AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Misteriosa Noche! (Libre)
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Misteriosa Noche! (Libre)
*Estábamos preparando todo para huir la noche siguiente, definitivamente nuestro fin no iba a ser en la casa de aquellos dos bellos jóvenes, se le agradecía todo su cuidado para nosotras pero lamentablemente debíamos partir sin decir a donde. Tratábamos de cargar con lo necesario, ya que no era nuestra idea llamar la atención de nadie …Con Ludovique no teníamos más que mirarnos para saber el siguiente movimiento, en eso estábamos cuando la puerta rompió nuestro silencio haciéndonos llevar un buen susto…
-Señoritas ¿están allí?
*Era Phillipe que entraba lentamente sin vernos*
-Sí * Dije acomodando algunas cosas para que no quedaran sospechosas y sonreí dulcemente mientras Ludo prefirió quedarse de espalda observando la ventana “según se entendía a Jeremie.”
-Miren señoritas…*Tenía un sobre entre sus manos y se le notaba algo nervioso*
¿Qué ocurre cariño?
*Deje la caja a un lado y fui a tomar sus manos con las mías, este se sonrojo*
-No la hemos agasajado como es debido a dos damas desde que han llegados, pero después de tanto tiempo, se merecen salir sin miedo…
*Fruncí el ceño, no lograba comprenderlo y note que Ludo tampoco y por eso esta volteo con rostro preocupado*
-Hay un lugar… *El joven prosiguió sin percatarse de nuestros rostros* -Es un teatro, se habla maravillas de él, está a varios pueblos de aquí, es un pueblo algo apartado, la reina poco sabe de él. *Se tomó un tiempo para continuar* -Queremos llevarlas *Levanto la mirada sonriendo*-Aquí están las entradas *Me abrió mi palma y las dispuso allí* -Piénselo *Tomo mi rostro y depositando un dulce beso se retiró cordialmente…. Me quede en esa postura unos segundos y Ludo cogió las entradas, su rostro expresaba cierta desconfianza pero parece que la temática de este le intereso, enarco una ceja y sonrió complacida. A mí no necesitaba convencerme mucho, ya que con solo la idea de ir a un nuevo lugar me emocionaba, Ludovique siempre era la desconfiada…..*
*Esa misma noche, nos encontrábamos enfrentadas con un doble espejo separándonos, zarandeábamos nuestros cuerpos levemente para deleitarnos con aquellos vestidos victorianos, base de raso negro ambos, pero cada uno tenía diferentes detalles con terciopelo, uno en rojo y el otro azul… el encaje de los corsé era hermoso, delineando nuestras cinturas y elevando nuestro sostén, la capa que caía detrás nuestro sujetado de un prendedor de plata daba el toque final. Nuestros cabellos a medio recoger con pequeños sombreros que con su tul evitaba que nuestros rostros se pudieran ver con total claridad, unos guantes que terminaban cuando la manga del vestido empezaba y unos bellos zapatos cerrados de un taco prominente.
Tanto para subir como para bajar nuestros caballeros nos ayudaron delicadamente, el camino se hizo algo largo, pero el paisaje lúgubre nos entretenía, más la ansiedad… Podíamos oír lo que los hombres hablaban junto con el cochero sobre aquel lugar, que tenía algo misterioso hasta casi tétrico. Ambas sonreímos disimuladamente mientras las luces de las antorchas nos alertaban de que estábamos llegando.
Mientras bajábamos podíamos apreciar el monumento, un teatro realmente exquisito, nos tomamos cada una de nuestros compañeros, pero sin perder ningún detalle de vista.
Apenas se podía ver los asientos, pero antes de sentarnos, pedimos retirarnos al toilette, una música agradable extrañamente adormecedora se oía de fondo, y realmente necesitaba hablar tranquila con Ludo… El lugar era increíble e inmenso así que nos apartamos a un lado y tratamos de ver a donde ir, entre escaleras y unos pasillos laterales que por la poca luz apenas se podía divisar a donde conducían.
Entre las sombras una señorita salió de la nada, su rostro fantasmal nos sobresaltó, pero cayendo en la idea de que era un teatro, nos calmamos o eso intentamos, le preguntamos donde podíamos encontrar lo que buscábamos y ella gentilmente se nos acercó indicándonos con la mano… *
-Por allí y luego a la izquierda.
*Su vos era tajante, se podía percibir hasta su aliento frio, de repente sentí un escalofríos, pero antes de poder estudiar la situación Ludovique me cogió de la mano en la dirección indicada. Apenas pude agradecer y comenzamos a caminar por el estrecho salón principal.*
-No discuto que esto es casi tétrico…
*Susurre con una pequeña risita mientras caminábamos juntas entrelazadas, habíamos perdido a los muchachos y quién sabe si volvíamos a encontrarlos hasta la salida*
-Señoritas ¿están allí?
*Era Phillipe que entraba lentamente sin vernos*
-Sí * Dije acomodando algunas cosas para que no quedaran sospechosas y sonreí dulcemente mientras Ludo prefirió quedarse de espalda observando la ventana “según se entendía a Jeremie.”
-Miren señoritas…*Tenía un sobre entre sus manos y se le notaba algo nervioso*
¿Qué ocurre cariño?
*Deje la caja a un lado y fui a tomar sus manos con las mías, este se sonrojo*
-No la hemos agasajado como es debido a dos damas desde que han llegados, pero después de tanto tiempo, se merecen salir sin miedo…
*Fruncí el ceño, no lograba comprenderlo y note que Ludo tampoco y por eso esta volteo con rostro preocupado*
-Hay un lugar… *El joven prosiguió sin percatarse de nuestros rostros* -Es un teatro, se habla maravillas de él, está a varios pueblos de aquí, es un pueblo algo apartado, la reina poco sabe de él. *Se tomó un tiempo para continuar* -Queremos llevarlas *Levanto la mirada sonriendo*-Aquí están las entradas *Me abrió mi palma y las dispuso allí* -Piénselo *Tomo mi rostro y depositando un dulce beso se retiró cordialmente…. Me quede en esa postura unos segundos y Ludo cogió las entradas, su rostro expresaba cierta desconfianza pero parece que la temática de este le intereso, enarco una ceja y sonrió complacida. A mí no necesitaba convencerme mucho, ya que con solo la idea de ir a un nuevo lugar me emocionaba, Ludovique siempre era la desconfiada…..*
*Esa misma noche, nos encontrábamos enfrentadas con un doble espejo separándonos, zarandeábamos nuestros cuerpos levemente para deleitarnos con aquellos vestidos victorianos, base de raso negro ambos, pero cada uno tenía diferentes detalles con terciopelo, uno en rojo y el otro azul… el encaje de los corsé era hermoso, delineando nuestras cinturas y elevando nuestro sostén, la capa que caía detrás nuestro sujetado de un prendedor de plata daba el toque final. Nuestros cabellos a medio recoger con pequeños sombreros que con su tul evitaba que nuestros rostros se pudieran ver con total claridad, unos guantes que terminaban cuando la manga del vestido empezaba y unos bellos zapatos cerrados de un taco prominente.
Tanto para subir como para bajar nuestros caballeros nos ayudaron delicadamente, el camino se hizo algo largo, pero el paisaje lúgubre nos entretenía, más la ansiedad… Podíamos oír lo que los hombres hablaban junto con el cochero sobre aquel lugar, que tenía algo misterioso hasta casi tétrico. Ambas sonreímos disimuladamente mientras las luces de las antorchas nos alertaban de que estábamos llegando.
Mientras bajábamos podíamos apreciar el monumento, un teatro realmente exquisito, nos tomamos cada una de nuestros compañeros, pero sin perder ningún detalle de vista.
Apenas se podía ver los asientos, pero antes de sentarnos, pedimos retirarnos al toilette, una música agradable extrañamente adormecedora se oía de fondo, y realmente necesitaba hablar tranquila con Ludo… El lugar era increíble e inmenso así que nos apartamos a un lado y tratamos de ver a donde ir, entre escaleras y unos pasillos laterales que por la poca luz apenas se podía divisar a donde conducían.
Entre las sombras una señorita salió de la nada, su rostro fantasmal nos sobresaltó, pero cayendo en la idea de que era un teatro, nos calmamos o eso intentamos, le preguntamos donde podíamos encontrar lo que buscábamos y ella gentilmente se nos acercó indicándonos con la mano… *
-Por allí y luego a la izquierda.
*Su vos era tajante, se podía percibir hasta su aliento frio, de repente sentí un escalofríos, pero antes de poder estudiar la situación Ludovique me cogió de la mano en la dirección indicada. Apenas pude agradecer y comenzamos a caminar por el estrecho salón principal.*
-No discuto que esto es casi tétrico…
*Susurre con una pequeña risita mientras caminábamos juntas entrelazadas, habíamos perdido a los muchachos y quién sabe si volvíamos a encontrarlos hasta la salida*
Gwen Leclercq- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/06/2013
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
Aquellas dos humanas, rieron con algo de nerviosismo y humor negro. Miré mi vestido elegante, sobrio y sensual, el corsé era lo que más me gustaba de él. Acomodé mis cabellos y respiré hondamente, hoy sería una agradable noche de teatro.
Hacía varios meses que no asistía, y eso era algo desagradable. Me encantaba el teatro, me encantaba la actuación, por la tanto, hoy no podía perderme el show. Si aquellas humanas creían que podrían salir de aquí como un show más, estaban equivocadas, la verdad, se sorprenderían demasiado, claro, los vampiros podían dar un acto tétrico y maldito, siempre y cuando se mantuviese las apariencias. Caminé lentamente por los pasillos, siguiendo el dulce aroma de aquellas mujeres. No era hora de comer, pero una pequeña amistad no me vendría mal.
Sabía que las había asustado, y eso me dio una inmensa alegría, no me gustaba provocar miedo, pero esta vez lo había hecho con esa intención.
Pero por otro lado podíamos cambiar eso, yo era buena para el ritmo social victoriano. Eso me habían enseñado los años siendo vampiresa. Me miré mis afiladas uñas y bostecé un poco, antes de si quiera encontrarlas, me encontré con un hombre, uno de los nuestros, sonreí como una gata, y él lo hizo con la misma ociosidad.
—¿Tengo el placer de conocer a la señora...? —me besó el dorso de la mano.
—Es señorita, mi nombre es Eryn Rose van Loon.
—Un gusto, señorita Eryn, mi nombre es Michelangelo Di Arret. Pero explíqueme usted, ¿cómo es que alguien tan...hermosa, se encuentra sola?—sonreí, no realmente complacida con su elección de palabras, había escuchado eso muchísimas veces.
—Me encuentro perfectamente acompañada. Vienen y van. Es como soy—él abrió los ojos sorprendido, esperaba otra cosa. Yo lo sabía.
—Oh—fue lo único que dijo, pude sentir que era un novato en esto, no me interesaban los novatos.
