AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Solo una tarde más (Tayend)
2 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Solo una tarde más (Tayend)
Recuerdo del primer mensaje :
París. Aquella hermosa ciudad, iluminada ahora por la tenue luz del crepúsculo era la que ahora me dedicaba a recorrer. Sus grandes calles por las cuales transitaban miles de personas al día y otras tantas por la noche y, para qué negarlo, yo era más bien del segundo grupo. Aún, por suerte, quedaba luz para algo más de una hora, lo suficiente para mi paseo el cual terminaría en el burdel para empezar a trabajar. En mi paso lento se denotaba el poco apetito que tenía de llegar pues, como era lógico, prefería mil veces admirar las vistas con mi observadora forma de ser sin perder detalles. El frío era algo que no ayudaba a que fuese agradable pero, envuelta en mi capa se estaba mucho mejor.
Por suerte, en aquellos lares alejados del burdel, no tenía que soportar las malas miradas de la gente ya que nadie me conocía ni sabía quien era al igual que no podrían mirar a través de mi vestido para ver si utilizaba lencería de cortesana o de puritana. A veces, los prejuicios de la gente lograban exasperar a una. Lo primero que había que aprender en París era a mostrar indeferencia ante todo por mucho que no la sintieras. Con mis padres había sido todo tan fácil y diferente. Para empezar gracias a ellos podría no haber estado vendiéndome.
Agité la cabeza borrando cualquier pensamiento de mi pasado. Ahora era una chica completamente distinta la cual no podía desmoronarse. Levanté la mirada de las baldosas de la acera y me encontré con una tienda de dulces, una croisantería. Me paré frente a esta, mirando con devoción los dulces pero no, no debía usar el dinero en tonterías ya que ahorrar para mi viaje a Ámsterdam era lo más importante. Comencé a andar de nuevo, renaudando mi paso con parsimonia pero, por culpa de ir observando la tienda, choqué contra alguien.
-Lo siento- dije dando varios pasos hacia atrás para no perder el equilibrio sobre aquellos tacones.
París. Aquella hermosa ciudad, iluminada ahora por la tenue luz del crepúsculo era la que ahora me dedicaba a recorrer. Sus grandes calles por las cuales transitaban miles de personas al día y otras tantas por la noche y, para qué negarlo, yo era más bien del segundo grupo. Aún, por suerte, quedaba luz para algo más de una hora, lo suficiente para mi paseo el cual terminaría en el burdel para empezar a trabajar. En mi paso lento se denotaba el poco apetito que tenía de llegar pues, como era lógico, prefería mil veces admirar las vistas con mi observadora forma de ser sin perder detalles. El frío era algo que no ayudaba a que fuese agradable pero, envuelta en mi capa se estaba mucho mejor.
Por suerte, en aquellos lares alejados del burdel, no tenía que soportar las malas miradas de la gente ya que nadie me conocía ni sabía quien era al igual que no podrían mirar a través de mi vestido para ver si utilizaba lencería de cortesana o de puritana. A veces, los prejuicios de la gente lograban exasperar a una. Lo primero que había que aprender en París era a mostrar indeferencia ante todo por mucho que no la sintieras. Con mis padres había sido todo tan fácil y diferente. Para empezar gracias a ellos podría no haber estado vendiéndome.
Agité la cabeza borrando cualquier pensamiento de mi pasado. Ahora era una chica completamente distinta la cual no podía desmoronarse. Levanté la mirada de las baldosas de la acera y me encontré con una tienda de dulces, una croisantería. Me paré frente a esta, mirando con devoción los dulces pero no, no debía usar el dinero en tonterías ya que ahorrar para mi viaje a Ámsterdam era lo más importante. Comencé a andar de nuevo, renaudando mi paso con parsimonia pero, por culpa de ir observando la tienda, choqué contra alguien.
