AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
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Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Aquella noche que apenas comenzaba, Soren había decidido que un poco de aire fresco serviría para obtener la inspiración que le hacía falta para terminar de planear el discurso para su clase sobre el poeta Charles Baudelaire. Baudelaire era uno de los poetas de moda, estaba rápidamente ganando fama por casi toda europa, por lo que hablar sobre el simbolismo de su poesía en una clase no era precisamente fácil, sin mencionar que era una gran responsabilidad para el como maestro. Por lo que decidió que ir a un restaorante y escribir desde allí sería mejor que quedarse en su refugio solitario y frío.
Antes de dirigirse a su restaurante favorito, pasó por la tienda y encargó a EunMi (la muchacha que limpiaba) que atendiera el negocio mientras no estaba y no olvidara sacar los nuevos productos de la bodega. Una vez terminado con eso, bajó caminando por las calles pedregosas de aquella despejada noche de luna llena. Usaba un largo gabán oscuro y en su cuello un pañuelo azul azabache. Bajo el gabán 3 libros y dos cuadernos yacían apeñuscados en sus manos.
A los pocos minutos encontró el restaorante que buscaba, le gustaba no por su comida, obviamente no iba allí a comer, pero le gustaba porque en el segundo piso había una mesa que estaba cercana al balcón, por lo que se podía ver al resto de los comensales en la primera planta sin ser realmente visto, era casi como su mesa, o al menos el la consideraba así. Pidió un vaso de vino tinto al entrar a un camarero que le saludó por su nombre y se dirigió al segundo piso con paso apurado.
Entonces, por primera vez desde que frecuentaba el lugar, se encontró con que una persona ya se encontraba ocupando el lugar. Arqueó las cejas con la sorpresa y los libros y cuadernos que traía se le cayeron torpemente y se esparcieron por el suelo frente a las bien torneadas y delicadas piernas de la mujer.
- Lo-lo...siento - Exclamó azorado mientras se arrodillaba.
Antes de dirigirse a su restaurante favorito, pasó por la tienda y encargó a EunMi (la muchacha que limpiaba) que atendiera el negocio mientras no estaba y no olvidara sacar los nuevos productos de la bodega. Una vez terminado con eso, bajó caminando por las calles pedregosas de aquella despejada noche de luna llena. Usaba un largo gabán oscuro y en su cuello un pañuelo azul azabache. Bajo el gabán 3 libros y dos cuadernos yacían apeñuscados en sus manos.
A los pocos minutos encontró el restaorante que buscaba, le gustaba no por su comida, obviamente no iba allí a comer, pero le gustaba porque en el segundo piso había una mesa que estaba cercana al balcón, por lo que se podía ver al resto de los comensales en la primera planta sin ser realmente visto, era casi como su mesa, o al menos el la consideraba así. Pidió un vaso de vino tinto al entrar a un camarero que le saludó por su nombre y se dirigió al segundo piso con paso apurado.
Entonces, por primera vez desde que frecuentaba el lugar, se encontró con que una persona ya se encontraba ocupando el lugar. Arqueó las cejas con la sorpresa y los libros y cuadernos que traía se le cayeron torpemente y se esparcieron por el suelo frente a las bien torneadas y delicadas piernas de la mujer.
- Lo-lo...siento - Exclamó azorado mientras se arrodillaba.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Cada día jueves, cuando se preparaba para enfrentar el fin de semana que se acercaba, tomaba un libro y partía al restaurant donde nadie se atrevía a reconocer que conocían su profesión. Entraba sabiendo que muchos de sus clientes estarían ahí. No era un local barato, pero tampoco el más caro, servían buena comida y tenían lo que ella más buscaba, tranquilidad y privacidad. Características que su mala vida no poseía. El camino del burdel a aquel lugar era tan variado como las personas que lo componían. Niños vendiendo periódicos y flores, gente haciendo las últimas compras de la tarde, otros volviendo de sus trabajos, mendigos y ricos rozándose pero jamás mezclándose.
Su cuerpo era su elemento de trabajo y como tal lo cuidaba más que a nada, buscó la mesita que la mantenía oculta de la vista reprobatoria de los mismos que más tarde rogarían por comprar quince minutos con ella. Pidió el plato de la casa y una copa de vino, por lo general no bebía alcohol, pero hoy estaba particularmente nostálgica y creyó que con eso su ánimo mejoraría un poco. Extrañaba a su amor, como todas las noches cuando sabría que no estaría cerca. Buscó la página donde había quedado y siguió leyendo, a ratos un suspiro se escapaba de sus labios sin poder controlarlo. Ahora agradecía a aquel cliente que tuvo la genial idea de que ella aprendiera a leer, tenía apenas 15 años cuando tuvo el primer libro en sus manos, aún lo conservaba aunque fuera más por sentimentalismo que otra cosa.
Una figura se interpuso frente a su mesa, levantó la vista y observó como a un joven de piel pálida se le caían los libros a sus pies. Suspiró y descruzó las piernas para ponerse de pie y ayudarlo, algo en él le exigía que hiciera eso, pese a que ella no se caracterizaba por ser una mujer servicial o amable. – No tiene nada que lamentar señor – dijo con una sonrisa estudiada en el rostro, la misma que ofrecía cuando uno de los hombres que pedía atenderse con ella no le producía más que ternura. Le entregó un cuaderno y volvió a su silla, cerró su copia de ‘Las flores del mal’ y miró sus delicadas manos. – Si no le molesta podemos compartir la mesa – la idea sólo surgía de la cara de sorpresa del señor al verla en ese lugar. Eran dos opciones, o había sido uno de sus clientes o esperaba encontrar esa ubicación vacía, prefería optar por la segunda.
Su cuerpo era su elemento de trabajo y como tal lo cuidaba más que a nada, buscó la mesita que la mantenía oculta de la vista reprobatoria de los mismos que más tarde rogarían por comprar quince minutos con ella. Pidió el plato de la casa y una copa de vino, por lo general no bebía alcohol, pero hoy estaba particularmente nostálgica y creyó que con eso su ánimo mejoraría un poco. Extrañaba a su amor, como todas las noches cuando sabría que no estaría cerca. Buscó la página donde había quedado y siguió leyendo, a ratos un suspiro se escapaba de sus labios sin poder controlarlo. Ahora agradecía a aquel cliente que tuvo la genial idea de que ella aprendiera a leer, tenía apenas 15 años cuando tuvo el primer libro en sus manos, aún lo conservaba aunque fuera más por sentimentalismo que otra cosa.
Una figura se interpuso frente a su mesa, levantó la vista y observó como a un joven de piel pálida se le caían los libros a sus pies. Suspiró y descruzó las piernas para ponerse de pie y ayudarlo, algo en él le exigía que hiciera eso, pese a que ella no se caracterizaba por ser una mujer servicial o amable. – No tiene nada que lamentar señor – dijo con una sonrisa estudiada en el rostro, la misma que ofrecía cuando uno de los hombres que pedía atenderse con ella no le producía más que ternura. Le entregó un cuaderno y volvió a su silla, cerró su copia de ‘Las flores del mal’ y miró sus delicadas manos. – Si no le molesta podemos compartir la mesa – la idea sólo surgía de la cara de sorpresa del señor al verla en ese lugar. Eran dos opciones, o había sido uno de sus clientes o esperaba encontrar esa ubicación vacía, prefería optar por la segunda.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
La mujer descruzó las piernas y le ayudó a levantar los libros. Soren se sintió tan avergonzado por el hecho de que una mujer le estuviera ayudando en su torpeza que no pudo evitar que sus pálidas mejillas se tiznaran de un leve carmesí. Evitó mirárla a los ojos, no podía sostenerle la mirada a mujeres tan bellas y mucho menos luego del ridiculo que acababa de hacer, quería salir corriendo como el cobarde que era, pero lo mínimo que podía hacer como caballero era aceptar compartir la mesa con ella.