—Tengo a alguien esperando en realidad—mentí, para sacarlo de mi camino.
—Um, entiendo—asentí, sin volver a mirarle, caminé siguiendo el aroma de las dos humanas. Todavía andaba fuerte y vibrante, podía ver como algunos seguían ese aroma, poco usual, algunos querrían probar, pero me encargaría de no permitirlo. Sería como una heroína está noche. Aunque no podría parar los acontecimientos misteriosos que vivenciaran esta noche.
Cuando el olor se detuvo en un lugar específico, miré a las dos mujeres.
—Buenas noches—fue lo que dije sorprendiendo a ambas, una tenía nerviosismo pero parecía divertida, la otra era indiferente, como desconfiada.
Sonreí, haciendo un pequeño saludo de manos y esperando a que una de ellas hablase.
Hacía varios meses que no asistía, y eso era algo desagradable. Me encantaba el teatro, me encantaba la actuación, por la tanto, hoy no podía perderme el show. Si aquellas humanas creían que podrían salir de aquí como un show más, estaban equivocadas, la verdad, se sorprenderían demasiado, claro, los vampiros podían dar un acto tétrico y maldito, siempre y cuando se mantuviese las apariencias. Caminé lentamente por los pasillos, siguiendo el dulce aroma de aquellas mujeres. No era hora de comer, pero una pequeña amistad no me vendría mal.
Sabía que las había asustado, y eso me dio una inmensa alegría, no me gustaba provocar miedo, pero esta vez lo había hecho con esa intención.
Pero por otro lado podíamos cambiar eso, yo era buena para el ritmo social victoriano. Eso me habían enseñado los años siendo vampiresa. Me miré mis afiladas uñas y bostecé un poco, antes de si quiera encontrarlas, me encontré con un hombre, uno de los nuestros, sonreí como una gata, y él lo hizo con la misma ociosidad.
—¿Tengo el placer de conocer a la señora...? —me besó el dorso de la mano.
—Es señorita, mi nombre es Eryn Rose van Loon.
—Un gusto, señorita Eryn, mi nombre es Michelangelo Di Arret. Pero explíqueme usted, ¿cómo es que alguien tan...hermosa, se encuentra sola?—sonreí, no realmente complacida con su elección de palabras, había escuchado eso muchísimas veces.
—Me encuentro perfectamente acompañada. Vienen y van. Es como soy—él abrió los ojos sorprendido, esperaba otra cosa. Yo lo sabía.
—Oh—fue lo único que dijo, pude sentir que era un novato en esto, no me interesaban los novatos.
—Tengo a alguien esperando en realidad—mentí, para sacarlo de mi camino.
—Um, entiendo—asentí, sin volver a mirarle, caminé siguiendo el aroma de las dos humanas. Todavía andaba fuerte y vibrante, podía ver como algunos seguían ese aroma, poco usual, algunos querrían probar, pero me encargaría de no permitirlo. Sería como una heroína está noche. Aunque no podría parar los acontecimientos misteriosos que vivenciaran esta noche.
Cuando el olor se detuvo en un lugar específico, miré a las dos mujeres.
—Buenas noches—fue lo que dije sorprendiendo a ambas, una tenía nerviosismo pero parecía divertida, la otra era indiferente, como desconfiada.
Sonreí, haciendo un pequeño saludo de manos y esperando a que una de ellas hablase.
Kidagakash- Hechicero Clase Baja
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
La noche había despuntado y eso se notaba en la falta de movimiento que lo atormentaba en su nuevo domicilio. Amaba la decoración, la gente que había contratado, pero como era de esperar esa gente se retiraba a dormir apenas una hora después de cenar y eso lo colmaba de angustia. Y pese a tener su espacio, se sentía mas vació que antes. Cuando vivía en pleno centro de París tenia la alegría de saber que bajando las escaleras del departamento podía encontrarse con vida, gente que iba y venia, gente que se paseaba como si la noche apenas estuviera en pañales. Aquí en el barrio residencial las cosas no eran lo mismo, ademas de ser todo mas calmo a causa de las muertes que allí se daban mas a menudo.
Decidió vestirse rápido y salir con el smokin pidiéndole al cochero que se encamine directamente al Theatre donde solía actuar los viernes, frecuentemente y donde encontrándose con sus pares se sentía mas acompañado, no tan rodeado de esa fría soledad de la casa de su familia. Hoy no era viernes pero siempre había forma de entrar en escenario y divertirse un poco, observar a la gente que se agrupaba para ver la sátira nocturna con la que ellos se divertían a menudo, pensar que las obras eran tan bizarras y tan complacientes.
Despidió al cochero deseándole buenas noches y se inmiscuyó en el Teatro. Se había puesto corbatín, los guantes negros y parecía recién peinado y acicalado. De pronto un destello y el dulce aroma de la sangre despertó sus sentidos como si estos hubieran dormido por varios días.
Una dupla de damitas deliciosas salia de una de los balcones cerrando la cortina tras ellas y topándose con Madame Van Loon, una asidua del lugar, una de esas damas que eran conocidas por su nombre en el ambiente.
Esta cruzó unas breves palabras con las damas, las cuales el vampiro se encargó de seguir con la vista perdiéndolas en el muro tras el cual se escondía el sanitario de damas. Su mirada se había perdido en ellas al punto de olvidar el resto de las cosas. Su vivacidad y el rápido latir de su corazón denotaba que eran aventureras.
Buscando apartar sus pensamientos se acercó a Eryn mientras esta se notaba reticente a mantener la charla con un hombre también asiduo del lugar el cual intentaba seducirla. Me acerque mientras esta confirmaba esperar a alguien y como quien no quiere la cosa, opté por saludarla mas afectuosamente de lo que normalmente se esperaba sabiendo que la conocía solo de vista y boca de los demás. Por suerte ella respondió al saludo con afecto y con un simple "Te espero en el balcón" pensó que seria suficiente. El hombre se retiro y ella se fue directamente hasta el baño. Seguramente su intuición había reaccionado antes las damas también.
Quería ver un poco mas. Se aproximó a la entrada de un balcón mientras mantenía su mirada despistada y mantenida de vez en cuando en la salida del baño. No podían demorarse tanto. Observó detrás de la cortina desde donde habían salido estas dos chicas y notó la presencia de dos masculinos mas tan tentadores y de pieles jóvenes como las de ellas.
Decidió vestirse rápido y salir con el smokin pidiéndole al cochero que se encamine directamente al Theatre donde solía actuar los viernes, frecuentemente y donde encontrándose con sus pares se sentía mas acompañado, no tan rodeado de esa fría soledad de la casa de su familia. Hoy no era viernes pero siempre había forma de entrar en escenario y divertirse un poco, observar a la gente que se agrupaba para ver la sátira nocturna con la que ellos se divertían a menudo, pensar que las obras eran tan bizarras y tan complacientes.
Despidió al cochero deseándole buenas noches y se inmiscuyó en el Teatro. Se había puesto corbatín, los guantes negros y parecía recién peinado y acicalado. De pronto un destello y el dulce aroma de la sangre despertó sus sentidos como si estos hubieran dormido por varios días.
Una dupla de damitas deliciosas salia de una de los balcones cerrando la cortina tras ellas y topándose con Madame Van Loon, una asidua del lugar, una de esas damas que eran conocidas por su nombre en el ambiente.
Esta cruzó unas breves palabras con las damas, las cuales el vampiro se encargó de seguir con la vista perdiéndolas en el muro tras el cual se escondía el sanitario de damas. Su mirada se había perdido en ellas al punto de olvidar el resto de las cosas. Su vivacidad y el rápido latir de su corazón denotaba que eran aventureras.
Buscando apartar sus pensamientos se acercó a Eryn mientras esta se notaba reticente a mantener la charla con un hombre también asiduo del lugar el cual intentaba seducirla. Me acerque mientras esta confirmaba esperar a alguien y como quien no quiere la cosa, opté por saludarla mas afectuosamente de lo que normalmente se esperaba sabiendo que la conocía solo de vista y boca de los demás. Por suerte ella respondió al saludo con afecto y con un simple "Te espero en el balcón" pensó que seria suficiente. El hombre se retiro y ella se fue directamente hasta el baño. Seguramente su intuición había reaccionado antes las damas también.
Quería ver un poco mas. Se aproximó a la entrada de un balcón mientras mantenía su mirada despistada y mantenida de vez en cuando en la salida del baño. No podían demorarse tanto. Observó detrás de la cortina desde donde habían salido estas dos chicas y notó la presencia de dos masculinos mas tan tentadores y de pieles jóvenes como las de ellas.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
Sonriendo, Eryn mantuvo la calma sintiendo la mirada de uno de los suyos, Chris Pohl, según su aura. Tal vez caminase hacia él, y mantendría una segura noche de buena actuación. Pero, algo pasó antes de siquiera acercarse al hombre. Otro par de deliciosos pasabocas, entraron al lugar, alertando a Eryn como a Chris, quien muy disimuladamente volteó a ver, a dos jóvenes, poco mayores, de apariencia "narcisista" y poco benevolente.
Chris apretó las manos a sus costados, era obvio que el olor a sangre y carne joven lo habían atravesado tanto como a ella. Su mirada siguió a los jóvenes, que al igual que las damitas, recibieron miradas de uno que otro vampiro, suerte que no se habían topado con un neófito. Si eso fuese así, nadie podría salvarles de su inminente muerte, tras de eso el Theatre se encontraba en una zona poco poblada de París, no había asilos de la Inquisición, ni cazadores merodeando por ahí. Por lo que si salían vivos esta noche, estaban de fortuna.
Chris parecía debatirse entre seguir a los jovencitos valientes o quedarse en esa posición, ella se sintió extrañamente atraída por su indecisión, hace mucho que no quedaba con un compañero. Y como siempre se decía, la soledad era una burla del buen destino, los vampiros podían ser inmortales, todo poderosos, atestados de dinero, pero si se encontraban solos por mucho tiempo, podían morir. Ja. Puro humor negro el que se olía.
Decidió acompañarlo, tal vez disfrutarán una cena o sólo viesen el espectáculo de la noche. Las luces se preparaban, todo estaba casi listo y ella debía tomar su puesto bien reservado, podría invitar al vampiro, no lo conocía bien, sólo de renombre, pero parecía amigable. Claro, si no estaba hambriento. Sonrió y caminó hacia Chris. Justo cuando el vampiro perdía de vista a los deliciosos humanos y ella a sus damitas valientes, volteó a mirarla, parecía un poco sorprendido, como si no esperase que ella se acercara por propiedad.
—Buenas noches, señor Pohl—fue lo que dijo con una amigable sonrisa, cambiando un poco a sensual—Su apostura hoy está mejor que nunca—ella recibió un dulce beso del vampiro en el dorso de la mano. Parecía tener más experiencia que aquel listillo que se había encontrado hace un rato. Por fin, alguien con quien conversar.
