AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
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Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
*Ante todo calma, no debia de cundir a mi cabeza el tipico pensamiento que siempre me envolvía pero que era inevitable. Jennifer te has perdido, yo venia siguiendo lo que toda persona en paris que se conociese uno o dos callejones ir antes a tu destino pero creo que como siempre mi torpeza habia sido la razón por la que en un principio no me debería de haber metido en uno de los callejones, porque ahora estaba en esa situación perdida.
Coloqué mi mano derecha en mi frente mientras rezaba porque no hubiera nadie indeseable en este sitio, porque claro no estaba precisamente al tema en lo que a defensa personal se refería, era de las pocas personas que feliz en su mundo no se preocupaba de aprender algun puñetazo o dos asi que ahora me veia de esta manera pidiendome a mi misma calma ya que no podía ser tan malo despues de todo*
Es como aquel cuento en donde la protagonista debido a un huidizo encuentro con el pasado sale corriendo y ¡zas! acaba perdiéndose
*Hablaba para mi misma, intentaba que las situaciones como estas se convirtieran en algo positivo delante de mis ojos, ahora yo era una chica que habia entrado en las fauces del lobo que consistia en un laberinto que me terminaría enloqueciendo como no encontrase dentro de poco la salida, me subí con las manos el vestido hasta las rodillas puesto que era demasiado largo y terminaba por pisarmelo, así seria más fácil porque empecé a caminar con más seguridad ahora hasta convencida de que era la protagonista de un laberinto*
Coloqué mi mano derecha en mi frente mientras rezaba porque no hubiera nadie indeseable en este sitio, porque claro no estaba precisamente al tema en lo que a defensa personal se refería, era de las pocas personas que feliz en su mundo no se preocupaba de aprender algun puñetazo o dos asi que ahora me veia de esta manera pidiendome a mi misma calma ya que no podía ser tan malo despues de todo*
Es como aquel cuento en donde la protagonista debido a un huidizo encuentro con el pasado sale corriendo y ¡zas! acaba perdiéndose
*Hablaba para mi misma, intentaba que las situaciones como estas se convirtieran en algo positivo delante de mis ojos, ahora yo era una chica que habia entrado en las fauces del lobo que consistia en un laberinto que me terminaría enloqueciendo como no encontrase dentro de poco la salida, me subí con las manos el vestido hasta las rodillas puesto que era demasiado largo y terminaba por pisarmelo, así seria más fácil porque empecé a caminar con más seguridad ahora hasta convencida de que era la protagonista de un laberinto*
Jennifer V. Howard- Mensajes : 142
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
Me costaba mover la mandíbula, aquella noche las cosas se habían complicado más de lo debido. Entre en aquel bar de los barrios bajos para ocuparme de cierta persona, llevaba varios días buscándolo, siempre moviéndose durante la noche y atacando sin ser visto. Hacia solo cuatro días que uno de los empleados de mi hacienda hablaba sobre rumores de extraños que se dedicaban a llevarse a mujeres en las oscuras esquinas del barrio rojo, y estas aparecían a los pocos días, completamente desangradas. No había que ser ningún genio ara saber que no se trataba de un asesino humano del montón, esto era otra cosa. Y por fin lo encontré, en aquella taberna, envuelto en las sombras de un gentío que ignoraba lo que tenia al lado.
Alargue la mano para coger el trozo de madera que sobresalía de aquel pecho inerte, aquel muerto caminante en vida desde hacia Dios sabe cuánto… ya no habría más lagrimas por la sangre de las cortesanas. “Lo dejare aquí. Con suerte nadie descubrirá el cadáver hasta por la mañana, y para entonces ya será cenizas.” Muchos se preguntarían porque un hombre de mi posición se viste como un campesino de la última fila y se dedica a matar monstruos… como decía la policía: solo eran prostitutas, cuando una desaparece, cinco nuevas ocupan su puesto. Sin embargo, para mí no es lo mismo, nadie que considere divertido mutilar a una mujer merece vivir, y menos eternamente. – Disfruta de tu eternidad en el infierno… - Me subí el cuello de la chaqueta, era de tosca lana marrón, acompañada de una bufanda raída, lo único que había encontrado ara pasar desapercibido, ahora tenía que salir de las calles y volver a mis terrenos, esto puede que llamase la atención de otros como él.
Las calles de Paris eran un laberinto sin fin, todo compuesto de entresijos y callejuelas donde cualquiera podía acabar muerto, o peor, esclavizado por lo que se movía en los bajos fondos. Solo Dios sabe que se oirá en la oscuridad, algo incluso peor que mi especie, o la del miserable que yacía ahora a un par de callejones. Apresure el paso antes de doblar una esquina, para encontrarme de bruces con una maraña de pelo rojizo que corría en la dirección opuesta a la mía. – Excuse moi modmoiselle. Debería ver por dónde voy.- Se trataba de una mujer joven, no tendría más de veinte años, y llevaba un vestido subido hasta las rodillas, dejando ver unos ligueros que subían hasta el corsé. “Una cortesana… Maldita sea no puedo dejar que vea el cadáver.” – ¿Puedo ayudarla en algo para compensar mi torpeza?
Alargue la mano para coger el trozo de madera que sobresalía de aquel pecho inerte, aquel muerto caminante en vida desde hacia Dios sabe cuánto… ya no habría más lagrimas por la sangre de las cortesanas. “Lo dejare aquí. Con suerte nadie descubrirá el cadáver hasta por la mañana, y para entonces ya será cenizas.” Muchos se preguntarían porque un hombre de mi posición se viste como un campesino de la última fila y se dedica a matar monstruos… como decía la policía: solo eran prostitutas, cuando una desaparece, cinco nuevas ocupan su puesto. Sin embargo, para mí no es lo mismo, nadie que considere divertido mutilar a una mujer merece vivir, y menos eternamente. – Disfruta de tu eternidad en el infierno… - Me subí el cuello de la chaqueta, era de tosca lana marrón, acompañada de una bufanda raída, lo único que había encontrado ara pasar desapercibido, ahora tenía que salir de las calles y volver a mis terrenos, esto puede que llamase la atención de otros como él.
Las calles de Paris eran un laberinto sin fin, todo compuesto de entresijos y callejuelas donde cualquiera podía acabar muerto, o peor, esclavizado por lo que se movía en los bajos fondos. Solo Dios sabe que se oirá en la oscuridad, algo incluso peor que mi especie, o la del miserable que yacía ahora a un par de callejones. Apresure el paso antes de doblar una esquina, para encontrarme de bruces con una maraña de pelo rojizo que corría en la dirección opuesta a la mía. – Excuse moi modmoiselle. Debería ver por dónde voy.- Se trataba de una mujer joven, no tendría más de veinte años, y llevaba un vestido subido hasta las rodillas, dejando ver unos ligueros que subían hasta el corsé. “Una cortesana… Maldita sea no puedo dejar que vea el cadáver.” – ¿Puedo ayudarla en algo para compensar mi torpeza?
