AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
2 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Ademar llevaba toda la tarde en el burdel. Estaba sentado en una mesa, borracho, jugando a las cartas con cuatro tipos de los bajos fondos. Las apuestas no eran muy importantes y el lobo ganaba tanto como perdía. Sus facultades le permitían contar las cartas y ganar siempre que quisiese pero sabía que si hacía aquello acabaría con un navajazo en el estómago en un callejón de mala muerte. Lo sabía por que ya le había pasado antes. Jugaba por diversión y para conseguir lo justo para beber y luego terminar con una puta.
Durante la tarde habían pasado decenas de hombres por el burdel. Algunos sólo entraban a beberse una copa y hablar, otros subían con las chicas para tener algo más que una charla. Muchas de las chicas habían pasado por su mesa. Ademar siempre las invitaba a una copa y las hacía reír pero no se levantaba de la mesa para irse con ninguna. Las chicas lo intentaban y usaban todas sus armas de mujer para conseguir llevarse a aquel hombre de casi dos metros y terriblemente atractivo, pero al final se iban de la mesa medio borrachas y sin haberlo conseguido. A estas alturas del día ya se conocía a todas las chicas del turno de tarde y, por supuesto, todas le conocían a él.
- Realmente decepcionante… - pensaba mientras jugaba otra mano y seguía bebiendo.
No le había gustado ninguna de las chicas. Pese a que todas lo habían puesto terriblemente caliente y estuvo a punto de subir con varias por pura necesidad algo le decía que aguardase, que tuviese paciencia. Se acercaba el turno de noche y sabía que los burdeles se guardaban las mejores partes del pastel para aquellas horas. Lo sabía porque había estado en burdeles de todo el mundo.
Durante la tarde habían pasado decenas de hombres por el burdel. Algunos sólo entraban a beberse una copa y hablar, otros subían con las chicas para tener algo más que una charla. Muchas de las chicas habían pasado por su mesa. Ademar siempre las invitaba a una copa y las hacía reír pero no se levantaba de la mesa para irse con ninguna. Las chicas lo intentaban y usaban todas sus armas de mujer para conseguir llevarse a aquel hombre de casi dos metros y terriblemente atractivo, pero al final se iban de la mesa medio borrachas y sin haberlo conseguido. A estas alturas del día ya se conocía a todas las chicas del turno de tarde y, por supuesto, todas le conocían a él.
- Realmente decepcionante… - pensaba mientras jugaba otra mano y seguía bebiendo.
No le había gustado ninguna de las chicas. Pese a que todas lo habían puesto terriblemente caliente y estuvo a punto de subir con varias por pura necesidad algo le decía que aguardase, que tuviese paciencia. Se acercaba el turno de noche y sabía que los burdeles se guardaban las mejores partes del pastel para aquellas horas. Lo sabía porque había estado en burdeles de todo el mundo.
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Ya había caído la noche. Era momento de salir no sin antes mirar a las chicas del turno de la tarde que llegaban con cara de pocos amigos y con el alcohol hasta los oídos. No podía dejar de sentir lastima con ellas, el peor turno era ese empezando desde ellas hasta los clientes que tomaban lo que cayera. Una sensación de asco me cerró la garganta pero la despeje cuando no vi salir a Magnolia, esta vez nadie me impediría ganar un poco más de lo que tenía planeado. Mire mi reflejo por última vez en el espejo de mi habitación, muchas veces me asustaba de lo bonita que era y claramente no era modestia la que tenía. Salir por el pasillo altivamente sin siquiera mirar a las demás chicas que parecían querer un poco de ayuda para quitarse del corredor. Al llegar al primer descanso de las escaleras pude sentir un fuerte olor a cigarro y licor, eso solo era una señal…la noche sería interesante.
Escuche muchas voces conocidas gritar mi nombre m8ientras me abría paso entre la multitud de hombres, salude con una mano a una amiga dedicándole una de esas sonrisas que no iban dirigida a ellas sino a ellos. Al parecer las cosas iban bastante rápido, las mismas chicas que habían bajado antes que yo ahora subían con un hombre de la mano. Ladee la cabeza mientras me ponía a observar la multitud y cada rincón del burdel hasta que mis ojos se posaron en un grupo que llamó mi atención, no era un grupo en sí, era alguien que no parecía un mal partido para esa noche. Jugaba cartas y por su aspecto aburrido y de hastió podría decir que llevaba mucho tiempo ahí pero no se lo pondría fácil.
Lo mire interesada con los ojos cerrados casi intentado saber si ya me había visto pero era obvio que ya lo había hecho. Camine con paso lento hasta el jugador que mi víctima tenía enfrente, me senté a su lado y vi sus cartas sin prestarle atención al hombre que en verdad me interesaba-Lindas cartas-susurre en su oído con mis labios apenas tocando la piel de su lóbulo. Me separe ligeramente para ver la expresión del otro hombre, le sonreí de forma casi sarcástica y me lleve un dedo a la boca para mostrar fingido interés en el juego. Después de unos segundos suspire y me levante-Mucho gusto caballeros-me despedí sin quitarle los ojos al hombre rubio. Camine hasta un rincón de la barra suficientemente cerca de las escaleras. Esperando a ver si alguno de ellos pero en especial él se acercaba.
Escuche muchas voces conocidas gritar mi nombre m8ientras me abría paso entre la multitud de hombres, salude con una mano a una amiga dedicándole una de esas sonrisas que no iban dirigida a ellas sino a ellos. Al parecer las cosas iban bastante rápido, las mismas chicas que habían bajado antes que yo ahora subían con un hombre de la mano. Ladee la cabeza mientras me ponía a observar la multitud y cada rincón del burdel hasta que mis ojos se posaron en un grupo que llamó mi atención, no era un grupo en sí, era alguien que no parecía un mal partido para esa noche. Jugaba cartas y por su aspecto aburrido y de hastió podría decir que llevaba mucho tiempo ahí pero no se lo pondría fácil.
Lo mire interesada con los ojos cerrados casi intentado saber si ya me había visto pero era obvio que ya lo había hecho. Camine con paso lento hasta el jugador que mi víctima tenía enfrente, me senté a su lado y vi sus cartas sin prestarle atención al hombre que en verdad me interesaba-Lindas cartas-susurre en su oído con mis labios apenas tocando la piel de su lóbulo. Me separe ligeramente para ver la expresión del otro hombre, le sonreí de forma casi sarcástica y me lleve un dedo a la boca para mostrar fingido interés en el juego. Después de unos segundos suspire y me levante-Mucho gusto caballeros-me despedí sin quitarle los ojos al hombre rubio. Camine hasta un rincón de la barra suficientemente cerca de las escaleras. Esperando a ver si alguno de ellos pero en especial él se acercaba.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Ademar seguía enfrascado en el juego de cartas mientras se producía el cambio de turno. Sus compañeros de mesa parecían reírse con el licántropo que les deleitaba con toda clase de anécdotas de sus viajes. Uno de ellos estaban llorando de la risa y el vino seguía corriendo a raudales.
- Cuando desperté al día siguiente mi Venus resultó ser una gorda con un culo tan grande como el de mi abuela jajaja
Sus acompañantes volvieron a estallar en carcajadas. Entonces, un extraño olor saco al lobo de la situación. Era un olor dulzor, como a caramelo o chocolate caliente, era un olor embriagador que inundaba todo su sentido. Busco con la mirada la procedencia de aquel olor y entonces la vio. Estaba bajando las escaleras y era la mujer más hermosa que había visto nunca. Andaba con seguridad, como si fuese una diosa paseando entre mortales. Sus curvas eran vertiginosas y cuando la miró a los ojos quedó totalmente embaucado.
La chica se acercó a la mesa a coquetear con uno de los jugadores pero Ademar estaba tan sorprendido que no supo reaccionar. Cuando se marchó de la mesa tuvo que obligarse a moverse porque estaba casi hipnotizado. Soltó las cartas sobre la mesa dando una disculpa. El resto de hombres protestaban e intentaban convencerlo para que se quedase pero su mente ya no estaba allí.
Dio dos grandes zancadas y sujetó a la mujer por el brazo para que se girase.
Ademar iba vestido con una camisa blanca desgastada unas botas altas llenas de restos de barro y unos pantalones oscuros, su pelo estaba revuelto y por su aspecto casi se podría decir que era un mendigo. Sin embargo notaste que sus formas no correspondían a un hombre de clase baja. Además, pese a ir tan mal vestido no parecía importarle lo más mínimo y mostraba una seguridad propia de un noble.
- Mi madre, que en paz descanse, siempre me hacía una interesante reflexión acerca de mi vida sentimental. Afirmaba que en los lugares que frecuento, de baja catadura moral, no puedo encontrar más que putones berbeneros, y que la madre de mis hijos, una mujer culta, educada, guapa y sensible no puede ser hallada en estos enclaves. Me hubiese gustado que la hubieses conocido... me encantaba llevarle la contraria.
Tras decir esto te guió un ojo mientras doblaba sus labios en una media sonrisa terriblemente pícara.
- Ademar de Narvona- dijo mientras tomaba tu mano con delicadeza y te hacía una reverencia digna de una reina-. ¿A quien tengo el placer de contemplar?
- Cuando desperté al día siguiente mi Venus resultó ser una gorda con un culo tan grande como el de mi abuela jajaja
Sus acompañantes volvieron a estallar en carcajadas. Entonces, un extraño olor saco al lobo de la situación. Era un olor dulzor, como a caramelo o chocolate caliente, era un olor embriagador que inundaba todo su sentido. Busco con la mirada la procedencia de aquel olor y entonces la vio. Estaba bajando las escaleras y era la mujer más hermosa que había visto nunca. Andaba con seguridad, como si fuese una diosa paseando entre mortales. Sus curvas eran vertiginosas y cuando la miró a los ojos quedó totalmente embaucado.
La chica se acercó a la mesa a coquetear con uno de los jugadores pero Ademar estaba tan sorprendido que no supo reaccionar. Cuando se marchó de la mesa tuvo que obligarse a moverse porque estaba casi hipnotizado. Soltó las cartas sobre la mesa dando una disculpa. El resto de hombres protestaban e intentaban convencerlo para que se quedase pero su mente ya no estaba allí.
Dio dos grandes zancadas y sujetó a la mujer por el brazo para que se girase.
