Giovanni di Grazia

· Giovanni Alessandro di Grazia ·

-Edad: Aparenta 24 años, pero tiene 42.

-Especie: Vampiro

- Tipo y Nivel Social: Clase alta, extranjero.

- Sexualidad: Bisexual

-Lugar de Origen: Italia, Florencia

-Fecha de Muerte: 1782

-Habilidad/Poder: Agilidad y reflejos sobrehumanos, sentidos aumentados, sanación acelerada y persuasión.

-Descripcion Fisica: Lo primero que se puede distinguir del físico de Giovanni es que se trata de un hombre alto, que sobrepasa con comodidad el metro ochenta, elegante y distinguido. Sus ropas hablan de su estatus social y de su holgada forma de vida. La mayor parte del tiempo le gusta vestir y actuar acorde a su posición, pero ocasionalmente también disfruta de algo más sencillo y discreto; sobre todo cuando busca la soledad.

No trabaja su cuerpo en exceso, lo justo para sentirse saludable y no perder la agilidad propia de un vampiro, pero le sirve para verse ligeramente musculado, especialmente en los brazos, el pecho y los abdominales.

Por otra parte, Giovanni posee un rostro atractivo y maduro, poco conocedor de las sonrisas o las expresiones demasiado efusivas. Suele llevar el cabello corto y dejando la frente al descubierto para que no le moleste en los ojos; y aunque parezca que no le presta demasiada atención, debe confesar que le gusta llevarlo bien peinado. Sus cejas son finas y no demasiado pobladas, lo que le da un aspecto menos rudo. Justo a continuación sus pupilas se extienden en una lucha constante entre el azul y el plata, dos grandes océanos cristalinos pero inescrutables; fríos como la misma muerte.

Sus labios, sin embargo, se muestran más dispuestos a dejarse conducir por los deseos de la carne, finos y dotados de un ligero color rosado. Además, acostumbra a dejar que la barba le ensombrezca ligeramente la parte inferior del rostro, confiriéndole un toque más adulto y masculino.

-Descripcion Psicologica: ¿Cómo conocer a Giovanni? A primera vista puede no ser más que un hombre serio, formal, algo hosco y extraordinariamente distante. Todo es cierto, pero no es la única verdad sobre Giovanni. También es alguien reflexivo, poseedor de una tranquilidad casi irritante. En los momentos de máxima tensión es capaz de guardar la calma con toda facilidad, sin que parezca importarle lo que pueda encontrarse en peligro -aunque realmente no sea así-. Tiene unos nervios que bien podrían ser de acero.

No acostumbra a hablar más de la cuenta, aunque es capaz de mantener una conversación fluida y cordial siempre que la otra persona despierte su interés. Sin embargo, no pronunciará una sola palabra sobre él mismo si no tiene una fuerte confianza con su interlocutor, y eso es algo que sus ojos no han llegado a ver todavía. Del mismo modo tampoco permite que la gente se inmiscuya en sus asuntos, por lo que nadie conoce demasiado sobre su vida o su forma de pensar; Giovanni cree que eso son cosas que sólo deben importarle a él.

Es ególatra por naturaleza, le gusta sentirse dueño de la situación y saber que las cosas van tal y como él desea. Detesta que le lleven la contraria o que le desobedezcan, así como sentirse retado por alguien a quien considera inferior; lo considera una terrible infravaloración. Tampoco está dispuesto a aceptar órdenes o prohibiciones ajenas, vengan de quien vengan. Sólo él es dueño de sí mismo y puede decidir qué hacer o qué es lo correcto.

El amor y el sexo sólo son juegos para él, simples entretenimientos. Nunca ha tenido intenciones de atarse a alguien, por lo que la fidelidad no ha llegado a ser un problema. Todas las relaciones que ha tenido -si pueden llamarse así, dado el poco tiempo que han durado- han sido abiertas y sin compromisos, ya que suele aburrirse con increíble facilidad. Nada ni nadie han conseguido llenarle hasta ahora, capturar verdaderamente su interés y hacer que le importe lo suficiente como para no abandonarlo si se presenta algo mejor, aunque tampoco representa un gran problema para él; disfruta plenamente de esa libertad.