Lucien Greymark- Licántropo/Realeza
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Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
¡Oh! monsieur que...que susto me ha dado
*Reconocí con la mano derecha en mi perro a punto de apretar con mis dedos el vestido cerca de la zona de mi pecho por si mi corazon estaba a punto de escaparse, la primera vez que corría en dirección de los callejones intentando evitar pensar que alguien podría asaltarme me habia encontrado de bruces contra un hombre mirándole algo confusa ¿estaba...bien? me estaba preguntando que le pasaba se le veía cansado, agotado ¿pelea? ya sabia cuando alguien habia tenido una pelea solo con mirarlo pero no iba a acudir con actitud prepotente con un desconocido y más si acababa de pelearse*
¿Torpeza? no, no claro que no los dos hemos cometido el error de casi chocar
*Coloqué mis manos en el vestido ya bajando rápidamente el mismo, no era una buena carta de presentación ir con las piernas casi desnudas mientras estaba hablando con alguien me gustaba que me mirase a los ojos, eso me sorprendió, me agradó incluso que ese hombre no me habia mirado las piernas ni una sola vez a pesar de que las habia tenido momentos atrás al descubierto, tampoco se habia aprovechado asi que lo de pervertido violador y borracho se esfumaban de mi mente con un zas que dió despues paso a una sonrisa ancha en mis labios*
Tenga
*Saqué un pañuelo sin ser muy femenina precisamente tendiéndoselo, al instante le señalé el mentón o por si queria aplicarselo en alguna herida, el pañuelo era cierto que no era muy grande tenia una inicial J.V.H que lo habia logrado coser con torpeza, la H parecia ser un siseo de una serpiente que estaba clavada en un palo o algo parecido, debia de agradecer al menos que una mujer me habia enseñado a coser mediabamente bien. Miré entonces por encima del hombro ajeno volviendo a fijarme en sus ojos con la misma sonrisa tranquila en mi boca*
Me he perdido. Creo que he de salir por ahi
*Señalé a donde me estaba dirigiendo antes, haciendo un esfuerzo sobrehumano para que de mi boca no salieran frases ingeniosas de un escritor de novelas de hadas, como "villanos" "princesa" "laberinto" algo que no causaría la mejor de las impresiones a quien tenia en frente. Me incliné con respeto al hombre sin moverse colocando las manos apoyadas en mi regazo entrelazando mis propios dedos como medida de "entretenimiento" mientras estaban hablando, queria salir ya de este callejón oscuro que ahora mismo me estaba haciendo temblar*
*Reconocí con la mano derecha en mi perro a punto de apretar con mis dedos el vestido cerca de la zona de mi pecho por si mi corazon estaba a punto de escaparse, la primera vez que corría en dirección de los callejones intentando evitar pensar que alguien podría asaltarme me habia encontrado de bruces contra un hombre mirándole algo confusa ¿estaba...bien? me estaba preguntando que le pasaba se le veía cansado, agotado ¿pelea? ya sabia cuando alguien habia tenido una pelea solo con mirarlo pero no iba a acudir con actitud prepotente con un desconocido y más si acababa de pelearse*
¿Torpeza? no, no claro que no los dos hemos cometido el error de casi chocar
*Coloqué mis manos en el vestido ya bajando rápidamente el mismo, no era una buena carta de presentación ir con las piernas casi desnudas mientras estaba hablando con alguien me gustaba que me mirase a los ojos, eso me sorprendió, me agradó incluso que ese hombre no me habia mirado las piernas ni una sola vez a pesar de que las habia tenido momentos atrás al descubierto, tampoco se habia aprovechado asi que lo de pervertido violador y borracho se esfumaban de mi mente con un zas que dió despues paso a una sonrisa ancha en mis labios*
Tenga
*Saqué un pañuelo sin ser muy femenina precisamente tendiéndoselo, al instante le señalé el mentón o por si queria aplicarselo en alguna herida, el pañuelo era cierto que no era muy grande tenia una inicial J.V.H que lo habia logrado coser con torpeza, la H parecia ser un siseo de una serpiente que estaba clavada en un palo o algo parecido, debia de agradecer al menos que una mujer me habia enseñado a coser mediabamente bien. Miré entonces por encima del hombro ajeno volviendo a fijarme en sus ojos con la misma sonrisa tranquila en mi boca*
Me he perdido. Creo que he de salir por ahi
*Señalé a donde me estaba dirigiendo antes, haciendo un esfuerzo sobrehumano para que de mi boca no salieran frases ingeniosas de un escritor de novelas de hadas, como "villanos" "princesa" "laberinto" algo que no causaría la mejor de las impresiones a quien tenia en frente. Me incliné con respeto al hombre sin moverse colocando las manos apoyadas en mi regazo entrelazando mis propios dedos como medida de "entretenimiento" mientras estaban hablando, queria salir ya de este callejón oscuro que ahora mismo me estaba haciendo temblar*
Jennifer V. Howard- Mensajes : 142
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
Parecía que la había asustado, pero a decir verdad yo estaba incluso mas asustado que ella, que demonios iba a hacer si se daba cuenta de que, a solo un par de esquinas de donde estábamos hablando ahora mismo había un hombre tirado en el suelo con un agujero perforándole el corazón, si había algo que detestaba era matar sin necesidad, y una chica de por aquí no me creería si le contaba que en realidad no era un hombre, sino alguien que podría haberla destripado sin apenas pestañear, que muy posiblemente habría sido la próxima víctima de entre todas las demás de las últimas semanas. No… no podía arriesgarme a que lo viese, tenía que sacarla de allí lo antes posible, pero como… cómo hacer para llevarla a otro lugar sin asustarla o que pareciese el típico viejo verde que quiere abusar de una hermosa jovencita solitaria en un callejón oscuro. Tenia que ocurrírseme algo, y pronto.
- Mis disculpas, le aseguro que no era mi intención sobresaltarla. – En aquel momento se bajo el vestido con premura, como si me hubiese leído el pensamiento hace un segundo, en fin mejor que pensase que era un hombre sin modales a que viese algo como lo que había allí detrás, y me viese obligado a hacer algo que iba en contra de todas mis reglas. Mi mente trabajaba a toda velocidad, ahora mismo no se me ocurría nada salvo distraerla el tiempo suficiente. Sin embargo, en cuanto sonrió me tranquilice un poco, y no me había dado cuenta de cuan hermosa era aquella joven de pie delante de mí, un cabello color fuego y unos ojos claros como la medianoche. No me extrañaba que se anduviese con atención a los pervertidos y borrachos de la zona, cualquiera de ellos ya habría querido poseerla aquí mismo, sin importar si ella daba su consentimiento o no. “Déjate de pensar en tonterías y céntrate, tienes que salir de este atolladero cuanto antes.”
En cuanto me dio un pañuelo me di cuenta de que se me había quedado mirando, como si algo debiese ser limpiado. “Maldita sea no me había dado cuenta.” Menos mal que, en las oscurecidas paredes del callejón no había demasiada iluminación, de lo contrario se habría dado cuenta de que la sangre que había en mi cara, no provenía de herida alguna. – Merci madame, sois un ángel. Desgraciadamente ya no se puede andar por las calles como una persona decente. Son tiempos peligrosos estos. - Y ahí estaba precisamente el problema, esa mirada que echaba a mis espaldas era como un incendio a punto de alcanzarme. Si su ruta era por esa misma calle podía darme por perdido, tenía que aprovechar la oportunidad de que se hubiese perdido y hacerla cambiar de dirección. – Bueno eso depende de a donde se dirija señorita. – Dije con una sonrisa mientras intentaba bloquear disimuladamente el acceso a la calle, cuanto antes desviase su atención de aquel lugar mucho mejor.
- Si me lo permite, me quedare para guiarla hasta el lugar que quiera ir. No está bien que una señorita pasee sola por estas calles de noche. – En realidad no es que fuese lo que alguien de mi clase llamase “señorita” puede que al principio no me hubiese dado cuenta por tener otras cosas en la cabeza, pero su forma de vestir la había visto antes, en los hostales y burdeles donde había visto como hombres sin escrúpulos y con edad suficiente como para saber lo que es el respeto pagaban dinerales por mujeres jóvenes. – Por favor insisto… no me quedaría tranquilo dejándola aquí sola. - "Y tanto que no te quedarias tranquilo."
