Una noche misteriosa -- Dorian

por **Alessandra Di Stephano** Jue Feb 17, 2011 10:02 pm

Un hombre de cabello castaño yacía muerto, entre sus brazos. Una mordida en su cuello… había muerto desangrado. No era un hombre que nadie extrañara, era solo un pobre diablo, de alguna pobre choza, si es que tenía empleo. Parecía más bien a un pobre esclavo, que con el poco dinero que ganaba, lo gastaba en bebidas. Bebidas baratas, por su puesto. El se lo había merecido, al tratar de propasarse con ella. ¡Pobre idiota! Tratándola de violar, como si ella fuera una estúpida humana. Lo que no se imaginaba el hombre, era que esos sucios deseos por una mujer, serian los últimos que tendría.

El pensar que aquel despreciable hombre estaba muerto, le reconfortaba, pero al mismo tiempo, la hacía sentir algo dudosa. Ese era su maldito problema desde que fue convertida. Amaba matar, amaba la sangre, pero al mismo tiempo, lo que se conoce como “conciencia” hacia su aparición. ¡Y como detestaba eso! Pero en esos momentos de su triunfo, el que conseguía cada dos o tres días al eliminar a algún idiota que se le cruzara, ella disfrutaba la poca sustancia que quedó en su paladar. La sangre. No se había percatado de ello, pero esa sangre tenia cierto toque repugnante. Quizás la sed que tenía en ese momento le complico que lo percibiera. Un sabor a bebida, si, podría decirse que era parecido a eso, por muy estúpido que sonara. Amargo, como ese hombre. Hizo una mueca de mal gusto, si hubiera sabido que esa sangre sabia así, mejor hubiera asesinado a una cortesana, pero después de todo, las cortesanas no fueron las que trataron de violarla.

Compuso en su sereno rostro una sonrisa algo arrogante, mientras se colocaba de pie. Pateo de mala gana el cadáver, dejándolo tomar una forma algo estúpida. Las manos del hombre quedaron entrelazadas, como si se abrazara de algo. Alessandra resopló, elevando uno de los mechones de su cabello castaño. Ahora debía hacer lo que más odiaba, deshacerse del cuerpo. Y eso si que le molestaba. Amaba matar, eso estaba claro, pero cuando llegaba el momento de tener que deshacerse de los cuerpos, pues no le interesaba mucho tener que hacerlo. Se cruzo de brazos enojada.
Su única salida era llevarlo hasta el río, lo que siempre solía hacer. Nuevamente debía hacerlo, y detestaba realmente tener que hacerlo, pero no quedaba opción alguna. Sin dificultad alguna, la mujer arrastro el cuerpo, por las piernas, hasta llevarlo calle abajo. Había perdido la cuenta de cuantos cadáveres había arrastrado de esa forma, pero debieron ser varios, quizás cientos… ¿Quién sabia?

El río estaba a corta distancia, y sin tener que dudarlo o pensarlo mucho, la mujer empujo el cuerpo al río, dejándolo caer a este. Lo que no sabía Alessandra era que su pierna se había enredado en una de las rocas, y la hizo caer de bruces al río, mojando su vestido y su cabello. En menos de un segundo, la vampira estaba de pie, maldiciendo por lo bajo en todos los idiomas que corrían a su mente, mientras subía la pequeña cuesta que separaba el rio de la calle principal. No sentía frío, pero si una gran humillación de estar mojada y llena de lodo. Se sentó en el suelo, enojada. El cabello mojado le tapaba la vista, por lo que con su mano derecha tuvo que separarlo de sus ojos. Se puso nuevamente de pie, y tomo una bocanada de aire. En ese momento el aroma de otro vampiro llego a sus sentidos, lo que hizo que esta se tensara. No estaba sola, evidentemente no lo estaba. ¿Hola? repuso sin un toque de miedo o duda en su voz.

por Invitado Lun Mar 07, 2011 9:43 pm

(Por favor disculpa la tardanza)

Después de una noche de diversión entre bailes y máscaras, mujeres de la nobleza, damas desesperadas en busca de un marido que se las llevase antes de que su juventud se esfumara, me encontraba en el carruaje de regreso a la abadía pensando en que esas bellas damas no se diferenciaban de las cortesanas. Con la mirada ausente una noche nublada se veía por la ventana, una silueta al borde del rio me hizo salir de mis pensamientos, imagen fantasmal entre tanta neblina, pedí al cochero que se detuviera, siguió mi orden y nos quedamos estacionados a un costado de la avenida, a esas horas solo los borrachos y las mujeres de mala vida salían a las calles parisinas así que me preguntaba de quién se trataría aquella silueta que parecía lanzar algo al río.

No pude evitar reír al seguir esa interesante travesía, la silueta después de librarse de aquel bulto cayo con él desde la orilla, baje del carruaje y me acerque para observar el panorama, uno de los guardias me acompaño quien pidiendo permiso para opinar tampoco pudo contener la risa. La mujer salió empapada del rio y cuando pareció subir hacia la avenida le dije al guardia que se callara, este se hizo tres pasos para atrás y se quedo firme esperando a que me moviera para volver al carruaje pero no fue así. Seguí con la mirada a la mujer que parecía enojada después de su aventura en el río y cuando ella estuvo lo suficientemente cerca decidí acercármele, la calle estaba oscura, vacía, evidentemente pensé que no se daría cuenta de mi presencia pero lo hizo incluso antes de lo que imaginaba.

