¡Ladrón! - {Autumn M. Cunningham}

por **Pierrot Quartermane** Dom Ene 23, 2011 4:10 am

Las multitudes no eran de su total agrado, pero esta vez era inevitable. Su primer día de paga, un domingo por la mañana en el que el invierno parecía haberse tomado el día de descanso dando paso a el sol calido que coloreaba las mejillas de los ahí presentes. Pocas veces habían sido las que Pierrot había frecuentado el mercado ambulante, pero habían sido las justas y necesarias para darse cuenta de que ahí podría encontrar de todo, incluso lo inimaginable. Lo mejor? Que la gente ahí le daba un mejor precio que en otros lugares. No es que Pierrot fuera tacaño, es que se le notaba a leguas la humildad y por ende debía ser precavido con el dinero, no podía darse el lujo de gastar en cosas innecesarias o demasiado caras.

Anduvo con cuidado por cada uno de los pasillos del abarrotado lugar, la muchedumbre no cesaba, las voces de los compradores se hacia escuchar en los regateos, una hombre de apariencia regordeta luchaba con un barril de lo que parecía ser cerveza de malta, una pareja parecía discutir por el extravío de algunas monedas, un niño paso frente a el saboreando una paleta y le dedico una sonrisa. Los ojos de Pierrot observaban todo a su alrededor, cada detalle de los vestidos de las elegantes damas que por ahí deambulaban con extrema elegancia, algunas en compañía de sus chaperonas, algunas sosteniendo un elaborado paraguas para protegerse de los rayos del sol, algunas mas siendo escoltadas por distinguidos caballeros con sombreros de copa sobre su cabeza.

Pierrot no intentaba ocultar de ningún modo sus orígenes, era pobre, y pobre se mostraba ante los demás. La mayoría de las personas no le prestaba la minima atención, pero algunos otros ojos si se detenían a mirar sus desgastadas ropas o el humilde calzado que apenas lo protegía de las ásperas calles de la ciudad. Pero el no tenia motivos para avergonzarse, así que seguía su camino sin detenerse a ver quien le miraba o no.

Los olores no se hicieron esperar, toda clase de alimentos se abrían paso frente sus ojos azules y su estomago no demoro en hacer notar el hambre que lo consumía desde hacia algunas horas. A su derecha, una mujer de pelo entrecano agitaba un par de robustos pollos que aun estaban vivos, Pierrot se detuvo por apenas breves instantes para observar sorprendido como el hombre detrás de la mujer procedía a cortarle el cuello a otro pollo. El ruido sordo del cuchillo lo hizo arrugar el ceño, le sorprendía la habilidad y poca sensibilidad que el individuo hacia notar. A su izquierda se encontraba un puesto de pescado fresco, debía ser muy bueno ya que el puesto se encontraba algo lleno de personas que se veían dispuestas a comprar. Pierrot se sintió mas convencido y decidió que un par de truchas es lo que compraría en esta ocasión; se acerco al puesto y se abrió paso entre la gente, sintiendo el golpe repentino en la cadera de un niño de alrededor de once años que salía corriendo del lugar con un paquete en las manos, sin razón aparente.

- ¡Ladrón! – Vocifero la mujer que atendía el puesto, señalándolo. Pierrot no daba crédito a lo que ocurría, la confusión de apodero de el al ver como todas las personas a su alrededor se giraban para dirigirle una mirada de reprobación, mientras sentía como una gruesa mano lo tomaba por el brazo y lo jaloneaba. Al levantar la vista se encontró con el rostro de un hombre fornido que olía a pescado y que no demostraba la mayor intención de soltarlo. – Ni lo pienses… - Le advirtió este con el ceño fruncido. Pierrot lo entendió todo, se le acusaba de un robo que, por supuesto, el no había cometido, ¡ni siquiera sabia que era lo que supuestamente se había robado! – ¿Con que te gusta el caviar eh?, pues tendrás que pagar por el y dudo que tengas tanto dinero como para hacerlo. – Una sonrisa burlona se torció en el rostro del hombre que presionaba más sus manos en el brazo de Pierrot.

