Caso 23 archivo 3 : Fuga.

Aifric le sonrió al niño que en un comienzo se había mostrado asustado al ver a otro hombre en la habitación y no le culpaba, quien sabía que cosas ese depravado habría llegado a hacerle. - No te preocupes pequeño, no permitiré que nada te pase – Le prometió y más que una promesa para el chico era una manera de exteriorisar algo de lo cual quería convencerse, porque aunque Aifric fuese una persona valiente y llena de iniciativa, se estaba enfrentando a un enemigo mucho más poderoso y fuera de eso, estaban en su territorio, el vampiro tenía la ventaja, pues conocía el lugar.

Comenzaron a caminar por el tunel, con cada pisada Aifric intentaba concentrarse en el sonido, para percibir si había alguno ajeno al de ellos, le resultaba extraño que el vampiro no les estuviera siguiendo, a estas alturas debía haberse dado cuenta de que sus presas ya no estaban en el lugar donde las había dejado.

Cuando el tunel parecía no tener fin, salieron a una recámara que aunque pareciera ilógico daba con el altar principal de la catedral. ¿Habían estado dando vueltas en circulos? Se preguntó confundido ¿Como era posible que llegaran al mismo punto por el que habían entrado si habían tomado un camino distinto? El detective no tenía los planos de la catedral y tampoco la había recorrido nunca, ya que no era una persona muy religiosa y su trabajo le quitaba todo su tiempo libre.

-Wait – Susurró caminando con sigilo hacía el silencioso altar que aún tenía un par de velas encendidas y entonces lo vio, el sacerdote se encontraba de pie, vestido con su sotana oscura, dándoles la espalda con lo que parecía la biblia en sus manos.

(( me pareció mejor continuar aquí ya que hace rato que nos salimos del orfanato ))

Hay momentos incómodos para pensar en besar a alguien, hay algunos donde simplemente está fuera de lugar siquiera pensarlo. Pero luego lo miras a los ojos y los labios aparecen también como queriendo llamarte, el mundo y el contexto en que estén desaparece, y está en tus manos la decisión de dar el paso o no, especialmente cuando sería tu primer beso, el primero real, en los labios, no un saludo afectuoso o el acercamiento de alguien que decía estar interesado en ti. Uno verdadero, deseado, pero por sobre todo, en este caso, inoportuno. Especialmente cuando cargabas con un pequeño en los brazos y seguías a un detective por un túnel oscuro.

El cambio en la luz me hizo parpadear un par de veces, mi agarre seguía firme aún cuando casi perdí el equilibrio al momento en que Aifric se detuvo. Miré en dirección hacia lo que había llamado su atención, tristemente reconocí la figura, lo había visto varias veces y nunca en situaciones muy agradables. No eran lo mío las relaciones con las personas con autoridad, o alguien que estuviera sobre mi en el cargo, solían ponerme muy nerviosa y hasta a ratos podía tartamudear si no fuera porque eso lo había controlado gracias al tiempo. – He… he’s the priest… the one who hire me…-

No se por qué no quería pensar mucho en él, la idea de que supiera de la existencia del vampiro me tenía realmente confundida. Apenas pude susurrar esas palabras en el oído de Aifric cuando otra revelación cruzó mi mente. Si el sacerdote sabía lo que estaba pasando, él era su cómplice, él era igual de culpable que el otro hombre. Ambos de seguro tendrían algún tipo de negocio sórdido, - Aifric… Mister Colfer… - realmente no sabía como llamarlo, mis mejillas llamearon de rojo especialmente cuando el recuerdo de su cuerpo desnudo frente a mi volvió sin que lo esperara, - the other… - ¿podría llamarlo hombre? - the other thing… he can be anywhere, even here, we need to do something, make a decision...-