- Mis disculpas, le aseguro que no era mi intención sobresaltarla. – En aquel momento se bajo el vestido con premura, como si me hubiese leído el pensamiento hace un segundo, en fin mejor que pensase que era un hombre sin modales a que viese algo como lo que había allí detrás, y me viese obligado a hacer algo que iba en contra de todas mis reglas. Mi mente trabajaba a toda velocidad, ahora mismo no se me ocurría nada salvo distraerla el tiempo suficiente. Sin embargo, en cuanto sonrió me tranquilice un poco, y no me había dado cuenta de cuan hermosa era aquella joven de pie delante de mí, un cabello color fuego y unos ojos claros como la medianoche. No me extrañaba que se anduviese con atención a los pervertidos y borrachos de la zona, cualquiera de ellos ya habría querido poseerla aquí mismo, sin importar si ella daba su consentimiento o no. “Déjate de pensar en tonterías y céntrate, tienes que salir de este atolladero cuanto antes.”
En cuanto me dio un pañuelo me di cuenta de que se me había quedado mirando, como si algo debiese ser limpiado. “Maldita sea no me había dado cuenta.” Menos mal que, en las oscurecidas paredes del callejón no había demasiada iluminación, de lo contrario se habría dado cuenta de que la sangre que había en mi cara, no provenía de herida alguna. – Merci madame, sois un ángel. Desgraciadamente ya no se puede andar por las calles como una persona decente. Son tiempos peligrosos estos. - Y ahí estaba precisamente el problema, esa mirada que echaba a mis espaldas era como un incendio a punto de alcanzarme. Si su ruta era por esa misma calle podía darme por perdido, tenía que aprovechar la oportunidad de que se hubiese perdido y hacerla cambiar de dirección. – Bueno eso depende de a donde se dirija señorita. – Dije con una sonrisa mientras intentaba bloquear disimuladamente el acceso a la calle, cuanto antes desviase su atención de aquel lugar mucho mejor.
- Si me lo permite, me quedare para guiarla hasta el lugar que quiera ir. No está bien que una señorita pasee sola por estas calles de noche. – En realidad no es que fuese lo que alguien de mi clase llamase “señorita” puede que al principio no me hubiese dado cuenta por tener otras cosas en la cabeza, pero su forma de vestir la había visto antes, en los hostales y burdeles donde había visto como hombres sin escrúpulos y con edad suficiente como para saber lo que es el respeto pagaban dinerales por mujeres jóvenes. – Por favor insisto… no me quedaría tranquilo dejándola aquí sola. - "Y tanto que no te quedarias tranquilo."
Lucien Greymark- Licántropo/Realeza
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Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
Yo me mancho constantemente
*Solté de pronto porque cuando le habia dado el pañuelo parecia que estaba algo tenso, la misma reacción que yo presentaba cuando me manchaba con algo ya sea cuando estaba comiendo o cargando la compra para mi casa, era bastante sencillo mancharse -tu eres la que se mancha a cada momento- pensé - no es sencillo, tu lo haces sencillo- sonreí con las manos en la espalda apoyándolas, si, ya sabia que era muy poco femenino aquello cuando estaba delante de un hombre*
S-si
*Automáticamente me volteé hacia mi espalda, era como si hubiera sentido un escalofrio por todo el cuerpo después de hubiera dicho sobre los tiempos que corrían actualmente ¿Es que sabia algo que yo no? además no me dejaba continuar hacia delante lo que por ahora hubiera sido mi vía de escape se estaba transformando en algo más extraño aunque no corría por mis venas el terror que debia de sentirse sino una extraña confianza por las palabras que habia dicho aquel hombre. De nuevo evalué la situación, estabamos los dos solos con algún vagabundo que esperaba no hiciese acto de presencia pero estábamos solos por lo que podía confiar en él*
Venía del burdel ¡pero no piense que voy a atacarle!
*Eso ultimo me salió algo más seria, la gente pensaba que por ser cortesana se podían tomar la libertad de mirarme o insinuarme cosas, incluso en el burdel me dedicaba más a mirar que a que me hicieran nada. Me tapé la boca, inclinando el rostro en señal de disculpas, me habia encontrado con varios hombres que ya me habian mirado con cierto asco por mi profesión ¿no tenia derecho a perderme? -vuelve al mundo real- mi cerebro seguía recriminando el comportamiento que habia tenido unos segundos después*
Me dirigía a un bar para poder cenar algo caliente e irme a mi casa...¿le apetece una sopa caliente? en estos tiempos es lo que más conviene
*Le dí la espalda, caminando por donde yo habia venido, habia un callejón justo al lado por el que habia pasado casi corriendo para que nadie me mirase, curiosamente además de bastante silenciosa asomé mi cabeza por ese sitio, el olor no era muy agradable, pero...me quedé mirando hacia el frente hasta que un ruido de botellas me alarmó haciendo que me golpease contra la pared, hasta que fingí que no habia pasado nada peinándome los cabellos, volviendo a sonreir algo tímida, no era lo que se dijera una muchacha normal, mis nervios e imaginación se habían unido para hacerme aquel día imposible.
Me acerqué rápidamente a él estando en una distancia agradable, no me encontraba invadiendo su espacio ni él el mio, algo que los buenos desconocidos que se conocen hacían. Ahora que el golpe se habia disipado me habia dado cuenta de un error. Extendí mi mano hacia él con una sonrisa ancha en mis labios además de un pequeño rubor que desapareció segundos despúes*
Jennifer, es un placer conocerte.
*Solté de pronto porque cuando le habia dado el pañuelo parecia que estaba algo tenso, la misma reacción que yo presentaba cuando me manchaba con algo ya sea cuando estaba comiendo o cargando la compra para mi casa, era bastante sencillo mancharse -tu eres la que se mancha a cada momento- pensé - no es sencillo, tu lo haces sencillo- sonreí con las manos en la espalda apoyándolas, si, ya sabia que era muy poco femenino aquello cuando estaba delante de un hombre*
S-si
*Automáticamente me volteé hacia mi espalda, era como si hubiera sentido un escalofrio por todo el cuerpo después de hubiera dicho sobre los tiempos que corrían actualmente ¿Es que sabia algo que yo no? además no me dejaba continuar hacia delante lo que por ahora hubiera sido mi vía de escape se estaba transformando en algo más extraño aunque no corría por mis venas el terror que debia de sentirse sino una extraña confianza por las palabras que habia dicho aquel hombre. De nuevo evalué la situación, estabamos los dos solos con algún vagabundo que esperaba no hiciese acto de presencia pero estábamos solos por lo que podía confiar en él*
Venía del burdel ¡pero no piense que voy a atacarle!
*Eso ultimo me salió algo más seria, la gente pensaba que por ser cortesana se podían tomar la libertad de mirarme o insinuarme cosas, incluso en el burdel me dedicaba más a mirar que a que me hicieran nada. Me tapé la boca, inclinando el rostro en señal de disculpas, me habia encontrado con varios hombres que ya me habian mirado con cierto asco por mi profesión ¿no tenia derecho a perderme? -vuelve al mundo real- mi cerebro seguía recriminando el comportamiento que habia tenido unos segundos después*
Me dirigía a un bar para poder cenar algo caliente e irme a mi casa...¿le apetece una sopa caliente? en estos tiempos es lo que más conviene
*Le dí la espalda, caminando por donde yo habia venido, habia un callejón justo al lado por el que habia pasado casi corriendo para que nadie me mirase, curiosamente además de bastante silenciosa asomé mi cabeza por ese sitio, el olor no era muy agradable, pero...me quedé mirando hacia el frente hasta que un ruido de botellas me alarmó haciendo que me golpease contra la pared, hasta que fingí que no habia pasado nada peinándome los cabellos, volviendo a sonreir algo tímida, no era lo que se dijera una muchacha normal, mis nervios e imaginación se habían unido para hacerme aquel día imposible.