-Lo siento- dije dando varios pasos hacia atrás para no perder el equilibrio sobre aquellos tacones.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
No pareció escandalizado si no más bien sorprendido y algo decepcionado. Esto último no sé exactamente si se debía a que no esperaba que una cortesana fuera inteligente y en el fondo una chica bien o a que de mí no esperaba algo así. La segunda opción hizo que mi estómago se encogiera solo de pensarlo aunque no fuera algo tan grave. Todos éramos regalos sorpresa en los que se empieza por rasgar el papel poco a poco y se acaba descubriendo la realidad en su conjunto. Sí, mi historia era demasiado compleja como para darle todos los detalles, de hecho no estaba segura de querer decírselo.
Sin atreverme a levantar la mirada, sentí que fuera un caballero de palabra como para dejarme en la puerta del burdel. No quería manchar su reputación y dicho sea de paso, no quería que terminase en la cama con alguna de mis compañeras de profesión. No eran celos -o eso creí- si no que él era demasiado bueno para ofrecerse a ninguna de nosotras. Todas éramos manchas de la sociedad y así se nos seguiría viendo porque nadie realmente preguntaba el porqué de llegar a ese punto de vendernos.
-Gracias, monsieur- dije en un susurró apenas audible, comenzando a andar de nuevo sin tocarlo ni tan si quiera esperarlo. No sabía qué imagen tenía ahora de mí ni cuanta repulsión le causaba.
Sabía que aquello era un adiós, que probablemente no volvería a verlo porque suficientes problemas debía de tener ya con las consecuencias de su rebeldía adolescente. No me gustaban las despedidas, me hacían sentir vacía cuando eran un hasta siempre y cuanto más dulces fueran, peor era esa sensación de abismo en mi interior.
Recordé el libro, ese que debía cuidar de las vistas conservadoras. Cuando quisiera recogerlo, no tendría ni que verme a mí si así lo deseaba. Podía encargarle a alguna de las bailarinas que se lo llevase a algún lugar apartado y todo estaba arreglado. Llevé mi mano a la bolsa y la tomé rozando sin querer sus dedos, sonrojándome al instante. A pesar de todo, y con intención de disimular, aferré el libro contra mi pecho, dejándolo en vuelto entre el papel.
-Lo siento- comenté refiriéndome al toque mientras me repetía a mí misma lo estúpida que había sido al pensar que un chico rico y una prostituta pudieran llevar una buena relación. Esas cosas eran solo novelas, obras ficticias lo que a veces se me olvidaba pese a tener los pies en la tierra. "Lo sueños no quitan el hambre" me había dicho mi padre tantas veces al oír a mi madre contarme historias de final feliz. Si hubiera sabido su final, seguro que hubiera preferido vivir entre sueños.
Sin atreverme a levantar la mirada, sentí que fuera un caballero de palabra como para dejarme en la puerta del burdel. No quería manchar su reputación y dicho sea de paso, no quería que terminase en la cama con alguna de mis compañeras de profesión. No eran celos -o eso creí- si no que él era demasiado bueno para ofrecerse a ninguna de nosotras. Todas éramos manchas de la sociedad y así se nos seguiría viendo porque nadie realmente preguntaba el porqué de llegar a ese punto de vendernos.
-Gracias, monsieur- dije en un susurró apenas audible, comenzando a andar de nuevo sin tocarlo ni tan si quiera esperarlo. No sabía qué imagen tenía ahora de mí ni cuanta repulsión le causaba.
Sabía que aquello era un adiós, que probablemente no volvería a verlo porque suficientes problemas debía de tener ya con las consecuencias de su rebeldía adolescente. No me gustaban las despedidas, me hacían sentir vacía cuando eran un hasta siempre y cuanto más dulces fueran, peor era esa sensación de abismo en mi interior.
Recordé el libro, ese que debía cuidar de las vistas conservadoras. Cuando quisiera recogerlo, no tendría ni que verme a mí si así lo deseaba. Podía encargarle a alguna de las bailarinas que se lo llevase a algún lugar apartado y todo estaba arreglado. Llevé mi mano a la bolsa y la tomé rozando sin querer sus dedos, sonrojándome al instante. A pesar de todo, y con intención de disimular, aferré el libro contra mi pecho, dejándolo en vuelto entre el papel.