Estaba claro de que se trataba, teníamos que salir y salvar al niño, salvarnos, o esperar ahí, juntar más pistas, las piezas de ese rompecabezas que no paraba de darnos sorpresas. La segunda opción de seguro sería la que el detective preferiría, pero esa luz de esperanza que siempre solía albergar me decía que quizás, y ojalá, estuviera equivocada. Una vez más esa sotana oscura parecía estar en algún lugar entre todo este enredo. ¿Iría Aifric a enfrentarlo? ¿Exigirle respuestas incluso ahí en la catedral? – Tranquilo, todo estará bien...- No se si dije eso para el pequeño en mis brazos o para mi misma, yo lo necesitaba, sin duda, pero mi estado de alarma seguía estando activado. Yo, al menos, ya había tomado la desición.

I see – Exclamó al escuchar a la profesora, frunció el cejo ligeramente, sabía que existían dos posibilidades, que ese hombre fuera el cómplice, lo cual complicaría terriblemente las cosas, el detective no era particularmente religioso, pero sabía la importancia que la iglesia tenía en la sociedad, un delito de esa magnitud cometido por un sacerdote no podría más que empeorar las cosas – I know... we need to leave this please as soon as possible -

Aifric le indicó que le siguiera y el sacerdote, volvió su vista al escuchar sus pasos. - Good evening Priest, we're just leaving after the ceremony... - Mintió pretendiendo que ellos también habían estado en la misa y que se iban para la casa – My wife is kind of tired and our son is sick, so... - Y no terminó de decir su mentira, cuando notó la mirada perdida en el pobre hombre. Sus pupilas dilatadas y el color de las mismas eran iguales a las del hombre del orfanato. Aifric tuvo excesos segundos para reaccionar, porque justo en ese instante una sombra se derramo desde una de las ventanas y la figura de un hombre que bien conocían apareció en el lugar, la capa que traía ondeó el aire tras de si con una majestuosidad indigna para un ser tan despreciable.

What a surprise... Mr. Policeman is here – Exclamó el vampiro en inglés, con su voz ladina, colocándose a un lado del sacerdote – You arrive just on time for our show – Agregó y dejó escapar una risa histérica típica de un demente – Now... shall I start by killing her? -

Nobody will touch her! - Se encontró gritando Aifric y sin pensarlo más, saltó hacía el vampiro que aún mantenía una sonrisa confiada. Todo sucedió demasiado rápido para el ojo humano, de un momento a otro habían dos hombres y en el siguiente, el traje de saco y corbata gris oscuro del detective yacía rasgado en pedazos en el suelo y en lugar de él un colosal Tigre Albino siberiano con garras que más bien parecían las de un oso pardo, rugía causando un estruendo digno de una película de terror.

El vampiro apenas si pudo arquear las cejas en sorpresa, cuando las poderosas fauces del tigre se enterraron en su cuello y su peso, le tumbó por el suelo de granito de la iglesia.

(( Perdona la tardanza! ni siquiera me había dado cuenta que habías respondido, ame tu post por cierto ^-^ ))

Entre todo aquel miedo una palabra era capaz de cambiar mi mundo, me hacía construir castillos con el aire helado de una iglesia sumida casi en el silencio. Volví a sentirme tan equivocada, no podía creer que cosas que en otra instancia serían de poca importancia ahora me despistaban de mi labor primordial. My wife… Sonreí cuando el mismo calor que se había depositado en mis mejillas comenzaba a formar en mi pecho un suave murmullo que irónicamente parecía un ronroneo. Esperaba profundamente que la mentira de Aifric sirviera o que una vez más mi presencia fuera tan insignificante para que el sacerdote no me reconociera como alguien a quien hubiese visto antes. – Oh my…- no alcancé a terminar la frase, se sentía raro decirlo precisamente ahí, en una iglesia, pero la impresión de ver los ojos del hombre frente a mí era superior.