- Yo no he robado nada, no lo he hecho, por supuesto que no. – La voz de Pierrot sonaba un tanto alterada, puesto le había tomado completamente por sorpresa lo ocurrido. – Lo juro, juro que no lo he hecho. – Añadió en su defensa mirando al repentino público que se había dado cita en el lugar.
- ¡Eso lo veremos! – El hombre fornido lo arrastro entre la gente con su fuerza bruta, mientras agudizaba su vista para encontrar a alguna autoridad que se hiciera cargo del supuesto ladrón.

por **Autumn M. Cunningham** Dom Ene 23, 2011 3:16 pm

Un día como cualquier otro, al menos en su vida. El simple hecho de que ella fuera una persona en extremo aburrida, no significaba que el resto del mundo lo sería... ¿Quién hubiéra dicho que una muchacha de la realeza con muchas obligaciones y tareas que cumplir, en este momento no tendría absolutamente nada que hacer?
La condesa de París, relevante título que poseía pero sin obligaciones a la vista, únicamente las mismas rutinas tediosas de siempre. Fiestas a las cuales asistir, arreglarse como se debía para no dar mala impresión de su familia, saludar cortésmente a todos los que acudían a ver a su abuelo por x o y de razón.

Al fondo de la habitación, se divisaba ua silueta femenina sentada en una mediana silla de madera muy oscura a juego de la mesa frente a ella y el resto de los muebles de la habitación, algo escogido por una de las nodrizas, no por la misma que habitaba el recinto.
Con las manos cubriéndole el rostro, los cabellos algo alborotados y con una hoja de pergamino tachada en varias secciones y arrugada notoriamente, estaba Autumn. Frustrada, aburrida, fastidiada, enojada con ella misma y con el mundo, seguida la lista de varias emociones más interminables. ¿Cuándo acabaríamos de enlistar sus emociones? ¡Nunca!
Una fugaz idea pasó por su mente, captándola con rapidez, se levantó de la silla para correr hasta el armario algo grande para retirarse los ropajes de cama y vestirse de una manera no muy llamativa.

El mercado ambulante, pocas veces acudían ahí, pero acompañada, nunca sola y siempre vestida de una manera que pudiera demostrar la clase a la que era catalogada.
Deslizó por su cuerpo, un vestido que se le había obsequiado en su último cumpleaños por uno de los condes de París.
No muy atrevido ni muy reservado, intermedio, no sabía el tipo de tela que era, pero Autumn sabía que le encantaba y pocas veces había tenido la oportunidad de usarlo por influencia de todos.
Pasó un cepillo por sus cabellos, en afán de acomodarlos y lucir presentable. Tuvo que correr por toda la casa para llegar sin ser vista o al menos, que le alcanzaran a llamar para hacerle interminables preguntas sobre su aspecto y a donde iba con tanta prisa.

Alentó el paso ya salida de su casa, pero sin alentarse tanto, no quería demorar en llegar y que gente de su clase le pudiese llamar la atención debido a su aspecto. ¡Pero si no había nada de malo! ¿Qué pensaban? ¿Qué cargaría con el horroso y pesado vestido que se suponía, debía portar con orgullo? ¡Jah! pensaban erroneamente.
Los tumultos de gente se abrieron paso frente a ella, con una débil mueca, se adentró entre las personas abriéndose paso con cortesía y mucho cuidado pra no pisar el pie de alguien o ganarse un problema mas a a la lista.
Pasado un tumulto, se acercó a unos metros, de un puesto de pescados, tal vez no para comprar, pero la curiosidad le ganaba al preguntarse como era que vendían el pescado fresco.

Inmersa en sus pensamientos y divagaciones, sintió un pisotón, dado por un infante que hechaba a correr a toda prisa con un paquete en sus pequeñas manos, preguntandose el porque de la prisa que llevaba, Autumn soltó un gemido lastimero en señal del dolor punzante que su pie experimentaba.
"¡Ladrón!" Escuchó cerca de donde ella se encontraba, aparentemente del puesto de pescado, miró en aquella dirección algo alarmada, escuchando como los murmullos se alzaban alrededor del puesto, Autumn frunció el ceño acercándose más al lugar, abriéndose paso entre la gente que comenzaba a abultarse alrededor.
Miró a un hombre alto y fornido, jalonear a un joven de menor estatura y de menor volumen. Claro ¿Qué persona "normal" tendría el mismo aspecto? No te encontrabas a un hombre como esos todos los días a la vuelta de la esquina.
Escuchó las palabras del muchacho en su defensa, al principio, hubiera creído que se trataba de un ladrón mintiéndo para salvarse, fue cuando todo encajó. El infante corriendo con el paquete en sus manos.
Autumn no podía permitirse el ver cometerse una injusticia.

