Fuga no. 1

por **Garland de Wittelsbach** Dom Ene 14, 2018 11:17 pm

Prélude

Era domingo, lo obligaron a despertarse muy temprano; no quería hacerlo, prefería seguir durmiendo hasta el mediodía de ser posible. ¿Pero cómo? Apenas tenía diez años, y los niños de su edad solían madrugar porque les gustaba recibir los primeros rayos del sol con entusiasmo. Todos los niños, menos Garland; menos el futuro representante de la casa de WIttelsbach, para así completar sus rarezas, que, a pesar de su corta edad, eran muy evidentes para todos. A su madre le disgustaba aquello, podía siempre verlo en su semblante. El ceño lo fruncía y, aunque era una mujer excesivamente modosa, empezaba a ser tajante con sus respuestas.

No obstante, ese día no parecía disgustada con otros, sino con Garland, algo que su padre ignoraba, porque ella prefería abordar los "supuestos caprichos" de su hijo muy aparte, en donde más nadie pudiera intervenir. En donde más nadie pudiera hacerla sentir avergonzada por querer reírse, o juzgar, a su único heredero. ¡Esperaban tanto de él! Pero Garland era complicado, aún con tan sólo diez años.

El motivo de la molestia de la mujer era tan simple como que su hijo no quería asistir a la misa dominical. Él empezaba a mostrar una insana duda existencial hacia todo lo referente a la religión. Tal vez leía más tonterías de la ciencia que cualquier otro infante de su edad, llegó a pensar ella muchas veces. Sin embargo,lo que realmente demostraba Garland, era parte de ese carácter complejo que se le iba formando mediante su sed de conocimiento, y más tarde, de la música.

Y por eso se quedó hundido entre las sábanas, a pesar de la constante cháchara de su madre. Tenía cara de hastío, y la ocultaba entre las almohadas. Tendrá que arrastrarme hasta ese templo de falsedades. Pero en ese momento entró su padre y fue entonces cuando su terquedad se esfumó.

Prácticamente se lanzó de la cama, y casi se cae, además. Observaba a su padre con los ojos muy abiertos y el corazón latiéndole a mil por segundo. Estaba en problemas, lo supo apenas al ver la mueca de disgusto del mayor. ¿Tendría alguna validez refutarle algo? Oh, ¿y si no le permitía acercarse al piano nunca más? ¿Y por qué tenía que obedecer siempre todo lo que no le gustaba! Ah, porque seguía siendo un Wittelsbach, por eso...

BY FAYETTE

por **Garland de Wittelsbach** Vie Jun 08, 2018 10:09 pm

Prélude

La primera vez que tuvo que lidiar con la hija de los Lothringen, Garland apenas contaba con unos trece años, y era demasiado introvertido, siempre metido en su piano, o en sus libros, pero poco dispuesto a relacionarse con otras personas. Sus padres solían reprochárselo como estilo de vida casi, pero Garland terriblemente testarudo, y también tenía un talento nato para argumentar su desinterés. Se excusaba en el aprendizaje como principal columna vertebral de un líder, y ahí no había mucho que pudieran hacer.

Sin embargo, aquel fatídico día, en el que le hicieron ver que, algún día, tendría que contraer nupcias, llegó. Desde luego, lo que no se imaginó el chiquillo fue que lo tendría que hacer co alguien tan poco... delicado. Incluso, cuando la noticia llegó a sus oídos, ya él tenía una mala reputación de esa insolente, porque no podía denominarla de otro modo.

Garland no era problemático, en realidad, pecaba de ingenuo, y pocas veces quería estar cerca de los problemas. Pero al ser tan obstinado cuando lo picaban, sacaba una parte de él nada amigable, y así se lo hizo saber a ella, la heredera de los Lothringen. Él no lograba concebir como pudiera haber una muchachita tan malcriada y falta de modales como ella, además, su corazón se aceleraba con la presencia de otra jovencita, por muy joven que fuera en ese entonces. De acuerdo, era muy joven, pero ya estaba pisando los primeros años de la pubertad, y con ello las hormonas empezaban a manejar ciertas sensaciones en su organismo... Sensaciones que no se activaban cuando lidiaba con la joven Lothringen.

Para él, aún siendo un jovencito pecoso y flacucho, poco dado a las interacciones sociales, más allá de lo justo y necesario, el tema de tener que compartir su vida con alguien con tan poca educación, le resultaba, cuando menos, terrible. Si tenía que casarse algún día, tendría que hacerlo con una dama de verdad, alguien que, sinceramente, le dejara la garganta seca al hablar, y que le hiciera sentirse tan nervioso, que pecaría de idiota. ¡Eso era lo que necesitaba! O eso creía. Su lado más práctico así se lo afirmaba. Pero, ¿tendría suerte en ello? Apenas contaba con trece años, y sus deberes para con Baviera apenas empezaban...

BY FAYETTE

Fuga no. 1

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