Calmando a la Bestia (+18) {Arianne}

Rodee los ojos en un gesto irónico, me parecía que era el típico conquistador y generalmente odiaba a esos hombres pero el por mucho me parecía atractivo, eso sin contar que la mayoría de los clientes que me tocaban o pagaban excelente eran tipos viejos, asquerosos y con una anatomía que daba mucho que desear, a final de cuentas Ademar no era como ninguno de esos hombres que me daban asco ya fuera por actitud o apariencia. Todo lo que sentía en ese momento se veía y sentía potenciado miles de veces mientras pasaban los minutos y yo seguía moviéndome, sentía su miembro entrar y salir de mí, rozando mis paredes rítmicamente lo que me causaba ligeros temblores. Abrí los ojos para mirarlo, me forcé a hacer eso pero no pude esconder los gemidos que me arrancaba.

Aun cuando tenía tiempo de ser prostituta y miles de hombres habían pasado por mi cama, algunos tomando todo sin permiso, otros a la fuerza, otros con un poco más de gentileza yo aún era estrecha y tal esa era la razón por la que las fantasías pedófilas de los clientes los traían hacia mí, solo tenían que hablar de Arianne, la de la cara de niña y los mandaban a mi habitación e incluso me hacían desfilar como novata, como si estuviera en una clase de mercado. Le gente estaba enferma incluso yo tenía algo de enfermedad, desde que no me largaba de ahí era porque algo bueno me dejaba, pero si tenía que aprovechar mi edad, cuerpo y cara lo haría.

Entrelace mis dedos con los de él haciendo un poco de impulso para no caer toda sobre su cuerpo, mis pezones se colocaron duros el sentir su lengua ya cálida en ellos, la fuerza que él empleaba para que la penetración fuera más profunda solo hacia los movimientos más placenteros. Escuche o medio escuche lo que decía, solté una risita que más bien fue un gemido, yo también tenía la sensación de que se acercaba el final, el calor que estaba acumulando desde que lo metí en la habitación conmigo fue ascendiendo lentamente-Entonces disfrútalo-dije mientras aumentaba un poco el ritmo, quería hacerlo llegar, nuestras caderas chocaban de tal forma que sentía que acabaría invalida después-No todo dura por siempre-me mordí el labio fuertemente y volví a colocar una mano sobre su pecho.

Se acercaba el clímax y con ello se acercaba el fin de aquel acto carnal, se iría y yo me quedaría gozando de todo lo que obtendría-¡Dios…Ademar!-mi vientre comenzó a sufrir pequeñas contracciones al igual que las paredes de mi sexo, sentí toda la sangre acumularse en mis mejillas tiñéndolas de rojo, solo esperaba terminar por completo cuando él lo hiciera. Tenía todos los músculos tensados mientras aun me movía. Cerré los ojos disfrutando del clímax de toma la situación, recordé que él tenía que llegar afuera de mí, no quería sorpresas después. Pero como siempre tenía que esperar a sus órdenes y deseos, yo solo era su instrumento, mientras tanto seguí moviéndome prolongando no solo mi placer si no el de él.

Salió de mi interior haciendo que me recostara a su lado tratando de tomar otra vez el control sobre mi cuerpo, me coloque de lado en posición fetal con un costado de la cara contra la almohada, respiraba aun de forma precipitada pero mientras el terminaba poco a poco mis pulmones fueron sacando aire de forma acompasada y lenta. Abrí los ojos para encontrarme con un hombre aun siendo presa del orgasmo que había tenido, no pude no sonreír mientras me restregaba entre las sabanas y ronroneaba casi en silencio. Me la había pasado muy bien, se me podía notar a kilómetros de distancia, mi cuerpo tenía vestigios de aquel momento como el color aperlado que el sudor le había dado a mi cuerpo y la forma en la que mi pecho se movía por la respiración.

Podía escuchar el ruido de afuera pero no estaba segura de que en verdad estuviera tan cerca, todo sonaba lejano y ajeno a ese momento. Solté una carcajada cuando lo escuche preguntar que seguía después, sentí el cosquilleo en mi garganta, jamás había escuchado tal clase de pregunta por lo menos no después de haber tenido sexo, escondí mi rostro en la almohada para poder adoptar una expresión más seria pero en verdad su pregunta me había dado mucha risa-¿Ahora qué?-dije con el rostro hundido en la almohada-Ahora me pagas-incline un poco la cabeza para verle mejor, generalmente las personas pagaban por un rato de sexo, no les gustaba quedarse más tiempo y eso para mí era mucho mejor, tanto así que incluso lo prefería. Me levante ligeramente para depositar un beso en sus labios y rodé en la cama hasta la orilla.

No trabajaría más esa noche, necesitaba arreglar el desastre que había ocasionado en mi habitación con Ademar. Me levante de la cama y en puntitas fui a buscar una bata de seda roja que tenía guardada, me la puse y camine hasta el espejo para ver mi rostro, tenía un buen aspecto-Puedes esperar aquí un momento en lo que te recuperas-le dije casi sin prestar atención que no se movía ni un milímetro de la cama ¿Qué le diría si quería estar toda la noche ahí? Yo no era de las que se acurrucaban ni nada de eso, si quería hablar desinteresadamente lo haría pero hasta ahí. Conocía a algunas compañeras que vendían su exclusividad aunque en realidad no la vendía porque no les pagaban y siempre estaban con el mismo hombre, cada que él quería o tenía ganas, con nadie más, eso era bastante tonto porque jamás dejarían de ser lo que eran.

Camine hasta la ventana y la abrí dejando que al aire me pegara de golpe en la cara, era refrescante después de aquel momento pasional. Me volví a girar y lo mire ahí desnudo entre mis sabanas-Entonces…no me contestaste-me mordí el labio tratando de averiguar lo que en ese momento pasaba por su mente-¿Nadie se pone celoso en casa?-enarque una ceja mientras me acercaba bailoteando hasta el lado de la cama en la que el estaba.