Me acerqué rápidamente a él estando en una distancia agradable, no me encontraba invadiendo su espacio ni él el mio, algo que los buenos desconocidos que se conocen hacían. Ahora que el golpe se habia disipado me habia dado cuenta de un error. Extendí mi mano hacia él con una sonrisa ancha en mis labios además de un pequeño rubor que desapareció segundos despúes*
Jennifer, es un placer conocerte.
Jennifer V. Howard- Mensajes : 142
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
Sonreí cuando dijo que se manchaba constantemente, en cierto modo en aquel momento llego a mi mente la típica expresión que habría tenido cualquier persona con la suficiente suerte de nacer con medios de subsistir sin tener que venderse a sí mismo. Cualquiera se mancharía constantemente si se dedicase a lo que haces tu, eso es lo que habría dicho cualquier persona, especialmente los de la alta. No es que me gustase la profesión de las cortesanas pero tampoco las juzgaba por ello, tenían una necesidad y la cumplían como mejor podían, no eran prostitutas por vocación o porque quisieran, sino que lo eran por necesidad. A decir verdad, había muchísimas más prostitutas en los barrios ricos que en los pobres, con la diferencia de que al menos ellas cobraban por un servicio, las otras simplemente lo hacían por que se aburrían. – Bueno estos callejones son un poco oscuros de noche, uno puede despistarse fácilmente. – Dije mientras terminaba de limpiarme la sangre con el pañuelo.
Levante una ceja sorprendido cuando menciono el burdel, pero más todavía cuando dijo lo de atacarme. ¿Es que se pensaba que saldría corriendo porque trabajase en un burdel? – Gracias madame por aclarármelo, por un momento pensé que iba a degollarme en plena calle. – Dije casi sin poder contenerme la risa. Era una mujer bastante menuda, de delgados brazos cubiertos con piel clara, y si mi olfato saturado de las porquerías que había en el callejón no me engañaba, era humana, las posibilidades que tenia de intentar atacarme ahora mismo y ganarme eran imposibles, ¿o es que lo había dicho con el fin de que pensase que sabía defenderse y que un ataque por mi parte me costaría caro? Debía de ser eso, pero a mí no me engañaba, su persona emanaba olor a nerviosismo, eso sique resultaba interesante. – Me encantaría acompañarla. Lo cierto es que la noche está muy fría y me vendría bien un descanso. – Y una excusa para sacarla de aquí a mi manera también.
Retrocedimos por el callejón hacia el extremo opuesto, y no pude evitar sentir un poco de alivio, estuve muy era incluso de soltar un suspiro ante la perspectiva de que estábamos yendo en la dirección correcta. El único camino viable que nos quedaba era un callejón que, por lo que mis ojos alcanzaban a ver (cosa que era bastante más que los de ella), desembocaba en una pequeña abertura con varios hombres, seguramente borrachos. Aun así no me preocupaba, no serían un problema.
“Ahhh es cierto. No sabía su nombre.” Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras le daba la mano que me había tendido. – Lucian, el placer es todo mío Jessica. – Tal vez no debí haberle dado mi verdadero nombre, pero aquella chica se había comportado de una forma que no era la típica, dando más la impresión de ser una muchacha inocente y sin ninguna mala intención, así que no tenía motivos para ocultarle mi nombre. – Bien… ¿cenamos entonces? – Le ofrecí mi brazo para que pasásemos por el callejón juntos, tal vez así se sintiese mas segura.
Levante una ceja sorprendido cuando menciono el burdel, pero más todavía cuando dijo lo de atacarme. ¿Es que se pensaba que saldría corriendo porque trabajase en un burdel? – Gracias madame por aclarármelo, por un momento pensé que iba a degollarme en plena calle. – Dije casi sin poder contenerme la risa. Era una mujer bastante menuda, de delgados brazos cubiertos con piel clara, y si mi olfato saturado de las porquerías que había en el callejón no me engañaba, era humana, las posibilidades que tenia de intentar atacarme ahora mismo y ganarme eran imposibles, ¿o es que lo había dicho con el fin de que pensase que sabía defenderse y que un ataque por mi parte me costaría caro? Debía de ser eso, pero a mí no me engañaba, su persona emanaba olor a nerviosismo, eso sique resultaba interesante. – Me encantaría acompañarla. Lo cierto es que la noche está muy fría y me vendría bien un descanso. – Y una excusa para sacarla de aquí a mi manera también.
Retrocedimos por el callejón hacia el extremo opuesto, y no pude evitar sentir un poco de alivio, estuve muy era incluso de soltar un suspiro ante la perspectiva de que estábamos yendo en la dirección correcta. El único camino viable que nos quedaba era un callejón que, por lo que mis ojos alcanzaban a ver (cosa que era bastante más que los de ella), desembocaba en una pequeña abertura con varios hombres, seguramente borrachos. Aun así no me preocupaba, no serían un problema.
“Ahhh es cierto. No sabía su nombre.” Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras le daba la mano que me había tendido. – Lucian, el placer es todo mío Jessica. – Tal vez no debí haberle dado mi verdadero nombre, pero aquella chica se había comportado de una forma que no era la típica, dando más la impresión de ser una muchacha inocente y sin ninguna mala intención, así que no tenía motivos para ocultarle mi nombre. – Bien… ¿cenamos entonces? – Le ofrecí mi brazo para que pasásemos por el callejón juntos, tal vez así se sintiese mas segura.
Lucien Greymark- Licántropo/Realeza
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Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
Si, despistarse es la palabra adecuada
*Acentué con cierta ironia, era torpeza, yo me perdía varias veces cuando me adentraba en un sitio nuevo que no conocía por eso la mayor parte del tiempo intentaba buscar la salida aunque gracias a eso habia podido ver Paris, algunas calles, probar algunas comidas en cafeterias en las que me detenia solamente para preguntar la calle pero que al final me logró dominar el hambre comiendo un poco*
Te sorprendería lo que puedo hacer con unas manos aunque eres demasiado grande para mi, es decir si intentase degollarte tendría que dar un salto para lograr al menos acercarme a tu cuello
*Me reí, tapando mis labios para que la risa no fuera demasiado ruidosa y actuase como cebo a cualquier borracho, la diferencia de alturas era clara, la diferencia entre el hombre y la mujer aun más, ¿como podía yo acercarme a alguien sin que el otro viera antes mis intenciones? lo primero que tendría que hacer era buscar un cajón donde subirme, algo sólido si queria hacer algo de esa índole, pero, era evidente que no me trataba como los demás...eso me relajaba, era un hombre con quien en el fondo se podía hablar*
¿Además de un caldo? ¿que comida le apetece? *-carne- eso vino directo a mi pensamiento, era una auténtica carnívora por eso desechaba las verduras la mayor parte del tiempo, seguí con mi sonrisa ancha mirando al desconocido que ahora tenía un nombre "lucian" su nombre ya indicaba que era todo un caballero que incluso poseía una clase, me encantaban los nombres de las personas porque aprendía mucho del significado de todos ellos* Oh mi héroe
*El tono de mi voz era dulce pero también bromista, no habia casi nadie que me hubiera tendido el brazo así, solo conocia a una persona que lo hacía mas bien porque mi mano siempre estaba buscando su brazo, estaba dudando en aquello por si de verdad yo aparentaba ser una "damisela en apuros" ¡queria tener caracter! miré entonces hacia atrás tomando su brazo automáticamente, no ejercí mucha presión en él pero dejé que mi mano envolviese su brazo caminando junto a él ¡ya empezaría la valentia mañana! ahora tenia ánimos de salir de alli*
Se que me dirás tonta...pero creo que alguien nos está siguiendo