Él pareció murmurar un "gracias" breve y un cumplido de vuelta. La mujer sabía que era lo que lo tenía en otro mundo, decidida a entablar una amistad con él, se inclinó a su oído, en forma coquetería sin sentido, pues él podría escucharla a metros.
—También los he olido, todos aquí lo han hecho. No se preocupe señor Pohl, sé que ni usted ni yo estamos tan vacíos en nuestra alma como para matar a esos cuatro tan atrayentes aperitivos. Espero no equivocarme, dejemos la caza para otro día, tengo muchas ganas de conocerlo—esperó no sonar desesperada, porque en realidad no lo estaba, sólo necesitaba compañía. Que mejor que un hombre con aspecto sabio e intrigante, un poco parecido a ella.
Él pareció pensarlo por un momento y ella bajó la cabeza; en ocasiones, hacerse muy inocente era el arma perfecta. Pero el señor Pohl, sonrió de vuelta, mucho antes que ella terminase su actuación.
"Tiene razón señorita Van Loon, vamos a ver el espectáculo, no necesita uno de sus trucos para convencerme", y luego de escuchar esas palabras que le arrancaron una sonrisa a la castaña, acomodó su vestido mientras el señor Pohl le tendía el brazo, ella lo agarró, echando una vista hacia atrás. Todo el mundo estaba inmiscuido en una conversación, pero sintió una pesada mirada, parpadeó un poco, y la mirada se había ido. Sintiendo un pesado nudo en las entrañas que no había sentido desde la muerte de Jack, miró al hombre que ahora la acompañaba se intentó olvidar de aquel que la observaba en el misterio de la noche...
Chris apretó las manos a sus costados, era obvio que el olor a sangre y carne joven lo habían atravesado tanto como a ella. Su mirada siguió a los jóvenes, que al igual que las damitas, recibieron miradas de uno que otro vampiro, suerte que no se habían topado con un neófito. Si eso fuese así, nadie podría salvarles de su inminente muerte, tras de eso el Theatre se encontraba en una zona poco poblada de París, no había asilos de la Inquisición, ni cazadores merodeando por ahí. Por lo que si salían vivos esta noche, estaban de fortuna.
Chris parecía debatirse entre seguir a los jovencitos valientes o quedarse en esa posición, ella se sintió extrañamente atraída por su indecisión, hace mucho que no quedaba con un compañero. Y como siempre se decía, la soledad era una burla del buen destino, los vampiros podían ser inmortales, todo poderosos, atestados de dinero, pero si se encontraban solos por mucho tiempo, podían morir. Ja. Puro humor negro el que se olía.
Decidió acompañarlo, tal vez disfrutarán una cena o sólo viesen el espectáculo de la noche. Las luces se preparaban, todo estaba casi listo y ella debía tomar su puesto bien reservado, podría invitar al vampiro, no lo conocía bien, sólo de renombre, pero parecía amigable. Claro, si no estaba hambriento. Sonrió y caminó hacia Chris. Justo cuando el vampiro perdía de vista a los deliciosos humanos y ella a sus damitas valientes, volteó a mirarla, parecía un poco sorprendido, como si no esperase que ella se acercara por propiedad.
—Buenas noches, señor Pohl—fue lo que dijo con una amigable sonrisa, cambiando un poco a sensual—Su apostura hoy está mejor que nunca—ella recibió un dulce beso del vampiro en el dorso de la mano. Parecía tener más experiencia que aquel listillo que se había encontrado hace un rato. Por fin, alguien con quien conversar.
Él pareció murmurar un "gracias" breve y un cumplido de vuelta. La mujer sabía que era lo que lo tenía en otro mundo, decidida a entablar una amistad con él, se inclinó a su oído, en forma coquetería sin sentido, pues él podría escucharla a metros.
—También los he olido, todos aquí lo han hecho. No se preocupe señor Pohl, sé que ni usted ni yo estamos tan vacíos en nuestra alma como para matar a esos cuatro tan atrayentes aperitivos. Espero no equivocarme, dejemos la caza para otro día, tengo muchas ganas de conocerlo—esperó no sonar desesperada, porque en realidad no lo estaba, sólo necesitaba compañía. Que mejor que un hombre con aspecto sabio e intrigante, un poco parecido a ella.
Él pareció pensarlo por un momento y ella bajó la cabeza; en ocasiones, hacerse muy inocente era el arma perfecta. Pero el señor Pohl, sonrió de vuelta, mucho antes que ella terminase su actuación.
"Tiene razón señorita Van Loon, vamos a ver el espectáculo, no necesita uno de sus trucos para convencerme", y luego de escuchar esas palabras que le arrancaron una sonrisa a la castaña, acomodó su vestido mientras el señor Pohl le tendía el brazo, ella lo agarró, echando una vista hacia atrás. Todo el mundo estaba inmiscuido en una conversación, pero sintió una pesada mirada, parpadeó un poco, y la mirada se había ido. Sintiendo un pesado nudo en las entrañas que no había sentido desde la muerte de Jack, miró al hombre que ahora la acompañaba se intentó olvidar de aquel que la observaba en el misterio de la noche...
Kidagakash- Hechicero Clase Baja
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
La dama era deliciosa, había tenido la fortuna de que esta era un poco mas dada que él a hablar con extraños o personas con las cuales apenas había cruzado palabra, iba a aprovechar la situación porque sabia que con ella compartían ciertas cosas que los volvía casi parecidos, al menos en gustos. No solo la sangre caliente de sus presas sino mas bien el amor por el sufrimiento ajeno era algo que poderosamente les llamaba la atención a ambos.
-Disfrutemos de esta noche Eryn. La verdad que la sangre de estos jóvenes es mas que tentadora, pero estoy seguro que podemos jugar antes un poco con ellos, no crees? - le dijo a su lado con una media sonrisa mientras se apostaban en un palco solitario al lado de donde habían dejado a estos hombres cercanos a las dos gemelas. Sonrió cuando ella le dio el asentimiento sin pronunciar palabra alguna. Y se fascino al comprobar el brillo en sus ojos. Era fascinante.
Las luces bajaban mientras un coro se hacia notar en el trasfondo de la presentación de El Lazarillo de Tormes, la obra que daban esta noche, con el aire bizarro y vampiresco que bañaba las obras del teatro de Armand. Tenia pensado tomar desprevenidos a los jóvenes en algún momento antes que la obra terminara. Sus gritos no iba a ser escuchados cuando la orquesta al final de la presentación diera el triunfal desenlace de la obra. Ademas Eryn parecía no tener problemas en darle una mano con ellos, así que aun mejor. Inclusive podrían bajarlos al sótano a los cuatro con algo de ayuda por la puerta lateral y poder disfrutar de ellos un poco mas que solo alimentándose. Las posibilidades estaban abiertas y eso le encantaba.
- Señorita Van Loone, permítame decirle que luce maravillosa esta noche - dijo medio con una sonrisa, expresando la realidad pero riendo porque solía bromear con esas cosas haciéndose el seductor con las damas. Sabia que ellas adoraban ser vistas por los hombres y que estos noten el esmero que había puesto en la producción de ellas mismas.
-Todo esta en orden?- pregunto al notar que la mirada de ella se concentraba en sus sentidos, posiblemente algo presentía que a Chris se le había escapado por completo y que había desfigurado un poco la sonrisa que llevaba hace pocos segundos cuando le dijo el chiste. Este solo podía sentir los latidos acompasados en el palco de al lado y otros latidos mas repartidos por el vestíbulo donde se concentraba una gran cantidad de gente aun.
-Disfrutemos de esta noche Eryn. La verdad que la sangre de estos jóvenes es mas que tentadora, pero estoy seguro que podemos jugar antes un poco con ellos, no crees? - le dijo a su lado con una media sonrisa mientras se apostaban en un palco solitario al lado de donde habían dejado a estos hombres cercanos a las dos gemelas. Sonrió cuando ella le dio el asentimiento sin pronunciar palabra alguna. Y se fascino al comprobar el brillo en sus ojos. Era fascinante.
Las luces bajaban mientras un coro se hacia notar en el trasfondo de la presentación de El Lazarillo de Tormes, la obra que daban esta noche, con el aire bizarro y vampiresco que bañaba las obras del teatro de Armand. Tenia pensado tomar desprevenidos a los jóvenes en algún momento antes que la obra terminara. Sus gritos no iba a ser escuchados cuando la orquesta al final de la presentación diera el triunfal desenlace de la obra. Ademas Eryn parecía no tener problemas en darle una mano con ellos, así que aun mejor. Inclusive podrían bajarlos al sótano a los cuatro con algo de ayuda por la puerta lateral y poder disfrutar de ellos un poco mas que solo alimentándose. Las posibilidades estaban abiertas y eso le encantaba.
- Señorita Van Loone, permítame decirle que luce maravillosa esta noche - dijo medio con una sonrisa, expresando la realidad pero riendo porque solía bromear con esas cosas haciéndose el seductor con las damas. Sabia que ellas adoraban ser vistas por los hombres y que estos noten el esmero que había puesto en la producción de ellas mismas.
-Todo esta en orden?- pregunto al notar que la mirada de ella se concentraba en sus sentidos, posiblemente algo presentía que a Chris se le había escapado por completo y que había desfigurado un poco la sonrisa que llevaba hace pocos segundos cuando le dijo el chiste. Este solo podía sentir los latidos acompasados en el palco de al lado y otros latidos mas repartidos por el vestíbulo donde se concentraba una gran cantidad de gente aun.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
Una noche fuera no vendría nada mal. Salíamos en pocas ocasiones con los muchachos y comprendí su necesidad de agasajarnos... ¿Habrá sido idea de Jeremie? Esta vez le dio en la tecla.
Si bien había que cruzar un que otro pueblo, seguía siendo la zona residencial y en ella poco ocurría... irónico!!
"Theatre des vampires" decía la marquesina del lugar. Me llamaba la atención ya que había oído muchas historias que mencionara a esos sujetos que importunaban la noche de un simple mortal para beber de él y arrebatarle la vida o con "mucha suerte" convertirlo en un ser inmortal.
Bajé junto a mi hermana, ambas vestidas con el mismo modelo, esas ideas de Gwen... como si fuéramos niñas. A pesar de ese detalle menor, adoraba el color rojo que lo distinguía y aún mas el tul que cubría parte de rostro.
Al entrar al recinto sentí como si el clima cambiase. Me aferré instintivamente al brazo de Gwen y con mi mano libre corrí el tul de mi rostro. Tenía la impresión de que necesitaba observar muy bien los sucesos a mi alrededor... ¿Pura impresión?. Gwen en cambio iba mas tranquila, libre ella, como siempre, con su rostro envuelto en felicidad. Incluso creo que la felicidad se debía que al entrar habíamos perdido a los muchachos. Reí al pensarlo y se lo dije en un murmullo -No se por qué te enojas conmigo cuando digo que Phillipe a veces supera lo intenso. Mírate ahora.- Volví a reír y a contemplar entre la gente que asistía al lugar un cierto dramatismo ya fuera en sus ropas o en su andar. Arrastraban consigo la pena. Nosotras solo nos acoplábamos con el estilo victoriano, bien resaltado, de nuestra indumentaria.