- ¡Alto! -gritó caminando a paso demasiado rápido, interponiéndose entre ambos hombres, sintiéndose bastante enana al ver que el hombre fornido y el muchacho poseían mayor estatura que ella.
- Está cometiendo una injusticia y no se lo permitiré. Suéltelo y le explicaré todo. -dijo algo nerviosa pero con seguridad en si misma, giró la mirada para ver al muchacho, le dedicó una sonrisa asegurándole que todo estaría bien.

por **Pierrot Quartermane** Mar Ene 25, 2011 1:31 am

Por supuesto que Pierrot lucho contra el nombre corpulento que lo jaloneaba mientras se abría paso entre la gente chismosa que lo juzgaba con la sola mirada. Era fácil adjudicarle un crimen como el robo a una persona que aparentaba tener necesidades económicas como el, pero eso no les daba ningún derecho a culparlo por algo que el no había hecho. Forcejeo con el hombre para intentar zafarse de sus garras, pero fue inútil, lo único que lograba era rasgar la camisa que llevaba puesta, los gruesos y poderosos brazos del hombre evidentemente poseían muchísima más fuerza que la que Pierrot podía tener. Era inútil, lograrían llevarlo al calabozo y mas tarde seguramente podía alegar en su defensa, lo que mas lo llenaba de rabia era el hecho de que ni siquiera le daban la oportunidad de dar su versión de las cosas.
- ¡Yo no lo hice! – Grito lleno de rabia mientras volvía a forcejear con el hombre, nuevamente en vano. A lo lejos podía escuchar como la gente le gritaba ladrón, como algunos se reían de su desgracia. Gente estupida.

Pero fue la voz de una mujer lo bastante próxima a ellos que le hizo detenerse al hombre corpulento. Pierrot giro su cabeza con rapidez y sus ojos observaron a una joven que se interponía ante ambos, pero ni así el hombre gordo fue para soltarlo de la camisa. Al inicio no supo de que se trataba, nadie lo hacia en realidad, ¿Explicar que? ¿Acaso ella había visto quien había robado el paquete? Le constaba a ella la inocencia de Pierrot? La cabeza pareció darle vueltas por un instante en medio de tanta confusión. No entendía por que una chica como ella, que si bien no vestía de una manera lo suficientemente elegante como para creer que pertenecía a una clase alta, debía defenderlo. ¿Por que lo hacia? ¿Por qué le sonreía de esa manera cómplice?

Quizás era hora de poner fin a los cuestionamientos y simplemente esperar a que ella verdaderamente pudiera hacer algo al respecto, cualquier ayuda le vendría bastante bien a decir verdad. No le devolvió la sonrisa a la joven, pero estuvo seguro que su mirada le decía todo, un agradecimiento por al menos intentar hacer algo que le ayudara.

- No hay nada que explicar señorita, este hombre es un ladrón y debe pagar por ello, por favor, apártese. – Escupió el hombre de gran volumen, tomando nuevamente por el cuello de la camisa a Pierrot.
- No tiene pruebas de nada…
- ¡Cállate insolente! – Le interrumpió empujándolo con tal fuerza que Pierrot cayo al suelo. Levanto la vista y le miro con odio, si había algo que Pierrot odiaba era que la gente quisiera pisotearlo o hacerlo menos, por más buena persona que fuese, no se le permitiría a nadie. Se puso de pie de un brinco y se lanzo contra el regordete hombre, dándole un puño en la cara, con tanta fuerza que se había logrado lastimarse la mano. El golpe logro distraer al hombre por algunos instantes, mismos que Pierrot aprovecho para echar a correr por entre la gente, sin siquiera detenerse a agradecerle a la joven que había intentado ayudarle, había querido hacerlo, pero su libertad estaba por encima de todo. La gente quedo horrorizada por la escena que se había realizado en tan poco tiempo, algunas personas de alta alcurnia decidieron retirarse del lugar antes de seguir presenciando escenas de este tipo.

