Se parte de la función | Relaciones de Tristan Rêveur

Yo creo ilusiones, no las deshago.
No soy capaz de desaparecer mis propias desgracias, de desaparecerme a mí mismo.

Un hombre luchador, sin duda, mismo que se ha visto envuelto en una serie de sucesos desafortunados que lo llevaron a convertirse en lo que hoy es. Nadie puede culparlo de exagerar en su comportamiento, tú también lo harías si estuvieses marcado y maldito de por vida, si además hubieses perdido al amor de tu vida. Aún hace algunos ayeres era un joven impetuoso y lleno de sueños, lleno de planes, pero, por sobre todas las cosas, con la plena convicción de que lograría realizar cada uno de ellos. Era optimista, ¡era alegre!, pretextos para sonreír, le sobraban. Pero es bien sabido que el dolor termina por transformar a las personas. Hoy en día es un tipo amargado y lleno de pesares. Sí, el pesimismo es sin duda uno de sus peores defectos y no titubea en dejarlo a la vista en cuánta oportunidad tiene. No siente temor al dejar a la vista su poco entusiasmo por la vida, sus nulas ganas de querer salir adelante. Puede vérsele por ahí con una copa en mano, o en el peor de los casos con una botella, gritando a los cuatro vientos lo asquerosa que se ha vuelto su vida. La gente que no le conoce brinda con él y le sonríe pero, aquellos que le reconocen, se sorprenden de que un afamado artista como él haya caído tan bajo y le miran desaprobando cada uno de sus actos.

La ironía se escapa de sus labios con frecuencia, aunque la mayoría de las veces lo hace a propósito; esto es un modo de autodefensa, cree que burlándose de sí mismo la gente ya no tendrá oportunidad de hacerlo por que él se les habrá adelantado, y hace esto por el hecho de que su último deseo es ser la burla de alguien o ser pisoteado o humillado por esa apariencia que le dejó como consecuencia su mala fortuna. Sólo él tiene derecho a burlarse de sí mismo. En el fondo siente vergüenza de tener que salir a la calle mostrando semejante cicatriz, misma que las personas no pueden pasar por alto, puesto que a decir verdad, es bastante impresionante verla de cerca. La gente siempre lo mira, en la calle, en los restaurantes, en todos lados, y él odia eso, pero justo ahí es cuando el sarcasmo vuelve a aparecer en su defensa ante los demás.

Tiene la plena convicción de que su vida está arruinada. ¿El amor?  Un tema que ha dejado de lado, pues está convencido de que ya no es para alguien como él. ¿Quién podría fijarse en un desfigurado? Sabe que absolutamente nadie, a menos de que una mujer esté desesperada o en peores condiciones que él. La mayoría del tiempo busca estar solo, se siente a gusto así, en la penumbra de su residencia, mirando por la ventana; se aísla tanto de la sociedad que las únicas veces que se le ve es cuando tiene que salir a cumplir con su trabajo. La gente murmura de ese estilo de vida que ha llevado los últimos meses, pero a él poco le importa. En otras ocasiones sale arrastrado por esa necesidad de tener un poco de compañía, misma que busca a menudo con prostitutas en algún burdel, o si su humor no es el mejor para salir, sencillamente manda a llamar una y la recibe en su propia casa.

En el fondo es un hombre con mucha fuerza, pero bastante herido; es un caballero, pero en ocasiones saca un lado bastante desagradable y a veces hasta tirano o patán será como se comporte. Con su ex prometida solía ser protector, cariñoso y muy atento, sencillamente un buen partido, ahora pareciera que todo el mundo le es indiferente. Posee una gran fortuna, misma que ha sido proveída por su trabajo de gran fama y gran paga, sin embargo, nunca ha sido ostentoso o ha gozado de pavonearse por ahí haciendo hincapié de su buena posición monetaria, tales cosas no le interesan, lo tienen sin cuidado.