-Lo siento- comenté refiriéndome al toque mientras me repetía a mí misma lo estúpida que había sido al pensar que un chico rico y una prostituta pudieran llevar una buena relación. Esas cosas eran solo novelas, obras ficticias lo que a veces se me olvidaba pese a tener los pies en la tierra. "Lo sueños no quitan el hambre" me había dicho mi padre tantas veces al oír a mi madre contarme historias de final feliz. Si hubiera sabido su final, seguro que hubiera preferido vivir entre sueños.
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
Las cosas siempre ocurrían por algo y sentía curiosidad en saber que podía haberla llevado a tomar una decisión de emplearse en aquello. Las muchachas con las que había estado eran mujeres de pueblo, con pocas salidas y sin oportunidades de emplearse en una cosa mejor y mas honrada. Ella en cambio era distinta,ciertamente dudaba que no tuviera capacidades para otro empleo.
No es que tuviera reparos con los burdeles, le avergonzaba confesarlo en voz alta pero tenia que reconocer que volvería a entrar a uno si lo creyera necesario. La diferencia con Dael es que desde el primer momento había pensado en ella como en una mujer con carácter y un transfondo que seguramente fuera hermoso, una cortesana en cambio no era una mujer con aquellos complejos sentimientos sino un mero objeto de diversión.
La siguió cuando comenzó a andar en silencio y contemplo su rubor cuando sus manos se rozaron. No tenia sentido que una meretriz como ella se sonrojase por el simple hecho de acariciar a un hombre, suponía que debía estar acostumbrada a todo tipo de caricias y besos. Dejó que llevara la bolsa sitiándose culpable, pese a todo quería seguir ayudándolo y jugándosela, era un noble gesto de su parte y Tayend no fue lo suficientemente valiente para hacérselo saber.
-No se preocupe, ha sido un accidente
El sonido de las pisadas volvieron a inundar el silencio de aquel callejón, Tayend la dirigió por la bocacalle paralela, ya se oía el tumulto de las voces y las jarras cuando paró y se volvió para mirarla. Apenas le quedarían unos metros para llegar al local y no había mayor peligro en cruzarlo. Pese a todo no quería dejarla ahí aunque fuera lo que hacia la mayor parte de las noches,
Unas risas varoniles interrumpieron su debate personal. Aquel era un lugar para divertirse, para conocer fulanas con las que desfogarse, donde poder emborracharte hasta tus limites, pero no era un lugar para un mujer como Dael. Se metió una mano en el bolsillo y sacó varios billetes de su cartera y se los tendió a la joven.
-Toma, es mas de lo que ganarías en un par de noches, no tienes necesidad de trabajar hoy.
Se sentía extraño dándole dinero a una cortesana para que no cumpliera. Quizás el orgullo de Dael le impidiera cogerlo, en ese caso habría dejado claro su decisión. Esperó con los billetes tendidos y la mirada fija en sus ojos ignorando sus ganas de cambiar a una oferta la cual se arrepentiría a la mañana siguiente.
No es que tuviera reparos con los burdeles, le avergonzaba confesarlo en voz alta pero tenia que reconocer que volvería a entrar a uno si lo creyera necesario. La diferencia con Dael es que desde el primer momento había pensado en ella como en una mujer con carácter y un transfondo que seguramente fuera hermoso, una cortesana en cambio no era una mujer con aquellos complejos sentimientos sino un mero objeto de diversión.
La siguió cuando comenzó a andar en silencio y contemplo su rubor cuando sus manos se rozaron. No tenia sentido que una meretriz como ella se sonrojase por el simple hecho de acariciar a un hombre, suponía que debía estar acostumbrada a todo tipo de caricias y besos. Dejó que llevara la bolsa sitiándose culpable, pese a todo quería seguir ayudándolo y jugándosela, era un noble gesto de su parte y Tayend no fue lo suficientemente valiente para hacérselo saber.