Pierrot corrió como alma que lleva el diablo y se detuvo una vez que llego a un lugar seguro, uno que en realidad no estaba tan lejano al mercado. Se sentó sobre una roca que ahí se encontraba y espero a ver si de casualidad observaba a la joven que había intentado ayudarle, no podía irse sin siquiera darle un gracias.

por **Autumn M. Cunningham** Mar Ene 25, 2011 12:19 pm

Los gritos de ambos hombres resonaron en sus oídos, cerró los ojos algo alarmada, sabiendo que estando entre ambos, nada saldría bueno.
Su respiración se volvió agitada e irregular, de una forma que el aire le faltaba y sentía el violento latir de su acelerado corazón.
El hombre al que trataba de defender, no le dedicó la msma sonrisa, solo una mirada, pero supo reconocer el agradeciemiento que su mirada trataba de decir.
Los murmullos que se habían alzado alrededor del puesto, se convirtieron en gritos, la atmósfera se tornó algo... incomoda.
- ¡Suéltelo! -gritó alarmada y bastante preocupada por lo que pudiera pasar, sabía que había estado muy mal el meterse entre ambos hombres pero algo, desde un principio, le había gritado dsde su fuero interno que no podía quedarse con los brazos cruzados.

El hombre no soltaba al muchacho que ahora lo tenía a sus espaldas, al parecer, lo jalaba con más fuerza lo que hizo a Autumn enfadarse.
- Idiota... -murmuró absolutamente preocupada al ver al muchacho en el suelo, al principio, quizó agacharse para verificar el que estuviera bien, pero le fue imposible.
Autumn abrió la boca para comenzar a hablar para explicar todo lo sucedido, pero todo lo que ocurrió segundos más tarde, le dejó impactada e incapaz de soltar un palabra.

Pegó un salto hacia atrás, al ver al joven levantarse lleno de odio y rabia e impactar su puño contra el hombre alto y fornido.
"Maldición" pensó con rapidez, su boca permaneció ligeramente abierta ante el repentino cambio de la escena.
Algo se removió en su interior al ver al muchacho, soltó un pequeño gemido en espera. Divisó al joven hechar a correr como recordaba haber visto al infante de hacía unos minutos atrás.
La cabeza le dió vueltas, empezandose a sentir algo mareada debido a todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo. Siguió con su mirada al muchacho que corría con prisa abriéndose paso entre las personas.

Se giró para hablar con el hombre que yacía inmóvil mirando en la dirección en que Autumn había mirado segundos antes.
- Señor... -comenzó acercándose con lentitud y buscando unas monedas entre su vestido, hallándolas finalmente, extendió la mano hacia el alto hombre, alzándo la vista alo incómoda por el sol que golpeba contra su rostro pálido.- Tome, por lo que supuestamente se han robado, espero que esto selle la horrenda situación y no halla represalias -comentó jalándo una bocanada de aire después de hablar.
Se dió la vuelta sin permitirle al hombre hablar, estaba harta de ese hombre, de lo terco que había sido y no estaba dispuesta a hablar con él o siquiera, escuchar su voz.

Aceleró su paso para salir del mercado y alejarse lo suficiente como para despejar sus pensamientos, pero aquello sería realmente imposible, no podía dejar de pensar en el muchacho y en las vagas esperanzas de volver a verlo.
Soltó un suspiro mirando hacia el suelo, caminó sin un rumbo, ya lejana del mercado y de aquellos bulliciosos gritos y murmullos que aun abrumaban sus pensamientos y hacían eco en sus oídos.
Alzó la vista y aquello que vió, le parció, inclusive, un milagro. Se había dado por vencida minutos atrás después de escrudiñar con la mirada, cada rincón de la calzada por la que caminaba.
Se detuvo en seco, mirando al muchacho desde su posición, mientras que en su rostro, comenzaba a dibujarse una pequeña sonrisa.
- Buenas tardes... -comenzó con un suave murmullo segura de que él podría escucharla.

por **Pierrot Quartermane** Miér Mar 02, 2011 8:47 pm

Los ojos del muchacho no se despegaron de la joven heroína que le acababa de salvar el pellejo, desde la distancia en la que se encontraba mantuvo la mirada clavada en ella. Observo como la chica sacaba un pequeño costalito de entre sus ropas, vaciaba un par de monedas sobre su mano y se las entregaba al hombre corpulento que minutos antes había tenido la intención de castigar a Pierrot por algo que el no había hecho. La saliva corrió por su garganta, haciéndose un nudo a causa de la sorpresa que le provocaba esa imagen que en realidad no tenia razón de ser. “¿Por que?”, fue la pregunta que se incrusto en su mente y por mas que diera vueltas al asunto no lograba obtener una respuesta, al menos no una creíble o cuerda.