Ademar iba vestido con una camisa blanca desgastada unas botas altas llenas de restos de barro y unos pantalones oscuros, su pelo estaba revuelto y por su aspecto casi se podría decir que era un mendigo. Sin embargo notaste que sus formas no correspondían a un hombre de clase baja. Además, pese a ir tan mal vestido no parecía importarle lo más mínimo y mostraba una seguridad propia de un noble.
- Mi madre, que en paz descanse, siempre me hacía una interesante reflexión acerca de mi vida sentimental. Afirmaba que en los lugares que frecuento, de baja catadura moral, no puedo encontrar más que putones berbeneros, y que la madre de mis hijos, una mujer culta, educada, guapa y sensible no puede ser hallada en estos enclaves. Me hubiese gustado que la hubieses conocido... me encantaba llevarle la contraria.
Tras decir esto te guió un ojo mientras doblaba sus labios en una media sonrisa terriblemente pícara.
- Ademar de Narvona- dijo mientras tomaba tu mano con delicadeza y te hacía una reverencia digna de una reina-. ¿A quien tengo el placer de contemplar?
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Si había hecho bien las cosas él se acercaría, y estaba segura de que así sería no había nada imperfecto en mi aparte de mi profesión pero eso no importaba justo en la penumbra del burdel. Sentí una mano tomarme del brazo, orgullo fue lo que sentí de mi misma cuando sentí la piel de aquel hombre en mi blanquecina piel, cerré los ojos fuertemente mientras me mordía el labio suprimiendo un grito de alegría ¿Acaso había alguien que se me resistiera? Tome aire antes de volver a abrir los ojos y adoptar una actitud serena y casi inocente. Abrí un poco los ojos al verlo ya un poco más de cerca. Era un hombre alto, demasiado alto diría yo, sus ojos no eran de un color exacto como bien podría ser de color miel podrían ser verdes, sus facciones eran simplemente deliciosas pero de todo aquello que llamo mi atención desde lejos hace no más de dos minutos no eran ni sus ojos ni su musculatura. Era su porte, no estaba vestido como alguien de clase alta pero el simple hecho de estar erguido cuan alto era me decía que había recibido alguna clase de educación fuera de la pobreza y que no podía ser cualquier hombre.
Era simplemente, la clase de hombre con el que me gustaba enredarme por dinero, aunque esto último estaba por verse. Mis dientes atraparon una parte de mi labio inferior, mordí suavemente mientras escuchaba curiosamente lo que decía, a esas alturas no me sorprendía que alguien me alabara si no lo contrario pero esa clase de comentarios, que aunque obviamente era de broma, seguían siendo muy peculiares. Solté una risita cuando acabo de decir toda su letanía sobre su madre y yo-Suerte que está muerta-le guiñe un ojo mientras giraba mi cuerpo de tal forma que él solo podía ver una parte de mi rostro. Extendí mi mano de forma instintiva como si un beso en la mano fuera cosa de la vida diaria-Soy Arianne-contemple su gesto para después retirar la mano suavemente y dejarla caer a un costado de mi torso.
-¿Ya viste a alguien que te guste o simplemente vas a seguir jugando cartas?-una pregunta desinteresada para quien no me conocía pero quería saber cuánto pagaría para estar conmigo claro, si quería estar conmigo. Pude notar al alrededor a mis compañeras esperando que yo tomara de la mano al joven y lo llevara escaleras arriba o de lo contrario lo dejara irse a buscar a alguna mejor que yo-Mira que tienes a muchas esperando-levante la mirada para encontrarme con sus ojos y esperar una propuesta, no podía seguir perdiendo más tiempo en él si es que solo iba a hablar.
Era simplemente, la clase de hombre con el que me gustaba enredarme por dinero, aunque esto último estaba por verse. Mis dientes atraparon una parte de mi labio inferior, mordí suavemente mientras escuchaba curiosamente lo que decía, a esas alturas no me sorprendía que alguien me alabara si no lo contrario pero esa clase de comentarios, que aunque obviamente era de broma, seguían siendo muy peculiares. Solté una risita cuando acabo de decir toda su letanía sobre su madre y yo-Suerte que está muerta-le guiñe un ojo mientras giraba mi cuerpo de tal forma que él solo podía ver una parte de mi rostro. Extendí mi mano de forma instintiva como si un beso en la mano fuera cosa de la vida diaria-Soy Arianne-contemple su gesto para después retirar la mano suavemente y dejarla caer a un costado de mi torso.
-¿Ya viste a alguien que te guste o simplemente vas a seguir jugando cartas?-una pregunta desinteresada para quien no me conocía pero quería saber cuánto pagaría para estar conmigo claro, si quería estar conmigo. Pude notar al alrededor a mis compañeras esperando que yo tomara de la mano al joven y lo llevara escaleras arriba o de lo contrario lo dejara irse a buscar a alguna mejor que yo-Mira que tienes a muchas esperando-levante la mirada para encontrarme con sus ojos y esperar una propuesta, no podía seguir perdiendo más tiempo en él si es que solo iba a hablar.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Ademar se bebía cada gesto de aquella muchacha con ojos hambrientos. Cuando se mordió el labio sintió como su entrepierna entraba directamente en erección. Si no calmaba a la bestia que llevaba dentro la tomaría allí mismo, en medio del local.
La chica estaba hablando pero el lobo apenas podía escucharla. Estaba totalmente embriagado por su olor. Sus ojos azules habían caído sobre su mente como un tsunami de aguas azules, arrasándolo todo a su paso. Su piel sedosa y aquel aire infantil, mezclados con una mirada extremadamente inteligente la hacían completamente irresistible.
Quería tomarla, y quería tomarla ya.
Cuando la chica le preguntó si había elegido no pudo evitar esbozar una sonrisa. Le encantaba cuando se hacían las inocentes.
- Arianne… ya os elegí antes de que hubieseis nacido.
Sin poder resistirlo más el hombre se acercó a ella y rodeo su cintura con unos de sus poderosos brazos mientras que con el otro acarició su rostro con el envés de su mano. Poco a poco fue acercándose su rostro al de ella pero en lugar de besarla aspiró por la nariz. Su cuerpo estaba ardiendo, casi parecía estar a punto de estallar en llamas. Cuando el olor de la mujer entró en su nariz Ademar casi pierde el control y la toma allí mismo. Debido a lo cercano de vuestros cuerpos y a la escasa ropa del hombre notaste perfectamente como crecía la erección del lobo.
Tras olerte se acercó hasta tu oído para susurrarte.
- Creo que si no me llevas a un sitio más íntimo ahora mismo vamos a dar un espectáculo memorable aquí. Apenas puedo resistirme…
La chica estaba hablando pero el lobo apenas podía escucharla. Estaba totalmente embriagado por su olor. Sus ojos azules habían caído sobre su mente como un tsunami de aguas azules, arrasándolo todo a su paso. Su piel sedosa y aquel aire infantil, mezclados con una mirada extremadamente inteligente la hacían completamente irresistible.
Quería tomarla, y quería tomarla ya.
Cuando la chica le preguntó si había elegido no pudo evitar esbozar una sonrisa. Le encantaba cuando se hacían las inocentes.
- Arianne… ya os elegí antes de que hubieseis nacido.
Sin poder resistirlo más el hombre se acercó a ella y rodeo su cintura con unos de sus poderosos brazos mientras que con el otro acarició su rostro con el envés de su mano. Poco a poco fue acercándose su rostro al de ella pero en lugar de besarla aspiró por la nariz. Su cuerpo estaba ardiendo, casi parecía estar a punto de estallar en llamas. Cuando el olor de la mujer entró en su nariz Ademar casi pierde el control y la toma allí mismo. Debido a lo cercano de vuestros cuerpos y a la escasa ropa del hombre notaste perfectamente como crecía la erección del lobo.
Tras olerte se acercó hasta tu oído para susurrarte.
- Creo que si no me llevas a un sitio más íntimo ahora mismo vamos a dar un espectáculo memorable aquí. Apenas puedo resistirme…
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Pobre hombre. Al parecer desde que entre en aquella habitación, en donde las miradas te comían como jaurías salvajes, lo había hecho sufrir bastante, se notaba a kilómetros de distancia que yo le gustaba y mucho ¿Pero a qué hombre no le gustaba? Lo volví a mirar con cara inocente dejando que una de mis cejas apenas se levantara cuando escuche su respuesta, la verdad me parecía gracioso el encontrar un medio de ocio con respecto a las actitudes de los hombres y todo lo que podían llegar a hacer solo por acostarse o tener un simple beso de una mujer. Me rodeo con uno de sus brazos acercándome a él lo más que pudo, note la temperatura de su piel por debajo de la escasa ropa que portaba, era cálido, tal vez un poco más cálido que lo normal. Seguramente por el momento es que se encontraba de esa forma pero me gustaba, la mayoría de los hombres que llegaban al burdel eran feos y él, precisamente él era todo lo contrario-Bien, entonces es un trato…soy tuya esta noche pero como todo nada es gratis.-acorte aún más la distancia corporal, aunque prácticamente estábamos pegados unos minutos más de juego no serían malos. Sople juguetonamente en su cuello pero no dije nada, solo me limite a esbozar una pequeña sonrisa traviesa mientras lo hacía.
Estábamos tan cerca que pude sentir un bulto, era una erección. Gire los ojos divertida mientras lo escuchaba hablar, estaba desesperado, busque su mano izquierda y entrelacé los dedos para separararme y hacer que echara a andar escaleras arriba. Ya había jugado con él bastante. Lo conduje por el pasillo de las habitaciones como si de un ciego se tratara y el seguía mis pasos como un niño sigue a su madre al llevarlo al colegio. Les dedicaba a mis compañeras borrachas sonrisas burlones que casi decían “Yo lo tengo y ustedes no”, estaba feliz y emocionada por dentro, también por qué no decirlo, exaltada por un momento así, hacía mucho que no me tocaba un hombre como ese. Al llegar a la puerta de mi habitación con la mano que me quedaba libre la empuje para que abriera-Aquí es-murmure en su oído de forma lenta, mis labios se trataron de posar en los suyos pero solo hice que se rozaran ligeramente.