- G-gracias - Balbuceó tontamente, haciéndo un lado la silla y sentándose con la gracia gatuna de los inmortales, gracia que, aunque pareciera increible también acompañaba al torpe vampiro que era Soren Kaarkarogf.
Puso los libros sobre la mesa, amontonándolos para no ocupar mucho el espacio de ella, se acomodo las gafas incómodo. Debía trabar en su ensayo, pero no podía ignorar a la chica, como tampoco irse sin más, aquella era sin duda una situación extraña y como Soren no era conocido por saber manejar situaciones extrañas, decidió que lo que se esperaría de un humano normal sería 'conversar'. Así que dio su mejor esfuerzo.
- No muchas personas usan esta mesa - Comentó intentando ser casual, aunque su nerviosismo era claro - Me sorprende encontrarla ocupada, es la primera vez que veo a una señorita tan distinguida en un lugar como este... - Ladeó la cabeza y observó el libro que ella tenía, el libro pareció llenarle de felicidad -También... es la primera vez que veo a alguien leer precisamente ese libro -
- G-gracias - Balbuceó tontamente, haciéndo un lado la silla y sentándose con la gracia gatuna de los inmortales, gracia que, aunque pareciera increible también acompañaba al torpe vampiro que era Soren Kaarkarogf.
Puso los libros sobre la mesa, amontonándolos para no ocupar mucho el espacio de ella, se acomodo las gafas incómodo. Debía trabar en su ensayo, pero no podía ignorar a la chica, como tampoco irse sin más, aquella era sin duda una situación extraña y como Soren no era conocido por saber manejar situaciones extrañas, decidió que lo que se esperaría de un humano normal sería 'conversar'. Así que dio su mejor esfuerzo.
- No muchas personas usan esta mesa - Comentó intentando ser casual, aunque su nerviosismo era claro - Me sorprende encontrarla ocupada, es la primera vez que veo a una señorita tan distinguida en un lugar como este... - Ladeó la cabeza y observó el libro que ella tenía, el libro pareció llenarle de felicidad -También... es la primera vez que veo a alguien leer precisamente ese libro -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Aquella timidez le parecía casi tierna, era una cualidad poco vista en los hombres que la frecuentaban, no porque no la tuvieran, si no porque solían intentar disimularla o esconderla bajo varias copas de alcohol. Notó el rubor de sus mejillas y sonrió casi de forma maternal. Si, el amor estaba haciendo estragos en ella. Asintió al escuchar su agradecimiento, aún no comprendía por qué había tenido ese gesto de amabilidad desinteresada, el joven le atraía, pero no de una forma amorosa, era algo más.
Observó sus movimientos y una idea se le metió en la cabeza, su obstinación era mayor y el deseo de averiguar la impulsaron a estirar su mano en forma de presentación – Soy Claire… y créame no soy como muchas personas – miró el libro que tenía sobre la mesa, era su última adquisición, disfrutaba leerlo en solitario, repasar varias veces cada unas de sus palabras y sentirse identificada en varias de ellas, le gusta que compartiera su soltura frente a algunas cosas, como si el autor fuera una cortesana de la poesía. - ¿Esto? – dijo mostrando la portada, - desconocía si alguien más sabía de él además de mí, el círculo que frecuento no suele estar muy interesada en la lectura. –
Claro, muchas de sus compañeras del burdel ni siquiera sabían leer, preferían pasar el tiempo comparando anécdotas o embelleciendo sus cuerpos, ella en cambio no necesitaba nada de eso. Había nacido afortunada y el hecho de ser la hija bastarda de un señor inglés quizás había implantado en su genética el gusto por la cultura en vez de las banalidades propias de ser una puta. - ¿Es usted entendido en el tema? – la duda se disipaba con cada segundo que se iba, si, este joven no era como ella, el tono de su piel, sus ojos y su cinética se lo indicaban, pero no descansaría hasta estar completamente segura.
Observó sus movimientos y una idea se le metió en la cabeza, su obstinación era mayor y el deseo de averiguar la impulsaron a estirar su mano en forma de presentación – Soy Claire… y créame no soy como muchas personas – miró el libro que tenía sobre la mesa, era su última adquisición, disfrutaba leerlo en solitario, repasar varias veces cada unas de sus palabras y sentirse identificada en varias de ellas, le gusta que compartiera su soltura frente a algunas cosas, como si el autor fuera una cortesana de la poesía. - ¿Esto? – dijo mostrando la portada, - desconocía si alguien más sabía de él además de mí, el círculo que frecuento no suele estar muy interesada en la lectura. –
Claro, muchas de sus compañeras del burdel ni siquiera sabían leer, preferían pasar el tiempo comparando anécdotas o embelleciendo sus cuerpos, ella en cambio no necesitaba nada de eso. Había nacido afortunada y el hecho de ser la hija bastarda de un señor inglés quizás había implantado en su genética el gusto por la cultura en vez de las banalidades propias de ser una puta. - ¿Es usted entendido en el tema? – la duda se disipaba con cada segundo que se iba, si, este joven no era como ella, el tono de su piel, sus ojos y su cinética se lo indicaban, pero no descansaría hasta estar completamente segura.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
La mano de ella se extendió hacía él. A Soren no le gustaba mucho el contacto. Sobre todo con humanos, tocarles, sentir su tibia piel, le hacía recordar que bajo ella, una deliciosa sangre que el deseaba corría libre esperando que la bebiera. Pero era inevitable caer en formalidades, así era ese país en el que vivía. A veces hechaba mucho de menos Suecia, donde no había tanta necesidad de tocarse.
Sin poder ocultar su incomodidad, estiró su mano enguantada y tomó suavemente la mano de la dama, tan suave como si, apretarla más fuerte hiciera que la tela del guante desapareciera y tocara su piel. Escuchó su nombre y sus palabras como una especie de hipnótico canto de sirenas. Algunas mujeres tenían ese poder en él.
- Me.. llamo Kaarkarogf... Soren, Soren Kaarkarogf - Titubeó soltándo la mano y escondiéndola bajo el gaban - Es un placer - Agregó e intentó sonreír sin mucho exito. Sonreír no era su especialidad y siempre terminaba haciendo muecas extrañas.
- Oh... bueno, un erudito en el tema no soy... pero si, me apasiona tanto la literatura que se podría considerar que soy uno de esos bichos raros que disfrutan perderse entre las páginas de los libros - Hizo una pausa ¿Estaba hablando demasiado? ¿La aburría? no pudo evitar preguntarse - Quiero decir...umm... soy profesor... en la Universidad... por eso lo de bicho raro... - No sabía como justificarse y conforme se enrredaba más al hablar más intenso se volvía el color en sus mejillas - Enseño Literatura clásica e historia del arte... justo ahora estudiaba poesía... umm... ¿Le aburro cierto? -
Sin poder ocultar su incomodidad, estiró su mano enguantada y tomó suavemente la mano de la dama, tan suave como si, apretarla más fuerte hiciera que la tela del guante desapareciera y tocara su piel. Escuchó su nombre y sus palabras como una especie de hipnótico canto de sirenas. Algunas mujeres tenían ese poder en él.
- Me.. llamo Kaarkarogf... Soren, Soren Kaarkarogf - Titubeó soltándo la mano y escondiéndola bajo el gaban - Es un placer - Agregó e intentó sonreír sin mucho exito. Sonreír no era su especialidad y siempre terminaba haciendo muecas extrañas.
