AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
2 participantes
Página 1 de 1.
¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
Sí, sí una dama estaba metida en una taberna ella sola ¡Cuánto pecado! murmuraban los alrededores ¿Mi reacción? sonrisa déspota se desbordaba sobre mis labios sin prestar atención, con suficiente seguridad tomé aire para dirigirme hasta dónde estaba el servidor, me preguntó qué quería, le contesté que una bebida, dijo que una dama no debería estar allí, a lo que contesté que le importaba un bledo, era mi vida y seguiría siéndolo ¿No?. Tras esa conversación tan poco afable terminó por darme mi copa con un vino tinto reserva de diez años atrás, gracias a mi padre vampiro creador de licor inegablemente había aprendido sobre la cata de vinos, este especialmente desprendía un aire añejo y pesado, lo suficiente para disfrutar cada trago dado.
Las miradas seguían sobre mi cuerpo como si fuese mercancía de intercambio, parecían estar apostando algún tipo de postor sobre cuál de ellos vencería para quredarse conmigo como recompensa, ante tal pensamiento solté una risita pues eran tan patéticos que no despertaban mi interés en lo absoluto.
Como dicen "De esta agua no he de beber"... al poco rato se abrió la puerta y un caballero se adentró sentándose en una mesa, lo miré acaudaladamente de arriba a abajo resultándome ya tan vagamente familiar ese modo tan peculiar de andar, moverse y desplazarse sobre los lugares para pasar inadvertidos, me sumí en un entero análisis al respecto, la piel de mis brazos comenzó a erizarse pues había una cantidad considerable de humanos... por supuesto incluyéndome pero aquellos pobres ignorantes estarían completamente ajenos a estar en compañía de un vampiro entre nosotros. Opté por también hacerme la occisa levantando mi copa meneándola lo suficiente para aspirar ese buqué suelto por la bebida, sonreí tan dulcemente como mi expresión lo permitió.
-Buenas monsieur- murmuré sabiendo que oiría mis palabras tan susurrantes y para él se tornarían una conversación de lo más común,..
Las miradas seguían sobre mi cuerpo como si fuese mercancía de intercambio, parecían estar apostando algún tipo de postor sobre cuál de ellos vencería para quredarse conmigo como recompensa, ante tal pensamiento solté una risita pues eran tan patéticos que no despertaban mi interés en lo absoluto.
Como dicen "De esta agua no he de beber"... al poco rato se abrió la puerta y un caballero se adentró sentándose en una mesa, lo miré acaudaladamente de arriba a abajo resultándome ya tan vagamente familiar ese modo tan peculiar de andar, moverse y desplazarse sobre los lugares para pasar inadvertidos, me sumí en un entero análisis al respecto, la piel de mis brazos comenzó a erizarse pues había una cantidad considerable de humanos... por supuesto incluyéndome pero aquellos pobres ignorantes estarían completamente ajenos a estar en compañía de un vampiro entre nosotros. Opté por también hacerme la occisa levantando mi copa meneándola lo suficiente para aspirar ese buqué suelto por la bebida, sonreí tan dulcemente como mi expresión lo permitió.
-Buenas monsieur- murmuré sabiendo que oiría mis palabras tan susurrantes y para él se tornarían una conversación de lo más común,..
Zaskya Cassabel- Humano Clase Alta
- Mensajes : 263
Fecha de inscripción : 22/02/2011
Re: ¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
Las calles de París ya no era tan desconocidas para Chiesa, y sus paseos diferían entre algunos paisajes conocidos, por los que ya había pasado una, dos, o quizás más veces, u otros parajes por los que entraba a disfrutar por primera vez, recreándose en lo emocionante de la novedad, pues aunque eran calles o edificios que podían llevar allí decenas o cientos de años, a sus ojos, eran tan interesantes como el día de su inauguración, el día de su creación. O incluso más, el bien sabía que los años te dan el carácter que te falta, reemplazando la inicial e inocente candidez de la juventud.
Pero por ser todavía el comienzo de otra noche que prometía diversión y sorpresas por las calles de París, decidió hacer una apuesta segura y desde allí ir tornando su ruta hacia otros parajes, otros enclaves más desconocidos e indómitos. Por lo que su primera opción fue dirigir sus pasos hacia la taberna que había visitado ya anteriormente, para degustar lo conocido, pues además el vino que le habían servido allí era de la suficiente calidad como para repetir otra copa.
Había entrado de nuevo al lugar, repitiendo el mismo ritual que ejecutaba siempre en una taberna, que consistía en acomodarse en una de las mesas de los laterales, eligiendo personalmente una silla con la que su espalda diera directamente a una de las paredes, manteniendo su manía de no dejar su retaguardia totalmente al descubierto. Una vez hecha la elección, colgaba su gabardina en una percha y se desabrochaba los botones de su chaqueta para mayor comodidad, quedando al descubierto el chaleco y la gran corbata que solía llevar cuando paseaba por el París nocturno.
Pero esta vez, justo antes de ejecutar el siguiente paso, que se dedicaba a llamar al camarero para pedirle un vaso de buen caldo francés, Chiesa notó una presencia acercándose a la mesa donde se había colocado.
Una bella chica, con ojos claros y unos labios rojos como la pasión o el vino francés, se había acercado hacia él, denotando unos gestos y casi apariencia felina. Tras observarla y analizarla durante un segundo, procedió, como toda norma de conducta decente manda, a levantarse de su asiento para saludar gentilmente a la dama. Le cogió suavemente su mano para besarle en ella con una leve reverencia.
- Buenas noches, madmoiseille. Mi nombre es Chiesa d´Aquilar - Le contestó a su saludo, procediendo además a presentarse, como norma básica de educación que había mantenido desde su tierna infancia. Acto seguido, se dirigió a una de las sillas para ofrecérsela amablemente a la dama invitada a su mesa. - Sería un placer que me acompañara en la mesa.
Tras ello, esperaba que la chica ocupara su asiento para volver él al suyo para iniciar más cómoda y cordialmente una conversación, que a saber por que derroteros tiraría.
Pero por ser todavía el comienzo de otra noche que prometía diversión y sorpresas por las calles de París, decidió hacer una apuesta segura y desde allí ir tornando su ruta hacia otros parajes, otros enclaves más desconocidos e indómitos. Por lo que su primera opción fue dirigir sus pasos hacia la taberna que había visitado ya anteriormente, para degustar lo conocido, pues además el vino que le habían servido allí era de la suficiente calidad como para repetir otra copa.
Había entrado de nuevo al lugar, repitiendo el mismo ritual que ejecutaba siempre en una taberna, que consistía en acomodarse en una de las mesas de los laterales, eligiendo personalmente una silla con la que su espalda diera directamente a una de las paredes, manteniendo su manía de no dejar su retaguardia totalmente al descubierto. Una vez hecha la elección, colgaba su gabardina en una percha y se desabrochaba los botones de su chaqueta para mayor comodidad, quedando al descubierto el chaleco y la gran corbata que solía llevar cuando paseaba por el París nocturno.
Pero esta vez, justo antes de ejecutar el siguiente paso, que se dedicaba a llamar al camarero para pedirle un vaso de buen caldo francés, Chiesa notó una presencia acercándose a la mesa donde se había colocado.
Una bella chica, con ojos claros y unos labios rojos como la pasión o el vino francés, se había acercado hacia él, denotando unos gestos y casi apariencia felina. Tras observarla y analizarla durante un segundo, procedió, como toda norma de conducta decente manda, a levantarse de su asiento para saludar gentilmente a la dama. Le cogió suavemente su mano para besarle en ella con una leve reverencia.
- Buenas noches, madmoiseille. Mi nombre es Chiesa d´Aquilar - Le contestó a su saludo, procediendo además a presentarse, como norma básica de educación que había mantenido desde su tierna infancia. Acto seguido, se dirigió a una de las sillas para ofrecérsela amablemente a la dama invitada a su mesa. - Sería un placer que me acompañara en la mesa.
Tras ello, esperaba que la chica ocupara su asiento para volver él al suyo para iniciar más cómoda y cordialmente una conversación, que a saber por que derroteros tiraría.
Chiesa D´Aquilar- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 18/03/2011
Re: ¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
Puaj... ¿Qué todos los vampiros eran exactamente iguales de... galantes? no valía la pena contestar pues convivía con uno tiempo completo, podía estar segura de pies a cabeza al respecto. Me mostré con expresión serena frente al caballero apenas dando señales de saber todo lo escondido detrás de su rostro, si, era inegable pues todos tenían ese cierto toque a los humanos como yo.
-Os agradezco vuestra atención, me he acercado pues al parecer es el único que no piensa en comerme con los ojos- le dije sonriente en sentido figurado, no sabía si lo había entendido, era un riesgo mejor me quedé callada al respecto.
-Un placer monsieur D'Aquilar, soy Zaskya Cassabel casi he llegado a París- entoné con voz dulce e impregnada de inocencia sobre cada frase, eso mi padre había mencionado que era atrayente, pero en un lugar púbiclo pensaba que no tanto pues el olor a humano y a cerveza mezclada quitaban todo lo apetecible.
-¿De verdad se ve tan raro que una mujer venga? supongo que sí, bola de orangutanes que sólo piensan en... no vale la pena hablar de ello, simplemente quería salir a divertirme un rato- terminé por decirle tomando un sorbo de mi copa, el cantienro desde lejos me fuminaba con la mirada ¿Qué traía en contra mía? hasta imaginé que pensaban que era un hombre vestido de mujer y en cualquier momento verían mi verdadera identidad, ante tal hecho si era así su sentido común andaba por los suelos tal como muchos de ellos por su borrachera.
Este lugar distaba mucho de ser los visitados con mi padre siempre tan galante con los billetes amarrados a la cartera, parecía una mujer más, sin telas afinadas ni mucho menos porque me enfrentaba a otro tipo de sociedad variada en todos aspectos, para ser sincera aquí no había mucha, zapatos tirados por doquier, hombres recargados en la mesa sin poder más, mujeres dándoles placer, y otras tantas bailando sobre un escenario, mirándolo desde ese ángulo no era un sitio para damiselas recatadas, en fin, para ningún tipo de mujer en lo absoluto -Pero no podías dejar de meterte ¿O sí?, podrías ser una bailarina de can can ¡Poco te falta!- intervino mi conciencia en plena observación.
Devolví los ojos hasta el caballero mirando su copa medio vacía, llamé al mesero para pedir dos más llenas, era un disfrute poder saboerar algo así en la garganta caliente pasando por todo el cuerpo encendiéndolo por segundos.
-Perdonad mi atrevimiento, quizá no deseéis beber nada más- dije levemente sonrojada sobre mis pómulos blanquecinos..
-Os agradezco vuestra atención, me he acercado pues al parecer es el único que no piensa en comerme con los ojos- le dije sonriente en sentido figurado, no sabía si lo había entendido, era un riesgo mejor me quedé callada al respecto.
-Un placer monsieur D'Aquilar, soy Zaskya Cassabel casi he llegado a París- entoné con voz dulce e impregnada de inocencia sobre cada frase, eso mi padre había mencionado que era atrayente, pero en un lugar púbiclo pensaba que no tanto pues el olor a humano y a cerveza mezclada quitaban todo lo apetecible.
-¿De verdad se ve tan raro que una mujer venga? supongo que sí, bola de orangutanes que sólo piensan en... no vale la pena hablar de ello, simplemente quería salir a divertirme un rato- terminé por decirle tomando un sorbo de mi copa, el cantienro desde lejos me fuminaba con la mirada ¿Qué traía en contra mía? hasta imaginé que pensaban que era un hombre vestido de mujer y en cualquier momento verían mi verdadera identidad, ante tal hecho si era así su sentido común andaba por los suelos tal como muchos de ellos por su borrachera.
Este lugar distaba mucho de ser los visitados con mi padre siempre tan galante con los billetes amarrados a la cartera, parecía una mujer más, sin telas afinadas ni mucho menos porque me enfrentaba a otro tipo de sociedad variada en todos aspectos, para ser sincera aquí no había mucha, zapatos tirados por doquier, hombres recargados en la mesa sin poder más, mujeres dándoles placer, y otras tantas bailando sobre un escenario, mirándolo desde ese ángulo no era un sitio para damiselas recatadas, en fin, para ningún tipo de mujer en lo absoluto -Pero no podías dejar de meterte ¿O sí?, podrías ser una bailarina de can can ¡Poco te falta!- intervino mi conciencia en plena observación.
Devolví los ojos hasta el caballero mirando su copa medio vacía, llamé al mesero para pedir dos más llenas, era un disfrute poder saboerar algo así en la garganta caliente pasando por todo el cuerpo encendiéndolo por segundos.
-Perdonad mi atrevimiento, quizá no deseéis beber nada más- dije levemente sonrojada sobre mis pómulos blanquecinos..
Zaskya Cassabel- Humano Clase Alta
- Mensajes : 263
Fecha de inscripción : 22/02/2011
Re: ¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
A la chica que se había presentado se le veía ducha y rauda en adelantarse a su compañía, mostrando una iniciativa y una predisposición difícil de encontrar en las mujeres de la época. O quizás es porque la edad no perdonaba y las chicas que había conocido Chiesa ya se habían quedado ancladas en el tiempo, como vestigios de un pasado que había vivido, pero que ya nadie recordaba, excepto los sobrenaturales que habían sobrevivido al centenar de años.
Sin embargo ella se movía entre el terreno de la provocación y la ostentosidad. Se podía distinguir perfectamente como su objetivo primordial era llamar la atención, colocarse en el centro de todas las miradas, fueran estas para bien o para mal, de admiración o de desaprobación.
Con esta idea, Chiesa sentó a la dama y se dirigió de nuevo a su sitio, dispuesto a charlar con aquella chica de penetrante ojos verdes, la cual parecía ir bordeando e incluso cruzando los límites marcados en una conversación con un vampiro. Ya él podía llegar a entender que no era el primero con el que trataba, que era una chica acostumbrada a tratar con los seres de piel blanca y frío tacto. Pero aún así, parecía que su intención era más ser la cena que la compañía, que su conocimiento del mundo vampírico tan solo había llegado a la parte de la alimentación.
- Yo también soy nuevo en París, tan sólo llevo unos días, así que déjeme que recalque el placer de que una dama como usted me acompañe a la mesa. - Le contestó con voz suave, siguiendo su normal y acostumbrada cortesía, para seguir hilando la conversación que había comenzado ella. - La verdad es que en Italia no es tan raro ver a mujeres en los bares. El carácter de muchas damas italianas no tiene nada que despreciar al del más fiero guerrero, así que no es muy inteligente contradecirlas.
Mientras terminaba de conversar, la chica había vuelto a pedir una ronda más de vino, llenándose la redonda copa que poseía Chiesa en su mesa, pues ya por lo menos ella había dado buena cuenta del rojo néctar.
- Espero que no quiera embriagarme demasiado con el licor, pues con su belleza ya sería suficiente - Volvió a comentar con una sonrisa, esperando que los halagos hicieran sentirse más cómoda a aquella chica, y ver si definitivamente tomaba su posición de filete o sorprendía con otra salida del guión.
Sin embargo ella se movía entre el terreno de la provocación y la ostentosidad. Se podía distinguir perfectamente como su objetivo primordial era llamar la atención, colocarse en el centro de todas las miradas, fueran estas para bien o para mal, de admiración o de desaprobación.
Con esta idea, Chiesa sentó a la dama y se dirigió de nuevo a su sitio, dispuesto a charlar con aquella chica de penetrante ojos verdes, la cual parecía ir bordeando e incluso cruzando los límites marcados en una conversación con un vampiro. Ya él podía llegar a entender que no era el primero con el que trataba, que era una chica acostumbrada a tratar con los seres de piel blanca y frío tacto. Pero aún así, parecía que su intención era más ser la cena que la compañía, que su conocimiento del mundo vampírico tan solo había llegado a la parte de la alimentación.
- Yo también soy nuevo en París, tan sólo llevo unos días, así que déjeme que recalque el placer de que una dama como usted me acompañe a la mesa. - Le contestó con voz suave, siguiendo su normal y acostumbrada cortesía, para seguir hilando la conversación que había comenzado ella. - La verdad es que en Italia no es tan raro ver a mujeres en los bares. El carácter de muchas damas italianas no tiene nada que despreciar al del más fiero guerrero, así que no es muy inteligente contradecirlas.
Mientras terminaba de conversar, la chica había vuelto a pedir una ronda más de vino, llenándose la redonda copa que poseía Chiesa en su mesa, pues ya por lo menos ella había dado buena cuenta del rojo néctar.
- Espero que no quiera embriagarme demasiado con el licor, pues con su belleza ya sería suficiente - Volvió a comentar con una sonrisa, esperando que los halagos hicieran sentirse más cómoda a aquella chica, y ver si definitivamente tomaba su posición de filete o sorprendía con otra salida del guión.
Chiesa D´Aquilar- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 18/03/2011
Re: ¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
-Agradezco vuestra hospitalidad monsieur, sin embargo no es necesaria tanta formailidad, aquí entre nos vos tampoco quedáis atrás con la belleza- aseguré guiñándole un ojo agachándome ligeramente para que me oyese.
-Mirad nada más, aquí reina la etiqueta de diferentes botellas de licor deseo aclarar- solté una pequeña risita ladeando mis labios intrigada por el aspecto tan peculiar del sujeto, entre tanto ebrio cayéndose de las sillas, diciendo estupidez y media hacían el escenario ofreciendo un reto a permanecer allí -A ver cuánto aguantas sin respirar para que a tus pulmones no llegue el alcohol y seas tú la que saquen de aquí ebria Zaskya- armonicé en mi mente imaginándome salir como vil trapo entre los brazos del vampiro.
-Si llegáis a embriagaros no creo que os aguante monsieur para sacarlo de aquí, en cambio, si yo me coloco en estado indecente sería todo un espectáculo- sentencié meneando el borde de la copa con el dedo índice suvamente sin retirar la mirada del caballero como toda distracción que tenían los vampiros -Maldición! ¿porqué todos estos tienen que ser tan guapotes? no hay ni un pelo de fealdad- agaché un poco más el cuello para mirarlo desde otro ángulo -Ahora la que lo ve como espécimen es otra- medité carraspeando al mismo tiempo alzando la copa.
-Monsieur, os pido un brindis por su llegada a París, espero que encuentre... lo que busca- enfaticé la última frase con una sonrisita pícara sobre mis labios cruzando la pierna sobre la otra haciéndola de atrás hacia adelante despacio - Cuidado que quién sabe a quién vas a marear- comentó mi subconsiente haciendo que me detuviese. En un movimiento torpe (cuando no) tiré la copa sobre la mesa esparciendo todo el líquido mojándolo y mojándome, hice tal expresión de frustrada que empeoró cuando al estrellarse el cristal causó una ligera cortada sobre mi piel dando brotes de sangrita.
-En la torre!- exclamé buscando rápidamente un pañuelo para tapar la herida, si a él se le ocurría dejarse guiar por los instintos me vería en graves problemas.
-Lo... lo siento no os deseo invitaros a un banquete- murmuré sonrojada haciendo que mi rostro se convirtiese en una manzana parlante -O sales corriendo o te quedas a ser la cena, creo que niguna de las dos es viable, demonios- pensé limitándome a presionar con el pañuelo dónde comenzaba a emanar el olor a sangre, hasta a mí me mareaba.
-Sólo es cuestión de minutos, espero- murmuré por mi propio bien riéndome entre emociones mezcladas.
-Mirad nada más, aquí reina la etiqueta de diferentes botellas de licor deseo aclarar- solté una pequeña risita ladeando mis labios intrigada por el aspecto tan peculiar del sujeto, entre tanto ebrio cayéndose de las sillas, diciendo estupidez y media hacían el escenario ofreciendo un reto a permanecer allí -A ver cuánto aguantas sin respirar para que a tus pulmones no llegue el alcohol y seas tú la que saquen de aquí ebria Zaskya- armonicé en mi mente imaginándome salir como vil trapo entre los brazos del vampiro.
-Si llegáis a embriagaros no creo que os aguante monsieur para sacarlo de aquí, en cambio, si yo me coloco en estado indecente sería todo un espectáculo- sentencié meneando el borde de la copa con el dedo índice suvamente sin retirar la mirada del caballero como toda distracción que tenían los vampiros -Maldición! ¿porqué todos estos tienen que ser tan guapotes? no hay ni un pelo de fealdad- agaché un poco más el cuello para mirarlo desde otro ángulo -Ahora la que lo ve como espécimen es otra- medité carraspeando al mismo tiempo alzando la copa.
-Monsieur, os pido un brindis por su llegada a París, espero que encuentre... lo que busca- enfaticé la última frase con una sonrisita pícara sobre mis labios cruzando la pierna sobre la otra haciéndola de atrás hacia adelante despacio - Cuidado que quién sabe a quién vas a marear- comentó mi subconsiente haciendo que me detuviese. En un movimiento torpe (cuando no) tiré la copa sobre la mesa esparciendo todo el líquido mojándolo y mojándome, hice tal expresión de frustrada que empeoró cuando al estrellarse el cristal causó una ligera cortada sobre mi piel dando brotes de sangrita.
-En la torre!- exclamé buscando rápidamente un pañuelo para tapar la herida, si a él se le ocurría dejarse guiar por los instintos me vería en graves problemas.
-Lo... lo siento no os deseo invitaros a un banquete- murmuré sonrojada haciendo que mi rostro se convirtiese en una manzana parlante -O sales corriendo o te quedas a ser la cena, creo que niguna de las dos es viable, demonios- pensé limitándome a presionar con el pañuelo dónde comenzaba a emanar el olor a sangre, hasta a mí me mareaba.
-Sólo es cuestión de minutos, espero- murmuré por mi propio bien riéndome entre emociones mezcladas.
Zaskya Cassabel- Humano Clase Alta
- Mensajes : 263
Fecha de inscripción : 22/02/2011
Re: ¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
- No creo que bajar la formalidad al nivel de los demás sea la solución. - Le contestó con una voz calmada y pacífica, mientras la miraba directamente a los ojos, intentando controlar, de alguna manera, todo el torrente y poderío que expresaba continuamente aquella dama de oscuros cabellos y ojos juguetones.
Exteriormente, su continuo movimiento y palabrería hacía parecer que su menta viajaba rápidamente entre un tema y otro, saltando entre ellos con una velocidad y lógica que no podría estar cerca de entender Chiesa - Además, siempre me enseñaron que esta es la forma en la que hay que comportarse ante una dama, no sabría hacerlo de otra manera.
El vampiro volvía a apoyar la espalda en su respaldo, tomando una pose más relajada, más descansada, al hablar con la chica que parecía lucirse delante suya. Aunque todavía no tenía claro si lo que quería demostrar era su belleza, indudable sin duda alguna, o realizar un acercamiento menos sutil.
Sin duda, parecía saber claramente cual era la naturaleza de Chiesa y parecía querer sacar algo de ello, bien sea sacando los instintos o siendo mordida, que parecía ser su primera intención, su verdadero deseo cuando se le acercó una vez le vio en el asiento de aquella taberna.
Sus siguientes palabras así parecían atestiguarlo, casi declarando abiertamente que buscaba ser el plato principal del menú de aquel vampiro que apenas había bebido sangre desde su llegada a la capital francesa. Como una sirena que canta una ineludible e inevitable melodía, aquella mujer se encontraba exhibiéndose, mostrándose como la indefensa e inocente criatura en la que se convierte la reina que domina y conquista cualquier cosa que se propone, sea material o moral, sea rey o vasallo, sea humano o divino.
Mas la situación pareció tensarse cuando tras derramarse el vaso, vertiendo vino encima de su vestido y su voluptuoso cuerpo. También había caído en el cuerpo del vampiro, pero el vaso al romperse había hecho que los cristales abrieran pequeñas heridas en la chica, haciendo que ambos rojos líquidos se entremezclaran y cayeran lentamente por su rasgada piel.
En aquel momento, los impulsos del vampiro eran difícilmente controlables. Su cuerpo se había tensado, su mandíbula se mantenía presionada y sus puños se cerraban con una imposible fuerza. La sangre de su cuerpo le hervía, deseando y anhelando poder lamer y sorber la deliciosa mezcla que formaban el vino y la sangre en aquel cuerpo hecho para pecar.
Aunque decidiera ceder a sus instintos más bajos, más despiadados, aquel no era el lugar conveniente, delante de los parroquianos que permanecían impasibles y desconocidos a la realidad nocturna que podía ofrecer la gran París.
- ¿Signorina, se encuentra usted bien? - Le preguntó, preocupado por lo alarmante de la sangre, lo alarmante de su estado y lo alarmante de encontrarse en aquella situación delante de tal dama. Debía de llevarla a algún lugar mejor, por si las heridas eran más importantes que un simple corte o si le preocupaban a ella más que eso, porque con el vino no creía que fueran a infectarse rápidamente. Para ello, volvió a preguntarle amablemente. - ¿Desea que la lleve a algún lugar más tranquilo?
Exteriormente, su continuo movimiento y palabrería hacía parecer que su menta viajaba rápidamente entre un tema y otro, saltando entre ellos con una velocidad y lógica que no podría estar cerca de entender Chiesa - Además, siempre me enseñaron que esta es la forma en la que hay que comportarse ante una dama, no sabría hacerlo de otra manera.
El vampiro volvía a apoyar la espalda en su respaldo, tomando una pose más relajada, más descansada, al hablar con la chica que parecía lucirse delante suya. Aunque todavía no tenía claro si lo que quería demostrar era su belleza, indudable sin duda alguna, o realizar un acercamiento menos sutil.
Sin duda, parecía saber claramente cual era la naturaleza de Chiesa y parecía querer sacar algo de ello, bien sea sacando los instintos o siendo mordida, que parecía ser su primera intención, su verdadero deseo cuando se le acercó una vez le vio en el asiento de aquella taberna.
Sus siguientes palabras así parecían atestiguarlo, casi declarando abiertamente que buscaba ser el plato principal del menú de aquel vampiro que apenas había bebido sangre desde su llegada a la capital francesa. Como una sirena que canta una ineludible e inevitable melodía, aquella mujer se encontraba exhibiéndose, mostrándose como la indefensa e inocente criatura en la que se convierte la reina que domina y conquista cualquier cosa que se propone, sea material o moral, sea rey o vasallo, sea humano o divino.
Mas la situación pareció tensarse cuando tras derramarse el vaso, vertiendo vino encima de su vestido y su voluptuoso cuerpo. También había caído en el cuerpo del vampiro, pero el vaso al romperse había hecho que los cristales abrieran pequeñas heridas en la chica, haciendo que ambos rojos líquidos se entremezclaran y cayeran lentamente por su rasgada piel.
En aquel momento, los impulsos del vampiro eran difícilmente controlables. Su cuerpo se había tensado, su mandíbula se mantenía presionada y sus puños se cerraban con una imposible fuerza. La sangre de su cuerpo le hervía, deseando y anhelando poder lamer y sorber la deliciosa mezcla que formaban el vino y la sangre en aquel cuerpo hecho para pecar.
Aunque decidiera ceder a sus instintos más bajos, más despiadados, aquel no era el lugar conveniente, delante de los parroquianos que permanecían impasibles y desconocidos a la realidad nocturna que podía ofrecer la gran París.
- ¿Signorina, se encuentra usted bien? - Le preguntó, preocupado por lo alarmante de la sangre, lo alarmante de su estado y lo alarmante de encontrarse en aquella situación delante de tal dama. Debía de llevarla a algún lugar mejor, por si las heridas eran más importantes que un simple corte o si le preocupaban a ella más que eso, porque con el vino no creía que fueran a infectarse rápidamente. Para ello, volvió a preguntarle amablemente. - ¿Desea que la lleve a algún lugar más tranquilo?
Chiesa D´Aquilar- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 18/03/2011
Re: ¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
Las ganas de actuar casi institntivamente ptrotegiendo la cortada que parecía fuente desplegando leves chorros corriendo a lo largo de la muñeca, inspiré profundamente (mala idea por cierto) ya que terminé con el estómago revuelto por el olor. No comprendía cómo era un manjár a probar para los vampiros si sólo podía sentir la escencia tan penetranete ellos lo sentían cómo aquél de los más deilciosos platillos desfilando ante su paladar, disfrutándolo así como el más preciado de los tesoros cada vez que los colmillos traspasaban la fina piel en los humanos convertidos en presas.
Su voz tranquilizadora con tono amenazante de por medio presidía una situación bizarra, estaba asombrada por el absoluto autocontrol llevándose a cabo por esa criatura; luciría estupendo en medio de todo ese show otro encima consumiendo ahora el líquido rojizo brillando a la luz de las velas.
-Si soís tan gentil de poderme llevar a la parte trasera de la taberna hay un lavabo dónde puedo enjuagarme todo el caos- le dije sintiéndome algo débil, estaba perdiendo color en la piel volviéndose algo más amarilla que de costumbre, de por sí era impredecible ahora en adelante lo que sucedería, intenté ponerme en pie (resultado desastroso) pues me tambaleé teniéndome que recargar sobre la superficie respirando hondo -Ahora la presa le pide ayuda al cazador- suspiré mentalmente con los pensamientos un tanto perdidos.
-¿Podéis amarrarme un trozo de tela arriba de la herida por favor?- le pedí clavando mis orbes esmeralda sobre la palidecina piel ubicada frente a mí, su semblante tan fino hacía que con facilidad se perdiera uno entre mares de posibles circunstancias buenas o malas, vanas o reales al fin y al cabo ofrecía un despertar interesante en las reacciones humanas como las mías.
El olor embriagante del vino hacía el escosor más fuerte pero el buqué seguía presentándose en el aire entonando un festín saborizante para ambas paílas gustativas aún estaba dejándome llevar por ese aroma, era reserva quizá de unos diez años atrás, un excelente punto por cierto para inmacularse entre las emociones degustadoras con un platillo absorbente para acompañar -Deja de pensar en tu apetito ¿Quieres?. estás en medio de desmayarte y tu tienes hambre- reprochó mi subconsiente con toda razón, cerré los ojos un isntante lográndome quedar parada moviéndome de un lado a otro serpenteando en el sitio.
-Al parecer ya parezco en otro tipo de estado monsieur Chiesa- logré articular con una sonrisa de lado mientras acudíamos atrás del local, allí se situaba el tocador para damiselas, así que podría arreglar eso tan espeluznante. lo que quedaba por saber eran si trozos de vidrio habían quedados atrapados entre esa larga línea punzante.
-Os pido una disculpa por presenciar tal acto- agaché la cabeza educadamente mareándome todavía más el despilfarro de las monedas sonaron de pronto en el suelo retumbando sobre mis oídos; una nueva pelea acababa de darse a lugar escandalizando a los presentes.
-Vamos antes de que bloqueen el paso- le pedí entremetiendo sin permiso mi mano sobre su brazo para detenerme sin que todo estuviese dándome vueltas atontándome completamente, la pérdida de sangre estaba haciéndose mayor, podía notarse el superfluo comportamiento en mis extremidades ya ñangas, esperé a ser conducida por el caballero entre un pasillo apenumbrado...
Su voz tranquilizadora con tono amenazante de por medio presidía una situación bizarra, estaba asombrada por el absoluto autocontrol llevándose a cabo por esa criatura; luciría estupendo en medio de todo ese show otro encima consumiendo ahora el líquido rojizo brillando a la luz de las velas.
-Si soís tan gentil de poderme llevar a la parte trasera de la taberna hay un lavabo dónde puedo enjuagarme todo el caos- le dije sintiéndome algo débil, estaba perdiendo color en la piel volviéndose algo más amarilla que de costumbre, de por sí era impredecible ahora en adelante lo que sucedería, intenté ponerme en pie (resultado desastroso) pues me tambaleé teniéndome que recargar sobre la superficie respirando hondo -Ahora la presa le pide ayuda al cazador- suspiré mentalmente con los pensamientos un tanto perdidos.
-¿Podéis amarrarme un trozo de tela arriba de la herida por favor?- le pedí clavando mis orbes esmeralda sobre la palidecina piel ubicada frente a mí, su semblante tan fino hacía que con facilidad se perdiera uno entre mares de posibles circunstancias buenas o malas, vanas o reales al fin y al cabo ofrecía un despertar interesante en las reacciones humanas como las mías.
El olor embriagante del vino hacía el escosor más fuerte pero el buqué seguía presentándose en el aire entonando un festín saborizante para ambas paílas gustativas aún estaba dejándome llevar por ese aroma, era reserva quizá de unos diez años atrás, un excelente punto por cierto para inmacularse entre las emociones degustadoras con un platillo absorbente para acompañar -Deja de pensar en tu apetito ¿Quieres?. estás en medio de desmayarte y tu tienes hambre- reprochó mi subconsiente con toda razón, cerré los ojos un isntante lográndome quedar parada moviéndome de un lado a otro serpenteando en el sitio.
-Al parecer ya parezco en otro tipo de estado monsieur Chiesa- logré articular con una sonrisa de lado mientras acudíamos atrás del local, allí se situaba el tocador para damiselas, así que podría arreglar eso tan espeluznante. lo que quedaba por saber eran si trozos de vidrio habían quedados atrapados entre esa larga línea punzante.
-Os pido una disculpa por presenciar tal acto- agaché la cabeza educadamente mareándome todavía más el despilfarro de las monedas sonaron de pronto en el suelo retumbando sobre mis oídos; una nueva pelea acababa de darse a lugar escandalizando a los presentes.
-Vamos antes de que bloqueen el paso- le pedí entremetiendo sin permiso mi mano sobre su brazo para detenerme sin que todo estuviese dándome vueltas atontándome completamente, la pérdida de sangre estaba haciéndose mayor, podía notarse el superfluo comportamiento en mis extremidades ya ñangas, esperé a ser conducida por el caballero entre un pasillo apenumbrado...
Zaskya Cassabel- Humano Clase Alta
- Mensajes : 263
Fecha de inscripción : 22/02/2011
Re: ¿Os invito una copa de vino o preferís algo más? (Privado)
La sangre manaba con más fuerza de la que cabría pensar en un principio, dejándose mezclar y confundir totalmente con el vino que había manchado previamente su piel, ocultando entre diversos tonos de intensos rojos la blancura de la delicada piel de aquella dama.
Chiesa sabía que aquel lugar no sería el totalmente indicado para que una señorita tuviera una herida abierta. Ella pareció pensar lo mismo en aquel instante, pues intentó levantarse, torpemente, pues apenas se hubo puesto en pie, sus piernas le flaquearon, haciéndole caer de nuevo en su silla, dejándola al amparo, al cuidado y buena fe del vampiro que tenía delante.
Aquella era mucha tentación para un vampiro, un ser que veía en la sangre el alimento y bebida principal, su quintaesencia, fuente de placeres.
Pero eran sus primeros días de estancias en la capital francesa. La sociedad parisina no tenía nada que ver con la que había conocido en Italia. En la ciudad de las luces se adoraba y casi veneraba la pomposidad, lo recargado, y el estilo victoriano había desembarcado con todas sus consecuencias. Mientras, en la península itálica, el renacimiento había cambiado las cosas en otra dirección. Tras que las cosas apenas se hubieran modificado desde tiempos medievales, todo volvía a tener más esplendor, dejando atrás esa época oscura, pero se hacía desde la luz de las mentes, del arte humanista, no de las luces en la noche ni de lo recargado como medio de embotar la mente.
Un ejemplo de sus pensamientos era aquella chica, que se mostraba de forma totalmente sorprendente para lo que había conocido Chiesa anteriormente. Casi parecía ofrecer su sangre, regalarse al vampiro, quien no quería realizar ningún acto que pudiera ser reprochable hasta que no conociera las costumbres del lugar, pues aquella podía ser una nueva moda de la alta sociedad parisina, tan dada a las excentricidades y a las ganas de demostrar que no son burgueses típicos, comportándose exactamente como eso mismo. O también podía ser una trampa. Todavía no había conocido ningún vampiro en París, pero si había conocido seres de otras razas nocturnas y sobrenaturales.
Pero aún así, siendo sus cavilaciones tan dispares, no podía dejar en aquel estado a aquella dama, así que se levantó rápidamente de su asiento, para poder ayudar a aquella dama en apuros, aunque el no fuera ningún caballero armado.
- Si me permite - Fue lo único que dijo, para posteriormente, coger con ambos brazos el débil cuerpo de la chica para levantarla y llevarla en brazos hasta el aseo que se encontraba en la parte trasera del local.
Pasando como un suspiro entre el bullicio y los ruidos de la taberna, llegó sin problemas a aquel habitáculo, el cual se suponía más higiénico que el resto del bar, o por lo menos con algo de agua para poder limpiar la herida.
Una vez allí, sentó a la chica como pudo, esperando que no se desmayara y se pudiera caer, y atendió primero al estado de la herida, que si bien no parecía muy importante en un principio, viendo la reacción de ella, podía ser más profunda de lo que hubiera advertido.
Tras cerciorarse de que la herida se encontraba limpia de cristales, se acercó mas aún a ella y la lamió lentamente. La saliva era uno de los mejores métodos naturales para desinfectar una herida, por lo menos, el mejor que se encontraba en aquel limitado aseo. El sabor que encontró el vampiro era más que interesante, pues el sabor de la sangre se complementaba a la perfección con el de aquel vino tinto que había sido traído por el camarero.
Por un momento, pareció perderse en el hambre eterna, en el sabor de la sangre, pero rápidamente, recuperó la consciencia. Tras lamer la herida, sacó su pañuelo, lo humedeció ligeramente en agua y tras limpiar delicadamente la herida, la taponó con la misma prenda.
- ¿Se encuentra mejor, señorita? - Preguntó, interesándose por como llevaba la herida aquella chica.
Chiesa sabía que aquel lugar no sería el totalmente indicado para que una señorita tuviera una herida abierta. Ella pareció pensar lo mismo en aquel instante, pues intentó levantarse, torpemente, pues apenas se hubo puesto en pie, sus piernas le flaquearon, haciéndole caer de nuevo en su silla, dejándola al amparo, al cuidado y buena fe del vampiro que tenía delante.
Aquella era mucha tentación para un vampiro, un ser que veía en la sangre el alimento y bebida principal, su quintaesencia, fuente de placeres.
Pero eran sus primeros días de estancias en la capital francesa. La sociedad parisina no tenía nada que ver con la que había conocido en Italia. En la ciudad de las luces se adoraba y casi veneraba la pomposidad, lo recargado, y el estilo victoriano había desembarcado con todas sus consecuencias. Mientras, en la península itálica, el renacimiento había cambiado las cosas en otra dirección. Tras que las cosas apenas se hubieran modificado desde tiempos medievales, todo volvía a tener más esplendor, dejando atrás esa época oscura, pero se hacía desde la luz de las mentes, del arte humanista, no de las luces en la noche ni de lo recargado como medio de embotar la mente.
Un ejemplo de sus pensamientos era aquella chica, que se mostraba de forma totalmente sorprendente para lo que había conocido Chiesa anteriormente. Casi parecía ofrecer su sangre, regalarse al vampiro, quien no quería realizar ningún acto que pudiera ser reprochable hasta que no conociera las costumbres del lugar, pues aquella podía ser una nueva moda de la alta sociedad parisina, tan dada a las excentricidades y a las ganas de demostrar que no son burgueses típicos, comportándose exactamente como eso mismo. O también podía ser una trampa. Todavía no había conocido ningún vampiro en París, pero si había conocido seres de otras razas nocturnas y sobrenaturales.
Pero aún así, siendo sus cavilaciones tan dispares, no podía dejar en aquel estado a aquella dama, así que se levantó rápidamente de su asiento, para poder ayudar a aquella dama en apuros, aunque el no fuera ningún caballero armado.
- Si me permite - Fue lo único que dijo, para posteriormente, coger con ambos brazos el débil cuerpo de la chica para levantarla y llevarla en brazos hasta el aseo que se encontraba en la parte trasera del local.
Pasando como un suspiro entre el bullicio y los ruidos de la taberna, llegó sin problemas a aquel habitáculo, el cual se suponía más higiénico que el resto del bar, o por lo menos con algo de agua para poder limpiar la herida.
Una vez allí, sentó a la chica como pudo, esperando que no se desmayara y se pudiera caer, y atendió primero al estado de la herida, que si bien no parecía muy importante en un principio, viendo la reacción de ella, podía ser más profunda de lo que hubiera advertido.
Tras cerciorarse de que la herida se encontraba limpia de cristales, se acercó mas aún a ella y la lamió lentamente. La saliva era uno de los mejores métodos naturales para desinfectar una herida, por lo menos, el mejor que se encontraba en aquel limitado aseo. El sabor que encontró el vampiro era más que interesante, pues el sabor de la sangre se complementaba a la perfección con el de aquel vino tinto que había sido traído por el camarero.
Por un momento, pareció perderse en el hambre eterna, en el sabor de la sangre, pero rápidamente, recuperó la consciencia. Tras lamer la herida, sacó su pañuelo, lo humedeció ligeramente en agua y tras limpiar delicadamente la herida, la taponó con la misma prenda.
- ¿Se encuentra mejor, señorita? - Preguntó, interesándose por como llevaba la herida aquella chica.
Chiesa D´Aquilar- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 18/03/2011
Temas similares
» Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
» Mirando a través de una copa de vino [privado]
» Campo de batalla entre una copa de vino y el milagro de la vida | Privado | The World War of the Black Swans
» Algo entre el vino y la muerte ♠ Privado
» UNA COPA DE VINO (LIBRE)
» Mirando a través de una copa de vino [privado]
» Campo de batalla entre una copa de vino y el milagro de la vida | Privado | The World War of the Black Swans
» Algo entre el vino y la muerte ♠ Privado
» UNA COPA DE VINO (LIBRE)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour