Mademoiselle parfum monsieur gitan [ Privado ]

Emoción era lo que sentía en ese momento, llegue y subí las escaleras corriendo a mi habitación, seguido sentí los pasos de Darla mi nodriza y buena amiga – Viola ¿pasa algo? – sonreí ante su pregunta mientras me dirigía a el closet y me adentraba buscando algo adecuado, “algo adecuado” me repetía para mi mientras en la puerta Darla me observaba con gran curiosidad, no podía quedarme callada y eso ella lo sabía perfectamente – Tendré un… un… - me quede pensando como decir aquello, un aprendiz, un socio, un amigo, ¿un qué? – bueno un aprendiz y tengo que salir ahora, así que no me esperen para cenar, que ensillen a Zaino, y prepárame una canasta con, con algo ligero para comer algo de pan, algo para tomar y porfavor que sea rapido. Prometo contarte todo pero ahora no puedo. – le ordene y comente con una perfecta sonrisa en mi rostro. Darla me conocía con la emoción no daría más información, ella confiaba en mi tanto como yo en ella. Entre tantos vestidos encontré lo que necesitaba unos pantalones y una camisa, me vestí rápidamente o al menos hice el intento, y luego me coloque unas botas para cabalgar. Tome un abrigo corto y baje las escaleras directo al establo, donde encontré a mi Caballo negro, le acaricie y lo monte esperando a que llegara Darla con lo que le había pedido, - Viola, está todo listo, te puse unos guantes y una frazada por si te da frio – coloco la canasta sobre el caballo, me extendió la mano y salí cabalgando de aquel lugar.

El viento que corría era el justo, Zaino se sabía el camino mis paseos nocturnos siempre eran por los mismos senderos. No sabía cuánto había avanzado o mejor dicho el tiempo transcurrido, quizás ya habían pasado más de media hora o quizás menos, pero de lo que estaba segura era que Lionel me estaría esperando. El paso del caballo se volvió mas lento, cuando ya estábamos cerca y vi esa cabellera que definitivamente era inconfundible y mas en un lugar tan solitario como lo era el bosque en ese momento. – Espero no haberle hecho esperar demasiado – dije cuando ya me encontraba lo suficientemente cerca de él, claro sin invadir su espacio. Desmonte al caballo y tomándole las riendas me acerque más al gitano.

El caballo resoplo mientras me acercaba al Joven de cabellera negra sonreí en mi interior por aquel gesto – Estoy lista para, para recoger lo que necesitamos y para conocer un poco mas de usted y de aquellas hierbas que aun desconozco - ¿Qué había dicho? Conocerlo a el, aquello causo que me sonrojara, en realidad no había pensado en mis palabras simplemente las había soltado, como normalmente solía hacerlo. Suspire e intente que aquel rubor en mi rostro pasara luego.

Estar en el bosque junto aquel gitano me hacia de cierta forma sentirme especial, en el hecho de que me había invitado a conocer algo diferente, no era algo formal como las invitaciones que acostumbraba a recibir y claramente que siempre terminaba por rechazar, di un suspiros y acerque a Zaino mas al gitano al ver que ambos se agradaban, quizás el sentido extrasensorial del caballo sabia que en Lionel no había peligro y eso me tranquilizaba muchisimo, ya que de no ser por el Corcel quizás en que líos en un pasado no muy lejano me pude haber metido.

- Se llama Zaino, como el color de su peaje m entre oscuro y castaño. Un color difícil de ver a simple vista. - levante mis hombros, y acaricie la cabeza de mi caballo. En especial me gustaban los animales de pelaje oscuro, de cierta forma me daban mas confianza. Miré el sendero que había mencionado Lionel y lo mire a el, en mis paseos nocturnos había estado en senderos peores, pero eso en este momento no tenia la menor relevancia. Me gire para ver a Lionel y vi que andaba con algunas cosas - Si quieres puedes dejar esas cosas en aquel bolso- sonreí ampliamente, el bolso que cargaba Zaino no estaba del todo lleno y de seguro si andaba un poco mas libre de brazos podría disfrutar tanto como yo del bosque.