- Oh... bueno, un erudito en el tema no soy... pero si, me apasiona tanto la literatura que se podría considerar que soy uno de esos bichos raros que disfrutan perderse entre las páginas de los libros - Hizo una pausa ¿Estaba hablando demasiado? ¿La aburría? no pudo evitar preguntarse - Quiero decir...umm... soy profesor... en la Universidad... por eso lo de bicho raro... - No sabía como justificarse y conforme se enrredaba más al hablar más intenso se volvía el color en sus mejillas - Enseño Literatura clásica e historia del arte... justo ahora estudiaba poesía... umm... ¿Le aburro cierto? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
La satisfacción se reflejaba en su rostro. Tenía razón, este joven era uno de los seres nocturnos. Notó que rápidamente retiraba su mano, como si eso lo ayudara a disimular su distinción y elegancia natural. Aunque si lo analizaba, era primera vez que veía un vampiro torpe y nervioso, quizás estaba sacando conclusiones apresuradas. Lo miró con mayor interés que antes, estudiando cada detalle de su rostro y sólo asintiendo con los labios levemente separados mientras él hablaba. Su obstinación era siempre mayor, si debía realizar otro tipo de estrategia lo haría con tal de conseguir conocer la verdadera naturaleza de este joven.
- ¿Prefiere que lo llame Soren o Señor Kaarkarogf? – preguntó con voz suave, con esa nota seductora que le salía sin intención. Observó su intento de sonrisa y se deleitó con sus palabras siguientes. Lo miraba directo a los ojos queriendo jugar a ser quien dominaba la situación, jugó con sus dedos sobre el libro del cual él se mostraba tan sorprendido. ¡Ah, si supiera que era con una cortesana con quien hablaba y no con la señorita distinguida que creía! ¿Saldría corriendo o le compraría algo de tiempo?
Negó con la cabeza una vez y acercó un dedo a su mejilla colorada, pasó lentamente la uña por aquella gélida piel. – El conocimiento y la búsqueda de éste, son de las características que me parecen más atractivas en una persona – Volvió la mano a su copa de vino, dio un trago sin quitarle la mirada de los ojos. – Es siempre reconfortante encontrar gente tan apasionada como yo, aunque el objeto de nuestra pasión sean temas diferentes – Sonrió doblemente al escuchar su pregunta, le parecía adorable que alguien se preocupara de esa forma de ella. No tenía amigos, sólo un amor y su hermana gemela eran su familia y sus amistades. – Y no, no me aburre, me parece interesante… -
- ¿Prefiere que lo llame Soren o Señor Kaarkarogf? – preguntó con voz suave, con esa nota seductora que le salía sin intención. Observó su intento de sonrisa y se deleitó con sus palabras siguientes. Lo miraba directo a los ojos queriendo jugar a ser quien dominaba la situación, jugó con sus dedos sobre el libro del cual él se mostraba tan sorprendido. ¡Ah, si supiera que era con una cortesana con quien hablaba y no con la señorita distinguida que creía! ¿Saldría corriendo o le compraría algo de tiempo?
Negó con la cabeza una vez y acercó un dedo a su mejilla colorada, pasó lentamente la uña por aquella gélida piel. – El conocimiento y la búsqueda de éste, son de las características que me parecen más atractivas en una persona – Volvió la mano a su copa de vino, dio un trago sin quitarle la mirada de los ojos. – Es siempre reconfortante encontrar gente tan apasionada como yo, aunque el objeto de nuestra pasión sean temas diferentes – Sonrió doblemente al escuchar su pregunta, le parecía adorable que alguien se preocupara de esa forma de ella. No tenía amigos, sólo un amor y su hermana gemela eran su familia y sus amistades. – Y no, no me aburre, me parece interesante… -
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Generalmente la gente no le preguntaba si le podía llamar Soren. Generalmente la gente optaba por llamarle Profesor o Kaarkarogf sin dudarlo, pero la actitud de ella, acercándose a él de esa manera, paseándo la uña por su mejilla en un gesto que, para cualquier hombre hubiera sido simple erótico y motivo para interpretarlo como una provocación sexual, le desconcertaba. Le dejaba frío. Hacía poco que había llegado a París y las pocas mujeres que conocía se comportaban de una manera un tanto diferente. Esta señorita sin duda, tenía mucha seguridad en si misma.
Entonces en contraste a tan imprudentes acciones, la chica volvió hablar. Busqueda de conocimiento y pasión. ¿Estás bromeando? Pensó Soren sin poder evitar mostrar curiosidad en sus ojos claros, disfrutando de la manera en como modulaba las palabras. ¿Que tipo de mujer era aquella? Seductora e inteligente ¿Como podía ir eso de la mano?
- Llámeme como usted desee - Respondió, aún sintiendo el toque de su piel en su mejilla, ardiendo como un pedazo de carbón al fuego. Se llevó una mano enguantada a la mejilla con una clara mezcla de confución y desconcierto, como si nadie le hubiera tocado nunca.
- Alguien dijo alguna vez, que el arte necesita o soledad o miseria o pasión para ser creado. Es como una flor de roca que necesita del viento áspero y del terreno duro... yo mismo soy como una flor de roca... ¿Y usted madame Claire? ¿Cual es su pasión? -
Entonces en contraste a tan imprudentes acciones, la chica volvió hablar. Busqueda de conocimiento y pasión. ¿Estás bromeando? Pensó Soren sin poder evitar mostrar curiosidad en sus ojos claros, disfrutando de la manera en como modulaba las palabras. ¿Que tipo de mujer era aquella? Seductora e inteligente ¿Como podía ir eso de la mano?
- Llámeme como usted desee - Respondió, aún sintiendo el toque de su piel en su mejilla, ardiendo como un pedazo de carbón al fuego. Se llevó una mano enguantada a la mejilla con una clara mezcla de confución y desconcierto, como si nadie le hubiera tocado nunca.
- Alguien dijo alguna vez, que el arte necesita o soledad o miseria o pasión para ser creado. Es como una flor de roca que necesita del viento áspero y del terreno duro... yo mismo soy como una flor de roca... ¿Y usted madame Claire? ¿Cual es su pasión? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Estudió un par de minutos sus palabras, las dudas se disipaban como la neblina durante la primavera. ¿Será la soledad un mal común en los vampiros? Era la única explicación razonable que veía a esa mano en el lugar donde lo había tocado o a la melancolía en sus ojos. Sonrió, naturalmente, como pocas veces lo hacía y decidió que mantendría un poco más el secreto a voces de su profesión.
Le miró los labios mientras hablaba, era sorprendente la facilidad con que pasaba de estar emocionado por un tema que le interesaba a la más normal impasividad en un par de segundos. Sorprendente, simplemente sorprendente. Ahora tenía más preguntas que nunca, pero no se creía capaz de planteárselas a él, ya tendría tiempo de buscar a otro caballero que le sirviera de consultor en ese caso.
- ¿Es siempre tan duro con usted mismo Soren? – dijo usando su nombre de pila como él lo había permitido. Escuchó su pregunta y la analizó por un momento, realmente se consideraba apasionada, pero nunca había demostrado tener ese sentimiento por algo en especial, más allá de su trabajo y quizás ahora con su amor.
-¿Mi pasión…? – repitió la preguntando, intentando clarificar las ideas en la mente. Recorrió las facciones del hombre frente a ella con los ojos, se detuvo en su mirada, era una contradicción constante, solía hacer eso con sus clientes, intentar descifrarlo, buscar los detalles de su alma en esos dos pozos, pero quizás era cierto, los vampiros no tenían alma, sería imposible descubrir como era.
– Mi pasión es el amor… - se limitó a decir, eso, sin duda lo resumía todo. ¿No era el amor una de las fuerzas ingobernables, de esas que mueven al mundo? Se supone ella debía saberlo. Decía vender amor cada noche en el burdel, aunque todos sabían que era placer lo que buscaban, pero por lo general, la gente adoraba engañarse a si misma.
