Lorette B. Swan

por **Lorette Swan** Jue Ene 27, 2011 8:20 pm

Nombre del Personaje Lorette ~~Bianca~~ Swann.
Edad: 18-19 años.
Especie: Humana
Tipo y Nivel Social:Clase media – Cortesana.
Orientación Sexual:Heterosexual.
Lugar de Origen: Londres, Inglaterra.

Descripción Física

Spoiler:

Es una muchacha joven, casi infantil, o eso es lo que ve la gran parte de seres humanos. Una niña. Una muy deseable niña.
Es de complexión normal, con un cuerpo muy femenino. Su estatura ronda los adorables 155 cm. Su forma de la cara es proporcional, con labios carnosos y pequeños, que siempre muestran una sonrisa radiante. Sus ojos tienen una tonalidad gris, expresivos y con unas pestañas bastante largas, que llaman bastante la atención. El color de su piel es ligeramente pálido. Suele oler a fragancias de flores, como la rosa, el azahar y el jazmín.
Su forma de andar es muy peculiar, siempre lo hace con movimientos gráciles que le dotan de una gracia peculiar, una verdadera bailarina.

Descripción Psicológica:

-Dígame Loretta, ¿Qué piensas del amor?
-¿Qué pienso del amor? Milord, no creo que esa sea una pregunta para hacer ahora, en esta cama.
-¿Por qué no? ¿Usted, jovencita, no cree en el amor?
-No. Y menos después de haberle entregado mi inocencia a un conde ebrio.

Lorette es complicada, muy complicada. Piensas que es así, pero no, no lo será. Es impredecible, nunca sabrás lo que piensa en cada momento, lo que hará. Por su mente pasan mil cosas por minuto, mil asuntos que quizás no tengan nada que ver con lo dicho. ¿Enamoradiza? No. Nunca. De hecho, no cree en el amor. Ella misma, como buena prostituta es amante, la amante de montones de hombres que traicionan a sus mujeres... ¿Cómo creer en el amor si estás viviendo en un burdel? Imposible, la verdad.

Descarada, burlona. Se ríe por todo, le es inevitable, es demasiado alegre. Rebelde. Sólo respeta a quienes cree que lo merecen. Esa rebeldía, ese "nomeimportanada" seguramente, será lo que la hace más atractiva. De apariencia inocente, pero la conoces, y no. No es inocente, no es para nada una niña. Es una mujercita salvaje, con ganas de vivir. Le encanta probar cosas nuevas. Ama el riesgo. Vive al límite y la verdad, no le importa.

-Loretta, es muy temerario por su parte salir a estas horas del burdel.
-¿De verdad? Bueno, que me violen, entonces.
-Oh, usted es una descarada. Algún día la dañarán y se arrepentirá de todo.
-Algún día, algún día. Ya he caído en lo más bajo, soy una furcia, ¿No?

Se siente inferior, sucia, mala. ¿Pero, para qué sufrir? Para nada, según ella, es un sentimiento innecesario. No siente dolor a estas alturas. Después de tantas violaciones y torturas...No siente. No siente nada cuando la azotan, ni cuando la dejan en un pajar después de utilizarla de mil perversas maneras. No siente nada cuando la insultan, cuando tocan el único tema que la hace sufrir un poco.
Parece una muñeca fría, sin sentimientos. Sí, eso es lo que es. Una muñeca de porcelana, expuesta a la mirada de todos. Siempre sonriente, siempre dispuesta a entregarse.
¿Alguien la ha visto llorar? No, imposible. Ni su propia madre, Ophelia, ha podido verla; sólo la matrona que la sacó de su madre, al nacer. Así que...no intentes conocerla mucho, es una tarea demasiado difícil y cansina.

Quieres conocerla, hay algo que te atrae a ella. ¿Su oscura mirada? ¿Su manera de caminar? ¿Su descaro? Todo, en realidad. Te tienta, quieres conocerla, quieres...cumplir tus deseos más ocultos con ella. Ella nunca te presionará, ni intentará saber más de ti que lo que tú quieras contar. ¿Confiada? Demasiado. Pero es feliz con la ignorancia. Porque el saber, para ella, sólo da dolor.

-Lorette, hay alguien en tu dormitorio…
-Siempre hay alguien. Te recuerdo que no estamos justamente en un convento…
-No, ese esta lloriqueando. Si veo que tienes un perro juro que lo mato.
-Oh, Dios. SI te atreves a entrar, yo te mato. Mantente lejos de nosotros.

Solo hay una persona a quien adora, a quien siente que debe proteger. Su hijo, Shia.
Siempre la veras con una sonrisa si le hablas de su ángel, el motivo de que aun lleva la vida que tiene. La posibilidad de que su pequeño muera de hambre es lo que más preocupada la tiene a cada instante del día. Pero aun así, guarda un poco de esperanza, por él, por los dos. De que un día, quizá, alguien saque a su bebe de allí, y le de lo que ella no puede. Un mundo, un titulo que le permita vivir con “la gente bonita” sin sentirse avergonzado de su pasado. De que él se sienta orgulloso de la madre que tuvo.

-¿A dónde se dirige a estas horas?
-¿Quién, yo?
-¿Acaso ve a alguien más, dulzura?
-Ah, sí, cierto. Pues ahora...Creo que a su cama. ¿Me equivoco?