Comenzamos a caminar hacia el interior del bosque, en realidad me costaba aun pensar que no estaba sola, dibuje una pequeña sonrisa en mis labios pero solo para mi, no había mucho de que reir al menos por el momento, mire las ropas de Lionel y luego mire las mías, estaría bien o había sido muy atrevido venir con los pantalones, hice una pequeña mueca y me aferre a las riendas de mi caballo. Busque con mi mirada a Lionel - ¿Crees que esta ropa esta bien? en realidad lo único que tengo son Vestidos, ya entenderás ser una dama en Paris es algo difícil, mas si estas sola - volví hacer un gesto con la cara y seguí con mis pasos entre los arboles, en un sendero que se veía muy acogedor e interminable, solo me dejaba guiar por el Gitano.

En un segundo calle mis pensamientos, hice que todo mi interior quedara en completo silencio y solo me dedique a escuchar los ruidos de la naturaleza, el ruido del viento pasar entre las ramas de los arboles, sentir la humedad llegar a mis sentidos y mis ojos que se maravillan con todo aquel espectáculo era algo magnifico que no podía describir mas mis ojos eran los espectadores de primera fila, el bosque con claridad era demasiado diferente que de noche oscuro y tenebroso. Este entorno me hacia sentir alagada como si estuviera en un teatro y estuvieran recreando una obra, una obra especial hecha para mi.

- ¿Crees que el bosque esconde muchos misterios? - rompí un silencio que no quería que se rompiera pero mi curiosidad y el simple hecho de saber que no me encontraba sola me hacia hablar y decir cosas que en realidad deberia quedarse de vez en cuando en mi mente.

El camino se fue abriendo y dando paso a aquel lugar florido, lleno de vida, lleno de secretos y lleno de emoción, mi corazón se acelero gradualmente me sentía emocionada de lo que mis ojos veían, era como si por primera vez lograba ver aquel bosque, que nos resguardaba y nos enseñaba un poco mas de su magia, por que si existía en algún lugar magia era entre todos estos arboles. Cuando Lionel soltó mi mano me apresure con cuidado unos pasos mas allá y di una vueltas con una sonrisa como una niña pequeña que la llevaban a su primera clase de ballet. - Lionel, esto es... es mejor de lo que imagine - dije emocionada y no me pude contener y corrí para darle un abrazo al gitano. Si era como el mejor regalo que me hubieran dado en mucho tiempo. - Gracias... por traerme aquí - dije alegre, no sentía vergüenza por el abrazo que le había dado, por que era un abrazo de agradecimiento que iba de la mano del corazón.

- La naturaleza es algo con lo que siempre he convivido, mi padre me enseño de hierbas tanto aromáticas como para la sanación y siempre creí que el mejor lugar del mundo era un bosque o un campo florido y descubrir ahora esto aquí me llena de gracia y mas por compartirlo con alguien que se que ama tanto esto como yo. - Era un perfecto discurso y que lo escuchara aquel gitano me hacia sentir algo mas alagada, me di vueltas y camine por el lugar hasta llegar a una roca me pose en ella y tome asiento; mirando el lugar admirando al gitano que parecía un niño en aquel lugar. Cerré los ojos y deje llenar mis pulmones de aquel puro aire. Luego muy lentamente los volví abrir y me levante de aquel lugar. - Hoy sera una noche que jamas olvidare... - dije levantando mis hombros y sonreí tímidamente mientras caminaba con cuidado por todo el lugar.

- Me gustaría vivir mas cerca del bosque - dije con un tono suave casi se podría decir que era tan solo un susurro - El bosque... - dije en un susurro y reprimí mis palabras, me acerque a un árbol y suavemente pose una de mis manos sobre la corteza de este, como si el me estuviera hablando escuche aquel ruido, y como si de un canto se tratara me deje guiar por aquella melódica sinfonía. Una suave briza me envolvió y me envolvió con aquellos aromas que tanto me gustaba sentir, flores silvestres, aromas conocidos y muchos desconocidos que quería conocer en ese momento. Me deje llevar por aquel momento era como estar en plena intimidad con aquellos arboles, aquella naturaleza.

Aquella faceta era, mi parte oculta nadie hasta ahora consocia eso y Lionel - ¡Lionel! Disculpadme me he dejado llevar por... por todo esto - Me lleve una de mis manos hacia mis rostro con algo de vergüenza en mi interior - Pocas veces cuando paseo por el bosque me doy un tiempo para sentir y hoy lo he hecho y no se como sucedió... Solo... - me quede en silencio, sabia que el me entendía y no necesitaba explicarle por lo que por mi corazón sucedía, de alguna forma u otra tenia y sentía esa conexión con el gitano. Ese era mi gran defecto siempre hablaba mas aun cuando no era del todo necesario.

