AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
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Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
El sol estaba a punto de ponerse, en ese punto en donde sus rayos se veían entre dorados y rojizos, era la hora del día que más me gustaba por razones personales, me recordaba los días en los Balcanes y ese sentimiento de añoranza era el mismo que me había hecho decidir que no dejaría que una simple suposición de amenaza fuera a hacer de mi vida un infierno parisino. Cerré el ventanal de mi habitación y me dirigí hasta el espejo de cuerpo entero que tenía en una pared, una chica de pecas y cabello rubio con una peineta que se alzaba un poso más arriba de la nunca me devolvió la mirada, acomode un rizo que me caía por la frente y me asegure de que quedara encajado con los otros mechones rebeldes que me impedían ver completamente. Tal vez y pensándolo mucho no debería dejar el ballet, sería una buena forma de irme integrando en el ambiente para no sentirme tan rechazada y aunque tal vez no lograra tener algún empleo seguramente podría tener un poco de suerte y persuadir al dueño del teatro que me dejara practicar.
Estaba decidido…No lo dejaría, no por una tonta técnica francesa, lo haría a mi modo, como me habían enseñado. Suspire conteniendo una sonrisa y salí de mi habitación tomando el bolso de seda blanca en donde traía mis puntas, estaba emocionada, para ser sincera no solamente estaba emocionada, estaba extasiada, desde la muerte de mis padres yo no me había puesto de nuevo la zapatillas y siempre que lo hacía era como la primera vez. Simplemente maravilloso. Pedí al chofer que me llevara al teatro, el hombre con ojos sinceros y bonachón que me había acompañado en mi travesía a este nuevo país no le gustaba dejarme sol pero ya le había asegurado que él podía estar por ahí sin prestar mucha atención y que después podría regresar. La travesía hasta el teatro había sido emocionante en muchos sentidos, las mariposas en mi estómago no dejaban de revolotear y oía mis latidos sin siquiera tener que encontrar mi pulso.
Abrecé la bolsa a mi pecho, dibujando inconscientemente una sonrisa en mi rostro. Cuando vi la fachada del teatro casi tuve que contenerme para no saltar fuera del vehículo y tropezar con alguien, baje con alegría disimulada pero una vez que me acerque a la puerta empuje con tanta ansía la madera que la palma de la mano me quedo roja, era una suerte que esa noche no hubiera función porque de lo contrario tendría que irme o quedarme a ver la obra. Era una lástima que no hubiera una compañía de bailarines. Si la fachada de aquel recinto era hermosa el interior lo era aún más, los franceses no escatimaban en gastos, eso era algo aprendido desde hace mucho. Conocía lo que era estar dentro de un escenario y al parecer ese por el momento no tenía a nadie que lo vigilara así que se me hizo fácil no pedir permiso y simplemente subir a cambiar aquel atuendo por uno más apropiado. En alguna otra situación no lo hubiera hecho pero la emoción me había dominado.
La suave luz que el lugar me proporcionaba era como estar bajo algo cálido y reconfortante, camine lentamente hasta subir situarme en un rincón detrás del telón, el sonido de la madera que crujía bajo mis pies era como una pequeña música de entrada, fascinante. Reemplacé el faldón de color turquesa hecho con tafetán por una falda de chifon más corta, que me llegaba arriba de la rodilla y que se ajustaba con el corsé, aunque tenía clara la idea de cómo se sentía estar ahí arriba simplemente había olvidado lo que era sentir de nuevo la tela suave y vaporosa entre mis piernas blanquecinas. Acomode el faldón en una especie de perchero que había cerca de mí y escabullí las manos entre mi bolso para extraer la puntas blancas, sonreí cuando tuve ambas en las manos. Me deshice de los zapatos que traía y camine hasta el centro del escenario para sentarme justo como salero y mirar primero el techo y después mis pies ¿Me dolería volver a usarlas? Tal vez al principio pero un buen entrenamiento no se podía ir a la basura en poco tiempo, a un bailarín se le ejercitaba para rotar las piernas a la altura de la cadera para poder lograr una buena extensión tal vez me faltaba un poco de aceite pero la teoría y técnica seguían ahí. Después de todo el ritual y con las zapatillas puestas, me levante y apoye mi peso en media punta, sin llegar a subirla completamente. Cuando tuve de nuevo la confianza me levante en ambas puntas, avanzando ligeramente, se sentía bien, era lo mejor que me había pasado en Paris.
Eso era bueno hasta que un sonido sordo se escuchó y levante la mirada para ver a un chico entrar, mi fouette entro en desbalance y tropecé con mis propios pies. Es era vergonzoso, tal vez era el dueño y me gritaría-¡Oh ahm lo siento! Ya me voy-camine hacia atrás sin dejar4 de mirarlo, había sido un error subirme sin pedir permiso antes, seguramente con dinero me dejaría ir tranquila y sin problema. De nuevo aquel mechon molesto de cabello se habia colocado en medio de mi rango de vision pero estaba apenada como quitarmelo asi que sople un par de veces sin resultado alguno mas que verme bastante tonta.
Estaba decidido…No lo dejaría, no por una tonta técnica francesa, lo haría a mi modo, como me habían enseñado. Suspire conteniendo una sonrisa y salí de mi habitación tomando el bolso de seda blanca en donde traía mis puntas, estaba emocionada, para ser sincera no solamente estaba emocionada, estaba extasiada, desde la muerte de mis padres yo no me había puesto de nuevo la zapatillas y siempre que lo hacía era como la primera vez. Simplemente maravilloso. Pedí al chofer que me llevara al teatro, el hombre con ojos sinceros y bonachón que me había acompañado en mi travesía a este nuevo país no le gustaba dejarme sol pero ya le había asegurado que él podía estar por ahí sin prestar mucha atención y que después podría regresar. La travesía hasta el teatro había sido emocionante en muchos sentidos, las mariposas en mi estómago no dejaban de revolotear y oía mis latidos sin siquiera tener que encontrar mi pulso.
Abrecé la bolsa a mi pecho, dibujando inconscientemente una sonrisa en mi rostro. Cuando vi la fachada del teatro casi tuve que contenerme para no saltar fuera del vehículo y tropezar con alguien, baje con alegría disimulada pero una vez que me acerque a la puerta empuje con tanta ansía la madera que la palma de la mano me quedo roja, era una suerte que esa noche no hubiera función porque de lo contrario tendría que irme o quedarme a ver la obra. Era una lástima que no hubiera una compañía de bailarines. Si la fachada de aquel recinto era hermosa el interior lo era aún más, los franceses no escatimaban en gastos, eso era algo aprendido desde hace mucho. Conocía lo que era estar dentro de un escenario y al parecer ese por el momento no tenía a nadie que lo vigilara así que se me hizo fácil no pedir permiso y simplemente subir a cambiar aquel atuendo por uno más apropiado. En alguna otra situación no lo hubiera hecho pero la emoción me había dominado.
La suave luz que el lugar me proporcionaba era como estar bajo algo cálido y reconfortante, camine lentamente hasta subir situarme en un rincón detrás del telón, el sonido de la madera que crujía bajo mis pies era como una pequeña música de entrada, fascinante. Reemplacé el faldón de color turquesa hecho con tafetán por una falda de chifon más corta, que me llegaba arriba de la rodilla y que se ajustaba con el corsé, aunque tenía clara la idea de cómo se sentía estar ahí arriba simplemente había olvidado lo que era sentir de nuevo la tela suave y vaporosa entre mis piernas blanquecinas. Acomode el faldón en una especie de perchero que había cerca de mí y escabullí las manos entre mi bolso para extraer la puntas blancas, sonreí cuando tuve ambas en las manos. Me deshice de los zapatos que traía y camine hasta el centro del escenario para sentarme justo como salero y mirar primero el techo y después mis pies ¿Me dolería volver a usarlas? Tal vez al principio pero un buen entrenamiento no se podía ir a la basura en poco tiempo, a un bailarín se le ejercitaba para rotar las piernas a la altura de la cadera para poder lograr una buena extensión tal vez me faltaba un poco de aceite pero la teoría y técnica seguían ahí. Después de todo el ritual y con las zapatillas puestas, me levante y apoye mi peso en media punta, sin llegar a subirla completamente. Cuando tuve de nuevo la confianza me levante en ambas puntas, avanzando ligeramente, se sentía bien, era lo mejor que me había pasado en Paris.
Eso era bueno hasta que un sonido sordo se escuchó y levante la mirada para ver a un chico entrar, mi fouette entro en desbalance y tropecé con mis propios pies. Es era vergonzoso, tal vez era el dueño y me gritaría-¡Oh ahm lo siento! Ya me voy-camine hacia atrás sin dejar4 de mirarlo, había sido un error subirme sin pedir permiso antes, seguramente con dinero me dejaría ir tranquila y sin problema. De nuevo aquel mechon molesto de cabello se habia colocado en medio de mi rango de vision pero estaba apenada como quitarmelo asi que sople un par de veces sin resultado alguno mas que verme bastante tonta.
Cassandra Tsitak- Gitano
- Mensajes : 190
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
La hora de la cena había llegado y junto con ella ese ardor en las entrañas que Thibault rara vez de permitía experimentar. No era un vampiro que pasase demasiado tiempo sin alimentarse, de hecho, solía hacerlo incluso solo por manía, aun cuando no tenia apetito, por mera entretención. Espero a que el sol iniciara su despedida, ese insensato enemigo de todos los vampiros, apenas podía contemplarse en el ocaso que lo llevaría a la muerte, tal y como Thibault haría con victima de esa noche. Asesinar tampoco era algo necesario, bastaba con alimentarse de algún humano, beber la suficiente sangre que le permitiera mantenerse fuerte y satisfecho y finalmente abandonar a la victima con la confusión de no saber que había sido exactamente lo que le había ocurrido. Pero a el pocas cosas lograban satisfacerlo y hablando de sangre aun mas.
Salio de la residencia envuelto en un traje no demasiado ostentoso, esta vez iría en busca de alguna damisela de clase media quizás o en realidad eso era lo de menos. Pero su intención era pasar desapercibido, al menos esa noche. Sus lustrados zapatos se hicieron escuchar por las calles empedradas de Paris, prefería andar a pie a viajar en algún coche, de esa manera tenia mejor visión y se le permitía incluso interactuar con los humanos en busca de alguno que llamase si atención. Así se mezclaba entre los distintos aromas de los humanos que paseaban tranquilamente, sin imaginar a la bestia que les pasaba por un costado, sin tener si quiera una vaga idea del peligro al que estaban expuestos.
Sus pies lo condujeron hasta un teatro en el que nunca había estado anteriormente. Y no era precisamente que estuviera en busca de alguna obra de teatro o algún otro espectáculo, es que quizás y con un poco de suerte se encontraría alguna victima que además de poseer una sangre deliciosa, poseyera algún talento extra como la actuación o el baile. Anduvo de aquí a allá en el interior del magnifico edificio y al abrir una puerta enorme de madera fina, entro en una de las salas donde se encontraba un escenario. El sitio estaba prácticamente en penumbras, apenas una luz en el escenario lograba alumbrar un poco el lugar, aunque con visión de vampiro eso salía sobrado. Se paseo con suma elegancia por entre las butacas, esperando algún indicio que le dijera que no era el único presenciando ese silencio sepulcral. Fue entonces cuando la imagen de una chica se hizo presente sobre el escenario. - Bingo… - Retumbo en su mente la palabra acompañándola con una sonrisa torcida que se había impregnado en sus labios de mármol.