-No se preocupe, ha sido un accidente
El sonido de las pisadas volvieron a inundar el silencio de aquel callejón, Tayend la dirigió por la bocacalle paralela, ya se oía el tumulto de las voces y las jarras cuando paró y se volvió para mirarla. Apenas le quedarían unos metros para llegar al local y no había mayor peligro en cruzarlo. Pese a todo no quería dejarla ahí aunque fuera lo que hacia la mayor parte de las noches,
Unas risas varoniles interrumpieron su debate personal. Aquel era un lugar para divertirse, para conocer fulanas con las que desfogarse, donde poder emborracharte hasta tus limites, pero no era un lugar para un mujer como Dael. Se metió una mano en el bolsillo y sacó varios billetes de su cartera y se los tendió a la joven.
-Toma, es mas de lo que ganarías en un par de noches, no tienes necesidad de trabajar hoy.
Se sentía extraño dándole dinero a una cortesana para que no cumpliera. Quizás el orgullo de Dael le impidiera cogerlo, en ese caso habría dejado claro su decisión. Esperó con los billetes tendidos y la mirada fija en sus ojos ignorando sus ganas de cambiar a una oferta la cual se arrepentiría a la mañana siguiente.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
- Mensajes : 201
Fecha de inscripción : 03/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Solo una tarde más (Tayend)
Su respuesta fue una pequeña punzada en el estómago comparado con lo que vendría después y yo, en mo desánimo, ignoraba. Al menos sabía que no le daba tanta repulsión como para reprocharme este toque pero también era un caballero que jamás haría eso por lo que no estaba muy segura de aquella respuesta, solo tenía claro que no era la que había esperado oír ni tampoco su reacción. ¿Eso era malo? Realmente en aquellos momentos no había nada tan extremo, las cosas era grises hasta que el señorito abrió la boca tornándolo todo negro.
Miré el dinero con incredulidad y no precisamente de una sorpresa agradable. ¿Estaba intentando comprar mi abstinencia por varias noches? Habría sido un bonito detalle en otras circunstancias, de otra forma o quizás si yo tuviera otro oficio. Capaz que si hubiera dicho panadera, no me habría dado dinero para que no hiciera pan. Eso fue lo que más me dolió o al menos por igual que el saber que pensaba que necesitaba su dinero cuando no era así. Mi vida estaba...bien no pero soportable sí. Por no hablar de mi carácter el cual me pedía a gritos que me largase de allí tras darle unos cuantos golpes bajos. En ambos sentidos.
-Señor Tayend, yo mi dinero me lo gano y a no ser que tenga intenciones de acostarse conmigo, debería guardar sus billetes- dije cruzándome de brazos con mirada desafiante -No necesito la caridad de nadie, puedo valerme por mí misma.
No me gustaba dar pena porque no la merecía. Vale, se nos trataba como objetos sexuales pero era un trabajo de dinero rápido y sin necesidad de depender de nadie. Ningún hombre quería atarse a una prostituta o casi ninguno por lo menos, lo que me hacía sentir segura frente a los hombres, como si hubiera una barrera entre ellos y yo por mucho que tomasen mi cuerpo. Mi mente seguía siendo propia.
-¿Y quién le asegura que no me gusta mi trabajo?- comenté con una ladeada y quizás lasciva sonrisa. Aquello no iba a terminar bien, lo sabía y me dolía pero la independencia ganaba la batalla al juicio.
Me acerqué unos pasos hacia él, poniéndome de puntillas para quedar cerca de su rostro. Años de frustración venían ahora a mí, como una oleada que no podía reprimir por más tiempo. En mi cabeza el caos era absoluto pues cada mitad de mi cerebro quería una cosa. Entre aquel debate conmigo misma por besarlo o darle un guantazo, decidí dejarlo hablar, actuar, enmendar su error o elegir mi opción. Pasaría con él esas noches que quería pagarme sin cobrarle si quiera si así lo deseaba pero si elegía mal una sola palabra, podía herirme de tal forma que no querría volverlo a ver más.