Lo induje hasta la habitación asegurándome de que la puerta quedara bien cerrada y atrancada. Una vez que hice esto recargue mi espalda contra la puerta y lo mire pícaramente-¿Qué pasa?-mi pregunta sonó infantil-¿Ya no estás tan excitado conmigo?-negué con la cabeza como si en verdad conociera lo que pasaba por la mente de Ademar. Me había dado cuenta de que me gustaba mucho ese hombre, tal vez porque él si era un hombre de verdad y no como los que llegaban a diestra y siniestra. Me acerque a él mientras uno de mis dedos jugaban en el canalillo de mi escote, rodee su cuello con mis brazos y lo atraje hacia mí de tal forma que pose mis labios sobre los suyos, dándole un beso en extremo rápido, no podía seguir con mis juegos ni el con los suyos. Ambos sabíamos lo que queríamos.
Estábamos tan cerca que pude sentir un bulto, era una erección. Gire los ojos divertida mientras lo escuchaba hablar, estaba desesperado, busque su mano izquierda y entrelacé los dedos para separararme y hacer que echara a andar escaleras arriba. Ya había jugado con él bastante. Lo conduje por el pasillo de las habitaciones como si de un ciego se tratara y el seguía mis pasos como un niño sigue a su madre al llevarlo al colegio. Les dedicaba a mis compañeras borrachas sonrisas burlones que casi decían “Yo lo tengo y ustedes no”, estaba feliz y emocionada por dentro, también por qué no decirlo, exaltada por un momento así, hacía mucho que no me tocaba un hombre como ese. Al llegar a la puerta de mi habitación con la mano que me quedaba libre la empuje para que abriera-Aquí es-murmure en su oído de forma lenta, mis labios se trataron de posar en los suyos pero solo hice que se rozaran ligeramente.
Lo induje hasta la habitación asegurándome de que la puerta quedara bien cerrada y atrancada. Una vez que hice esto recargue mi espalda contra la puerta y lo mire pícaramente-¿Qué pasa?-mi pregunta sonó infantil-¿Ya no estás tan excitado conmigo?-negué con la cabeza como si en verdad conociera lo que pasaba por la mente de Ademar. Me había dado cuenta de que me gustaba mucho ese hombre, tal vez porque él si era un hombre de verdad y no como los que llegaban a diestra y siniestra. Me acerque a él mientras uno de mis dedos jugaban en el canalillo de mi escote, rodee su cuello con mis brazos y lo atraje hacia mí de tal forma que pose mis labios sobre los suyos, dándole un beso en extremo rápido, no podía seguir con mis juegos ni el con los suyos. Ambos sabíamos lo que queríamos.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Las pasiones de un Licántropo eran mucho más fuertes que las de un ser humano normal. Desde que había olido a aquella muchacha algo en su interior se había despertado. La Bestia que llevaba en su interior bramaba por poseer a aquella mujer. La temperatura de su cuerpo había subido, su corazón parecía querer salírsele del pecho con cada latido. Su excitación era tan fuerte que estaba asustado por como trataría a aquella bella cortesana.
Cuando por fin se vio a solas y encerrado en el cuarto con ella tuvo que obligarse a respirar y controlar al animal que llevaba dentro. Si no tenía cuidado podía hacerle daño a aquella pobre muchacha que no sabía con quien se había metido en la habitación.
Ademar era una Bestia, un monstruo sediento de sangre que con cada luna llena salía a la noche en busca de victimas. Sin embargo también era un hombre, un hombre que había convivido a vivir con ese animal que llevaba dentro. Como resultado ahora era más que un hombre y más que un animal. Ahora era un hombre de pasiones tan profundas y viscerales que comparadas a las humanas estas no eran más que una triste brisa frente a un huracán.
Ahora tenía a Arianne para él solo. Ahora podría dar rienda suelta a sus pasiones.
Cuando la mujer le besó no pudo evitar soltar un gruñido animal de puro deseo. Con manos hábiles le subió la falda acariciando su larga y esbelta pierna en el proceso. Primero una pierna, luego la otra, cuando tuvo la falda subida la agarró con ambas manos por las caderas elevándola en el aire y llevándola hasta el tocador que tenía en un lado de la habitación. Apartó los objetos de la mesa con un brazo, tirándolos al suelo y dejó a Arianne sobre la mesa con suavidad. Se apartó por un momento para contemplarla. Sus ojos azules ardían de excitación y con la falda subida podía ver sus largas piernas cubiertas por unas sencillas medias y sujetas por unos ligueros. Volvió a gruñir de puro placer.
Le agarró una pierna quitándole la media con habilidad. Una vez que pudo acceder a su sedosa piel empezó a besarla desde el pie. Poco a poco fue besando su pierna, acercándose hasta su sexo con la lengua y sus labios. Cuando llegó hasta la ropa interior la apartó a un lado hundiendo sus labios en el sexo de Arianne. Con avidez empezó a lamer, chupar y besar el sexo de la mujer y en poco tiempo la calidez de su humedad cubrió toda su boca. Escuchó un gemido y supo que realmente estaba exceitada…
Cuando por fin se vio a solas y encerrado en el cuarto con ella tuvo que obligarse a respirar y controlar al animal que llevaba dentro. Si no tenía cuidado podía hacerle daño a aquella pobre muchacha que no sabía con quien se había metido en la habitación.
Ademar era una Bestia, un monstruo sediento de sangre que con cada luna llena salía a la noche en busca de victimas. Sin embargo también era un hombre, un hombre que había convivido a vivir con ese animal que llevaba dentro. Como resultado ahora era más que un hombre y más que un animal. Ahora era un hombre de pasiones tan profundas y viscerales que comparadas a las humanas estas no eran más que una triste brisa frente a un huracán.
Ahora tenía a Arianne para él solo. Ahora podría dar rienda suelta a sus pasiones.
Cuando la mujer le besó no pudo evitar soltar un gruñido animal de puro deseo. Con manos hábiles le subió la falda acariciando su larga y esbelta pierna en el proceso. Primero una pierna, luego la otra, cuando tuvo la falda subida la agarró con ambas manos por las caderas elevándola en el aire y llevándola hasta el tocador que tenía en un lado de la habitación. Apartó los objetos de la mesa con un brazo, tirándolos al suelo y dejó a Arianne sobre la mesa con suavidad. Se apartó por un momento para contemplarla. Sus ojos azules ardían de excitación y con la falda subida podía ver sus largas piernas cubiertas por unas sencillas medias y sujetas por unos ligueros. Volvió a gruñir de puro placer.
Le agarró una pierna quitándole la media con habilidad. Una vez que pudo acceder a su sedosa piel empezó a besarla desde el pie. Poco a poco fue besando su pierna, acercándose hasta su sexo con la lengua y sus labios. Cuando llegó hasta la ropa interior la apartó a un lado hundiendo sus labios en el sexo de Arianne. Con avidez empezó a lamer, chupar y besar el sexo de la mujer y en poco tiempo la calidez de su humedad cubrió toda su boca. Escuchó un gemido y supo que realmente estaba exceitada…
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
No contesto ninguna de mis preguntas y era obvio ¿Quién querría hablar estando a punto de tener sexo con una prostituta? Escuche su gruñido mientras lo besaba fugazmente, sentí un escalofrió, no de miedo si no de puro placer Ademar era muy excitante y ya no lo podía seguir ocultando, estábamos ahí, los dos solos. Podríamos hacer lo que quisiéramos y no iba a dejar escapar aquella oportunidad de tenerlo entre mis sabanas. Sentí sus manos subir mi falda y no hice nada porque siguiera, simplemente lo deje. Tuve que ser rápida cuando sus manos se colocaron en mis caderas y me alzaron por el aire, lo apresé entre mis brazos como si se me fuera la vida en ellos, no podía creer lo sorprendentemente fuerte que era Ademar, es decir yo era bastante delgada y cualquier persona podía tomarme en brazos pero él lo hacía como si yo fuera un pequeño cordero y el un gran león. Sentía toda la presión de sus dedos en mi piel pero a pesar de todo no me molestaba en nada, es más, me estaba gustando.
Cerré los ojos ante la salvajidad del momento, el borde del escote del corsé me estaba apretando en la parte superior de los pechos, tal vez porque de un momento a otro comenzaba a luchar para respirar correctamente. El sonido tan peculiar de vidrio, cristal y cosas chocando con el piso hizo que me girara, aun abrazando a Ademar, a ver mis cosas que ahora estaba regadas y algunas que otras rotas. De haber sido otro momento me hubiera puesto como loca y hubiera sacado al culpable de aquel delito de la habitación pero estaba demasiado ocupada tratando de saciar esos instintos tan bajos que me poseían. Apoye ambas manos en el tocador una vez que estuve sentada en él gracias a Ademar, trate de regular mi respiración mientras miraba al piso pero no podía, simplemente quería que me tomara en ese momento. Lo mire como incitándolo a que seguiría, esos instantes fueron como si los dos nos pusiéramos de acuerdo para decirnos algo con la mirada.
Cerré los ojos mientras trataba de seguir el rastro de sus besos sobre mi piel. Se fue acercando lentamente hasta mi sexo, su lengua húmeda solo hizo que me estremeciera, acerque una mano hasta su cabeza para enredar mis dedos en sus cabellos dorados que ahora se veían mas cobrizos gracias a que la luz era tenue en la habitación. Solté un gemido parecido a un suspiro precipitado, no me sorprendía que no fuera buen amante pues tenía toda pinta y hasta ese momento iba bastante bien. Decidí que el corsé comenzaba a molestarme pues cada vez que respiraba solo me oprimía los pulmones, la mano que tenía libre la lleve hasta el listón que estaba amarrado, hábilmente me deshice de él dejando así que el aire fluyera libre y que se viera un poco más del canalillo. Comencé a humedecerme mientras él seguía lamiendo mi sexo, busque su rostro con dos de mis dedos y lo levante para que pudiera verme, mi cuello se inclinó para poder besarle mas bruscamente que antes mientras mis piernas actuaban, encerrándolo aún en esa posición.
Cerré los ojos ante la salvajidad del momento, el borde del escote del corsé me estaba apretando en la parte superior de los pechos, tal vez porque de un momento a otro comenzaba a luchar para respirar correctamente. El sonido tan peculiar de vidrio, cristal y cosas chocando con el piso hizo que me girara, aun abrazando a Ademar, a ver mis cosas que ahora estaba regadas y algunas que otras rotas. De haber sido otro momento me hubiera puesto como loca y hubiera sacado al culpable de aquel delito de la habitación pero estaba demasiado ocupada tratando de saciar esos instintos tan bajos que me poseían. Apoye ambas manos en el tocador una vez que estuve sentada en él gracias a Ademar, trate de regular mi respiración mientras miraba al piso pero no podía, simplemente quería que me tomara en ese momento. Lo mire como incitándolo a que seguiría, esos instantes fueron como si los dos nos pusiéramos de acuerdo para decirnos algo con la mirada.