No aparto la vista de ambos personajes y una vez que la joven emprendió camino la siguió con la mirada, hasta darse cuenta de que se había detenido a unos cuantos metros de donde el se encontraba. Por un momento no supo que hacer. ¿Que se hacia en este tipo de situaciones? Se mantuvo inmóvil sobre la roca donde se encontraba sentado, mirándole, escudriñando la manera en la que esta le mirada y la analizando el tono de voz que había usado para saludarle. Pierrot era desconfiado por naturaleza y tal cosa le impedía creer que realmente la joven solo había tenido intenciones buenas con el, si algo sabia de la vida es que pocas eran las personas que actuaban de buena fe y sin esperar nada a cambio.

Finalmente sus piernas se movieron del lugar, poniéndose de pie y mientras se acercaba a paso lento a la muchacha, pensó en que podría decir después de lo que había hecho por el. No hubo nada más que llegara a su mente que un sincero agradecimiento. – Gracias… - Murmuro haciendo un pequeño movimiento con la cabeza que dejaba claro lo mucho que agradecía por lo que había hecho por el. – No se que fue lo que la orillo a hacer tal cosa, pero gracias. – Sus ojos azules se encontraron con los de ella, que graciosamente se asemejaban mucho en el tono del color. Se sintió avergonzado y no entendía el por que, puesto no había razón para hacerlo, el no era un ladrón. – Todo fue un error, lo aseguro, yo…nunca he robado nada en toda mi vida, ese hombre cometió un error… - Continuo hablando, moviendo las manos de un lado a otro, como si quisiera recrear la escena que ella misma acababa de presenciar, por lo cual no era precisamente necesario hacer tanta mímica. Se sintió estupido de pronto y dejo de hacerlo, sus manos parecieron congelarse, un suspiro escapo de sus labios. – Voy a pagarle, juro que lo hare, voy a trabajar duro para reunir el dinero que le ha dado a ese hombre y juro que saldare mi cuenta. – Alzo la voz como muestra de que hablaba mas serio que nunca, su vergüenza se debía precisamente a que la joven desconocida había pagado por su libertad, sin una razón, sin un motivo que la orillara a salvar a un completo extraño. Un corto silencio los abrazo de pronto, mismo que el chico aprovecho para analizar nuevamente la situación, lanzo una mirada al aspecto de la muchacha que tenía enfrente: ropa cara, sencilla quizás, pero no por eso menos elegante o costosa, no había razón de ser….

- ¿Por que lo hizo? ¿Por que ayudar a un extraño, por que estar tan segura de que yo no lo hice? Pudo haberse hecho de la vista gorda...cualquiera lo hubiera hecho… ¿por que usted no? – Jamás aprendería a callarse la boca…

por **Autumn M. Cunningham** Dom Mar 13, 2011 1:26 pm

Lo miró con una sonrisa, pasó una mano por su cabello; tal vez en un único afán de arreglarselo. Permaneció con el rostro alzado ligeramente, para poder verlo bien; no pudo evitar el escrudiñar su rostro con fijeza. Aunque ella esperaba que él no se diera cuenta, o... no quedaría muy bien parada. Los ojos azules del muchacho, le llamaron la atención bastante, no porque se asemejara a color de los suyos, había algo más; parpadeó un par de veces al sentir un deja vù.
"Maldición..." pensó al percatarse de que se estaba viendo como una completa tonta, desvió la mirada con rapidez hacia una pared de ladrillos que se extendía a unos metros.
Regresó su mirada a él, escuchandolo hablar, prestando atención a cada una de sus palabras y cavilando en cada una de ellas.

– No... no debe agradecer –susurró mientras una sonrisa de media luna se dibujaba en su rostro, Autumn pasó una mano por su mejilla, preguntándose del porque de varios pensamientos que volaban a su mente para perturbarla.
Sus facciones, le eran muy familiares, únicamente existían dos posibilidades; una, era sumamente similar a alguien más, pero ¿Quién?; dos, él era alguien que ya había conocido hacía muchos años atrás. "Rayos" pensó confundida y desorientada, necesitaba una brújula y un mapa para ubicarse mejor en sus mismos pensamientos, en su propia laguna.
Alzó una mano con rapidez, al escuchar su comentario -Voy a pagarle-, no era necesario el que le pagara, pero ni ella misma sabía como explicarle la razón por la cual, no quería que le pagara.
– ¡No! –alzó la voz, y al caer en la cuenta de que su voz había sonado casi como un grito, agachó la cabea cada vez más avergonzada por como se había estado comportando– No es necesario que me pague –recalcó.