Decidió mantenerse en anonimato, tomo asiento y se mantuvo inmóvil y callado, observando cada movimiento que la joven bailarina llevaba a cabo. Los movimientos sutiles y encantadores que esta hacia lograban fascinarlo, nunca antes se había alimentado de una bailarina de ballet, tal cosa lo llenaba de emoción, probaría un nuevo sabor.
Cuando creyó pertinente se puso de pie con brusquedad, dejando que la tenue luz en el escenario le iluminara el rostro, mostrándose por primera vez ante la muchacha que permanecía en el escenario con los ojos abiertos como platos a causa de la sorpresa de saberse acompañada.
- ¿Esta bromeando? No tiene que irse, soy un simple espectador… - Pronuncio con voz tranquila, pero siempre sensual. Camino hasta donde se encontraban las escaleras que servían para subir al escenario, pero una vez cerca de ellas no subió, se mantuvo al pie, esperando que ella fuese la que bajara. – ¡Bravo! – Exclamo alzando las manos, haciendo un gesto con ellas que simulaba estar aplaudiendo sin lograr a proferir algún sonido. – Es usted una excelente bailarina madame, permítame mostrarle mis respetos. – Alargo su mano, ofreciéndole a bajar del escenario. De la joven dependía el aceptar esa mano engañosa que le era ofrecida, la misma mano que la llevaría a la muerte, o salir huyendo de una vez e intentar mantenerse a salvo…si es que lo conseguía.
Salio de la residencia envuelto en un traje no demasiado ostentoso, esta vez iría en busca de alguna damisela de clase media quizás o en realidad eso era lo de menos. Pero su intención era pasar desapercibido, al menos esa noche. Sus lustrados zapatos se hicieron escuchar por las calles empedradas de Paris, prefería andar a pie a viajar en algún coche, de esa manera tenia mejor visión y se le permitía incluso interactuar con los humanos en busca de alguno que llamase si atención. Así se mezclaba entre los distintos aromas de los humanos que paseaban tranquilamente, sin imaginar a la bestia que les pasaba por un costado, sin tener si quiera una vaga idea del peligro al que estaban expuestos.
Sus pies lo condujeron hasta un teatro en el que nunca había estado anteriormente. Y no era precisamente que estuviera en busca de alguna obra de teatro o algún otro espectáculo, es que quizás y con un poco de suerte se encontraría alguna victima que además de poseer una sangre deliciosa, poseyera algún talento extra como la actuación o el baile. Anduvo de aquí a allá en el interior del magnifico edificio y al abrir una puerta enorme de madera fina, entro en una de las salas donde se encontraba un escenario. El sitio estaba prácticamente en penumbras, apenas una luz en el escenario lograba alumbrar un poco el lugar, aunque con visión de vampiro eso salía sobrado. Se paseo con suma elegancia por entre las butacas, esperando algún indicio que le dijera que no era el único presenciando ese silencio sepulcral. Fue entonces cuando la imagen de una chica se hizo presente sobre el escenario. - Bingo… - Retumbo en su mente la palabra acompañándola con una sonrisa torcida que se había impregnado en sus labios de mármol.
Decidió mantenerse en anonimato, tomo asiento y se mantuvo inmóvil y callado, observando cada movimiento que la joven bailarina llevaba a cabo. Los movimientos sutiles y encantadores que esta hacia lograban fascinarlo, nunca antes se había alimentado de una bailarina de ballet, tal cosa lo llenaba de emoción, probaría un nuevo sabor.
Cuando creyó pertinente se puso de pie con brusquedad, dejando que la tenue luz en el escenario le iluminara el rostro, mostrándose por primera vez ante la muchacha que permanecía en el escenario con los ojos abiertos como platos a causa de la sorpresa de saberse acompañada.
- ¿Esta bromeando? No tiene que irse, soy un simple espectador… - Pronuncio con voz tranquila, pero siempre sensual. Camino hasta donde se encontraban las escaleras que servían para subir al escenario, pero una vez cerca de ellas no subió, se mantuvo al pie, esperando que ella fuese la que bajara. – ¡Bravo! – Exclamo alzando las manos, haciendo un gesto con ellas que simulaba estar aplaudiendo sin lograr a proferir algún sonido. – Es usted una excelente bailarina madame, permítame mostrarle mis respetos. – Alargo su mano, ofreciéndole a bajar del escenario. De la joven dependía el aceptar esa mano engañosa que le era ofrecida, la misma mano que la llevaría a la muerte, o salir huyendo de una vez e intentar mantenerse a salvo…si es que lo conseguía.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/06/2010
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Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
Me había equivocado, él no era el dueño o algún encargado, solo otro curioso que me había visto bailar y hacer el ridículo al tropezar. Suspire armándome de valor, no me gustaba que las cosas me salieran mal y mucho menos en público pues con esa imagen se iban las personas, apoye de nuevo media punta con el pie derecho, subí y baje mientras inspeccionaba al joven, estaba segura de que en ninguna parte había visto belleza así, me sentía muy cohibida, no parecía natural que alguien fuera tan apuesto igual yo era muy tonta por pensar eso pero algo dentro de mí me decía que simple y sencillamente las personas normales como yo, no lucíamos de esa forma. Levente la mano, acercándola a mi rostro para quitar el mechón rizado que me caía por la frente, una mueca infantil se presentó en mi rostro cuando lo escuche hablar.
De un momento a otro me sentí enferma y con voz fea. No me atrevía a hablar por no querer arruinar lo que estaba escuchando, la voz del joven simplemente era encantadora, suave y hechizante, casi creí que había flotado hasta él solo para oírlo un poco más de cerca pero mis pies seguían pegados en el mismo lugar en el que según yo había terminado mi pésima rutina de baile-Lo siento pensé que usted era…Creo que no debí de haber subido sin la autorización de alguien-las palabras salieron atropelladas y torpes ¡Pero que tonta era! Y lo peor de todo eso era lo tonta que seguramente me veía y escucha a en esos momentos en esos momentos. No estaba segura de que él se diera cuenta del efecto que su persona podría causar en los demás, seguramente si antes no lo había notado en esos momentos mi cara lo decía todo.
Estaba caminando, el terror se apodero de mi ¿Qué debía hacer? Mire alrededor buscando una excusa para no mirarlo, sentía que no merecía admirarlo así que me rasque el cuello fingiendo molestia de algún tipo, contuve las respiración hasta que lo vi detenerse a los pies de la escalera, solté el aire moderándolo o por lo menos fingiendo moderación, definitivamente. Era un tonta.-Muchas gracias-sentí como las mejillas se me coloraban, sabía que era una buena bailarina pero siempre escucharlo de alguien ajeno a ti era mucho mejor y sobre todo si esa persona era un hombre tan memorable como el que tenía a solo unos cuantos pasos. Había toda una extraña sensación en esa escena, me halaga pero al mismo tiempo me sentía como acorralada. Avancé solo dos largos pasos cuando vi que extendió la mano, estaba acercándome a un pequeño extraño como una niña corre hacia una paleta de caramelo ¿Qué estaba haciendo? Mis pies se detuvieron, dude por unos momentos pero no podía ser grosera. La vida en Francia de por sí ya era difícil, no me podía dar el lujo de alejar a las personas a las cuales les parecía interesante y apreciaban al arte de la danza.
Volví a dar un paso, uno temeroso debo decir y cuando me di cuenta ya había tomado su mano, especialmente fría, decidida a bajar. Enrolle los dedos entorno a los suyos mientras miraba los pasos que daba por los escalones, trate de no levantar la mirada pero me pareció grosero así que lo hice. Trague saliva cuando vi lo que estaba frente a mis ojos, mis débiles ojos no le hacían justicia de lejos a ese hombre, casi sentí que me lastimaba verlo. Era simplemente….no tenía palabras-Permítame presentarme-le dije con toda la valentía que reuní en esos segundos, solté su mano alegrada de que ese solo fuera un acto de caballerosidad-Mi nombre es Karolina…Karolina Karpova-de nuevo luche contra ese acento que me hacía ver más rara e hice una pequeña reverencia aún parada en el último escalón-Deje de bailar hace un tiempo, creo que perdí el toque.-
De un momento a otro me sentí enferma y con voz fea. No me atrevía a hablar por no querer arruinar lo que estaba escuchando, la voz del joven simplemente era encantadora, suave y hechizante, casi creí que había flotado hasta él solo para oírlo un poco más de cerca pero mis pies seguían pegados en el mismo lugar en el que según yo había terminado mi pésima rutina de baile-Lo siento pensé que usted era…Creo que no debí de haber subido sin la autorización de alguien-las palabras salieron atropelladas y torpes ¡Pero que tonta era! Y lo peor de todo eso era lo tonta que seguramente me veía y escucha a en esos momentos en esos momentos. No estaba segura de que él se diera cuenta del efecto que su persona podría causar en los demás, seguramente si antes no lo había notado en esos momentos mi cara lo decía todo.
Estaba caminando, el terror se apodero de mi ¿Qué debía hacer? Mire alrededor buscando una excusa para no mirarlo, sentía que no merecía admirarlo así que me rasque el cuello fingiendo molestia de algún tipo, contuve las respiración hasta que lo vi detenerse a los pies de la escalera, solté el aire moderándolo o por lo menos fingiendo moderación, definitivamente. Era un tonta.-Muchas gracias-sentí como las mejillas se me coloraban, sabía que era una buena bailarina pero siempre escucharlo de alguien ajeno a ti era mucho mejor y sobre todo si esa persona era un hombre tan memorable como el que tenía a solo unos cuantos pasos. Había toda una extraña sensación en esa escena, me halaga pero al mismo tiempo me sentía como acorralada. Avancé solo dos largos pasos cuando vi que extendió la mano, estaba acercándome a un pequeño extraño como una niña corre hacia una paleta de caramelo ¿Qué estaba haciendo? Mis pies se detuvieron, dude por unos momentos pero no podía ser grosera. La vida en Francia de por sí ya era difícil, no me podía dar el lujo de alejar a las personas a las cuales les parecía interesante y apreciaban al arte de la danza.
