Los hilos del destino [Privado]

por **Triana** Miér Feb 16, 2011 2:11 pm

Todo estaba oscuro, estaba sola en medio de una sala con suelo frío. Una luz me iluminaba dejando ver mi diminuto cuerpo vestido con un traje de bailarina. "Pareces una muñeca.. eres mi muñeca" Una voz suave terminó la frase con una sonrisa de oreja a oreja, tras ello desapareció, dejandome oir una melodía hipnótica, como el de una caja de música.

Abrí los ojos, tenía frío mucho frío, mis pequeñas manos entre la rígida madera y mi cabeza eran lo único que se mantenía cálido.
El suelo se movía, tódo se movía. Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad pude ver los rostros demacrados de otras niñas cuyos dientes castañeaban como el de las mujeres que estaban mas al fondo. Me asusté, aquello se movía mucho, y el suelo estaba brillante, como si un vaso de agua se hubiese caido al suelo, entonces comprendí que estabamos en uno de esos inventos extraños, un barco. Pero.. a donde iba?

Un hombre que olía a pescado irrumpió en la habitación y comenzó a gritarnos haciendo señas, una de las mujeres intentó escapar por la puerta pero se llevó un bofetón el cual hizo que las demás niñas se alejasen de la posible salida.

- Sube imbécil!! Nos abordan!!

Eran palabras que otro hombre gritaba desde las afueras, palabras que no entendía, pero que daba mucho miedo con el tono en que se utilizaban.

por **Vincenzo Danislăv** Sáb Mar 05, 2011 6:53 am

Nuestro barco se quedó a un par de metros del otro, muy extraño y vacío por el exterior, pero algo me decía que no era muy normal que los tripulantes nos atacasen con tal fiereza, algo escondían.

Un hombre cruzaba una de las puertas cerrándola con brusquedad, su mirada se topó con la mia lo que me hizo desconfiar al instante.
La tormenta se acercaba, y los dos barcos se balanceaban en el mar haciendo destrozos en una parte del barco. Mientras mis hombres luchaban yo pretendía llegar a ver que había detrás de aquella puerta, la curiosidad me invadía. El hombre no tardó en caer, otro de ellos salió a nado huyendo de una posible muerte. Aparté el madero de la puerta y la abrí. Al principio todo era oscuridad y silencio, hasta que noté los sollozos de unas niñas pequeñas a la vez que el agua subía de nivel por el gran agujero.

- Dioses!! Salid, corred!!

Las mujeres me miraron temerosas hasta que conseguí darle la mano a una de ellas mostrándole que no la haría ningun daño. En pocos segundos todas salieron en estampida perdiendose entre la oscuridad del muelle en el que habíamos encallado junto con el otro barco.
Una niña quedaba por salir de aquella carcel.

- Ven preciosa, ya no tengas miedo.. dame la mano por favor..

La niña reculó, un crujido resonó en toda la madera que nos rodeaba, entonces fue cuando presentí lo peor. Agarré a la niña, la cogí en brazos y salí corriendo por la salida antes de que el barco se despedazara por la fuerza del oleaje. Salimos del mar, la niña no me soltaba el cuello, pero se mantenía en silencio mirándome con sus ojos grises, un tono muy extraño, que nunca había visto en mi vida.

por **Triana** Sáb Mar 05, 2011 10:23 am

- أمي... أين أنت؟
Mamá... ¿Dónde estas?

Me aferré al cuello del señor. Estaba muy a gusto casi como si estuviese abrazada a mi mamá, pero no la recordaba salvo por algunos de mis sueños.. Mientras sollozaba recordé a la mujer de mis sueños a la que decidí y pensé que sería mi mamá, pero seguía teniendo miedo , pero al recordar aquella canción volví a dejar de llorar.

El señor había soltado mi mano, todo estaba oscuro en tierra firme pero logré ver como las mujeres que venían conmigo se subían a unos carros empujados por unos animales grandotes de cuatro patas. Solo logré decir como uno de los señores le decía a él, algo asi como: g..g..gracias, creo.
Todas se iban con aquellos hombres de negro con extraños sombreros en la cabeza, pero yo tenía miedo. Agarré la mano del hombre que me sacó mientras llevaba el otro puño hacia mi pecho dando un paso hacia atrás. Creía que todo había acabado..[/font]

por **Vincenzo Danislăv** Sáb Mar 12, 2011 3:46 am

Las palabras entre sollozos de la niña no supe traducirlas, era extranjera de eso estaba seguro. Me quedé un momento en silencio intentando centrarme en lo que a mi alrededor ocurría.

Las mujeres eran llevadas en carros por la policía de la ciudad, que nos agradecía el haberlas devuelto. Aunque aquello me daba una gran mal espina, todo me decía que aquellas mujeres y niñas jamas serían llevadas a sus casas. Uno de los guardias se acercó y sentí la pequeña mano de la niña aferrarse con suavidad a la mia (lo que sería una gran fuerza para la niña, supongo.), reaccioné, rápido pero reaccioné.

- Scusa, estaba... - Hice un gesto de poca importancia con la mano.

- La niña?

Pobre vida sería la que llevase la niña si se la entregaba al hombre, que aunque fuese policía no le dejaba de permitir ciertos lujos tomados por la "buena" mano de aquellos hombres.

- Es.. mi hija - Apreté sin que se diese cuenta el hombre la pequeña mano de la niña, para que no dijese nada mas, intentándola transmitirle tranquilidad.

- No tiene pinta de ser como usted, sus harap... ropas estan sucias y empapadas monsieur.

- Viajaba con ella!! - Me alteré teatralmente - Si vuelve a referirse a ella con tono despectivo le prometo que en menos de una semana usted estará fuera del cuerpo de policía. Me quejaré a sus superiores.

Los hombres se marcharon junto con la tripulación que estaba desmayada en el suelo. Recordé el único hombre que escapó. El brillo en sus ojos se me hacía conocido, realmente muy conocido, me maldije por no haberlo atrapado y al menos descubrir quien era.
Salí de mis pensamientos y me agaché jjunto a la niña. Decían que si te ponías a su altura te hacían mas caso o algo así.

- Se que no me entiendes.. pero quiero decirte que conmigo estarás mejor que con aquellos hombres.
La niña me miraba con cara de incógnita asi que me callé las siguientes palabras que posiblemente diría, no las iba a entender y tenía que hacer algo al respecto.
Caminamos por la oscuridad de la noche, sin soltar la mano de la niña, hacía algo de frío pero por el momento no podía hacerle nada mas salvo dejar sus pequeñas manos calientes.

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