Aguardó en silencio, con la mirada fija en el suelo; la movió hacia varios lugares, entre ellos, los ojos azules del muchacho.
Miró sus pies, quedandose completamente en blanco, eso prefería, quedarse en blanco a ser perturbada por sus extraños pensamientos.
– Mi nombre es Autumn –dijo de repente, supuso que tenía que presentarse, al menos, únicamente decirle su nombre. Si alguna vez volvían a verse, debía saber el nombre del muchacho. ¡Bah! ¿A quien engañaba? Ella deseaba verlo siempre.

Cerró los ojos con fuerza, con la cabeza gacha; al escuchar la pregunta. La pregunta que tanto había querido evitar. ¿Qué iba a responder? Si exponía la verdadera razón, él pensaria que ella estaba completamente loca y de remate.
Tragó saliva antes de hablar; "Uno, dos, tres..." contó dentro de sí, antes de hablar; con temor.
– Pensará que estoy completamente loca... –empezó.– Algo... me dijo que yo a usted ya lo conocía, usted me es muy familiar –comentó sintiéndose una tonta.– ¿En realidad quiere saber la razón? –preguntó con una sonrisita tímida, rogando por que la respuesta fuera un no.

por **Pierrot Quartermane** Lun Mar 14, 2011 3:47 am

Autumn. Un nombre para nada común, tanto como el suyo. ¿Otra cosa poco común? el rostro de la joven, el cabello, los labios…pero sobre todo esos ojos, azules como las profundidades del mar. Definitivamente no era común la belleza que esa muchacha poseía, pocas veces uno tendría la suerte de admirar a tan bella criatura. Y quizás justo por eso es que Pierrot supo que la conocía de algún lado, algo en su interior se lo decía. Había tenido la sospecha desde el instante en que la tuvo tan cercana y pudo apreciarla a esa distancia, pero al escuchar ese nombre, no tuvo mas dudas. ¿Pero donde, de donde la conocía? Hizo a un lado su preocupación por la deuda que ahora tenía con la joven, la curiosidad era todavía más poderosa que eso. Analizo, observo, se ausento de la realidad para echarse un clavado a sus recuerdos y tratar de recordar ese rostro. Pero entonces un sobresalto lo hizo volver al tiempo real, mismo sobresalto que había sido a causa de la exclamación que había hecho la misma joven en cuestión, negándose rotundamente a que este le pagara.

- Voy a pagarle señorita, desde el momento en que usted se arriesgo a salir mal parada en ese tumulto que se armo hace unos instantes por el supuesto robo que cometí, yo me prometí que lo haría y así será, no importa que usted no quiera, tengo una deuda con usted y voy a pagarla. Y respecto a lo otro… ¿sabe? Creo que el loco aquí soy yo, por que no es la única que cree que me conoce de un lado, también me parece familiar, lo que da a entender que el loco aquí soy yo, pues ¿de donde podría conocer alguien como a una dama tan fina como usted? es una locura, ¿no le parece? – La única manera en la que Pierrot podría creer que de verdad se conocían, es por que quizás los padres de esa joven hubieran sido patrones de su madre y que quizás de pequeño hubiera visto a Autumn, por que de otro modo, era imposible.

Una ligera sonrisa apareció en los labios del muchacho el ver como las mejillas anteriormente pálidas de la joven, iban poco a poco pintándose de un tono rosado. Tal cosa le resulto encantador y no pudo negarse a salir de esa duda que lo acechaba. - Si me gustaría saber, me gustaría entender el por que se arriesgo y metió las manos al fuego por mi, cuando no me conoce, me gustaría comprenderlo.

Off: Me ha salido tremendamente corto, creo que es la hora..espero que el proximo sea mejor XD

por **Autumn M. Cunningham** Lun Mar 14, 2011 7:24 pm

Lo escrudiñó con la mirada, dejando que su cuerpo se relajara de una manera sumamente extraña... Apretó los labios con fuerza, que formaron una fina línea rosada y recta, torció el gesto ladeando la cabeza, tal vez era momento de examinarse el uno al otro, o al menos de eso se había percatado Autumn.
Se quedó perpleja al mirar sus ojos, recuerdos borrosos indundaban su mente; por dentro, se retorcía ante la fuerte lluvia de pensamientos.
"Genial" pensó la muchacha al darse cuenta de que se había visto como una idiota al decir su nombre, era bastante obvo que el joven no quería que ella supiera su nombre; en aquel momento, quiso desaparecer, que la tierra se la tragara y que nunca más nadie, supiera algo de ella.
Notó el sobresalto que dió el muchacho, lo cual logró que reaccionara un poco; agitó la cabeza con algo de fuerza tratando de volver en sí.
– Bien... dejaré que me pague, pero que quede algo claro, yo no estoy de acuerdo en que usted lo haga. Tómelo como un regalo de mi parte –comentó, sin discutir más sobre el asunto, ella sabía que por mucho que remilgara saldría perdiendo al final del asunto.