Andábamos medio perdidas y evidentemente alguien lo notó. A nosotras llegó una joven de aspecto extraño, algo perturbado para mi parecer. Su rostro era pálido, demasiado maquillaje quizás. Una actriz, pensé. Esperé que lo fuera, ya estaba tan perturbada como la expresión de sus ojos.
Seguimos por donde nos indicó, en silencio. A lo sumo un leve murmullo... -Notas que todos tienen ese aspecto tan lúgubre y que...- Y no pude terminar de hablar cuando del mismo modo que la primera joven se nos aproximó un dama con el mismo semblante aunque mucho mas delicada en líneas generales. Noté que Gwen observaba su precioso vestido y sonreía. A mí este tipo de apariciones no me agradaban y me mantuve observadora y distante.
Saludé con mi mano a quien se presentaba como "Eryn Rose van Loon" y yo respondí -Mi nombre es Ludovique Dómine, es un placer conocerla Señorita Van Loon- Fingí cortesía, debí hacerlo, no porque ella no me agradara, ni siquiera la conocía como para levantar un juicio sobre su persona, pero algo impactó de lleno contra mí al momento de tocar su mano. Un impacto gélido que atravesó todos mis sentidos. Jamás había sucedido así y ella sin embargo y a pesar de haberse percatado de mi observación, siguió como si nada hubiera ocurrido.
Luego saludó a Gwen y mi hermana, como era de esperarse halagó su vestido entre otras cosas, yo solo quería retirarme. Vi cerca de nosotras a otro sujeto aún mas perturbador que aquellas dos mujeres. Aparentemente sería la noche del espanto. Él se imponía contra la entrada de una galería, apoyado en una columna. Noté que nos observaba, me incomodó su lasciva mirada y con unos modales que dejaban mucho que desear interrumpí la fluida conversación de Gwen con la señorita Eryn para murmurarle algo al oído... -Mira hacia la entrada de la galería como ese sujeto nos observa. Vayamos al toilette- Gwen no tuvo mas remedio que hacerme caso al notar lo que le decía, volvió a sobresaltarse cuando encontró al sujeto al que hacía referencia. Nos despedimos con cordialidad de la señorita Van Loon y nos dirigimos hacia el otro lado.
Una vez dentro tomé las manos de mi hermana y la miré a los ojos -Esto debe ser un cuento de terror. ¿Actuarán en medio de los pasillos?- Miraba hacia ambos lados, temiendo que la mujer se apareciera atravesando la puerta o que hubiera allí cualquiera de ellos. -Debemos volver con los muchachos, Gwen-
Mi hermana asintió con su cabeza y me estrechó en un abrazo. No comprendíamos exactamente por qué estábamos así, pero no nos íbamos a dedicar a ello.
Salimos del cuarto de toilette y como si lo hubieran sabido de antemano, afuera nos esperaban Phillipe y Jeremie. Gwen fue directamente a los brazos de Phillipe quien la arrastró hacia un rincón oscuro del teatro para besarla.. Oh! Así era Phillipe.
Jeremie rió conmigo al ver la escena y me invitó a salir un momento. Enlacé mi brazo con el suyo y salimos hasta la vereda. Nos miramos fijamente y sonreímos. Sentí su cálida mano acariciar mi rostro, contrastando con aquel contacto anterior con la señorita victoriana. Me estremecí ante su caricia.
Me miró nuevamente y mi rostro tomó un suave rubor, lo supuse al sentir el calor en mis mejillas.
-Me gustas, Ludovique- Y de improviso me besó.
No supe que decir, ni como actuar. Solo sonreí. -Debemos entrar que la obra va a continuar y ya no quiero ni perderlos, ni perderme de nuevo-
Nos reencontramos con Gwen y Phillipe y al pasar por el pasillo para llegar a nuestros balcones, vimos a la señorita Eryn con el extraño sujeto. Tomé el brazo de Gwen torpemente -Mira- y señalé donde estaban. Ella se quedó perpleja.
Si bien había que cruzar un que otro pueblo, seguía siendo la zona residencial y en ella poco ocurría... irónico!!
"Theatre des vampires" decía la marquesina del lugar. Me llamaba la atención ya que había oído muchas historias que mencionara a esos sujetos que importunaban la noche de un simple mortal para beber de él y arrebatarle la vida o con "mucha suerte" convertirlo en un ser inmortal.
Bajé junto a mi hermana, ambas vestidas con el mismo modelo, esas ideas de Gwen... como si fuéramos niñas. A pesar de ese detalle menor, adoraba el color rojo que lo distinguía y aún mas el tul que cubría parte de rostro.
Al entrar al recinto sentí como si el clima cambiase. Me aferré instintivamente al brazo de Gwen y con mi mano libre corrí el tul de mi rostro. Tenía la impresión de que necesitaba observar muy bien los sucesos a mi alrededor... ¿Pura impresión?. Gwen en cambio iba mas tranquila, libre ella, como siempre, con su rostro envuelto en felicidad. Incluso creo que la felicidad se debía que al entrar habíamos perdido a los muchachos. Reí al pensarlo y se lo dije en un murmullo -No se por qué te enojas conmigo cuando digo que Phillipe a veces supera lo intenso. Mírate ahora.- Volví a reír y a contemplar entre la gente que asistía al lugar un cierto dramatismo ya fuera en sus ropas o en su andar. Arrastraban consigo la pena. Nosotras solo nos acoplábamos con el estilo victoriano, bien resaltado, de nuestra indumentaria.
Andábamos medio perdidas y evidentemente alguien lo notó. A nosotras llegó una joven de aspecto extraño, algo perturbado para mi parecer. Su rostro era pálido, demasiado maquillaje quizás. Una actriz, pensé. Esperé que lo fuera, ya estaba tan perturbada como la expresión de sus ojos.
Seguimos por donde nos indicó, en silencio. A lo sumo un leve murmullo... -Notas que todos tienen ese aspecto tan lúgubre y que...- Y no pude terminar de hablar cuando del mismo modo que la primera joven se nos aproximó un dama con el mismo semblante aunque mucho mas delicada en líneas generales. Noté que Gwen observaba su precioso vestido y sonreía. A mí este tipo de apariciones no me agradaban y me mantuve observadora y distante.
Saludé con mi mano a quien se presentaba como "Eryn Rose van Loon" y yo respondí -Mi nombre es Ludovique Dómine, es un placer conocerla Señorita Van Loon- Fingí cortesía, debí hacerlo, no porque ella no me agradara, ni siquiera la conocía como para levantar un juicio sobre su persona, pero algo impactó de lleno contra mí al momento de tocar su mano. Un impacto gélido que atravesó todos mis sentidos. Jamás había sucedido así y ella sin embargo y a pesar de haberse percatado de mi observación, siguió como si nada hubiera ocurrido.
Luego saludó a Gwen y mi hermana, como era de esperarse halagó su vestido entre otras cosas, yo solo quería retirarme. Vi cerca de nosotras a otro sujeto aún mas perturbador que aquellas dos mujeres. Aparentemente sería la noche del espanto. Él se imponía contra la entrada de una galería, apoyado en una columna. Noté que nos observaba, me incomodó su lasciva mirada y con unos modales que dejaban mucho que desear interrumpí la fluida conversación de Gwen con la señorita Eryn para murmurarle algo al oído... -Mira hacia la entrada de la galería como ese sujeto nos observa. Vayamos al toilette- Gwen no tuvo mas remedio que hacerme caso al notar lo que le decía, volvió a sobresaltarse cuando encontró al sujeto al que hacía referencia. Nos despedimos con cordialidad de la señorita Van Loon y nos dirigimos hacia el otro lado.
Una vez dentro tomé las manos de mi hermana y la miré a los ojos -Esto debe ser un cuento de terror. ¿Actuarán en medio de los pasillos?- Miraba hacia ambos lados, temiendo que la mujer se apareciera atravesando la puerta o que hubiera allí cualquiera de ellos. -Debemos volver con los muchachos, Gwen-
Mi hermana asintió con su cabeza y me estrechó en un abrazo. No comprendíamos exactamente por qué estábamos así, pero no nos íbamos a dedicar a ello.
Salimos del cuarto de toilette y como si lo hubieran sabido de antemano, afuera nos esperaban Phillipe y Jeremie. Gwen fue directamente a los brazos de Phillipe quien la arrastró hacia un rincón oscuro del teatro para besarla.. Oh! Así era Phillipe.
Jeremie rió conmigo al ver la escena y me invitó a salir un momento. Enlacé mi brazo con el suyo y salimos hasta la vereda. Nos miramos fijamente y sonreímos. Sentí su cálida mano acariciar mi rostro, contrastando con aquel contacto anterior con la señorita victoriana. Me estremecí ante su caricia.
Me miró nuevamente y mi rostro tomó un suave rubor, lo supuse al sentir el calor en mis mejillas.
-Me gustas, Ludovique- Y de improviso me besó.
No supe que decir, ni como actuar. Solo sonreí. -Debemos entrar que la obra va a continuar y ya no quiero ni perderlos, ni perderme de nuevo-
Nos reencontramos con Gwen y Phillipe y al pasar por el pasillo para llegar a nuestros balcones, vimos a la señorita Eryn con el extraño sujeto. Tomé el brazo de Gwen torpemente -Mira- y señalé donde estaban. Ella se quedó perpleja.
Ludovique Leclercq- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/06/2013
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
*Aun me había quedado la imagen del muchacho que Ludovique me había señalado, aquel caballero con un porte tentador, llamativo pero extraño, muy extraño, lleno de misterio y terror…
No pude evitar reír a las palabras de mi hermana, pero tenía razón, el lugar se estaba volviendo escalofriante.
Sonreí complacida al estrecharme en los brazos de Phillipe, quien no perdió tiempo en aprovechar la oscuridad para que nos mimemos un poco, reí y aunque estaba algo tensa por el lugar, me deje llevar con dulzura contra sus labios.
Ludovique volvió a entrar algo sonrojada, solo me limite a sonreír y hacerle alguna expresión graciosa, algo se me había escapado y no iba esperar mucho para que me contara.
Pero esta me interrumpió el dialogo que estaba teniendo con Phillipe, sacando entre nosotros nuestras propias conjeturas.