Me iba a dar un ataque al corazón, antes de que pudiera intentar comprender lo que pasaba con el sacerdote, el vampiro apareció frente a nosotros, hablando nuestro idioma, amenazándonos y luego soltando esa risa que retumbaba en cada rincón del templo que parecía ser más alto, más largo y más ancho a cada minuto. Los músculos de mis brazos se quejaban por el peso del niño, pero como pude tapé sus oídos para que no pudiera oírlo, supe que mis esfuerzos eran en vano cuando lo escuché sollozar, él también lo había reconocido. Quería matarme, a mí, el demonio del que intentábamos escapar quería matarme. Mis pies se pegaron al piso y no pude correr como tenía planeado, su amenaza se repetía una y otra vez quitándome las pocas fuerzas que me quedaban.

Se que sólo segundos pasaron entre eso y el grito de Aifric, él lo había amenazado de vuelta, no, él le había asegurado que nadie me tocaría. Quise darle las gracias por defenderme de alguien que podía deshacerse de mí en segundos, pero el detective que comenzaba a ganarse mi corazón no era un hombre sólo de palabras. Pestañeé varias veces antes de creer lo que mis ojos veían, era un tigre, un tigre blanco y hermoso, su fuerza me sobrecogió mientras intentaba encontrar en ese animal al humano que yo conocía. Sólo su determinación y la energía que manaba de él confirmaban lo que mi instinto sabía desde antes. El momento para que yo actuara era ahora, miré abajo y agradecí que la cabeza del muchachito siguiera enterrada en mi cuello, podría lidiar con el encierro y las amenazas, pero se que sería demasiado para él intentar comprender como una persona se transformaba en animal.

-Shhhh… no llores pequeño, cada vez queda menos, ya casi estamos a salvo…- pronto terminará esta pesadilla para ti, pronto volverás a tu casa con quienes tanto han lamentado tu obligada partida. Caminé no dándole la espalda a la pelea que se realizaba tan cerca de mí, hacerlo significaría darle la oportunidad al pequeño para que viera que el vampiro no peleaba con el hombre en quien yo misma le había pedido confiar. Mis pasos hacían más ruido de lo que normalmente harían debido al cansancio acumulado. Una parte enorme de mí quería quedarse ahí para estar cerca de Aifric en caso de que algo saliera mal, pero mi confianza en él era mayor y sabía que saldría victorioso de todo esto. Cuando llegué a la entrada de la Catedral me derrumbé aferrando al niño con más fuerza, algunas personas se congregaron a mi alrededor al reconocerlo como el desaparecido, no pude responder preguntas, no podía tampoco entender por qué tanta gente seguía a esa hora paseando en la noche parisina, todo en mí continuaba repitiendo... - C’mon Aifric, come here, I need you… come here, please, don’t leave me… come here, come here my hero…-

Pocas veces Aifric se transformaba en tigre. El tigre Siberiano era su máxima y más poderosa transformación, requería de mucha fuerza y energía, por lo tanto el detective evitaba a toda costa transformarse y prefería sólo hacerlo en su forma de gato Tabby y explotar al máximo las opciones que este pequeño cuerpo le daba. Pero momentos desesperados, requerían acciones desesperadas, y ahí se encontraba convertido en un enorme tigre que lanzaría escalofrío hasta los más valientes.

El vampiro se repuso a la sorpresa inicial, girándose con toda su potencia y agarrando a patadas los costados del tigre, usando sus piernas para tirarlo a un lado, muy a su pesar, el tigre tuvo que retroceder, porque esas patadas habían sido bastante fuertes, después de todo no tenía a un humano común frente a él sino un poderoso vampiro. No era la primera vez que se enfrentaba a un inmortal, pensaba, mientras le gruñía amenazadoramente al hombre que se ponía lentamente de pie. El vampiro a su vez le enseñó los colmillos amenazadoramente y dejó escapar un escalofriante rugido.