El cantico de las aves cantar no muy lejos de donde nos encontrábamos, el viento mover los arboles como si de una danza extrasensorial se tratara, sentir el olor de la humedad en aquel bosque y poder oír como el mismo nos cantaba con la más pura y dulce melodía. El cantico del bosque era algo sorprendente muy pocos podían oír a sus ninfas cantar y a decir verdad existiesen o no en ese momento yo podía oírlas, esa voz melodiosa que envolvía mis sentidos de pies a cabeza pero no era solo a mí que lo hacía si no que aquel gitano también. El alma del bosque que nos acompañaba jugaba con nosotros que tanto respeto le teníamos, ¿Qué seriamos los humanos sin esta fuente de energía vital? Nada, aquella era la respuesta clave. No tan solo nos daba para comer también servía de refugio para muchos animales que sabían perfectamente cómo cuidar esa alma tan olvidada por los mortales.

Tenía fe que si en ese momento pudiéramos ver a aquellas ninfas danzar sería el más hermoso, puro y vital baile de todos, algo que sobrepasa los límites de la imaginación y de la belleza. Pero sabía bien que el bosque no era solo aquello que mis ojos podían ver, como todos en este mundo tenían una parte escondida, las sombras… pero en este momento no me importaba nada de aquello, me sentía feliz y completa ¿qué más podía pedir?. Mire con cierta ternura al gitano que se veía más maravilloso que antes, al parecer al igual que yo el bosque le daba la energía para seguir adelante. – La perfección solo la busca el humano, porque el bosque siempre será así, Majestuoso y perfecto – Apreté las manos del gitano que estaban junto a las mías y no podía contenerme y me acerque a la mejilla ajena y deposite un beso, tierno y puro, como todo lo que nos rodeaba en ese momento. Me aleje de la mejilla ajena y mira con ternura al que tenía frente mío, normalmente solía intimidarme la cercanía de los hombres pero Lionel era más que eso, ya se había ganado un pedacito de mi corazón, con el solo hecho de mostrarme aquel pedacito de él. Si mostrarme el bosque de otra forma.

-Bien Lionel, ¿qué será lo primero que haremos? – Dije abriendo los ojos de sobre manera rodeando con la mirada aquel lugar, habíamos venido en busca de la nocturne para crear un perfume que de seguro seria la creación con más magia de la que había conocido – Sé que esta noche, no la olvidare atesoro cada momento como si fuera el ultimo y lo vivo como si no hubiera un mañana. – Si, últimamente había optado por aquello, simplemente me dedicaba a vivir y disfrutar de lo que mis ojos podían ver, lo que mis manos acariciaban y de los olores mágicos que llegaban a mi nariz. Suspire desahogando mi interior sintiendo como nuevamente me llenaba de aquel aire tan puro y más sentir como de mi perfume afloraba de mi cuerpo y se combinaba con los olores nativos de aquel bosque.

No podía dejar de sonreír y si lo dejaba de hacer mis ojos me delataban, SÍ tenía la sonrisa clavaba en mi rostro y nada ni nadie me la quitaría de mi rostro. Era la noche perfecta, con el gitano perfecto, con el bosque perfecto, con mi felicidad perfecta… ¿Podía esto ser mejor de lo que ya era? En realidad de eso tenía mis dudas, pero estaba abierta a todo lo que esta noche podía deparar.

En todos mis años de vida esta era la primera vez que acamparía fuera de casa, sería la primera vez que estaría en especial contacto con la naturaleza sintiendo todo lo que esta podía entregar en este momento. Por escasos segundo observe al gitano y ante lo que decía sobre el refugio asentí moviendo la cabeza mientras tanto me sentía un tanto inútil ya que poco sabia de refugios y de cómo podría cambiar el clima; antes de cualquier cosa mire el lugar intentando buscar un espacio plano para poder hacer lo que el gitano tenía en mente. Y como supuse seria alguna especia de carpa parecida a la que los de su etnia solían levantar cosa que me parecía bastante curioso, nunca había estado dentro de alguna carpa gitana fue ahí mientras sujetaba aquel tronco cuando mi mente se abrió entrando al mundo de la imaginación.