Ludo me apretó con fuerza el brazo señalándome hacia mi sentido contrario aquella extraña pareja, otra vez la mujer ya de rostro conocido y a su izquierda aquel hombre…
Ambos parecieron notar que los observamos y apenas voltearon para observarnos, su porte rígido como estatuas me llamo la atención haciéndome fruncir brevemente el ceño, como si estuviera corroborando si eso era posible, su semblante misterioso, pálido pero tan perfectamente contorneado, hacia suspirar a cualquiera, y su mirada, aun no comprendí porque tuve que mirarle directamente a los ojos, creo que me olvide de caminar por unos segundos, pero gracias al tirón de Ludo me hizo voltear la cabeza de nuevo hacia dónde íbamos, claramente la cara de Phillipe no era de lo más satisfecha, pero solo atine a sonreírle para volver mi vista pálida a Ludovique, que ella había observado todo con mayor disimulo.
Una vez abajo levante la mirada con disimulo, o eso trate, pero la oscuridad hacía imposible divisar los palcos*.
-Acá hay algo extraño Ludo, pero excitante a la vez.
*Sonreí con un tono alegre en mi voz, me mordí de lado el labio para no perder la compostura y me quede en silencio, el show empezaba los muchachos se alejaron unos minutos en busca de butacas, y yo quede sujetada del brazo de Ludo las dos tiesas mirando el escenario, creo que hasta con temor de girar la cabeza para no ver nada extraño, más*
Off Roll------------- (Orden de post: Gwen~Eryn~Chris~Ludo)
No pude evitar reír a las palabras de mi hermana, pero tenía razón, el lugar se estaba volviendo escalofriante.
Sonreí complacida al estrecharme en los brazos de Phillipe, quien no perdió tiempo en aprovechar la oscuridad para que nos mimemos un poco, reí y aunque estaba algo tensa por el lugar, me deje llevar con dulzura contra sus labios.
Ludovique volvió a entrar algo sonrojada, solo me limite a sonreír y hacerle alguna expresión graciosa, algo se me había escapado y no iba esperar mucho para que me contara.
Pero esta me interrumpió el dialogo que estaba teniendo con Phillipe, sacando entre nosotros nuestras propias conjeturas.
Ludo me apretó con fuerza el brazo señalándome hacia mi sentido contrario aquella extraña pareja, otra vez la mujer ya de rostro conocido y a su izquierda aquel hombre…
Ambos parecieron notar que los observamos y apenas voltearon para observarnos, su porte rígido como estatuas me llamo la atención haciéndome fruncir brevemente el ceño, como si estuviera corroborando si eso era posible, su semblante misterioso, pálido pero tan perfectamente contorneado, hacia suspirar a cualquiera, y su mirada, aun no comprendí porque tuve que mirarle directamente a los ojos, creo que me olvide de caminar por unos segundos, pero gracias al tirón de Ludo me hizo voltear la cabeza de nuevo hacia dónde íbamos, claramente la cara de Phillipe no era de lo más satisfecha, pero solo atine a sonreírle para volver mi vista pálida a Ludovique, que ella había observado todo con mayor disimulo.
Una vez abajo levante la mirada con disimulo, o eso trate, pero la oscuridad hacía imposible divisar los palcos*.
-Acá hay algo extraño Ludo, pero excitante a la vez.
*Sonreí con un tono alegre en mi voz, me mordí de lado el labio para no perder la compostura y me quede en silencio, el show empezaba los muchachos se alejaron unos minutos en busca de butacas, y yo quede sujetada del brazo de Ludo las dos tiesas mirando el escenario, creo que hasta con temor de girar la cabeza para no ver nada extraño, más*
Off Roll------------- (Orden de post: Gwen~Eryn~Chris~Ludo)
Gwen Leclercq- Humano Clase Alta
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
Se obligó a mantener la calma, por la Santa Maldita Inquisición, nadie podía hacerle daño, ella era tan poderosa, tan...fuerte, nadie podía hacerle daño, "no, nadie" se repitió mentalmente. Vio el rostro de su acompañante, y ella bajó sus pestañas. Luego las subió en un tono seductor.
—Nada de que preocuparse, señor Pohl. Es sólo que pensaba en las diferentes formas de torturar a ese cuarteto—se lamió los labios y vio como el vampiro seguía su lengua con la mirada. Y volvió a sonreír haciendo relucir sus colmillos, para que sólo él pudiese verlos. La respuesta del señor Pohl fue un guiño. Ella miró su escote, el corsé ajustaba perfecto en los lugares que debía, la caída del vestido era lo que más le agradaba de este conjunto. Entonces, el acto empezó.
"Ah. El Lazarillo de Tormes" pensó con una agradable sonrisa, buscando a sus próximas víctimas. No vio por ningún lado al par de chiquillas, intentó buscar el aroma, pero ese par se había esfumado más pronto que nunca, el señor Pohl pareció darse cuenta también, pues maldijo por lo bajo. Ella lo miró y apretó su muslo. Él miró su mano con una pequeña y burlona sonrisa que Eryn le devolvió.
—Los dos desventurados, siguen aquí—fue su susurro. El señor Pohl miró en busca de afirmar lo que Eryn decía, con sólo dos miradas encontró al par, tomando wisky; ellos se miraron complaciéndose, esperaba que él pensara lo mismo que ella, la forma más dolorosa de acabar con esos dos. Pensaba que hoy podía hacer una excepción, pero algo que amaba era jugar, y con un compañero, qué mejor. Los actores pálidos y tétricos como la gran mayoría de asistentes, iniciaron la travesía de la obra. Para Eryn, irónicamente, El Lazarillo de Tormes era una de sus obras favoritas, porque, de alguna manera revivía su oscuro pasado, cuando era una humana.
Lo creía irónico, porque detestaba con toda su alma su inmundo y poco próspero pasado. Pero aún así, solo en este caso, en esta obra en específico, podía sentir que alguien más compartiese su dolor; por el pasado y el placer por el dolor en estos tiempos, la persona indicada-y no se había equivocado-era Chris Pohl. Un vampiro lúgubre y misterioso. No había retirado su mano y al parecer a Chris no le molestaba y si lo hacía, no lo demostraba como se esperaría, si una mujer humana hiciera este acto, en el gran problema que se metería, para ellos era diferente, los vampiros jugaban sus propias reglas, equitativamente.
Después de un rato, de beber algo del vino dulce, e intentar seducir a el señor Pohl. Se dio por vencida, quería comer ya, faltaba poco para el increíble final, pero la llamada de su instinto era imposible de ignorar. Quería, tenía que jugar.
Se levantó ante la mirada inquisitiva del señor Pohl.
—Creo que es tiempo—la mirada del señor Pohl se desvió a los espectadores humanos y asintió sin una palabra. Se levantó—¿sabe, señor Pohl? —acomodó su traje, y acercándose a él, dijo:—mi poder más desarrollado es la seducción—con una mirada, el señor Pohl pareció decir "no tengo duda de ello" eso la hizo sonreír—sé como llevar a esas dos presas jóvenes al sótano. Espere allá—él sonrió.
"¿Segura? Espero no se lleve todo el premio" ella rió.
—Por supuesto que no, señor Pohl. No lo haría con un hombre tan...intachable—le guiñó un ojo—como usted—y luego de decir esto, lo besó apasionadamente. No pareció tomarlo desprevenido, pareció verlo venir, y eso le gustó. Sus lenguas danzaron y sus colmillos chocaron con una viva pasión. Luego de eso, ella se separó y le sonrió, él lo hizo de vuelta—Los llevaré ante de que un niño grite, y después podemos terminar esto—se lamió los labios y dicho esto, moviendo sus caderas se encaminó hacia sus presas.
Ellos miraron, primero se tuvieron que haber sorprendido de su palidez, pero luego su extrema belleza pareció enloquecerlos.
—Tengo ganas de una aventura, muchachos—fuese por el alcohol o no, se miraron burlones y se levantaron.
—Gwen se enojará Phillip—dijo uno, los dos siguieron los pasos sensuales de Eryn.
—Ella no se va a enterar—susurró riendo el siguiente, Phillip.
Eryn dejó relucir sus colmillos encaminándose al sótano.
Oh, por supuesto que no. Su novia, jamás sabría lo que le pasó.
Con un brillo fascinante en los ojos, guió al par de inexpertos humanos hacia el sótano, riendo y un poco bebidos, el par la siguió sin saber que lo siguiente que verían sería la muerte.
—Nada de que preocuparse, señor Pohl. Es sólo que pensaba en las diferentes formas de torturar a ese cuarteto—se lamió los labios y vio como el vampiro seguía su lengua con la mirada. Y volvió a sonreír haciendo relucir sus colmillos, para que sólo él pudiese verlos. La respuesta del señor Pohl fue un guiño. Ella miró su escote, el corsé ajustaba perfecto en los lugares que debía, la caída del vestido era lo que más le agradaba de este conjunto. Entonces, el acto empezó.
"Ah. El Lazarillo de Tormes" pensó con una agradable sonrisa, buscando a sus próximas víctimas. No vio por ningún lado al par de chiquillas, intentó buscar el aroma, pero ese par se había esfumado más pronto que nunca, el señor Pohl pareció darse cuenta también, pues maldijo por lo bajo. Ella lo miró y apretó su muslo. Él miró su mano con una pequeña y burlona sonrisa que Eryn le devolvió.
—Los dos desventurados, siguen aquí—fue su susurro. El señor Pohl miró en busca de afirmar lo que Eryn decía, con sólo dos miradas encontró al par, tomando wisky; ellos se miraron complaciéndose, esperaba que él pensara lo mismo que ella, la forma más dolorosa de acabar con esos dos. Pensaba que hoy podía hacer una excepción, pero algo que amaba era jugar, y con un compañero, qué mejor. Los actores pálidos y tétricos como la gran mayoría de asistentes, iniciaron la travesía de la obra. Para Eryn, irónicamente, El Lazarillo de Tormes era una de sus obras favoritas, porque, de alguna manera revivía su oscuro pasado, cuando era una humana.
Lo creía irónico, porque detestaba con toda su alma su inmundo y poco próspero pasado. Pero aún así, solo en este caso, en esta obra en específico, podía sentir que alguien más compartiese su dolor; por el pasado y el placer por el dolor en estos tiempos, la persona indicada-y no se había equivocado-era Chris Pohl. Un vampiro lúgubre y misterioso. No había retirado su mano y al parecer a Chris no le molestaba y si lo hacía, no lo demostraba como se esperaría, si una mujer humana hiciera este acto, en el gran problema que se metería, para ellos era diferente, los vampiros jugaban sus propias reglas, equitativamente.
Después de un rato, de beber algo del vino dulce, e intentar seducir a el señor Pohl. Se dio por vencida, quería comer ya, faltaba poco para el increíble final, pero la llamada de su instinto era imposible de ignorar. Quería, tenía que jugar.
Se levantó ante la mirada inquisitiva del señor Pohl.
—Creo que es tiempo—la mirada del señor Pohl se desvió a los espectadores humanos y asintió sin una palabra. Se levantó—¿sabe, señor Pohl? —acomodó su traje, y acercándose a él, dijo:—mi poder más desarrollado es la seducción—con una mirada, el señor Pohl pareció decir "no tengo duda de ello" eso la hizo sonreír—sé como llevar a esas dos presas jóvenes al sótano. Espere allá—él sonrió.