-¿Y bien, monsieur? Mi tiempo es oro -susurré sin bajar aquella actitud feroz aunque me sintiera como una estúpida. ¿Por qué él iba a ser diferente, por qué iba a querer lo que yo?
Miré el dinero con incredulidad y no precisamente de una sorpresa agradable. ¿Estaba intentando comprar mi abstinencia por varias noches? Habría sido un bonito detalle en otras circunstancias, de otra forma o quizás si yo tuviera otro oficio. Capaz que si hubiera dicho panadera, no me habría dado dinero para que no hiciera pan. Eso fue lo que más me dolió o al menos por igual que el saber que pensaba que necesitaba su dinero cuando no era así. Mi vida estaba...bien no pero soportable sí. Por no hablar de mi carácter el cual me pedía a gritos que me largase de allí tras darle unos cuantos golpes bajos. En ambos sentidos.
-Señor Tayend, yo mi dinero me lo gano y a no ser que tenga intenciones de acostarse conmigo, debería guardar sus billetes- dije cruzándome de brazos con mirada desafiante -No necesito la caridad de nadie, puedo valerme por mí misma.
No me gustaba dar pena porque no la merecía. Vale, se nos trataba como objetos sexuales pero era un trabajo de dinero rápido y sin necesidad de depender de nadie. Ningún hombre quería atarse a una prostituta o casi ninguno por lo menos, lo que me hacía sentir segura frente a los hombres, como si hubiera una barrera entre ellos y yo por mucho que tomasen mi cuerpo. Mi mente seguía siendo propia.
-¿Y quién le asegura que no me gusta mi trabajo?- comenté con una ladeada y quizás lasciva sonrisa. Aquello no iba a terminar bien, lo sabía y me dolía pero la independencia ganaba la batalla al juicio.
Me acerqué unos pasos hacia él, poniéndome de puntillas para quedar cerca de su rostro. Años de frustración venían ahora a mí, como una oleada que no podía reprimir por más tiempo. En mi cabeza el caos era absoluto pues cada mitad de mi cerebro quería una cosa. Entre aquel debate conmigo misma por besarlo o darle un guantazo, decidí dejarlo hablar, actuar, enmendar su error o elegir mi opción. Pasaría con él esas noches que quería pagarme sin cobrarle si quiera si así lo deseaba pero si elegía mal una sola palabra, podía herirme de tal forma que no querría volverlo a ver más.
-¿Y bien, monsieur? Mi tiempo es oro -susurré sin bajar aquella actitud feroz aunque me sintiera como una estúpida. ¿Por qué él iba a ser diferente, por qué iba a querer lo que yo?
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
La reacción de la joven no era lo que esperaba. En vez de coger simplemente el dinero, agradecerle su generosidad y marcharse a descansar a su hogar lejos de tener que soportar borrachos babeantes bajo sus faldas, parecía que se había ofendido, ¡ofendida por no juzgarla y tenderle su mano en señal de ayuda!. Estaba claro que ella conseguía el dinero por sus métodos y con sudor, pero no precisamente el de su frente.
No se guardo el dinero, pero dejo de tendérselo con un chasquido de lengua. No negaría que su oferta de utilizar el dinero para tenerla habría sido tentadora si hubiera tomado un poco y le pesaran las culpas, pero en aquel momento su proposición no hacia mas que herirle el orgullo. Parecía que para aquellas mujeres solo existía el sexo y todo se arreglaba con ello, se maldijo por haber tan siquiera dudado un instante esa proposición.
-No tengo ninguna intención de acostarme con usted, y no es caridad sino ayuda. Si es demasiado orgullosa para aceptar mi oferta puede volver a trabajar con borrachos libinidosos
Le contestó intentando no levantar la voz. Había creído que era diferente a las demás, pero sus siguientes palabras le hicieron ver que había cometido un error. Quizás si existían mujeres que disfrutaban rebajándose a satisfacer a un hombre sin ningún escrúpulo, que les gustase recibir ese dinero entre su ropa interior y sentirse deseadas. Su perfume le inundo cuando se acerco a él, su cabello le rozaba y su boca le hipnotizaba, todo en ella le instaba a que la tomase. Todo excepto sus frías palabras.
