Pérdida de la razón – Parte I – El comienzo || Privado

por **Mátyás/Thoumas Hendrick** Mar Feb 02, 2016 11:44 pm

Y ahí estaba la cita acordada, una por la que había esperado tanto hasta el punto de dejar a su amigo violín hacia un lado pensando en aquella flor que está a punto de ser llevada por un camino de espinas muy placentero. La noche ya había llegado y ese sería su cómplice el que le ayudaría a pasar desapercibido. El ambiente se sentía caliente aun con aquella estación invernal, las cuerdas de su violín vibraban de solo ser tocadas por los dedos expertos en melodías que ponían a los corazones de quienes le escuchaban eufóricos.

Parte de su plan para poder adentrarse en aquel lugar.

No sabía si aquella flor estaría en la cita, pero si no lo estaba tomaría medidas, como ingresar al lugar y buscar habitación por habitación hasta dar con ella y sabrá los dioses que no más pasaría dentro de ahí. Rogaba aquel que no llegará, rogaba y pedía que aquella muchacha no se presentara, él solo podía imaginar las cosas que le haría hasta que tomara el color rojo en todo su rostro y cuerpo.

Ingresar al lugar no parecía ser un trabajo sencillo, los muros no tenían grietas y era imposible trepar por lo alto que estaban, la puerta principal estaba vigilada por alguien, al parecer quien tenía la propiedad de ese recinto sabía bien cómo cuidar a los que moraban ahí, pero para él no habría imposible y menos una puerta o lugar al que no pueda ingresar. Ingeniándoselas trepó con ayuda de su hermano, si, había regresado al campamento llevándolo con engaños y promesas que más tarde cumpliría. Una vez pasado el obstáculo del muro quedaban los perros y el tener que trepar otra pequeña pared para acceder al jardín trasero, toda una odisea.

Las cuerdas del violín en notas agudas acompañadas del pizzicato en tres cuartos y cuentas de cuatro tiempos, hacen que los perros caigan dormidos al menos por un tiempo prudencial como para avanzar hacia su objetivo. Su hermano se ríe de él haciendo sonar el violín a mitad de su travesía, el violín de su hermano despierta a los animales dejando salir sus verdaderas emociones. Para que decir lo que ya se presupone, aquel que estaba en la propiedad privada tuvo que salir corriendo a toda velocidad hasta el jardín.

¿Valía la pena el esfuerzo? Claro que si, y lo iba a comprobar aquella misma noche y las venideras.