Lo escuchó, esbozó una sonrisa al escuchar el resto de sus palabras, aquello le hizo reflexionar y cavilar con detenimiento en cada una de sus palabras.
Al menos no estaba sola en eso, hubiera sido completamente extraño el que sintiera que ya lo conocía de algún lado. Él a alguien le recordaba... sus perfectas facciones, su recto mentón y sobre todo esos ojos que le hacía perderse por completo y quedarse en blanco.
"¡Agh!" pero si nadie lograba eso en ella... tal vez pocas veces, pero muy escasas y hacìa demasiado tiempo, mucho.
Evitó mirar sus ojos, su mirada la concentró en un punto de su rostro; no se arriesgaría de nuevo a perder el hilo de sus pensamientos y sin saber que decir.
– De cierta manera... me tranquiliza el saber, que no soy la única que piensa o siente lo mismo –murmuró encogiéndose de hombros con ligereza y clavando su mirada en el suelo.– Y, no. No es una locura que usted conozca a alguien como yo, cualquiera sería la persona más feliz del mundo con el solo hecho de conocerlo a usted –comentó jugueteando con sus manos por detrás de su espalda, como si se tratara de una niña chiquita.

Hizo una mueca parpadeando un par de veces, sí, había metido la pata y muy feo, alzó una de sus manos llevandolas hacia el rostro de la muchacha y la estampó contra su frente; produciendo un pequeño sonido bastante cómico.
Sintió como un calor inundaba sus mejillas, se sintió completamente avergonzada en aquel momento y por ninguna razón pensó en subir la mirada de nuevo.
– Tal vez pensará con más razón que estoy aun más loca que usted... –empezó, tarde o temprano tendría que hablar.– Sí lo conozco, no me pregunté el porqué o la razón que, sinceramente, no tengo respuesta alguna... Hay algo ahí, que se mueve en mi interior cada vez que lo miro –murmuró esperando a que él la oyera y no le hiciera repetirlo otra vez.
Alzó la mirada de una vez por todas, no era lo suyo el hablar con alguien si ni siquiera lo estaba mirando en aquel momento. Levantó una mano con lentitud, subiéndola hasta la altura del rostro del joven que estaba frente a ella; colocó su mano con delicadeza sobre su mejilla y dejándola descansar ahí por unos momentos.

Off. No te preocupes (: El mío espero que no me haya salido raro (?) Es que en este ordenador, la letra se ve mucho más grande (?) LOL

por **Pierrot Quartermane** Miér Mar 30, 2011 3:52 am

Tenia que admitir que había quedado aun mas confundido de lo que de por si ya estaba. Demasiadas cosas extrañas estaban sucediéndole, especialmente ese día en específico. Primero era acusado de ladrón, luego alguien lo defendía y pagaba por su libertad, luego resultaba que la chica en cuestión era alguien que le parecía tremendamente familiar. Un día de locos, definitivamente. Y no conforme con eso ahora se confundía mas, las palabras que la joven frente a el le decía no tenían razón de ser. ¿A que se refería con que cualquiera estaría feliz de conocerlo? Demasiadas preguntas en la cabeza de Pierrot. Pero de pronto la luz pareció llegar a su mente, no supo a que se debía, pero lo realmente extraño es que el tacto de la mano de la joven sobre su mejilla, había logrado traer recuerdos a su cabeza. Recuerdos que parecían haber sido enterrados por años, por que ahora se notaban ralos, incompletos, pero a la vez precisos. Autumn. El nombre resonó en su mente y todo tuvo sentido.

La miro sin entender por que ocurrían ese tipo de cosas, pero sin pretender hacerlo, pues la sorpresa que sentía en ese instante era mucho mayor a querer entender las fuerzas del destino. Autumn, claro que la conocía, ¡pero si habían sido compañeros de juego en alguna ocasión! Ahora resultaba muy difícil de creer tal cosa, por que si se les veía juntos en ese instante era ya de por si extraño, ver a dos personas de completamente distintas clases sociales, imposible creer que alguna vez habían tenido algún tipo de relación. Pero así era.