Cerré los ojos mientras trataba de seguir el rastro de sus besos sobre mi piel. Se fue acercando lentamente hasta mi sexo, su lengua húmeda solo hizo que me estremeciera, acerque una mano hasta su cabeza para enredar mis dedos en sus cabellos dorados que ahora se veían mas cobrizos gracias a que la luz era tenue en la habitación. Solté un gemido parecido a un suspiro precipitado, no me sorprendía que no fuera buen amante pues tenía toda pinta y hasta ese momento iba bastante bien. Decidí que el corsé comenzaba a molestarme pues cada vez que respiraba solo me oprimía los pulmones, la mano que tenía libre la lleve hasta el listón que estaba amarrado, hábilmente me deshice de él dejando así que el aire fluyera libre y que se viera un poco más del canalillo. Comencé a humedecerme mientras él seguía lamiendo mi sexo, busque su rostro con dos de mis dedos y lo levante para que pudiera verme, mi cuello se inclinó para poder besarle mas bruscamente que antes mientras mis piernas actuaban, encerrándolo aún en esa posición.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Cuando Arianne le alzó la cabeza y sus miradas se volvieron a encontrar ademar volvió a sumergirse en aquel mar azul que eran sus ojos. Se puso de pie y la beso con pasión mientras le quitaba cuidadosamente el corsé. Dejó de besarla un instante para contemplar su cuerpo semidesnudo y el vistazo bien mereció la pena. La mujer era delgada pero exuberante, sus pechos no eran demasiado grandes pero su forma y firmeza los hacían perfectos, casi parecían caídos hacia arriba. Sus piernas largas y firmes, su piel sedosa y su cintura delgada acentuando las curvas la hacían terriblemente hermosa. La cara de excitación de Arianne no hacía más que acelerar el corazón de Ademar.
- Los mismos dioses deberían sentir envidia de tu existencia…Ademar había estado con mujeres de todo el mundo y de todas las razas. Mujeres realmente hermosas que conseguían que los hombres se matasen entre sí por conquistarlas, pero la excitación de aquel momento hacía mucho que no la sentía. Se mente era puro deseo, sólo pensaba en poseer a aquella desconocida de ojos azules. ¿Lo habría hechizado? ¿se trataría de una bruja que lo estaba utilizando? Ademar siempre había sentido con pasión pero aquel deseo era sencillamente demasiado primitivo, demasiado animal.
- Maldita sea- pensó el lobo-. Deja de pensar y disfruta del momento, estúpido!!
Se deshizo de su camisa mostrando un torso ancho y musculazo. El calor corporal unido a la excitación hacían que todo su cuerpo brillase del sudor que lo cubría. Volvió a besar a la mujer, lentamente, primero en la boca, luego en el cuello y hasta sus deliciosos pechos. Sus manos la acariciaban aquí y allá con suavidad pero con firmeza. Poco a poco fue bajando sus manos hasta su ropa interior, la agarró con ambas manos y la arrancó, rompiéndola como si de papel se tratase. Antes de que Arianne pudiese protestar la miró con una sonrisa pícara y volvió a besarla apasionadamente. Deslizó sus manos hábilmente hasta su sexo mientras la besaba y acarició aquella humedad como sólo un buen amante sabría hacerlo, delicada pero firmemente.
Arianne estaba desnuda, muy húmeda y terriblemente excitada, el lobo lo sabía lo que hacía terriblemente difícil contenerse. Sin embargo quería escuchar como ella se lo pedía…
- Los mismos dioses deberían sentir envidia de tu existencia…Ademar había estado con mujeres de todo el mundo y de todas las razas. Mujeres realmente hermosas que conseguían que los hombres se matasen entre sí por conquistarlas, pero la excitación de aquel momento hacía mucho que no la sentía. Se mente era puro deseo, sólo pensaba en poseer a aquella desconocida de ojos azules. ¿Lo habría hechizado? ¿se trataría de una bruja que lo estaba utilizando? Ademar siempre había sentido con pasión pero aquel deseo era sencillamente demasiado primitivo, demasiado animal.
- Maldita sea- pensó el lobo-. Deja de pensar y disfruta del momento, estúpido!!
Se deshizo de su camisa mostrando un torso ancho y musculazo. El calor corporal unido a la excitación hacían que todo su cuerpo brillase del sudor que lo cubría. Volvió a besar a la mujer, lentamente, primero en la boca, luego en el cuello y hasta sus deliciosos pechos. Sus manos la acariciaban aquí y allá con suavidad pero con firmeza. Poco a poco fue bajando sus manos hasta su ropa interior, la agarró con ambas manos y la arrancó, rompiéndola como si de papel se tratase. Antes de que Arianne pudiese protestar la miró con una sonrisa pícara y volvió a besarla apasionadamente. Deslizó sus manos hábilmente hasta su sexo mientras la besaba y acarició aquella humedad como sólo un buen amante sabría hacerlo, delicada pero firmemente.
Arianne estaba desnuda, muy húmeda y terriblemente excitada, el lobo lo sabía lo que hacía terriblemente difícil contenerse. Sin embargo quería escuchar como ella se lo pedía…
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
En pocos segundos él se había encargado de mi corsé, dejándome de esta forma semidesnuda. Los dos estábamos en extremo excitados, lo notaba por como la piel de nuestro torso se movía apresuradamente en busca de un poco más de aire, pero yo no tenía tiempo para buscarle oxígeno, quería que ese hombre me tocara, sabía que ese era un pensamiento extraño pues las prostitutas solo nos dedicábamos a servir y no lo contrario, él no tenía por qué hacer nada pero estaba deseando que lo hiciera en ese momento. Se tomó la libertad de observarme breves minutos que solo lograron que me excitara más. Lo mire fijamente para que se dejara de todo aquello, simplemente y en ese momento no soportaba tenerlo tan lejos de mi cuerpo.
Casi sentí como el fuego me subía desde el estómago hasta garganta cuando se quitó la camisa dejando al descubierto su pecho desnudo y musculoso, todas aquellas cosas que Ademar pudiera poseer lo hacían extrañamente perfecto, la fuerza, el cuerpo, los chiste sobre su madre todo en conjunto hacían a una persona difícil de pasar por alto. No podía contener las ganas de querer pasar mi lengua por esa piel de color bronceado pero me detuvo el hecho de que él se había acercado de nuevo hacia mí para besarme. Sus labios fueron descendiendo por mi cuello y mis pechos los cuales reaccionaron al sentir su piel. Comencé a acariciarlo, primero en la cabeza hasta llegar a su espalda que estaba brillosa por el sudor, no lo culpaba yo sentía que ardía en fiebre.
Ademar actuaba de forma un poco salvaje, primero había roto las cosas de mi tocador y después había roto parte de mi ropa, igual no me podía quejar no porque no pudiera hacerlo pero no quería hacerlo, le di poca importancia a que me dejo desnuda y lo atraje hacia mí por el cuello cuando volvió a besarme, hundí mis dedos en la piel de su nuca para acercarlo más a mí-Los dioses siempre…siempre se preguntaran lo que será acostarse contigo-me separe ligeramente pues había sentido su mano en mi sexo, lo acariciaba lentamente como si me estuviera torturando, apreté los labios reprimiendo un gemido mientras que sentía como con cada segundo que pasaba me humedecía más. Mi boca se acercó a su oído el cual lamí-Sigue-le susurre suavemente mientras que otro gemido se escapaba de mi boca.
Lo estaba disfrutando mucho, pero algo no me estaba pareciendo nada justo. Yo ya estaba desnuda y el no. Con mucha fuerza de voluntad una de mis manos bajo hasta donde se encontraba su entrepierna, entre gemidos y besos ciegos que le proporcionaba mi mano comenzó a jugar sobre esa zona, sintiendo como su erección se hacía más notoria. Dos dedos hábilmente fueron desabotonados para dar un poco de más espacio, colé mi mano por debajo de su pantalón y ropa interior hasta que di con su virilidad. Lo empuje a cinco centímetros de mi con la mano solo para que pudiera verme a los ojos-No voy a ser la única desnuda ¿O si?-pregunte entrecortadamente pero con una mirada que solo decía "Lujuria" no podía creer lo mucho que me gustaba ese hombre.
Casi sentí como el fuego me subía desde el estómago hasta garganta cuando se quitó la camisa dejando al descubierto su pecho desnudo y musculoso, todas aquellas cosas que Ademar pudiera poseer lo hacían extrañamente perfecto, la fuerza, el cuerpo, los chiste sobre su madre todo en conjunto hacían a una persona difícil de pasar por alto. No podía contener las ganas de querer pasar mi lengua por esa piel de color bronceado pero me detuvo el hecho de que él se había acercado de nuevo hacia mí para besarme. Sus labios fueron descendiendo por mi cuello y mis pechos los cuales reaccionaron al sentir su piel. Comencé a acariciarlo, primero en la cabeza hasta llegar a su espalda que estaba brillosa por el sudor, no lo culpaba yo sentía que ardía en fiebre.
Ademar actuaba de forma un poco salvaje, primero había roto las cosas de mi tocador y después había roto parte de mi ropa, igual no me podía quejar no porque no pudiera hacerlo pero no quería hacerlo, le di poca importancia a que me dejo desnuda y lo atraje hacia mí por el cuello cuando volvió a besarme, hundí mis dedos en la piel de su nuca para acercarlo más a mí-Los dioses siempre…siempre se preguntaran lo que será acostarse contigo-me separe ligeramente pues había sentido su mano en mi sexo, lo acariciaba lentamente como si me estuviera torturando, apreté los labios reprimiendo un gemido mientras que sentía como con cada segundo que pasaba me humedecía más. Mi boca se acercó a su oído el cual lamí-Sigue-le susurre suavemente mientras que otro gemido se escapaba de mi boca.
Lo estaba disfrutando mucho, pero algo no me estaba pareciendo nada justo. Yo ya estaba desnuda y el no. Con mucha fuerza de voluntad una de mis manos bajo hasta donde se encontraba su entrepierna, entre gemidos y besos ciegos que le proporcionaba mi mano comenzó a jugar sobre esa zona, sintiendo como su erección se hacía más notoria. Dos dedos hábilmente fueron desabotonados para dar un poco de más espacio, colé mi mano por debajo de su pantalón y ropa interior hasta que di con su virilidad. Lo empuje a cinco centímetros de mi con la mano solo para que pudiera verme a los ojos-No voy a ser la única desnuda ¿O si?-pregunte entrecortadamente pero con una mirada que solo decía "Lujuria" no podía creer lo mucho que me gustaba ese hombre.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Ademar no podía estar más de acuerdo con aquella observación.
- Sólo tardaré unos segundos, espero que no te vallas a ningún sitio…- le dijo mientras le guiñaba un ojo.
Rápidamente se deshizo de sus botas y luego del pantalón, quedando completamente desnudo. El cuerpo del hombre era realmente espectacular. Su altura, su complexión fuerte y delgada, añadido a su atractivo rostro y su porte seguro le hacían parecer un dios griego encarnado en la tierra.
Una vez estuvo completamente desnudo no hizo esperar a Arianne más de los necesario. Se apartó los pelos de la cara y se acercó a la muchacha abrazándola con sus poderosos brazos. Le besó el cuello y acarició sus pechos con pasión. Le gustaba la fragilidad de la mujer, le gustaba rodearla con sus brazos y hacerla sentir segura e indefensa a la vez.
La temperatura del ambiente estaba caldeada, la respiración de los amantes era entrecortada, estaban sumergidos en un huracán de pasión y deseo. Las manos del hombre acariciaban cada centímetro del impresionante cuerpo de Arianne. Una de sus manos se deslizó poco a poco hasta abajo, buscando nuevamente su sexo y siguió acariciándolo nuevamente. Cuando vio que estaba preparada y que sus gemidos eran ya incontrolabas pegó aún más su cuerpo, situó su sexo junto al de ella y la penetró. Estaba más erecto de lo que había estado en su vida y al sentir la calidez del interior de Arianne no pudo evitar emitir un gemido de placer gutural.
La situación había llegado a su climax y Ademar no había hecho más que empezar. Con energía y pasión comenzó a empujar, penetrándola una y otra vez como si la vida le fuese en ello. La mesa comenzó a hacer ruido pero el hombre sólo tenía oídos para los gemidos de su amada. Se apartó un poco para contemplar la belleza del cuerpo de la mujer en pleno acto mientras acariciaba el rostro de ella. Llegados a ese punto el placer era tan profundo que los gemidos se podrían escuchar en todo el burdel. A Ademar todo aquello le daba igual, sumergido en la pasión del momento sólo podía seguir penetrándola una y otra vez…
- Sólo tardaré unos segundos, espero que no te vallas a ningún sitio…- le dijo mientras le guiñaba un ojo.
Rápidamente se deshizo de sus botas y luego del pantalón, quedando completamente desnudo. El cuerpo del hombre era realmente espectacular. Su altura, su complexión fuerte y delgada, añadido a su atractivo rostro y su porte seguro le hacían parecer un dios griego encarnado en la tierra.
Una vez estuvo completamente desnudo no hizo esperar a Arianne más de los necesario. Se apartó los pelos de la cara y se acercó a la muchacha abrazándola con sus poderosos brazos. Le besó el cuello y acarició sus pechos con pasión. Le gustaba la fragilidad de la mujer, le gustaba rodearla con sus brazos y hacerla sentir segura e indefensa a la vez.
La temperatura del ambiente estaba caldeada, la respiración de los amantes era entrecortada, estaban sumergidos en un huracán de pasión y deseo. Las manos del hombre acariciaban cada centímetro del impresionante cuerpo de Arianne. Una de sus manos se deslizó poco a poco hasta abajo, buscando nuevamente su sexo y siguió acariciándolo nuevamente. Cuando vio que estaba preparada y que sus gemidos eran ya incontrolabas pegó aún más su cuerpo, situó su sexo junto al de ella y la penetró. Estaba más erecto de lo que había estado en su vida y al sentir la calidez del interior de Arianne no pudo evitar emitir un gemido de placer gutural.
La situación había llegado a su climax y Ademar no había hecho más que empezar. Con energía y pasión comenzó a empujar, penetrándola una y otra vez como si la vida le fuese en ello. La mesa comenzó a hacer ruido pero el hombre sólo tenía oídos para los gemidos de su amada. Se apartó un poco para contemplar la belleza del cuerpo de la mujer en pleno acto mientras acariciaba el rostro de ella. Llegados a ese punto el placer era tan profundo que los gemidos se podrían escuchar en todo el burdel. A Ademar todo aquello le daba igual, sumergido en la pasión del momento sólo podía seguir penetrándola una y otra vez…
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Sonreí de miedo lado cuando se despegó de mí para quitarse la ropa, aproveche para llevar mi cuerpo un poco más al borde del tocador así cualquier acto que pudiéramos realizar sería mucho más fácil de llevar acabo-No iré a ningún lado-analicé cada uno de sus movimientos, desde cómo se quitaba las botas hasta el pantalón dejando ese espectacular cuerpo a vista y en todo su esplendor, no pude evitar entreabrir la boca y sentirme emocionada por tener ese cuerpo pegado junto al mío. No sabía exactamente que me pasaba, yo había estado con muchos hombres y el sexo ya no era algo nuevo para mí pero en verdad quería estar con él y agradecía internamente que él me hubiera escogido a mí en vez de a otra. Lo rodee con mis brazos al momento en que él se volvió a acercar a mí, tenía una profunda necesidad de poner mi lengua sobre su piel, como si de un helado se tratara pero no era lo que yo quisiera, yo solo era la prostituta y el, era el cliente.
El ambiente se había tornado caliente, casi hasta el punto de sentirme ahogada en muchas emociones. Sentía una opresión en el pecho que solamente era señal de que de que necesitaba tenerlo, mientras él recorría cada rincón de mi cuerpo con sus manos mi boca se empeñó en buscar sus labios y trazar un camino de besos desde ahí hasta su cuello. Su mano en mi sexo solo me hizo gemir cada vez más fuerte, esperando aquel momento en que pudiera sentirlo en toda su totalidad. Volví a subir mis besos hasta sus labios los cuales tome entre los míos y succione suavemente, tomando entre mis manos s rostro, en ese momento no era responsable de mi misma y tampoco quería serlo.
Después de una larga y agonizante espera por fin llegó el momento. Sentí como entraba en mí lentamente arrancándome un gemido mientras lo sentía, mis paredes se amoldaban a su virilidad y potencia mientras me penetraba. Escucharlo gemir solo hizo que me excitara más y soltara otro gemido. Tuve que soltarme de su cuello con una mano para recargar mi peso en la mesita de madera mientras él me embestía una y otra vez, mi pobre mueble empezó a crujir conforme el seguía con sus penetraciones y los gemidos de ambos cada vez eran más fuertes, la mesa se movía violentamente bajo mi cuerpo y estaba segura de que en cualquier momento se quebraría, lo lamentaría al otro día tal vez en una hora o dos pero en ese momento estaba perdida en un mar de pasión y lujuria.
Lo mire a los ojos cuando tomo mi rostro entre su manos, tomaba aire con la boca pues parecía que los pulmones no me funcionaba correctamente, arquee la espalda de puro placer mientras le seguía con sus movimientos en mi interior, escuchar sus gemidos era como música para mis oídos, sabía que todos nos escuchaban pero eso no me importaba, quería que siguiera. Clave mis dedos en su espalda como si así fuera a sobrevivir al grado de placer que rondaba en la habitación-Ademar…-logre soltar mientras mi cuerpo perlado por el sudor se movía al compás del suyo y mis piernas rodeaban su cintura para que la penetración fuera más profunda.
El ambiente se había tornado caliente, casi hasta el punto de sentirme ahogada en muchas emociones. Sentía una opresión en el pecho que solamente era señal de que de que necesitaba tenerlo, mientras él recorría cada rincón de mi cuerpo con sus manos mi boca se empeñó en buscar sus labios y trazar un camino de besos desde ahí hasta su cuello. Su mano en mi sexo solo me hizo gemir cada vez más fuerte, esperando aquel momento en que pudiera sentirlo en toda su totalidad. Volví a subir mis besos hasta sus labios los cuales tome entre los míos y succione suavemente, tomando entre mis manos s rostro, en ese momento no era responsable de mi misma y tampoco quería serlo.
Después de una larga y agonizante espera por fin llegó el momento. Sentí como entraba en mí lentamente arrancándome un gemido mientras lo sentía, mis paredes se amoldaban a su virilidad y potencia mientras me penetraba. Escucharlo gemir solo hizo que me excitara más y soltara otro gemido. Tuve que soltarme de su cuello con una mano para recargar mi peso en la mesita de madera mientras él me embestía una y otra vez, mi pobre mueble empezó a crujir conforme el seguía con sus penetraciones y los gemidos de ambos cada vez eran más fuertes, la mesa se movía violentamente bajo mi cuerpo y estaba segura de que en cualquier momento se quebraría, lo lamentaría al otro día tal vez en una hora o dos pero en ese momento estaba perdida en un mar de pasión y lujuria.
Lo mire a los ojos cuando tomo mi rostro entre su manos, tomaba aire con la boca pues parecía que los pulmones no me funcionaba correctamente, arquee la espalda de puro placer mientras le seguía con sus movimientos en mi interior, escuchar sus gemidos era como música para mis oídos, sabía que todos nos escuchaban pero eso no me importaba, quería que siguiera. Clave mis dedos en su espalda como si así fuera a sobrevivir al grado de placer que rondaba en la habitación-Ademar…-logre soltar mientras mi cuerpo perlado por el sudor se movía al compás del suyo y mis piernas rodeaban su cintura para que la penetración fuera más profunda.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
La mente de Ademar estaba en blanco, volcada completamente en el momento, en el placer del momento. Siguió penetrándola con todas sus fuerzas, haciendo que sus cuerpos chocasen ruidosamente con cada embestida. El placer era tan intenso que sólo podía gemir y acariciar tan escultural cuerpo. La miró a los ojos, a aquellos ojos azules, mientras le decía con voz ronca.
- Te siento, me encanta sentir tu calidez…
Siguió embistiéndola un tiempo entre gemidos y caricias hasta que el placer se hizo insoportable. Si seguía iba a alcanzar el clímax y no estaba dispuesto a que aquello terminase tan pronto. Ademar podía ser muchas cosas malas pero, desde luego, no era un mal amante.
La volvió a coger y alzar en el aire y. unidos, se la llevó a la cama. La dejó sobre ella con delicadeza y siguió penetrándola con energía. Dejó que su cuerpo cayese sobre el de ella con todo su peso, la abrazó y le susurró al oído.
- Date la vuelta…- mientras seguía embistiéndola.
Estaba totalmente sumergido en un frenesí de pasión. Pese a haber estado con cientos de mujeres de todo el mundo, pese a su naturaleza pasional, algo en aquella mujer lo estaba llevando a cotas de placer pocas veces alcanzadas. Su mirada, su cuerpo, sus gemidos, su forma de moverse era una diosa del sexo y Ademar un elegido de los dioses que se entregaba con todas sus fuerzas para complacerla. Cada gemido de Arianne lo excitaba, cada mirada lo excitaba, cada gesto lo excitaba.
- Date la vuelta…- volvió a susurrarle al odio con voz ronca.
Quería verla desde todos los ángulos y posiciones posibles. Quería que aquel momento durase eternamente…
- Te siento, me encanta sentir tu calidez…
Siguió embistiéndola un tiempo entre gemidos y caricias hasta que el placer se hizo insoportable. Si seguía iba a alcanzar el clímax y no estaba dispuesto a que aquello terminase tan pronto. Ademar podía ser muchas cosas malas pero, desde luego, no era un mal amante.
La volvió a coger y alzar en el aire y. unidos, se la llevó a la cama. La dejó sobre ella con delicadeza y siguió penetrándola con energía. Dejó que su cuerpo cayese sobre el de ella con todo su peso, la abrazó y le susurró al oído.
- Date la vuelta…- mientras seguía embistiéndola.
Estaba totalmente sumergido en un frenesí de pasión. Pese a haber estado con cientos de mujeres de todo el mundo, pese a su naturaleza pasional, algo en aquella mujer lo estaba llevando a cotas de placer pocas veces alcanzadas. Su mirada, su cuerpo, sus gemidos, su forma de moverse era una diosa del sexo y Ademar un elegido de los dioses que se entregaba con todas sus fuerzas para complacerla. Cada gemido de Arianne lo excitaba, cada mirada lo excitaba, cada gesto lo excitaba.
- Date la vuelta…- volvió a susurrarle al odio con voz ronca.
Quería verla desde todos los ángulos y posiciones posibles. Quería que aquel momento durase eternamente…
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
La habitación se había inundado completamente de gemidos y de un aire tibio que me ahogaba, había aislado mis sentidos completamente pareciendo que solo nosotros dos estábamos en aquel burdel. Trate de abrir la boca para decir algo pero mi garganta estaba demasiado cerrada por el placer como para pronunciar una palabra o frase completa por lo que solamente soltaba gemidos y suspiros mientras nuestras caderas chocaban. Estábamos tan involucrados en el asunto que a lo único que nos limitábamos durante ese momento era a mirarnos, mis dedos se hundieron en su cabello como si de esa forma pudiera estar más en mí pero simplemente era un reflejo de sus palabras. Cada vez que hablaba con esa voz ronca y ahogada por los gemidos me hacía excitarme más-Tú…-entrecorte la frase para tomar aire y no dejar que un suspiro saliera de mi boca-me fascinas-sonreí de miedo lado durante unos segundos y luego presione mis labios contra los suyos. En ese momento el me traía como loca.
Generalmente yo no hacia esa clase de comentarios, me limitaba a hacer lo que me pedían y ya, incluso nunca acostumbraba a besar más de lo necesario pero con Ademar me era imposible no hacerlo al fin y al cabo era solo una noche, a las pocas horas él se iría y todo volvería a la normalidad. Sus embestidas eran constantes y precisas, de haber sido otro hombre y si mis cálculos no me fallaban estaba segura de que acabaría pronto pero no era otro hombre pero no si no él casi bajado del mismo cielo, tan espectacular que me daba dolor de cabeza y por lo visto tampoco era de orgasmos fáciles como yo. Me abrace a él con todo lo que pude cuando me volvió a levantar, sintiendo cada parte de su divino cuerpo musculoso, mi cuerpo se acomodó en la cama de tal forma, el en medio de mis muslos, que los dos estuviéramos cómodos. A los pocos segundos siguió con sus embestidas y yo con mis gemidos de placer.
Pude sentir todo el esplendor de su cuerpo cuando se dejó caer en mí, una opresión en el vientre me hizo buscar su mirada, pesaba mucho, era un hombre grande pero limite a escuchar lo que me susurraba o tratar de escuchar, ya que en ese momento no era yo misma entre tanto placer. Con mucha fuerza de mi parte, lo empuje para poder darme la vuelta fue un momento exacto para tomar aire aunque en realidad lo único que hacía era hiperventilar. Sacudí mi cabello hacia atrás pues en esos momentos me estorbaba y espere a que Ademar estuviera de nuevo en mí pues quería sentirlo en todas las formas posibles.
Generalmente yo no hacia esa clase de comentarios, me limitaba a hacer lo que me pedían y ya, incluso nunca acostumbraba a besar más de lo necesario pero con Ademar me era imposible no hacerlo al fin y al cabo era solo una noche, a las pocas horas él se iría y todo volvería a la normalidad. Sus embestidas eran constantes y precisas, de haber sido otro hombre y si mis cálculos no me fallaban estaba segura de que acabaría pronto pero no era otro hombre pero no si no él casi bajado del mismo cielo, tan espectacular que me daba dolor de cabeza y por lo visto tampoco era de orgasmos fáciles como yo. Me abrace a él con todo lo que pude cuando me volvió a levantar, sintiendo cada parte de su divino cuerpo musculoso, mi cuerpo se acomodó en la cama de tal forma, el en medio de mis muslos, que los dos estuviéramos cómodos. A los pocos segundos siguió con sus embestidas y yo con mis gemidos de placer.
Pude sentir todo el esplendor de su cuerpo cuando se dejó caer en mí, una opresión en el vientre me hizo buscar su mirada, pesaba mucho, era un hombre grande pero limite a escuchar lo que me susurraba o tratar de escuchar, ya que en ese momento no era yo misma entre tanto placer. Con mucha fuerza de mi parte, lo empuje para poder darme la vuelta fue un momento exacto para tomar aire aunque en realidad lo único que hacía era hiperventilar. Sacudí mi cabello hacia atrás pues en esos momentos me estorbaba y espere a que Ademar estuviera de nuevo en mí pues quería sentirlo en todas las formas posibles.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
La pasión y el placer hacían que la bestia que llevaba dentro bramara con todas sus fuerzas. Los gemidos se tornaban en gruñidos de placer con suma facilidad y el sudor de los amantes se mezclaba con su saliva.
Cuando Arianne se dio la vuelta Ademar la agarró de la cintura y se la acercó a su cuerpo. Mientras ella estaba de espalda el lamió su cuello y su oreja, gimiendo junto a su oído. Acarició sus erguidos pechos, suaves y cubiertos de sudor, y mientras seguía lamiendo su cuello volvió a penetrarla. Otro gemido de intenso placer volvió a escapar de la boca de Ademar al sentir la calidez del interior de Arianne.
Con un gesto salvaje la hizo inclinarse para poder penetrarla mejor. Quería hundirse hasta lo más profundo de aquella mujer, quería fundirse en un solo ser con ella.
- Ahora somos uno- le susurró inclinándose hacia ella.
Continuó embistiendo con todas sus fuerzas y pasión mientras acariciaba cada centímetro de aquella maravillosa piel, cada curva, cada pliegue de su cuerpo era suyo ahora y no pararía hasta explorar cada uno de sus secretos. Aquella cortesana era como pocas se había encontrado, la pasión que había despertado en él estaba más allá de toda duda y por un segundo pensó en el después…
Sin embargo, el placer era tan intenso que lo devolvió al instante al lugar mismo en el que se encontraba. Un instante de puro placer. Así, desechando todo pensamiento que lo pudiese sacar de aquella habitación siguió entregado al momento.
- Carpe Diem… -fue su último pensamiento.
Cuando Arianne se dio la vuelta Ademar la agarró de la cintura y se la acercó a su cuerpo. Mientras ella estaba de espalda el lamió su cuello y su oreja, gimiendo junto a su oído. Acarició sus erguidos pechos, suaves y cubiertos de sudor, y mientras seguía lamiendo su cuello volvió a penetrarla. Otro gemido de intenso placer volvió a escapar de la boca de Ademar al sentir la calidez del interior de Arianne.
Con un gesto salvaje la hizo inclinarse para poder penetrarla mejor. Quería hundirse hasta lo más profundo de aquella mujer, quería fundirse en un solo ser con ella.
- Ahora somos uno- le susurró inclinándose hacia ella.
Continuó embistiendo con todas sus fuerzas y pasión mientras acariciaba cada centímetro de aquella maravillosa piel, cada curva, cada pliegue de su cuerpo era suyo ahora y no pararía hasta explorar cada uno de sus secretos. Aquella cortesana era como pocas se había encontrado, la pasión que había despertado en él estaba más allá de toda duda y por un segundo pensó en el después…
Sin embargo, el placer era tan intenso que lo devolvió al instante al lugar mismo en el que se encontraba. Un instante de puro placer. Así, desechando todo pensamiento que lo pudiese sacar de aquella habitación siguió entregado al momento.
- Carpe Diem… -fue su último pensamiento.
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
No estaba segura de mi misma en ese momento, no reconocía absolutamente nada pues mi mente estaba en blanco gracias a esa atmosfera de placer que habíamos construido. Era extraño admitir que no podía decirle que no a ese hombre, por muchas cosas que habían pasado ahora me era sumamente fácil solo aceptar regalos y decir después que nos veríamos otro día pero en el momento en que mis ojos se posaron en Ademar supe que no me negaría a nada, incluso cuando me contradijera a mí misma en ese acto pero de alguna manera tenía que conseguir dinero, solo será por esa noche en la que me daba un gusto, seguramente después su esposa lo amarraría a la cabecera de la cama por llegar tan tarde y no lo volvería a ver jamás como pasaba con todos los clientes que tenía, claro, a excepción de unos cuantos que pagaban por exclusividad como dijo Magnolia.
Me percate de su lengua sobre mi oreja lo que me hizo estremecer, a comparación del aire tibio que nos rozaba su saliva era fría y el contraste de temperaturas notorio, pero esa sensación fue reemplazada por otra aún más fuerte e intensa cuando sentí sus manos sobre mis pechos, un gemido se escapó de mis labios gracias a la descarga de adrenalina que tenía en ese momento, mi mente se volvió a enfocar en disfrutar de ese momento y en analizarlo para que así nunca se me olvidara. Volverlo a sentir dentro mío me hizo cerrar los ojos y morderme le lengua fuertemente como si quisiera que él no supiera que en verdad lo estaba disfrutando. Me asuste cuando con un movimiento más fuerte de lo normal me hizo inclinarme casi por completo sobre la cama aunque más que asustarme me había sorprendido su brusquedad.
Que me trataran como muñeca no era nuevo pero el literalmente lo hacía, si me quería mover simplemente tenía que levantarme en brazos con esa fuerza tan extraña que tenía. Me aferre las sabanas de la cama mientras él seguía embistiendo, llegando hasta lo más hondo de mí ser, los gemidos ahora no pedían permiso para salir simplemente lo hacían, me moví ligeramente más hacia su cuerpo para que la penetración fuera aún más profunda de lo que ya era. Sentí su torso sobre mi espalda, se había inclinado para decirme algo al oído. La verdad era la primera vez que un cliente decía algo como eso, que tal vez si no me gustara tanto ya hubiera detenido nuestro acto sexual para huir espantada de sus palabras. Las prostitutas no solíamos involucrarnos demasiado, nosotras caminábamos hacia lo que nos ofrecían y listo.
Pude haber contestado pero gracias a un quejido solo cerré los ojos, no podía pensar ni articular palabra alguna. El placer me tenía inhibida de todas las formas posibles, solo podía dar y recibir en ese momento-Sigue-demande con la voz quebrada pero a la vez en un tono más alto de lo normal.
Me percate de su lengua sobre mi oreja lo que me hizo estremecer, a comparación del aire tibio que nos rozaba su saliva era fría y el contraste de temperaturas notorio, pero esa sensación fue reemplazada por otra aún más fuerte e intensa cuando sentí sus manos sobre mis pechos, un gemido se escapó de mis labios gracias a la descarga de adrenalina que tenía en ese momento, mi mente se volvió a enfocar en disfrutar de ese momento y en analizarlo para que así nunca se me olvidara. Volverlo a sentir dentro mío me hizo cerrar los ojos y morderme le lengua fuertemente como si quisiera que él no supiera que en verdad lo estaba disfrutando. Me asuste cuando con un movimiento más fuerte de lo normal me hizo inclinarme casi por completo sobre la cama aunque más que asustarme me había sorprendido su brusquedad.
Que me trataran como muñeca no era nuevo pero el literalmente lo hacía, si me quería mover simplemente tenía que levantarme en brazos con esa fuerza tan extraña que tenía. Me aferre las sabanas de la cama mientras él seguía embistiendo, llegando hasta lo más hondo de mí ser, los gemidos ahora no pedían permiso para salir simplemente lo hacían, me moví ligeramente más hacia su cuerpo para que la penetración fuera aún más profunda de lo que ya era. Sentí su torso sobre mi espalda, se había inclinado para decirme algo al oído. La verdad era la primera vez que un cliente decía algo como eso, que tal vez si no me gustara tanto ya hubiera detenido nuestro acto sexual para huir espantada de sus palabras. Las prostitutas no solíamos involucrarnos demasiado, nosotras caminábamos hacia lo que nos ofrecían y listo.
Pude haber contestado pero gracias a un quejido solo cerré los ojos, no podía pensar ni articular palabra alguna. El placer me tenía inhibida de todas las formas posibles, solo podía dar y recibir en ese momento-Sigue-demande con la voz quebrada pero a la vez en un tono más alto de lo normal.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
El instante se hacía eterno, la eternidad era aquel instante.
Ademar siguió embistiéndola como si le fuese la vida en ello. Cada vez que la penetraba y sentía su calor pensaba que se iba a volver loco de placer. Acariciaba su cuerpo suave y empapado en sudor con tal devoción que casi parecía tratarlo como sagrado. Adoraba sus caderas, su cintura, su espalda, sus pechos, su cuello, sus ojos…
La agarró con suavidad por la cintura instándola a que se diese la vuelta. Quería volver a verle el rostro, quería volver a sumergirse en aquel océano que eran sus ojos.
Volvió a echarse sobre ella con delicadez pero sin poder evitar cubrirla con su peso. Acarició su dulce rostro y la besó con pasión.
- El tiempo que no estoy dentro de ti es una eternidad de desdicha… -le susurró con aquella voz ronca cargada de placer.
Bajó su mano desde el rostro hasta sus piernas, acariciando todo su cuerpo en el camino. Suavemente separó ambas piernas, acercaron sus cuerpos y volvió a penetrarla. Otra vez aquel calor, aquella exquisita calidez. Sin poder evitar un gemido gutural de placer salvaje siguió afanado en la tarea.
Ahora tenía el rostro de Arianne a apenas un palmo del suyo. Podía sentir cada palpitación de su corazón, cara respiración entrecortada, cada gemido de placer. Verla tan cerca, aquel rostro angelical sumergido en la vorágine de placer y deseo lo ponía terriblemente excitado. El placer se hacía cada vez más intenso y una vez más tuvo que hacer un esfuerzo de toda su voluntad para no alcanzar el clímax en ese instante. Estaba practicando sexo con una diosa y debía darle todo lo que ella desease.
- Dime lo que quieres. Dime lo que deseas…
Ademar siguió embistiéndola como si le fuese la vida en ello. Cada vez que la penetraba y sentía su calor pensaba que se iba a volver loco de placer. Acariciaba su cuerpo suave y empapado en sudor con tal devoción que casi parecía tratarlo como sagrado. Adoraba sus caderas, su cintura, su espalda, sus pechos, su cuello, sus ojos…
La agarró con suavidad por la cintura instándola a que se diese la vuelta. Quería volver a verle el rostro, quería volver a sumergirse en aquel océano que eran sus ojos.
Volvió a echarse sobre ella con delicadez pero sin poder evitar cubrirla con su peso. Acarició su dulce rostro y la besó con pasión.
- El tiempo que no estoy dentro de ti es una eternidad de desdicha… -le susurró con aquella voz ronca cargada de placer.
Bajó su mano desde el rostro hasta sus piernas, acariciando todo su cuerpo en el camino. Suavemente separó ambas piernas, acercaron sus cuerpos y volvió a penetrarla. Otra vez aquel calor, aquella exquisita calidez. Sin poder evitar un gemido gutural de placer salvaje siguió afanado en la tarea.
Ahora tenía el rostro de Arianne a apenas un palmo del suyo. Podía sentir cada palpitación de su corazón, cara respiración entrecortada, cada gemido de placer. Verla tan cerca, aquel rostro angelical sumergido en la vorágine de placer y deseo lo ponía terriblemente excitado. El placer se hacía cada vez más intenso y una vez más tuvo que hacer un esfuerzo de toda su voluntad para no alcanzar el clímax en ese instante. Estaba practicando sexo con una diosa y debía darle todo lo que ella desease.
- Dime lo que quieres. Dime lo que deseas…
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Trataba con todas mis fuerzas por no gritar pero ahogada hasta el cuello de placer no podía hacer otra cosa. Si él seguía embistiéndome de esa forma pronto llegaríamos al final y eso sería una lástima porque él tendría que irse. No sabía en realidad que tenía ese hombre pero me encantaba sentir sus manos sobre mi cuerpo, sentir como me acariciaba, era casi como tocar el cielo de todo lo que me estaba proporcionando en ese instante. Hizo un moviente para que yo volviera a girarme y quedar bocarriba lo que por ende quería decir que saldría de mi interior para que volviera a acomodarse entre mis muslos, me sentía algo desenfrenada y casi necesitada cuando no lo sentí dentro de mí pero era por un bien común y unos cuantos segundos en realidad no eran nada.
Volvió a dejar caer su peso sobre mí pero esta vez con delicadeza, ya no sentí que oprimía el paso del poco aire que pudiera tomar en esos momentos. Ademar no era un cliente típico, respondí su beso con la misma pasión dándome el lujo de empujar con la lengua sus labios, pidiendo permiso para entrar pero mi intento fue frustrado cuando abrió mis piernas y volvió a penetrarme sin decir nada más. Gire la cabeza y ahogue un gemido en la curvatura de su cuello. Su piel era tan hermosa, bronceada ligeramente como si tuviera oro incrustado en la piel, tal vez me volvía loca y la pasión me hacía ver cosas que no estaban ahí pero no dude ni un segundo en abrir la boca para besar, lamer y succionar la piel de esa zona-To…Todo un poeta-dije entre gemidos y de forma divertida trace un camino de besos hasta su oreja-Me gusta que estés dentro-hable para después gemir en su oído de forma suave.
Podía mirarlo a los ojos mientras mi cuerpo se movía gracias a los empujes del suyo, mientras no paraba de gemir gracias a estar ensimismados en ese momento, era tanta la entrega de ambos que podía sentir como su pecho se movía gracias a las palpitaciones desenfrenadas de su corazón, no podía creer lo que ese hombre ocasionaba en mi interior aparte de las muchas ganas de tenerlo en mi cama. Lo abracé rodeando con mis brazos su espalda sudorosa, la cual comencé a acariciar lentamente hasta llegar al lugar en donde no había más espalda…Me permití hacer presión en sus glúteos lo cual extrañamente me hizo gemir, causar placer me excitaba y más si el placer se lo daba a un hombre tan atractivo.
-¿Ah?-logre alcanzar a decir cuando me demando que le dijera que quería, apenas podía hablar y eso no era bueno, hablar mucho podía apagar la chispa que había, aparte yo estaba segura de que si querías decir algo no había mejor forma de hacerlo que con miradas y con tu cuerpo lo cual era mucho mejor ¿Cómo quería que pensara en una respuesta? De la nada la respuesta apareció como por arte en mi cabeza-Gírate-le demande en un gemido que más bien era un gritito ahogado-Es mi…es mi turno de ir…arriba-las palabras salían arrastradas, con dificultad y entrecortadas pero esa solo porque se me hacía difícil contenerme.