*Ladeé el rostro con seriedad, hacia alrededor de unos segundos que habia sentido como si alguien nos estuviera mirando, fijamente, lascivamente, furiosamente, algo pero no quería involucrarle en mis asuntos ¿y si era alguna otra persona? no quería que Lucian luego tuviera que meterse en algo por su culpa asi que automáticamente aceleré el paso mirando al frente, divisando una de las salidas, rogando un poco porque salieramos allá*
*Acentué con cierta ironia, era torpeza, yo me perdía varias veces cuando me adentraba en un sitio nuevo que no conocía por eso la mayor parte del tiempo intentaba buscar la salida aunque gracias a eso habia podido ver Paris, algunas calles, probar algunas comidas en cafeterias en las que me detenia solamente para preguntar la calle pero que al final me logró dominar el hambre comiendo un poco*
Te sorprendería lo que puedo hacer con unas manos aunque eres demasiado grande para mi, es decir si intentase degollarte tendría que dar un salto para lograr al menos acercarme a tu cuello
*Me reí, tapando mis labios para que la risa no fuera demasiado ruidosa y actuase como cebo a cualquier borracho, la diferencia de alturas era clara, la diferencia entre el hombre y la mujer aun más, ¿como podía yo acercarme a alguien sin que el otro viera antes mis intenciones? lo primero que tendría que hacer era buscar un cajón donde subirme, algo sólido si queria hacer algo de esa índole, pero, era evidente que no me trataba como los demás...eso me relajaba, era un hombre con quien en el fondo se podía hablar*
¿Además de un caldo? ¿que comida le apetece? *-carne- eso vino directo a mi pensamiento, era una auténtica carnívora por eso desechaba las verduras la mayor parte del tiempo, seguí con mi sonrisa ancha mirando al desconocido que ahora tenía un nombre "lucian" su nombre ya indicaba que era todo un caballero que incluso poseía una clase, me encantaban los nombres de las personas porque aprendía mucho del significado de todos ellos* Oh mi héroe
*El tono de mi voz era dulce pero también bromista, no habia casi nadie que me hubiera tendido el brazo así, solo conocia a una persona que lo hacía mas bien porque mi mano siempre estaba buscando su brazo, estaba dudando en aquello por si de verdad yo aparentaba ser una "damisela en apuros" ¡queria tener caracter! miré entonces hacia atrás tomando su brazo automáticamente, no ejercí mucha presión en él pero dejé que mi mano envolviese su brazo caminando junto a él ¡ya empezaría la valentia mañana! ahora tenia ánimos de salir de alli*
Se que me dirás tonta...pero creo que alguien nos está siguiendo
*Ladeé el rostro con seriedad, hacia alrededor de unos segundos que habia sentido como si alguien nos estuviera mirando, fijamente, lascivamente, furiosamente, algo pero no quería involucrarle en mis asuntos ¿y si era alguna otra persona? no quería que Lucian luego tuviera que meterse en algo por su culpa asi que automáticamente aceleré el paso mirando al frente, divisando una de las salidas, rogando un poco porque salieramos allá*
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Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
Reí bastante al decir que tendría que saltar para golpearme, y es cierto, era una chica bastante bajita, o es que yo era demasiado alto. De todas maneras aunque consiguiere golpearme no surtiría demasiado efecto, a menos claro que ahora su mano estuviese echa de plata claro está. – Esta bien madame, tendré que tomármelo en serio. Os pido por favor vuestra indulgencia, no me gustaría que me hicieseis daño. – Dije levantando las manos como si tuviese miedo, aquella broma estaba bien, había sido una noche demasiado seria, y un poco de risa no venia nada mal ahora mismo.
La idea de un claro caliente bajándome por la garganta era del todo tentadora, desde luego sería mejor cena que la sangre disuelta de ese vampiro de hace unos minutos, apenas había podido comer nada decente, aunque bien pensado que se podía esperar de un muerto viviente salvo un mal sabor de boca. – Bueno un poco de carne en un estofado sería muy bien recibido. Además deduzco que acabas de salir de trabajar siendo la hora que es. – Eso a lo mejor viniendo de cualquiera habría sido de un tono decepcionante, pero yo no lo dije de esa manera, conocía lo que pasaban las cortesanas, sabía lo que se veían obligadas a hacer en ocasiones, cosas que a cualquiera le hubiesen puesto los pelos de punta. – Llámame héroe después de cenar.
Empezamos a caminar callejón adelante pasando por varias bocacalles que se desviaban del camino, sin embargo yo iba caminando hacia delante con decisión. Sabia como eran las calles y mis agudos sentidos me ayudaban a orientarme mucho mejor de lo que lo haría un humano. Y no la consideraba tonta, aquel lugar apestaba a suciedad, pero también a ira. Varios de los borrachos que se escondían por aquellas calles nos miraban como si fuésemos, o mejor dicho, como si mi acompañante fuese la única pieza de comida que echarse a la boca. Sin embargo, en cuanto su mirada se cruzaba con la mía descubrían que lo mejor que podían hacer era no meterse.- No te preocupes que no te has vuelto paranoica ni nada por el estilo. Pocas veces se puede ir acompañado de una dama como usted señorita Jessica. Solo es envidia malsana.
Llegados por fin al final de la calle salimos a una calzada un poco más poblada, ye no se trataba de un callejón oscuro, sino de una calle transitada, y lo que era más importante, nos habíamos alejado del vampiro muerto y de tener un enorme problema entre las manos a ir de camino a una taberna y comer algo caliente antes de volver a casa. – Ven por aquí, conozco un sitio cerca. – La lleve hasta un pequeño local cerca de la zona de salida del barrio rojo, antes de entrar en la zona alta de la ciudad. – Pide lo que quieras. Invito yo.
La idea de un claro caliente bajándome por la garganta era del todo tentadora, desde luego sería mejor cena que la sangre disuelta de ese vampiro de hace unos minutos, apenas había podido comer nada decente, aunque bien pensado que se podía esperar de un muerto viviente salvo un mal sabor de boca. – Bueno un poco de carne en un estofado sería muy bien recibido. Además deduzco que acabas de salir de trabajar siendo la hora que es. – Eso a lo mejor viniendo de cualquiera habría sido de un tono decepcionante, pero yo no lo dije de esa manera, conocía lo que pasaban las cortesanas, sabía lo que se veían obligadas a hacer en ocasiones, cosas que a cualquiera le hubiesen puesto los pelos de punta. – Llámame héroe después de cenar.
Empezamos a caminar callejón adelante pasando por varias bocacalles que se desviaban del camino, sin embargo yo iba caminando hacia delante con decisión. Sabia como eran las calles y mis agudos sentidos me ayudaban a orientarme mucho mejor de lo que lo haría un humano. Y no la consideraba tonta, aquel lugar apestaba a suciedad, pero también a ira. Varios de los borrachos que se escondían por aquellas calles nos miraban como si fuésemos, o mejor dicho, como si mi acompañante fuese la única pieza de comida que echarse a la boca. Sin embargo, en cuanto su mirada se cruzaba con la mía descubrían que lo mejor que podían hacer era no meterse.- No te preocupes que no te has vuelto paranoica ni nada por el estilo. Pocas veces se puede ir acompañado de una dama como usted señorita Jessica. Solo es envidia malsana.
Llegados por fin al final de la calle salimos a una calzada un poco más poblada, ye no se trataba de un callejón oscuro, sino de una calle transitada, y lo que era más importante, nos habíamos alejado del vampiro muerto y de tener un enorme problema entre las manos a ir de camino a una taberna y comer algo caliente antes de volver a casa. – Ven por aquí, conozco un sitio cerca. – La lleve hasta un pequeño local cerca de la zona de salida del barrio rojo, antes de entrar en la zona alta de la ciudad. – Pide lo que quieras. Invito yo.