Volví a dar un paso, uno temeroso debo decir y cuando me di cuenta ya había tomado su mano, especialmente fría, decidida a bajar. Enrolle los dedos entorno a los suyos mientras miraba los pasos que daba por los escalones, trate de no levantar la mirada pero me pareció grosero así que lo hice. Trague saliva cuando vi lo que estaba frente a mis ojos, mis débiles ojos no le hacían justicia de lejos a ese hombre, casi sentí que me lastimaba verlo. Era simplemente….no tenía palabras-Permítame presentarme-le dije con toda la valentía que reuní en esos segundos, solté su mano alegrada de que ese solo fuera un acto de caballerosidad-Mi nombre es Karolina…Karolina Karpova-de nuevo luche contra ese acento que me hacía ver más rara e hice una pequeña reverencia aún parada en el último escalón-Deje de bailar hace un tiempo, creo que perdí el toque.-
Cassandra Tsitak- Gitano
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Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
Encantadora. Esa era la única palabra para describir a aquella joven tan apetitosa. Y dócil, que era lo mejor, simplemente le ponían la cena en charola de plata, iba a ser tan increíblemente fácil el persuadirla. De hecho, ya estaba haciéndolo. Una sonrisa decoro el rostro inmaculado del vampiro, todo producto de la satisfacción que le daba el que la chiquilla accediera tan fácilmente a sus brazos. Era tan fácil, pero en realidad no era cosa que sorprendiera al inmortal, puesto que no era ningún secreto tampoco el que los humanos fueran así, tan dóciles, tan cegados por la belleza de un ser infrahumano. Así era, los mortales corrían detrás de un ser hermoso, como si este tuviese una especie de imán, uno que los acarrearía a la muerte sin remedio, dado que los seres hermosos hoy en día eran en su mayoría el lobo vestido de cordero. La caperucita estaba frente a su depredador y no conforme a eso, le tomaba la mano. El tratar de disimular la gelidez de la piel del vampiro no era un problema, el invierno estaba a su favor. Así que se limito a seguir conquistando a la jovencita, bastaba con un poco de galanura, unos cuantos modales y pronto obedecería a cualquier petición que el hiciera. De eso no había duda.
- Bello, muy bello. – Pronuncio con voz aterciopelada, refiriéndose al nombre que la joven acababa de asegurar, era el suyo. Le miro por algunos instantes directamente a los ojos, dejando que el azul de su mirada, se fundiera con el bello color de la de ella. Pero eso no fue un mero acto de conquista, fue el pretexto oportuno para poner en práctica esas cosas que un vampiro tiene a su favor: persuasión. Los ojos de Thibault tenían magia. Un movimiento oportuno dejo que la tenue y única luz que habitaba en el recinto, serpenteara entre la oscuridad, hasta llegar al rostro blanquecino del vampiro, provocando por primera vez dejar al descubierto la magnificencia con la que su naturaleza mortal y ahora inmortal lo habían dotado. Pues no podía negarse que Thibault era un hombre apuesto, esto era a menudo, la razón mas importante por la cual siempre lograba persuadir a sus victimas, hombres y mujeres, pero especialmente jovencitas sin experiencia, justamente como la que tenia tomada de la mano.
Sin desaparecer la sonrisa eterna del rostro, giro el dorso de la mano de la joven Karolina y posteriormente acerco su rostro a la tersa piel que la muchacha poseía. Un beso fue el que deposito sobre la suave dermis de la joven de rizos dorados, uno delicado, que dejaba apenas visible el frío que poseía su boca. – Thibault Colville, madame. Un placer. – Inquirió luego de liberar la mano de la joven. – Y de verdad, debe usted estar bromeando. – Llevo ambas manos hasta el bolsillo de su pantalón y las introdujo como si quisiera protegerlas del frío, un acto innecesario. – Créame cuando le digo que tengo un buen ojo para cuestiones relacionadas con el arte, no soy especialista en danza, por supuesto, pero soy pintor y le aseguro que en lo que acabo de presenciar, hay mucho arte. Es usted maravillosa… - La vista se le clavo en la clavícula de la joven, una vena visible parecía palpitar con fuerza sobre su cuello y Thibault no podía resistir las ansias de clavar sus colmillos sobre ella. Ya no estaban solos, el apetito empezaba a hacer acto de presencia. – Yo nunca miento… - Mintió, por supuesto que lo hacia, pues el arte del engaño, era sin duda una de sus especialidades.
- Bello, muy bello. – Pronuncio con voz aterciopelada, refiriéndose al nombre que la joven acababa de asegurar, era el suyo. Le miro por algunos instantes directamente a los ojos, dejando que el azul de su mirada, se fundiera con el bello color de la de ella. Pero eso no fue un mero acto de conquista, fue el pretexto oportuno para poner en práctica esas cosas que un vampiro tiene a su favor: persuasión. Los ojos de Thibault tenían magia. Un movimiento oportuno dejo que la tenue y única luz que habitaba en el recinto, serpenteara entre la oscuridad, hasta llegar al rostro blanquecino del vampiro, provocando por primera vez dejar al descubierto la magnificencia con la que su naturaleza mortal y ahora inmortal lo habían dotado. Pues no podía negarse que Thibault era un hombre apuesto, esto era a menudo, la razón mas importante por la cual siempre lograba persuadir a sus victimas, hombres y mujeres, pero especialmente jovencitas sin experiencia, justamente como la que tenia tomada de la mano.
Sin desaparecer la sonrisa eterna del rostro, giro el dorso de la mano de la joven Karolina y posteriormente acerco su rostro a la tersa piel que la muchacha poseía. Un beso fue el que deposito sobre la suave dermis de la joven de rizos dorados, uno delicado, que dejaba apenas visible el frío que poseía su boca. – Thibault Colville, madame. Un placer. – Inquirió luego de liberar la mano de la joven. – Y de verdad, debe usted estar bromeando. – Llevo ambas manos hasta el bolsillo de su pantalón y las introdujo como si quisiera protegerlas del frío, un acto innecesario. – Créame cuando le digo que tengo un buen ojo para cuestiones relacionadas con el arte, no soy especialista en danza, por supuesto, pero soy pintor y le aseguro que en lo que acabo de presenciar, hay mucho arte. Es usted maravillosa… - La vista se le clavo en la clavícula de la joven, una vena visible parecía palpitar con fuerza sobre su cuello y Thibault no podía resistir las ansias de clavar sus colmillos sobre ella. Ya no estaban solos, el apetito empezaba a hacer acto de presencia. – Yo nunca miento… - Mintió, por supuesto que lo hacia, pues el arte del engaño, era sin duda una de sus especialidades.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
No es que yo fuera una total estúpida aunque en ese momento actuaba como una, la verdad es que mis sentidos de la orientación y la forma en que prestaba atención no era mi buena pero de un momento a otro el ambiente se volvió tenso, a causa del frío o simplemente porque yo quería irme de ahí y no tener problemas, me había puesto nerviosa. Sentía como el corazón me golpeaba con fuerza dentro del pecho y como los latidos rebotaban en mi espalda totalmente erguida por el corsé que con sus cuerdas me contraían todo el torso y prácticamente hacían mucho más incómodo el momento de estar ahí congelada en frente de ese hombre. Mire a ambos lados esperando que nadie llegara o más bien que alguien llegara para dejar de hacer el ridículo, cambie el peso a una de mis piernas mientras le sonreía, yo nunca había pensando que mi nombre fuera bonito pero ahora que él lo decía comenzaba a plantearle la idea de que en verdad mi nombre era hermoso ¿Quién lo diría? Solo porque un extraño con gracia envidiable lo decía ahora yo, como si fuera una niña pequeña, lo creía y desde ese momento lo repetiría hasta el cansancio-Ahm-fue lo único que pude decir, mi boca no se abría para decir algo inteligente simplemente dejaba ver mis dientes frontales y una sonrisa tonta.
Un puchero apareció en mi cara cuando mi mirada se volvió a cruzar con la suya, no era de las que se ponían nerviosas con los hombres de hecho la verdad es que el género masculino me daba igual pero ese hombre no podía ser humano, su voz, sus facciones, la forma en que se movía e incluso la forma en que articulaba las palabras era como un cantico o una canción de cuna que dormía lentamente, me obligue a seguir despierta y no caer como bulto en plenas escaleras, aun eso me costara un color rojo en las mejillas de esos que te daban comezón del calor que se acumulaba en esa zona del rostro. No me gustaba ver mucho tiempo a las personas a los ojos, no me gustaba la cercanía solo me gustaba que la gente pululara a mi alrededor, así que mis ojos buscaron algo más que ver pero la luz simplemente me guiaba a su rostro como la miel guiaba a las abejas…Y de nuevo me sentía muy fea ¿Yo¡ ¿Tenia celos? ¡Si, tenía celos! Estaba profundamente intimidada y encantada, no era posible, mi estómago ardía de solo ponerme a pensar en eso.
Tire de mi propio brazo delicadamente, había logrado incomodarme mucho y en ese punto a mi subconsciente dejaba de gustarle esa sensación-El placer es todo mío-dije mientras miraba la poca altura entre el piso y el último escalón, puse un piel en el aire y después di un pequeño salto dejando que toda la energía acumulada fuera liberada al tocar el piso y alejarme un poco de el hombre cuyo nombre correspondía a Thibault “Muy francés” pensé para mis adentros mientras caminaba dando ligeros saltitos alrededor de mi propio eje, no quería pensar en lo endemoniadamente hermoso que era. Solté una risita después de que lo escuche hablar, la mayoría de los franceses no admitiría que alguien, de otro país también pudiera hacer arte con su cuerpo.
-Existen mejores bailarinas-replique-Pero gracias, significa mucho escucharlo de otro artista…Siempre fui mala en pintura así que admiro a los pintores, son los artistas que toman más decisiones mientras trabajan-me gire un poco para verlo por encima del hombro y sonreírle ya más calmada y confiada aunque aún me daba algo al saber que estábamos los dos, solo en un lugar en el que se supone debería existir la calma, me rasque los pómulos y por fin estuve totalmente dispuesta a encararlo a dejar toda esa tontería que me había dominado los últimos diez minutos-isculpe si no…-señale mis labios, me daba pena decir que mi acento no era muy bueno-En fin…Creo que me deben de estar buscando y no deberíamos estar aquí-dirigí la mirada hacia el pasillo que dividía en dos secciones las butacas del teatro, recordaba que había entrado por ahí pero justo en ese momento no estaba del todo segura si la que veía era mi derecha o mi izquierda, de hecho no sabía si en la derecha estaba la salida o había una pared ¿Cómo no reconocía algo tan sencillo? ¿Derecha o Izquierda? ¡Diablos, que difícil!, mire confundida el lugar y después a él, carraspee fingiendo normalidad, me preguntaba si me vería tonta si le pedía ayuda para saber por lo menos que mano era cual, justo en ese momento nadaba en su océano, en el océano de Thibault, sola y confundida como en un principio, solo él, la tenue luz y yo-Lo siento, a veces tengo problemas con mi motricidad, así que mejor esperare por aquí-camine hasta una butaca y me desplomé en ella, seguro se preguntaba como una bailarina podía tener problema de ese tipo, los dislexicos podiamos tener una vida normal aunque a veces nuestros problemas se dejaran ver. Lo mire timidamente apenas dejando que si figura apareckera en el rabillo de mi ojo y sonrei.
Off: Siento el post tan feo, los examenes me dejaron tonta u.u
Un puchero apareció en mi cara cuando mi mirada se volvió a cruzar con la suya, no era de las que se ponían nerviosas con los hombres de hecho la verdad es que el género masculino me daba igual pero ese hombre no podía ser humano, su voz, sus facciones, la forma en que se movía e incluso la forma en que articulaba las palabras era como un cantico o una canción de cuna que dormía lentamente, me obligue a seguir despierta y no caer como bulto en plenas escaleras, aun eso me costara un color rojo en las mejillas de esos que te daban comezón del calor que se acumulaba en esa zona del rostro. No me gustaba ver mucho tiempo a las personas a los ojos, no me gustaba la cercanía solo me gustaba que la gente pululara a mi alrededor, así que mis ojos buscaron algo más que ver pero la luz simplemente me guiaba a su rostro como la miel guiaba a las abejas…Y de nuevo me sentía muy fea ¿Yo¡ ¿Tenia celos? ¡Si, tenía celos! Estaba profundamente intimidada y encantada, no era posible, mi estómago ardía de solo ponerme a pensar en eso.
