¿Caperucita y el lobo? Los cuentos no existen (Valery)

por **Jermaine De Bergerac** Lun Mar 21, 2011 5:01 am

Se estaba haciendo de noche y eso podía ser peligroso, la luna ya había comenzado a menguar y técnicamente ya no se debería transformar en una bestia que devoraba todo a su paso, aun así seguía con el corazón en un puño referente a ese pequeño tema. No había visto a su mellizo y eso siempre era un tema de constante preocupación, demasiado impulsivo, demasiado arriesgado, demasiado directo, demasiado agresivo, así era Jacques y luego era Jermaine quien debía cubrirle las espaldas, como siempre, por eso prefería vigilarle.

Sus pasos por el vacío y oscuro callejón resuenan mientras sus ojos pasean por las sucias paredes, quien diría que él acabaría paseando por aquí. No obstante nadie se lo planteaba nunca, era un miembro de la clase alta, bien podía estar haciendo una obra de caridad o dando un distraído paseo. Los impecables zapatos negros se detienen mientras Jermaine mira a su alrededor, no se oía un alma, lo cual si bien no era extraño, tampoco le tranquilizada. Una de sus manos se introducen en el bolsillo de su pantalón y mientras la otra se coloca bien el sombrero sombreando ligeramente sus ojos. Sabía que solía resultar atractivo a mujeres… y a hombres, aunque sus preferencias jamás serían expuestas a nadie, de igual modo que evitaba el contacto con ninguna mujer, no sólo por decoro de la sociedad, sino porque desde la muerte de Sophie era algo que… no le gustaba.

Saliendo de sus pensamientos mira alrededor y una pequeña maldición sale de sus labios, se había perdido, podía deshacer el camino andado pero no había estado atento y ante esa situación sus habilidades como licántropo no le servían… Licántropo, hombre-lobo ¿En que momento su vida había comenzado a ir tan mal? Ah, ya recordaba, justamente cuando creía que todo iba a salir bien Dios decidió abandonarle a él y a su mellizo. Un ruido hace que se gire a mirar por una de las callejuelas, intrigado.

por **Valery Dawson** Lun Mar 21, 2011 5:39 am

Aquel día había resultado ser un completo desastre... Los rumores sobre la extraña muerte de mi marido y como Valery Dawson salía benefiada con ello seguían persiguiéndome hasta cinco meses más tarde. No podí negar que me casé con el por conveniencia. Era una oportunista y lo reconocía pero no era mala persona y mucho menos una asesina. Aunque entendía perfectamente que hubiese rumores...
Cansada de estar encerrada entre las paredes de mi casa había salido a dar una vuelta sin darme cuenta ni de qué hora era y sin saber a dónde me dirigían mis pasos. Suficiente tenía con gruñir para mí misma en contra de la policía y los chismorreos de mis vecinos.

Cada vez me alejaba más de casa y cuándo me quise dar cuenta estaba completamente sola en un callejón oscuro. Por mi mente comenzaron a pasar fugazmente crimenes y asesinatos de chicas jovenes que se encontraban en un callejón oscuro. Dios, por qué tenía que ser tan despistada. Aunque no sería la primera vez que me metía en problemas.

A lo lejos vi a una figura que caminaba silenciosamente por el callejón y por mi mente volvio a cruzarse la palabra asesino. Sin embargo el juicio y la razón nunca habían sido mi fuerte por lo que en vez de huir y salir corriendo caminé rápidamente hacia él mientras metía mi mano en el bolso donde sí, había un cuchillo. Era demasiado paranoica y había vivido demasiado tiempo en los bajos de Londres como para ser demasiado inocente. Sin embargo solo me limité a meter la mano sin llegar a sacarlo.
- Disculpe ¿Le conozco?.- pregunté inocentemente cuando le alcancé tratando de ocultar cualquier indicio de temor en mi voz.

Realmente si resultaba ser una persona normal se pensaría que estaba al lado de una piscópata...

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