Le miró los labios mientras hablaba, era sorprendente la facilidad con que pasaba de estar emocionado por un tema que le interesaba a la más normal impasividad en un par de segundos. Sorprendente, simplemente sorprendente. Ahora tenía más preguntas que nunca, pero no se creía capaz de planteárselas a él, ya tendría tiempo de buscar a otro caballero que le sirviera de consultor en ese caso.
- ¿Es siempre tan duro con usted mismo Soren? – dijo usando su nombre de pila como él lo había permitido. Escuchó su pregunta y la analizó por un momento, realmente se consideraba apasionada, pero nunca había demostrado tener ese sentimiento por algo en especial, más allá de su trabajo y quizás ahora con su amor.
-¿Mi pasión…? – repitió la preguntando, intentando clarificar las ideas en la mente. Recorrió las facciones del hombre frente a ella con los ojos, se detuvo en su mirada, era una contradicción constante, solía hacer eso con sus clientes, intentar descifrarlo, buscar los detalles de su alma en esos dos pozos, pero quizás era cierto, los vampiros no tenían alma, sería imposible descubrir como era.
– Mi pasión es el amor… - se limitó a decir, eso, sin duda lo resumía todo. ¿No era el amor una de las fuerzas ingobernables, de esas que mueven al mundo? Se supone ella debía saberlo. Decía vender amor cada noche en el burdel, aunque todos sabían que era placer lo que buscaban, pero por lo general, la gente adoraba engañarse a si misma.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
"duro con mi mismo" pensó Soren sin entender de momento a que se refería. La chica le miraba intensamente y ese tipo de mirada en una mujer, particularmente hermosa como ella, le ponía demasiado nervioso. Se sentía como un conejo que era acorralado contra una pared. No debería sentirse de ese modo, considerando de que ella era una humana, era bastánte patético que se sintiera intimidado. Era más bien ridículo, el depredador, intimidado por la presa.
Soren, eres un imbécil único en tu especie. Definitivamente lo eres.
No sabía que decir respecto a aquella pregunta y sólo hizo un puchero con frustración, como un niño pequeño, cosa que contrastó graciosamente con su rostro adulto. En otras palabras, un gesto tierno no común para un hombre de su edad. La chica volvió a hablar sobre la pasión y Soren abrió ampliamente los ojos y arqueó las cejas con notable interés.
- ¿Amor? - Exclamó con curiosidad. - ¿Conoce usted el amor? - Agregó, entonces pareció reflexionar que aquella pregunta era quizás muy personal para una persona que acababa de conocer - Ehh... lo siento, no quiero ser irrespetuoso o indiscreto... es sólo que... los vinculos afectivos... me intrigan, eso que llaman amor... me gustaría saber tu punto de vista - Entonces inmediatamente terminó de hablar pareció caer en cuenta en algo - Oh... ¡espera! -
Se metió las manos en los bolsillos y empezó a sacar cosas... extrañas. Tres botones de diferentes colores, un reloj viejo y oxidado detenido a las 6 de la tarde, una pluma de gallina y finalmente pareció encontrar lo que buscaba, un frasquito con tinta negra, Lo puso sobre la mesa, al lado del vino y agarró uno de sus cuadernos de apuntes y se quedó mirándole a la espectativa, como si lo que fuera a decir ella tuviera magna importancia.
Soren, eres un imbécil único en tu especie. Definitivamente lo eres.
No sabía que decir respecto a aquella pregunta y sólo hizo un puchero con frustración, como un niño pequeño, cosa que contrastó graciosamente con su rostro adulto. En otras palabras, un gesto tierno no común para un hombre de su edad. La chica volvió a hablar sobre la pasión y Soren abrió ampliamente los ojos y arqueó las cejas con notable interés.
- ¿Amor? - Exclamó con curiosidad. - ¿Conoce usted el amor? - Agregó, entonces pareció reflexionar que aquella pregunta era quizás muy personal para una persona que acababa de conocer - Ehh... lo siento, no quiero ser irrespetuoso o indiscreto... es sólo que... los vinculos afectivos... me intrigan, eso que llaman amor... me gustaría saber tu punto de vista - Entonces inmediatamente terminó de hablar pareció caer en cuenta en algo - Oh... ¡espera! -
Se metió las manos en los bolsillos y empezó a sacar cosas... extrañas. Tres botones de diferentes colores, un reloj viejo y oxidado detenido a las 6 de la tarde, una pluma de gallina y finalmente pareció encontrar lo que buscaba, un frasquito con tinta negra, Lo puso sobre la mesa, al lado del vino y agarró uno de sus cuadernos de apuntes y se quedó mirándole a la espectativa, como si lo que fuera a decir ella tuviera magna importancia.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Deseaba con fuerzas ser capaz de ponerlo en un lugar donde sólo ella pudiera observarlo a través de un espejo, pero claro, sin que él supiera que era el objeto de su estudio. ¿Cómo resistir a la tentación de tocar ese labio? Quizás él no era consciente de la contradicción que representaba eso en él. Dulce y amargo, frío y cálido. Su boca parecía la de un niño pequeño, sus ojos, cansados, la de un hombre de mucha edad y sus manos, agitadas buscando entre sus cosas, eran pasión, la misma que él le pedía le explicara con detalles.
Las comisuras de sus labios se elevaron levemente. ¿Era eso una sonrisa de enamorada? Sintió aquel calor en el pecho que aparecía cada vez que intentaba negar que una mujer de su clase pudiera tener esa clase de sentimientos. Alineó los tres botones sobre la mesa jugando con ellos y moviéndolos entre sus dedos, quería intentar ordenar las ideas en la cabeza para explicárselas un poco mejor. No creía ser merecedora de que él se dispusiera a tomar nota de sus palabras, pero ¿Cómo ilustárselo sin revelar su profesión? Nunca antes le había incomodado decir que era una cortesana, pero por primera vez encontraba alguien con quien hablar, y no podía arriesgarse a perder eso. Claro, que según veía, era más probable que él saliera huyendo a que le hiciera una insinuación.
Un suspiro salió de sus labios y abrió su libro buscando lo que necesitaba para ejemplificar de algún modo lo que quería decir. -He buscado en el amor un sueño de olvido; pero el amor no es para mí sino un colchón de alfileres, hecho para dar de beber a esas crueles mujeres. – leyó pausadamente. Levantó la mirada y encontró más interesante mirar la punta de su nariz unos minutos, hasta que notó el silencio entre ambos. – Creo conocer el amor, pero estoy tan segura de eso como de que afuera de este restaurant hay alguien capaz de sentirlo…-
Respiró profundamente y lo miró directo a los ojos, en ella no se veía otra expresión más que concentración y el deseo de darse a entender. - Soren el amor es irreal y real, es tan efímero como la ternura que me produce ver su labio estirarse en un puchero, algo mínimo o algo grandioso, pueden cambiar eso o hacerlo desaparecer para siempre.-
Las comisuras de sus labios se elevaron levemente. ¿Era eso una sonrisa de enamorada? Sintió aquel calor en el pecho que aparecía cada vez que intentaba negar que una mujer de su clase pudiera tener esa clase de sentimientos. Alineó los tres botones sobre la mesa jugando con ellos y moviéndolos entre sus dedos, quería intentar ordenar las ideas en la cabeza para explicárselas un poco mejor. No creía ser merecedora de que él se dispusiera a tomar nota de sus palabras, pero ¿Cómo ilustárselo sin revelar su profesión? Nunca antes le había incomodado decir que era una cortesana, pero por primera vez encontraba alguien con quien hablar, y no podía arriesgarse a perder eso. Claro, que según veía, era más probable que él saliera huyendo a que le hiciera una insinuación.