Tire de mi propio brazo delicadamente, había logrado incomodarme mucho y en ese punto a mi subconsciente dejaba de gustarle esa sensación-El placer es todo mío-dije mientras miraba la poca altura entre el piso y el último escalón, puse un piel en el aire y después di un pequeño salto dejando que toda la energía acumulada fuera liberada al tocar el piso y alejarme un poco de el hombre cuyo nombre correspondía a Thibault “Muy francés” pensé para mis adentros mientras caminaba dando ligeros saltitos alrededor de mi propio eje, no quería pensar en lo endemoniadamente hermoso que era. Solté una risita después de que lo escuche hablar, la mayoría de los franceses no admitiría que alguien, de otro país también pudiera hacer arte con su cuerpo.
-Existen mejores bailarinas-replique-Pero gracias, significa mucho escucharlo de otro artista…Siempre fui mala en pintura así que admiro a los pintores, son los artistas que toman más decisiones mientras trabajan-me gire un poco para verlo por encima del hombro y sonreírle ya más calmada y confiada aunque aún me daba algo al saber que estábamos los dos, solo en un lugar en el que se supone debería existir la calma, me rasque los pómulos y por fin estuve totalmente dispuesta a encararlo a dejar toda esa tontería que me había dominado los últimos diez minutos-isculpe si no…-señale mis labios, me daba pena decir que mi acento no era muy bueno-En fin…Creo que me deben de estar buscando y no deberíamos estar aquí-dirigí la mirada hacia el pasillo que dividía en dos secciones las butacas del teatro, recordaba que había entrado por ahí pero justo en ese momento no estaba del todo segura si la que veía era mi derecha o mi izquierda, de hecho no sabía si en la derecha estaba la salida o había una pared ¿Cómo no reconocía algo tan sencillo? ¿Derecha o Izquierda? ¡Diablos, que difícil!, mire confundida el lugar y después a él, carraspee fingiendo normalidad, me preguntaba si me vería tonta si le pedía ayuda para saber por lo menos que mano era cual, justo en ese momento nadaba en su océano, en el océano de Thibault, sola y confundida como en un principio, solo él, la tenue luz y yo-Lo siento, a veces tengo problemas con mi motricidad, así que mejor esperare por aquí-camine hasta una butaca y me desplomé en ella, seguro se preguntaba como una bailarina podía tener problema de ese tipo, los dislexicos podiamos tener una vida normal aunque a veces nuestros problemas se dejaran ver. Lo mire timidamente apenas dejando que si figura apareckera en el rabillo de mi ojo y sonrei.
Off: Siento el post tan feo, los examenes me dejaron tonta u.u
Cassandra Tsitak- Gitano
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Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
Thibault sonrío y no era que no lo hiciera nunca, de hecho, Thibault sonreía siempre, todo el tiempo. La diferencia es que a menudo sonreía por distintas cosas: por placer, por ironía, por hipocresía, pero sobre todo por maldad. Esta vez la sonrisa había sido pura y había sido provocada por la simpatía que había logrado provocarle esa humana. ¿Simpatía? Eso si que era extraño y nada conveniente. Thibault no podía sentir simpatía por la que estaba a punto de convertirse en su cena, era inapropiado, poco conveniente, pero sobre todo, era estupido. La miro aun sonriendo, aun cuando todo esto cruzaba por su mente, disimulando a la perfección toda esa ola de pensamientos en su interior. Y así interiormente fue como decidió que tal cosa no podía ser posible. Volvió a mirarle mientras esta continuaba balbuceando un par de palabras, pero decidió que la vería solo como lo que era: una presa. ¿Cuando se había visto que el sabueso sintiera simpatía por el zorro? No, definitivamente no.
La siguió con los ojos hasta que esta se tumbo sobre una de las butacas y en silencio, recorrió el mismo camino, hasta posarse sobre la butaca continúa a la de ella. Analizo la situación escrupulosamente, detallo cada palabra anteriormente dicha por la joven y decidió que no se le iría de las manos, así fuese lo ultimo que hiciera esa noche. – ¿Como? ¿Tan pronto va abandonarme? – Pregunto con un falso puchero digno de un adolescente. – Por favor…quédese un momento más, estoy encantado con usted, de hecho…debo confesarle que ha venido una loca idea a mi mente, me gustaría pintarle, ¿le agrada la idea? Se que puede sonar un tanto descabellada mi propuesta, dado que recién acabamos de conocernos, pero…realmente me parece usted muy hermosa, tanta belleza no puede ser desperdiciada… - Acerco su rostro al de la joven y su perfume le inundo la nariz, era tan increíblemente apetitosa que su sed se acrecentó había logrado acrecentarse todavía mas. ¿Por que hacer tanto teatro? ¿Por que no simplemente limitarse a hacer la parte importante: lanzarse al cuello y succionar la sangre hasta que su sed quedara saciada? – Por favor, Karolina, acepte. – Tomo su mano entre las suyas, misma que parecía diminuta a diferencia del tamaño de las de el y nuevamente se dejo seducir por esa suavidad y calidez que la humana poseía. No entendía como era que lo lograba, pero en ratos era como si el hipnotizado fuese el y no ella, como si la presa aquí fuese el vampiro y no la humana. Su rostro se acerco todavía más al de ella, al punto de que la distancia que los separaba era realmente poca, como si estuviese a punto de susurrarle algo al oído y aprovechando la cercanía, lo hizo. – Usted me gusta…me gusta mucho. – Dejo que las palabras salieran sin remordimiento de estar haciendo mal las cosas. No necesitaba de palabras como esas para persuadir a la humana, lo único que debía hacer era abrir su boca y dejar que ese par de colmillos penetraran la piel de la jovencita, pero la verdad es que lo que había dicho era cierto, sus palabras no eran del todo falsas. La humana había logrado cautivarlo, quizás al punto de no querer asesinarla, tal vez un poco de su sangre seria suficiente, tal vez…
Con su nariz acaricio levemente el borde del oído de la joven y finalmente se separo de ella, poniéndose de pie rápidamente al darse cuenta de que con eso solo lograría ahuyentarla. – Lo lamento. – Se disculpo dándole la espalda, intentando salir de ese trance en el que se había visto hundido, algo que realmente no lograba entender, el por que le sucedía. Tal cosa solo le había ocurrido con una sola persona: su hermana. Ebba, a quien por tantos años había soñado con poseer, pero a la que aun lo se había atrevido a tomar. Era como si Karolina compartiera algo con ella, por mas increíblemente estupido que sonara, pues a simple vista se notaba que eran totalmente distintas. Una bravía y altanera y Karolina tan dócil e ingenua. – A veces me dejo llevar por el momento, ¿usted no? – Se giro para preguntarle aquello a la joven, como si esperara que de un momento a otro esta mutara y se convirtiera en una imitación de Ebba, quizás eso era lo que Thibault realmente buscaba en Karolina, saciar todo eso que con Ebba no había podido hasta el día de hoy.
La siguió con los ojos hasta que esta se tumbo sobre una de las butacas y en silencio, recorrió el mismo camino, hasta posarse sobre la butaca continúa a la de ella. Analizo la situación escrupulosamente, detallo cada palabra anteriormente dicha por la joven y decidió que no se le iría de las manos, así fuese lo ultimo que hiciera esa noche. – ¿Como? ¿Tan pronto va abandonarme? – Pregunto con un falso puchero digno de un adolescente. – Por favor…quédese un momento más, estoy encantado con usted, de hecho…debo confesarle que ha venido una loca idea a mi mente, me gustaría pintarle, ¿le agrada la idea? Se que puede sonar un tanto descabellada mi propuesta, dado que recién acabamos de conocernos, pero…realmente me parece usted muy hermosa, tanta belleza no puede ser desperdiciada… - Acerco su rostro al de la joven y su perfume le inundo la nariz, era tan increíblemente apetitosa que su sed se acrecentó había logrado acrecentarse todavía mas. ¿Por que hacer tanto teatro? ¿Por que no simplemente limitarse a hacer la parte importante: lanzarse al cuello y succionar la sangre hasta que su sed quedara saciada? – Por favor, Karolina, acepte. – Tomo su mano entre las suyas, misma que parecía diminuta a diferencia del tamaño de las de el y nuevamente se dejo seducir por esa suavidad y calidez que la humana poseía. No entendía como era que lo lograba, pero en ratos era como si el hipnotizado fuese el y no ella, como si la presa aquí fuese el vampiro y no la humana. Su rostro se acerco todavía más al de ella, al punto de que la distancia que los separaba era realmente poca, como si estuviese a punto de susurrarle algo al oído y aprovechando la cercanía, lo hizo. – Usted me gusta…me gusta mucho. – Dejo que las palabras salieran sin remordimiento de estar haciendo mal las cosas. No necesitaba de palabras como esas para persuadir a la humana, lo único que debía hacer era abrir su boca y dejar que ese par de colmillos penetraran la piel de la jovencita, pero la verdad es que lo que había dicho era cierto, sus palabras no eran del todo falsas. La humana había logrado cautivarlo, quizás al punto de no querer asesinarla, tal vez un poco de su sangre seria suficiente, tal vez…
Con su nariz acaricio levemente el borde del oído de la joven y finalmente se separo de ella, poniéndose de pie rápidamente al darse cuenta de que con eso solo lograría ahuyentarla. – Lo lamento. – Se disculpo dándole la espalda, intentando salir de ese trance en el que se había visto hundido, algo que realmente no lograba entender, el por que le sucedía. Tal cosa solo le había ocurrido con una sola persona: su hermana. Ebba, a quien por tantos años había soñado con poseer, pero a la que aun lo se había atrevido a tomar. Era como si Karolina compartiera algo con ella, por mas increíblemente estupido que sonara, pues a simple vista se notaba que eran totalmente distintas. Una bravía y altanera y Karolina tan dócil e ingenua. – A veces me dejo llevar por el momento, ¿usted no? – Se giro para preguntarle aquello a la joven, como si esperara que de un momento a otro esta mutara y se convirtiera en una imitación de Ebba, quizás eso era lo que Thibault realmente buscaba en Karolina, saciar todo eso que con Ebba no había podido hasta el día de hoy.
Off: No te preocupes, me ha gustado tu respuesta en realidad, perdoname a mi que no ando muy inspirado ultimamente y que para colmo demoro mas de lo debido.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
Había encontrado la forma para que mis pensamientos no divagaran entorno a ese hombre, era simple, no lo miraría, haría como que hacía y no, así me mantendría alejada de lo que posiblemente no regresaría. El encandilamiento que por unos segundos había logrado vencer mientras dirigía los pasos a la butaca de nuevo se apoderaba de mí como un fatal presagio, seguí el camino de sus piernas hasta la butaca de al lado. Estampe una sonrisa en mi rostro para después girarlo y poner en marcha mi plan, el mismo que se vino abajo cuando un puchero se hizo presente en su rostro. Una reverberación debajo del corsé me hizo soltar una risita, me había causado ¿ternura? Ese acto tan sencillo, la mayoría de los hombres y sobretodo los parisinos se pavoneaban enfrente de todo el mundo, no dejaban cavidad a cosas así, tan peculiares y curiosas. Allí estaba con su lujosa voz sonando en mi cabeza y volviéndose un eco cada vez más diminuto, fije mi vista en un punto el particular, no veía nada simplemente mi mirada era inerte mientras procesaba cada palabra que se me antojaba…extraña.