"¿Segura? Espero no se lleve todo el premio" ella rió.
—Por supuesto que no, señor Pohl. No lo haría con un hombre tan...intachable—le guiñó un ojo—como usted—y luego de decir esto, lo besó apasionadamente. No pareció tomarlo desprevenido, pareció verlo venir, y eso le gustó. Sus lenguas danzaron y sus colmillos chocaron con una viva pasión. Luego de eso, ella se separó y le sonrió, él lo hizo de vuelta—Los llevaré ante de que un niño grite, y después podemos terminar esto—se lamió los labios y dicho esto, moviendo sus caderas se encaminó hacia sus presas.
Ellos miraron, primero se tuvieron que haber sorprendido de su palidez, pero luego su extrema belleza pareció enloquecerlos.
—Tengo ganas de una aventura, muchachos—fuese por el alcohol o no, se miraron burlones y se levantaron.
—Gwen se enojará Phillip—dijo uno, los dos siguieron los pasos sensuales de Eryn.
—Ella no se va a enterar—susurró riendo el siguiente, Phillip.
Eryn dejó relucir sus colmillos encaminándose al sótano.
Oh, por supuesto que no. Su novia, jamás sabría lo que le pasó.
Con un brillo fascinante en los ojos, guió al par de inexpertos humanos hacia el sótano, riendo y un poco bebidos, el par la siguió sin saber que lo siguiente que verían sería la muerte.
Kidagakash- Hechicero Clase Baja
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
"Perfecta seductora, como las amaba, bellas criaturas. Sentía amor por los hombres y por las mujeres casi por igual. Siempre obtenías mas de ellas que de ellos pero ... había noches y noches.
La seducción no es lo mio, pensé mientras la dama se retiraba con un sutil y conmovedor movimiento de caderas y no pude mas que pensar en como se movería en otras situaciones..."
El vampiro sacudió su cabeza con la sutileza indicada mientras observaba como esta se encargaba de ambos muchachos. Posiblemente no pudiera hacer lo mismo siendo hombre, las mujeres no se les daría por seguirlo cual león a su presa, pero al menos buscaría la forma de hacer lo mismo con las otras dos gemelas que ya habían calado hondo en su perturbada cabeza. Aspiró mientras palpaba su bolsillo en busca de los cigarrillos, no se demoró mucho en tomar uno y calarlo como quien respira la primera bocanada de aire.
Optó por comenzar su búsqueda por los palcos, ellas no podían estar muy lejos de allí, y no demoró mucho en volver a endulzar su olfato con la sangre que lo provocaba. Las encontró cercanas a la puerta de ingreso a los palcos, al parecer estaban buscando a sus hombres que se encaminaron tras Eryn, Chris se acercó a ellas mostrándose lo mas suelto posible.
-Mademoiselles, bienvenidas al Theatre des Vampires, espero que disfruten su estadía aquí. Permítanme ofrecerles un lugar donde pueden tener una mejor vista y el mejor servicio - les dijo y sin darles mas tiempo para pensar aprovechó sus atentas miradas para acompañarlas por el hombro colocándose en el medio y conducirlas por la escalera de mármol blanco que llevaba hacia el sótano.
-Permitanme enseñarle un poco las instalaciones y ponerlas cómodas...mientras el intermedio de la obra aburre al resto...- agregó mientras continuaba con el paso, apenas pasaron la gran puerta que descendía en bellos y amplios escalones de mármol cerró la puerta tras de si y avanzaba por el camino iluminado por bellos faroles y rodeado de cuadros de diferentes obras. Las damas se preguntaban entre ellas cosas que Chris no le dio mucha importancia, no parecían tener problemas con la recepción que se les estaba dando, de seguro era algo habitual para ellas o no era algo totalmente ilógico como hubiera pasado con algún otro humano.
Llegaron a un salón con una chimenea rodeada de sillones revestidos en cuero negro, estaban reunidos en torno a una pequeña mesa y vio sentada en el sillón de tres cuerpos a Eryn con los dos muchachos. El salón estaba siendo vigilado bajo la atenta mirada de los vampiros que hacían guardia en el lugar y como la obra estaba en el intermedio los actores circulaban por el lugar atraídos por las visitas, pero Eryn y Chris no eran los únicos en la habitación ya que al ver hacia una amplia mesa pudo ver a otros vampiros que estaban actuando en la obra y estaban hablando abiertamente con los seres de sangre caliente que habían venido a conocerlos, a saber quienes eran invitados por otros vampiros como habían hecho ellos con el cuarteto. Todo se disponía de lo mas tranquilo y normal. El vino circulaba por doquier, había una música de cuerdas muy sutil pero cautivante, algunos vampiros pasaban haciendo breves pasos por el salón. Era un espectáculo y la idea era mantener hechizados a los humanos para que estos no notaran lo raro del lugar sino que se cautivaran con ello, que se complacieran de estar allí.
El lugar invitaba al pecado, a los vicios, a las tentaciones. Chris se acercó a la bodega que estaba próxima para tomar unas copas que acercó a cada uno de ellos, disponiéndolas en la mesa y luego pasando a servir vino dijo - Sean bienvenidos al trasfondo de la obra, quiero que se relajen y disfruten de las comodidades y los aposentos que aquí tienen.- informó mientras centraba su vista en Eryn, para luego llevarla a la de Ludovique y luego a Gwen, dejó por ultimo a los muchachos. Luego ofreció un brindis y bebió de su copa con jubilo mientras la media sonrisa que nunca lo abandonaba hacia su presencia una vez mas. Iba a esperar que bebieran poco a poco el vino, así su sangre se dilataría mas y sus mentes se dispersarían mas fácilmente olvidando los tabues que pudieran tener con ellos. .Intercambio unas miradas sugestivas con Eryn mientras esta se acercaba un poco mas a sus hombres y Chris tomaba nuevamente un lugar entre las damas tarareando el tema que se estaba ejecutando en ese preciso instante
La seducción no es lo mio, pensé mientras la dama se retiraba con un sutil y conmovedor movimiento de caderas y no pude mas que pensar en como se movería en otras situaciones..."
El vampiro sacudió su cabeza con la sutileza indicada mientras observaba como esta se encargaba de ambos muchachos. Posiblemente no pudiera hacer lo mismo siendo hombre, las mujeres no se les daría por seguirlo cual león a su presa, pero al menos buscaría la forma de hacer lo mismo con las otras dos gemelas que ya habían calado hondo en su perturbada cabeza. Aspiró mientras palpaba su bolsillo en busca de los cigarrillos, no se demoró mucho en tomar uno y calarlo como quien respira la primera bocanada de aire.
Optó por comenzar su búsqueda por los palcos, ellas no podían estar muy lejos de allí, y no demoró mucho en volver a endulzar su olfato con la sangre que lo provocaba. Las encontró cercanas a la puerta de ingreso a los palcos, al parecer estaban buscando a sus hombres que se encaminaron tras Eryn, Chris se acercó a ellas mostrándose lo mas suelto posible.
-Mademoiselles, bienvenidas al Theatre des Vampires, espero que disfruten su estadía aquí. Permítanme ofrecerles un lugar donde pueden tener una mejor vista y el mejor servicio - les dijo y sin darles mas tiempo para pensar aprovechó sus atentas miradas para acompañarlas por el hombro colocándose en el medio y conducirlas por la escalera de mármol blanco que llevaba hacia el sótano.
-Permitanme enseñarle un poco las instalaciones y ponerlas cómodas...mientras el intermedio de la obra aburre al resto...- agregó mientras continuaba con el paso, apenas pasaron la gran puerta que descendía en bellos y amplios escalones de mármol cerró la puerta tras de si y avanzaba por el camino iluminado por bellos faroles y rodeado de cuadros de diferentes obras. Las damas se preguntaban entre ellas cosas que Chris no le dio mucha importancia, no parecían tener problemas con la recepción que se les estaba dando, de seguro era algo habitual para ellas o no era algo totalmente ilógico como hubiera pasado con algún otro humano.
Llegaron a un salón con una chimenea rodeada de sillones revestidos en cuero negro, estaban reunidos en torno a una pequeña mesa y vio sentada en el sillón de tres cuerpos a Eryn con los dos muchachos. El salón estaba siendo vigilado bajo la atenta mirada de los vampiros que hacían guardia en el lugar y como la obra estaba en el intermedio los actores circulaban por el lugar atraídos por las visitas, pero Eryn y Chris no eran los únicos en la habitación ya que al ver hacia una amplia mesa pudo ver a otros vampiros que estaban actuando en la obra y estaban hablando abiertamente con los seres de sangre caliente que habían venido a conocerlos, a saber quienes eran invitados por otros vampiros como habían hecho ellos con el cuarteto. Todo se disponía de lo mas tranquilo y normal. El vino circulaba por doquier, había una música de cuerdas muy sutil pero cautivante, algunos vampiros pasaban haciendo breves pasos por el salón. Era un espectáculo y la idea era mantener hechizados a los humanos para que estos no notaran lo raro del lugar sino que se cautivaran con ello, que se complacieran de estar allí.
El lugar invitaba al pecado, a los vicios, a las tentaciones. Chris se acercó a la bodega que estaba próxima para tomar unas copas que acercó a cada uno de ellos, disponiéndolas en la mesa y luego pasando a servir vino dijo - Sean bienvenidos al trasfondo de la obra, quiero que se relajen y disfruten de las comodidades y los aposentos que aquí tienen.- informó mientras centraba su vista en Eryn, para luego llevarla a la de Ludovique y luego a Gwen, dejó por ultimo a los muchachos. Luego ofreció un brindis y bebió de su copa con jubilo mientras la media sonrisa que nunca lo abandonaba hacia su presencia una vez mas. Iba a esperar que bebieran poco a poco el vino, así su sangre se dilataría mas y sus mentes se dispersarían mas fácilmente olvidando los tabues que pudieran tener con ellos. .Intercambio unas miradas sugestivas con Eryn mientras esta se acercaba un poco mas a sus hombres y Chris tomaba nuevamente un lugar entre las damas tarareando el tema que se estaba ejecutando en ese preciso instante
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
-Gwen, Gwen!- Susurraba a mi hermana mientras le jalaba la manga de su vestido con una intención frustrada porque esto no se notase. Las luces del teatro comenzaron a bajar aunque aún las del pasillo se mantenían encendidas para que los ambulantes espectadores como nosotros aun pudieran ubicarse. La mirada colérica de Phillipe atravesó a Gwen aunque esta ni siquiera lo notó, estaba obnubilada con aquel extraño sujeto, parecía estar adormilada, algo así como hipnotizada y tardó en regresar. Me sujeté fuerte de ella y no dije nada sobre el asunto, ya me parecía demasiado espeluznante y además, Phillipe estaba muy cerca de nosotras para que pudiera oírnos.