Un suspiro salió de sus labios y abrió su libro buscando lo que necesitaba para ejemplificar de algún modo lo que quería decir. -He buscado en el amor un sueño de olvido; pero el amor no es para mí sino un colchón de alfileres, hecho para dar de beber a esas crueles mujeres. – leyó pausadamente. Levantó la mirada y encontró más interesante mirar la punta de su nariz unos minutos, hasta que notó el silencio entre ambos. – Creo conocer el amor, pero estoy tan segura de eso como de que afuera de este restaurant hay alguien capaz de sentirlo…-
Respiró profundamente y lo miró directo a los ojos, en ella no se veía otra expresión más que concentración y el deseo de darse a entender. - Soren el amor es irreal y real, es tan efímero como la ternura que me produce ver su labio estirarse en un puchero, algo mínimo o algo grandioso, pueden cambiar eso o hacerlo desaparecer para siempre.-
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Ella se quedó en silencio por varios minutos y alineó los botones olvidados sobre la mesa. Soren siguió sus movimientos y posteriormente sus gestos mientras leía la frase del libro con ojos de gato curioso frente a un encantador incécto multicolor. Leía bien, reflexionó, por lo que inducía era una chica estudiada. Era un poco extraño encontrar mujeres interesadas en la literatura, independientemente de la clase social. Era grato descubrir diamantes en bruto en los lugares menos insesperados de Paris.
Ella decía conocer el amor ¿Y que mujer no? Las mujeres parecían hechas del material con el que el amor estaba hecho, pensó por unos instantes, nacen para amar y lo reciven con los brazos abiertos. El amor era real e irreal si, como el suyo, irreal y efímero, si, podía durar la eternidad o sólo unos instantes, pero al fin y al cabo ¿qué era el tiempo para alguien como él?.
Y si, era como... un momento ¿había dicho que le producia ternura la manera en como estiraba su labio inferior haciéndo un puchero? Arqueó las cejas y abrió los ojos de par en par una graciosa expresión sorprendida. Su cara pálida casi como la porcelana fina del restaurante, adquirió una suave coloración rosa. Instintivamente se mordió el labio inferior escondiéndolo. Desvió la mirada hacía el papel en blanco y olvidó lo que quería anotar.
- Si el amor pertenece a esos dos estados, realidad e irrealidad - Comienza a decir - ¿Es la mujer parte del amor real o el irreal?... Particularmente usted ¿Desde que punto ama? ¿En el realismo o en la fantasía?-
Ella decía conocer el amor ¿Y que mujer no? Las mujeres parecían hechas del material con el que el amor estaba hecho, pensó por unos instantes, nacen para amar y lo reciven con los brazos abiertos. El amor era real e irreal si, como el suyo, irreal y efímero, si, podía durar la eternidad o sólo unos instantes, pero al fin y al cabo ¿qué era el tiempo para alguien como él?.
Y si, era como... un momento ¿había dicho que le producia ternura la manera en como estiraba su labio inferior haciéndo un puchero? Arqueó las cejas y abrió los ojos de par en par una graciosa expresión sorprendida. Su cara pálida casi como la porcelana fina del restaurante, adquirió una suave coloración rosa. Instintivamente se mordió el labio inferior escondiéndolo. Desvió la mirada hacía el papel en blanco y olvidó lo que quería anotar.
- Si el amor pertenece a esos dos estados, realidad e irrealidad - Comienza a decir - ¿Es la mujer parte del amor real o el irreal?... Particularmente usted ¿Desde que punto ama? ¿En el realismo o en la fantasía?-
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Estaba llena de sensaciones contradictorias, interés, ganas de salir corriendo, curiosidad. ¿En realidad no sabe quien soy o sólo me está probando? Estiró un poco la mano, pero se contuvo. Recorrió con la vista el restaurant, observando a los comensales, la mayoría parejas, familias, gente acompañada de alguien que se preocupaba por ellos. Suspiró y volvió a fijarse en Soren, quien tenía un leve tono de color en sus labios.
Pasó la mano por la zona que tenía el color, casi como si fuera un muñeco de porcelana que no tenía decisión sobre quien lo tocaba. Acarició su mejilla con los dedos, notando su temperatura sin retroceder, fascinada por como se robaba el calor de su piel, sin siquiera poder negarse a eso. En su cara la sonrisa no desaparecía, una pequeña risa salió de su boca cuando lo vio morderse el labio. ¿Siempre intentaría ignorar lo que ella decía? Esa sólo sería otra excusa para su insistencia.
Bajó la vista a su hoja en blanco, esperaba encontrar notas ahí, pero obvio, ella no decía nada interesante o fuera de lo común. – ¿Se dejará guiar por la opinión de una mujer para saber como son todas? – Sintió algo en la boca de su estómago que le indicaba que este era el momento, confiaría en su intuición como lo había hecho siempre, hasta ahora, no le había fallado. – Yo Soren, desde ambos… no soy el mejor ejemplo, amo a mi hermana desde la realidad. – Mantuvo silencio unos minutos, ya había abandonado su comida y no pensaba en volver a tocarla. La sensación en sus entrañas se acrecentaba, pero aún no podía identificarla.
Ella era valiente, temeraria. ¿Por qué debía temer por decir la verdad? Clavó la vista en sus ojos, una gota de sudor caía por entre sus pechos a su estómago plano, no podía estar nerviosa, eso no existía en su mundo. – Soy una cortesana que trabaja en el mejor burdel de París, vendo fantasías de amor todas las noches a muchos de los hombres que están sentados en este y otros lugares… creo que no se de amor, pero se como lograr que otros piensen que si lo se.- Sus labios se sentían secos, siguieron entreabiertos, dejando entrar más aire del que necesitaba, la ansiedad se apoderaba de ella, por primera vez deseó ser una mujer normal, digna de poder tener una conversación con alguien normal, pero ninguno de los dos lo eran.
Pasó la mano por la zona que tenía el color, casi como si fuera un muñeco de porcelana que no tenía decisión sobre quien lo tocaba. Acarició su mejilla con los dedos, notando su temperatura sin retroceder, fascinada por como se robaba el calor de su piel, sin siquiera poder negarse a eso. En su cara la sonrisa no desaparecía, una pequeña risa salió de su boca cuando lo vio morderse el labio. ¿Siempre intentaría ignorar lo que ella decía? Esa sólo sería otra excusa para su insistencia.
Bajó la vista a su hoja en blanco, esperaba encontrar notas ahí, pero obvio, ella no decía nada interesante o fuera de lo común. – ¿Se dejará guiar por la opinión de una mujer para saber como son todas? – Sintió algo en la boca de su estómago que le indicaba que este era el momento, confiaría en su intuición como lo había hecho siempre, hasta ahora, no le había fallado. – Yo Soren, desde ambos… no soy el mejor ejemplo, amo a mi hermana desde la realidad. – Mantuvo silencio unos minutos, ya había abandonado su comida y no pensaba en volver a tocarla. La sensación en sus entrañas se acrecentaba, pero aún no podía identificarla.
Ella era valiente, temeraria. ¿Por qué debía temer por decir la verdad? Clavó la vista en sus ojos, una gota de sudor caía por entre sus pechos a su estómago plano, no podía estar nerviosa, eso no existía en su mundo. – Soy una cortesana que trabaja en el mejor burdel de París, vendo fantasías de amor todas las noches a muchos de los hombres que están sentados en este y otros lugares… creo que no se de amor, pero se como lograr que otros piensen que si lo se.- Sus labios se sentían secos, siguieron entreabiertos, dejando entrar más aire del que necesitaba, la ansiedad se apoderaba de ella, por primera vez deseó ser una mujer normal, digna de poder tener una conversación con alguien normal, pero ninguno de los dos lo eran.
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Normalmente Soren era una creatura rápida. Tan rápida que muchas de sus presas no se daban cuenta quien o que les había dejado inconscientes en la oscuridad de la noche, pero allí frente a una bella mujer, no era lo suficientemente rápido para esquivar el contacto de su mano sobre su mejilla y era lo suficientemente torpe, para alejar el rostro mostrándo su incomodidad.
Escuchó las palabras de ella con creciente interés. Era una prostituta y no lo había notado. De hecho era la primera mujer de esa clase que conocía, por lo que le era difícil encontrar una relación entre el estereotipo mental que tenía sobre las cortezanas y esa culta dama que tenía frente a él.
Sin ser consciente, las pupilas de sus ojos se dilataron notoriamente, dejando el iris claro un poco más pequeño, como un gato en la oscuridad, sus ojos le atravesaban como dagas, la curiosidad era evidente en ese par de aureolas celestes, entre abrió los labios para decir algo y se contuvo. Los lamió, luego se apoyó en los codos y dejó caer su cabeza sobre sus manos sin dejar de mirarle.
- Entonces ama desde la realidad, pero vende una fantasía - Concluyó Soren - Curioso e interesante -
Tomó la pluma y escribió algo en su hoja en blanco. Luego alzó el rostro y continuó.
- "Amor es cuando el deseo de ser 'deseado' es tan fuerte, que sientes que podrías morir por ello" dijo alguna vez mi pintor favorito Henri de Toulouse-Lautrec, él es un caballero bajito y poco deseable para la mayoría de mujeres, pero encontró en el lecho de las cortezanas el sentimiento de ser deseado, aunque sea irrealidad, sin duda hace al hombre creer en el amor y por ende, convierte el amor en una realidad - Se quedó pensativo unos segundos más y agregó - Importante trabajo el que usted ejerce, le ofrece esperanza y norte a los hombres perdidos y les otorga la felicidad, aunque efímera, de ser deseados por una noche -
Escuchó las palabras de ella con creciente interés. Era una prostituta y no lo había notado. De hecho era la primera mujer de esa clase que conocía, por lo que le era difícil encontrar una relación entre el estereotipo mental que tenía sobre las cortezanas y esa culta dama que tenía frente a él.
Sin ser consciente, las pupilas de sus ojos se dilataron notoriamente, dejando el iris claro un poco más pequeño, como un gato en la oscuridad, sus ojos le atravesaban como dagas, la curiosidad era evidente en ese par de aureolas celestes, entre abrió los labios para decir algo y se contuvo. Los lamió, luego se apoyó en los codos y dejó caer su cabeza sobre sus manos sin dejar de mirarle.
- Entonces ama desde la realidad, pero vende una fantasía - Concluyó Soren - Curioso e interesante -
Tomó la pluma y escribió algo en su hoja en blanco. Luego alzó el rostro y continuó.
- "Amor es cuando el deseo de ser 'deseado' es tan fuerte, que sientes que podrías morir por ello" dijo alguna vez mi pintor favorito Henri de Toulouse-Lautrec, él es un caballero bajito y poco deseable para la mayoría de mujeres, pero encontró en el lecho de las cortezanas el sentimiento de ser deseado, aunque sea irrealidad, sin duda hace al hombre creer en el amor y por ende, convierte el amor en una realidad - Se quedó pensativo unos segundos más y agregó - Importante trabajo el que usted ejerce, le ofrece esperanza y norte a los hombres perdidos y les otorga la felicidad, aunque efímera, de ser deseados por una noche -
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
No, no era posible, se negaba a aceptar que este hombre no saliera huyendo ni hiciera una proposición con dinero de por medio ahí mismo. ¿Sería posible que sus palabras fueran sólo de genuino interés? Sonaba verdadero, pero eso era imposible, de seguro sus años de experiencia le habían enseñado a mentir como un profesional. Se hundió en aquellos ojos que cambiaban frente a ella, el mundo a su alrededor desapareció como lo hacía sólo cuando tenía muy buenos clientes, pero al igual que ellos, no le proporcionaba una sensación placentera, aunque este hombre ni siquiera la tocaba.
Siguió la ruta de su lengua con especial interés, quizás demasiado y él podría notarlo. Se aclaró la garganta y desvió la mirada inexplicablemente. – ¿Me acabas de resumir en dos frases Soren? – comentó sonriente, intentando disimular su nerviosismo. – No se si es muy curioso o interesante lo que dije, pero es usted quien me sorprende… - tosió una vez más esperando aún que se parara y se fuera o sacará alguna moneda.
Su cara se enrojeció pero ella evitaba que él se diera cuenta de su asombro. – ¿Me está hablando en serio Soren? – preguntó mientras sus nervios hacían paso a una especie de sentimiento entre enojo y frustración. – ¿De verdad cree que es importante? Lamento si lo decepciono, pero mi motivación para elegir este trabajo es más bien egoísta. – Alzó la barbilla desafiante como siempre lo hacia cuando hablaba de su oficio. – Lo hago por la satisfacción que me da el poder, la manipulación, las grandes cantidades de dinero y el sentirme increíble a los ojos de esos hombres.-
Siguió la ruta de su lengua con especial interés, quizás demasiado y él podría notarlo. Se aclaró la garganta y desvió la mirada inexplicablemente. – ¿Me acabas de resumir en dos frases Soren? – comentó sonriente, intentando disimular su nerviosismo. – No se si es muy curioso o interesante lo que dije, pero es usted quien me sorprende… - tosió una vez más esperando aún que se parara y se fuera o sacará alguna moneda.
Su cara se enrojeció pero ella evitaba que él se diera cuenta de su asombro. – ¿Me está hablando en serio Soren? – preguntó mientras sus nervios hacían paso a una especie de sentimiento entre enojo y frustración. – ¿De verdad cree que es importante? Lamento si lo decepciono, pero mi motivación para elegir este trabajo es más bien egoísta. – Alzó la barbilla desafiante como siempre lo hacia cuando hablaba de su oficio. – Lo hago por la satisfacción que me da el poder, la manipulación, las grandes cantidades de dinero y el sentirme increíble a los ojos de esos hombres.-
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Que mujer más fuerte. Pensó al escucharle hablar. Cuando hablaba, las silabas eran pisoteadas con seguridad. Su caracter era indomable como una bestia salvaje. Seguramente eso le encantaría a sus clientes. Que abismo tan grande había entre ambos, ella, ofrecía su cuerpo todas las noches sin dudarlo y él no permitía a nadie tocarlo más allá que lo necesario para aparentar en sociedad.
Ella, vivía en la realidad y ofrecía ilusiones cada noche, él vivía en sus propias ilusiones y buscaba su lugar en el mundo.
Simpático.
Escuchó las razones de ella, francas, directas. ¿Podía ser alguien tan sincero y honesto sobre si mismo? ¿O escondía bajo esa honestidad alguna otra poderosa razón?. Garabateó algo más en el cuaderno. Había llegado allí buscando preparar una clase sobre Baudelaire, el poeta del amor y se había encontrado con una Diosa del amor en persona.
Tomó la copa de vino sin responder nada sobre lo último que había dicho. ¿Quien era él para jusgar a los mortales?.
- Lo que está bien y lo que está mal sólo depende del punto de vista - Dijo finalmente llevándose la copa de vino a los labios - Los hombres se sienten bien entre sus brazos, usted se siente bien... todos ganan, eso es lo importante - Finaliza y se relame los labios una vez más - Buen vino -
((Te gusta mi nuevo avatar? es Soren y su otro yo!))