Lucien Greymark- Licántropo/Realeza
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Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
¡Oh! vamos Lucian
*Me rei cuando le di un golpecito aunque con mi fuerza era tan solo un toque amistoso, yo se los daba a mi hermano cuando el empezaba a bromear claro que mi hermano era suficiente fuerte como para permanecer en el mismo sitio despues de muchos toques que le hubiera dado. ¡carne! hmm estaba deseando ya llegar a ese sitio para comer toda la carne que pudiera y más*
Solo si puedes comer más que yo te llamaré héroe de nuevo
*No era una de esas mujeres muy atenta a los modales, habia vivido casi siempre en la compañia masculina asi que me gustaba competir de vez en cuando en especial si aquel hombre era alguien con quien tenia confianza, me gustaba conocer a las personas pero Paris estaba atravesando momentos de clasicismo y tradición que una mujer como yo aun no comprendia, si yo hubiera pedido en otro momento a Lucian que compitiese conmigo habria ganado que alguien me mirase cruelmente pensando que las mujeres debian de quedarse mejor en su sitio*
Amm sabes hacer sentir bien a una mujer, espero que disfrutes también en mi compañia porque no muchos hombres gustan de estar conmigo
*Encogí mis hombros, con una sonrisa en mi boca cuando habia dicho eso, cierto, un rubor tambien habia aparecido pero se escondió con la misma rapidez con la que habia aparecido nadie me habia visto aun completamente roja, veia a los borrachos escondidos, no creia que fuera por ella porque cuando un hombre estaba alcoholizado podía igualmente pasar la mujer con menos atractivo de Paris que ellos intentarian engatusarla, ¿habria pasado lo mismo conmigo si no estuviera con Lucian?, me dejé llevar a ese sitio soltando su mano porque en alguna zona de mi mente me decia que si ese hombre tenia a una mujer especial no queria crear un falso rumor*
No digas eso
*Olvidé de nuevo mis modales tomandole por la camisa, sentándole en una silla de una de las mesas que estaba libre, riendome, se veia adorable que un hombre de su tamaño pudiera ser arrastrado por mi algo que nunca entenderia. Besé su mejilla corriendo para ir hacia la barra de aquel local, nunca habia estado aquí pero mi afán de acercarme a las personas y conocerlas me hizo actuar como habia actuado, sonreí al mesero que me miró con una nueva sonrisa, algo confuso porque parecia que no todos los que venian se comportaban de ese modo. Saqué con dificultad una bolsa con monedas de oro que le entregué en su totalidad*
No deje que ese hombre pague, aunque le mire mal, los hombres siempre miran mal pero no le deje
*Le sonreí dulcemente, el hombre claro que asintió, yo tenia dos bolsitas de oro más eso siempre me salvaba de los problemas, mi vestido escondia por completo mis pies por eso ahora no tenia que preocuparme por nada, pedi algo de carne estofada, vino, agua, sopa, cocido, panes calientes, queso, de nuevo sonrei mientras me inclinaba tiernamente ante el hombre y ante alguna persona que también me miraba extraño ¿una mujer comiendo tanto? caminé sin reparos hacia Lucian sentándome en frente suya con una sonrisa en los labios mientras me sujetaba mis mechones y los apartaba de mi rostro un poco mas relajada que antes*
mmmm....se está bien
*Me rei cuando le di un golpecito aunque con mi fuerza era tan solo un toque amistoso, yo se los daba a mi hermano cuando el empezaba a bromear claro que mi hermano era suficiente fuerte como para permanecer en el mismo sitio despues de muchos toques que le hubiera dado. ¡carne! hmm estaba deseando ya llegar a ese sitio para comer toda la carne que pudiera y más*
Solo si puedes comer más que yo te llamaré héroe de nuevo
*No era una de esas mujeres muy atenta a los modales, habia vivido casi siempre en la compañia masculina asi que me gustaba competir de vez en cuando en especial si aquel hombre era alguien con quien tenia confianza, me gustaba conocer a las personas pero Paris estaba atravesando momentos de clasicismo y tradición que una mujer como yo aun no comprendia, si yo hubiera pedido en otro momento a Lucian que compitiese conmigo habria ganado que alguien me mirase cruelmente pensando que las mujeres debian de quedarse mejor en su sitio*
Amm sabes hacer sentir bien a una mujer, espero que disfrutes también en mi compañia porque no muchos hombres gustan de estar conmigo
*Encogí mis hombros, con una sonrisa en mi boca cuando habia dicho eso, cierto, un rubor tambien habia aparecido pero se escondió con la misma rapidez con la que habia aparecido nadie me habia visto aun completamente roja, veia a los borrachos escondidos, no creia que fuera por ella porque cuando un hombre estaba alcoholizado podía igualmente pasar la mujer con menos atractivo de Paris que ellos intentarian engatusarla, ¿habria pasado lo mismo conmigo si no estuviera con Lucian?, me dejé llevar a ese sitio soltando su mano porque en alguna zona de mi mente me decia que si ese hombre tenia a una mujer especial no queria crear un falso rumor*
No digas eso
*Olvidé de nuevo mis modales tomandole por la camisa, sentándole en una silla de una de las mesas que estaba libre, riendome, se veia adorable que un hombre de su tamaño pudiera ser arrastrado por mi algo que nunca entenderia. Besé su mejilla corriendo para ir hacia la barra de aquel local, nunca habia estado aquí pero mi afán de acercarme a las personas y conocerlas me hizo actuar como habia actuado, sonreí al mesero que me miró con una nueva sonrisa, algo confuso porque parecia que no todos los que venian se comportaban de ese modo. Saqué con dificultad una bolsa con monedas de oro que le entregué en su totalidad*
No deje que ese hombre pague, aunque le mire mal, los hombres siempre miran mal pero no le deje
*Le sonreí dulcemente, el hombre claro que asintió, yo tenia dos bolsitas de oro más eso siempre me salvaba de los problemas, mi vestido escondia por completo mis pies por eso ahora no tenia que preocuparme por nada, pedi algo de carne estofada, vino, agua, sopa, cocido, panes calientes, queso, de nuevo sonrei mientras me inclinaba tiernamente ante el hombre y ante alguna persona que también me miraba extraño ¿una mujer comiendo tanto? caminé sin reparos hacia Lucian sentándome en frente suya con una sonrisa en los labios mientras me sujetaba mis mechones y los apartaba de mi rostro un poco mas relajada que antes*
mmmm....se está bien
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Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
Resultaba una chica bastante interesante. Confieso que inicialmente todas mis pretensiones estaban puestas únicamente en alejarla de aquellos callejones donde fácilmente podría haberse topado con algo del todo anti natural, pero ahora las cosas se había vuelto interesantes. Conocía a varias cortesanas, ya fuese porque eran amigas o porque simplemente eran ex-amantes, y lo más curioso es que no se parecía absolutamente en nada con ninguna de ellas. Todas tenían un encanto natural, mezclado con una seducción que venía de forma innata en ellas, pero esta chica era… distinta. Actuaba como una adolescente ante una conversación que tendría con un familiar, a lo mejor con un hermano o primo y resultaba un poco raro, aunque no por ello desagradable evidentemente. – Creo que obviamente no sabes con quien hablas. En lo que a comida se refiere, soy único en mi especie. – Nunca mejor dicho.