Nos ubicamos en nuestros sitios, primero Jeremie, luego yo, Gwen y Phillipe. Jeremie había visto lo ocurrido pero él no era de hacer juicios, sin embargo se acercó a mi oído para hablar del tema.
-¿Qué le ocurre a Gwen? La he notado perderse detrás de un espectador y no ha sido muy considerada en guardar su compostura frente a mi hermano- No respondí, estaba analizando su comentario y justo cuando estaba por decir algo él agregó –Tu sabes de lo que hablo, Ludovique. Mi hermano ama a Gwen y a veces ella no hace el menor esfuerzo por actuar con discreción… como aquel día que pasaron la noche fuera. Solo Dios sabe dónde estuvieron. Puedo comprender que este tipo de actitudes se deban a la vida que llevaban, pues dicen que los que han pasado por aquel lugar acaban viviendo en la lujuria y…- . De no decir nada pasó a decir mucho y de pronto lo callé con una interrupción –Jeremie, tu me gustas- Afirmé y él se quedó perplejo ante ello. Sonrió con la inocencia de un niño. Tomé su mano y me aferré a la calidez de esta, casi todo al mismo tiempo y agregué –Si hay algo que te disgusta de mi hermana, como es este el caso, te sugiero que seas tu mismo aquel que se lo haga saber, porque yo no iré de mensajera, considero que todos tenemos suficiente edad para hablarnos de frente. Sobre aquella noche… te recuerdo que somos sus invitadas, no sus criadas. Podemos salir sin pedirles permiso. Y con respecto a las actitudes que tenemos por la vida que llevamos. A veces debes medir mejor tus palabras, pasas de ser un dulce caballero a un tipo imbécil de cualquier bar medio pelo- Nuevamente su rostro mostró perplejidad, asintió a destiempo y le sonreí. Volvió su vista al escenario y en silencio. En cuanto a mí, miré por detrás de las espaldas de Gwen y Phillipe hacia el pasillo y me encontré sorprendida ante la mirada de ese sujeto que intimidaba. Su rostro tan varonil y su porte formal un tanto exagerado, pero no menos atractivo por ello. En su mirada había algo que comenzaba a inquietarme con severidad. Parecía sentir que me llamara con ella, que me dijera “Ven a mi lado, princesa” y que una fuerza desconocida me quisiera impulsar para que me levantase de mi sitio y fuese, pero entonces él se retiró y yo ni siquiera lo percibí, solo noté la ausencia en aquel sitio y mi respiración agitada. Gwen y Phillipe me observaron pero me mantuve lo mas serena posible. Las luces habían bajado totalmente y la obra dio comienzo uno de los últimos actos y el locutor anunció:”Tratado cuarto: Cómo Lázaro se asentó con un fraile de la Merced, y de lo que le acaeció con él”
Hube de buscar el cuarto, y éste fue un fraile de la Merced, que las mujercillas que digo me encaminaron, al cual ellas le llamaban pariente. Gran enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y visitar, tanto que pienso que rompía él más zapatos que todo el convento. Éste me dio los primeros zapatos que rompí en mi vida; mas no me duraron ocho días, ni yo pude con su trote durar más. Y por esto, y por otras cosillas que no digo, salí de él.
Finalizado el acto Jeremie se levantó de su sitio con rigidez en su rostro y sin decir absolutamente nada salió del palco, lo mismo que Phillipe, quien lo esperaba en ya en el pasillo bajo las pequeñas luces que comenzaban a encenderse allí.
-¿Sabes dónde se dirigen?- Consulté con mi hermana que tampoco había entendido muy bien esa actitud.
-Desconozco- Respondió. Entonces nos levantamos de nuestros lugares y en la salida nos interceptó aquel hombre y sin mediar muchas palabras se colocó entre ambas y nos condujo hacia una habitación en el subsuelo. Jamás hubiese accedido de haber sido cualquier otro sujeto y en cierto modo es extraño que diga esto porque no tenía la menor idea de con quien estaba bajando aquellos enormes escalones blancos. Abajo una amplia habitación, una mesa y varios sillones a su alrededor. Algunos actores, supuse, andaban por el lugar, iban y venían, hablaban tan rápido que no recuerdo muy bien de qué. Oí sus risas. Noté a Gwen perdida nuevamente. Miraba lascivamente al sujeto que nos había llevado allí. En frente, Phillipe y Jeremie, uno de cada lado y en el centro, como si se tratase de una reina, la señorita Eryn. Aprecié su envidiable figura joven pero mucho mas madura en comparación con la mía y la imaginé sin las prendas que la cubrían. El sujeto continuaba hablando, su voz era tan deliciosa como el vino que servían y bebíamos o como la melodía que sonaba de trasfondo. En un instante los ojos de Phillipe se dirigieron a mí y así como ocurrió con el hombre, de pronto sentí atracción por él, aunque al observar que Jeremie se acercaba demasiado a la señorita Eryn los celos me invadieron y fueron impulsores. Me adelanté, dejé atrás a Chris y a Gwen, atravesé con pasos lentos y pausados el camino hasta estar frente a Jeremie. Bebí como un hombre de bar de mi copa de vino, la cual le entregué a Phillipe y tomé entre mis manos el rostro de Jeremie para que a continuación mordiera sus labios y besara con violencia su boca. Al cabo de un instante me encontré sentada frente a él, sobre sus rodillas con sus manos soltando los botones de mi vestido.
Nos ubicamos en nuestros sitios, primero Jeremie, luego yo, Gwen y Phillipe. Jeremie había visto lo ocurrido pero él no era de hacer juicios, sin embargo se acercó a mi oído para hablar del tema.
-¿Qué le ocurre a Gwen? La he notado perderse detrás de un espectador y no ha sido muy considerada en guardar su compostura frente a mi hermano- No respondí, estaba analizando su comentario y justo cuando estaba por decir algo él agregó –Tu sabes de lo que hablo, Ludovique. Mi hermano ama a Gwen y a veces ella no hace el menor esfuerzo por actuar con discreción… como aquel día que pasaron la noche fuera. Solo Dios sabe dónde estuvieron. Puedo comprender que este tipo de actitudes se deban a la vida que llevaban, pues dicen que los que han pasado por aquel lugar acaban viviendo en la lujuria y…- . De no decir nada pasó a decir mucho y de pronto lo callé con una interrupción –Jeremie, tu me gustas- Afirmé y él se quedó perplejo ante ello. Sonrió con la inocencia de un niño. Tomé su mano y me aferré a la calidez de esta, casi todo al mismo tiempo y agregué –Si hay algo que te disgusta de mi hermana, como es este el caso, te sugiero que seas tu mismo aquel que se lo haga saber, porque yo no iré de mensajera, considero que todos tenemos suficiente edad para hablarnos de frente. Sobre aquella noche… te recuerdo que somos sus invitadas, no sus criadas. Podemos salir sin pedirles permiso. Y con respecto a las actitudes que tenemos por la vida que llevamos. A veces debes medir mejor tus palabras, pasas de ser un dulce caballero a un tipo imbécil de cualquier bar medio pelo- Nuevamente su rostro mostró perplejidad, asintió a destiempo y le sonreí. Volvió su vista al escenario y en silencio. En cuanto a mí, miré por detrás de las espaldas de Gwen y Phillipe hacia el pasillo y me encontré sorprendida ante la mirada de ese sujeto que intimidaba. Su rostro tan varonil y su porte formal un tanto exagerado, pero no menos atractivo por ello. En su mirada había algo que comenzaba a inquietarme con severidad. Parecía sentir que me llamara con ella, que me dijera “Ven a mi lado, princesa” y que una fuerza desconocida me quisiera impulsar para que me levantase de mi sitio y fuese, pero entonces él se retiró y yo ni siquiera lo percibí, solo noté la ausencia en aquel sitio y mi respiración agitada. Gwen y Phillipe me observaron pero me mantuve lo mas serena posible. Las luces habían bajado totalmente y la obra dio comienzo uno de los últimos actos y el locutor anunció:”Tratado cuarto: Cómo Lázaro se asentó con un fraile de la Merced, y de lo que le acaeció con él”
Hube de buscar el cuarto, y éste fue un fraile de la Merced, que las mujercillas que digo me encaminaron, al cual ellas le llamaban pariente. Gran enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y visitar, tanto que pienso que rompía él más zapatos que todo el convento. Éste me dio los primeros zapatos que rompí en mi vida; mas no me duraron ocho días, ni yo pude con su trote durar más. Y por esto, y por otras cosillas que no digo, salí de él.
Finalizado el acto Jeremie se levantó de su sitio con rigidez en su rostro y sin decir absolutamente nada salió del palco, lo mismo que Phillipe, quien lo esperaba en ya en el pasillo bajo las pequeñas luces que comenzaban a encenderse allí.
-¿Sabes dónde se dirigen?- Consulté con mi hermana que tampoco había entendido muy bien esa actitud.
-Desconozco- Respondió. Entonces nos levantamos de nuestros lugares y en la salida nos interceptó aquel hombre y sin mediar muchas palabras se colocó entre ambas y nos condujo hacia una habitación en el subsuelo. Jamás hubiese accedido de haber sido cualquier otro sujeto y en cierto modo es extraño que diga esto porque no tenía la menor idea de con quien estaba bajando aquellos enormes escalones blancos. Abajo una amplia habitación, una mesa y varios sillones a su alrededor. Algunos actores, supuse, andaban por el lugar, iban y venían, hablaban tan rápido que no recuerdo muy bien de qué. Oí sus risas. Noté a Gwen perdida nuevamente. Miraba lascivamente al sujeto que nos había llevado allí. En frente, Phillipe y Jeremie, uno de cada lado y en el centro, como si se tratase de una reina, la señorita Eryn. Aprecié su envidiable figura joven pero mucho mas madura en comparación con la mía y la imaginé sin las prendas que la cubrían. El sujeto continuaba hablando, su voz era tan deliciosa como el vino que servían y bebíamos o como la melodía que sonaba de trasfondo. En un instante los ojos de Phillipe se dirigieron a mí y así como ocurrió con el hombre, de pronto sentí atracción por él, aunque al observar que Jeremie se acercaba demasiado a la señorita Eryn los celos me invadieron y fueron impulsores. Me adelanté, dejé atrás a Chris y a Gwen, atravesé con pasos lentos y pausados el camino hasta estar frente a Jeremie. Bebí como un hombre de bar de mi copa de vino, la cual le entregué a Phillipe y tomé entre mis manos el rostro de Jeremie para que a continuación mordiera sus labios y besara con violencia su boca. Al cabo de un instante me encontré sentada frente a él, sobre sus rodillas con sus manos soltando los botones de mi vestido.
Ludovique Leclercq- Humano Clase Alta
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
*Note un tenso intercambio de palabras entre Ludovique y Jeremie pero iré a un lado para que no se dieran cuenta, luego note a Ludo tan perdida y obnubilada como yo hacía minutos atrás, así que deduje que ese misterioso caballero del palco estaba visible.