Y eso es todo. Todo claro. Es directa, demasiado. Son pocas palabras para definir a la peligrosa de Lorette. Pero hay muchas maneras más. En la cama, es puro fuego, pasional y entregada. En su cuarto, cuando esta con su bebe, es una mujer alegre, la bailarina que su madre quería que fuese. Fuera del burdel, es reservada, educada, lo que la sociedad espera que ella sea. Lo que ella añora ser. Una dama de sociedad, aunque fuesen puras mentiras.

Historia
Bien… ¿Qué contar de la bella Lorette? Ella es demasiado imperfecta en su perfección, demasiado pura entre sus pecados.
Nació en una pequeña casa, prácticamente echa ruinas, de su abuela materna. La matrona, era una vecina que ya tenía unos cinco hijos más. Una experta, de hecho.
¿Cómo vivió la Bella Lorette sus primeros años de vida? Alegremente, recorriendo las calles Londinenses sin miedo. Robando algún trozo de pan o manzana. Jugó con prácticamente todos los niños de las zonas pobres.

Vivió y creció como esa niña morena que siempre sonreía y que era calcada a su madre, Ophelia. En su corta vida sólo vio a su padre dos veces. Con apenas 4 años y luego, con 9 años, antes de verlo morir. Triste, muy triste. Andaba sin rumbo, perdida. Con Ophelia desesperada, por el hambre que pasaron. Finalmente, recurrió a lo único que le quedaba, su hermana, dueña de un burdel en Francia. Ophelia trabajó como prostituta muchos años. Pero, al poco tiempo, la hermana mayor de Ophelia, tuvo que vender el burdel. Lo compró una señora bastante amable, que consciente de la situación de la pequeña familia Swan decidió ayudarles. Mientras la mujer ofrecía su cuerpo, la niña ayudaba en todo lo que pudiese.

Ophelia trabajaba días y noches, y la pequeña de a poco olvido lo que era un hogar maternal. Su única casa era el burdel, en el cual dormía. Y aun así, seguía feliz. Seguía siendo una niña en cuerpo y alma.

Hasta que una noche, un hombre pago por ella, por una noche placentera con ella. Un conde cuyo nombre nadie conocía (o al menos fingían no conocer), vio por casualidad a la pequeña Lorette jugando con sus muñecas sobre una cama. La sola imagen de esa niña de mirada gris y piel de porcelana sobre una cama, vestida con una camisola banca y su risa saliendo de sus sonrosados labios, lo hiso perder la razón. Y Lorette, la bella Lorette, perdió su preciosa virginidad a manos de ese conde ebrio. Interesante, penoso... ¿Verdad? Violación, dirían. Pero nadie dijo nada. Incluso los sollozos de su madre habían sido callados ante el dinero ofrecido por su hija. La “niña” poco o nada recuerda de ese hecho, y lo que sí lo mantiene oculto bajo capas y capas de recuerdos. Solo tenía 12 años. Y esa única noche, la transformo en la novedad del burdel. La madame, viendo las oportunidades de dinero, entrego gustosa a la chiquilla a los brazos de un sinnúmero de hombres que venían fascinados por la inocencia y extrema juventud de “Loretta”.

Aprendió todo sobre la cama, lo que se podía hacer sobre una y otras partes. Estuvo con extranjeros, montones, que le enseñaron trucos, conscientes de la inocencia que desprendía Lorette, la niña Lorette. Pero tenía que hacerlo, y punto. Violada varias veces, maltratada también. Al llegar al burdel, después, la azotaba la Madame. ¿Por qué? Ofrecer servicios gratis.
Mentira, nunca hizo eso. De hecho, cobraba bastante más de lo que era requerido. Una necesidad para ayudar a su madre, quien de apoco moría, quien sabe de qué. Quizá de pena por el destino de su única hija, quizá de alguna enfermedad contraída en sus años de cortesana. Y una mañana, cuando Lorette no contaba con más de 14 años, la madre murió sin decir adiós a su pequeña. Dejándola sola, y con un bebe en sus brazos. Un niño de ojos azules y mejillas sonrosadas.

Esas cosas, le dolieron tanto que dejó de sentir. Nunca derramó una lágrima. Valiente, fuerte, así fue siempre Lorette. Pasó a ser algo fría, incluso. Pero, eso, hizo que a la vez que empezó a crecer, a formarse como una verdadera mujer, tan bella, los hombres se fijasen más a ella. La querían a ella antes que a una madura rubia también muy experta. La veían demasiado madura para su edad. Lorette, la increíble Lorette.

Datos Extras:
-Gustos: Los colores fríos. La música. Los aromas frutales. La gente valiente. Inglaterra. La naturaleza. Todo lo que tenga que ver con el agua. Su pequeño Shia. El silencio.
-Disgustos: Las tormentas. El completo silencio. Las alarmas y malas noticias. El olor a humedad. Los cobardes. Los que piden respeto sin habérselo ganado.
-Hobbies: Pasear por la ciudad y el campo. Trabajar, pues poco más sabe hacer bien. Ayudar en el burdel. Sonreír y dar mimos. Leer bajo la sombra de un árbol. Pintar atardeceres.
-Manías: Morderse el labio inferior cuando algo la pone nerviosa. Sonreír a las personas de forma que parece decir "creo que sois un inepto, pero os perdono".

por **Aifric Colfer** Jue Ene 27, 2011 8:22 pm

Ficha aprobada!
Bienvenida al foro, espero te diviertas!

Lorette B. Swan

Lorette B. Swan

Re: Lorette B. Swan