La boca de Pierrot se entreabrió a causa de la sorpresa que le producía volver a ver a esa chiquilla con la que una vez había compartido risas y juegos, no podía creer que los años hubieran pasado tan rápido y que esa niña tan pequeña ahora fuese toda una mujer y que estuviera vistiendo de esa forma, tan elegante, tan llena de gracia y modales. Lo único que Pierrot podía ver es que el buen corazón de la muchacha no se había desvanecido en todos esos años. Seguía siendo la misma, o al menos eso daba a entender. Coloco su mano sobre la de ella que aun permanecía sobre su mejilla y la tomo entre sus manos, para luego acercarse un poco más a ella y analizar bien aquellas facciones. Los ojos eran la prueba de todo.

– Ahora recuerdo… - Susurro aun sin poder creerlo, ahora más que nunca comprendía y creía todo eso que solían hablar sus amigos los gitanos sobre el destino y los caminos de la vida, esto no podía ser obra de otra cosa. – Soy Pierrot, tu amigo, el del campo, ¿me recuerdas? – Le alegraba tanto saber de su amiga Autumn que no midió sus actos y se precipito a acercarse, abrir sus brazos y darle un abrazo que dejaba claro a cualquiera el gusto enorme que le producía el volver a saber de ella. No le importo lo mal visto que pudiera ser, no le importo que mas de uno sintiera asco por que un joven como el, tan humilde y desaliñado estuviese abrazando a una joven de tan fina apariencia.

Off: Lamento en serio la demora :l

por **Autumn M. Cunningham** Vie Mayo 06, 2011 2:19 pm

Miró aquellos ojos azules que tanto le encantaban, aquello podía sonar sumamente tonto y estúpido pero no era nada más que la verdad. Sus ojos eran como dos lagunas azules, Autumn trató de salir de su ensueño mientras una curiosa voz le gritaba desde su fuéro interno.
¿Qué demonios le sucedía? ¿Acaso había perdido la cordura ya? Quien iría a decir que una muchacha como ella se estaría comportando como una tonta en aquellos momentos.
Mordió su labio inferior ante el silencio sepulcral que estaba en el ambiente, le daba mucha curiosidad el saber que era lo que pasaba por la cabeza de él.
Dejó de respirar cuando tomó su mano entre sus manos, bueno, el hecho de que él "sientiera" lo mismo que ella ya era un gran paso.
Él se acercó un poco, Autumn mordió de nuevo su labio inferior... su semblante permaneció serio -aunque por dentro estuviese hecha un manojo de nervios- pero con esa chispa de felicidad.

¿Recordaba? ¿Qué? Aguardó a que continuara... Pierrot. Ése era su nombre; abrió los ojos como platos al caer en la cuenta de quien era él. Durante todos esos años, Autumn jamás había olvidado ese nombre que tanto había significado y significaba para ella. Tragó saliva bajando la mirada hacia el suelo, estaba en shock... no sabía como reaccionar ni que hacer y sobretodo que decir. ¿Qué si lo recordaba? ¡Por supuesto que sí!
No dudó ni un solo segundo en abrazarlo, rodeó con sus brazos la cintura de Pierrot mientras hundía mi rostro en su pecho; lo había añorado bastante.

Su corazón comenzó a latir desbocado, como si se quisiera salir de su pecho. Se alejó un poco sin dejar que los brazos de Pierrot la dejaran de rodear; alzó una mano para recorrer su rostro con suma suavidad. Miles de recuerdos le invadieron, las risas y juegos que solía compartir con él en su infancia se proyectaban en su cabeza como una película.
– Sí. –contestó a su pregunta, al fin. Autumn deseaba decirle cuanto le había extrañado todos esos años, quería preguntarle muchas cosas. Ahora una duda acechaba su cabeza, ella ya no deseaba verlo como un simple amigo; quizá como algo más pero ya habría tiempo.
Le sonrió acercándose al rostro de Pierrot para después, depositar un suave beso cálido en su mejilla.– Te extrañé –susurró.

Off. Lo siento mucho .___. me demoré muchísimo en contestar >.< También lo siento si está corto S: Tómate tu tiempo en contestar (:

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¡Ladrón! - {Autumn M. Cunningham}

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