Ella, vivía en la realidad y ofrecía ilusiones cada noche, él vivía en sus propias ilusiones y buscaba su lugar en el mundo.
Simpático.
Escuchó las razones de ella, francas, directas. ¿Podía ser alguien tan sincero y honesto sobre si mismo? ¿O escondía bajo esa honestidad alguna otra poderosa razón?. Garabateó algo más en el cuaderno. Había llegado allí buscando preparar una clase sobre Baudelaire, el poeta del amor y se había encontrado con una Diosa del amor en persona.
Tomó la copa de vino sin responder nada sobre lo último que había dicho. ¿Quien era él para jusgar a los mortales?.
- Lo que está bien y lo que está mal sólo depende del punto de vista - Dijo finalmente llevándose la copa de vino a los labios - Los hombres se sienten bien entre sus brazos, usted se siente bien... todos ganan, eso es lo importante - Finaliza y se relame los labios una vez más - Buen vino -
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Su mandíbula cayó en un signo de evidente asombro, cada vez estaba más desconcertada, impresionada. ¿Quién era este vampiro tan diferente de los que conocía? Quizás sólo hacía como que la respetaba y era uno más de lo que esperaría a que saliera para intentar tocarla sin pagar, ya había vivido eso en sus inicios, cuando con su gemela y apenas 12 años se dejaron tentar por el mundo nocturno de los burdeles. Incluso no recordaba cuando fue su primera vez o cuando se convirtieron en la mejor atracción de París, lo que les confería más libertad y recompensas económicas de lo que pensaron alguna vez.
Deseó ser el vino, al menos él conocería su interior, podría integrarse a él, saborear su lengua y sentirlo cerca, pero momento, ¿Por qué pensaba en eso? No era como si él le fuera sexualmente atractivo, era más la intriga y la curiosidad lo que la tenían prendada a sus palabras. – Si es así… ¿Cuál sería su punto de vista entonces? ¿Cree que las cortesanas somos simples putas o trabajadoras como cualquier otra? – Sonrió, quería hacerle sentir lo mismo que él producía en ella, intentaba tomarlo por sorpresa.
Tomó su copa y la levantó, pidió a un mozo que se volviera a llenarla con vino, era apenas la segunda, los años de práctica le hacían tener una resistencia superior. Observó el color contra la tenue luz que aportaba el restaurant, era rojo oscuro, parecido a la sangre. ¿Sería por eso que bebería pese a que no necesitarlo? Tenía entendido que los vampiros no precisaban beber ni comer nada que no fuera lo que se encontraba dentro de sus propias calientes venas. ¿Cómo sería dejar que éste atípico enterrara sus colmillos en aquella latiente fuente entre sus piernas? – ¡Salud! – dijo levantando su bebida y acercándola a la de él – Brindemos por una singular conversación de una singular pareja de desconocidos. -
Deseó ser el vino, al menos él conocería su interior, podría integrarse a él, saborear su lengua y sentirlo cerca, pero momento, ¿Por qué pensaba en eso? No era como si él le fuera sexualmente atractivo, era más la intriga y la curiosidad lo que la tenían prendada a sus palabras. – Si es así… ¿Cuál sería su punto de vista entonces? ¿Cree que las cortesanas somos simples putas o trabajadoras como cualquier otra? – Sonrió, quería hacerle sentir lo mismo que él producía en ella, intentaba tomarlo por sorpresa.
Tomó su copa y la levantó, pidió a un mozo que se volviera a llenarla con vino, era apenas la segunda, los años de práctica le hacían tener una resistencia superior. Observó el color contra la tenue luz que aportaba el restaurant, era rojo oscuro, parecido a la sangre. ¿Sería por eso que bebería pese a que no necesitarlo? Tenía entendido que los vampiros no precisaban beber ni comer nada que no fuera lo que se encontraba dentro de sus propias calientes venas. ¿Cómo sería dejar que éste atípico enterrara sus colmillos en aquella latiente fuente entre sus piernas? – ¡Salud! – dijo levantando su bebida y acercándola a la de él – Brindemos por una singular conversación de una singular pareja de desconocidos. -
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Alguna vez había escuchado entre las leyendas hurbanas de vampiros, que algúnos eran dotados con la capacidad de leer o percibir al menos, los pensamientos y sentimientos de los humanos. En momentos como ese, Soren deseaba tener esa facultad. La mujer frente a él, era indudablemente una de las mortales más hermosas y sensuales que había visto desde que había llegado a Paris, por ende muchos hombres debían desearla tal y como había dicho.
¿Pero que sentía realmente ella? ¿Cada que un desconocido la pentraba hasta el fondo y le gritaba obsenidades con su aliento hediondo a alcohol y cigarrillo?. ¿Que sentía ella?.
- En mi modesta opinión, Madame Delacroix - Comenzó desviando su mirada hacía el intenso rojo del vino - La profesión es importante, no por la cantidad de dinero que recauda ni por el estatus que otorga, Cortesanas, Realeza y vendedores de frutas ¿Cual es la diferencia? Todos construyen la sociedad que vivimos, sin Realeza, no tendríamos gobierno y nación, sin vendedores de frutas, esa realeza moriría de hambre y sin putas... muchos hombres morirían de soledad -
Alzó la copa un tanto torpemente, no solía brindar. Pero la sonrisa de la dama era invitante. Y tenía razón, aquella era una singular conversación y la disfrutaba.
- Salud, por las Cortesanas que saben amar y por los profesores que intentan entenderlo -
¿Pero que sentía realmente ella? ¿Cada que un desconocido la pentraba hasta el fondo y le gritaba obsenidades con su aliento hediondo a alcohol y cigarrillo?. ¿Que sentía ella?.
- En mi modesta opinión, Madame Delacroix - Comenzó desviando su mirada hacía el intenso rojo del vino - La profesión es importante, no por la cantidad de dinero que recauda ni por el estatus que otorga, Cortesanas, Realeza y vendedores de frutas ¿Cual es la diferencia? Todos construyen la sociedad que vivimos, sin Realeza, no tendríamos gobierno y nación, sin vendedores de frutas, esa realeza moriría de hambre y sin putas... muchos hombres morirían de soledad -
Alzó la copa un tanto torpemente, no solía brindar. Pero la sonrisa de la dama era invitante. Y tenía razón, aquella era una singular conversación y la disfrutaba.
- Salud, por las Cortesanas que saben amar y por los profesores que intentan entenderlo -
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Bebió la mitad de su copa mientras lo escuchaba, era hipnotizante. Había logrado tener conversaciones que lograron llamarle la atención con algunos clientes, pero nunca tan estimulantes como lo que tenía ahora. Quizás era el vino o quizás la emoción de saber que si existía gente con la que podría compartir temas interesantes, pero sintió que la temperatura en el local aumentaba y que el aire se hacía mas pesado. Se quitó el pañuelo que siempre llevaba en el cuello, la piel pálida que estaba abajo agradecía ese cambio de temperatura, suspiró aliviada, ahora quizás lograría concentrarse.
Levantó la copa asintiendo a la respuesta de su brindis, bebió la otra mitad de la copa y movió su cuerpo para estar cerca de él. – Me tiene cautivada Soren, cada una de sus palabras tocan una fibra distinta en mi… - sonrió acariciando su mejilla, se sentía un poco más en confianza, aunque tenía claro que cualquier movimiento podría ser interpretado de forma distinta ahora que él sabía lo que ella era. – De sus labios suena como si todos fueramos pequeños bloques que construyen lo que es la sociedad entera, incluso nosotras, que nos dedicamos a entregar placeres carnales, parecemos ocupar un puesto privilegiado. –
¿Cómo alguien podría no entender el amor? ¿Acaso nunca tuvo una madre que lo quisiera desinteresadamente, hermanos, amigos? Era increíble lo mucho que parecía esconder este hombre de ella, sería así con todos o sólo era una fachada para evitar decirle que no le parecía atractiva en ninguna forma. - ¿Me dejarías ayudar a que entiendas el amor? – Se arrepintió de aquellas palabras apenas salieron de su boca, de seguro él pensaría que se estaba ofreciendo – Digo, a que profundice su investigación – eso tampoco sonaba bien, su cara se enrojeció al máximo – Lo que quiero decir es que yo puedo mostrarle el camino para que descubra los tipos de amor, si está dispuesto a soportar a esta cortesana ignorante claro...-
Levantó la copa asintiendo a la respuesta de su brindis, bebió la otra mitad de la copa y movió su cuerpo para estar cerca de él. – Me tiene cautivada Soren, cada una de sus palabras tocan una fibra distinta en mi… - sonrió acariciando su mejilla, se sentía un poco más en confianza, aunque tenía claro que cualquier movimiento podría ser interpretado de forma distinta ahora que él sabía lo que ella era. – De sus labios suena como si todos fueramos pequeños bloques que construyen lo que es la sociedad entera, incluso nosotras, que nos dedicamos a entregar placeres carnales, parecemos ocupar un puesto privilegiado. –
¿Cómo alguien podría no entender el amor? ¿Acaso nunca tuvo una madre que lo quisiera desinteresadamente, hermanos, amigos? Era increíble lo mucho que parecía esconder este hombre de ella, sería así con todos o sólo era una fachada para evitar decirle que no le parecía atractiva en ninguna forma. - ¿Me dejarías ayudar a que entiendas el amor? – Se arrepintió de aquellas palabras apenas salieron de su boca, de seguro él pensaría que se estaba ofreciendo – Digo, a que profundice su investigación – eso tampoco sonaba bien, su cara se enrojeció al máximo – Lo que quiero decir es que yo puedo mostrarle el camino para que descubra los tipos de amor, si está dispuesto a soportar a esta cortesana ignorante claro...-
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
Pocas veces en su vida inmortal, en todos sus 300 años de antiguedad, se había encontrado en una situación como esa, simplemente sentado con una extraña, hablando del amor. Bueno, en realidad no era para sorprenderse, él no era concido por sus dotes sociales, de hecho aunque tuviera un trabajo que requería 'socializar' no era presisamente del tipo que iba por ahí hablándole a desconocidos.
¿Pero que más podía hacer en todo caso? Ya estaba ahí, sentado, no podía levantarse y huír, porque Soren era todo menos un arrogante o un mal educado. Escuchó las palabras de la mujer se alegró de que realmente le escuchara, la gente suele aburrirse cuando hablaba con él por un tiempo, quizás por la complejidad con la que a veces se expresaba o quizás simplemente porque decía cosas sin sentido.
Entonces vino la pregunta que lo desconcertó. Al comienzo no la vio con mala intención, pero entonces ella se vio forzada aclararlo y Soren ladeó la cabeza mirándola de medio lado intrigado.
- Me parece excelente Madame Delacroix - Comentó casi al instante, con una ingenuidad propia de un niño de 5 años - Le agradesco mucho su interés, he de confesar que nunca he ingresado a un burdel... así que sería interesante poder acompañarla en su trabajo y así poder aprender más de la experiencia -
¿Pero que más podía hacer en todo caso? Ya estaba ahí, sentado, no podía levantarse y huír, porque Soren era todo menos un arrogante o un mal educado. Escuchó las palabras de la mujer se alegró de que realmente le escuchara, la gente suele aburrirse cuando hablaba con él por un tiempo, quizás por la complejidad con la que a veces se expresaba o quizás simplemente porque decía cosas sin sentido.
Entonces vino la pregunta que lo desconcertó. Al comienzo no la vio con mala intención, pero entonces ella se vio forzada aclararlo y Soren ladeó la cabeza mirándola de medio lado intrigado.
- Me parece excelente Madame Delacroix - Comentó casi al instante, con una ingenuidad propia de un niño de 5 años - Le agradesco mucho su interés, he de confesar que nunca he ingresado a un burdel... así que sería interesante poder acompañarla en su trabajo y así poder aprender más de la experiencia -
Última edición por Soren Kaarkarogf el Vie Jun 25, 2010 3:49 am, editado 1 vez
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Re: Una copa de vino y algo de Charles Baudelaire... [Claire]
La sonrisa inundaba su rostro y hasta sintió como se le inflaba el pecho. Él si quería hablar con ella, compartir conocimientos, podrían hablar horas, como dos personas que sabían de un tema. Cuando había comenzado a leer sólo lo era una forma de demostrar que no era como el resto de las mujeres que trabajaban con ella. Quería ser la mejor, en todo, incluso destacar en su educación. Mientras las otras se compraban joyas con el dinero que recibían en su pago, ella buscaba otras cosas, quería siempre más, cómo cuando buscó y buscó hasta que logró dar con un pedazo de seda roja, igual en color al rubí que colgaba de su cuello. Cada noche antes de dormir lo usaba para atar su cabello. Eso, para ella eran lujos. Poder conversar en un restaurant con alguien instruido también.
No sabía si reir o llorar. Que estúpida eres Claire, ¿acaso pensabas que todo continuaría tan bien para ti? Eres una ilusa, bastante ingenua para una puta a decir verdad. Cambió la sonrisa amable por una máscara de falsedad, la que solía tener en el burdel, el mismo lugar que él decía no conocer. No era fácil descubrir que edad tendría el sujeto… ¿20, 200, 2000 años? Un recién convertido no era o no sería capaz de controlarse en público y menos con ella exhibiendo su cuello de esa forma. Acostumbraba a mostrarse, utilizar poca ropa, pero cuando salía a un lugar público intentaba no llamar la atención, aunque eso le costase.
Pensó en salir arrancando, tirarle los libros por la cabeza, tomar el frasco de tinta y vaciárselo encima, pero no, era mejor seguirle el juego. – Temo decirle Soren que de la única forma que podría ingresar conmigo al burdel y que continuemos juntos esta investigación, sería si usted fuera mi cliente… ¿está dispuesto? – Se sentía dulce, satisfactoria, no era venganza, pero si algo parecido a eso lo que saboreaba. Esperaba con ansias esa respuesta. ¿Seguiría fingiendo o ella tendría que esconder la cara cuando comprobara lo equivocada que estaba?
No sabía si reir o llorar. Que estúpida eres Claire, ¿acaso pensabas que todo continuaría tan bien para ti? Eres una ilusa, bastante ingenua para una puta a decir verdad. Cambió la sonrisa amable por una máscara de falsedad, la que solía tener en el burdel, el mismo lugar que él decía no conocer. No era fácil descubrir que edad tendría el sujeto… ¿20, 200, 2000 años? Un recién convertido no era o no sería capaz de controlarse en público y menos con ella exhibiendo su cuello de esa forma. Acostumbraba a mostrarse, utilizar poca ropa, pero cuando salía a un lugar público intentaba no llamar la atención, aunque eso le costase.
Pensó en salir arrancando, tirarle los libros por la cabeza, tomar el frasco de tinta y vaciárselo encima, pero no, era mejor seguirle el juego. – Temo decirle Soren que de la única forma que podría ingresar conmigo al burdel y que continuemos juntos esta investigación, sería si usted fuera mi cliente… ¿está dispuesto? – Se sentía dulce, satisfactoria, no era venganza, pero si algo parecido a eso lo que saboreaba. Esperaba con ansias esa respuesta. ¿Seguiría fingiendo o ella tendría que esconder la cara cuando comprobara lo equivocada que estaba?
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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