Inclusive para sus ojos fue demasiado rápido, de un momento a otro el vampiro había acortado la distancia entre ambos corriendo hasta Aifric con las manos entendidas como si fueran garras. El vampiro saltó sobre él y de repente, el tigre se encontró volando por los aires en un arco imaginario hasta dar contra altar de la iglesia, la fuerza con la que fue lanzado fue tal, que su cuerpo impactó el crucifijo de madera que personificaba a Jesus y este se partió cayendo con Aifric y todo al suelo. Por unos instantes todo se volvió negro cuando el dolor del golpe lo cegó y no supo como, pero se encontró bajo el pesado cuerpo de madera del hijo de Dios.

A lo lejos escuchó el grito del sacerdote, quien corría a ponerse a salvo, su instinto de preservación logrando romper algo del hechizo. ¡Aifric despierta! ¡vamos! Si no piensas en algo ahora, la profesora y ese niño serán historia. Pero dolía demasiado, cada centímetro de su cuerpo peludo dolía como si le hubiesen dado una gran paliza...

(( al parecer Aifric descubrió la carta de Maelle! hehe))

Los minutos son eternos cuando esperas, especialmente cuando esperas a alguien que al parecer te importa mucho. Mi cabeza seguía contando los segundos y Aifric no salía, aún no escuchaba su voz gritando ‘My teacher’ o algún suspiro de alivio que me indicara que ya todo estaba bien. Mis uñas se veían blancas por la fuerza con que mantenía aferrado al niño entre mis brazos. Muchas caras mirándome y ninguna parecía familiar, ninguna era de confianza como para entregarlo y así volver a la iglesia a comprobar que la pelea no hubiese terminado con una desgracia. Un pañuelo extendido frente a mí me hizo notar que estaba llorando, ni siquiera recuerdo en que minuto las lágrimas comenzaron a caer, pero desde ahí no pude detenerlas. Me sentía tan culpable, sabía que era parte de su trabajo, pero aún así no podía quedarme sin hacer algo.

-¡MAMÁ! – el grito me hizo salir de mis propios pensamientos y por un segundo pensé que había sido yo quien lo había proferido sin darme cuenta, el muchacho removiéndose entre mis brazos fue el indicio de que estaba equivocada, además, mi mamá vivía en Irlanda, ¿qué estaría haciendo en París? No creo que viniera sin avisarme… Una elegante mujer llegó hasta mí y me preguntó tantas cosas que no fui capaz de elegir una para responderla, simplemente solté mis brazos y dejé que el niño corriera hacia ella, esperaba que al fin pudiera reunirse con su familia, el abrazo entre ellos apretó mi corazón y logró que un sollozo ahogado saliera de mi garganta. Mi deber ahora estaba en otro lado

Me levanté lo más rápido que pude sintiendo débiles mis brazos, pero mis piernas estaban preparadas para correr por toda la ciudad si era necesario. Tenía que llegar cuanto antes, cada minuto perdido podía marcar la diferencia. Apenas levantando mi vestido emprendí carrera hacia el interior de la iglesia, el sacerdote pasó rápido por mi lado con el rostro desfigurado por el miedo. Tragué saliva y me abrí paso hasta donde había dejado a los dos hombres antes de salir. Un rugido que no reconocí como felino llenó el aire justo a tiempo para que mirara como un tigre, que obviamente supe era Aifric, volaba hasta estrellarse con la zona principal del altar mayor. Si fuera algo religiosa habría estado aún más enojada con aquel demonio.

-Kill me!! Kill me, but not him! – me interpuse entre el vampiro y el tigre antes de que pudiera atacarlo, no sabía que hacía pero debía salvar la vida de Aifric aunque costara mi propia vida, retrocedí sin darle la espalda a aquel hombre que ahora miraba en mi dirección con una boca que parecía tener más dientes de los normales. Me arrodillé junto a Aifric y comencé a pasar mi mano por su rostro, reconozco que acariciar a un tigre albino era algo que me hacía temblar, pero sabía que debajo de todo ese cuerpo peludo y peligroso estaba el detective que yo conocía, - Aifric… wake up, please… wake up, I need you… Aifric… AIFRIC!! – di un último grito cerrando los ojos cuando vi que el vampiro se lanzaba a atacarme.