-Supuse que una..-hizo una pausa como si tardara en pensarse la palabra correcta- mujer como usted tenia otras metas y valores, solo quise que pudiera disfrutar de alguna noche de tranquilidad. Claro que si no puede aguantar la satisfacción de acostarse con un hombre, o varios, en una noche, le insto a que termine de atravesar la calle pues ese es su lugar.
Le susurró al oído. Su cabeza se impuso a sus impulsos y se sintió aliviado de poder mantener la compostura. Se alejó algunos pasos de ella y saco una cuerda con la que enrollo el fajo de billetes, lanzo con fuerza el pequeño paquetito que quedó mas o menos frente la puerta del burdel. Aquel dinero no le importaba, se sentía defraudado de haber esperado mas que una bonita sonrisa y un par de lecciones de liberalismo de una mujer como ella.
-Vaya a buscarlo mademoiselle, será igual de humillante que si entra en el burdel.-
Seria como el perro que busca el hueso -perra en este caso-. Se había olvidado de sus modales y de sus buenas costumbres. Aquella mujer le sacaba de quicio, tan pronto le volvía loco de deseo como le hacia enfurecer hasta aquellos puntos. Tenia algo, algo que despreciaba que perdiera en ese antro.
No se guardo el dinero, pero dejo de tendérselo con un chasquido de lengua. No negaría que su oferta de utilizar el dinero para tenerla habría sido tentadora si hubiera tomado un poco y le pesaran las culpas, pero en aquel momento su proposición no hacia mas que herirle el orgullo. Parecía que para aquellas mujeres solo existía el sexo y todo se arreglaba con ello, se maldijo por haber tan siquiera dudado un instante esa proposición.
-No tengo ninguna intención de acostarme con usted, y no es caridad sino ayuda. Si es demasiado orgullosa para aceptar mi oferta puede volver a trabajar con borrachos libinidosos
Le contestó intentando no levantar la voz. Había creído que era diferente a las demás, pero sus siguientes palabras le hicieron ver que había cometido un error. Quizás si existían mujeres que disfrutaban rebajándose a satisfacer a un hombre sin ningún escrúpulo, que les gustase recibir ese dinero entre su ropa interior y sentirse deseadas. Su perfume le inundo cuando se acerco a él, su cabello le rozaba y su boca le hipnotizaba, todo en ella le instaba a que la tomase. Todo excepto sus frías palabras.
-Supuse que una..-hizo una pausa como si tardara en pensarse la palabra correcta- mujer como usted tenia otras metas y valores, solo quise que pudiera disfrutar de alguna noche de tranquilidad. Claro que si no puede aguantar la satisfacción de acostarse con un hombre, o varios, en una noche, le insto a que termine de atravesar la calle pues ese es su lugar.
Le susurró al oído. Su cabeza se impuso a sus impulsos y se sintió aliviado de poder mantener la compostura. Se alejó algunos pasos de ella y saco una cuerda con la que enrollo el fajo de billetes, lanzo con fuerza el pequeño paquetito que quedó mas o menos frente la puerta del burdel. Aquel dinero no le importaba, se sentía defraudado de haber esperado mas que una bonita sonrisa y un par de lecciones de liberalismo de una mujer como ella.