-¿Por qué le gustaría exactamente pintarme a mí? Apenas y nos conocemos el uno al otro-baje la mirada, saliendo del proceso mental en el que me había metido-Por otro lado, no creo ser tan hermosa como usted dice, de seguro tiene a miles de mujeres tras de usted que buscan dejar intacta su belleza en un cuadro…Las mujeres parisinas son las más hermosas o por lo menos eso es lo que se presume aquí, puede ofrecerle el puesto a cualquiera de esas chicas-inevitablemente rodé los ojos de forma irónica y cansada, ya me había dado por vencida, el francés no cambiaría y eso estaba bien para mí después de todo, el amor propio que tenía cuando llegue se había esfumado con tanta presunción-No veo cómo puede interesarle una extranjera-finiquite segura de mis palabras. Lo había rechazado, eso había sido malo. Malo porque él había sido amable y porque simplemente le semillita de vanidad que había puesto en mí me había hecho sentir bien. Un sudor frío recorrió mi cuerpo cuando sentí su cercanía, el corazón estaba punto de brotar de mi pecho, la valentía fue sustituida el temor de tener a alguien tan cerca. No había tenido tiempo de siquiera de levantarme y caminar fuera del local, con la columna pegada al respaldo de la butaca solo podía fijar mi mente en la desnudes de la poca que luz que nos bañaba-No puedo, en serio lo siento-respondí mecánicamente. Me sentía acorralada y mareada, todo me daba vueltas, sabía que seguía despierta gracias sus manos gélidas contra la mía.
Un suspiro escapo de mi boca al mirar de reojo a aquel ángel postrado en la butaca ¿Yo? ¿Le gustaba él? De seguro era una broma, no era fea pero a él decirle hermoso era un insulto, su rostro perfectamente cincelado sobrepasaba los limites naturales y humanos, no lo creía. Tal vez le gustaba seducir mujeres a diestra y siniestra, entendía eso pero no podía concebir que una mujer tuviera tiempo de decir que si cuando yo me encontraba petrificada y con la sangre helada. De un golpe saque el aire-se me había olvidado seguir respirando- y deslice mi manos entre las suyas, por muy guapo que me pareciera seguía sin gustarme ese tacto, no era muy de piel, prefería que todo se llevara a cabo fuera de mi burbuja. No me gustaba que nadie traspasara mi barrera de comodidad, sobre todo después de eso-Creo que está muy confundido-no le podía gustar alguien que cavaba de ver, creía en que se podía admirar a una persona por lo físico pero si alguien me gustaba primero me tomaba la molestia de conocerlo. Se levantó dándome la espalda, yo aún seguía en shock por lo que acababa de ocurrir.
Cuando supuse que él se había dado cuenta de todo algo que le llamó la atención fue su comportamiento de lo más extraño: Me miro como si fuera una atracción de circo o como si esperara que me le aventara gritando a los cuatro vientos, me levante de golpe había rebasado los límites al jugar con algo de lo que no tenía control. Jamás debí de haber dado pie a una conversación. No sabía si me había gustado o no ese roce, me encontraba inquieta y solo quería salir corriendo, no le tenía miedo, era un simple hombre pero si tan solo se hubiera mantenido alejado de mi piel todo hubiera salido perfecto-No se disculpe-carraspeé mientras caminaba a lado contrarío y subía los escaloncitos que daba al escenario a toda prisa-Lo entiendo perfectamente me pasa seguido, me emociono mucho pero…está bien-¿Por qué no había salido corriendo despavorida? Definitivamente podría hacerlo, tal vez de una forma un poco torpe pero no, como si fuera un imán me mantenía solo a unos metros lejos de él.
Thibault me recordaba cosas que definitivamente mi cerebro se había encargado de esconder durante mucho tiempo. Cosas que me daban miedo, Thibault no me provocaba miedo pero tampoco me sentía 100%, erraría al tratar de describir lo que me ocurría-¿Se encuentra bien? Por mi parte olvidare lo de hace un momento, no se te tiene porque martirizar, es más si prefiere que me retire lo haré-de la nada había encontrado una pretexto para salir del teatro, pero muy en el fondo sabía que no me quería ir, quería seguir averiguando porque me encontraba tan interesada en él, habia olvidado que venia a practicar un poco y todo gracias a él.
Off: Contesto ahora porque quería aprovechar mi poca imaginación, no me gustó nada el post, lo hice como tres veces. Como sea espero te guste y no te preocupes en contestar, hazlo cuando puedas así das tiempo para que mi cerebro reaccione.
-¿Por qué le gustaría exactamente pintarme a mí? Apenas y nos conocemos el uno al otro-baje la mirada, saliendo del proceso mental en el que me había metido-Por otro lado, no creo ser tan hermosa como usted dice, de seguro tiene a miles de mujeres tras de usted que buscan dejar intacta su belleza en un cuadro…Las mujeres parisinas son las más hermosas o por lo menos eso es lo que se presume aquí, puede ofrecerle el puesto a cualquiera de esas chicas-inevitablemente rodé los ojos de forma irónica y cansada, ya me había dado por vencida, el francés no cambiaría y eso estaba bien para mí después de todo, el amor propio que tenía cuando llegue se había esfumado con tanta presunción-No veo cómo puede interesarle una extranjera-finiquite segura de mis palabras. Lo había rechazado, eso había sido malo. Malo porque él había sido amable y porque simplemente le semillita de vanidad que había puesto en mí me había hecho sentir bien. Un sudor frío recorrió mi cuerpo cuando sentí su cercanía, el corazón estaba punto de brotar de mi pecho, la valentía fue sustituida el temor de tener a alguien tan cerca. No había tenido tiempo de siquiera de levantarme y caminar fuera del local, con la columna pegada al respaldo de la butaca solo podía fijar mi mente en la desnudes de la poca que luz que nos bañaba-No puedo, en serio lo siento-respondí mecánicamente. Me sentía acorralada y mareada, todo me daba vueltas, sabía que seguía despierta gracias sus manos gélidas contra la mía.
Un suspiro escapo de mi boca al mirar de reojo a aquel ángel postrado en la butaca ¿Yo? ¿Le gustaba él? De seguro era una broma, no era fea pero a él decirle hermoso era un insulto, su rostro perfectamente cincelado sobrepasaba los limites naturales y humanos, no lo creía. Tal vez le gustaba seducir mujeres a diestra y siniestra, entendía eso pero no podía concebir que una mujer tuviera tiempo de decir que si cuando yo me encontraba petrificada y con la sangre helada. De un golpe saque el aire-se me había olvidado seguir respirando- y deslice mi manos entre las suyas, por muy guapo que me pareciera seguía sin gustarme ese tacto, no era muy de piel, prefería que todo se llevara a cabo fuera de mi burbuja. No me gustaba que nadie traspasara mi barrera de comodidad, sobre todo después de eso-Creo que está muy confundido-no le podía gustar alguien que cavaba de ver, creía en que se podía admirar a una persona por lo físico pero si alguien me gustaba primero me tomaba la molestia de conocerlo. Se levantó dándome la espalda, yo aún seguía en shock por lo que acababa de ocurrir.
Cuando supuse que él se había dado cuenta de todo algo que le llamó la atención fue su comportamiento de lo más extraño: Me miro como si fuera una atracción de circo o como si esperara que me le aventara gritando a los cuatro vientos, me levante de golpe había rebasado los límites al jugar con algo de lo que no tenía control. Jamás debí de haber dado pie a una conversación. No sabía si me había gustado o no ese roce, me encontraba inquieta y solo quería salir corriendo, no le tenía miedo, era un simple hombre pero si tan solo se hubiera mantenido alejado de mi piel todo hubiera salido perfecto-No se disculpe-carraspeé mientras caminaba a lado contrarío y subía los escaloncitos que daba al escenario a toda prisa-Lo entiendo perfectamente me pasa seguido, me emociono mucho pero…está bien-¿Por qué no había salido corriendo despavorida? Definitivamente podría hacerlo, tal vez de una forma un poco torpe pero no, como si fuera un imán me mantenía solo a unos metros lejos de él.
Thibault me recordaba cosas que definitivamente mi cerebro se había encargado de esconder durante mucho tiempo. Cosas que me daban miedo, Thibault no me provocaba miedo pero tampoco me sentía 100%, erraría al tratar de describir lo que me ocurría-¿Se encuentra bien? Por mi parte olvidare lo de hace un momento, no se te tiene porque martirizar, es más si prefiere que me retire lo haré-de la nada había encontrado una pretexto para salir del teatro, pero muy en el fondo sabía que no me quería ir, quería seguir averiguando porque me encontraba tan interesada en él, habia olvidado que venia a practicar un poco y todo gracias a él.
Off: Contesto ahora porque quería aprovechar mi poca imaginación, no me gustó nada el post, lo hice como tres veces. Como sea espero te guste y no te preocupes en contestar, hazlo cuando puedas así das tiempo para que mi cerebro reaccione.
Cassandra Tsitak- Gitano
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Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
El plan no funciono. Por el contrario, había salido contraproducente. Tan solo había logrado que la joven se sintiera incomoda en su presencia y como era obvio, que se diera prisa en intentar alejase de el cuanto antes. ¿La oveja se había dado cuenta del peligro que corría estando tan cerca del lobo? Todo lo que había hecho minutos atrás había quedado en el suelo. Su gran actuación, sus palabras verdaderas, todo estaba perdido. Le rechazaba, algo que no había hecho nadie hasta la fecha, ni siquiera cuando había sido un humano. Y esta jovencita de escasos años lo hacia, sin miedo, sin culpa, sin detenerse a pensar en las consecuencias que eso traería. Aunque ella no tenia idea de tal, ni de que tan grave podía resultarle el juego de la dama digna. La observó ponerse de pie y alistarse, preparada para salir del recinto en el que se encontraban en cualquier momento.
El vampiro se quedo inmóvil y callado cuando la vio pasar a su lado para subir las escaleras que la llevarían nuevamente al escenario donde la había encontrado. Pudo haber alargado su mano y tomarla con tanta rapidez que apenas le hubiera dado tiempo de razonarlo, pudo haber detenido antes que sus pies de bailarina rozaran los escalones, pero no lo hizo. Se contenía, en el fondo sabia lo que se avecinaba y no le gustaba, cosa que estaba mal. Un vampiro no debía sentir pena por sus victimas y Thibault no lo había hecho hasta ahora. Todavía le resultaba inquietante la simpatía que le ocasionaba esa mortal, aun no daba crédito a su forma de sentir hacia ella. Era extraño, pero por sobre todas las cosas, iba contra de su naturaleza. Cualquier vampiro que fuese espectador de tal escena lo llamaría idiota, al menos lo haría si de verdad permitía que se le fuera la presa así como así.
