Conociendo a mi guardaespaldas (Kiril)

por **Abigail Barascout** Miér Feb 16, 2011 4:57 am

Llevaba un par de días viviendo en una de las suites del hotel, no quería volver a palacio. Ahora entendía el porque me había advertido Gerard, dos guardias para protegerme eran pocos, mi guardia más leal a mi, mi amigo y el que realmente me conocía al completo había muerto al ser atacados, el otro era joven y fuerte pero había sido mal herido y aún no sabía si se recuperaría.
Pero no me sentía a salvo en mi casa y menos cuando desapareció el guarda de la noche a la mañana, lo que no sabía es que él estaba haciendo su trabajo, lo que había jurado a su madre y a su general. Protegerme. Había ido a la Corte, allí estaba uno de los Embajadores con los que tenía que hablar si pasaba algo malo. Mi madre había hablado antes con él sin yo enterarme, se conocían desde siempre y ayudaría con lo que fuese a la hija de su antigua amada. Y eso es lo que estaba haciendo el Embajador ruso conmigo.
Estaba enfadada y preocupada por sus heridas, mis dos guardias eran parte de mi familia, los amaba y estaba enfadada con él por haber hecho semejante locura. "Es por su bien Alteza. No puede estar sola" era lo único que decía antes de volver a caer inconsciente.
No iba vestida como una princesa, nada de atuendos exclusivos y joyas por doquier, ni recogidos laboriosos e incómodos. No estaba de humor para soportar eso, y tampoco es que me gustara en ese momento ser quien era.
Solamente un vestido normal, el que usaría cualquier persona de clase Alta, y la melena rubia suelta, ondeando al aire libre. Ninguna joya, solamente el collar que su madre le había regalado. Aunque estaba casi segura de que ese hombre que vendría a verme, conocería mi título.
- Ojalá fuese una doncella más como vos, Nana. - Mi nana sonrió, limpiándome la lágrima que corría por mi mejilla herida. No habló ya que tuvo que retirarse para ir a abrir la puerta.

por **Kiril Zhdanov** Jue Feb 17, 2011 2:59 am

Ciertamente no me esperaba una propuesta de trabajo tan temprana. Aún no tenía problemas de liquidez. Por eso no pude evitar sonreir cuando el embajador para el que había trabajado vino en persona a buscarme a la posada donde me hospedaba. Tenía una propuesta que hacerme, disfrazada de favor.

Me habló de una mujer importante, sin indicarme quien era, que necesitaba un guardaespaldas experimentado, y cuando lo habló con él, automáticamente había pensado en mí. Pero debía decidir yo si quería el trabajo.

Me pidió que me pusiera mi mejor ropa, cosa que hizo que mi curiosidad se activara. Lo acompañé hasta el Hotel des Arenes. Intenté que me contara por el camino algo más, pero no hubo manera de que soltara prenda.

Así que caminé a su lado mientras me guiaba hasta unas habitaciones en el Hotel. Esperé fuera hasta que me indicaron que podía pasar. En un vistazo rápido pude darme cuenta de que como había supuesto, era una noble, pero no sabía cual sería el origen geográfico, ni el rango dentro de la nobleza porque se había vestido de manera muy sencilla. Parecía joven, y triste. Hice una reverencia y me presenté:

- Bon Jour, mademoiselle.- sabía para qué estaba allí. Pero necesitaba saber que era lo que quería exactamente de mi.

[off: ¿en que idioma hablan? Kiril no sabe inglés]

por **Abigail Barascout** Jue Feb 17, 2011 12:37 pm

Intenté sonreír a mi nana cuando me limpió la mejilla, se notaba tan preocupada por mi.. odiaba verla asi y siempre que estaba en mi mano intentaba no preocuparla. Pero ahora la situación me estaba superando, me limpié una nueva lágrima después de arropar mejor a mi guardia mientras mi nana abría la puerta y dejaba entrar a los hombres.

- No sé como me ha encontrado, Lord. Pero ahora mismo agradezco enormemente su ayuda.

Caminé hacia ellos, haciendo una ligera reverencia al Embajador y a su acompañante. Estaba en mi naturaleza tratar a todo el mundo como igual, de la forma que a mi me gustaría que me tratasen. Sabía lo imposible que era eso.

- Bon Jour, monsieur

Estaba nerviosa, me abracé a mi misma, intentando ocultar mis manos de la vista de todo el mundo, temblaban ligeramente a causa de los nervios. No sabía que es lo que tenía que hacer, de los temas de mi seguridad siempre se había encargado Gerard, pero ahora que no estaba...
Llamé a mi nana para que viniese a mi lado, diciéndole en un débil susurro que acompañase al Embajador a la otra habitación y que le sirviesen lo que desease. Ambos salieron, dejándonos a nosotros dos solos.

- Necesito protección, mis guardias han sido atacados. - señalé la cama a lo lejos para que lo viese con sus propios ojos, me abracé más a mi misma por la culpa de lo que había pasado. - Él no puede cuidarme, volverá a Escocia con su familia cuando se recupere.

[Off: En francés?]

por **Kiril Zhdanov** Jue Feb 17, 2011 3:17 pm

Observé que estaba cansada, asustada, y triste, todo a la vez. Pero antes de sacar conclusiones prefería saber más cosas. Discretamente hizo salir al embajador a su dama de compañía, y fue directamente al grano. Asentí, ese era mi trabajo, podía hacerlo, pero cuando señaló al guardia que yacía en la cama...

-Mademoiselle... Necesito saber que clase de peligro la acecha para saber si soy la persona adecuada para protegerla.- la ví tan extenuada que le indiqué que sería mejor que se sentara y me senté delante suyo.- debo evaluar la situación, saber que ha ocurrido, en definitiva, saber con que me voy a ver si me quedo a su lado. Una vez doy mi palabra de protegerla lo haré hasta que usted misma rescinda nuestro contrato.- esperaba que comprendiera lo que le decía.

Si me metía en esto, me metería del todo, la protegería hasta de si misma si hacía falta.

por **Abigail Barascout** Jue Feb 17, 2011 3:51 pm

Miré a mi guardia una última vez, tendría que ser sincera con él, si aceptaba el trabajo tendría que saber que no era solamente alguien rica, igual que también tenía que saber de mis escapadas. Estaba escondida en París, huida de mi reino, solo esperaba que si lo rechazaba no contase nada a nadie de mi.
- Soy... - lo miré a los ojos, viendo algo de preocupación por mi en este momento, no dije nada, solamente asentí mientras me sentaba. No pude evitar el suspiro que se escapó de mis labios - Soy... de la nobleza escocesa y nadie debe saber que estoy aquí - le suplicó, mordiéndose el labio nerviosa, mirándolo con algo de angustia. - Hasta hace unos días ninguno, pensé que estaba a salvo. Ni con mis intentos de salir sin ellos me pasaba algo. Unos hombres vinieron a por mí, haciéndome ir con ellos a la fuerza, no sé el porque. Mis guardias intentaron detenerlos y funcionó, la mayoría se retiraron pero ellos salieron gravemente heridos, Gerard murió a las horas después y Phil está luchando... - se pasó la mano por los brazos, por donde la había agarrado fuerte. Todo había sido su culpa, si no se hubiera alejado tanto de las calles de París no habría pasado nada, pero ahora ya era demasiado tarde para autoculparse. - No es nada fácil protegerme... No soy la típica señorita de sociedad - lo era cuando tenía que serlo, pero disfrutaba de estar en compañía de todo el mundo, sobretodo si no la trataban como alteza.

por **Kiril Zhdanov** Dom Feb 20, 2011 7:21 am

Nobleza. Había dudado un instante y se la veía muy nerviosa, así que era probable que fuera de la muy alta nobleza escocesa. Asentí cuando me pidió que nadie podía saber que estaba aquí. Guardar secretos era la prerogativa obligatoria de mi profesión, y nunca revelaba los secretos de un cliente, me jugaba mi reputación.

-Señora... Paris es una ciudad bella y llamativa, pero debajo de tanto brillo esconde mucha gente desesperada, y seguramente vuestro ataque estaría más relacionado con un robo o un secuestro que con vuestra identidad.- intenté calmarla, no es que fuera un gran intento, pero ciertamente, después de lo que le había pasado a Marion, era probable que su ataque también se hubiese debido a algo parecido.

-Respecto a si es fácil o difícil protegerla... Yo estoy dispuesto a realizar mi trabajo, pero si veo que os poneis constantemente en peligro, de manera inconsciente... yo mismo pediré la renuncia.- era a la vez una advertencia y una condición. No me importaba que se empeñase en salir sola. Tenía maneras de seguirla sin que ella misma se diera cuenta de que estaba ahí, pero no necesitaba desvelarle todos los secretos de mi oficio en la primera entrevista.

Durante todo el rato la había mirado a los ojos. Mirar a los ojos a las personas es la mejor manera de conocerlas, cosas de mi padre, y se notaba, mucho, que necesitaba ayuda. Y yo no se negar la ayuda a una mujer.

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