-Vaya a buscarlo mademoiselle, será igual de humillante que si entra en el burdel.-
Seria como el perro que busca el hueso -perra en este caso-. Se había olvidado de sus modales y de sus buenas costumbres. Aquella mujer le sacaba de quicio, tan pronto le volvía loco de deseo como le hacia enfurecer hasta aquellos puntos. Tenia algo, algo que despreciaba que perdiera en ese antro.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
- Mensajes : 201
Fecha de inscripción : 03/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Solo una tarde más (Tayend)
¿Una mujer como yo? Quizás se había hecho una idea equivocada de mí. Me había subido a un pedestal que no me correspondía pues solo era una muerta de hambre, huérfana, que se buscaba la vida como podía. Yo no me podía permitir descansos si quería seguir teniendo comida y techo. No todos éramos tan afortunados de tener un padre rico y un buen apellido como era su caso. Mi apellido y buena fama se habían ido a la tumba con mis padres. No pude evitar una risa amarga que escapó de mi garganta al oírlo pero, no dije nada, solo lo miré con cierto desafío como el explícito en sus palabras.
Lo siguiente no lo comprendí hasta que estuvo hecho. ¿De verdad no entendía nada? Alcé una mano para golpearla contra su mejilla pero me detuve antes de hacer algo de lo que pudiera arrepentirme. Aquello no era la solución.
-No lo entiende ¿verdad? No es por el dinero ni por el sexo -dije entristecida porque él no me comprendiera. ¿Cómo lo pude ver distinto? -Hay algo llamado dignidad que ya me cuesta bastante conservar como para malgastarla con usted -respondí dando un paso hacia atrás. No soportaba la idea de que me rebajara un segundo más.
Miré hacia atrás, por donde habíamos venido y pensé que por un día sin ganar dinero no iba a pasar nada. No estaba de ánimo para interpretaciones al igual que no lo estaba para seguir escuchando idioteces de su mente de niño malcriado.
-Si ha terminado con el show...-dejé caer a modo de despedida mientras empezaba a irme por el mismo lugar que había llegado. Ironías de la vida al igual que conocer a alguien, tenerlo en alto estima y verlo derrumbarse sin más por unas cuantas palabras.
Tras alejarme un par de metros de él, aferré el libro contra mi pecho y me giré a verlo. No iba a delatarlo, con respecto a eso no había cambiado nada pero ahora debía replantearme mi opinión sobre él.
-Si alguna vez quiere su libro, pregunte por mí y mandaré alguien a que se lo de, no tendrá que verme más -contesté agitando levemente el cabello para retirarlo de mi rostro -Buenas noches señor de Grey
Lo siguiente no lo comprendí hasta que estuvo hecho. ¿De verdad no entendía nada? Alcé una mano para golpearla contra su mejilla pero me detuve antes de hacer algo de lo que pudiera arrepentirme. Aquello no era la solución.
-No lo entiende ¿verdad? No es por el dinero ni por el sexo -dije entristecida porque él no me comprendiera. ¿Cómo lo pude ver distinto? -Hay algo llamado dignidad que ya me cuesta bastante conservar como para malgastarla con usted -respondí dando un paso hacia atrás. No soportaba la idea de que me rebajara un segundo más.
Miré hacia atrás, por donde habíamos venido y pensé que por un día sin ganar dinero no iba a pasar nada. No estaba de ánimo para interpretaciones al igual que no lo estaba para seguir escuchando idioteces de su mente de niño malcriado.
-Si ha terminado con el show...-dejé caer a modo de despedida mientras empezaba a irme por el mismo lugar que había llegado. Ironías de la vida al igual que conocer a alguien, tenerlo en alto estima y verlo derrumbarse sin más por unas cuantas palabras.
Tras alejarme un par de metros de él, aferré el libro contra mi pecho y me giré a verlo. No iba a delatarlo, con respecto a eso no había cambiado nada pero ahora debía replantearme mi opinión sobre él.
-Si alguna vez quiere su libro, pregunte por mí y mandaré alguien a que se lo de, no tendrá que verme más -contesté agitando levemente el cabello para retirarlo de mi rostro -Buenas noches señor de Grey
Dael Groen- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 04/01/2011
Re: Solo una tarde más (Tayend)
Vio su mano describir un circulo directa a su mejilla, seria la segunda en aquella semana, en ese bendito lado. Pero no llego, nunca llego y Tayend no sabia si alegrarse o frustrase todavía mas .Sus palabras le dolieron mas que cualquier bofetada, aparto la vista herido por aquel comentario. El solo quería que no se rebajara con aquello, ¿tan orgullosa era que no podía comprenderlo?
