El fin de el amor y el comienzo del fuego (Privado-Sara Ascarlani)

Una noche había empezado, el sol habia dado su ultimo respiro del día hacia unos minutos, la oscuridad se habia apoderado de las calles, la oscuridad detonaba un frio que calava los huesos, el frio que no es simplemente por el clima si no también por el alma, una humana habia hecho su petición, no sabia si iba ser aceptada o rechazada pero fue se presentó donde había quedado con la señorita de clase alta la cual era más que una simple amiga, para ella era la familia que nunca tuvo en Paris pero la que sin ella no podría seguir bien, Madame Sara había hecho que Mia se encariñara tanto con ella que la viera como de su sangre, y para la chica asi era, sangre de amigas, incluso sabía perfectamente que si tenia un problema acudiría a ella, Mia no tenia mucho que ofrecerle solamente su amistad la cual la brindaba sin tapujos o consideraciones, abria su corazón de par en par para dar el aprecio que tanto le gustaba, sus recuerdos de ella eran muy buenos pero hacia tiempo que no la habia visto, el ambiente de la humana habia cambiado volviendose un infierno personal, infierno donde solamente sobrevivia uno y a ella le había tocado morir, estaba muera si, en vida se sentia como si su corazón no volvíera a latir nunca pero se habia repuesto, su valor lo había sacado de sus amigos y otros de sus enemigos, pero ahi no terminaba la cosa, una tarde hacia una semana ya, mandó una carta a la señorita Ascarlani pidiendo un encuentro en un bosque a las afueras de la ciudad, donde nadie las pudiera molestar. ¿El porqué de su pedimento? Mia queria convertirse en un inmortal, un ser de los que tanto había temido y un ser del que había abusado de su corazón, el cual no tenia muchas esperanzas de seguir al menos no sin una ayuda especial.
La fecha llegó y ella se apresuró no sabía bien que debia hacer pero no importaba, tomo un buen baño con sus flores favoritas, eligió el vestido más hermoso que había hecho lleno de detalles dorados que salian en un escote algo provocativo, aparte de eso hacia una cadena hermosa con listones color rosa, su color favorito. Los adornos iban desde los hombros hasta el principio de los pechos y este continuaba con unos hilos del color del oro que hacian un pequeño cadenal hasta su cintura, la falda era ambia parecía una princesa ahora, ese vestido lo iba a usar para un baile que nunca llegó, pero menos importaba ahora, hoy era el fin de algo que quería, que ella misma había buscado. Tomó su bolso y se encaminó a ese bosque no sin antes pedir favor que la dejaran cerca, un amigo del café tenia un par de carruajes que casi no usaba y le decia a Mia que podía cojerlos cuando ella quisiera, hoy se había tomado el atrevimiento de aceptar y entonces se hallaba ahi al inicio del bosque donde la nota decía, su corazón latia apresurado y sus esperanzas eran grandes.

Hacía mucho tiempo que Sara no tomaba un día de descanso, el trabajo en su conservatorio y los miles de encuentros con la realeza de otros imperios la fastidiaban, tantos eventos protocolarios donde solo se veían las máscaras de sonrisas, murmullos, y comentarios amables cuando en verdad la traición envenenaba sus rostros, así era la política de aquel entonces, y la princesa no estaba de humor para calar ese tipo de expresiones corporales. Ella se encontraba en un pequeño bohío que estaba el patio trasero de su mansión tomando un respiro tranquilamente sobre una banca marmolada, la noche caía y para ella ver la muerte del sol en su hora crepuscular le causaba una dicha inmensa. Sus pensamientos la abordaban frecuentemente, sus sentidos se agudizaron notoriamente, esa noche no sería rutinaria. De repente, se escucha a lo lejos el sonido del portón trasero de su mansión abrirse, era Julia, su ama de llaves quien aparecía entre candelabros y obras de arte, Sara respiró profundo y observó como ella se acercaba, sutilmente se presentó con una venia -Mademoiselle Ascarlani, le ha llegado un recado- Sara la mira y frunce el ceño -¿Que no había dicho que no quería interrupciones en mis horas de meditación?- Julia respiro profundamente y bajó su rostro -Disculpeme Mademoiselle pero la mujer que me entregó esta carta me comunicó que era de caracter urgente y que, cuando usted la leyera entenderia. No tiene remitente ni ella dio su nombre - Aclaro. Sara escucha atentamente -¿Una mujer?, no creo haber cuadrado una cita para la noche de hoy, entrégueme la carta per favore- Extiende su mano y Julia se la entrega -Grazie Julia, se puede retirar- Cruza sus piernas delicadamente sin mover el sobre de sus manos, -Merci Mademoiselle, ¿Necesita algo mas?- -Si, que me deje sola... Andiamo- Julia se retira con una venia y se retira lentamente, Sara espera unos segundos para pensar en quien pudo haber sido, la letra era irreconocible pero el olor se le hacía muy conocido. Sin más preambulo abrió la carta delicadamente

Querida Mademoiselle Sara:
Disculpeme por haberme marchado de esta manera, el destino me ha jugado y la suerte no ha ido conmigo esta vez, necesito pedirle ayuda Mademoiselle, mi corazón sangra por dentro y debo arrancarme este peso que llevo encima por lo que le pido amablemente que se encuentre con esta mortal esta noche en el bosque, y asi usted pueda escuchar mis plegarias. Siendo no más me despido querida protectora, y espero que reciba esta humilde carta lo más pronto posible.

Mia Waldorf

Sara abrió los ojos sintió una corriente extraña por todo su cuerpo, era primera vez que su protegida acudia a ella de una manera muy "formal", se leia preocupante su nota asi que se levantó de su banca y se dirigío al portón que se comunicaba al gran salón. Se abren las puertas de un solo golpe, el taconeo se hacía más fuerte -Julia, habla con Dimitri, necesito un carruaje con los mejores caballos y digale que nos dirigimos al bosque... ¡Andiamo ragazza!- Julia la miró fijamente e inmediatamente se dirigió al potrero donde estaba su chofer, Sara se dirigió a su habitación rápidamente para colocarse algo mucho más cómodo. Pensativa, solo podía imaginar a su protegida con alguna herida o en el peor de los casos acechada por lobos, la noche aún no cubría toda la ciudad asi que no podía actuar con naturaleza. De un rasgado se quitó su vestido pomposo y sacó uno más ligero, se arregló su cabello y bajó al salón -Julia... ¿Ya está listo el carruaje? - Preguntaba insistente -Oui Mademoiselle, pero si me permite preguntar... ¿Quien pudo mandarle una carta que fue capaz de interrumpir su tiempo de meditación?- Mirandola curiosa - Ahorrese los comentarios para los sirvientes Julia, no debo darle explicaciones de qué haga con mi tiempo, ahora, prepare todo, ya voy a salir- Julia bajó su rostro y dió una sutil venia a Sara -Excusez-moi mademoiselle, voy en camino- Sara se dirigió al portón principal, su mayordomo le abrio paso e inmediatamente se montó en su carruaje. -Andiamo Dimitri.. Y que sea rápido per favore-, tras el mando, Dimitri arreó los corceles en camino al bosque donde su protegida la esperaba, el camino parecía eterno aunque sus aposentos eran relativamente cerca. Llegando a la entrada del bosque, se visionaba a lo lejos una joven mujer en un vestido muy llamativo esperando por alguien, se veía impaciente y asustada -Dejeme aqui Dimitri y no regrese a buscarme- Aclaró muy seria. El carruaje se detuvo y Dimitri se bajó para abrirle la puerta a Sara, -Ya se puede ir, Grazie- Dimitri se embarcó nuevamente en su carruaje dejandola frente a su protegida.