Otro toque que resultaba bastante raro, ¿Qué cortesana actúa con los hombres como si fuesen iguales a ellas? No es que no lo fuesen ni mucho menos, la mayoría de cortesanas tenían más cerebro que el sesenta por ciento de los nobles, pero nunca daban a entender ese tipo de cosas, solo se limitaban a dejar que el hombre creyese lo que quería. - ¿Puedo preguntarte cuál es tu trabajo en el burdel exactamente? – Vale, esa pregunta no sonaba demasiado bien lo admito, especialmente porque le daría a entender que era un enfermo que quería saber con detalle lo que hacía con sus clientes. – No me interpretes mal no quería ser ningún cotilla. Es solo que no te pareces a las otras cortesanas que he visto. – Además esa última expresión… “pocos hombres”. Expresiones como esa daban a entender que no se trataba de una chica corriente. Tal vez fuese una de las denominadas “cortesanas diamantinas”, esas mujeres que solo eran obtenidas por los más poderosos. – Me siento alagado entonces de ser uno de esos pocos. Por lo visto esta noche estoy de suerte. - Sonreí ante el comentario de que los hombres nos miraban con envidia solo porque iba con ella, bueno no era solo por eso, esos hombres habían visto como dos hombres entraban en un callejón oscuro, luego un forcejeo y finalmente solo había salido uno, si eso podía pasarle a alguien por una simple pelea de bar, ¿Qué podría pasarles a ellos por acercarse a la acompañante de un asesino?
Donde estuvo la gran sorpresa de la noche fue precisamente cuando llegamos a la taberna y se dispuso a pagar ella, estaba claro que me disfrazaba mejor de lo que yo pensaba, y que una chica se tomase esa clase de familiaridad con alguien a quien apenas conocía resultaba agradable y al mismo tiempo chocante. “Debe de ser que me estoy haciendo viejo.” No iba a dejarme pagar… sorprendente. – ¿Te han dicho alguna vez que eres una persona muy rara? – Dije en cuanto volvió a sentarse, no es que hiciese preguntas como esa normalmente pero es que en esta ocasión no podía callármelo, decir que era rara era quedarse extremadamente corto. La comida llego enseguida, a pesar de que había muchísima gente en el local el camarero nos había atendido primero a nosotros. “Ahora entiendo porque dicen que los hombres no piensan.” – En fin, puesto que no vas a dejarme pagar, al menos espero poder saber cosas de ti. ¿Tienes familia en Paris?
Otro toque que resultaba bastante raro, ¿Qué cortesana actúa con los hombres como si fuesen iguales a ellas? No es que no lo fuesen ni mucho menos, la mayoría de cortesanas tenían más cerebro que el sesenta por ciento de los nobles, pero nunca daban a entender ese tipo de cosas, solo se limitaban a dejar que el hombre creyese lo que quería. - ¿Puedo preguntarte cuál es tu trabajo en el burdel exactamente? – Vale, esa pregunta no sonaba demasiado bien lo admito, especialmente porque le daría a entender que era un enfermo que quería saber con detalle lo que hacía con sus clientes. – No me interpretes mal no quería ser ningún cotilla. Es solo que no te pareces a las otras cortesanas que he visto. – Además esa última expresión… “pocos hombres”. Expresiones como esa daban a entender que no se trataba de una chica corriente. Tal vez fuese una de las denominadas “cortesanas diamantinas”, esas mujeres que solo eran obtenidas por los más poderosos. – Me siento alagado entonces de ser uno de esos pocos. Por lo visto esta noche estoy de suerte. - Sonreí ante el comentario de que los hombres nos miraban con envidia solo porque iba con ella, bueno no era solo por eso, esos hombres habían visto como dos hombres entraban en un callejón oscuro, luego un forcejeo y finalmente solo había salido uno, si eso podía pasarle a alguien por una simple pelea de bar, ¿Qué podría pasarles a ellos por acercarse a la acompañante de un asesino?
Donde estuvo la gran sorpresa de la noche fue precisamente cuando llegamos a la taberna y se dispuso a pagar ella, estaba claro que me disfrazaba mejor de lo que yo pensaba, y que una chica se tomase esa clase de familiaridad con alguien a quien apenas conocía resultaba agradable y al mismo tiempo chocante. “Debe de ser que me estoy haciendo viejo.” No iba a dejarme pagar… sorprendente. – ¿Te han dicho alguna vez que eres una persona muy rara? – Dije en cuanto volvió a sentarse, no es que hiciese preguntas como esa normalmente pero es que en esta ocasión no podía callármelo, decir que era rara era quedarse extremadamente corto. La comida llego enseguida, a pesar de que había muchísima gente en el local el camarero nos había atendido primero a nosotros. “Ahora entiendo porque dicen que los hombres no piensan.” – En fin, puesto que no vas a dejarme pagar, al menos espero poder saber cosas de ti. ¿Tienes familia en Paris?
Lucien Greymark- Licántropo/Realeza
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Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
*Ya que estabamos sentados los dos esperando a la comida me dediqué a recapitular todas las preguntas que me habia hecho, no me estaba diciendo nada del otro mundo porque siempre me habian preguntado lo mismo en mas de una ocasión asi que no seria distinta de todas las que ya me habian comentado*
Mi trabajo en el burdel, solo tengo un cliente pero me dedico a servir copas, a cuidar de las chicas a limpiar, no es mucho pero no quiero tener otros clientes
*Le sonreí, yo no me dedicaba al arte de la cortesania como era habitual ver, el que solo tuviera un cliente ya era muy extraño en las cortesanas que cuanto mas cliente se tuviera más efectivo podías obtener en unas pocas horas, me sonreí al confesar eso de solo tener un cliente, con él me sentía comoda no estaba presionada a contestar o no me miraba fijamente como si tuviera que hacer algo para contentarlo algo que la mayoria de las veces me habia pasado ¡lo odiaba! hablar con alguien y que el silencio era lo unico que se atreviese a darte ¡no! debia de hablar o algo mas*
A veces la suerte se transforma en pesadilla, hablo a veces demasiado por si no te has dado cuenta asi que serian tus oidos los que sufrieran
*La mirada de las personas era evidente y lo habria sido mas de no ser que ya no me importaban, me juzgaban a todas horas porque salia con ropas extrañas, incluso en invierno con los abrigos largos la gente me miraba como una extraña mujer pordiosera que como unico saludo se mereciese una mirada de malos modos. Cuando miré hacia atrás me di cuenta de la mirada de un hombre que rapidamente miró a otro lado, raro, muy raro pero no me dio mas tiempo a pensar cuando la comida habia llegado ¡hmmm! tenia buena pinta*
Muchas gracias, tiene una pinta deliciosa
*Le sonreí al mesero que se marchó con una sonrisa en los labios, ¿le habia hecho feliz? le miré al fin dirigirse a la barra volviendome a fijar en Lucian cuando respondi a su ultima pregunta, tenia familia en Paris o eso estaba buscando aun porque no llevaba mucho tiempo en Paris*
En verdad soy extranjera, pero vine porque mi hermano desapareció en españa y el siempre habia hablado de Paris, por eso pense que embriagado por sus sueños acudió aqui aunque aun no me lo he encontrado
*Suspiré pensando en todas las calles y edificios y comisarias que habia estado para preguntar por los rasgos de mi hermano, tenia varias fotos de el que nos habiamos hecho el y yo y las guardaba siempre bajo la cama o en la almohada porque me habia hecho parecer que estabamos juntos, de pronto me rei, tapando mis labios cuando escuché la palabra "rara"*
No lo se, es la 10 vez que lo escucho en el dia pero siempre he considerado que ser raro es ser único asi que ¿porqué no serlo?
Mi trabajo en el burdel, solo tengo un cliente pero me dedico a servir copas, a cuidar de las chicas a limpiar, no es mucho pero no quiero tener otros clientes
*Le sonreí, yo no me dedicaba al arte de la cortesania como era habitual ver, el que solo tuviera un cliente ya era muy extraño en las cortesanas que cuanto mas cliente se tuviera más efectivo podías obtener en unas pocas horas, me sonreí al confesar eso de solo tener un cliente, con él me sentía comoda no estaba presionada a contestar o no me miraba fijamente como si tuviera que hacer algo para contentarlo algo que la mayoria de las veces me habia pasado ¡lo odiaba! hablar con alguien y que el silencio era lo unico que se atreviese a darte ¡no! debia de hablar o algo mas*
A veces la suerte se transforma en pesadilla, hablo a veces demasiado por si no te has dado cuenta asi que serian tus oidos los que sufrieran
*La mirada de las personas era evidente y lo habria sido mas de no ser que ya no me importaban, me juzgaban a todas horas porque salia con ropas extrañas, incluso en invierno con los abrigos largos la gente me miraba como una extraña mujer pordiosera que como unico saludo se mereciese una mirada de malos modos. Cuando miré hacia atrás me di cuenta de la mirada de un hombre que rapidamente miró a otro lado, raro, muy raro pero no me dio mas tiempo a pensar cuando la comida habia llegado ¡hmmm! tenia buena pinta*
Muchas gracias, tiene una pinta deliciosa
*Le sonreí al mesero que se marchó con una sonrisa en los labios, ¿le habia hecho feliz? le miré al fin dirigirse a la barra volviendome a fijar en Lucian cuando respondi a su ultima pregunta, tenia familia en Paris o eso estaba buscando aun porque no llevaba mucho tiempo en Paris*
En verdad soy extranjera, pero vine porque mi hermano desapareció en españa y el siempre habia hablado de Paris, por eso pense que embriagado por sus sueños acudió aqui aunque aun no me lo he encontrado
*Suspiré pensando en todas las calles y edificios y comisarias que habia estado para preguntar por los rasgos de mi hermano, tenia varias fotos de el que nos habiamos hecho el y yo y las guardaba siempre bajo la cama o en la almohada porque me habia hecho parecer que estabamos juntos, de pronto me rei, tapando mis labios cuando escuché la palabra "rara"*
No lo se, es la 10 vez que lo escucho en el dia pero siempre he considerado que ser raro es ser único asi que ¿porqué no serlo?
Jennifer V. Howard- Mensajes : 142
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Re: Perdida, ¿encantada de estarlo? [Privado]
Desde luego me había sorprendido, una mujer que se vestía como una cortesana y que trabajaba como cortesana, pero sin hacer nada que hiciese una cortesana, era algo poco habitual, algo que se salía de la norma, y eso sin duda siempre resultaba muy interesante. No es que el trabajo en que hacia fuese inferior o superior al de las otras chicas ni mucho menos, pero me resultaba muy extraño que, teniendo la madame del burdel a una mujer joven, atractiva, y que sin duda generaría muchos beneficios trabajando como camarera en lugar de darle una habitación fija en la que atender a sus, sin duda múltiples, clientes. – ¿No quieres otros clientes por alguna razón en especial o porque él es quien lo pide?- Eso también era una posibilidad, conocía a suficientes cortesanas como para saber que si un cliente pagaba lo bastante bien, tenía a una mujer de forma exclusiva.
La joven me causaba cierta curiosidad, no se expresaba como se comunicaría normalmente alguien que te acaba de conocer, y lo que resultaba más extraño es que tampoco coqueteaba como haría una chica que estuviese trabajando. No, más bien era como alguien que habla con un viejo amigo o con un familiar al que l cuenta cómo ha ido el día. “No sé cómo he llegado a encontrarme con la única chica seminocente que hay en Paris” Me quede un rato mirándola, como se movía, como reaccionaba, incluso una pequeña parte de su perfume me llegaba entre todo el alboroto y ráfaga de olores que había en la taberna. – Ahora lo entiendo… - No me refería a su comentario, me refería a la razón por la que no ejercía de la misma manera que las otras, y es que resultaba una mujer tentadora, demasiado tentadora. Al colocarla en la barra y no en el oficio hacia que todos aquellos que la mirasen la deseasen como a un virgen. Una estrategia muy buena. – No te preocupes que mis oídos no sufren, más bien estoy impresionado con que seas tan abierta a hablar. Últimamente es difícil encontrar a alguien así en esta ciudad.
En ese momento llego la comida hasta la mesa, y casi me dio un vuelco al corazón, ¿es que esa mujer pensaba comerse todo esto? en la mesa había comida suficiente como para alimentar a dos licántropos, y no es que comiésemos precisamente poco, el que tanta comida le cupiese en ese cuerpo delgado y en apariencia frágil resultaba conmocionante. Comenzamos a comer, ambos con avidez, la pelea con el vampiro me había dejado bastante cansado, y la comida me vendría bien para recuperar un poco de fuerzas. – Bueno entiendo que quieras encontrarle pero… ¿No habría sido más lógico buscarle primero en España? Si por lo que sea abandono el país al menos tendrías muchísima más noción de a donde pudo dirigirse. Paris es demasiado grande. – No entendía muy bien porque le preguntaba todo esto, pero aquella chica me intrigaba, y también me caía bien, supongo que una parte de mi deseaba ayudarla a pesar de que no la conocía. - ¿Cómo se llama tu hermano? Conozco a gente que podría estar atenta si le ve.
Su respuesta a mi pregunta fue perfecta, justo lo que me gustaba oír de una persona rara, “¿Por qué no serlo?” esa era precisamente la actitud que me gustaba, estaba complacido, tanto que se me escapo una sonrisa como hacía tiempo que no sacaba. – Tienes razón, y la verdad es que me gusta la gente rara, es diferente, aunque la sociedad piense que una rareza es despreciable, yo creo que es lo único que nos permite avanzar.
La joven me causaba cierta curiosidad, no se expresaba como se comunicaría normalmente alguien que te acaba de conocer, y lo que resultaba más extraño es que tampoco coqueteaba como haría una chica que estuviese trabajando. No, más bien era como alguien que habla con un viejo amigo o con un familiar al que l cuenta cómo ha ido el día. “No sé cómo he llegado a encontrarme con la única chica seminocente que hay en Paris” Me quede un rato mirándola, como se movía, como reaccionaba, incluso una pequeña parte de su perfume me llegaba entre todo el alboroto y ráfaga de olores que había en la taberna. – Ahora lo entiendo… - No me refería a su comentario, me refería a la razón por la que no ejercía de la misma manera que las otras, y es que resultaba una mujer tentadora, demasiado tentadora. Al colocarla en la barra y no en el oficio hacia que todos aquellos que la mirasen la deseasen como a un virgen. Una estrategia muy buena. – No te preocupes que mis oídos no sufren, más bien estoy impresionado con que seas tan abierta a hablar. Últimamente es difícil encontrar a alguien así en esta ciudad.
En ese momento llego la comida hasta la mesa, y casi me dio un vuelco al corazón, ¿es que esa mujer pensaba comerse todo esto? en la mesa había comida suficiente como para alimentar a dos licántropos, y no es que comiésemos precisamente poco, el que tanta comida le cupiese en ese cuerpo delgado y en apariencia frágil resultaba conmocionante. Comenzamos a comer, ambos con avidez, la pelea con el vampiro me había dejado bastante cansado, y la comida me vendría bien para recuperar un poco de fuerzas. – Bueno entiendo que quieras encontrarle pero… ¿No habría sido más lógico buscarle primero en España? Si por lo que sea abandono el país al menos tendrías muchísima más noción de a donde pudo dirigirse. Paris es demasiado grande. – No entendía muy bien porque le preguntaba todo esto, pero aquella chica me intrigaba, y también me caía bien, supongo que una parte de mi deseaba ayudarla a pesar de que no la conocía. - ¿Cómo se llama tu hermano? Conozco a gente que podría estar atenta si le ve.
Su respuesta a mi pregunta fue perfecta, justo lo que me gustaba oír de una persona rara, “¿Por qué no serlo?” esa era precisamente la actitud que me gustaba, estaba complacido, tanto que se me escapo una sonrisa como hacía tiempo que no sacaba. – Tienes razón, y la verdad es que me gusta la gente rara, es diferente, aunque la sociedad piense que una rareza es despreciable, yo creo que es lo único que nos permite avanzar.
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