((Es una suerte!! Por cierto amo tus nuevas imágenes))

Todo estaba sumido en una densa oscuridad. Pero aún en medio de esa desasosiego e incertidumbre, Aifric pudo sentir un a luz. No supo muy bien su fueron las palabras de ella resonando como un eco en la lejanía o si fue su mano tersa acariciando el pelaje de su rostro, o quizás una combinación de ambas, lo que le hizo regresar al mundo de los vivos, pero cuando abrió los ojos todo el caos de segundos antes volvió hacía él en cuestión de segundos.

Los ojos azules como el cielo del tigre, con sus pupilas redondas y dilatadas se fijaron en la despreciable sanguijuela chupadora de sangre, que ahora reía con ganas ante las palabras de la profesora – I was thinking the same my dear, what a delisious coicidence – Exclamó con su voz ladina y arrogante, lanzándose en un salto hacía ella.

Aifric supo que había llegado el momento decisivo, debía terminar con aquella pesadilla de una maldita vez. Se giró tan rápido como tuvo para incorporarse, agazapado y sus poderosas fauces se cerraron sobre uno de los brazos de Jesucristo que descansaba sobre un grueso pedazo de madera. De un mordisco certero partió la madera que crujió entre sus colmillos.

Se impulsó en sus patas traseras tan fuerte como pudo, ignorando el espantoso dolor en su costado, seguro se había partido un par de costillas pensó en la milésima de segundo que duró su viaje por los aires en ese magnifico salto por encima de la cabeza de Maelle. El vampiro quien no esperaba una recuperación tan pronta, no pudo retroceder, pues ya se había impulsado también hacía ella y el sendo pedazo de madera se le enterró con fuerza en el pecho.

Vampiro y tigre cayeron al suelo con un estrepitoso Pum que resonó macabramente en toda la iglesia haciendo eco por todos los rincones. Por unos instantes todo quedó en silencio y un segundo después, el alarido estrafalario y cargado de dolor del infeliz vampiro desgarró el silencio con la misma fuerza que el sonido del golpe. El madero había servido como improvisada estaca y ahora el vampiro convulsionaba en el suelo entre chillidos hasta que con otro desagradable sonido como el de una bolsa con carne que se explota en el microondas, el psicópata se desintegró en una confusión de sangre tripas y órganos.

Con la respiración agitada, el tigre soltó el madero y se desplomó a un lado abatido, las fuerzas le abandonaron tanto física como mentalmente y su cuerpo se convirtió en el de un hombre de inmediato. Entre abrió los ojos y divisó a la profesora – ¿Are you ok my Teacher...? - Murmuró sin aliento y entonces agregó, su cabeza aún pensando en estrategias hasta el último momento – Please... take me out of here... nobody will understand what happened here and I'm not in a mood for asking questions... in my cat shape, will be easy for you... I can't move – Y entonces con los últimos vestigios de su magia o energía, el cuerpo del hombre se redujo al cuerpo de un pequeño gato tabby de color amarilloso grisaseo y irregulares líneas dibujando todo su cuerpo.

(( sorry... me quedó larguisimo Dx! Me emocioné escribiendo! ))

No lo podía creer, volví a abrir los ojos, estaba viva, Aifric nuevamente había salvado mi vida, ¿cómo podría algún día pagarle por todo eso? La imagen que sucedió a continuación fue algo que jamás olvidaría, aquellos movimientos se repetirían mil veces en mi mente antes de poder comprender como funcionaba la muerte en aquellos seres. Había visto morir pequeños animales y hasta incluso un niño del orfanato con una espantosa enfermedad que hizo que nadie más quisiera acompañarlo, quizás yo fui la única que estuve a su lado porque no tenía a alguien que me esperara en casa al llegar… ahora, en cambio, todo en mi luchaba por algo (alguien) que sabía estaba mal, Aifric.

