Toda suya, monsieur~ [Privado]

*Estaba agotada, la primera vez en su vida que necesitaría un café después de un trabajo bien remunerado pero no como cortesana sino como una espia, debía de aceptar que era bastante buena en su trabajo pues quien va a sospechar de una fémina en un mundo creado solamente para los hombres donde solo tienen que preocuparse de ellos mismos, bueno, eso es lo que facilitó en parte su trabajo así como tambien la debilidad que presentaban todos los hombres, las mujeres. Cuando llegó al café la coqueta sonrisa de uno de los camareros no pasó desapercibida por la pelirroja que respondió guiñándole el ojo para después tomar asiento en una de las mesas más apartadas, no porque quisiera hacer algo sino porque estaba más tranquila allá*

Un café y unos bollitos de chocolate hoy me encuentro con hambre *Su mano derecha fué hacia su vientre, no habia comido nada desde ayer con lo cual estaba que se subía a las paredes del hambre que tenía, normalmente hacía sus tres comidas aunque fuera un poco antes o despues pero las hacía, llegó alguien aunque a decir verdad no presto demasiada atención hasta que uno de los camareros que esperaba fué hacia su mesa, parecía ser que donde se habia sentado ya había estado reservada por alguien así que se tenia que marchar a alguna otra mesa* Pero todas están cogidas * hizo un mohín de disgusto mirando a su alrededor*

Esta bien * se levantó de todos modos, podría estar esperando hasta que algunas de las mesas se vaciase, alisó su vestido bajo la atenta mirada de algún que otro hombre mientras paseaba con la habitual coqueteria hacia la barra, apoyándose en esta, pero sonriendo al hombre que entró señalandole la mesa* Toda suya monsieur *No lo habia dicho con mala intención ella misma habia reservado algunas mesas frecuentemente en aquel sitio especialmente cuando amanecia, hoy le habia tocado esperar y habia llegado a la hora que más gente había se sentó en una silla que le había facilitado uno de los camareros para la espera, no tenian esos gestos con la mayor parte de la gente asi que sonrió para si misma sintiéndose en parte algo importante aunque no tenía porque sentirse así parecía que el ser mujer y utilizar las armas de seducción le habian srvido para muchas ocasiones*

*el camarero parecía advertirle con la mirada ¿Tan importante era aquella persona? la pelirroja reprimió un suspiro en sus labios cuando con actitud algo prepotente cruzó las piernas más no era sino una chiquillada como estaba actuando porque siempre conseguía lo que quería, aquel hombre tan atractivo debía de ser una persona de respeto porque si era capaz de reservar una mesa en ese sitio ya debía de ser admirado, Mar lo había intentado como cientos de veces pero la mayor parte de veces era imposible, sentándose al final donde quedaba pues como en todos lados los sitios más disputados eran los que estaban al lado de una ventana para observar a la gente con comodidad a fin de cuentas todos los seres humanos tenían esa curiosidad de saber como podían mirar lo que sucede a su alrededor pero también dar envidia al prójimo.

Una voz masculina sirvió para alejarse de lo que estaba pensando, cuando le miró se sorprendió pero no quiso exteriorizarlo, quería como siempre, tener esa faceta pacífica como si nadie enturbiase su rostro, ni siquiera aquel hombre al que antes se había dirigido, los camareros pensaban que iba a haber alguna pelea pero lejos de todo lo contrario, Mar se volteó aún sentada con las piernas cruzadas* Oui monsieur * Su sonrisa siempre coqueta apareció, aunque ella no lo quisiera no tenía en la mayor parte consciencia de sus actos porque durante toda su vida había estado coqueteando a los hombres que ya salían sus acciones con naturalidad, movió la pierna en un vaivén casual para no destapar toda la sensualidad que blandían sus poros de una sola sentada* Completamente suya

*Su voz pareció ronronear melodicamente con un toque de sofisticación que siempre le había sido de gran utilidad por el mundo en el que siempre estaba trabajando, sin embargo, eso le indicaba que aquel hombre no se había dado cuenta de a que se refería dado que se había acercado a ella, tendió la mano como solían hacer las mujeres de clase alta, si alguna lo hubiese presenciado estaba segura que se lo tomaría como un auténtico insulto.* Veo que le agrada pero no tanto como a mi *En parte tenía razón, una cosa tan femenina como la curiosidad se extendía a un ritmo vertiginoso por el cuerpo de la cortesana ¿Quien era? o la más importante ¿Porqué le atraía tanto?.

Seguro que sonaría a hipocresía, sonaba hasta para la propia mar de ese modo, tenía una voz ronca y masculina, siempre se había deleitado de escuchar a un hombre hablar porque la voz era algo que indiscretamente nos identificaba en más de una ocasión, cuando tenemos miedo, hambre, pena, alegría, seriedad y un largo etcétera, la voz era sin duda lo que nos ayudaba a correr en busca de las personas que veíamos de un modo u de otro, él derrochaba esa elegancia como también superioridad, no era mala la superioridad porque era sin duda exceso de confianza algo que hablaba muy bien de las personas, la confianza volvía más sensuales a los hombres e irresistibles a las mujeres ¿como resistirse ante un derroche de encanto sin miradas timidas? un beso que se roba solo porque sí, porque se cree que se ha merecido, era eso por lo que mar era muchas veces la preferida de los nombres, no porque fuera mejor fisicamente que muchas de las mujeres sino porque derrochaba tanta confianza que hasta ellas tenían que callar cuando ella pasaba por al lado*