Había perdido una tarde completa con aquella mujer, no aguantaba ni una queja ni una provocación más. A veces las apariencias engañaban y esa noche era una clara ocasión. El show había terminado, por supuesto que lo había hecho. Dejó que se marchara en silencio, sin contestarle a ninguna de sus palabras, sin girar la vista para verla una ultima vez.
Sus pasos ya se alejaban cuando escucho su voz de nuevo. El libro en aquellos momentos le importaba poco, se lo podía quedar si quería, o hacer lo que le diese la real gana. Caminó sin esperar a que terminara de hablar en dirección contraria a ella, en dirección al burdel.
La música y las risas salían amortiguadas por la puerta de madera que las contenía, las luces del interior eran tenues e invitaban a pasar. Vio aquel rollo de billetes en sus pies y sonrió, esa noche seria afortunada para alguien aunque fuera un rufián. La tensión acumulada le instaban a pasar, a pasar y olvidarse de lo demás. Deseaba emborracharse de fragancia de mujer y dejarse hacer hasta que el sol se pusiera de nuevo.
Abrió la puerta y aquel sonido amortiguado se volvió claro y melodioso. Olía a flores dentro, no era como la taberna de Reims en la que el olor a tabaco y alcohol inundaba todas las salas. El suelo estaba tapizado de rojo y un bonito recibidor parecía darle la bienvenida por su decisión. Una joven no mucho mayor que Del pareció intuir su duda y se acercó hacia el con una bonita sonrisa.
-Quizás otro día
Contestó en un susurro antes de que la mujer pudiera siquiera acercarse a mas de un metro de él. Cerro la puerta de aquel lugar y se adentro de nuevo en la oscuridad. Solo como de costumbre.
Había perdido una tarde completa con aquella mujer, no aguantaba ni una queja ni una provocación más. A veces las apariencias engañaban y esa noche era una clara ocasión. El show había terminado, por supuesto que lo había hecho. Dejó que se marchara en silencio, sin contestarle a ninguna de sus palabras, sin girar la vista para verla una ultima vez.
Sus pasos ya se alejaban cuando escucho su voz de nuevo. El libro en aquellos momentos le importaba poco, se lo podía quedar si quería, o hacer lo que le diese la real gana. Caminó sin esperar a que terminara de hablar en dirección contraria a ella, en dirección al burdel.
La música y las risas salían amortiguadas por la puerta de madera que las contenía, las luces del interior eran tenues e invitaban a pasar. Vio aquel rollo de billetes en sus pies y sonrió, esa noche seria afortunada para alguien aunque fuera un rufián. La tensión acumulada le instaban a pasar, a pasar y olvidarse de lo demás. Deseaba emborracharse de fragancia de mujer y dejarse hacer hasta que el sol se pusiera de nuevo.
Abrió la puerta y aquel sonido amortiguado se volvió claro y melodioso. Olía a flores dentro, no era como la taberna de Reims en la que el olor a tabaco y alcohol inundaba todas las salas. El suelo estaba tapizado de rojo y un bonito recibidor parecía darle la bienvenida por su decisión. Una joven no mucho mayor que Del pareció intuir su duda y se acercó hacia el con una bonita sonrisa.
-Quizás otro día
Contestó en un susurro antes de que la mujer pudiera siquiera acercarse a mas de un metro de él. Cerro la puerta de aquel lugar y se adentro de nuevo en la oscuridad. Solo como de costumbre.
Tayend de Grey- Humano Clase Alta
- Mensajes : 201
Fecha de inscripción : 03/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Desorientada [Tayend]
» Pequeñas locuras (Tayend)
» Ven a mí (Tayend)
» Tayend de Grey
» Tarde de compras
» Pequeñas locuras (Tayend)
» Ven a mí (Tayend)
» Tayend de Grey
» Tarde de compras
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour