AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Secretos de la noche [Lestat]
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Secretos de la noche [Lestat]
Un pequeño sonido irritable se podía escuchar en el techo de la casa donde ella se quedaba. Era tal vez unos minutos pasadas las doce de la noche. El sueño no la dejaba en paz por lo que decidió levantarse de aquella pequeña cama y darse un baño con agua caliente. Su cuerpo aun dejaba ver de manera clara las grandes marcas de su atacante la noche en que había escapado de casa. El dolor era constante pero para no preocupar a las señoritas con las que vivía y a la responsable era mejor tragárselo. Cerró la regadera rápidamente y se envolvió en una pequeña toalla. Ya dentro de su habitación se puso un vestido morado y unos zapatitos de piso. Esta vez solo tomo un suéter ligero para cubrirse del frío de la noche. No tenía ganas de cargar con cosas pesadas en el cuerpo por lo que iría de manera ligera sin importar la hora, el tiempo o el peligro . Asegurándose que todos estuvieran dormidos dentro de ese lugar y con sumo cuidado salió del lugar notando que ligeras gotas de lluvia caían del cielo, sonrió con suavidad. Ese era el sonido molesto que no la dejaba descansar.
Doreen es una chica bastante delicada pero fuerte, desde pequeña había sido "entrenada" solo para hacer trabajos domésticos, para poder servir a esa persona "amada" y ser una hermosa e infeliz mujer perfecta. Pero su ambición de aventura, libertad y su querer conocer el amor por ella misma le hizo escapar de todo ese circo. No lamentaba lo ocurrido peor muchas preguntas veían a la cabeza después de su pequeño accidente. ¿Qué había sido aquella criatura que le había causado tal daño? ¿Era verdad que existían los hombres lobo? ¿Los vampiros? -"Todo eso no puede ser posible, yo estoy alucinando, debería enfocarme en las cosas del porque salí de casa en vez de fantasía"- La chica no dejaba de regañarse de manera interna una y otra vez. Pero por más regaños que se daba, por más que intentaba despejar su mente el deseo de saber más la hacía querer ir a lugares donde podía correr más "peligro". En realidad ella merecía saber, no había llegado a ese lugar por casualidad. Nada en esta vida es casualidad, todo viene siendo parte de un destino que tal vez es flexible y bondadoso que nos deja cometer errores en el trayecto a la meta que nos tiene marcada.
Después de un buen tiempo de caminar, la chica decide regresar a ese lugar que le tenía la inquietud por las nubes. -"Este es el mejor lugar para empezar... o terminar"- En sus hermosos labios rosas se formó una sonrisa aun más grande de la que ya tenía en un principio. Quería correr el riesgo sin importar las consecuencias, conocer a una criatura de esas extraordinarias que muchos temían pero que ella sentía un gran respeto. No tenía miedo más bien estaba emocionada, ilusionada y quien sabe... tal vez quería aprender un poco de ellos, tal vez ella por fin podría sentirse a gusto con alguien aunque no fuera de su misma especie, pero si con los mismo pensamientos y deseos. Poco a poco se fue adentrando al bosque, sin luz alguna más que su nueva cómplice:La luna. Esta estaba en lo más alto del cielo, se proyectaba de manera imponente sobre ella y su luz bañaba todo lo que se encontraba a su alrededor dándole un toque de misterio y sensualidad a la noche. ¿Por qué la noche podría ser sensual? Porque dentro de ella hasta la más educada de las personas podía sacar su lado escondido, ese lado que solo a oscuras y con su cómplice más querido se podía obtener, porque la noche llegaba para dar un poco de privacidad en los hogares, incluso en las calles, porque la noche dejaba salir el verdadero yo de cada uno de los que habitaban la tierra.
La torpeza de la rubia bajo aquella luz era evidente, sus pasos eran torpes y si le sumamos el cuidado que tenía que tener por las heridas la cosa no iba mucho a su favor. Por eso su paso era lento, intentando ser firme pero era torpe al mismo tiempo. Un pequeño sonido entre arbustos hizo que alzara el rostro, GRAN ERROR, su equilibrio al pasar unas enormes raíces de un árbol la hizo caer y enredar su pie en uno de los huecos que había a su paso. Soltó un pequeño quejido por la caída pero después se levanto limpiando su vestido, daba igual si se manchaba o no aquí nadie estaba presente para juzgar su apariencia ¿O si? El gran problema ocurrió cuando la chica intento sacar el pie del hoyo, el avanzar hizo que su pierna se doblara de tal forma que dos de las heridas que tenía en los muslos se volviera a abrir, sintió el calor recorrer aquella parte de su cuerpo. Su vista se bajo y entonces lo que temía estaba pasando. Sangre comenzó a brotar de aquellas heridas. Se maldijo más de una vez pero volvió a sentarse intentando sacar con cuidado su pie de ese lugar. Sin éxito en el primer intentando la chica soltó un pequeño sollozo intentando calmar sus ansias para poder sacarlo con cuidado y volver a su nueva casa para recibir un castigo enorme y ser curada.
Doreen es una chica bastante delicada pero fuerte, desde pequeña había sido "entrenada" solo para hacer trabajos domésticos, para poder servir a esa persona "amada" y ser una hermosa e infeliz mujer perfecta. Pero su ambición de aventura, libertad y su querer conocer el amor por ella misma le hizo escapar de todo ese circo. No lamentaba lo ocurrido peor muchas preguntas veían a la cabeza después de su pequeño accidente. ¿Qué había sido aquella criatura que le había causado tal daño? ¿Era verdad que existían los hombres lobo? ¿Los vampiros? -"Todo eso no puede ser posible, yo estoy alucinando, debería enfocarme en las cosas del porque salí de casa en vez de fantasía"- La chica no dejaba de regañarse de manera interna una y otra vez. Pero por más regaños que se daba, por más que intentaba despejar su mente el deseo de saber más la hacía querer ir a lugares donde podía correr más "peligro". En realidad ella merecía saber, no había llegado a ese lugar por casualidad. Nada en esta vida es casualidad, todo viene siendo parte de un destino que tal vez es flexible y bondadoso que nos deja cometer errores en el trayecto a la meta que nos tiene marcada.
Después de un buen tiempo de caminar, la chica decide regresar a ese lugar que le tenía la inquietud por las nubes. -"Este es el mejor lugar para empezar... o terminar"- En sus hermosos labios rosas se formó una sonrisa aun más grande de la que ya tenía en un principio. Quería correr el riesgo sin importar las consecuencias, conocer a una criatura de esas extraordinarias que muchos temían pero que ella sentía un gran respeto. No tenía miedo más bien estaba emocionada, ilusionada y quien sabe... tal vez quería aprender un poco de ellos, tal vez ella por fin podría sentirse a gusto con alguien aunque no fuera de su misma especie, pero si con los mismo pensamientos y deseos. Poco a poco se fue adentrando al bosque, sin luz alguna más que su nueva cómplice:La luna. Esta estaba en lo más alto del cielo, se proyectaba de manera imponente sobre ella y su luz bañaba todo lo que se encontraba a su alrededor dándole un toque de misterio y sensualidad a la noche. ¿Por qué la noche podría ser sensual? Porque dentro de ella hasta la más educada de las personas podía sacar su lado escondido, ese lado que solo a oscuras y con su cómplice más querido se podía obtener, porque la noche llegaba para dar un poco de privacidad en los hogares, incluso en las calles, porque la noche dejaba salir el verdadero yo de cada uno de los que habitaban la tierra.
La torpeza de la rubia bajo aquella luz era evidente, sus pasos eran torpes y si le sumamos el cuidado que tenía que tener por las heridas la cosa no iba mucho a su favor. Por eso su paso era lento, intentando ser firme pero era torpe al mismo tiempo. Un pequeño sonido entre arbustos hizo que alzara el rostro, GRAN ERROR, su equilibrio al pasar unas enormes raíces de un árbol la hizo caer y enredar su pie en uno de los huecos que había a su paso. Soltó un pequeño quejido por la caída pero después se levanto limpiando su vestido, daba igual si se manchaba o no aquí nadie estaba presente para juzgar su apariencia ¿O si? El gran problema ocurrió cuando la chica intento sacar el pie del hoyo, el avanzar hizo que su pierna se doblara de tal forma que dos de las heridas que tenía en los muslos se volviera a abrir, sintió el calor recorrer aquella parte de su cuerpo. Su vista se bajo y entonces lo que temía estaba pasando. Sangre comenzó a brotar de aquellas heridas. Se maldijo más de una vez pero volvió a sentarse intentando sacar con cuidado su pie de ese lugar. Sin éxito en el primer intentando la chica soltó un pequeño sollozo intentando calmar sus ansias para poder sacarlo con cuidado y volver a su nueva casa para recibir un castigo enorme y ser curada.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Creo que ha empezado a llover… -pensé mientras unas gotitas salpicaban con sutileza al caer sobre mi rostro-
Poco a poco las gotas de agua descendían por mi ropa; una camisa blanca cuello moño, un pantalón y zapatos color negro y un tapado pana negra con cierre plateado. No era algo apropiado para caminar por el bosque, lo se, pero soy demasiado vanidoso.
Observe las copas de los árboles, toda la escena se movía al ritmo del sutil viento, la húmeda neblina arremolinada sobre el bosque, caía convertida en una delicada lluvia mientras las diminutas gotas golpeaban contra las ramas. Fije mi mirada en el infinito fascinado con los diversos sonidos que componían una hermosa melodía en esta noche.
Cierro los ojos e inclino mi cabeza preparado para recibir todos los efectos de este don, el cual tanto desprecio. Sentí todos los sonidos amplificados mientras mi mente, vagaba a través del bosque para llegar hasta la ciudad y encontrar ahí, mi próxima victima. Una voz mental, imágenes y pensamientos que me eran familiares interrumpieron con mi búsqueda; Doreen Caracciolo.
Me adentre en lo profundo del bosque, guiado por aquella voz conocida, al encontrarme a algunos metros de ella, deje que mi cuerpo hallara su peso y pasos humanos. El roce contra unos arbustos o tal vez el leve crujir de una rama le advirtieron de mi presencia. Alzo su rostro para descubrir de donde provenía aquel sonido, sorprendentemente perdió el equilibrio, con un golpe fuerte dio a parar en el suelo y termino atorando su pie en un orificio. Se levanto con tranquilidad y luego de limpiar su vestido, intento zafar su pierna, pero en el empeño un delicado quejido me dio a entender que se había lastimado.
En este insondable bosque húmedo se originan aromas muy especiales, fragancias profundas que me seducen, pero en esta ocasión un olor muy conocido y embriagador, llego hasta a mí. Su sangre impregnaba el lugar haciendo de las demás esencias una nimiedad.
La oí sollozar y lentamente, como si fuese un mortal camine hacia donde se encontraba. Controle o intente controlar todos mis instintos que me exigían abalanzarme sobre ella y beber de aquella inocente sangre.
Mademoiselle Reen –susurre lo mas tranquilo que me fue posible- ¿Que hace por estos lugares? ¿Y a estas horas? Tampoco hace un buen clima como par dar un paseo, querida… –dije con algo de sarcasmo-
Poco a poco las gotas de agua descendían por mi ropa; una camisa blanca cuello moño, un pantalón y zapatos color negro y un tapado pana negra con cierre plateado. No era algo apropiado para caminar por el bosque, lo se, pero soy demasiado vanidoso.
Observe las copas de los árboles, toda la escena se movía al ritmo del sutil viento, la húmeda neblina arremolinada sobre el bosque, caía convertida en una delicada lluvia mientras las diminutas gotas golpeaban contra las ramas. Fije mi mirada en el infinito fascinado con los diversos sonidos que componían una hermosa melodía en esta noche.
Cierro los ojos e inclino mi cabeza preparado para recibir todos los efectos de este don, el cual tanto desprecio. Sentí todos los sonidos amplificados mientras mi mente, vagaba a través del bosque para llegar hasta la ciudad y encontrar ahí, mi próxima victima. Una voz mental, imágenes y pensamientos que me eran familiares interrumpieron con mi búsqueda; Doreen Caracciolo.