Volvió a dejar caer su peso sobre mí pero esta vez con delicadeza, ya no sentí que oprimía el paso del poco aire que pudiera tomar en esos momentos. Ademar no era un cliente típico, respondí su beso con la misma pasión dándome el lujo de empujar con la lengua sus labios, pidiendo permiso para entrar pero mi intento fue frustrado cuando abrió mis piernas y volvió a penetrarme sin decir nada más. Gire la cabeza y ahogue un gemido en la curvatura de su cuello. Su piel era tan hermosa, bronceada ligeramente como si tuviera oro incrustado en la piel, tal vez me volvía loca y la pasión me hacía ver cosas que no estaban ahí pero no dude ni un segundo en abrir la boca para besar, lamer y succionar la piel de esa zona-To…Todo un poeta-dije entre gemidos y de forma divertida trace un camino de besos hasta su oreja-Me gusta que estés dentro-hable para después gemir en su oído de forma suave.
Podía mirarlo a los ojos mientras mi cuerpo se movía gracias a los empujes del suyo, mientras no paraba de gemir gracias a estar ensimismados en ese momento, era tanta la entrega de ambos que podía sentir como su pecho se movía gracias a las palpitaciones desenfrenadas de su corazón, no podía creer lo que ese hombre ocasionaba en mi interior aparte de las muchas ganas de tenerlo en mi cama. Lo abracé rodeando con mis brazos su espalda sudorosa, la cual comencé a acariciar lentamente hasta llegar al lugar en donde no había más espalda…Me permití hacer presión en sus glúteos lo cual extrañamente me hizo gemir, causar placer me excitaba y más si el placer se lo daba a un hombre tan atractivo.
-¿Ah?-logre alcanzar a decir cuando me demando que le dijera que quería, apenas podía hablar y eso no era bueno, hablar mucho podía apagar la chispa que había, aparte yo estaba segura de que si querías decir algo no había mejor forma de hacerlo que con miradas y con tu cuerpo lo cual era mucho mejor ¿Cómo quería que pensara en una respuesta? De la nada la respuesta apareció como por arte en mi cabeza-Gírate-le demande en un gemido que más bien era un gritito ahogado-Es mi…es mi turno de ir…arriba-las palabras salían arrastradas, con dificultad y entrecortadas pero esa solo porque se me hacía difícil contenerme.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Su cuerpo ardía, como si hubiese absorbido todo el calor del fuego. Sentía la humedad y el calor entre las piernas de Arianne, su cuerpo se abría como una flor. Le besó las orejas, los labios y luego los pechos. Ahora se los chupaba cada vez más fuerte, rítmicamente, con los dientes rozándole los pezones
La levantó de modo que su cabeza quedó en el aire, echada hacia atrás, con el cabello suelto que caía. Siguió penetrándola así, con ritmo y pasión. Mas, ella había expresado su deseo y el no pararía hasta verla totalmente satisfecha.
Salió de su interior. Cada instante fuera de ella era una eternidad de agonía. Quería sentirla, introducir su pene erecto en su sexo hasta morir de placer. Podría seguir allí, con ella, hasta el final de los días. Sumergido en aquella sabanas, rodeado de su olor podría estar por siempre.
Se echó sobre la cama, apoyando su espalda sobre el respaldo para quedar sentado. Quería seguir teniendo el rostro junto al de ella. Le encantaba escuchar su respiración mientras lo hacían, sus latidos, sus gemidos…
- Es tu momento, Arianne, el tuyo…
Quería verla sobre él, quería verla alcanzar el orgasmo, quería volver a estar dentro de ella de inmediato.
La levantó de modo que su cabeza quedó en el aire, echada hacia atrás, con el cabello suelto que caía. Siguió penetrándola así, con ritmo y pasión. Mas, ella había expresado su deseo y el no pararía hasta verla totalmente satisfecha.
Salió de su interior. Cada instante fuera de ella era una eternidad de agonía. Quería sentirla, introducir su pene erecto en su sexo hasta morir de placer. Podría seguir allí, con ella, hasta el final de los días. Sumergido en aquella sabanas, rodeado de su olor podría estar por siempre.
Se echó sobre la cama, apoyando su espalda sobre el respaldo para quedar sentado. Quería seguir teniendo el rostro junto al de ella. Le encantaba escuchar su respiración mientras lo hacían, sus latidos, sus gemidos…
- Es tu momento, Arianne, el tuyo…
Quería verla sobre él, quería verla alcanzar el orgasmo, quería volver a estar dentro de ella de inmediato.
Ademar de Narbona- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 16/01/2011
Re: Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}
Cuando salió de mi interior no pude contener un gemido, el hecho de tenerlo dentro era placentero y causaba miles de cosas dentro de mí pero que saliera también causaba cosas en mi interior, me provocaba la sensación de necesidad. Lo único que me causaba un poco de molestia era saber que vería la cicatriz que tenía en la cadera, justo en la coyuntura entre el hueso, al parecer no la había visto antes y tampoco era tan grande pero si la observaba se daría cuenta de que eso no había sido un accidente y no me gustaba que me preguntaran. Me arrodille en la cama mientras él se acomodaba sentándose y recargándose en la cabecera, seguramente para verme en todo momento.
Esta noche estaba siendo fantástica, sabía que en esta ocasión ambos nos fundiríamos en el momento, no me detendría hasta conseguirlo. Antes de hacer cualquier otra cosa me acerque a él, inclinando primero la cabeza y después manteniendo mi peso con las manos, el había pasado su lengua por donde quiso y ahora me tocaba a mí, por mucho que quisiera sentirlo dentro tenía que aguantar un poco. Mis labios se posaron en la piel que rodeaba su ombligo, deje un beso y lo mire a los ojos-Dime Ademar…¿Tu esposa no se enoja?-aquello era más sarcasmo que otra cosa pero tal vez para él en verdad significaba algo esa pregunta-¿No se pone celosa de que vengas a buscar la petit mort con alguien que no es ella?-volví a bajar mis besos hasta sus caderas, en donde me pase un corto pero agonizante tiempo dando besos como me parecía. Mis manos se encontraron con su virilidad la cual tome delicadamente y bese en la punta.
Lentamente pase mi lengua a lo largo ocupándome con las manos de los lugares que no alcanzaba, poco a poco comencé a humedecer desde la punta de su miembro hasta el tronco, me ocupada de cada lugar de él, no quería dejar a un lado nada. Aleje mi cabeza para acariciar su miembro de arriba hacia abajo, sintiéndome extasiada por notar su respiración, volver a su subir por su torso dejando pequeños besos por el camino hizo que algo se encendiera en mi interior de tal forma que abrí la boca para relamerme los labios. Me detuve un momento en una de sus tetillas a la cual pase la lengua y succione constantemente como bebé hasta que pensé que ya lo había torturado suficiente y no solo a él si no a mí por igual.
Lo mire a los ojos fijamente mientras me sentaba a horcajadas con las piernas a cada lado de él, me acerque para besar sus labios y susurrarle al oído-¿Listo?-le sonreí de forma picara para después besarlo apasionadamente sintiendo como su miembro rozaba con mi sexo arrancándome un suspiro que choco con sus labios pues aún le estaba besando. Me levante ligeramente para buscar su miembro con las manos y ya encontrado colocar la puntada en la entrada de mi sexo, baje las caderas lentamente cerrando los ojos y mordiéndome la lengua para no gemir muy fuerte al sentir como entraba por completo y lentamente. Puse mis manos en su pecho y comencé a moverme de forma rítmica.
Esta noche estaba siendo fantástica, sabía que en esta ocasión ambos nos fundiríamos en el momento, no me detendría hasta conseguirlo. Antes de hacer cualquier otra cosa me acerque a él, inclinando primero la cabeza y después manteniendo mi peso con las manos, el había pasado su lengua por donde quiso y ahora me tocaba a mí, por mucho que quisiera sentirlo dentro tenía que aguantar un poco. Mis labios se posaron en la piel que rodeaba su ombligo, deje un beso y lo mire a los ojos-Dime Ademar…¿Tu esposa no se enoja?-aquello era más sarcasmo que otra cosa pero tal vez para él en verdad significaba algo esa pregunta-¿No se pone celosa de que vengas a buscar la petit mort con alguien que no es ella?-volví a bajar mis besos hasta sus caderas, en donde me pase un corto pero agonizante tiempo dando besos como me parecía. Mis manos se encontraron con su virilidad la cual tome delicadamente y bese en la punta.
Lentamente pase mi lengua a lo largo ocupándome con las manos de los lugares que no alcanzaba, poco a poco comencé a humedecer desde la punta de su miembro hasta el tronco, me ocupada de cada lugar de él, no quería dejar a un lado nada. Aleje mi cabeza para acariciar su miembro de arriba hacia abajo, sintiéndome extasiada por notar su respiración, volver a su subir por su torso dejando pequeños besos por el camino hizo que algo se encendiera en mi interior de tal forma que abrí la boca para relamerme los labios. Me detuve un momento en una de sus tetillas a la cual pase la lengua y succione constantemente como bebé hasta que pensé que ya lo había torturado suficiente y no solo a él si no a mí por igual.
Lo mire a los ojos fijamente mientras me sentaba a horcajadas con las piernas a cada lado de él, me acerque para besar sus labios y susurrarle al oído-¿Listo?-le sonreí de forma picara para después besarlo apasionadamente sintiendo como su miembro rozaba con mi sexo arrancándome un suspiro que choco con sus labios pues aún le estaba besando. Me levante ligeramente para buscar su miembro con las manos y ya encontrado colocar la puntada en la entrada de mi sexo, baje las caderas lentamente cerrando los ojos y mordiéndome la lengua para no gemir muy fuerte al sentir como entraba por completo y lentamente. Puse mis manos en su pecho y comencé a moverme de forma rítmica.
Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
Fecha de inscripción : 12/01/2011
Edad : 31
Localización : Fuera de tu presupuesto...OBVIO
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Bestia contra bestia.
» El destino y la fortuna... [Arianne]
» Arianne {Raphaëlle} Gravois
» Beast Of Desire [Arianne] (+18)
» Arianne&otros~
» El destino y la fortuna... [Arianne]
» Arianne {Raphaëlle} Gravois
» Beast Of Desire [Arianne] (+18)
» Arianne&otros~
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour