología política ¿por qué no responderme? Además, si la respuesta era positiva podría decir algo como: "qué bien, yo también voy. Soy cortesana. Espero verte algún día entre las sábanas" Vale no, no podía.
Dael Groen- Mensajes : 101
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Sus pasos resonaban al caminar por los adoquines, el ruido de los tacones iban al compás de sus zapatos mientras atravesaban la avenida. Asintió cuando le indicó el camino aunque había creído que siguirian por la avenida. No se conocía aquella parte de Paris, era una ciudad inmensa y dudaba que algún día pudiera recorrer todas su calles.
-Por supuesto que no -contesto riendo ante su comentario.
Aunque hacia apenas unos días se había tenido que enfrentar a una situación de la que había salido malparado. Esperaba que nada ocurriese, seria el colmo de la mala suerte. Su caminar fue lento, Tayend observaba la callejuela con curiosidad intentando adivinar que tipo de trabajo tendría que empezaba a aquellas horas. Quizás mesera en un hostal, enfermera, relacionista...su mente divagaba entre aquello cuando Dael habló de nuevo.
Se giro hacia ella algo confuso, era una pregunta extraña después de su conversación anterior. ¿Aunque que podía ella pensar por "atrevido"? no conocía mas que su ideología política..pero de todos modos no le negaría la pregunta, es mas, sentía curiosidad porque se la hiciera.
-Hágala por favor, estaré deseoso de contestarla
Tayend dejaba que ella le guiase, el viento se colaba por aquellas callejuelas haciendo ruido, aunque ahora apenas llegaba a ellos. El brazo de él sostenía firmemente el de Dael para ayudarla a caminar con esos tacones. No sabia como las mujeres podían aguantar llevar ese tipo de calzado, aunque debía reconocer que les hacia las piernas bonitas... Se descubrió mirándole los tobillos y levanto rápidamente la mirada intentando disimularlo.
-¿Estamos lejos de su trabajo? -preguntó volviendo a mirarle la cara -estas calles no me suenan de nada...-susurro mas para él que para su acompañante.
-Por supuesto que no -contesto riendo ante su comentario.
Aunque hacia apenas unos días se había tenido que enfrentar a una situación de la que había salido malparado. Esperaba que nada ocurriese, seria el colmo de la mala suerte. Su caminar fue lento, Tayend observaba la callejuela con curiosidad intentando adivinar que tipo de trabajo tendría que empezaba a aquellas horas. Quizás mesera en un hostal, enfermera, relacionista...su mente divagaba entre aquello cuando Dael habló de nuevo.
Se giro hacia ella algo confuso, era una pregunta extraña después de su conversación anterior. ¿Aunque que podía ella pensar por "atrevido"? no conocía mas que su ideología política..pero de todos modos no le negaría la pregunta, es mas, sentía curiosidad porque se la hiciera.
-Hágala por favor, estaré deseoso de contestarla
Tayend dejaba que ella le guiase, el viento se colaba por aquellas callejuelas haciendo ruido, aunque ahora apenas llegaba a ellos. El brazo de él sostenía firmemente el de Dael para ayudarla a caminar con esos tacones. No sabia como las mujeres podían aguantar llevar ese tipo de calzado, aunque debía reconocer que les hacia las piernas bonitas... Se descubrió mirándole los tobillos y levanto rápidamente la mirada intentando disimularlo.
-¿Estamos lejos de su trabajo? -preguntó volviendo a mirarle la cara -estas calles no me suenan de nada...-susurro mas para él que para su acompañante.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
No supe bien si sentirme aliviada por que me dejara preguntárselo o desafortunada ya que la respuesta había sido positiva. No quería decírselo y él no querría saberlo pero así también podría saber donde iba a estar su libro ¿no? Sí, excusas pero eran necesarias para que me decidiera a hablar de una vez. Lo pensé bien no solo el qué decir si no cómo decirlo ya que sería un golpe fuerte a su vida privada que realmente no era muy útil para revelarle parte de la mía aunque me sentiría más cómoda sin necesidad de añadir detalles o eso supuse.
Levanté mi vista, pues había estado perdida en el horizonte sin mirar realmente nada, hacia él cuando volvió a hablar. Negué con la cabeza como respuesta, esbozando una sonrisa a la continuación. Sí, era difícil conocer París a no ser que llevaras mucho tiempo ahí o que llevases cuatro años de tu vida prácticamente en las calles. Tenía las dos a mi favor.
-No nos perderemos. Siguiendo esta calle a la derecha ya puede dejarme- dije en un tono tranquilo, nada comparado con lo que sentía en el estómago.
Volví a descender mi mirada al suelo con una expresión seria. Ahora venía mi turno de hablar, de desahogarme ya que necesitaba hablar con alguien de ello pese a no sentirme precisamente orgullosa de lo que hacía. Carraspeé y observé mis pies.
-¿Ha ido alguna vez a un burdel?- interrogué suponiendo que su suspicacia lograra mostrarle a qué venía todo aquello. Ya estaban las cartas sobre la mesa, solo quedaba esperar a que él asimilara la información.
No lo veía como un niño inocente de esos que no han pisado uno en su vida pero quizás si podía ser un término medio. Si algo tenía claro es que las apariencias no le parecían importar pues él mismo llegó a marginarse con un mal visto bando pero las cosas quizás hubieran cambiado en su mundo y yo no tuviera un hueco en él.
Notando como mis mejillas se teñían de rubor, llevé mi fría mano hasta una de estas, buscando un poco de alivio. No todos los días una se confesaba de aquella forma así que mi sonrojo era comprensible. Que fuera atrevida no cambiaba que mi timidez pudiera jugarme alguna que otra mala pasada.
Levanté mi vista, pues había estado perdida en el horizonte sin mirar realmente nada, hacia él cuando volvió a hablar. Negué con la cabeza como respuesta, esbozando una sonrisa a la continuación. Sí, era difícil conocer París a no ser que llevaras mucho tiempo ahí o que llevases cuatro años de tu vida prácticamente en las calles. Tenía las dos a mi favor.
-No nos perderemos. Siguiendo esta calle a la derecha ya puede dejarme- dije en un tono tranquilo, nada comparado con lo que sentía en el estómago.
Volví a descender mi mirada al suelo con una expresión seria. Ahora venía mi turno de hablar, de desahogarme ya que necesitaba hablar con alguien de ello pese a no sentirme precisamente orgullosa de lo que hacía. Carraspeé y observé mis pies.
-¿Ha ido alguna vez a un burdel?- interrogué suponiendo que su suspicacia lograra mostrarle a qué venía todo aquello. Ya estaban las cartas sobre la mesa, solo quedaba esperar a que él asimilara la información.
No lo veía como un niño inocente de esos que no han pisado uno en su vida pero quizás si podía ser un término medio. Si algo tenía claro es que las apariencias no le parecían importar pues él mismo llegó a marginarse con un mal visto bando pero las cosas quizás hubieran cambiado en su mundo y yo no tuviera un hueco en él.
Notando como mis mejillas se teñían de rubor, llevé mi fría mano hasta una de estas, buscando un poco de alivio. No todos los días una se confesaba de aquella forma así que mi sonrojo era comprensible. Que fuera atrevida no cambiaba que mi timidez pudiera jugarme alguna que otra mala pasada.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
La notaba mas distante y callada que hacia unos minutos cuando tomaban algo. Era curioso porque tenia la extraña sensación de que se encontraba mas a gusto con él cuando debatían sobre política -cosa que les podía acarrear serios problemas- que ahora que la acompañaba cortésmente a su lugar de trabajo. De cualquier modo no quería incomodarla con preguntas, así que siguió caminando en silencio.
-No se preocupe, la puedo acompañar hasta su trabajo. No tengo prisa ni miedo a perderme
Observo como volvía a bajar la mirada y frunció el ceño. ¿Había dicho algo que la molestase? quizás la había ofendido sin darse cuenta. Las mujeres eran personas complejas, y en ocasiones salían del entendimiento de Tayend.
Giro bruscamente la cabeza hacia ella. No esperaba esa pregunta, se había quedado corta en calificarla de atrevida. ¿Se suponía que tenia que ser sincero? aquello seria avergonzante, confesar que se había acostado con mujeres por dinero era algo que prefería callar. Se removió incomodo y fijo la vista en ella, no sabia a que venia esa pregunta pero había aceptado responder así que no podía negar su palabra.
-No es uno de mis lugares favoritos, pero no puedo negar que haya entrado alguna vez-confeso incomodo mirando hacia delante, hacia esos callejones donde están los burdeles-más de un vez, para ser sinceros -corrigió tragando saliva
Recordaba perfectamente aquellos locales en Reims, la compañía de aquellas mujeres le habían aliviado el dolor de la perdida de Louis. Muchas habían sido las noches que había dormido entre los brazos de una cortesana, pero desde que había vuelto a Paris no había vuelto a pisar un local de esos.
Vio como ella estaba sonrojada y Tayend, de haberlo podido también se habría sonrojado. Aquella conversación era muy incomoda y no sabia porque venia ¿o si?. Meneó la cabeza intentando alejar esos pensamientos. Se sentía incapaz de preguntarle si era una prostituta, no sabia si podía ser un insulto pero no tenia el valor suficiente como para hacer una suposición como aquella a una mujer que respetaba.
-No se preocupe, la puedo acompañar hasta su trabajo. No tengo prisa ni miedo a perderme
Observo como volvía a bajar la mirada y frunció el ceño. ¿Había dicho algo que la molestase? quizás la había ofendido sin darse cuenta. Las mujeres eran personas complejas, y en ocasiones salían del entendimiento de Tayend.
Giro bruscamente la cabeza hacia ella. No esperaba esa pregunta, se había quedado corta en calificarla de atrevida. ¿Se suponía que tenia que ser sincero? aquello seria avergonzante, confesar que se había acostado con mujeres por dinero era algo que prefería callar. Se removió incomodo y fijo la vista en ella, no sabia a que venia esa pregunta pero había aceptado responder así que no podía negar su palabra.
-No es uno de mis lugares favoritos, pero no puedo negar que haya entrado alguna vez-confeso incomodo mirando hacia delante, hacia esos callejones donde están los burdeles-más de un vez, para ser sinceros -corrigió tragando saliva
Recordaba perfectamente aquellos locales en Reims, la compañía de aquellas mujeres le habían aliviado el dolor de la perdida de Louis. Muchas habían sido las noches que había dormido entre los brazos de una cortesana, pero desde que había vuelto a Paris no había vuelto a pisar un local de esos.
Vio como ella estaba sonrojada y Tayend, de haberlo podido también se habría sonrojado. Aquella conversación era muy incomoda y no sabia porque venia ¿o si?. Meneó la cabeza intentando alejar esos pensamientos. Se sentía incapaz de preguntarle si era una prostituta, no sabia si podía ser un insulto pero no tenia el valor suficiente como para hacer una suposición como aquella a una mujer que respetaba.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Esperé su pregunta en tensión, como si en lugar de estar pensando qué decir, se dedicara a apuntarme con un arma cargada sin intención de dejarme ir viva. Exalé un suspiro con la intención de que él notase mi nerviosismo pero tenía asumido que eso era algo imposible. Pocas veces había dicho en voz alta lo que era, como si por callarlo fuera menos deshonroso. Sí,era una tontería pero a esas alturas podía permitirme esos pequeños detalles para no sentirme tan mal y ahora solo esperaba que su reacción o su respuesta no me hiciera sentir peor.
Por desgracia o tal vez fortuna, resulta que había ido a burdeles y por su incomodidad, más de una vez implicaba mucho. Las cortesanas no éramos ningún secreto para él así que asustarse no podía pero sí tratarme como a otra cualquiera. ¿Cuántas veces habría estado con chicas como yo? Sentí una punzada al pensar que su idea de mí podía desmoronarse pero realmente carecía de importancia. Era de locos, lo acababa de conocer y ya me importaba como si fuera alguien importante.
Busqué fuerzas de donde no tenía y, respirando profundamente, me cargué de la valentía necesaria para mirarlo a la cara. Ahora solo faltaba soltarlo, solo era una palabra, no podía costarme tanto pese a todo lo que pudiera implicar. Solo una palabra...
-Yo soy...cortesana. Trabajo en un burdel de esa calle - dije señalando la calle perpendicular a la nuestra, justo donde íbamos a ir a parar si continuábamos andando por lo que paré. No quería llegar a la esquina sin haber aclarado las cosas o obtenido una respuesta.
Retiré también mi brazo del suyo para poder quedar frente a frente. Estaba dispuesta a soportar cualquier cosa por su parte, quizás porque sabía que no sería capaz de decir nada ofensivo. Él era demasiado para mí, demasiado bueno.
-Sé que no es un buen trabajo, que no deberían verle conmigo- musité una especie de disculpa o escusa que él no había pedidad y la cual dudaba que sirviera de mucho en caso de alguna mala reacción por su parte.
Por desgracia o tal vez fortuna, resulta que había ido a burdeles y por su incomodidad, más de una vez implicaba mucho. Las cortesanas no éramos ningún secreto para él así que asustarse no podía pero sí tratarme como a otra cualquiera. ¿Cuántas veces habría estado con chicas como yo? Sentí una punzada al pensar que su idea de mí podía desmoronarse pero realmente carecía de importancia. Era de locos, lo acababa de conocer y ya me importaba como si fuera alguien importante.
Busqué fuerzas de donde no tenía y, respirando profundamente, me cargué de la valentía necesaria para mirarlo a la cara. Ahora solo faltaba soltarlo, solo era una palabra, no podía costarme tanto pese a todo lo que pudiera implicar. Solo una palabra...
-Yo soy...cortesana. Trabajo en un burdel de esa calle - dije señalando la calle perpendicular a la nuestra, justo donde íbamos a ir a parar si continuábamos andando por lo que paré. No quería llegar a la esquina sin haber aclarado las cosas o obtenido una respuesta.
Retiré también mi brazo del suyo para poder quedar frente a frente. Estaba dispuesta a soportar cualquier cosa por su parte, quizás porque sabía que no sería capaz de decir nada ofensivo. Él era demasiado para mí, demasiado bueno.
-Sé que no es un buen trabajo, que no deberían verle conmigo- musité una especie de disculpa o escusa que él no había pedidad y la cual dudaba que sirviera de mucho en caso de alguna mala reacción por su parte.
Dael Groen- Mensajes : 101
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Re: Solo una tarde más (Tayend)
Aquellos temas le incomodaban, le gustaba que su vida privada siguiera siéndolo. Habían pasado de temas completamente opuestos en unos minutos y esperaba que el motivo de esa conversación no fuera el que intuía. La noche bañaba por completo la ciudad, la gente honrada volvía a sus casas para estar con sus familias y descansar, sin embargo los que no lo eran...
Bajo la mirada evitando aquellos deslumbrantes ojos claros. ¿Con cuantos hombres se habría acostado? decenas seguro. Sintió repulsión al imaginarse a Dael compartiendo su cuerpo con un hombre de rostro anónimo pero manos lascivas, gestes grotescos y brusquedad en sus actos. No podía evitar fruncir el ceño al pensar que ella podía haber sido una de aquellas mujeres con las que se había acostado en aquel burdel a unos cuantos kilómetros de donde estaban. A cambio de unos cuantos billetes, habían estado dispuestas a hacer todo lo que él desease, sin ningún tipo de pudor, exhibiendo su cuerpo y otorgándole unos momentos de placer desprovisto de sentimiento alguno exceptuando la lujuria. Pero Tayend no podía juzgarla por haberle confiado algo como aquello, no sabia sus motivos ni su historia para haber acabado de esa manera, aunque eso no quitara que le siguiera repeliendo la idea.
Dael llevaba razón en que no era conveniente seguir paseando con ella, si alguien la reconocía se podía meter en problemas. No estaba bien visto que los nobles visitaran tabernas pero podía pasar como un vicio inocuo, los burdeles en cambio eran un tema distinto no había reparos en señalar a aquellos que lo frecuentaban tachándolos de libidinosos y libertinos.
Acababa de conocerla pero se sorprendía mucho de aquella revelación. Parecía una mujer culta, con ideales claros y ganas de hacer cambios, de renovar el país y acabar con sus parásitos ¿como podía ser ella una prostituta, como podía vender su cuerpo una persona así?. Reconocía que se habría llevado un mejor recuerdo sin aquella conversación, quizás habría tenido ganas de charla con ella de nuevo sobre Montesquieu, Robespierre, Etta Palm o quien surgiera.
-Su vida privada es solo suya y puede hacer con ella lo que le plaza, aunque me alegra que me avisara.-admitió dándose cuenta que había sido un detalle prevenirle - La acompañare hasta la puerta del burdel como dije que haría y después regresare a mi casa
Se giro esperando a que ella se pusiera de nuevo a andar, aunque odiara esas calles y temiera volver a entrar a alguno de aquellos sitios, no quería dejarla sola.
Bajo la mirada evitando aquellos deslumbrantes ojos claros. ¿Con cuantos hombres se habría acostado? decenas seguro. Sintió repulsión al imaginarse a Dael compartiendo su cuerpo con un hombre de rostro anónimo pero manos lascivas, gestes grotescos y brusquedad en sus actos. No podía evitar fruncir el ceño al pensar que ella podía haber sido una de aquellas mujeres con las que se había acostado en aquel burdel a unos cuantos kilómetros de donde estaban. A cambio de unos cuantos billetes, habían estado dispuestas a hacer todo lo que él desease, sin ningún tipo de pudor, exhibiendo su cuerpo y otorgándole unos momentos de placer desprovisto de sentimiento alguno exceptuando la lujuria. Pero Tayend no podía juzgarla por haberle confiado algo como aquello, no sabia sus motivos ni su historia para haber acabado de esa manera, aunque eso no quitara que le siguiera repeliendo la idea.
Dael llevaba razón en que no era conveniente seguir paseando con ella, si alguien la reconocía se podía meter en problemas. No estaba bien visto que los nobles visitaran tabernas pero podía pasar como un vicio inocuo, los burdeles en cambio eran un tema distinto no había reparos en señalar a aquellos que lo frecuentaban tachándolos de libidinosos y libertinos.
Acababa de conocerla pero se sorprendía mucho de aquella revelación. Parecía una mujer culta, con ideales claros y ganas de hacer cambios, de renovar el país y acabar con sus parásitos ¿como podía ser ella una prostituta, como podía vender su cuerpo una persona así?. Reconocía que se habría llevado un mejor recuerdo sin aquella conversación, quizás habría tenido ganas de charla con ella de nuevo sobre Montesquieu, Robespierre, Etta Palm o quien surgiera.
-Su vida privada es solo suya y puede hacer con ella lo que le plaza, aunque me alegra que me avisara.-admitió dándose cuenta que había sido un detalle prevenirle - La acompañare hasta la puerta del burdel como dije que haría y después regresare a mi casa
Se giro esperando a que ella se pusiera de nuevo a andar, aunque odiara esas calles y temiera volver a entrar a alguno de aquellos sitios, no quería dejarla sola.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
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