Me adentre en lo profundo del bosque, guiado por aquella voz conocida, al encontrarme a algunos metros de ella, deje que mi cuerpo hallara su peso y pasos humanos. El roce contra unos arbustos o tal vez el leve crujir de una rama le advirtieron de mi presencia. Alzo su rostro para descubrir de donde provenía aquel sonido, sorprendentemente perdió el equilibrio, con un golpe fuerte dio a parar en el suelo y termino atorando su pie en un orificio. Se levanto con tranquilidad y luego de limpiar su vestido, intento zafar su pierna, pero en el empeño un delicado quejido me dio a entender que se había lastimado.
En este insondable bosque húmedo se originan aromas muy especiales, fragancias profundas que me seducen, pero en esta ocasión un olor muy conocido y embriagador, llego hasta a mí. Su sangre impregnaba el lugar haciendo de las demás esencias una nimiedad.
La oí sollozar y lentamente, como si fuese un mortal camine hacia donde se encontraba. Controle o intente controlar todos mis instintos que me exigían abalanzarme sobre ella y beber de aquella inocente sangre.
Mademoiselle Reen –susurre lo mas tranquilo que me fue posible- ¿Que hace por estos lugares? ¿Y a estas horas? Tampoco hace un buen clima como par dar un paseo, querida… –dije con algo de sarcasmo-
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Su vestido se había rasgado un poco a causa de la caída. Doreen sentía un gran dolor en la pierna, en la rodilla, incluso sentía que aquel dolor le recorría la espina dorsal y este después se expandía por todo el cuerpo sin medirse, sin importar si la chica sentía pena o no. "Malditos dolores, maldita torpeza, maldito clima" La chica se maldecía mil y un veces estando de aquella manera. Podía notar la manera en que la sangre brotaba sin parar, incluso el olor le hacía sentir un especie de mareo. Su corazón dio un gran vuelco al darse cuenta de una presencia. La sorpresa fue grande ya que no se había percatado del sonido de alguien aproximarse. Se pregunto si Lestat lo había hecho a propósito o fue sin darse cuenta. Lo miro con un aire de enojo en el rostro ¿acaso era divertido aquello que estaba pasado? Por supuesto que no. -Vine a jugar con las raíces del árbol, le pedí que por favor atascaran mi pie haciendo que pudiera desangrarme - Su tono de voz era tan sarcástico como el de él. Nunca antes se había visto un aire de enojo, maldad o irritabilidad en las facciones de la joven. Podría atribuirse el hecho de estar en aquel estado. Tan vulnerable, tan débil, tan frágil que le hacía actuar de manera defensiva. Jaló un poco más la pierna en un tonto intento por poder zafar la pierna pero aquello era inútil y grandes dolores le venían de nuevo. Su cuerpo se dejo caer hacía atrás haciendo que tomará una posición mucho más cómoda. Si se iba a desangrar al menos que lo hiciera de una manera más agradable.
Cerró los ojos por unos momentos. Necesitaba concentrarse un poco para no perder la paciencia, además Lestat estaba ahí sin que lo hubiera llamado. Lo había hecho y estaba a su lado. Aunque sus nervios se habían disparado al verlo de aquella manera. Sentía que la miraba de una manera un tanto extraña, un poco diferente a como algunas miradas se posaban en ella. Sentía que la miraba como si fuera un alimento y aquello le daba escalofríos. Negó con la cabeza más para ella misma ya que él no tendría idea de lo que pensaba. -Lamento ser tan desagradable, pero me duele demasiado, me esta volviendo loca - La chica musitó con un aire de tristeza. Aun se sentía tonta por haber caído de aquella manera. Se preguntó ¿Qué haría Lestat por aquel lugar y aquellas horas también? Arqueo una ceja de manera coqueta pero sin llevar a ser provocativa. No estaba ni en lugar ni en momento para hacerlo - Estoy aquí porque quería despejarme, es la única hora donde no me dicen nada ya que no se dan cuenta - Se encogió de hombros con suavidad. Volvió a hacer un intento suave para sacar su pierna. Para su sorpresa esta vez se deslizo un poco quitando presión haciendo que se sintiera menos adolorida.
Subió la vista hasta encontrar los ojos de Lestat sobre ella. Sus ojos eran tan profundos, tan penetrantes, incluso le parecían bastante amenazadores, pero ella sabía que si él quería atacarla de cualquier manera lo habría hecho desde un principio, los hombres de estos tiempos no se andan con rodeos. De hecho saciaban sus necesidades y así como entraban por la puerta, tan galantes y despreocupados salían. Con la única diferencia de aquella sonrisa llena de satisfacción en su rostro. - ¿Podría ayudarme a levantar? No creo poder por sola, me duele demasiado - Alzo las manos con un poco de inocencia mientras mostraba la sangre que había en ellas. Bajo estas mismas observándolas. Nunca antes la chica se había visto en tan mal estado, tan poco presentable. Se dio cuenta que aquello podría producir en cualquier ser viviente una especie de repulsión. Esta sociedad que tenía era tan marginal, tan despectiva que cualquiera la haría pasar como una vagabunda. Se sintió avergonzada y se imagino el rostro de sus padres decepcionados. Más decepcionados de lo que ya estaban por su huida. Al final movió la pierna con brusquedad. Sin importar el dolor que tuviera y la puto sacar por completo.
Cerró los ojos por unos momentos. Necesitaba concentrarse un poco para no perder la paciencia, además Lestat estaba ahí sin que lo hubiera llamado. Lo había hecho y estaba a su lado. Aunque sus nervios se habían disparado al verlo de aquella manera. Sentía que la miraba de una manera un tanto extraña, un poco diferente a como algunas miradas se posaban en ella. Sentía que la miraba como si fuera un alimento y aquello le daba escalofríos. Negó con la cabeza más para ella misma ya que él no tendría idea de lo que pensaba. -Lamento ser tan desagradable, pero me duele demasiado, me esta volviendo loca - La chica musitó con un aire de tristeza. Aun se sentía tonta por haber caído de aquella manera. Se preguntó ¿Qué haría Lestat por aquel lugar y aquellas horas también? Arqueo una ceja de manera coqueta pero sin llevar a ser provocativa. No estaba ni en lugar ni en momento para hacerlo - Estoy aquí porque quería despejarme, es la única hora donde no me dicen nada ya que no se dan cuenta - Se encogió de hombros con suavidad. Volvió a hacer un intento suave para sacar su pierna. Para su sorpresa esta vez se deslizo un poco quitando presión haciendo que se sintiera menos adolorida.
Subió la vista hasta encontrar los ojos de Lestat sobre ella. Sus ojos eran tan profundos, tan penetrantes, incluso le parecían bastante amenazadores, pero ella sabía que si él quería atacarla de cualquier manera lo habría hecho desde un principio, los hombres de estos tiempos no se andan con rodeos. De hecho saciaban sus necesidades y así como entraban por la puerta, tan galantes y despreocupados salían. Con la única diferencia de aquella sonrisa llena de satisfacción en su rostro. - ¿Podría ayudarme a levantar? No creo poder por sola, me duele demasiado - Alzo las manos con un poco de inocencia mientras mostraba la sangre que había en ellas. Bajo estas mismas observándolas. Nunca antes la chica se había visto en tan mal estado, tan poco presentable. Se dio cuenta que aquello podría producir en cualquier ser viviente una especie de repulsión. Esta sociedad que tenía era tan marginal, tan despectiva que cualquiera la haría pasar como una vagabunda. Se sintió avergonzada y se imagino el rostro de sus padres decepcionados. Más decepcionados de lo que ya estaban por su huida. Al final movió la pierna con brusquedad. Sin importar el dolor que tuviera y la puto sacar por completo.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Esa noche, mi estimada Reen no se encontraba para aceptar una broma de mi parte. La mire con afecto y una leve sonrisa en mis labios para ofrecerle una disculpa, pero sentía tanto dolor y se encontraba tan ensimismada que apenas noto mi gesto. Me sentía algo culpable, después de todo la caída había sido ocasionada por mi imprudencia, sin embargo, en el bosque donde yacen tantas criaturas de diferentes especies, cualquiera podría haberle ocasionado ese susto o algo mucho peor. Digamos que en esta ocasión había tenido la suerte de encontrarse con un depredador conocido. Aunque realmente no sabría que pensar, sola, con un vampiro sediento a pocos centímetros de ella, con una gran herida en su muslo que emana el más exquisito elíxir que pudierais imaginar, la sangre de un inocente no tiene comparación alguna con los asesinos que suelen ser mi bocado. Al oír su respuesta sarcástica e irónica volví a concentrarme en ella, necesitaba que se mantuviera hablándome para concentrarme en su voz y no en el aroma de su sangre.
Me acerque levemente hacia ella. Cuando inclino su cuerpo hacia atrás, advertí el dolor reflejado en su rostro y algunas heridas sobre la piel que dejaba al descubierto la rasgadura de su vestido. ¿Alimento? ¿Había sentido que la estaba observando como un bocado? Aquel pensamiento me causo mucha gracia, mi mirada me había traicionado, pero mis instintos no lo harán.
Al disculparse, mientras me expresaba el dolor que le ocasionada el incidente y respondía a mi pregunta con mas tranquilidad, con un movimiento rápido, sin que advirtiera mi acción, rompí algunas ramas permitiéndole zafar su pie de aquel agujero, el resto dependería de ella. Observe divertido la sorpresa en su rostro. Alzo su vista encontrándose con mi mirada fría, que ocultaba mi compasión por ella y la necesidad de querer estrecharla entre mis brazos, beber un pequeño traguito de aquella sangre que se deslizaba por su pierna. Sus manos estaban completamente manchadas con aquella ambrosía, las alzo hacia mí en un gesto ingenuo, como una pequeña niña pidiéndole a sus padres que la levantaran del suelo. Retiro sus manos acercándolas a ella, sus ojos reflejaban cierta nostalgia. Capte como su mente divagaba entre su apariencia, la opinión de la sociedad y la decepción de sus padres.
Incline mi cuerpo hacia ella y me permití posar mis manos con delicadeza sobre su cintura ayudándola a ponerse de pie, no me aparte de ella, la sostenía para que no perdiera el equilibrio o el dolor en su pierna se incrementara.
Reen, querida. Los peligros abundan por estos parajes -susurre con una voz suave y segu¬ra que no denotaba el menor reproche- Le aconsejo regresar a casa–agregue-
No pretendía lastimarla, realmente no quería, pero su dulce e inconfundible olor humano era muy intenso. Deseaba succionar su sangre y saber absolutamente todo sobre ella, acortar aun mas la minima distancia entre nosotros, sentir su sangre recorrer mi cuerpo y coordinar los latidos de nuestros corazones en una sola y esplendida melodía.
No te comportes como un vampiro neófito, Lestat – me reproche mentalmente-
Me acerque levemente hacia ella. Cuando inclino su cuerpo hacia atrás, advertí el dolor reflejado en su rostro y algunas heridas sobre la piel que dejaba al descubierto la rasgadura de su vestido. ¿Alimento? ¿Había sentido que la estaba observando como un bocado? Aquel pensamiento me causo mucha gracia, mi mirada me había traicionado, pero mis instintos no lo harán.
Al disculparse, mientras me expresaba el dolor que le ocasionada el incidente y respondía a mi pregunta con mas tranquilidad, con un movimiento rápido, sin que advirtiera mi acción, rompí algunas ramas permitiéndole zafar su pie de aquel agujero, el resto dependería de ella. Observe divertido la sorpresa en su rostro. Alzo su vista encontrándose con mi mirada fría, que ocultaba mi compasión por ella y la necesidad de querer estrecharla entre mis brazos, beber un pequeño traguito de aquella sangre que se deslizaba por su pierna. Sus manos estaban completamente manchadas con aquella ambrosía, las alzo hacia mí en un gesto ingenuo, como una pequeña niña pidiéndole a sus padres que la levantaran del suelo. Retiro sus manos acercándolas a ella, sus ojos reflejaban cierta nostalgia. Capte como su mente divagaba entre su apariencia, la opinión de la sociedad y la decepción de sus padres.
Incline mi cuerpo hacia ella y me permití posar mis manos con delicadeza sobre su cintura ayudándola a ponerse de pie, no me aparte de ella, la sostenía para que no perdiera el equilibrio o el dolor en su pierna se incrementara.
Reen, querida. Los peligros abundan por estos parajes -susurre con una voz suave y segu¬ra que no denotaba el menor reproche- Le aconsejo regresar a casa–agregue-
No pretendía lastimarla, realmente no quería, pero su dulce e inconfundible olor humano era muy intenso. Deseaba succionar su sangre y saber absolutamente todo sobre ella, acortar aun mas la minima distancia entre nosotros, sentir su sangre recorrer mi cuerpo y coordinar los latidos de nuestros corazones en una sola y esplendida melodía.
No te comportes como un vampiro neófito, Lestat – me reproche mentalmente-
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
La elegancia que desprendía Lestat y su sensualidad era una buena combinación. Nunca me había puesto a estudiar el rostro de Lestat en alguna ocasión que lo hubiera visto, tampoco se había atrevido a querer ver todo aquel porte que tenía, le daba una especie de corriente en el cuerpo, como si fueran escalofríos, como si el pudiera adivinar lo que pensará o como lo miraba, pero esta vez apartó aquel dolor de la mente para poder observarlo con detenimiento. Su piel tan blanca como la nieve, sus cabellos que caían un poco por su rostro pero que estaba elegantemente y bien peinado. Caminaba con una tranquilidad, como si supiera que él era el dueño del mundo y no él mundo de él. Su ropa parecía tan fina como él, pero esta solo era un adorno para su persona, todo en él se enfocaba en ese porte y esa manera tan peculiar de hablarte, para ser honesta la chica había conocido a varias personas creyéndolas tan comunes como ella misma, pero si algo podía resaltar era que Lestat era único, incluso en ocasiones podía sentirse tan segura a su lado o incluso en el mayor de los peligros. Sus grandes manos se posaron en la delicada cintura de la señorita Caracciolo, lo frío de su temperatura corporal hizo que esta diera un pequeño saltito pero se aferro un poco a su cuello para no caer, aquello le estaba doliendo demasiado, pero para Lestat tomarla era como si cargará una pluma. Aquello la hizo sentir vergüenza, tal vez estaba muy débil, muy flaca, debería comer más. Sonrió para ella misma, no entendía incluso porque en ocasiones de peligro era tan severa con ella, debería de poder disfrutar hasta estos momentos pero simplemente se criticaba tanto a causa de la vida con sus padres que no había como hacer que sonriera con tranquilidad disfrutando de los momentos únicos que tenía; como este.
La mirada de la chica se centro en el cielo, observo aquello como si nunca más lo fuera a ver, apreciando las estrellas que parpadeaban en el cielo, la hermosa luna que estaba imponente frente a ellos. Su sorpresa más grande fue cuando observo un astro caer como si lo hubieran lanzado por los aires, sus ojos se iluminaron viendo esto como el más hermoso y único de los actos. Su delicada mano se alzo como una niña pequeña señalando su juguete favorito - Mire Lestat, mire el cielo que nos cuida esta noche - La inocencia de Doreen era tan evidente, podía transmitir una ternura que con pocas personas se sabía que había. Ella no tenía malicia alguna, por lo regular siempre veía las cosas de buena manera, le gusta disfrutar cada detalle de la vida, incluso el aire que golpeaba sus mejillas o en estos casos los golpes que daban la vida. Desde que había escapado de casa se daba el lujo de poder saborear cada paso que daba sin necesidad de darle cuentas a nadie, incluso sin necesidad de pedir permiso para pensar, por eso estar con ella era sumamente divertido, verla enloquecer de emoción con cosas tan simples. Pero aquella alegría le duro poco tiempo cuando volvió a sentir el dolor punzante en la pierna. Se aferro con fuerza a Lestat como temiendo que este la soltará y respiro profundamente.
La chica negó suavemente con la cabeza - No quiero regresar a casa Lestat, necesito poder pasear un poco, distraerme, divertirme, poder ser yo... ¿Acaso es mucho pedir? - Lo soltó caminando como podía hasta recargarse en un árbol. En ocasiones se odiaba por ser tan débil, se odiaba por que nadie confiara en que se podía cuidar, aunque bueno lo que su pierna mostraba la hacía recordarle que en realidad si era bastante débil - Para usted también es peligroso y esta aquí ¿No es así? ¿Cuál es la diferencia? - Pregunto con firmeza mientras observaba todo a su alrededor. Poco tiempo podía estar sin observar a Lestat ya que la mirada del joven era bastante fuerte y se sentía como en un imán para volver a encontrar la suya.[b] - A pesar de mi pequeño accidente, la noche esta muy tranquila... A veces uno necesita un poco de diversión más extrema en la vida Lestat, no puedo temer por cada paso que de, no puedo dejar de hacer cosas que quiero solo por que soy débil y frágil, puedo arriesgar mi vida con tal de tener un momento maravilloso para llevarme a la tumba -[/b] Y era verdad, aunque la chica tuviera un cuerpo frágil tenía un corazón que deseaba arriesgarse a todo. Le dedico una sonrisa llena de seguridad, la más amplía, la más grande, la sonrisa más encantadora y hermosa que ella había mostrado antes a su amigo el frío.
La mirada de la chica se centro en el cielo, observo aquello como si nunca más lo fuera a ver, apreciando las estrellas que parpadeaban en el cielo, la hermosa luna que estaba imponente frente a ellos. Su sorpresa más grande fue cuando observo un astro caer como si lo hubieran lanzado por los aires, sus ojos se iluminaron viendo esto como el más hermoso y único de los actos. Su delicada mano se alzo como una niña pequeña señalando su juguete favorito - Mire Lestat, mire el cielo que nos cuida esta noche - La inocencia de Doreen era tan evidente, podía transmitir una ternura que con pocas personas se sabía que había. Ella no tenía malicia alguna, por lo regular siempre veía las cosas de buena manera, le gusta disfrutar cada detalle de la vida, incluso el aire que golpeaba sus mejillas o en estos casos los golpes que daban la vida. Desde que había escapado de casa se daba el lujo de poder saborear cada paso que daba sin necesidad de darle cuentas a nadie, incluso sin necesidad de pedir permiso para pensar, por eso estar con ella era sumamente divertido, verla enloquecer de emoción con cosas tan simples. Pero aquella alegría le duro poco tiempo cuando volvió a sentir el dolor punzante en la pierna. Se aferro con fuerza a Lestat como temiendo que este la soltará y respiro profundamente.
La chica negó suavemente con la cabeza - No quiero regresar a casa Lestat, necesito poder pasear un poco, distraerme, divertirme, poder ser yo... ¿Acaso es mucho pedir? - Lo soltó caminando como podía hasta recargarse en un árbol. En ocasiones se odiaba por ser tan débil, se odiaba por que nadie confiara en que se podía cuidar, aunque bueno lo que su pierna mostraba la hacía recordarle que en realidad si era bastante débil - Para usted también es peligroso y esta aquí ¿No es así? ¿Cuál es la diferencia? - Pregunto con firmeza mientras observaba todo a su alrededor. Poco tiempo podía estar sin observar a Lestat ya que la mirada del joven era bastante fuerte y se sentía como en un imán para volver a encontrar la suya.[b] - A pesar de mi pequeño accidente, la noche esta muy tranquila... A veces uno necesita un poco de diversión más extrema en la vida Lestat, no puedo temer por cada paso que de, no puedo dejar de hacer cosas que quiero solo por que soy débil y frágil, puedo arriesgar mi vida con tal de tener un momento maravilloso para llevarme a la tumba -[/b] Y era verdad, aunque la chica tuviera un cuerpo frágil tenía un corazón que deseaba arriesgarse a todo. Le dedico una sonrisa llena de seguridad, la más amplía, la más grande, la sonrisa más encantadora y hermosa que ella había mostrado antes a su amigo el frío.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Alzo su mano inocentemente señalándome el cielo oscuro iluminado solo por la estupenda Luna que ornamenta el firmamento esa noche. Se aferro a mí con más fuerza, capte el dolor tanto en su mente como en su rostro. Todo ello interrumpió con su fantasía; “El cielo que nos cuida esta noche”.
Se alejo de mí, se sentía afligida, débil, se reprochaba así misma. No deseaba hacerla sentir así, pero la herida en su pierna comenzaba a preocuparme. ¿Qué pecado tan terrible ha cometido para venir a toparse con un vampiro hambriento y con semejante herida en esta noche?
La contemple seriamente, inmóvil, mientras ella observaba todo a su alrededor.
Soy el vampiro, Lestat; un ser sobrenatural impresionante, inmortal, de doscientos años. El vampiro más poderoso y entrañable que haya sido creado jamás. La muerte, la enfermedad, el tiempo y la gravedad no significan nada para mí. –Pensé mientras una gran sonrisa se reflejaba en mis labios-
Volví a mirarla de manera imperturbable y señale con respeto la herida en su pierna que manchaba su vestido con la sangre que emanaba de ella.
Existe una gran diferencia se lo puedo asegurar -susurre con una voz grave-
No le importaba arriesgar su vida, pero esas palabras no significaban que ella deseara la muerte. Quería vivir, divertirse, disfrutar de las pequeñas maravillas que le entregaba el mundo sin importarle el precio que debía pagar por ello. Me sonrío, segura de si misma. Una sonrisa encantadora. Me acerque a ella nuevamente, lo más humanamente posible.
Esa herida – dije tranquilo, pero me pareció oír mi voz mas ronca- debe limpiar la sangre y parar la hemorragia-agregue-
Se alejo de mí, se sentía afligida, débil, se reprochaba así misma. No deseaba hacerla sentir así, pero la herida en su pierna comenzaba a preocuparme. ¿Qué pecado tan terrible ha cometido para venir a toparse con un vampiro hambriento y con semejante herida en esta noche?
La contemple seriamente, inmóvil, mientras ella observaba todo a su alrededor.
Soy el vampiro, Lestat; un ser sobrenatural impresionante, inmortal, de doscientos años. El vampiro más poderoso y entrañable que haya sido creado jamás. La muerte, la enfermedad, el tiempo y la gravedad no significan nada para mí. –Pensé mientras una gran sonrisa se reflejaba en mis labios-
Volví a mirarla de manera imperturbable y señale con respeto la herida en su pierna que manchaba su vestido con la sangre que emanaba de ella.
Existe una gran diferencia se lo puedo asegurar -susurre con una voz grave-
No le importaba arriesgar su vida, pero esas palabras no significaban que ella deseara la muerte. Quería vivir, divertirse, disfrutar de las pequeñas maravillas que le entregaba el mundo sin importarle el precio que debía pagar por ello. Me sonrío, segura de si misma. Una sonrisa encantadora. Me acerque a ella nuevamente, lo más humanamente posible.
Esa herida – dije tranquilo, pero me pareció oír mi voz mas ronca- debe limpiar la sangre y parar la hemorragia-agregue-
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Aquella posición le estaba siendo bastante cómoda, ya no sentía tanto dolor como en un principio, tal vez aquello era que la sangre que se le iba saliendo de su cuerpo le entumecía, o su mente abrumada le impedía ya poder percibir su mismo dolor. Respiró profundamente durante un tiempo para poder concentrarse y prestar su completa atención a su acompañante. Doreen era una chica demasiado débil como para tomarse las atribuciones de salir a altas horas de la noche sola sabiendo que hay más de un tipo de criaturas de podían comersela. Sintió de nuevo esa pena por estar de esa manera, sus piernas comenzaron a temblor y se sostuvo ladeando el cuerpo del árbol como pudo, con la poca fuerza que ya tenía. No podía reprochar más, no podía lamentar todo ahora cuando ya había pasado, cuando había actuado sin medir si quiera las consecuencias antes de tiempo, su naturaleza era así, bastante impulsiva, bastante extremista, bastante cegada a la realidad y por eso tenía esos problemas. -Lestat, me duele - Sus ojos lo miraron con una suplica nunca antes vista en el rostro de la chica, si bien antes había sido atacada por un hombre lobo pero el estar ser conciencia le impedía sentir aquel dolor, ese dolor que tal vez era peor que el de ahora.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, su respiración comenzó a acelerarse y le costaba demasiado trabajo hacerlo. Estiró sus brazos en dirección al vampiro en busca de apoyo y ayuda - Si pierdo la conciencia por favor lleveme a casa, por favor - En realidad decía incoherencias, Lestat no tenía idea de donde ella podía vivir, pero por extraña razón ella sabía que podía llevarla al lugar adecuado. No pudo sostenerse más y dejo caer su cuerpo contra el árbol descansando, no podía soportar más tiempo su propio peso - La luna puede traicionarnos, el amor que le tenemos llevándonos a estos momentos donde puedes padecer y no volver más - La muerte nunca antes había estado presente para ella como algo palpable, ni siquiera se lo podía imaginar pero en este momento el dolor, la debilidad y sus delirios le hacían creer que tal vez no estaba tan lejos de esa realidad.
Se volteo a ver la pierna y paso de nuevo sus manos en aquellas profundas heridas jugueteando con ellos, en realidad ya no importaba mucho a estas alturas solo que el dolor se fuera pero no se iría si seguía así. - ¿Que piensa de esta vida Lestat? - ¿Preguntas tontas? ¿Preguntas sin sentido? En realidad no, en realidad muchas preguntas tiene un aprendizaje cuando aprecias el pensamiento de la persona que esta tras aquellas palabras, para la rubia conocer a Lestat era todo un privilegio, una especie de misterio ya que el parecía alguien bastante experimentado del cual se puede aprender un sin fin de cosas, si esa sería su última noche entonces quería conocer un poco más de este mundo en otra perspectiva.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, su respiración comenzó a acelerarse y le costaba demasiado trabajo hacerlo. Estiró sus brazos en dirección al vampiro en busca de apoyo y ayuda - Si pierdo la conciencia por favor lleveme a casa, por favor - En realidad decía incoherencias, Lestat no tenía idea de donde ella podía vivir, pero por extraña razón ella sabía que podía llevarla al lugar adecuado. No pudo sostenerse más y dejo caer su cuerpo contra el árbol descansando, no podía soportar más tiempo su propio peso - La luna puede traicionarnos, el amor que le tenemos llevándonos a estos momentos donde puedes padecer y no volver más - La muerte nunca antes había estado presente para ella como algo palpable, ni siquiera se lo podía imaginar pero en este momento el dolor, la debilidad y sus delirios le hacían creer que tal vez no estaba tan lejos de esa realidad.
Se volteo a ver la pierna y paso de nuevo sus manos en aquellas profundas heridas jugueteando con ellos, en realidad ya no importaba mucho a estas alturas solo que el dolor se fuera pero no se iría si seguía así. - ¿Que piensa de esta vida Lestat? - ¿Preguntas tontas? ¿Preguntas sin sentido? En realidad no, en realidad muchas preguntas tiene un aprendizaje cuando aprecias el pensamiento de la persona que esta tras aquellas palabras, para la rubia conocer a Lestat era todo un privilegio, una especie de misterio ya que el parecía alguien bastante experimentado del cual se puede aprender un sin fin de cosas, si esa sería su última noche entonces quería conocer un poco más de este mundo en otra perspectiva.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
La mire con preocupación cuando me expresó su dolor y tomando sus manos que extendía hacia mí, me incline frente a ella. ¿Qué puedo hacer para ayudarla sin revelar mi naturaleza? Las lágrimas brotaron de su rostro y dejo caer su cuerpo contra el tronco del árbol. Me sentí profundamente conmovido al oír sus palabras y captar sus pensamientos. Los dolores que sufría aquella chica eran más atroces de lo que imaginaba.
Doreen –pronuncie su nombre con una sonrisa afable en mis labios en respuesta a su solicitud-
La pobre apenas podía llenar sus pulmones de aire para lograr respirar profundamente. Tenia que intervenir. Debía resolver la situación ¿Pero como? Acaricie su rostro limpiando suavemente con mi pulgar, la lagrima que caía por su mejilla. Contemplé sus ojos, era una joven que poseía un espíritu feroz. Desvío su mirada dirigiendo esta hacia la herida que se hallaba en su pierna. Nuevamente vi las magulladuras que cubrían su cuerpo.
Escuché con desconcierto aquella pregunta que carecía de importancia en estos momentos. Debido al estado de duermevela en el que se encontraba por el espantoso sufrimiento y la pérdida de concentración sus palabras podrían ser más un desvarío, sin embargo, decidí responder a su interrogante mientras con cuidado la obligaba a apartar su mano de la herida.
Debemos disfrutar de todos los placeres que la vida puede ofrecernos. Yo estoy deseoso de deleitarme con cada uno de ellos. -declaré con sinceridad y un tono imperturbable en mi voz- La vida posee un sin fin de secretos que me llevan a recorrer diversos lugares y entornos sociales. Estoy ansioso por descubrir aquellos misterios. –le comenté intentado llamar su atención y distraerla de su dolor-
Soy algo que no forma parte de esta vida. He aprendido a ver el mundo desde ese punto de vista, sin embargo, a veces suelo caer en las maravillas de la humanidad y finjo ser un joven mortal. Soy uno de los vampiros mas poderosos en existencia y suelo hacer lo quiero por el simple hecho que puedo hacerlo.
Contemplé el corte en su pierna. Mi sangre o saliva podrían curar aquella herida, no obstante, ¿Cómo explicar luego aquel extraño suceso? Aunque dejara caer con disimulo algunas gotas de mi sangre sobre su extremidad, ser testigos de cómo su dolor desaparece y su herida cicatriza rápidamente no dejando marca alguna sobre su piel, no descarta la posibilidad que la situación se vuelva un misterio. Las preguntas y las dudas esparcidas en el éter. Pero lo más desagradable seria; Ver el temor reflejado en los ojos Reen al conocer mi verdadera naturaleza. No interesaba lo mucho que deseara gritar al mundo que era un vampiro. Sentir el rechazo de alguien que estimo es algo desconcertante…
Doreen –pronuncie su nombre con una sonrisa afable en mis labios en respuesta a su solicitud-
La pobre apenas podía llenar sus pulmones de aire para lograr respirar profundamente. Tenia que intervenir. Debía resolver la situación ¿Pero como? Acaricie su rostro limpiando suavemente con mi pulgar, la lagrima que caía por su mejilla. Contemplé sus ojos, era una joven que poseía un espíritu feroz. Desvío su mirada dirigiendo esta hacia la herida que se hallaba en su pierna. Nuevamente vi las magulladuras que cubrían su cuerpo.
Escuché con desconcierto aquella pregunta que carecía de importancia en estos momentos. Debido al estado de duermevela en el que se encontraba por el espantoso sufrimiento y la pérdida de concentración sus palabras podrían ser más un desvarío, sin embargo, decidí responder a su interrogante mientras con cuidado la obligaba a apartar su mano de la herida.
Debemos disfrutar de todos los placeres que la vida puede ofrecernos. Yo estoy deseoso de deleitarme con cada uno de ellos. -declaré con sinceridad y un tono imperturbable en mi voz- La vida posee un sin fin de secretos que me llevan a recorrer diversos lugares y entornos sociales. Estoy ansioso por descubrir aquellos misterios. –le comenté intentado llamar su atención y distraerla de su dolor-
Soy algo que no forma parte de esta vida. He aprendido a ver el mundo desde ese punto de vista, sin embargo, a veces suelo caer en las maravillas de la humanidad y finjo ser un joven mortal. Soy uno de los vampiros mas poderosos en existencia y suelo hacer lo quiero por el simple hecho que puedo hacerlo.
Contemplé el corte en su pierna. Mi sangre o saliva podrían curar aquella herida, no obstante, ¿Cómo explicar luego aquel extraño suceso? Aunque dejara caer con disimulo algunas gotas de mi sangre sobre su extremidad, ser testigos de cómo su dolor desaparece y su herida cicatriza rápidamente no dejando marca alguna sobre su piel, no descarta la posibilidad que la situación se vuelva un misterio. Las preguntas y las dudas esparcidas en el éter. Pero lo más desagradable seria; Ver el temor reflejado en los ojos Reen al conocer mi verdadera naturaleza. No interesaba lo mucho que deseara gritar al mundo que era un vampiro. Sentir el rechazo de alguien que estimo es algo desconcertante…
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Mareo constante, escalofrío, un inmenso dolor en el cuerpo, ganas de vomitar, incluso el contradictorio sueño que ahora ella tenía la estaba volviendo loca. Necesitaba poder respirar bien, poder volver a tener el control de las sensaciones de su cuerpo pero eso ya era imposible ya que la perdida de sangre y el lugar donde se encontraba no la dejaban pensar con claridad, de hecho mientras más se adentraba la noche más podía sentir aquel miedo a su misma perdida. No podía permitirse morir, no cuando muchos sueños que había deseado formar al salir de casa estaban abriendo puertas para que pudiera crecer como persona, para ser feliz. Doreen necesitaba poder concentrarse, necesitaba poder encontrar esa fuerza que en su cuerpo ya no había. Sintió el roce suave y frío de Lestat sobre su rostro, el frío que sentía incremento y le hizo que sus dientes tiritaran unos momentos. Pero aquella sensación no se la reprochaba al contrario le agradecía poder sentir aun lo que había a su alrededor, una apenas perceptible sonrisa se figuro en sus labios secos y blancos. La chica le agradecía el no dejarla en la deriva, pudo controlar por momentos su respiración y sus manos se aferraron a su chaqueta. - Ayudame a salir de aquí, no quiero morir en medio del bosque - Su dramatismo estaba viajando a lugares extremos pero no podía hacer otra cosas más que eso, pensar en lo más drástico e inevitable, si una vez había sobrevivido ya no serían dos veces.
Doreen cerró los ojos para poder evitar sentir ese mareo y ganas de vomitar - Sientate a mi lado - Le susurró apenas haciendo un espacio en el pie de árbol. - Nunca he disfrutado la vida Lestat, siempre estuve encerrada, aprendiendo a hacer deberes del hogar, aprendiendo a ser una muñeca de porcelana, la esposa ideal para que mi padre después me vendiera o hiciera un buen trato para su beneficio. Ahora que salí de casa quería poder hacer todo lo que los aventureros hacen y después contar mis historias a los niños y amigos que tuviera a mi alrededor. - Se quedo callada por unos momentos mientras ladeaba el rostro para recargar el mismo en el hombro de su amigo. Estiro su mano para enredar sus dedos con los de él. La escena de no ser por esa herida podría ser perfecta, ambas personas disfrutando de la compañía del otro, ambos sintiendo aprecio por su acompañante, sonrisas medias que podrían volverse amplias, cercanía y confianza. Lestat aquel hombre que cualquier chica estuviera dispuesta a pasar una hermosa velada, atractivo, educado, inteligente. Pero para desgraciada la chica ahora mismo ella no causaba emoción para pasar una hermosa velada, más bien despertaba lastimaba por su sufrimiento.
Si antes la chica sentía una especie de tormenta en su interior ahora mismo se había convertido en una paz que nunca antes había conocido. Se relajo y abrió los ojos para poder contemplar a Lestat. Aquel rostro que parecía estar hecho como una escultura griega. Estiro su mano llena de sangre que ya se estaba secando hasta alcanzar la mejilla de su amigo, la acaricio con el pulgar y luego deposito un beso delicado en ella. - Nadie mejor para hacerle compañía a esta frágil humana... - Recalcó la última palabra, ya no tenía miedo de expresar que sabía de la existencia de seres sobrehumanos, no en este momento, menos cuando había sido atacada por un hombre lobo y lo sabía, no cuando había conocido a muchos de otras especies y que ahora eran sus amigos. - Si salgo viva de estás te deberé mi vida - Sonrío mientras tomaba su mano con firmeza para levantarse, no se quedaría a morir ahí, la fuerza volvía, no moriría, no cuando tenía tantos deseos de vivir de verdad.
Doreen cerró los ojos para poder evitar sentir ese mareo y ganas de vomitar - Sientate a mi lado - Le susurró apenas haciendo un espacio en el pie de árbol. - Nunca he disfrutado la vida Lestat, siempre estuve encerrada, aprendiendo a hacer deberes del hogar, aprendiendo a ser una muñeca de porcelana, la esposa ideal para que mi padre después me vendiera o hiciera un buen trato para su beneficio. Ahora que salí de casa quería poder hacer todo lo que los aventureros hacen y después contar mis historias a los niños y amigos que tuviera a mi alrededor. - Se quedo callada por unos momentos mientras ladeaba el rostro para recargar el mismo en el hombro de su amigo. Estiro su mano para enredar sus dedos con los de él. La escena de no ser por esa herida podría ser perfecta, ambas personas disfrutando de la compañía del otro, ambos sintiendo aprecio por su acompañante, sonrisas medias que podrían volverse amplias, cercanía y confianza. Lestat aquel hombre que cualquier chica estuviera dispuesta a pasar una hermosa velada, atractivo, educado, inteligente. Pero para desgraciada la chica ahora mismo ella no causaba emoción para pasar una hermosa velada, más bien despertaba lastimaba por su sufrimiento.
Si antes la chica sentía una especie de tormenta en su interior ahora mismo se había convertido en una paz que nunca antes había conocido. Se relajo y abrió los ojos para poder contemplar a Lestat. Aquel rostro que parecía estar hecho como una escultura griega. Estiro su mano llena de sangre que ya se estaba secando hasta alcanzar la mejilla de su amigo, la acaricio con el pulgar y luego deposito un beso delicado en ella. - Nadie mejor para hacerle compañía a esta frágil humana... - Recalcó la última palabra, ya no tenía miedo de expresar que sabía de la existencia de seres sobrehumanos, no en este momento, menos cuando había sido atacada por un hombre lobo y lo sabía, no cuando había conocido a muchos de otras especies y que ahora eran sus amigos. - Si salgo viva de estás te deberé mi vida - Sonrío mientras tomaba su mano con firmeza para levantarse, no se quedaría a morir ahí, la fuerza volvía, no moriría, no cuando tenía tantos deseos de vivir de verdad.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
¡No digas necedades, no morirás! –le reproché con un tono de voz firme- Dudo que seas el tipo de personas que se rinden fácilmente. –Tome sus manos que aferraban fuertemente mi chaqueta-
Obedecí al instante y me incline junto a ella apoyando mi espalda contra el tronco del árbol para mantener el equilibrio con facilidad. Preste total atención a sus palabras cuando se dispuso a relatarme una fracción de su vida. En la actualidad muchas mujeres tenían el deber de honrar a sus familias contrayendo matrimonio con un buen partido, por lo general este hombre lo escogía su padre, el jefe del hogar. Normalmente suele ser una cuestión de negocios y las mujeres no tenían mucha opinión al respecto. Me permití pensar en mi madre durante unos minutos, Gabrielle. Al convertirse en vampira vivía sin límites ni restricciones. Sentir el rostro de Reen contra mi hombro y como entrelazaba dulcemente su mano con la mía me alejo de mis recuerdos.
Entonces tienes una razón para continuar luchando –dije con seriedad pero con un dulce tono en mi voz- ¿Te rendirás ahora sin haber tenido la oportunidad de disfrutar tu vida?
Cuando acaricio mi mejilla, la ternura, un sentimiento que no acostumbro a sentir por muchos, invadió mi ser, pero aquella caricia no pudo compararse con el suave y calido roce de sus labios. Su afecto me conmovió, sin embargo, aun podía sentir el aroma de su sangre y el deseo de consumir hasta la ultima gota. Anhelaba poseer sus recuerdos, sus sueños, su vida y poder estrechar su frágil cuerpo entre mis brazos. Mi mente libraba una constante batalla en contra de mi instinto asesino. La triste verdad es que yo era la más grande amenaza para Reen en esos momentos y ella pensaba que no podría tener mejor compañía.
Doreen… Yo… puedo ayudarte, puedo curar tus heridas… rápidamente–dije arrastrando las palabras, seguro de lo que acababa de decir cuando la vi ponerse de pie con determinación, pero temeroso de sus preguntas-
Ya no podía conformarme con observarla enfrentarse con todas sus fuerzas al dolor que poco a poco la consumía. Tenia que intervenir, aunque con ello perdiera su amistad.
Obedecí al instante y me incline junto a ella apoyando mi espalda contra el tronco del árbol para mantener el equilibrio con facilidad. Preste total atención a sus palabras cuando se dispuso a relatarme una fracción de su vida. En la actualidad muchas mujeres tenían el deber de honrar a sus familias contrayendo matrimonio con un buen partido, por lo general este hombre lo escogía su padre, el jefe del hogar. Normalmente suele ser una cuestión de negocios y las mujeres no tenían mucha opinión al respecto. Me permití pensar en mi madre durante unos minutos, Gabrielle. Al convertirse en vampira vivía sin límites ni restricciones. Sentir el rostro de Reen contra mi hombro y como entrelazaba dulcemente su mano con la mía me alejo de mis recuerdos.
Entonces tienes una razón para continuar luchando –dije con seriedad pero con un dulce tono en mi voz- ¿Te rendirás ahora sin haber tenido la oportunidad de disfrutar tu vida?
Cuando acaricio mi mejilla, la ternura, un sentimiento que no acostumbro a sentir por muchos, invadió mi ser, pero aquella caricia no pudo compararse con el suave y calido roce de sus labios. Su afecto me conmovió, sin embargo, aun podía sentir el aroma de su sangre y el deseo de consumir hasta la ultima gota. Anhelaba poseer sus recuerdos, sus sueños, su vida y poder estrechar su frágil cuerpo entre mis brazos. Mi mente libraba una constante batalla en contra de mi instinto asesino. La triste verdad es que yo era la más grande amenaza para Reen en esos momentos y ella pensaba que no podría tener mejor compañía.
Doreen… Yo… puedo ayudarte, puedo curar tus heridas… rápidamente–dije arrastrando las palabras, seguro de lo que acababa de decir cuando la vi ponerse de pie con determinación, pero temeroso de sus preguntas-
Ya no podía conformarme con observarla enfrentarse con todas sus fuerzas al dolor que poco a poco la consumía. Tenia que intervenir, aunque con ello perdiera su amistad.
OFF: Disculpa la tardanza
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
El rostro rudo de su amigo se suavizo ante la caricia y el beso que la joven le había dado. Lo miro con curiosidad sin saber que hacer aun por la perturbación que sentía a causa del dolor. Las palabras de regaño y motivación de Lestad hacían que su rostro reflejará una sonrisa de tranquilidad que más que tranquilidad para ella, se la daba a él. - No me voy a rendir, pero no me sueltes por favor - Su cuerpo se recargo de nuevo en él enredo sus brazos en su pecho para poder sostenerse, su debilidad dejo la mayor parte del peso en el vampiro pero su condición aunque ella no lo supiera hacía que la tomara sin problema alguno. Alzo su rostro pálido rostro sonriendo con dulzura - Mi querido Lestat, siempre supe que si me hacía falta algo contaría contigo - Puso su primer pie delante de ella emprendiendo el camino, sería un camino largo, casi interminable, si es que lo terminaba, doloroso, pero al final tendría la recompensa de seguir bien. Sus última palabras hicieron que su piel se erizara por completo y trago un poco de saliva. Por extraña razón siempre había tenido una creencia del caballero, una creencia que no tenía interés de descubrir, ya que a ella solo le importaba el trato que ambos tenían, lo demás salía sobrando. Se aclaró la garganta una vez más en la noche. -¿Ayudarme? ¿Cómo puedes ayudarme? - Cerró los ojos sintiendo como poco a poco se estaba perdiendo en ella misma, como la perdida de sangre aun seguía la debilidad aumentaba. Tomó una bocana de aire, abrió los ojos y se separó para verlo a los ojos de manera profunda y directa.
Lo observó por momentos, teniendo control completo de su cuerpo, su instinto de sobrevivencia le decía que saliera corriendo, que se fuera lejos, que no escuchará a Lestat, que algo peligroso y no muy bueno venía pero en realidad ella sabía que debía permanecer ahí. Sabía que debía quedarse ahí. - Confió en ti - Susurró formando una sonrisa en los labios - Haz lo que tengas que hacer, confió en ti - Su voz ahora sonó más fuerte, más demandante, si el podía eliminar su dolor entonces se dejaría hacer lo necesario, ese dolor era tan perturbador, no se lo deseaba a nadie. Dejo a un lado también su temor sin dejar de mirar esos ojos penetrantes.
Una criatura de la noche. ¿Lestat podría ser una criatura de la noche? La incertidumbre la invadió. Si era cierto ¿Qué sería? Hizo una mueca. Volteo a ver su cuerpo. Las heridas que algunas estaban completamente cerradas y otras aun dejaban ir sangre. ¿Por qué no paraba? Después de ver su desagradable condición observó sonriente la imagen impecable del joven que tenía enfrente. - ¿Siempre tienes que verte tan bien Lestat? - Bromeo un poco mientras tomaba sus manos entre las suyas y entrelazaba sus dedos - ¿Me quitaras el dolor entonces? ¿Me ayudaras? - Preguntó sin soltar sus manos, sin dejar de sonreír, dando ligeros apretones a sus manos. - Esto es gracioso ¿Lo sabias? Estar a solas contigo siempre lo había querido para poder entablar una agradable conversación sin que nadie nos moleste, y ahora que tengo la oportunidad de poder escuchar tu sabiduría lo arruino por completo al ser tan frágil - Se encogió de hombros sin dejar de sonreír, al menos era sincera.
Lo observó por momentos, teniendo control completo de su cuerpo, su instinto de sobrevivencia le decía que saliera corriendo, que se fuera lejos, que no escuchará a Lestat, que algo peligroso y no muy bueno venía pero en realidad ella sabía que debía permanecer ahí. Sabía que debía quedarse ahí. - Confió en ti - Susurró formando una sonrisa en los labios - Haz lo que tengas que hacer, confió en ti - Su voz ahora sonó más fuerte, más demandante, si el podía eliminar su dolor entonces se dejaría hacer lo necesario, ese dolor era tan perturbador, no se lo deseaba a nadie. Dejo a un lado también su temor sin dejar de mirar esos ojos penetrantes.
Una criatura de la noche. ¿Lestat podría ser una criatura de la noche? La incertidumbre la invadió. Si era cierto ¿Qué sería? Hizo una mueca. Volteo a ver su cuerpo. Las heridas que algunas estaban completamente cerradas y otras aun dejaban ir sangre. ¿Por qué no paraba? Después de ver su desagradable condición observó sonriente la imagen impecable del joven que tenía enfrente. - ¿Siempre tienes que verte tan bien Lestat? - Bromeo un poco mientras tomaba sus manos entre las suyas y entrelazaba sus dedos - ¿Me quitaras el dolor entonces? ¿Me ayudaras? - Preguntó sin soltar sus manos, sin dejar de sonreír, dando ligeros apretones a sus manos. - Esto es gracioso ¿Lo sabias? Estar a solas contigo siempre lo había querido para poder entablar una agradable conversación sin que nadie nos moleste, y ahora que tengo la oportunidad de poder escuchar tu sabiduría lo arruino por completo al ser tan frágil - Se encogió de hombros sin dejar de sonreír, al menos era sincera.
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Sentí el peso de su cuerpo contra el mío, normalmente debería haber respondido a ese contacto como cualquier ser humano, pero en esos momentos estaba pendiente de otras cosas. Debía mantener mis pensamientos alejados del instinto que gritaba en mi cabeza, bebé su sangre, hazla tuya, consume su inocente vida y clava tus colmillos delicadamente en su cuello. Ignorando aquel pormenor. Tengo que admitir que era casi divertido y sumamente sencillo cargar con su peso. Era tan liviana y frágil. A pesar de su estado, Reen advirtió aquel detalle y había reparado en que no era ningún problema para mí sostenerla. ¿Por qué me hablaba de aquella manera? Aunque le agradecía sus palabras pues rápidamente me obligaba a regresar a la realidad y concentrarme solo en una cosa, protegerla.
Para ella caminar era una tortura, pude sentir su dolor con cada paso que daba. Y el camino apenas comenzó. Ya había tomado una decisión y ahora debía esperar su respuesta. Estaba nervioso y emocionado. La espere con paciencia, observando cada gesto en su rostro mientras analizaba mis palabras y lo que estas podían significar. Se alarmo, su cuerpo y rostro reaccionar al instante. Su piel se erizo y Reen ya se hallaba a la defensiva.
No respondí a su pregunta, no sabia como. ¿Qué podía decirle? Soy un vampiro y puedo ayudarte con mi sangre. Aunque si lo prefieres puedo convertirte en uno de nosotros y jamás deberás preocuparte por heridas como esa. Empezaba a desvariar. Cuando se alejo, y se sitúo al instante frente a mí mientras sostenía seriamente mi mirada, continúe guardando silencio. Me observo por unos momentos y me pregunte en que estaría pensando. Finalmente volví a oír su voz y con una dulce sonrisa aceptaba mi ayuda.
Me atreví a hurgar en su mente, era consiente de la existencia de criaturas como los vampiros, aunque no podía creer que yo, formara parte de ellos. No aún. Escuchar su pregunta en cuanto a mi apariencia me hizo sonreír. Era un vanidoso después de todo y que una bella jovencita reparara en mi aspecto era reconfortante.
Eres hermosa Reen –susurré mientras ella entrelazaba sus dedos con los míos-
Al escuchar sus preguntas asentí sutilmente con mi cabeza mientras, teniendo cuidado de no empeorar aun más sus heridas, y con la esperanza de que absolutamente ninguna criatura, vampiro, licántropo o lo que fuera, se encontrara rondando cerca de nosotros, la ayude a sentarse sobre una roca que podía servirle de asiento y me incline frente a ella. De vez en cuando presionaba suavemente mis manos, al parecer, sin intención alguna de liberarme de su agarre. Con dulzura la obligue a soltar mis manos y me preguntaba que le parecía gracioso entre tanto escuchaba su voz, concentrándome en sus palabras y lo que me proponía a hacer. Una sonrisa se dibujo en mis labios al saber a que se refería.
¿Consideras que posee una gran sabiduría? – Le pregunte curioso mientras me permitía apartar poco a poco la tela de su vestido que me impedía ver las heridas que aun continuaban sangrando.-
Un nudo se formo en mi garganta en respuesta al deseo que me ocasiono sentir el aroma de su sangre nuevamente. Podía apreciar como mis colmillos crecían lentamente, exigiéndome que acabara con su dolor y el mío. Mi mandíbula se tenso al instante junto a los músculos de mi cuerpo, pero mi mente, aun sabia cual era mi objetivo y que no me permitiría ningún error. Aunque la tentación de beber la sangre de una victima inocente era algo tan difícil de controlar.
Comencemos… -dije secamente y por primera vez le permití contemplar mis afilados caninos-
Para ella caminar era una tortura, pude sentir su dolor con cada paso que daba. Y el camino apenas comenzó. Ya había tomado una decisión y ahora debía esperar su respuesta. Estaba nervioso y emocionado. La espere con paciencia, observando cada gesto en su rostro mientras analizaba mis palabras y lo que estas podían significar. Se alarmo, su cuerpo y rostro reaccionar al instante. Su piel se erizo y Reen ya se hallaba a la defensiva.
No respondí a su pregunta, no sabia como. ¿Qué podía decirle? Soy un vampiro y puedo ayudarte con mi sangre. Aunque si lo prefieres puedo convertirte en uno de nosotros y jamás deberás preocuparte por heridas como esa. Empezaba a desvariar. Cuando se alejo, y se sitúo al instante frente a mí mientras sostenía seriamente mi mirada, continúe guardando silencio. Me observo por unos momentos y me pregunte en que estaría pensando. Finalmente volví a oír su voz y con una dulce sonrisa aceptaba mi ayuda.
Me atreví a hurgar en su mente, era consiente de la existencia de criaturas como los vampiros, aunque no podía creer que yo, formara parte de ellos. No aún. Escuchar su pregunta en cuanto a mi apariencia me hizo sonreír. Era un vanidoso después de todo y que una bella jovencita reparara en mi aspecto era reconfortante.
Eres hermosa Reen –susurré mientras ella entrelazaba sus dedos con los míos-
Al escuchar sus preguntas asentí sutilmente con mi cabeza mientras, teniendo cuidado de no empeorar aun más sus heridas, y con la esperanza de que absolutamente ninguna criatura, vampiro, licántropo o lo que fuera, se encontrara rondando cerca de nosotros, la ayude a sentarse sobre una roca que podía servirle de asiento y me incline frente a ella. De vez en cuando presionaba suavemente mis manos, al parecer, sin intención alguna de liberarme de su agarre. Con dulzura la obligue a soltar mis manos y me preguntaba que le parecía gracioso entre tanto escuchaba su voz, concentrándome en sus palabras y lo que me proponía a hacer. Una sonrisa se dibujo en mis labios al saber a que se refería.
¿Consideras que posee una gran sabiduría? – Le pregunte curioso mientras me permitía apartar poco a poco la tela de su vestido que me impedía ver las heridas que aun continuaban sangrando.-
Un nudo se formo en mi garganta en respuesta al deseo que me ocasiono sentir el aroma de su sangre nuevamente. Podía apreciar como mis colmillos crecían lentamente, exigiéndome que acabara con su dolor y el mío. Mi mandíbula se tenso al instante junto a los músculos de mi cuerpo, pero mi mente, aun sabia cual era mi objetivo y que no me permitiría ningún error. Aunque la tentación de beber la sangre de una victima inocente era algo tan difícil de controlar.
Comencemos… -dije secamente y por primera vez le permití contemplar mis afilados caninos-
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Aquel hermoso y delicado cuerpo descansaba en una de las rocas más grandes del bosque. La señorita no dejaba de contemplar el fino rostro del vampiro. No perdía detalle alguno de algún gesto o futuro gesto que aquel hombre hiciera. Aquello apesar de doler, a pesar de no verse como quería para el podría ser una intimidad bastante agradable. El dolor de la joven se había vuelto el dolor de aquella criatura, se había apoderado de su ser y si sus conclusiones eran las correctas era demasiado fuerte para el caballero aquel reto. El cuerpo de la joven se erizó ante el nuevo contacto del vampiro al retirar aquella tela. Una fina caricia hizo que ella soltara una especie de jadeo placentero. El momento se volvía una especie de intimidad donde ambos eran complices de los siguientes actos. Para ella era bastante claro que aquello era demasiado peligroso y sin embargo quería seguir de aquella manera, quería seguir y averiguar hasta donde ambos eran capaces de llegar.
La rubia no podía negar que sentía una especie de atracción por aquel vampiro y que aquella escena era hasta cierto punto bastante morbosa, bastante enferma al ver la situación de ambos pero si se ponían en el lugar del otro que mejor momento que relevar deseos no solo por la sangre también dejándose llevar por otras pasiones. Estas eran evidentes primero por la confianza y el acercamiento que tenían, la otra por la belleza que el joven tenía y que la humana poseía apesar de ser una criatura terrenal bastante común entre todos. La belleza de ambos era sobresaliente no solo por el físico también por el habla que poseían al estar juntos, era como si se transportaran a otro mundo en el que ambos disfrutaban de este tipo de momentos aunque resultaran enfermos a la vista de cualquiera y es que aunque ella era una damita bastante dulce y pura también estaba conociendo las maldades perversiones y pasiones del mundo lo cual no estaba exenta.
Una idea extraña cruzo por su cabeza. "¿Debería pedirle la eternidad?". Dejo caer su cuerpo hacía atrás de manera delicada hasta dejarle no solo sus heridas, también su cuerpo a su antojo, a estás alturas la joven no sentía pena alguna o algún tipo de tabu o ataduras, el simple hecho de confiar su vida a él, le permitía desenvolverse de una manera que nunca antes lo había hecho. Y de nuevo la pregunta retumbaba en su cabeza. Tal vez si llegaba a pedirle aquello conocería el mundo de otra manera, viajaría e incluso dejaría las ataduras que la sociedad le había puesto. Un suspiro inmenso salió de su interior cuando sintió las manos del vampiro presionar la pierna que tenía el daño. Enderezo el cuerpo un poco para echarle un vistazo. Aquellos colmillos habían aparecido sin que ella se hubiera dado cuenta. Una corriente de miedo se apodero de su cuerpo pero respiró varias veces de manera profunda. ¿De humana a vampiro? No, ella no podía ser una vampira, o al menos no aun. Tenía sueños, tenía metas pero sobretodo disfrutaba de estos momentos que aunque eran extraños y doloroso le hacían una vida bastante interesante, disfrutaba de su delicadeza. Su mirada se topo con la del ansioso vampiro - Confio en ti... - Repitió en una especie de susurro seguido de una caricia delicada de su parte en aquella mejilla.
No pudo negar sentir aquel impulso grande en el cual cerraría los ojos para no ver lo que se avecinaba pero por primera vez quería ver que era lo que pasaría, que era lo que iba a hacerle aquel caballero - ¿Me diras que tan buen sabor tiene mi sangre? - Bromeo un poco intentando hacer que su cuerpo se relajará. ¿Era la pregunta adecuada? No, no la era pero Doreen tenía esa especie de cualidad y defecto. Mientras más nerviosa o en peligro se ponía decía alguna tontería intentando relajar sus nervios. ¡Detente! - Exclamó al ver al vampiro acercar sus labios a aquella zona. - Acercate - Indico de manera nerviosa sintiendo que la palidez de su rostro se hacía a un lado y su rostro volvía a tomar color cuando sus mejillas se sonrojaron demasiado. La chica tomo el rostro del vampro acercándose por completo, volviendo a sentarse. Cerró los ojos y deposito un beso delicado en la comisura de sus labios - Por sii algo ha de salir mal... - Susurró contra sus labios para luego separarse. Si, era su amigo, uno de los más íntimos pero si algo salía mal, bueno aquel gesto no se quedaría en el aire.
La rubia no podía negar que sentía una especie de atracción por aquel vampiro y que aquella escena era hasta cierto punto bastante morbosa, bastante enferma al ver la situación de ambos pero si se ponían en el lugar del otro que mejor momento que relevar deseos no solo por la sangre también dejándose llevar por otras pasiones. Estas eran evidentes primero por la confianza y el acercamiento que tenían, la otra por la belleza que el joven tenía y que la humana poseía apesar de ser una criatura terrenal bastante común entre todos. La belleza de ambos era sobresaliente no solo por el físico también por el habla que poseían al estar juntos, era como si se transportaran a otro mundo en el que ambos disfrutaban de este tipo de momentos aunque resultaran enfermos a la vista de cualquiera y es que aunque ella era una damita bastante dulce y pura también estaba conociendo las maldades perversiones y pasiones del mundo lo cual no estaba exenta.
Una idea extraña cruzo por su cabeza. "¿Debería pedirle la eternidad?". Dejo caer su cuerpo hacía atrás de manera delicada hasta dejarle no solo sus heridas, también su cuerpo a su antojo, a estás alturas la joven no sentía pena alguna o algún tipo de tabu o ataduras, el simple hecho de confiar su vida a él, le permitía desenvolverse de una manera que nunca antes lo había hecho. Y de nuevo la pregunta retumbaba en su cabeza. Tal vez si llegaba a pedirle aquello conocería el mundo de otra manera, viajaría e incluso dejaría las ataduras que la sociedad le había puesto. Un suspiro inmenso salió de su interior cuando sintió las manos del vampiro presionar la pierna que tenía el daño. Enderezo el cuerpo un poco para echarle un vistazo. Aquellos colmillos habían aparecido sin que ella se hubiera dado cuenta. Una corriente de miedo se apodero de su cuerpo pero respiró varias veces de manera profunda. ¿De humana a vampiro? No, ella no podía ser una vampira, o al menos no aun. Tenía sueños, tenía metas pero sobretodo disfrutaba de estos momentos que aunque eran extraños y doloroso le hacían una vida bastante interesante, disfrutaba de su delicadeza. Su mirada se topo con la del ansioso vampiro - Confio en ti... - Repitió en una especie de susurro seguido de una caricia delicada de su parte en aquella mejilla.
No pudo negar sentir aquel impulso grande en el cual cerraría los ojos para no ver lo que se avecinaba pero por primera vez quería ver que era lo que pasaría, que era lo que iba a hacerle aquel caballero - ¿Me diras que tan buen sabor tiene mi sangre? - Bromeo un poco intentando hacer que su cuerpo se relajará. ¿Era la pregunta adecuada? No, no la era pero Doreen tenía esa especie de cualidad y defecto. Mientras más nerviosa o en peligro se ponía decía alguna tontería intentando relajar sus nervios. ¡Detente! - Exclamó al ver al vampiro acercar sus labios a aquella zona. - Acercate - Indico de manera nerviosa sintiendo que la palidez de su rostro se hacía a un lado y su rostro volvía a tomar color cuando sus mejillas se sonrojaron demasiado. La chica tomo el rostro del vampro acercándose por completo, volviendo a sentarse. Cerró los ojos y deposito un beso delicado en la comisura de sus labios - Por sii algo ha de salir mal... - Susurró contra sus labios para luego separarse. Si, era su amigo, uno de los más íntimos pero si algo salía mal, bueno aquel gesto no se quedaría en el aire.
- Spoiler:
- Disculpa la tardanza u.u espero haya valido la pena. Por cierto lo último. Inesperado ¿no?
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Sentí su mirada penetrante contemplándome minuciosamente, estaba atenta a cada uno de mis gestos o movimientos. Al deslizar la tela que cubría su herida, acaricie por accidente con la punta de mis dedos su suave y calida piel. Un acto imprudente, pero inevitable. El cuerpo de Reen se estremeció ligeramente ante aquel inesperado roce y un placentero sonido escapo de sus labios. Me reproche al llevar a aquella inocente mujer a una situación tan íntima y embarazosa. Sin embargo, no tenía otra opción. No podía quedarme de brazos cruzados y presenciar su dolor sin intervenir. Reen era consiente del peligro que la acosaba, sin embargo, estaba dispuesta a continuar. Secretamente deseaba descubrir la criatura que era y la cual le había estado ocultando desde el primer día en la que vi. Capte una pregunta en su mente, me asombro que pensara siquiera en aquella posibilidad. ¿Desear la vida eterna? Todos aquellos a los que les otorgaba el don oscuro terminaban odiándome y finalmente me abandonaban. No deseaba que con Reen sucediera lo mismo, no deseaba que me odiara, mucho menos que sintiera asco por mi, pero las cosas no serian igual si el temor que pueda ocasionarle esta noche, es mayor que el aprecio y cariño que siente por este vampiro.
Se inclino hacia atrás, dejando caer su cuerpo sobre la enorme roca en la que nos encontrábamos. El cuerpo de una inocente y vulnerable mujer entregado voluntariamente a los caprichos de un vampiro. Reen era capaz de despertar los instintos de cualquier hombre, el deseo y el amor. Pero no solo por su belleza, sino también por su gran intelecto y maravillosa dulzura. Quien no viera las características y virtudes de aquella joven, tendría que ser un estupido o estar completamente ciego. Me pregunte si ella era consiente de las capacidades que poseía y su peculiar sensualidad.
Me incline hacia ella, apoyando una de mis manos sobre la roca a la altura de su cadera y luego pose suavemente la palma de mi otra mano sobre su pierna, contemplaba su herida mientras ignoraba la criatura que me pedía a gritos beber su sangre y creaba aquella necesidad de poseer su vida y acortar mas la distancia entre nosotros. Sin embargo, otra vez aquella pregunta, las dudas, las ventajas y peligrosos que le traería optar por pedirme la inmortalidad llegaron a su mente y penetraron en mi cabeza. Debía estar al tanto de sus pensamientos para mantener al vampiro lejos de la escena. Pero Reen me estaba haciendo la situación más difícil. Presione suavemente su pierna sin darme cuenta hasta oír su suspiro y sentir como volvía a incorporarse. Al contemplar mis afilados colmillos fue victima del miedo durante unos momentos, y sus dudas, junto a la idea de pertenecer a los de mi especie, se desvaneció rápidamente advirtiendo que aun tenía muchas cosas que experimentar, antes de tomar una decisión como esa o permitir que acabara con su humanidad.
Deslice mis dedos por el contorno de la herida, pensando la mejor opción de sanar aquellas lesiones. Al oír sus palabras alce mi rostro encontrándome con su dulce mirada, el calor de su piel dejo su marca sobre mi mejilla al tiempo que cerraba mis ojos disfrutando de aquella tierna caricia. ¿Por qué confiaba en mí? Me cuestionaba hasta que su siguiente pregunta me hizo abrir los ojos al instante. Quise seguirle el juego y hacer de aquella situación algo más amena a pesar de la circunstancia tan extraña en la que nos encontrábamos. ¿Deseaba saber lo sabrosa que podría resultarme su sangre? Entonces, conocería la respuesta. Lentamente acerque mi rostro hacia su muslo, exactamente hacia el lugar donde se encontraba su herida mientras mantenía la palma de mi mano sobre su pierna. Besaría tiernamente aquella zona solo para manchar mis labios con su sangre. No podía arriesgarme más o nuestra inesperada reunión podía terminar en un gran desastre. Volví a escuchar su voz, parecía estar muy nerviosa, pero esta vez me pedía que no continuara, que me detuviera y acercara a ella otra vez. Obedecí y al notar sus mejillas sonrojadas sonreí encantado ante su apariencia. Un exquisito color rosa cubría su rostro levemente. Reen tomo mi rostro, se acerco y para mi sorpresa me beso en la comisura de los labios susurrando unas palabras.
Al sentir sus suaves labios, cerré mis ojos y aparte ligeramente mi mano de su pierna. Clave las uñas con fuerza en la palma de mi mano mientras unas gotas de mi sangre caían sobre la roca. Necesitaba mantener mi concentración y aquel sutil roce de sus labios me había nublado la mente por unos instantes.
No me temas Reen… –susurre sobre sus labios antes que ella se apartara nuevamente de mi y volví a posar mi mano, esta vez cubierta con mi sangre, sobre su pierna-
Deje caer mi sangre oscura, mi sangre maldita… sobre la herida de Reen. Observe como esta causaba el efecto que deseaba desapareciendo poco a poco y por completo las lesiones en su piel. Aproxime otra vez mi rostro hacia la zona de antes y deslice sutilmente la punta de mi lengua sobre la parte mas profunda de su herida asegurándome que sanara por completo. El olor y sabor de su sangre golpeo de lleno en mi cabeza tensando mi cuerpo e inmovilizándome por unos segundos que para mí fueron una eternidad. Mi respiración se acelero y mi corazón entonaba fuertemente su canción: Hazla tuya, apodérate de su alma, succiona su sangre y junto a esta su vida…
Emití un gruñido para acallar aquellas ideas en mi cabeza. Recordando mi promesa, las palabras de la joven y su confianza en mí, me aparte bruscamente, sin decir ninguna palabra y no volví a mirar a los ojos a Reen.
Se inclino hacia atrás, dejando caer su cuerpo sobre la enorme roca en la que nos encontrábamos. El cuerpo de una inocente y vulnerable mujer entregado voluntariamente a los caprichos de un vampiro. Reen era capaz de despertar los instintos de cualquier hombre, el deseo y el amor. Pero no solo por su belleza, sino también por su gran intelecto y maravillosa dulzura. Quien no viera las características y virtudes de aquella joven, tendría que ser un estupido o estar completamente ciego. Me pregunte si ella era consiente de las capacidades que poseía y su peculiar sensualidad.
Me incline hacia ella, apoyando una de mis manos sobre la roca a la altura de su cadera y luego pose suavemente la palma de mi otra mano sobre su pierna, contemplaba su herida mientras ignoraba la criatura que me pedía a gritos beber su sangre y creaba aquella necesidad de poseer su vida y acortar mas la distancia entre nosotros. Sin embargo, otra vez aquella pregunta, las dudas, las ventajas y peligrosos que le traería optar por pedirme la inmortalidad llegaron a su mente y penetraron en mi cabeza. Debía estar al tanto de sus pensamientos para mantener al vampiro lejos de la escena. Pero Reen me estaba haciendo la situación más difícil. Presione suavemente su pierna sin darme cuenta hasta oír su suspiro y sentir como volvía a incorporarse. Al contemplar mis afilados colmillos fue victima del miedo durante unos momentos, y sus dudas, junto a la idea de pertenecer a los de mi especie, se desvaneció rápidamente advirtiendo que aun tenía muchas cosas que experimentar, antes de tomar una decisión como esa o permitir que acabara con su humanidad.
Deslice mis dedos por el contorno de la herida, pensando la mejor opción de sanar aquellas lesiones. Al oír sus palabras alce mi rostro encontrándome con su dulce mirada, el calor de su piel dejo su marca sobre mi mejilla al tiempo que cerraba mis ojos disfrutando de aquella tierna caricia. ¿Por qué confiaba en mí? Me cuestionaba hasta que su siguiente pregunta me hizo abrir los ojos al instante. Quise seguirle el juego y hacer de aquella situación algo más amena a pesar de la circunstancia tan extraña en la que nos encontrábamos. ¿Deseaba saber lo sabrosa que podría resultarme su sangre? Entonces, conocería la respuesta. Lentamente acerque mi rostro hacia su muslo, exactamente hacia el lugar donde se encontraba su herida mientras mantenía la palma de mi mano sobre su pierna. Besaría tiernamente aquella zona solo para manchar mis labios con su sangre. No podía arriesgarme más o nuestra inesperada reunión podía terminar en un gran desastre. Volví a escuchar su voz, parecía estar muy nerviosa, pero esta vez me pedía que no continuara, que me detuviera y acercara a ella otra vez. Obedecí y al notar sus mejillas sonrojadas sonreí encantado ante su apariencia. Un exquisito color rosa cubría su rostro levemente. Reen tomo mi rostro, se acerco y para mi sorpresa me beso en la comisura de los labios susurrando unas palabras.
Al sentir sus suaves labios, cerré mis ojos y aparte ligeramente mi mano de su pierna. Clave las uñas con fuerza en la palma de mi mano mientras unas gotas de mi sangre caían sobre la roca. Necesitaba mantener mi concentración y aquel sutil roce de sus labios me había nublado la mente por unos instantes.
No me temas Reen… –susurre sobre sus labios antes que ella se apartara nuevamente de mi y volví a posar mi mano, esta vez cubierta con mi sangre, sobre su pierna-
Deje caer mi sangre oscura, mi sangre maldita… sobre la herida de Reen. Observe como esta causaba el efecto que deseaba desapareciendo poco a poco y por completo las lesiones en su piel. Aproxime otra vez mi rostro hacia la zona de antes y deslice sutilmente la punta de mi lengua sobre la parte mas profunda de su herida asegurándome que sanara por completo. El olor y sabor de su sangre golpeo de lleno en mi cabeza tensando mi cuerpo e inmovilizándome por unos segundos que para mí fueron una eternidad. Mi respiración se acelero y mi corazón entonaba fuertemente su canción: Hazla tuya, apodérate de su alma, succiona su sangre y junto a esta su vida…
Emití un gruñido para acallar aquellas ideas en mi cabeza. Recordando mi promesa, las palabras de la joven y su confianza en mí, me aparte bruscamente, sin decir ninguna palabra y no volví a mirar a los ojos a Reen.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Nunca antes en su vida había imaginado que podría tener la iniciativa de besar a un vampiro. Tenía la idea de que seguramente sus labios serían tan duros y fríos como el resto de su cuerpo. Lo cierto es que los labios eran tan suaves como los de ella. eran fríos si, pero aquella frialdad se perdía por completo cuando el calor de los labios de ella presionó los suyos. Soltó un suspiro con los ojos cerrados Lestat era demasiado delicado, tanto que incluso la hacía sentir que en cualquier movimiento podría romperla. La chica se quedo callada, tanto que solo disfruto de aquella breve cercanía, un beso a un amigo que tanto quería y en cierta parte tuvo atracción por él nunca estaba demás, aunque lo gracioso es que a ella ese tiempo de cosas le causaban problema, tal vez el riesgo a perder la vida le había dado el valor necesario para poder hacer aquello. En otras situaciones no lo habría hecho, pero el destino es así, es incierto y te juega malos momentos que debes ir aprovechando para dejar concluidas cosas que querías hacer.
La joven sintió como poco a poco se iban separando y también la tensión del cuerpo del vampiro. Lo miró a los ojos sin poder decir alguna palabra, solo asintió cuando el dijo aquella pequeña frase, la vista se dirigió a la herida donde este había desbordado parte de su sangre. Sus ojos se abrieron por completo mostrando una sorpresa que nunca antes se había imaginado. Poco a poco la rubia sintió como incluso aquella zona ya no le dolía, como la sangre había dejado de salir y así poco a poco se iba cerrando sin dejar marca de lo que le había pasado. No pudo evitar llevarse las manos a los labios impidiendo que los sonidos saliera, pero era imposible, la manera en que su compañero recorría su piel sensible con la lengua le era demasiado placentera. Tuvo que sostenerse de la roca clavando sus manos en esta para poder sostenerse, gimió en repetidas ocasiones apretando con fuerza los ojos. Mordiendo su labio inferior, sintiendo como el calor de su cuerpo se subía a sus mejillas debelando lo bien que se sentía aquello. No podía evitar sentirse tan avergonzada pero los sonidos que el emitía la dejaban tranquila sintiendo que no era la única metida en aquel embrollo.
Después de unos momentos apartó el rostro de su amigo y se sumergió en sus ojos sintiendo como su propia respiración estaba acelerada - Me siento mejor, basta - Su voz salió como una especie de suplica, no quería perder la razón y dejarse llevar por sensaciones que no había conocido. Carraspeo varias veces y tomaba bocanas de aire para poder normalizar su respiración, su pulso e incluso el sonrojo de sus mejillas que seguramente estaban bien marcadas. - Esas sensaciones debo pararlas - Quiso ser sincera con él ambos merecían ese trato, estiro una de sus manos empolvadas para poder acariciar su mejilla - ¿Sabe bien? - Bromeó un poco mientras observaba de nueva cuenta su muslo lastimado. - Sabía que había algo especial en ti, pero a pesar de ser una criatura de la noche se que me cuidarías, que no me harías daño - Se encogió de hombros sin poder decir más. sin avisarle se puso de pie y comenzó a andar con delicadeza por el bosque, con cierto mareo por la sangre perdida pero sin duda sin aquel dolor y sabiendo que se recuperaría - Gracias… de verdad… - Sonrió colocando su mano en la cadera con una pose nueva, tranquila y sobre todo viéndose completamente hermosa.
La joven sintió como poco a poco se iban separando y también la tensión del cuerpo del vampiro. Lo miró a los ojos sin poder decir alguna palabra, solo asintió cuando el dijo aquella pequeña frase, la vista se dirigió a la herida donde este había desbordado parte de su sangre. Sus ojos se abrieron por completo mostrando una sorpresa que nunca antes se había imaginado. Poco a poco la rubia sintió como incluso aquella zona ya no le dolía, como la sangre había dejado de salir y así poco a poco se iba cerrando sin dejar marca de lo que le había pasado. No pudo evitar llevarse las manos a los labios impidiendo que los sonidos saliera, pero era imposible, la manera en que su compañero recorría su piel sensible con la lengua le era demasiado placentera. Tuvo que sostenerse de la roca clavando sus manos en esta para poder sostenerse, gimió en repetidas ocasiones apretando con fuerza los ojos. Mordiendo su labio inferior, sintiendo como el calor de su cuerpo se subía a sus mejillas debelando lo bien que se sentía aquello. No podía evitar sentirse tan avergonzada pero los sonidos que el emitía la dejaban tranquila sintiendo que no era la única metida en aquel embrollo.
Después de unos momentos apartó el rostro de su amigo y se sumergió en sus ojos sintiendo como su propia respiración estaba acelerada - Me siento mejor, basta - Su voz salió como una especie de suplica, no quería perder la razón y dejarse llevar por sensaciones que no había conocido. Carraspeo varias veces y tomaba bocanas de aire para poder normalizar su respiración, su pulso e incluso el sonrojo de sus mejillas que seguramente estaban bien marcadas. - Esas sensaciones debo pararlas - Quiso ser sincera con él ambos merecían ese trato, estiro una de sus manos empolvadas para poder acariciar su mejilla - ¿Sabe bien? - Bromeó un poco mientras observaba de nueva cuenta su muslo lastimado. - Sabía que había algo especial en ti, pero a pesar de ser una criatura de la noche se que me cuidarías, que no me harías daño - Se encogió de hombros sin poder decir más. sin avisarle se puso de pie y comenzó a andar con delicadeza por el bosque, con cierto mareo por la sangre perdida pero sin duda sin aquel dolor y sabiendo que se recuperaría - Gracias… de verdad… - Sonrió colocando su mano en la cadera con una pose nueva, tranquila y sobre todo viéndose completamente hermosa.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Me avergoncé ante mi reprochable conducta. No era un vampiro joven como para comportarme de esa manera, sin embargo, la verdad es que mi deseo por beber su sangre me había consumido. ¿Acaso existe algo más exquisito que succionar la sangre de una victima inocente? Pero ya había sido suficiente, recupere mi cordura, aun sintiendo el dulce sabor en mi boca. Aquellos escasos segundos en tratar de controlar la criatura sedienta que rasguñaba mi sensatez fueron eternos…
¿Qué derecho tenia sobre ella para ocasionar tales sensaciones en su cuerpo? Ninguno. Nuevamente actúe sin tomar en cuenta mi sentido común, aunque a veces dudo que posea uno. No quise imaginar lo que habría sucedido sino hubiese escuchado otra vez su voz. La suplica de Reen me basto para recobrar el juicio.
El sabor de tu piel es dulce, suave como la miel.-sonreí respondiendo a su pregunta mientras el calor de la palma de su mano se traspasaba a mi piel- El vino de tu sangre, embriaga mi corazón… –sus ojos se trasladaron a su muslo, cuya herida había desaparecido dejando en su lugar solo unas cuantas manchas de sangre- Quería probarla- confesé – Un elixir puro que representa el éxtasis de tu mirada…
Su completa confianza me causaba descontento. Era casi malsano que depositara su seguridad en un vampiro, más aún en mí. ¿Seguiría pensando igual si le confesara las vidas que he tomado por amor o egoísmo?
Cuando me aparte de ella de manera ruda y desviando mi mirada de la suya. Percibí como se distanciaba de mí con andar ligero y delicado. Me agradeció la ayuda, a pesar que mi conducta no haya sido la más apropiada. Durante unos minutos mantuve el silencio que cayó entre nosotros luego de sus últimas palabras. No me voltee a verla nuevamente y me mantuve de espaldas a ella mientras con elegancia volvía a ponerme de pie y ajustar la desordenada levita a mi cuerpo.
Doreen… Doreen… -repetí su nombre a modo de reprimenda- ¿Continuas confiando en mí a pesar de todo? –Pregunte girando sutilmente sobre mis talones para atrapar su mirada en la mía- Te advierto seriamente que es una temeridad si confías tu vida a una criatura como yo…
¿Qué derecho tenia sobre ella para ocasionar tales sensaciones en su cuerpo? Ninguno. Nuevamente actúe sin tomar en cuenta mi sentido común, aunque a veces dudo que posea uno. No quise imaginar lo que habría sucedido sino hubiese escuchado otra vez su voz. La suplica de Reen me basto para recobrar el juicio.
El sabor de tu piel es dulce, suave como la miel.-sonreí respondiendo a su pregunta mientras el calor de la palma de su mano se traspasaba a mi piel- El vino de tu sangre, embriaga mi corazón… –sus ojos se trasladaron a su muslo, cuya herida había desaparecido dejando en su lugar solo unas cuantas manchas de sangre- Quería probarla- confesé – Un elixir puro que representa el éxtasis de tu mirada…
Su completa confianza me causaba descontento. Era casi malsano que depositara su seguridad en un vampiro, más aún en mí. ¿Seguiría pensando igual si le confesara las vidas que he tomado por amor o egoísmo?
Cuando me aparte de ella de manera ruda y desviando mi mirada de la suya. Percibí como se distanciaba de mí con andar ligero y delicado. Me agradeció la ayuda, a pesar que mi conducta no haya sido la más apropiada. Durante unos minutos mantuve el silencio que cayó entre nosotros luego de sus últimas palabras. No me voltee a verla nuevamente y me mantuve de espaldas a ella mientras con elegancia volvía a ponerme de pie y ajustar la desordenada levita a mi cuerpo.
Doreen… Doreen… -repetí su nombre a modo de reprimenda- ¿Continuas confiando en mí a pesar de todo? –Pregunte girando sutilmente sobre mis talones para atrapar su mirada en la mía- Te advierto seriamente que es una temeridad si confías tu vida a una criatura como yo…
- Spoiler:
- Lamento haber abandonado nuestro tema, espero desees continuar tu rol conmigo y nuevamente te pido disculpas por mi ausencia
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Secretos de la noche [Lestat]
Tranquila, ronca, masculina, sensual. Así era la voz del vampiro que tenía frente a ella. Poco era lo que entendía de las criaturas de la noche, no sabía bien procedimiento para llegar a ser una, pero de que sabía que existían, lo sabía. ¿Por qué ahora necesitaban sangre y no alimento? No lo entendía bien. Quizás era una de las cosas que no tiene explicación en la vida. A fin de cuentas la sangre solo es utilizada para sobrevivir en el nuestro cuerpo, claro de los seres vivos, no de ellos.
Se quedó mirando su rostro pálido por unos momentos. Tan tranquilo, tan neutro que no entendía como no podía estar alterado con lo que acababa de pasar. La rubia quiso estudiar su expresión por un largo rato pero eso no era correcto, no era permitido, y era una falta de respeto hacía las personas analizarlas de tal manera. Por un momento se creyó completamente loca. ¿De qué? Muy fácil, de sentirse segura ante su propio cazador. Un movimiento en falso podría costarle la vida. Sin embargo, eso no importaba, no en ese momento cuando le debía la vida a quien en un instante podía arrebatarsela. - ¿Creé que el golpe me haya perder la razón? - Preguntó con su tono tranquilo, cantarín y delicado. Doreen era una chica bastante débil, bastante frágil, una princesa de cristal que de ser movida de mala manera podría romperse, ella lo sabía, aun así siempre estaba dispuesta a arriesgarse. Lo que un día no tuvo en casa, lo estaba teniendo e incluso demás ahora que había escapado de ella. - No le temo Lestat, confiaría mi alma, mi cuerpo, mi sangre a usted, no es tan malo, no se juzgue demasiado, sus errores que ha cometido en el pasado, son pasado, quedo atrás, ahora, conmigo, todo ha sido diferente, me ha dejado vivir - Musitó con tranquilidad, sintiendo como su rostro se enrojecía de pena, y de satisfacción y orgullo ante sus propias palabras.
Bajó su mirada hasta donde se encontraba, o más bien se había encontrado la herida con anterioridad. Nada. No había nada, ni siquiera de algo que pudiera preocuparse en un futuro. Sonrió bastante agradecida. - Gracias por salvarme Lestat - Susurró con bastante gratitud. Su mano se estiró con total cuidado, con delicadeza y ciertos movimientos sensuales. una manera natural de ser de Doreen. Se sintió avergonzada por todo lo ocurrido aquella tarde pero no se sentía mal. Al contrario - ¿Desde cuando eres un vampiro? - Preguntó como no queriendo la cosa. Tenía mucha curiosidad de ese mundo al que seguramente nunca se le permitiría entrar, al cual nunca podría experimentar, al menos un poco de conocimiento no estaría mal, o bueno eso creía, pero quizás aquellos que sabían la verdad sobre los seres de la luna estaban destinados a la muerte. ¿Por qué? Por saber el secreto.
Se quedó mirando su rostro pálido por unos momentos. Tan tranquilo, tan neutro que no entendía como no podía estar alterado con lo que acababa de pasar. La rubia quiso estudiar su expresión por un largo rato pero eso no era correcto, no era permitido, y era una falta de respeto hacía las personas analizarlas de tal manera. Por un momento se creyó completamente loca. ¿De qué? Muy fácil, de sentirse segura ante su propio cazador. Un movimiento en falso podría costarle la vida. Sin embargo, eso no importaba, no en ese momento cuando le debía la vida a quien en un instante podía arrebatarsela. - ¿Creé que el golpe me haya perder la razón? - Preguntó con su tono tranquilo, cantarín y delicado. Doreen era una chica bastante débil, bastante frágil, una princesa de cristal que de ser movida de mala manera podría romperse, ella lo sabía, aun así siempre estaba dispuesta a arriesgarse. Lo que un día no tuvo en casa, lo estaba teniendo e incluso demás ahora que había escapado de ella. - No le temo Lestat, confiaría mi alma, mi cuerpo, mi sangre a usted, no es tan malo, no se juzgue demasiado, sus errores que ha cometido en el pasado, son pasado, quedo atrás, ahora, conmigo, todo ha sido diferente, me ha dejado vivir - Musitó con tranquilidad, sintiendo como su rostro se enrojecía de pena, y de satisfacción y orgullo ante sus propias palabras.
Bajó su mirada hasta donde se encontraba, o más bien se había encontrado la herida con anterioridad. Nada. No había nada, ni siquiera de algo que pudiera preocuparse en un futuro. Sonrió bastante agradecida. - Gracias por salvarme Lestat - Susurró con bastante gratitud. Su mano se estiró con total cuidado, con delicadeza y ciertos movimientos sensuales. una manera natural de ser de Doreen. Se sintió avergonzada por todo lo ocurrido aquella tarde pero no se sentía mal. Al contrario - ¿Desde cuando eres un vampiro? - Preguntó como no queriendo la cosa. Tenía mucha curiosidad de ese mundo al que seguramente nunca se le permitiría entrar, al cual nunca podría experimentar, al menos un poco de conocimiento no estaría mal, o bueno eso creía, pero quizás aquellos que sabían la verdad sobre los seres de la luna estaban destinados a la muerte. ¿Por qué? Por saber el secreto.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 5232
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 34
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