Aroma de chocolate y té (Sara Ascarlani)

por **Belladonna A. Cattivelo** Mar Feb 22, 2011 4:48 pm

Había anochecido hacía apenas unas horas, y yo había abierto los ojos justo a tiempo como para ver la luna ya alzada en su plenitud a través de las ventanas opacas que procedí a abrir en cuanto vi que era la hora indicada. Afuera, la vida nocturna de París seguía marchando como la seda. No se oídan gritos fuera de lugar, nada extraño que rompiese la inmensa monotonía que rodeaba al ser humano como una burbuja protectora, alejándolo de todo aquello que fuese poco corriente. No me habría extrañado ver más vampiros, e incluso otros seres caminando a través de los adoquines con elegancia, manteniéndose ocultos ante las inocentes miradas de los transeúntes. Pero ningún ser extraordinario parecía encontrar interés en esa noche despejada y vacía. Esa suprema calma, hizo que me animase un poco a salir del hostal en el cual estaba alojada de forma temporal, y caminase sin rumbo fijo a través de los rincones de París.

A mi paso, la gente se me quedaba mirando. Sabía que para ellos era toda una extraña, que era completamente ajena a ellos y que jamás me habían visto en aquella ciudad. No me importaba. Yo no consideraba que llamar la atención fuese una maldición, sino un don. Era un símbolo inequívoco de que seguía existiendo, de que todavía tenía un presente y un futuro por delante... Un futuro eterno seguramente. Mis pasos de final desconocido me llevaron junto a una pequeña cafetería del centro. No había mucha gente en su interior, pero un apetecible aroma se escapaba del local cada vez que alguien abría la puerta. Los vampiros no podíamos nutrirnos de la comida humana, pero sí deleitarnos con su sabor, así que... no encontré ningún inconveniente en entrar y disfrutar un poco con mi paladar.

No me molesté en fijarme en todos los presentes, Fui directamente a una de las mesas que estaba pegada al gran ventanal, y esperé a que la amable camarera humana viniese a atender mi pedido. Solicité un chocolate caliente con leche, y un par de galletas para acompañar. Estaba segura de que todo eso no iba a saciarme como podría hacer un buen litro de sangre, pero al menos... me dejaría un buen sabor de boca.