Alzo la vista entonces y vio como Karolina estaba casi a punto de irse, un par de pasos mas y la habría perdido de vista. Pero tenía la rapidez a su favor, un don que la inmortalidad le había brindado y que no desaprovecharía. Se mantuvo inmóvil solamente el tiempo necesario, en lo que pensaba como solucionar todo aquello que se había desatado gracias a su poca prudencia al decir las cosas. Y finalmente se puso en marcha. Subió las escaleras de una manera tan rápida que no era propia de un humano y en cuestión de dos segundos estuvo junto a la joven. – No te vayas, Karolina. – Le pidió aun de un modo aparentemente amable, como si estuviera seguro de que con mostrarse de ese modo, ella accedería. – Por favor… - Volvió a pedir, esta vez su voz pareció apagarse mientras la pronunciaba. Pero la joven hizo caso omiso y eso le molesto. Un vampiro enojado, no era en absoluto bueno para ella, para nadie en realidad.
- No me hagas hacer algo que no quiero. – Eso bien podía sonar como una amenaza, por que de hecho lo era. La joven nuevamente parecía hacer caso omiso a lo que el vampiro le pedía. Quizás por miedo, quizás por simple cobardía, pero era obvio que a la muchacha ya no le estaba haciendo ninguna gracia la manera en que Thibault estaba actuando. Pronto el vampiro amable y caballeroso parecía haber quedado en el olvido, dando paso a un hombre que demostraba sentir poca culpa por tomar de esa manera tan agresiva el brazo de una dama. Así fue, al ver como no impediría que esta se alejara, poso su mano sobre uno de sus delgados brazos, ejerciendo la fuerza suficiente para impedir que le dejara. – Te dije que no me obligaras a hacer algo que no quería, Karolina… - La miro a los ojos, nuevamente la inspecciono y pudo ver como el miedo empezaba a colársele en el cuerpo. Poso su mano libre sobre la mejilla de la joven y la acaricio, como esperando que eso la calmara, pero por el contrario, solo lograría alterarla todavía mas. – Pórtate bien conmigo…quédate quieta…muy quieta y te juro que casi no te va a doler… - Apenas termino de hablar y ya había dejado su secreto al descubierto, de su boca , de su perfecta dentadura sobresalían dos colmillos, ansiosos por romper la fina piel la victima.
El vampiro se quedo inmóvil y callado cuando la vio pasar a su lado para subir las escaleras que la llevarían nuevamente al escenario donde la había encontrado. Pudo haber alargado su mano y tomarla con tanta rapidez que apenas le hubiera dado tiempo de razonarlo, pudo haber detenido antes que sus pies de bailarina rozaran los escalones, pero no lo hizo. Se contenía, en el fondo sabia lo que se avecinaba y no le gustaba, cosa que estaba mal. Un vampiro no debía sentir pena por sus victimas y Thibault no lo había hecho hasta ahora. Todavía le resultaba inquietante la simpatía que le ocasionaba esa mortal, aun no daba crédito a su forma de sentir hacia ella. Era extraño, pero por sobre todas las cosas, iba contra de su naturaleza. Cualquier vampiro que fuese espectador de tal escena lo llamaría idiota, al menos lo haría si de verdad permitía que se le fuera la presa así como así.
Alzo la vista entonces y vio como Karolina estaba casi a punto de irse, un par de pasos mas y la habría perdido de vista. Pero tenía la rapidez a su favor, un don que la inmortalidad le había brindado y que no desaprovecharía. Se mantuvo inmóvil solamente el tiempo necesario, en lo que pensaba como solucionar todo aquello que se había desatado gracias a su poca prudencia al decir las cosas. Y finalmente se puso en marcha. Subió las escaleras de una manera tan rápida que no era propia de un humano y en cuestión de dos segundos estuvo junto a la joven. – No te vayas, Karolina. – Le pidió aun de un modo aparentemente amable, como si estuviera seguro de que con mostrarse de ese modo, ella accedería. – Por favor… - Volvió a pedir, esta vez su voz pareció apagarse mientras la pronunciaba. Pero la joven hizo caso omiso y eso le molesto. Un vampiro enojado, no era en absoluto bueno para ella, para nadie en realidad.
- No me hagas hacer algo que no quiero. – Eso bien podía sonar como una amenaza, por que de hecho lo era. La joven nuevamente parecía hacer caso omiso a lo que el vampiro le pedía. Quizás por miedo, quizás por simple cobardía, pero era obvio que a la muchacha ya no le estaba haciendo ninguna gracia la manera en que Thibault estaba actuando. Pronto el vampiro amable y caballeroso parecía haber quedado en el olvido, dando paso a un hombre que demostraba sentir poca culpa por tomar de esa manera tan agresiva el brazo de una dama. Así fue, al ver como no impediría que esta se alejara, poso su mano sobre uno de sus delgados brazos, ejerciendo la fuerza suficiente para impedir que le dejara. – Te dije que no me obligaras a hacer algo que no quería, Karolina… - La miro a los ojos, nuevamente la inspecciono y pudo ver como el miedo empezaba a colársele en el cuerpo. Poso su mano libre sobre la mejilla de la joven y la acaricio, como esperando que eso la calmara, pero por el contrario, solo lograría alterarla todavía mas. – Pórtate bien conmigo…quédate quieta…muy quieta y te juro que casi no te va a doler… - Apenas termino de hablar y ya había dejado su secreto al descubierto, de su boca , de su perfecta dentadura sobresalían dos colmillos, ansiosos por romper la fina piel la victima.
Off: No te ha salido raro, me ha gustado nuevamente tu respuesta.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
Que lento y triste pasaba el tiempo cuando el miedo se apoderaba de tu cuerpo, ya no me agradaba ni siquiera un poco estar tan cerca de ese hombre sobretodo porque no entendía el porqué de todo él. Pase saliva amargamente cuando con una velocidad algo exagerada se volvió posar a mi lado ¿Cómo lo había hecho? Daba lo mismo ahora seguramente yo sería la víctima de algún asesinato y si… ¿Y si me habían encontrado? ¿Había huido de tan lejos solo para que me encontraran los “amigos” de mi papá? Debí suponerlo desde que Thibault había acaparado mi atención, era bastante irresponsable pero nunca como en ese momento en que ahora mi seguridad se veía en peligro inminente. Los palcos elegantemente adornados se quebraban sobre la luz que a mi parecer se tornaba más lúgubre igual que sus palabras, no podía correr era muy tarde para eso, inspeccionando mis posibilidades me di cuenta de que no tenía muchas solo tal vez rogar que no me hiciera nada o quedarme callada y esperar que me hiciera algo. No quería pensar mucho en eso por una simple razón: Mi mente se encontraba totalmente nublada.
Lo que tenía por querer ser más sociable en un mundo nuevo era eso, me había ganado una amenaza y un frío que me perforaba en los huesos de forma bastante salvaje-Por favor-le pedí mientras caminaba dos pequeños pasos lejos de él, no estaba segura de donde había sacado ese valor para hablar y para moverme, había escuchado que cuando te encuentras en peligro superas incluso tus miedos más profundos y los transformas en energía…pero esa energía me ensordecía al gritar que no duraría mucho. Sus palabras trataban de sonar amables a mi juicio pero ya no le creía, su sensual voz ahora me daba escalofríos-Thibault por favor…no…-jale mi cuerpo cuando otra descarga de adrenalina se hizo presente, un intento por escapar se quedó en solo eso cuando se escuchó un “crack”, la fuerza ejercida sobre mi brazo no era mucha pero si era suficiente al momento en que mi extremidad se tensó para huir. Me dolió, me espante pero solo fue un sonido engañoso de mis huesos.
Arrugue la frente cuando su mano descarada me toco, me amenazaba, se hacía al malo que sentía culpa y a pesar de eso osaba con poner su mano en mi piel. Mi cabeza se sacudió para quitar su mano fría, estaba consciente de que eso lo haría enojar pero ¿Que más daba? Él era el fuerte y no yo. Si no iba a salir viva de ahí por lo menos tenía que pelear un poco, no iba a morir sin intentarlo, estaba mal si creía que me quedaría quieta mientras me mataba y justo cuando creí que tal vez solo me torturaría un poco varias imágenes borrosas golpearon mi cabeza, esas facciones que no daban pase al cielo ni salida del limbo. Los pulmones me golpeaban el pecho en busca de aire, no encontraba explicación del porque todo eso se me hacía tan familiar, como si ya lo hubiera vivido-Haré lo que quieras solo déjame ir por favor…no…no le diré a nadie tú-mi cuerpo había sucumbido al temor de verlo así-Tú secreto ¡Por favor!...-con el orgullo arrodillado solo me quedo aprovechar que las zapatillas de ballet resbalaron en el piso de madera para poder sentarme o dejarme caer en el piso.
Un...¿Vampiro? Definitivamente me mataria, no tenia oportunidad ¡Dios¡ Ni siquiera queria pensar en lo que era porque los recuerdos tenebrosos y nada claros regresaban. Queria dejar de sentir y que mi cuerpo o mente salieran de ese lugar y olvidaran como y porque habia llegado.
Me arrastre hacia atrás, esperando que el alma me regresara al cuerpo pero aún seguía a merced de su brazo “No llores Karolina, ten un poco de dignidad si sobreviviste una vez lo podrás hacer de nuevo” la voz en mi cabeza seguía gritando pero yo solo podía aferrarme al piso con la mano que me quedaba libre. Levante la mirada solo para examinar su rostro, a él no le importaba que fuera su presa, no le importara que estuviera en un estado de shock tal que no me importaba rogar, solo quería que me dejara-Déjame, no te hice nada por favor…Juro no hablar-mis palabras tontas ante algo como él eran poca cosa, solo una pequeño escudo que tenía como objetivo desviar y evitar mi problema de frustración y perdida.
Lo que tenía por querer ser más sociable en un mundo nuevo era eso, me había ganado una amenaza y un frío que me perforaba en los huesos de forma bastante salvaje-Por favor-le pedí mientras caminaba dos pequeños pasos lejos de él, no estaba segura de donde había sacado ese valor para hablar y para moverme, había escuchado que cuando te encuentras en peligro superas incluso tus miedos más profundos y los transformas en energía…pero esa energía me ensordecía al gritar que no duraría mucho. Sus palabras trataban de sonar amables a mi juicio pero ya no le creía, su sensual voz ahora me daba escalofríos-Thibault por favor…no…-jale mi cuerpo cuando otra descarga de adrenalina se hizo presente, un intento por escapar se quedó en solo eso cuando se escuchó un “crack”, la fuerza ejercida sobre mi brazo no era mucha pero si era suficiente al momento en que mi extremidad se tensó para huir. Me dolió, me espante pero solo fue un sonido engañoso de mis huesos.
Arrugue la frente cuando su mano descarada me toco, me amenazaba, se hacía al malo que sentía culpa y a pesar de eso osaba con poner su mano en mi piel. Mi cabeza se sacudió para quitar su mano fría, estaba consciente de que eso lo haría enojar pero ¿Que más daba? Él era el fuerte y no yo. Si no iba a salir viva de ahí por lo menos tenía que pelear un poco, no iba a morir sin intentarlo, estaba mal si creía que me quedaría quieta mientras me mataba y justo cuando creí que tal vez solo me torturaría un poco varias imágenes borrosas golpearon mi cabeza, esas facciones que no daban pase al cielo ni salida del limbo. Los pulmones me golpeaban el pecho en busca de aire, no encontraba explicación del porque todo eso se me hacía tan familiar, como si ya lo hubiera vivido-Haré lo que quieras solo déjame ir por favor…no…no le diré a nadie tú-mi cuerpo había sucumbido al temor de verlo así-Tú secreto ¡Por favor!...-con el orgullo arrodillado solo me quedo aprovechar que las zapatillas de ballet resbalaron en el piso de madera para poder sentarme o dejarme caer en el piso.
Un...¿Vampiro? Definitivamente me mataria, no tenia oportunidad ¡Dios¡ Ni siquiera queria pensar en lo que era porque los recuerdos tenebrosos y nada claros regresaban. Queria dejar de sentir y que mi cuerpo o mente salieran de ese lugar y olvidaran como y porque habia llegado.
Me arrastre hacia atrás, esperando que el alma me regresara al cuerpo pero aún seguía a merced de su brazo “No llores Karolina, ten un poco de dignidad si sobreviviste una vez lo podrás hacer de nuevo” la voz en mi cabeza seguía gritando pero yo solo podía aferrarme al piso con la mano que me quedaba libre. Levante la mirada solo para examinar su rostro, a él no le importaba que fuera su presa, no le importara que estuviera en un estado de shock tal que no me importaba rogar, solo quería que me dejara-Déjame, no te hice nada por favor…Juro no hablar-mis palabras tontas ante algo como él eran poca cosa, solo una pequeño escudo que tenía como objetivo desviar y evitar mi problema de frustración y perdida.
Cassandra Tsitak- Gitano
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Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
Era tarde, lo era, al menos para Karolina. ¿Las suplicas servirían de algo? Tal vez si se hicieran a quien las tome en cuenta, a algún ser con corazón, con sentimientos. ¿Y Thibault poseía tales cosas? Era difícil saberlo. A menudo parecía que no, Ebba, su hermana, era la única que hacia sacar a flote algo de eso con su sola presencia, pero con el resto de los humanos era distinto, no distinguía rostros, eran todos una especie de masas amorfas paseándose a su alrededor, ni siquiera los tomaría en cuenta de no ser por que eran ellos los contenedores de ese liquido vital para las criaturas de la noche como el. No, no podían pasar desapercibidos de aquel modo, no poseyendo ese aroma tan delicioso, idéntico al que Karolina despedía de esa piel tersa y blanquecina. Todo en ella era apetitoso, pero era su sangre lo que le interesaba realmente y no se iría de ahí sin ella. La escucho rogar, suplicarle que le dejara en paz. Si, así de ingenuos eran los humanos, así de frágiles, quebrándose a la primera, olvidándose de su poca dignidad aun en su último momento de vida. El brazo del inmortal hacia total contraste con el de la humana, sobre todo si de calor corporal se habla. El brazo de Thibault era como un hielo que congelaba la piel tibia de la joven, dejándola helada, de miedo sobre todo.
- Nada de esto tenia por que ocurrir Karolina, te lo dije, te lo advertí y lo pasaste por alto, has sido tu quien me ha orillado de este modo tan hostil, pudo ser sencillo, puede ser incluso aun, si tu quieres… - Su mano libre se poso esta vez sobre ese rostro que antes había estado rosado y ahora estaba completamente pálido a causa del susto; sus dedos recorrieron con lentitud cada poro en la mejilla de la joven, disfrutando en su totalidad de ese calor que desprendía todo su ser. Los dedos recorrieron el cuello de una manera casi lasciva, posándolos sobre una vena que yacía saltada y palpitante y finalmente sus dedos pararon en el escote del vestido que llevaba encima, sobre el pecho específicamente, sintiendo y escuchando con claridad cada uno de los latidos de ese corazón que latía como caballo desbocado en su interior. La joven le prometía silencio, pero era lo que menos le importaba al vampiro. El que alguien supiera su secreto no le traería la menor consecuencia, además de que Karolina no lo haría, no hablaría si el no se lo permitía. En sus manos estaba la vida o la muerte de esa indefensa humana, el era lo mas cercano a Dios en esos instantes y nada le garantizaba que fuese igual de misericordioso.
- Shhh…tranquila…no voy a matarte, ¿es lo que quieres saber, no es así? No tienes por que sentir miedo Karolina, creí que te había agradado…¿me has mentido? Voy a sentirme muy desilusionado si tu respuesta es una afirmación, por que tu me agradas, no me mentido al decirlo, me gustas y mucho. – Los dedos de una de sus manos se enredaba una y otra vez entre sus dorados cabellos. El aroma era ya bastante insoportable para la sed infinita que se abría paso en su interior, era hora ya de poner fin a su sufrimiento y dar paso al de ella. Acerco su rostro al de la joven, a apenas escasos centímetros de esa piel calida y suave, aspirando el olor que tanto lograba excitarlo, sus ojos parecieron brillar con intensidad a causa del jubilo que le producía estar a punto de alimentarse y finalmente la piel fría de sus labios se posaron sobre la mejilla de la muchacha. La tenia acorralada contra la pared para ese entonces, sujeta de ambos brazos, imposibilitándola para un escape. Los labios del vampiro recorrieron nuevamente lo que sus dedos habían recorrido anteriormente, posándose al igual sobre la vena saltada que permanecía en el cuello de Karolina, suplicante por no pasar desapercibida.
Fueron breves los segundos que transcurrieron hasta que al fin el vampiro abría la boca para preparar a sus colmillos a tan suculento manjar. Un movimiento de cabeza fue suficiente para tomar el impulso que le permitiría clavar sus afilados colmillos sobre esa delicada piel que se rompía al instante con su contacto. Escucho con claridad y nitidez el sonido de la dermis desgarrándose ante el impacto y finalmente su boca inundándose con ese liquido delicioso que lo ponía en un éxtasis total. Oh Karolina, maldita la hora en que había osado en acudir al teatro.
- Nada de esto tenia por que ocurrir Karolina, te lo dije, te lo advertí y lo pasaste por alto, has sido tu quien me ha orillado de este modo tan hostil, pudo ser sencillo, puede ser incluso aun, si tu quieres… - Su mano libre se poso esta vez sobre ese rostro que antes había estado rosado y ahora estaba completamente pálido a causa del susto; sus dedos recorrieron con lentitud cada poro en la mejilla de la joven, disfrutando en su totalidad de ese calor que desprendía todo su ser. Los dedos recorrieron el cuello de una manera casi lasciva, posándolos sobre una vena que yacía saltada y palpitante y finalmente sus dedos pararon en el escote del vestido que llevaba encima, sobre el pecho específicamente, sintiendo y escuchando con claridad cada uno de los latidos de ese corazón que latía como caballo desbocado en su interior. La joven le prometía silencio, pero era lo que menos le importaba al vampiro. El que alguien supiera su secreto no le traería la menor consecuencia, además de que Karolina no lo haría, no hablaría si el no se lo permitía. En sus manos estaba la vida o la muerte de esa indefensa humana, el era lo mas cercano a Dios en esos instantes y nada le garantizaba que fuese igual de misericordioso.
- Shhh…tranquila…no voy a matarte, ¿es lo que quieres saber, no es así? No tienes por que sentir miedo Karolina, creí que te había agradado…¿me has mentido? Voy a sentirme muy desilusionado si tu respuesta es una afirmación, por que tu me agradas, no me mentido al decirlo, me gustas y mucho. – Los dedos de una de sus manos se enredaba una y otra vez entre sus dorados cabellos. El aroma era ya bastante insoportable para la sed infinita que se abría paso en su interior, era hora ya de poner fin a su sufrimiento y dar paso al de ella. Acerco su rostro al de la joven, a apenas escasos centímetros de esa piel calida y suave, aspirando el olor que tanto lograba excitarlo, sus ojos parecieron brillar con intensidad a causa del jubilo que le producía estar a punto de alimentarse y finalmente la piel fría de sus labios se posaron sobre la mejilla de la muchacha. La tenia acorralada contra la pared para ese entonces, sujeta de ambos brazos, imposibilitándola para un escape. Los labios del vampiro recorrieron nuevamente lo que sus dedos habían recorrido anteriormente, posándose al igual sobre la vena saltada que permanecía en el cuello de Karolina, suplicante por no pasar desapercibida.
Fueron breves los segundos que transcurrieron hasta que al fin el vampiro abría la boca para preparar a sus colmillos a tan suculento manjar. Un movimiento de cabeza fue suficiente para tomar el impulso que le permitiría clavar sus afilados colmillos sobre esa delicada piel que se rompía al instante con su contacto. Escucho con claridad y nitidez el sonido de la dermis desgarrándose ante el impacto y finalmente su boca inundándose con ese liquido delicioso que lo ponía en un éxtasis total. Oh Karolina, maldita la hora en que había osado en acudir al teatro.
Thibault Colville- Vampiro Clase Alta
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Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
Helada del miedo, no me importaba que mano fría comenzara a tener repercusiones sobre mi brazo. Ahora era lo que menos me importaba, solo quería que eso acabara ¡Maldita la hora en que había llegado a ese lugar! Me desespero sentir sus dedos por mi mejilla pero me desespero aún más sentirlos bajando, si era una tortura definitivamente era la más cruel que podría emplear sobre mí-¿Por…por?-trate de completar la pregunta pero la garganta estaba cerrada por el miedo que tenía ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Habiendo tantos habitantes en Paris yo tenía que ser la desgraciada. Seguía luchando, a mi manera, esperando que él tuviera un acto humano y dejara de hacer lo que hacía. Sus palabras me perforaban el cuerpo, estaba aterrada y esconderlo a esas alturas era estúpido, sentía el corazón palpitar como loco no solo en mi pecho, también sentía el palpitar en las yemas de los dedos, en la sien, en el cuello…yo era como un corazón gigante que se detendría en cualquier momento. Me hice para atrás buscando salida pero mi espalda solo se había topado con la pared-Déjame ir por favor-la voz temblorosa se quebró mientras aun luchaba para que me soltara, en vano mucho ya que al ser mucho más fuerte que yo era casi imposible que yo saliera triunfante-¡Suéltame!-le grite en un impulso del que tuve conciencia hasta después.
Sus palabras habían sido claras “Haz algo que no me guste y me las pagas”, no había seguido sus reglas al gritarle-Déjame en paz-moví el cuerpo temerosa esta vez, quería que entendiera pero al mismo tiempo cuidaba de no enojarlo del todo, ya mal me iría y sin hacerle nada. Algo húmedo y cálido, a comparación de la piel de mi atacante, broto de mis ojos, apenas dos pequeña lagrimitas recorriendo mis mejillas cuando sus labios fríos llegaron hasta donde la vena, cerré los ojos y espere el momento…Un quejido se reprimió en mi garganta cuando sus dientes rompieron la piel de mi cuello, varias lagrimas salieron de más. Los poros de mi piel pululaban al grado en que pude sentir perfectamente incluso como era que succionaba la sangre. Empuje de su pecho con la fuerza que tenía, pero los músculos contraídos del estómago no me dejaron hacer mucho al contrario cada vez me sentía más débil, me había tomado a su medida como una pequeña mascota que no puede hacer nada más que esperar.