Mis ojos se detuvieron en las facciones de Lionel y a partir de lo que veía todo pareció cambiar… Me encontraba rodeada de varias carpas, de diversos colores que avivaban todo a mi alrededor varios niños jugaban y corrían entre las carpas y los vestidos de las gitanas que comenzaban a bailar alrededor de una fogata, la música era animada al parecer era una fiesta el equinoccio según lo que yo creía. Los varones con el pecho descubierto comenzaban a danzar siguiendo los pasos de las gitanas y poco a poco los más pequeños comenzaron hacer lo mismo el fuego flameaba con vida recreando su propio baile, las risas, esa energía aun sabiendo que era producto de mi imaginación era algo fantástico, las carpas con la luminosidad del fuego parecían también bailar…. Un golpe y todo se desvaneció, el gitano golpeaba el árbol clavando aquel tronco, sonreí para mi ante el espectáculo que había montado en mi mente y luego no pude quedarme en silencio ya había plantado una idea en mi cabeza y si tenía a Lionel cerca tendría que aprovecharlo no tan solo en lo que me pudiera ayudar si no en saber un poco más sobre los suyos.

Lionel ¿Cómo son las fiestas Gitanas? - no tenía un argumento para mi pregunta pero que había con eso, las fiestas de la alta sociedad eras siempre iguales, las damas con vestidos ostentosos, con colores aburridos y peinados similares más los varones con algún traje sobrio un sombrero y nada más, la música siempre eran acordes de violines que hacían que el vals fuera el soberano de la noche, suspire mientras observaba a mi caballo quedarse quieto con Lionel sobre él. Cuando el gitano termino de martillar me quede estática en ese lugar esperando alguna instrucción además de la respuesta que esperaba con ansias. El viento comenzó a soplar entre los arboles meciéndolos de lado a lado el frio y la humedad se hacían sentir en el ambiente mientras tan solo uno respiraba. – Tendremos que hacer fuego… - dije como idea ya que era mejor prepararse que lamentar después el frio penetrante. – ¿te gusta ser gitano? – aquella pregunta ni siquiera la había pensado solo después de haber formulado aquellas palabras note el grado de aquella misma. Quizás lo tomaría como una ofenda o tal vez podría molestarse por mi intromisión… Lamente en silencio la imprudencia de mis palabras pero no había sido con alguna mala intención, el gitano me llenaba de confianza y era el mejor cliente que había tenido en años, uno en un millón le interesaba saber más… ¿Cómo podría querer ofenderlo? – No quiero que mal interpretes mis palabras… pero me causa curiosidad la etnia gitana – intente arreglar la pregunta a la vez que seguía lamentando no quería hacerle sentir incomodo ni mucho menos diferente a mí.

Cuando la carpa ya estuvo parada comencé muy cerca de el a recoger ramas para la fogata, mi mente seguía inquieta por mis preguntas pero ya estaban dichas y bien todo podía ser diferente en ese mismo momento. Junte varias ramas cerca de la carpa y luego me dirigí al caballo para sacar aquel bolso de cuero que llevaba en anca, ahí tenia algunos alimentos y mantas que había guardado mi nodriza, en el interior de aquella extendí una frazada especial para el suelo, dejando sobre esta las provisiones para la noche y las otras mantas que nos servirían de abrigo.

Escucharle hablar era algo realmente fantástico, como describía aquellas fiestas estaban bastante alejadas a las fiestas que yo conocía donde todos seguían los mismos pasos para bailar, y cada uno se movía acorde la orquesta tocaba, las damas esperaban atentas si algún joven atractivo las sacaba a bailar mientras los varones buscaban entre tantas personas a la dama adecuada para acompañarles en una simple pieza que de simple tenían bien poco sentí que mis ojos se abrían bien grandes al momento que él hablaba, de verdad me gustaría conocer esas fiestas y de igual manera me gustaría que Lionel presenciara alguna de las que yo solía asistir. – Las fiestas gitanas suenan entretenidas, no como las de la clase alta que a veces suelen ser aburridas un lugar lleno de personas orgullosas que no hacen más que hablar de si mismas y que siempre andan buscando algo más que un baile – levante los hombros y sonreí tímida – lo único que me encanta de esas fiestas es la orquesta que toca en ella, la música es verdaderamente especial te llena de gozo escucharla y más bailar a su ritmo. – escuche también la respuesta a si le gustaba ser gitano, pero aquello era lo que dejaría para último, su última pregunta o propuesta me había llamado más la atención que cualquier otra cosa en este mismísimo bosque. – Yo encantada en acompañarte a una de esas fiestas, siempre y cuando tu me acompañes a una de mis fiestas – si tenía que devolverle el favor de igual manera. Una sonrisa amplia se vislumbró en mis labios y al tiempo que me acercaba al caballo para acariciarle tiernamente.