Me percate de que no estaba tratando con un humano normal, mis mismos sentidos me alertaban de lo que era, otra inmortal. Supuse que el cuerpo que acababa de lanzar seria una de sus víctimas, una forma no muy efectiva de deshacerse de ellos puesto que a veces los cadáveres podían quedarse en alguna orilla y como siempre la policía metería el hocico donde no debía, en la oscuridad del mundo de los inmortales guardado en secreto tan recelosamente por algunos y tan estúpidamente por otros. -Espérame aquí- ordene al guardia quien había estado siguiéndome, se detuvo y yo continúe caminando hacia ella.

Un simple ‘hola’ al acercarme, torcí una sonrisa y me detuve a unos pasos de ella aun conservándome en la oscuridad -Buenas noches madame, ¿tomando un baño en el río?- dije mirando hacia donde ella había estado momentos antes -Si fuera una dama mortal supongo que se calaría de frio pero dada su condición tal vez la siguiente vez debería quitarse el vestido- finalice y volví a mirarla, ese rostro con el cabello mojado y ese cuerpo con la ropa pegada hacían que se viese atractiva, mi mirada era la de un observador que se detenía en los pequeños detalles, una gota de agua que caía del pelo, el color de sus pupilas, las líneas de sus húmedos labios.

por **Alessandra Di Stephano** Sáb Mar 12, 2011 1:59 pm

Alessandra frunció el ceño al ver una silueta masculina en la oscuridad. Si hubiera sido una mortal, no le hubiera podido ver, ni siquiera se hubiera fijado en su presencia, pero como inmortal, lo había podido sentir desde antes de que este se acercara. No podía ver muy bien su rostro, debido a que su cabello mojado le cubría el rostro. Se llevo las manos a sus ojos, para separar el cabello que le cubría estos. Un hombre alto, sin duda alguna, además de tener un rostro atractivo, de realeza. Eso la hizo sentir más humillada de lo que ya estaba. Realmente había sido muy mala elección el volver a enviar un cuerpo por el rió. Si continuaba de esa manera, los humanos comenzarían a sospechar. Nuevamente se maldijo a si misma por su estupidez.

El comentario del hombre, la hizo sonreír de mala gana. Se podría decir que sí. Al menos de cierta forma repuso. Había pasado por alto los modales, por lo que añadió Buenas noches de forma un tanto cortante. Las gotas de agua corrían por su rostro, mientras que el vestido se pegaba a su figura, haciéndola verse desalineada. Recorrió entre sus dedos su cabello, el que con tan solo tocarlo con ambas manos, dejo caer el resto del agua acumulada. Luego volvió a soltarlo, cayendo este a los dos lados de su rostro.

Tomare en cuenta esa sugerencia dijo la mujer, sonriendo maliciosamente desde donde estaba de pie. Se volteo a ver como el cadáver del hombre que había asesinado se deslizaba rio abajo. Se volvió hacia el hombre. Aunque la próxima vez, escogeré bien el lugar en donde dejar a mi cena sus palabras no tenina ni un dejo de arrepentimiento. ¿Y con quien tiene el gusto de hablar esta humilde ciudadana? pregunto con curiosidad Alessandra, observando fijamente al hombre.

{siento mucho la tardanza, y lo corto que es el post, el próximo sera mas largo}

por Invitado Jue Mar 31, 2011 8:21 pm

[Una vez mas...perdón]

Gire un momento e hice una seña al guardia quién de inmediato se dirigió al carruaje perdiéndose dentro de él. El cochero aun observaba con mirada fija hacia donde estaba y hacia la mujer que acababa de salir desde el río, literalmente. Ella mientras saludo y luego recorrió sus dedos por el cabello que le goteaba, una sonrisa se curvo en mi rostro y me acerque un poco más a ella saliendo finalmente de mi lado oscuro de la calle aunque la verdad era que solo nos rodeaba la oscuridad de la noche sin luna y apenas unas contadas estrellas que se perdían entre la niebla parisina -Buenas noches madame- respondí y me quite la capa negra que llevaba acercándome unos pasos más a ella casi para estar solo a un par de pasos más frente a su figura.

-Una humilde ciudadana que mato a un pobre diablo...que irónico suena eso- dije mirando a la vez hacia el río donde ya casi el cuerpo había desaparecido, en ese momento recapitule todo lo ocurrido y quise volver a reírme pero creí que sería un poco descortés considerando la situación de la dama cuyas gotas empezaban a caer insistentemente de sus mechones y que se escurrían de las faldas de su vestido -Por ahora solo habla con un caballero que le ofrece su capa- dije extendiendo mi capa hacia ella mirándola sin ningún gesto que diera a entender malas o buenas intenciones.

Levante ligeramente el brazo llamando al carruaje, no la perdí de vista solo hasta que las ruedas del carruaje estuvieron lo suficientemente cerca de nosotros donde aparcaron y el guardia volvió a bajar abriendo la puerta inmediatamente -Por favor póngasela, sabemos que no agarrara un resfriado pero de todas formas no es propio que una dama sea vista así- dije y subí al coche dándole la espalda. Desde allí la observe un momento, mojada, sola, inmortal...que mas daba si la dejaba y me iba total era fácil para nosotros mimetizarnos entre las sombras pero supongo que mi curiosidad por esa hermosa mujer y en especial el poder apreciar esos grandes ojos no menos misteriosos que los de una pantera en la oscuridad me llevaron a impedir que cerraran la puerta tras mi subida.

Desde dentro que estaba decidí en lo siguiente que haría -Quizá considere que pudiera llevarla hasta su residencia, no querrá caminar así y aquí sobre el espacio...su nombre puede contármelo en el camino- finalice y espere a que ella reaccionara. El guardia aun estaba afuera esperando a que ella también tuviera una respuesta para que el también volviera a su puesto. Me acomode tranquilo en mi asiento reclinando la espalda cómodamente y deje espacio por si mi ella aceptaba quisiera ir a mi lado o podía sentarse en el asiento de enfrente, como fuera me daba lo mismo.

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