Por otra parte, se trata de un mentiroso nato. Miente y engaña con toda facilidad y sin ningún tipo de remordimiento; le divierte. Aún así, no suele hacerlo para hacer sentir mejor a otra persona o para arreglar las cosas, no es su estilo. De todos modos, tampoco es que se arrepienta de sus actos. Nunca ha sentido remordimientos o culpa, pues se limita a hacer lo que desea cuando lo desea. Eso le convierte en alguien bastante caprichoso y aún más impaciente. Le irrita que le hagan esperar, ya que no comprende que alguien tenga algo más importante que hacer que atenderle a él.

No es fácil hacerse con su amistad, pero una vez obtenida, será incondicional. Ese es un aspecto que muy poca gente conoce, ya que le avergüenza reconocer que sería capaz de dejar de lado su egolatría si un verdadero amigo lo necesita. Lo considera una debilidad, así que es un detalle que permanece enterrado en su interior y que no tiene intención de dejar salir.

-Historia: Giovanni posee un secreto. Un crimen inconfesable del que no habla jamás, pero que suele aparecer en sus sueños como una imborrable cicatriz sobre su piel.

Su historia comienza con la familia di Grazia. Padre, madre y dos hijos. ¿Qué decir de los di Grazia? Siempre dieron una impresión de unidad y cariño, una familia modelo. Nunca se oyó un escándalo relacionado con ellos, jamás se pudo decir que alguien viera a la Señora di Grazia hablando en estrechos términos con otro hombre o que los hijos del matrimonio se comportasen mal en el colegio. Ni una mota de polvo, ni una imperfección en sus fachadas.

Se trataba, por otro lado, de una familia acomodada, a la que jamás le faltó un plato sobre la mesa, ropas que sólo podían adquirirse en la capital y una buena posición social. Stephano di Grazia consiguió amasar una gran fortuna después de muchos años de duro trabajo al frente de la mayor empresa de Florecia en lo que a vestimenta masculina se trataba. Ningún florentino de clase alta que se preciara excluiría de su vestuario alguna prenda fabricada por la empresa de di Grazia.

Sin embargo, el estrés, la presión y un incurable vicio por el tabaco hicieron mella en el cabeza de familia. Un día, inexplicablemente, su corazón se paró de súbito mientras se encontraba en su despacho, puro y café en mano. Días más tarde, los tres miembros restantes de la familia le enterraron guardando un rígido y respetuoso luto.

Luto que se rompió abruptamente semanas más tarde. La Señora di Grazia, radiante, se ponía a la cabeza de la empresa de su difunto marido junto al antiguo socio de este, puesto que necesitaba la ayuda de alguien experimentado para llevar a buen puerto la obra que había dejado Stephano. Pocos sabían que ya entonces hacía meses que la señora di Grazia se acostaba con el socio de su marido, y que aquello no fue más que una forma de poder continuar con la aventura.

Sin embargo, las relaciones de la mujer pronto dejaron de ser un secreto. El socio de Stephano fue el primero, pero no el último que pasó por la cama de Agatha di Grazia. Los rumores empezaron a extenderse y llegaron a oídos de los hijos de la mujer, que no vieron con buenos ojos las numerosas relaciones que mantuvo la mujer sin hacer distinciones de clases sociales. Giovanni fue el primero en advertirla, en hablarle de los peligros que corría el buen nombre de la familia si la gente descubría lo que había detrás de la respetable casa de los di Grazia. Agatha no hizo caso, y las advertencias que convirtieron rápidamente en súplicas por parte del joven, que no soportaba ver la memoria de Stephano tan gravemente insultada; pero tampoco dieron resultado.

El abandono sacudió a los dos hermanos durante meses y Giovanni, enardecido, sólo podía callar por el bien del pequeño Dominic, que no llegaba a comprender la magnitud del problema.

La situación no sólo no se estabilizó, sino que empeoró rápidamente. Agatha no sólo mantenía relaciones sexuales con muchos hombres a la vez, sino que además empezó a gastarse el dinero de la empresa en carísimos regalos para sus amantes. La fortuna disminuyó en poco tiempo, y un año más tarde la casa de los di Grazia fue embargada, así como gran parte de los bienes.