Ya había cometido un error en no disimular mi atención hacia aquel hombre frente a Philipe, así que controle mis impulsos por volver la vista hacia donde la tenía Ludo.
Solo cuando ella volvió, le regale un corta sonrisa….
El acto termino y Philipe se levantó de mi lado como si en el asiento hubiera algún resorte, luego volteo y salió, fruncí el ceño desconforme por su mala conducta y cuando voltee la cabeza para quejarme con Ludovique veo que Jeremie hace lo mismo. Ludo me pregunta de ante mano, lo que yo iba a preguntar, a lo cual le respondo acompañando con un movimiento de negación y mi rostro perplejo.
Decidimos levantarnos y para cuando nos dirigíamos nuevamente al sanitario, este ser hermoso nos intercepto, su voz seductora parecía ser la frutilla de la torta, sentí erizarme a su tacto sobre mi hombro, me conocía, no era justamente de las sumisas frente a los hombres, pero este caballero… Despertaba deseos y pensamientos que sobrepasaban cualquiera de mis experiencias.
Nos dejamos guiar sin emitir resistencia o palabra, parecía que íbamos conducidas en automático, los escalones blancos que bajábamos entre aquellas paredes oscuras pero finamente decoradas, hicieron moverme levemente la vista hacia ellas.
Llegamos al subsuelo y podía ver a nuestros dos compañeros junto a aquella peculiar y redundante mujer, pero su belleza era tan única como la del hombre, entendía por el hechizo que aquellos muchachos padecían, yo lo estaba viviendo con él.
Las copas de vino no cesaban de llenarse, la música de fondo era una acompañante más para aquel extraño trance, las demás personan, que nos acompañaban liberadamente allí, transmitían la misma vibra que estos dos junto a nosotros.
De momento la extraña reacción de Ludovique me dejo de una pieza, mire instintivamente a Philipe pero este a diferencia de Jeremie estaba perdido en sus pensamientos y en aquella mujer.
Suspire y continúe bebiendo, aunque ya sentía adormecerme, no deje de hacerlo, me puse de pie o eso intente hacer, reí y volví a sentarme, el vino hizo efecto en mi sangre virgen en líneas generales al alcohol. Volví a reír a causa de este efecto y con ojos brillosos observe a los dos bellos seres, apoyando mi codo en el posa brazo del asiento y con el dorso de la mano ocultándome la boca con expresión picara*
Off Rol : Sigan sin mi, porque esta semana me veo complicada para conectarme y no quiero atrasarlos a todos, si puedo respondo, no se preocupen.
Ya había cometido un error en no disimular mi atención hacia aquel hombre frente a Philipe, así que controle mis impulsos por volver la vista hacia donde la tenía Ludo.
Solo cuando ella volvió, le regale un corta sonrisa….
El acto termino y Philipe se levantó de mi lado como si en el asiento hubiera algún resorte, luego volteo y salió, fruncí el ceño desconforme por su mala conducta y cuando voltee la cabeza para quejarme con Ludovique veo que Jeremie hace lo mismo. Ludo me pregunta de ante mano, lo que yo iba a preguntar, a lo cual le respondo acompañando con un movimiento de negación y mi rostro perplejo.
Decidimos levantarnos y para cuando nos dirigíamos nuevamente al sanitario, este ser hermoso nos intercepto, su voz seductora parecía ser la frutilla de la torta, sentí erizarme a su tacto sobre mi hombro, me conocía, no era justamente de las sumisas frente a los hombres, pero este caballero… Despertaba deseos y pensamientos que sobrepasaban cualquiera de mis experiencias.
Nos dejamos guiar sin emitir resistencia o palabra, parecía que íbamos conducidas en automático, los escalones blancos que bajábamos entre aquellas paredes oscuras pero finamente decoradas, hicieron moverme levemente la vista hacia ellas.
Llegamos al subsuelo y podía ver a nuestros dos compañeros junto a aquella peculiar y redundante mujer, pero su belleza era tan única como la del hombre, entendía por el hechizo que aquellos muchachos padecían, yo lo estaba viviendo con él.
Las copas de vino no cesaban de llenarse, la música de fondo era una acompañante más para aquel extraño trance, las demás personan, que nos acompañaban liberadamente allí, transmitían la misma vibra que estos dos junto a nosotros.
De momento la extraña reacción de Ludovique me dejo de una pieza, mire instintivamente a Philipe pero este a diferencia de Jeremie estaba perdido en sus pensamientos y en aquella mujer.
Suspire y continúe bebiendo, aunque ya sentía adormecerme, no deje de hacerlo, me puse de pie o eso intente hacer, reí y volví a sentarme, el vino hizo efecto en mi sangre virgen en líneas generales al alcohol. Volví a reír a causa de este efecto y con ojos brillosos observe a los dos bellos seres, apoyando mi codo en el posa brazo del asiento y con el dorso de la mano ocultándome la boca con expresión picara*
Off Rol : Sigan sin mi, porque esta semana me veo complicada para conectarme y no quiero atrasarlos a todos, si puedo respondo, no se preocupen.
Gwen Leclercq- Humano Clase Alta
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Re: Misteriosa Noche! (Libre)
Los deseos eran cada vez mas evidentes, tenia ganas de probar la sangre de las tan anheladas criaturas. De pronto una la idea fugaz de quedárselas como muñecas de sangre en su propio castillo lo lleno de recelo y ansias. Podría tenerlas como unas pequeñas ninfas y someterlas a su voluntad cuantas veces quisiera. Pero, estaban ellos también, a los cuales no les tenia demasiadas ansias porque su afición era normalmente por las mujeres y muy en extraños casos algunos de su mismo sexo, solamente cuando estos tenían la esencia justa entre un ángel en el cuerpo de un hombre. Eran contados pero los había, mas aun entre los vampiros que solían tener esa ambigüedad que tanto amaba, que lo desvelaba como su deseo continuo de sangre.
Se sorprendió al notar como Ludovique se levantó del sillón impulsada por su aversión o celos a Eryn, no era raro, era algo que se solía ver entre las damas, ella poseía a los ojos humanos una belleza inigualables, lejos de parecer una inmortal centenaria tenia la cualidad de poseer un brillo especial que la hacia ver irreal en varios aspectos pero no tanto como para asemejarse a una muñeca de porcelana como las que bailan en las cajas musicales. Le dio una rápida mirada al reloj del bolsillo solo para comprobar que aun quedaba tiempo antes del inicio de la obra. Se quedo perplejo al notar el tono de intensidad que adquirían los besos de Ludovique con su pareja, de pronto se sintió un niño ante tal ímpetu que ella lograba tomar de este lugar. Obviamente que el lugar se prestaba a ello por ser un lugar bastante intimo, sumándolo al vino y a los suaves tonos musicales que acompañaban el lugar, los demás vampiros parecían distantes a la vista de cualquiera pero todos estaban atentos a los movimientos de los seres que tenían sangre corriendo por sus venas. La dama tomó posición sobre la falda del hombre y la sutileza que podía haberse conservado se quebró de golpe. Por otra parte Gwen había intentado levantarse para unirse a su compañero y no lo había logrado, el alcohol había licuado lo suficiente su sangre como para llevarla a tal punto de mareo del cual podría volver fácilmente. Lejos estaba de caer desplomada.
Aprovechando esto el vampiro comentó - Mademoiselle, va a ser mejor que permanezca sentada unos momentos, bien parece que es usted amante de los buenos vinos también, brindo por eso!- comentó alzando su copa una vez mas y acercándose a ella con sutileza para chocar las copas luego y vaciar su contenido. Su pareja estaba algo obnubilado por la figura de Eryn y aprovechando el momento el vampiro quitó los restos de vino de la comisura de los labios de la dama con un lento movimiento para luego mover el dedo en dirección a los labios marcando su forma y dejando que lentamente se introduzca en la boca de la dama con cierto tacto. Haciendo esto como parte de un juego, un juego de acercamientos que pensaba emplear desde entonces a medida que ella le diera la posibilidad de hacerlo. Primero intentaría hacerlo de la manera mas tranquila buscando negociar con las damas, de ultima buscaría de modo violento apoderarse de ellas, al menos por esta noche. No solo por una necesidad de sangre, pero el hecho de poder hacerse se había vuelto un capricho difícil de sacar de la mente y no quería renunciar a ello.
Se sorprendió al notar como Ludovique se levantó del sillón impulsada por su aversión o celos a Eryn, no era raro, era algo que se solía ver entre las damas, ella poseía a los ojos humanos una belleza inigualables, lejos de parecer una inmortal centenaria tenia la cualidad de poseer un brillo especial que la hacia ver irreal en varios aspectos pero no tanto como para asemejarse a una muñeca de porcelana como las que bailan en las cajas musicales. Le dio una rápida mirada al reloj del bolsillo solo para comprobar que aun quedaba tiempo antes del inicio de la obra. Se quedo perplejo al notar el tono de intensidad que adquirían los besos de Ludovique con su pareja, de pronto se sintió un niño ante tal ímpetu que ella lograba tomar de este lugar. Obviamente que el lugar se prestaba a ello por ser un lugar bastante intimo, sumándolo al vino y a los suaves tonos musicales que acompañaban el lugar, los demás vampiros parecían distantes a la vista de cualquiera pero todos estaban atentos a los movimientos de los seres que tenían sangre corriendo por sus venas. La dama tomó posición sobre la falda del hombre y la sutileza que podía haberse conservado se quebró de golpe. Por otra parte Gwen había intentado levantarse para unirse a su compañero y no lo había logrado, el alcohol había licuado lo suficiente su sangre como para llevarla a tal punto de mareo del cual podría volver fácilmente. Lejos estaba de caer desplomada.
Aprovechando esto el vampiro comentó - Mademoiselle, va a ser mejor que permanezca sentada unos momentos, bien parece que es usted amante de los buenos vinos también, brindo por eso!- comentó alzando su copa una vez mas y acercándose a ella con sutileza para chocar las copas luego y vaciar su contenido. Su pareja estaba algo obnubilado por la figura de Eryn y aprovechando el momento el vampiro quitó los restos de vino de la comisura de los labios de la dama con un lento movimiento para luego mover el dedo en dirección a los labios marcando su forma y dejando que lentamente se introduzca en la boca de la dama con cierto tacto. Haciendo esto como parte de un juego, un juego de acercamientos que pensaba emplear desde entonces a medida que ella le diera la posibilidad de hacerlo. Primero intentaría hacerlo de la manera mas tranquila buscando negociar con las damas, de ultima buscaría de modo violento apoderarse de ellas, al menos por esta noche. No solo por una necesidad de sangre, pero el hecho de poder hacerse se había vuelto un capricho difícil de sacar de la mente y no quería renunciar a ello.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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