“Veta Karolina, vete de aquí” mi propia voz, que venia no de mi cabeza si no de afuera, me gritaba cosas que sonaban poco razonables pues estaba siendo atacada y seguramente sería asesinada, aunque el dijera lo contrario. Apreté los ojos una vez y deje de hacer presión contra su pecho, perdiendo fuerzas, dejando el hilo de sufrimiento pendiendo de algo ajeno a mí… ¿Quién era esa chica? ¿Y el chico? ¿Qué le hacía? ¡Pobre! Podía decir que se parecía a mí pero esa no era yo, ni siquiera recordaba porque había ido al teatro daba igual. Deje la escena en donde la chica rubia era atacada, todas las imágenes molestas eran bloqueadas por otras como mis preciosa montañas que se entre mezclaban con las nubes y los haces de luz que caían desde el cielo ¿Cómo es que no recordaba salir de Macedonia hacia otro lugar? Por simple curiosidad toque mi cuello, nada, no estaba mancillado por ninguna clase de cicatriz, no me dolía ni un poco…el dolor no existía en esa parte de mi mente.
Pero duró poco el momento, la punzada de dolor me hizo regresar el espacio en donde me encontraba. El caballero mentiroso seguía prendado de mi cuello, las lágrimas me obstruían la visión pues todas se habían acumulado en la orilla de los ojos-Basta-en realidad no quise susurrarle eso si no todo lo contrario, quería que siguiera y que me matara de una buena vez por todas, solo sería cosa de que tomara un poco más de mi para que los temblores de mi cuerpo se volvieran más notorios y para que mis piernas acabaran por quebrarse gracias al peso que no podían seguir soportando. Qué rueda de la fortuna más indeseada me había tocado, un…no muerto tomando mi vida para seguir viviendo, triste sin lugar a dudas. Un ballet sin sentido, asi era ese momento.
Off: Siento tardar tanto en serio y siento no contestar los mp antes :/ Tambien siento el post, no me gusto mucho pero bueno lo hice con dedicación =)
Sus palabras habían sido claras “Haz algo que no me guste y me las pagas”, no había seguido sus reglas al gritarle-Déjame en paz-moví el cuerpo temerosa esta vez, quería que entendiera pero al mismo tiempo cuidaba de no enojarlo del todo, ya mal me iría y sin hacerle nada. Algo húmedo y cálido, a comparación de la piel de mi atacante, broto de mis ojos, apenas dos pequeña lagrimitas recorriendo mis mejillas cuando sus labios fríos llegaron hasta donde la vena, cerré los ojos y espere el momento…Un quejido se reprimió en mi garganta cuando sus dientes rompieron la piel de mi cuello, varias lagrimas salieron de más. Los poros de mi piel pululaban al grado en que pude sentir perfectamente incluso como era que succionaba la sangre. Empuje de su pecho con la fuerza que tenía, pero los músculos contraídos del estómago no me dejaron hacer mucho al contrario cada vez me sentía más débil, me había tomado a su medida como una pequeña mascota que no puede hacer nada más que esperar.
“Veta Karolina, vete de aquí” mi propia voz, que venia no de mi cabeza si no de afuera, me gritaba cosas que sonaban poco razonables pues estaba siendo atacada y seguramente sería asesinada, aunque el dijera lo contrario. Apreté los ojos una vez y deje de hacer presión contra su pecho, perdiendo fuerzas, dejando el hilo de sufrimiento pendiendo de algo ajeno a mí… ¿Quién era esa chica? ¿Y el chico? ¿Qué le hacía? ¡Pobre! Podía decir que se parecía a mí pero esa no era yo, ni siquiera recordaba porque había ido al teatro daba igual. Deje la escena en donde la chica rubia era atacada, todas las imágenes molestas eran bloqueadas por otras como mis preciosa montañas que se entre mezclaban con las nubes y los haces de luz que caían desde el cielo ¿Cómo es que no recordaba salir de Macedonia hacia otro lugar? Por simple curiosidad toque mi cuello, nada, no estaba mancillado por ninguna clase de cicatriz, no me dolía ni un poco…el dolor no existía en esa parte de mi mente.
Pero duró poco el momento, la punzada de dolor me hizo regresar el espacio en donde me encontraba. El caballero mentiroso seguía prendado de mi cuello, las lágrimas me obstruían la visión pues todas se habían acumulado en la orilla de los ojos-Basta-en realidad no quise susurrarle eso si no todo lo contrario, quería que siguiera y que me matara de una buena vez por todas, solo sería cosa de que tomara un poco más de mi para que los temblores de mi cuerpo se volvieran más notorios y para que mis piernas acabaran por quebrarse gracias al peso que no podían seguir soportando. Qué rueda de la fortuna más indeseada me había tocado, un…no muerto tomando mi vida para seguir viviendo, triste sin lugar a dudas. Un ballet sin sentido, asi era ese momento.
Off: Siento tardar tanto en serio y siento no contestar los mp antes :/ Tambien siento el post, no me gusto mucho pero bueno lo hice con dedicación =)
Cassandra Tsitak- Gitano
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Re: Te podría decir lo que siento pero entonces no podría bailarlo {Privado}
Todavía lograba fascinarlo la pasión con la que los humanos se aferraban tanto a la vida. Simplemente fascinante. Increíble que lo hicieran luego de que muchos de ellos renegaban tanto de lo infelices que podían llegar a ser por cualquier minima cosa, cualquier estupidez. No era hasta el momento de la muerte en la que se arrepentían de todo, el momento en que rogaban por que se les diera una nueva oportunidad, el momento en el que estarían dispuestos a hacer uso de uñas y dientes para defenderla como animales. ¿Pero estaría la vida dispuesta a darles una nueva oportunidad a ellos?, ¿lo haría luego de haber sido ofendida tantas veces al ser llamada cruel, perra, maldita?
Tan fascinante como ese momento en que la sangre de la humana empezaba a fluir en la boca del vampiro que la tenia acorralada. Thibault empezaba a sentir ese éxtasis del que eran presa los de su raza cada vez que bebían, similar a esa sensación de un orgasmo, quizás mejor que eso. Podía sentir como el líquido viscoso se colaba entre sus dientes, entre su lengua, bajando hasta la garganta, casi podía sentir latir nuevamente ese corazón muerto, casi podía asegurar que aun era humano, por que así era como se sentía cada vez que se alimentaba: vivo. Ignoro las suplicas de la muchacha, hizo caso omiso a sus fórjeselos, los cuales resultaban completamente inútiles a comparación de la fuerza que el poseía. La mantenía acorralada y sin salida contra esa pared. Ahora el era dueño de su destino, de la misma manera en la que aquella vampira había sido dueña de la de el un año atrás. Era bastante complejo el hecho de saber que el mismo se había visto en esa situación en esa época, el también suplicado por su vida, también había rogado que le dejaran en paz, que por favor le dejaran ir. El también había sido ignorado…
Una vez que un vampiro bebe, es difícil detenerse y lo es mucho más cuando el sabor de la sangre resulta tan exquisita. Karolina tenía eso en su contra, su sangre era demasiado deliciosa como para desperdiciarla, como para dejarla ir viva. Thibault parecía aferrarse aun mas a ella, no conforme con hacerle daño con los colmillos que seguían moviéndose sobre la herida de la que succionaba, también la hería con las manos que se aferraban al cuerpo frágil de la muchacha, atrayéndola hacia el con tanta fuerza que lograba asfixiarla. Como si de verdad pudiera zafarse de sus garras.
Pronto no hubo mas movimientos con los cuales seguir luchando. El cuerpo de la chica perdía fuerza conforme el seguía succionando y su voz se oía mas como un susurro, hasta que finalmente se había apagado. Thibault sintió el cuerpo de la humana como un despojo, había dejado de ser lo que era para convertirse en un títere. Fue ahí cuando se obligo a dejar de beber de ella, muy a su pesar. Seguía con su idea de no asesinarla, había logrado cautivarlo tanto su sangre e incluso ella misma, que seria un verdadero desperdicio el que muriera esa noche. Alejo su boca del cuello, el cual quedo bañado en sangre al igual que sus labios, los cuales limpio con el puño de su camisa. Y la muchacha quedo tendida en el piso de aquel escenario, donde la más cruel de las obras había tenido lugar. Sus protagonistas se encontraban ahí todavía, el dudoso, pues daba la impresión de no saber que escena seguía, había olvidado su dialogo… La tomo entre sus brazos y decidió que se haría cargo de ella. Hizo uso de sus poderes vampiricos para salir de aquel lugar sin que nadie lo notase.
Tan fascinante como ese momento en que la sangre de la humana empezaba a fluir en la boca del vampiro que la tenia acorralada. Thibault empezaba a sentir ese éxtasis del que eran presa los de su raza cada vez que bebían, similar a esa sensación de un orgasmo, quizás mejor que eso. Podía sentir como el líquido viscoso se colaba entre sus dientes, entre su lengua, bajando hasta la garganta, casi podía sentir latir nuevamente ese corazón muerto, casi podía asegurar que aun era humano, por que así era como se sentía cada vez que se alimentaba: vivo. Ignoro las suplicas de la muchacha, hizo caso omiso a sus fórjeselos, los cuales resultaban completamente inútiles a comparación de la fuerza que el poseía. La mantenía acorralada y sin salida contra esa pared. Ahora el era dueño de su destino, de la misma manera en la que aquella vampira había sido dueña de la de el un año atrás. Era bastante complejo el hecho de saber que el mismo se había visto en esa situación en esa época, el también suplicado por su vida, también había rogado que le dejaran en paz, que por favor le dejaran ir. El también había sido ignorado…
Una vez que un vampiro bebe, es difícil detenerse y lo es mucho más cuando el sabor de la sangre resulta tan exquisita. Karolina tenía eso en su contra, su sangre era demasiado deliciosa como para desperdiciarla, como para dejarla ir viva. Thibault parecía aferrarse aun mas a ella, no conforme con hacerle daño con los colmillos que seguían moviéndose sobre la herida de la que succionaba, también la hería con las manos que se aferraban al cuerpo frágil de la muchacha, atrayéndola hacia el con tanta fuerza que lograba asfixiarla. Como si de verdad pudiera zafarse de sus garras.
Pronto no hubo mas movimientos con los cuales seguir luchando. El cuerpo de la chica perdía fuerza conforme el seguía succionando y su voz se oía mas como un susurro, hasta que finalmente se había apagado. Thibault sintió el cuerpo de la humana como un despojo, había dejado de ser lo que era para convertirse en un títere. Fue ahí cuando se obligo a dejar de beber de ella, muy a su pesar. Seguía con su idea de no asesinarla, había logrado cautivarlo tanto su sangre e incluso ella misma, que seria un verdadero desperdicio el que muriera esa noche. Alejo su boca del cuello, el cual quedo bañado en sangre al igual que sus labios, los cuales limpio con el puño de su camisa. Y la muchacha quedo tendida en el piso de aquel escenario, donde la más cruel de las obras había tenido lugar. Sus protagonistas se encontraban ahí todavía, el dudoso, pues daba la impresión de no saber que escena seguía, había olvidado su dialogo… La tomo entre sus brazos y decidió que se haría cargo de ella. Hizo uso de sus poderes vampiricos para salir de aquel lugar sin que nadie lo notase.
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