Los sollozos continuaron saliendo mientras corría para encontrarme con él, ya se había acabado, estábamos a salvo, ambos, sin tener que volver a preocuparnos porque alguien nos persiguiera o siguiera cazando niños como si fueran presas para ese depredador demoniaco. De alguna forma mis mejillas no se colorearon cuando su cuerpo cambió, no me fijé en su desnudez, sólo miré su rostro pálido y demacrado, lo tomé entre mis brazos para escucharlo más de cerca y evitar que hiciera aún más esfuerzo intentando levantar la voz. – I’m fine… I’m fine now… - sonreí mirándolo a los ojos, apenas pude articular alguna palabra entre la angustia y abrí los ojos ante la sorpresa de su idea.

Mi admiración por él era algo que en algún momento pensé que jamás podría seguir aumentando, estaba equivocada, incluso sintiéndose como estaba, incluso sufriendo era capaz de pensar con la mente fría y calcular cada uno de los movimientos que debíamos hacer. Era impresionante y yo sin pensarlo besé su frente apenas un minuto antes que volviera a transformarse, ahora un gato, precioso a mis ojos, yacía en mi regazo, acaricié su lomo un tiempo que pareció una eternidad pero que yo sabía no fueron más que algunos minutos. El ruido de la gente en las afueras de la iglesia hizo que me pusiera en marcha.

Caminando lentamente con Aifric en mis brazos salí a la calle, siempre había sido invisible para el mundo, no destacando, sin resaltar, esa noche agradecí que así fuera. Pude llegar a una calle lateral donde la oscuridad nos escondía, me derrumbé en el suelo y mi espalda se apoyó en la fría piedra de la iglesia donde apenas minutos atrás había visto tan cerca mi muerte. El peso de todo eso hizo que el último escudo que había creado se destruyera, ahora lloraba, a mares, sintiéndome débil y vulnerable, lloraba abrazada al gato, abrazada a Aifric, esperando que eso durara horas, porque siempre existía la posibilidad que ese fuera el único abrazo que le diera, o que pasaran días antes de que él se recuperara y volviera a ser el humano que tanto ansiaba tener realmente entre mis brazos.

^^

Aifric apenas si era consciente de todo lo que sucedía a su alrededor, estaba exhausto, la noche había sido demasiado larga y no estaba seguro de cuantas horas habían pasado, seguramente pronto iba a amanecer. Esa noche había corrido por toda la ciudad, había peleado con un vampiro usando toda su energía para convertirse en tigre y convertirse en tigre no era sencillo, de hecho sólo podía hacerlo una vez al mes.

Era una suerte que no se hubiera transformado antes y hubiese guardado sus fuerzas, porque esa noche había tenido muchos momenos inesperados, pero estando ahora entre los cálidos brazos de la profesora, habiendo sido besado por sus labios por unos segundos en su frente, le parecía que toda aquella locura era insignificante y que toda esa sucesión de hechos había valido la pena.

Cerraba los ojos por momentos y volvía abrirlos pesadamente para notar como pasaban caminando por entre la multitud, le pareció una eternidad mientras se alejaban de la iglesia y cuando Maelle se detuvo al fin, Aifric maulló lastimeramente, le dolía todo el cuerpo y deseaba estar cuanto antes en una habitación, descansando en una cómoda cama y bebiendo algo de leche tíbia.

No tenía forma de hacerle entender que quería o necesitaba en ese momento y estaba a merced de lo que decidiera la profesora, pero tenía la sensación de que fuera lo que fuera, ella tomaría la decisión correcta.

(( Me parece que podríamos abrir un tema en donde vive Maelle, puesto que ella no sabe donde vive Aifric como para llevarlo de regreso, ambos necesitan descanzar *-* y perdona la tardanza de los posts, pero ya sabes mi situación ))