Giovanni no pudo soportar ver como su hermano lloraba desesperado sin poder hacer nada mientras aquellos hombres se llevaban lo que tanto esfuerzo le había costado a Stephano, los recuerdos de toda una vida, y decidió seguir a Agatha aquella misma noche, mientras la mujer iba en busca de un nuevo amante. Sus intenciones, hacerla entrar en razón de una vez por todas o llevarse a su hermano lejos del ambiente podrido que había provocado Agatha.

La historia, no obstante, resultó muy diferente. El acompañante de la señora di Grazia no resultó ser un humano corriente, y cuando vio aparecer al mayor de la familia el juego dejó de envolver sólo a Agatha. Poseído por la promesa de una sangre más joven que la de la mujer, el vampiro le atacó con violencia y le mordió en diversos lugares por el simple placer de verle retorcerse de dolor con cada dentellada. Agatha, que sabía de la existencia de los vampiros y que había sentido en su propia piel los colmillos de varios de ellos, lo observó todo con simple resentimiento por haber sido sustituida por su hijo.

Quizás por eso no dijo nada cuando el vampiro le obligó a beber su propia sangre, impasible ante las peticiones de ayuda del muchacho. Segundos más tarde, el cuerpo de Giovanni empezó a morir dolorosamente. El joven no podría haber dicho cuanto duró aquella tortura. ¿Fueron segundos, semanas, meses? ¿Cuánto tiempo permaneció en el suelo de aquel tugurio espantoso gritando de dolor, agonizando, bajo la atenta mirada del vampiro que lo había provocado y de su madre?

Lo único que sabe es que, cuando todo terminó, los horizontes del muchacho se cerraron por completo. Sed, una sed horrible y una ira apremiante eran sus únicas verdades, y ambas vieron su resolución en Agatha. Giovanni intenta no recordarlo, pero sabe que lo que sintió en ese instante, mientras clavaba los colmillos en el cuerpo de su madre no fue miedo, ni culpa. Fue una furia ardiente e imperativa, que no le dejaría vivir hasta que destrozase a la mujer. Giovanni ni siquiera se planteó frenar ese deseo, por su mente no pasó ni un simple pensamiento que pudiera detener esa ira.

Minutos más tarde, el cuerpo de Agatha yacía en el suelo, inerte y apenas reconocible. En los labios del muchacho aún goteaba la sangre fresca de la mujer. El vampiro contempló fascinado su obra, justo antes de caer bajo la fuerza del ahora reforzado Giovanni. Nada podía haberle salvado de la cólera del joven, descargada directamente sobre él. Aquella segunda muerte liberó a Giovanni de la ira, pero no logró arrancarle aquel sentimiento de desolación, de asco hacia si mismo; pero especialmente de confusión.

Aquella noche no regresó junto a su hermano. Ni aquella noche ni ninguna. Dominic quedó solo, con una madre fallecida en extrañas circunstancias y un hermano desaparecido, por lo que centró sus esfuerzos en buscar al culpable de su situación.

Diez años invirtió el pequeño de los di Grazia en dar con el paradero de Giovanni, que no evitó el encuentro y confesó todo lo ocurrido aquella noche sangrienta. Dominic intentó atacarle, muerto de rabia y desesperación, pero un joven con las manos desnudas no habría podido hacer nada contra un vampiro. Giovanni desapareció una vez más frente a los ojos de su hermano, sabiendo que ahora que tenía un nuevo enemigo.

Después de ese encuentro, el vampiro abandonó Italia y se dirigió a Paris, donde piensa permanecer hasta que Dominic le siga la pista una vez más y le de la muerte que merece por el crimen que cometió.

-Datos Extras:

• No deja que el físico de una persona influya en la opinión que se forme de ella.

• Adora mojarse bajo la lluvia.

• Le gustan los gatos. Se siente identificado con esa independencia y rebeldía que demuestran, satisfaciendo sus deseos cuando les place. En cambio, le desagradan los perros.

• La música es una de las pocas cosas que consiguen calmarle cuando está de mal humor.

• Duerme completa y magníficamente desnudo.