Yo creo que las personas tienen pensamientos erróneos sobre ustedes, entiendo que muchos le temen por según dicen las maldiciones que ustedes lanza a las personas. Pero sabes, tu para mi eres muy parecido a cualquier humano normal en Paris. Eres todo un caballero, tienes el porte y la actitud, además eres atractivo – le dije a modo de halago y como era de costumbre seguí hablando – Lionel ¿tienes novia? – aquella pregunta era totalmente confidencial para él y sabía que sonaba atrevida al hacerla pero no podía simplemente quedarme en silencio y omitir lo que mis pensamientos querían decir. – No, no tienes que responder a mi última pregunta, he sido muy atrevida en hacerla, lo siento. – baje la mirada y me dedique al caballo que seguía acariciando con mucha suavidad.

Suspire y le mire nuevamente con algo más de dulzura y luego vi como había quedado nuestro refugio para la noche que se avecinada poco a poco. – ¿El refugio está listo? – le pregunte mientras me alejaba para darle espacio de bajar del caballo, poco a poco la luz natural se estaba yendo y necesitábamos a mi parecer una fogata urgente quería presenciar todo aquello y claramente conocer aquella planta que nos había traído a este lugar, la Nocturne.

Hice una mueca cuando dijo aquello de mi fiesta, pronto estaría de cumpleaños y me gustaría tenerlo en mi salón, no de sirviente, no de bailarín ni mucho menos de lo que se le estuviera pasando por la cabeza; yo quería tenerlo como un amigo más, no tenía muchas amistades en Paris y Lionel ya se había ganado parte de mi corazón – Lionel, difícil no es algo que este en mi vocabulario, si yo te invito a una fiesta y no aceptas o no vas… me sentiría verdaderamente ofendida, Pronto estaré de Cumpleaños y me gustaría que tu estuvieras en mi cumpleaños. Mi círculo de amigos es verdaderamente pequeño y si te ofende el hecho de que la mayoría sea de clase alta, estas equivocado. – me cruce de brazos algo molesta por aquello y me quede mirando el refugio que parecía verdaderamente acogedor y tenía que ser útil porque al parecer la noche que se aproximaba seria helada. Suspire mientras un escalofríos recorría mi cuerpo, di vueltas en mi propio eje hasta volver a quedar frente a Lionel. Si, el en un traje hecho a medida se vería casi irreconocible, un buen peinado… no había duda aquel gitano con un buen atuendo pasaría desapercibido en una fiesta de la alta sociedad, mis pensamientos se fueron en las últimas fiestas a las que había asistido, lo mismo de siempre, las mismas personas, todo aburrido necesitaba esta próxima fiesta, mi fiesta y yo la anfitriona, mi mansión era lo bastante enorme para grandes bailes, pero mis invitados no serían más de siete o diez, los justos y más cercanos.

Una palabra me hizo salir de mi ensoñación, ¿novio? ¿A caso él había dicho que no tenía novia si no que novio? Mis ojos se desviaron hasta quedar en la mirada del gitano, ¿era posible aquello? Yo una mujer que asistía a misa todos los domingos que se confesaba continuamente, que seguía una religión que… no pude seguir pensando, yo no era quien para juzgar, trague saliva algo nerviosa por el hecho de que era una relación hombre-hombre – Vaya que me sorprendes – dije entre dientes, cerré los ojos y di un suspiro notorio – Yo, no… no tengo novio, ni nadie que me corteje – una sonrisa nerviosa salió de mis labios y me puse a pensar que ahora parecía una solterona. – En realidad me gusta alguien pero… es difícil de explicar – sentí otro escalofríos al recordar aquel hombre que me tenía casi en las nubes, era una relación que no se podía… ni siquiera imaginar, negué en silencio con mi cabeza mientras intentaba pensar en todo lo que él me había dicho, Novio… el tenía un Novio y yo… yo no tenía nada – ¿Y como se llama tu novio? – me atreví a preguntar mientras seguía observando el refugio que iba conjugado con las palabras, un refugio era la primera vez que pasaría muy lejos.

Siempre estaba abierta a nuevas experiencias y esta era una de esas– El refugio a mi pareces tiene el tamaño justo para nosotros – sonreí de lado, en realidad lo único que deseaba era ver aquella planta que nos había traído hasta este lugar – Tu eres el experto yo solo sé de algunas plantas y hacer perfumes – un viento hizo que mis cabellos se alborotaran y el frio hizo que me acercara un poco a el – Está haciendo frio – añadí, mientras mis dientes castañeaban suavemente causa de las baja temperatura que comenzaba hacerse presente. – Creo que deberíamos hacer una fogata – me puse en cuclillas para arrumar las ramas que había juntado anteriormente no tenía idea de cómo prender el fuego, prácticamente era una mujer inútil en los que aceres del hogar, sabia cocinar o al menos hacia el intento, nunca me dejaron entrar en la cocina pero si al laboratorio, extraño porque muchas de mis amigas de infancia lo único que hacían era jugar, salir de picnic y una infinidad de cosas que hacían las pequeñas, cosas que yo nunca hice.

Cuando el respondió sentí un alivio, no era una mujer dominante ni mucho menos mentirosa, me habían enseñado a siempre decir lo que dictaba mi corazón o mi mente, no acostumbraba a callarme nada, si tenía que hablar lo haría si tenía que guardar silencio lo hacía pero en ese momento, en medio del bosque no era un momento de mostrar todos mis modales de una mujer ejemplar era ahí donde podía demostrar a la verdadera Viola, la mujer sencilla que era, una mujer amante de su trabajo y de la naturaleza, una mujer que no distinguía colores de piel ni raza si aquella era yo que por mucho que lloviera en mis días siempre tenía la fe que algún día saldría el sol, que vendría junto a un arcoíris que mostraría que todo lo malo tiene que pasar, que no, nos podemos quedar con los temores . Entre pensamientos le quede mirando a él, aquel que ya había roto con mi esquema de hombre, pero aun así seguía siendo uno, uno muy educado, una persona que sabía tratar a una dama y que simplemente en estas pocas horas ya se había ganado mi corazón, mi amistad. Agradecí aquel gesto que había hecho con aquella sabana, la acomode en mis hombros para cubrir enteramente mi cuerpo y aun en cuclillas le quede mirando mientras prendía el fuego. Un nombre salió de sus labios y mis ojos se abrieron como platos. ¿Sinclair? trague saliva pensando Xavier Sinclair, solo conocía a una persona con ese nombre y un escalofríos recorrió mi cuerpo. – Que pequeño es el mundo – dije con una sonrisa en mis labios – Xavier… Lo conozco – la sonrisa que se posó en mis labios se hizo un poco más amplia a medida que los segundos pasaban – El padre de Xavier era un muy buen cliente en la perfumería de mi padre en Londres, a Xavier lo conocí cuando teníamos algo así como diez años – me sentía orgullosa de conocer a ese cazador, fuimos muy amigos en un pasado pero su trabajo, cosa que lo sabía porque mi padre me había contado, lo había alejado de Londres. – No pensé que estuviera en Paris – termine por decir, aun pensé que jamás me hubiera imaginado que Xavier tuviera un novio, le conocía a varias novias, Dios este mundo.

La llama de fuego se encendió y el calor comenzó a rodearnos a los dos, estire mis manos para que se abrigaran con aquel calor que emanaba, lo vi cómo se puso a cocinar y sonreí - ¿sabes? Yo no sé cocinar – dije bajando el rostro casi avergonzada de no saber aquello y el tan simple había puesto el queso, la carne y algunas especias como si fuera todo un chef – Te admiro Lionel, porque eres un hombre especial y humilde, de seguro Xavier te debe amar mucho – de aquello no me cabía duda, le sonreí ampliamente estaba agradecida que ese día hubiera entrado en mi perfumería, ya que poco a poco estábamos formando una amistad que esperaba durara por mucho tiempo. Cuando hablo sobre el regalo de cumpleaños mi corazón se llenó de felicidad de seguro sería el mejor regalo que me podrían dar – Dios, ese sería el mejor regalo que me pudieran dar. – dije tan emocionada que ya quería estar en una fiesta como aquella, sentir esa calidez que solo tenían los gitanos, esa alegría que emanaba de ellos esa pasión oculta tras sus rostros bellos, tras su etnia e historia, ya quería que llegara el día. Sin dudas sería una noche inolvidable.

Pensar en que mi padre quería que Xavier fuera mi esposo me causo gracias en ese momento, gracias a Dios no había sido así, ya que el gitano nunca hubiera conocido a ese hombre tan maravilloso y yo por mi parte no tendría mucho que contar aquel gitano que poco a poco pasaba hacer una parte importante en mi vida. Quizás muchos pensaran que era muy confiada pero cada mujer tenía un sexto sentido para las relaciones y claramente en el primer momento que había visto aquel joven entrar en la perfumería imagine su mundo, su vida, mis sentidos me decían que no era un hombre malo y al parecer no me había equivocado ante aquello Lionel había demostrado ser un gitano muy educado y cortes, ambas cualidades eran las que más rescataba en momentos como ese aquello decía mucho de él. Agradecí en silencio por todo lo que estábamos haciendo, tanto él como yo aprendíamos del otro técnicas diferentes, estilos de vida que para cualquiera parecían nunca poder unirse pero nosotros estábamos ahí para demostrar lo contrario, para alejar los prejuicios de todo lo que a la sociedad consumía. - ¿Crees que pueda aprender a cocinar? – en realidad al ver lo que hacia él con aquel fondiu y especies se asemejaba demasiado a la preparación de un perfume, sonreí con aquello que el comentaba, en realidad en damas de mi clase siempre se había visto que ninguna supiera hacer aquello Cocinar.

Aunque no lo creas, no te considero una persona aburrida me has enseñado, hemos podido hablar en calma, hemos reído y eso te hace una persona muy divertida y alegre. Y en cuanto a la fiesta, si vas conmigo no dejare que te aborden para que te corten tu bellísima cabellera – sonreí mirándolo con cierta ternura tanto en mis palabras como en mi rostro. – Y tú eres bien hombre así que no te avergüences por tu condición o preferencias. Ya me veras tu como una niña rica y mimada que no sabe cocinar – dije con un tono gracioso, no quería ofenderlo pero era cierto en ningún momento de todo el tiempo que levábamos tanto en el bosque como en la perfumería había notado que fuera otra persona, un hombre con clase y porte de alguna forma haría que se creyera aquello o mejor dicho me encargaría que Xavier le convenciera de eso.

Mucho tiempo había pensado que el amor se podía dar entre un hombre y una mujer, un padre a sus hijos y Lionel me enseñaba que el amor entre dos hombre también era posible, definitivamente nunca terminaría de sorprenderme de este mundo en el cual vivía. Agarre el mango de aquel sartén he imite lo que él hacia segundos atrás, seguí sus instrucciones y me sentí orgullosa de hacer algo diferente - ¿Así está bien? – pregunte como si fuera una niña pequeña a la que recién le enseñan algo nuevo, no quería defraudarlo así que sumamente concentrada en mis movimientos seguí haciendo lo que él dictaba – Cuando se lo cuente a mi nodriza no lo creerá – una cierta emoción afloraba en mis palabras pero en realidad me sentía así emocionada con aquello. Uno nunca terminaba de aprender, mi padre siempre decía aquello y ahora más que nunca creía en todo lo que decía o mejor dicho en todo lo que alguna vez me había dicho. Mantuve lo que estaba haciendo hasta que Lionel con un gesto grácil dicto que lo alejara – Al parecer no es tan difícil como yo pensaba – sonreí y deje que el terminara con la comida.

El frio comenzó hacerse presente en esa parte del bosque así que con algo de prisa fui a la carpa en busca de una frazada para que ambos nos pudiéramos cubrir, no quería ni que él ni mucho menos yo enfermáramos por un capricho mío, el conocer tan bella flor que solo abre su capullo por las noches. –Tengo que decir que aquello tiene un olor demasiado… fresco, hacen que te den ganas de probar cada bocado – añadí mientras estiraba un poco mis manos para alcanzar el calor que la fogata nos proporcionaba. Refregué ambas manos haciendo que el calor penetrara. De alguna forma sentía que no podía estar más feliz. Ni mi primer perfume se comparaba con todo lo que aquel gitano me estaba enseñando, sería una nueva historia que contar a Darla y August. –Gracias Lionel por compartir todo esto conmigo – musite abrigando mi cuerpo a la espera de tan deliciosos bocados.